A continuación hablaré sobre varias de las señales y varios de los factores que nos pueden hacer suponer que el ocaso de los Estados Unidos de su condición de super-potencia absoluta ha comenzado. Y veremos que no se trata de un solo factor o de una sola causa, son varios factores y varias causas actuando en combinación de modo tal que la eliminación de uno de ellos sólo retardaría pero no detendría el avance del resto.
El peso americano
Nada dura para siempre, y esto lo saben los historiadores profesionales mejor que nadie. No hay mejor ejemplo de ello que los grandes imperios de la antigüedad como Babilonia y más recientemente el otrora poderoso Imperio Romano, ese imperio grandioso y soberbio cuyos habitantes ostentaban como marca de orgullo altivo la frase "yo soy ciudadano romano", ese imperio cuyos habitantes consideraban a los demás reinos como meros satélites cuya única misión en la vida era servir a la grandeza de Roma, la cual se vanagloriaba de los denarios que constituían su "moneda fuerte" con la imagen del Emperador grabada en una de las caras de las monedas. Pero eso no duraría, y así como surgió casi de la nada tras su fundación en las famosas siete colinas, Roma se fue apagando hasta terminar convirtiéndose en una sombra de lo que alguna vez fue. Hoy ante nuestros ojos está teniendo lugar un proceso similar, que parece ya tan inevitable como el proceso con el que fue perdiendo su esplendor el Imperio Romano.
Quizás el signo más potente del declive del poderío norteamericano está presente en la misma base de su economía, el dólar, otrora más cotizado que el mismo oro, como en sus tiempos lo fueron los denarios romanos. Los norteamericanos que han tratado de tomar recientemente sus vacaciones a Europa, sobre todo aquellos que ya lo habían hecho rutinariamente en otros años, se están encontrando con que su moneda, lo que fuera el todopoderoso dólar norteamericano, ya no vale lo mismo que antes, ahora compra mucho menos de lo que podía comprar antes en Europa, a tal grado que se habla ya de algo que en otros tiempos hubiera sido casi impensable: el peso americano (US peso), dándole figurativamente al dólar un poder adquisitivo que se va comparando más y más al poder adquisitivo de los pesos latinoamericanos como el peso de México. No hace mucho, cuando el euro comenzó a circular en Europa, un euro valía menos que un dólar, simple y sencillamente no podía competir en paridad con el dólar americano. Pero hoy un euro vale más que un dólar. A fines del mes de febrero, para poder comprar un euro se requerían 1.50 dólares. Estamos hablando aquí de un cincuenta por ciento, lo cual en términos macroeconómicos es una verdadera calamidad. Es tanto lo que ha caído la moneda norteamericana que, como signo de nuestros tiempos, la "top model" más rica del mundo, la brasileña Giselle Bundchen, rehusa firmar contratos en dólares, e insiste en que todos los pagos que se le hagan por sus servicios se hagan en euros:
http://news.bbc.co.uk/2/hi/business/7078612.stm
lo cual tomando en cuenta lo que ha caído la moneda norteamericana con respecto al euro parