El autodiagnóstico y la automedicación no solo suelen ser prácticas muy malas, pueden ser inclusive mortales cuando algún padecimiento que está empeorando se deja desatendido sin acudir al médico para obtener un buen diagnóstico, sobre todo tratándose de padecimientos gastrointestinales. Un tumor canceroso que vaya creciendo en el estómago o en el cólon no se curará con ningún tipo de hierbas como las que se conocen en la actualidad, y eventualmente el enfermo podrá terminar muerto.
Sin embargo, hay cierto tipo de situaciones en las cuales, al no diagnosticarse tumor maligno alguno, el enfermo aunque no empeora con el transcurso de los meses ciertamente no mejora, posiblemente después de haber ido a visitar varios médicos que no lo han podido ayudar con sus padecimientos gastrointestinales dando por hecho que la condición del paciente corresponde a la de un mal crónico posiblemente ocasionado por los malos hábitos del paciente o por su debilidad natural ante las dolencias que otros pacientes pueden tolerar mejor. Es en este tipo de situaciones en las cuales pueden resultar de utilidad los consejos que se darán aquí.
Supondremos que las dolencias estomacales que puedan deberse a otro tipo de padecimientos ya han sido tratadas médicamente de alguna manera y pese a ello los cólicos, las agruras, y/o la producción abundante persiste. En otros tiempos, se creía que las úlceras gástricas eran algo propio en gente de mal temperamento, ese tipo de personas que se están quejando todo el tiempo de todo y contra todo y que se la pasan haciendo corajes, y la única ayuda médica que se les daba quedaba reducida a paliativos y calmantes. Y si bien es cierto que los enojos continuos pueden agravar una úlcera, en realidad no son la causa. En 1981 un par de brillantes investigadores australianos, el patólogo Robin Warren y el médico Barry Marshall, desafiando las creencias médicas generalizadas de su tiempo y enfrentando una enorme resistencia de parte de la comunidad científica, demostraron que las úlceras gástricas son causadas por una bacteria, la Helicobacter pylori, y no solo lo demostraron sino que concibieron un tratamiento agresivo a base de antibióticos que puede curar a una persona de su úlcera gástrica de una vez por todas y para siempre, aunque haya padecido esa aflicción por décadas. Supondremos que la posibilidad de que esos síntomas puedan ser debidos a una úlcera gástrica ha sido descartada tras un tratamiento adecuado bajo la supervisión de un médico competente.
Supondremos también que los molestos síntomas persisten pese a que el afectado ha eliminado por completo de su dieta las bebidas gaseosas reduciendo o quizás eliminando por completo el consumo de alimentos que fomentan la producción de gases (como los frijoles, la lechuga y el repollo, aunque en el caso de los frijoles ya se pueden obtener en algunas partes suplementos alimenticios con enzimas digestivas como Beano). Supondremos además que la reducción o eliminación de alimentos picantes conteniendo chiles no ha ayudado en mucho. Dicho lo anterior, procederemos a detallar lo que se puede hacer para tratar de obtener alivio o cura que no se ha podido obtener por otros medios habiendo sido agotados los recursos de la medicina alópata.
El plan que se detallará para tratar de recuperar la salud en quien antes la tenía y que ha estado padeciendo por varios años enfermedades gastrointestinales sin haber encontrado consuelo médico alguno consta de varios puntos que se recomienda ir siguiendo al pie de la letra. Es posible que haya quienes experimentarán una mejoría que no han podido encontrar en mucho tiempo.
Estos son pues los puntos principales del plan de sanación para irlos recorriendo de uno en uno:
1) Una buena cantidad de males gastrointestinales se deben a parásitos que pueden vivir en el tracto gastrointestinal por décadas sin que el cuerpo por sí solo tenga mecanismos para poder deshacerse de ellos. Cuando las afecciones que se tengan están siendo agravadas por estos parásitos, mientras no se haya hecho algo para deshacerse de ellos el enfermo puede llevarlos consigo por el resto de su vida sin que el cuerpo haya podido hacer nada para poder liberarse por si solo de ellos.
A nivel intestinal existen generalmente dos tipos de parásitos: los parásitos tipo lombrices (helmintos, que en ocasiones pueden verse a simple vista) y los parásitos tipo amiba que sólo pueden ser detectados con pruebas de laboratorio y los cuales a largo plazo pueden degenerar en una condición médica sumamente seria.
Ambos tipos de parásitos pueden presentarse solos o combinados. En México y en otros países latinoamericanos, las parasitosis más frecuentes son las de tipo mixto, donde se encuentran lado a lado tanto amibas como lombrices, y a pesar de que tanto las amibas como las lombrices son parásitos, no son iguales y los medicamentos que se utilizan para eliminar a un tipo no afectan al otro, por ello se requiere de dos productos distintos o de un producto completo que incluya dos medicamentos específicos para atacar a ambos.
Aunque tanto la amiba como las lombrices pueden presentarse sin molestias importantes, en otras ocasiones pueden presentarse con síntomas tales como la falta de apetito, comezón anal, diarreas continuas, gases en abundancia, pujo, sensación de no completar el vaciamiento intestinal y hasta síntomas más severos como sangrado intestinal. Además de estos síntomas, puede aparecer otro síntoma que el afectado posiblemente no había experimentado antes en toda su vida: dolor abdominal en la parte más baja del vientre.
Increíblemente, el tratamiento para eliminar del cuerpo ambos tipos de parásitos no es una cosa que se lleve semanas o meses, es cuestión de unos cuantos días y es totalmente inocuo. Los medicamentos requeridos no son medicamentos que requieran de alguna receta expedida por un doctor como ocurre en el caso de antibióticos como la tetraciclina, son medicamentos que se pueden comprar en cualquier farmacia, y además de que no provocan reacciones alérgicas en la gran mayoría de las personas, suelen ser de muy bajo costo al alcance prácticamente de cualquiera. Para los beneficios que pueden obtener y considerando los pocos riesgos involucrados así como el bajo costo, la desparasitación total es algo que se recomienda llevar a cabo por lo menos cada seis meses.
En México hay varios medicamentos para liberar al tracto gastrointestinal de parásitos. Uno de ellos es Loxcell, el cual en realidad consta de dos pastillas que se deben tomar juntas.Una de ellas es albendazol, la otra es quinfamida. La primera es para deshacerse de las lombrices, la segunda es para deshacerse de las amibas. De este modo, en una sola toma (tomando las dos pastillas), se ataca de raíz algo que es más común de lo que muchos suponen.
2) Habiendo dejado pasar aproximadamente una semana después de haberse llevado a cabo el primer paso que consiste en el desparasitado total del tracto gastrointestinal, el segundo paso consiste en atender lo que puede ser un problema adicional de colitis nerviosa, una colitis que pudo haber sido exacerbada con la presencia en el organismo de lombrices y amibas (en cuyo caso el paso anterior posiblemente producirá una mejoría que el paciente sentirá en cuestión de unos cuantos días).
Todavía hasta en tiempos recientes, la colitis caracterizada también por diarreas frecuentes y aparentemente incurables, producción excesiva de gases dentro del estómago y los intestinos y/o punzadas ligeras de dolor en partes localizadas del intestino, era considerada un mal crónico con el que se tenía que resignarse a vivir o a paliarlo con medicamentos caros; y esto siempre y cuando los médicos consultados puedan diagnosticar correctamente los síntomas como algo propio de una colitis.
Afortunadamente, y esto es cosa de tiempos recientes, se descubrió que una combinación de extractos de hojas de guayaba y de sábila tomados en forma de cápsulas o pastillas junto con la comida suelen producir un alivio enorme en los síntomas de la colitis, síntomas que posiblemente se han estado padeciendo por décadas, a grado tal que algunos enfermos consideran el alivio casi como una cosa milagrosa.
La combinación de hojas de guayaba y de sábila es algo que tiene que ser procesado especialmente, y no se recomienda hacer reemplazos caseros que no resultarán en alivio alguno. Es necesario comprar los medicamentos específicamente elaborados para el tratamiento de la colitis.
En México, los dos principales productos del tipo que se ha detallado arriba para el tratamiento de la colitis nerviosa son QG5 y Guaya Cure, siendo el segundo un poco más barato que el primero aunque ambos constan esencialmente de la misma fórmula. Lo importante aquí es no buscar reemplazos genéricos muy baratos pero cuya efectividad es dudosa, y en estos casos es mejor no tratar de ahorrar. Al igual que los medicamentos para liberar al tracto gastrointestinal de lombrices y amibas, los medicamentos para tratar la colitis nerviosa basados en extractos de hojas de guayaba y de sábila no requieren receta médica. Generalmente, hay que tomar una cápsula con cada comida, y esto es importante, si la persona es de las personas que por cuestiones dietéticas no acostumbran cenar y únicamente desayunan en la madrugada y comen al mediodía, entonces estas personas solo requieren tomar dos cápsulas (o pastillas), una con cada comida. No es recomendable tomar la cápsula en ayunas, hay que tomarla junto con la comida porque su efecto es precisamente irse junto con los alimentos ingeridos para ser procesada junto con ellos entrando en acción al llevarse a cabo el proceso digestivo. Y de hecho si la persona está en una dieta en la que coma una sola vez al día, entonces solo deberá tomar una cápsula diaria, junto con la comida.
Muchas personas experimentan una mejoría notable en cuestión de unas cuantas semanas en una colitis nerviosa que posiblemente podrían haber estado padeciendo por décadas al seguir esta segunda fase del tratamientio.
3) Este paso también puede ser importante. Una vez que se tiene la certeza de que los parásitos y las amibas han sido eliminadas del organismo con el primer paso, y que la posibilidad de una colitis nerviosa está siendo controlada con el tipo de medicamentos recomendados en el segundo paso, en este tercer paso la prioridad consiste en tratar de identificar el tipo de alimentos que puedan ocasionar una recaída. Además de personas que ya de por sí padecen de una intolerancia a la lactosa que les impide tomar leche como pueden hacerlo otras personas sanas, también hay ciertas personas que con el paso del tiempo de pronto y sin aviso previo empiezan a experimentar males gastrointestinales en ciertos días. Cualquier persona sana a cualquier edad puede sin darse cuenta desarrollar una alergia hacia cierto alimento, unas personas pueden desarrollar una alergia a la carne de pescado, otras personas pueden desarrollar una alergia hacia todos los derivados de la leche como el queso y la crema, otras personas pueden desarrollar una alergia hacia cierto tipo de frutas o verduras. Las alergias son un fallo de nuestro sistema inmunológico que provoca una reacción de supuesta defensa ante algo que no debería presentar peligro alguno para nosotros (un caso extremo es el de las personas alérgicas a los cacahuates). Para descubrir el tipo de alimento al cual se pudiera haber desarrollado una alergia, todo es tan fácil como tomar nota cuidadosamente de lo que se consumió antes de presentarse los síntomas de una diarrea o de una sensación de malestar en el tracto gastrointestinal, tomando nota de todo lo que se comió ya sea en el platillo principal o en el postre. Eventualmente, el enfermo puede descubrir por sí solo, sin ayuda de médico alguno, que esa deliciosa nieve de fresa que estaba acostumbrado a paladear desde chico es la que le está provocando reacciones severas horas después de haber consumido los alimentos. En el caso de las personas que han desarrollado una intolerancia a la lactosa, es posible obtener en los centros comerciales una leche conocida como leche deslactosada que no es de gran costo pero que sí reduce al mínimo las reacciones alérgicas derivadas de la ingesta de leche.
Una vez descubiertos aquellos alimentos que provocan reacciones alérgicas desagradables, lo mejor es eliminarlos por completo del menú y evitarlos de por vida, habido el hecho de que las alergias son debidas a una inapropiada respuesta inmunológica del cuerpo, y una vez que se ha desarrollado una respuesta inmunológica inapropiada la condición se vuelve permanente y no hay cura para ello (es algo así como la diabetes, la cual una vez adquirida no se va a curar por el hecho de que el páncreas ha dejado de funcionar como antes, o como el lupus que es otra enfermedad provocada eminentemente por un fallo inmunológico del tipo conocido como fallo autoinmune en virtud de que se trata del sistema inmunológico del cuerpo atacando al mismo cuerpo al que debería de proteger). Insistir en seguir ingiriendo cosas a las cuales somos alérgicos puede preparar el camino para afecciones mucho más serias por las cuales no vale la pena tomar tan grandes riesgos.
De modo que, si el lector ha estado padeciendo afecciones gastrointestinales por un buen tiempo sin que médico alguno le haya proporcionado ningún tipo de cura, vale la pena aplicar los tres pasos dados arriba. Es posible que el programa le pueda ayudar al lector a lidiar con cosas que creía que no tenían remedio y que estaban destinadas a ser crónicas.
Lo anterior se puede encargar por sí solo de muchas dolencias que posiblemente el que las padece se había resignado a tolerar y a vivir con ellas. De cualquier modo, queda aún algo pendiente, y esto tiene que ver con problemas de estreñimiento, para los cuales muchos recurren a la ingesta constante de purgantes que en ocasiones con el paso del tiempo dejan de hacer efecto.
En realidad, y el problema central del estreñimiento que muchos se niegan a aceptar, es la falta de suficiente materia fecal en los intestinos como para que amerite ser desalojada, lo cual a su vez tiene que ver con la alimentación. Aquí la palabra clave es la fibra. Hay alimentos que de por sí tienen muy poca fibra, como la carne de pollo o la carne de res. Una persona puede estar comiendo cinco kilos diarios de carne, y si eso es lo único que come, su organismo en vez de desechar fuera esos kilos de carne consumida los absorbe al interior de su organismo sumando los problemas de obesidad que pueda tener la persona. La fibra no presenta tales problemas porque no es absorbida ni procesada por el tracto gastrointestinal, simplemente es expulsada del organismo sin ser digerida. Y como no es digerida por el organismo, al ir mezclada con otro tipo de alimentos la fibra actúa como una especie de lubricante intestinal, una especie de “aceite” natural, por así decirlo. En relación a esto, además de que el pan integral (o el pan negro) y varias frutas y vegetales contienen un alto contenido de fibra, posiblemente uno de los mejores generadores de “masa” dentro del estómago y los intestinos sea la avena. La avena tiene una propiedad interesante: si se toma cruda (o seca), se “infla” dentro del tracto gastrointestinal, de forma tal que una persona que se tome diariamente una taza de avena seca (o su equivalente hervido o preparado) sentirá una sensación de tener que ir al sanitario para evacuar, si no al siguiente día a más tardar en dos o tres días, y esto sin necesidad de tener que consumir ningún purgante. El comer avena, al inflarse ésta dentro del estómago, hace que se llenen rápidamente los intestinos, y el cuerpo no tardará en pedir la evacuación de toda esa avena que se ha inflado en el interior y la cual no deja espacio para consumir nada más. Es la fibra de la avena, no digerible por el organismo humano, la que actúa como el lubricante que ayuda a la evacuación de los intestinos y a corregir los problemas de estreñimiento en una manera que no lo logran los purgantes que contienen químicos como la fenolftaleína que pueden terminar causando otros efectos más desagradables que el mismo estreñimiento. La avena no actúa en cuestión de unas cuantas horas como lo hacen los purgantes, puede tardar hasta dos o tres días en actuar, pero cuando actúa lo hace de una manera completamente natural y de forma eficaz sin producir diarreas pero en cambio produciendo mucha “masa” para ser expulsada del organismo. La avena tiene además otro beneficio secundario (o quizá primario): se ha demostrado clínicamente que su consumo regular puede disminuír los índices de colesterol en el organismo y ayudar a evitar los males cardiovasculares; la avena es eminentemente el ceral anti-colesterol. Es muy posible que este beneficio adicional se deba a que la misma fibra de la avena, al no ser digerible por el organismo, actúa como impedimento para que los intestinos puedan ingerir cosas que contribuyen al aumento en el colesterol, cosas como las mantecas de origen animal usadas para freír en el sartén las comidas. De modo que, antes de seguir insistiendo en la dependencia de purgantes para paliar el problema de falta de evacuaciones, la persona que padezca de estreñimiento frecuente debería probar primero el aumentar el consumo de alimentos con fibra en su dieta diaria (las tortillas de maíz y los frijoles pueden ser una buena fuente de fibra, siempre y cuando no hayan sido sometidos a un procesamiento industrial que les haya removido la fibra) y reducir el consumo de alimentos abundantes en grasas pero muy pobres en fibra. Aquí resulta instructivo el preguntarse cuál es el ingrediente mágico del Metamucil, un producto comercial usado para combatir problemas de estreñimiento. Y la respuesta, que no debe causar asombro, es fibra. ¡Fibra, fibra, fibra, fibra! Comprendiendo este hecho sencillo se tiene la clave de todo.
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4 comentarios:
Muchas gracias,,, un articulo muy completo , interesante y que profundiza en el tema donde nos da soluciones con explicaciones claras.. excelente articulo.
Felicidades por tan completa recomendación, muy real y concisa!
Excelente articulo, muy completo y explicado a detalle.
Bien
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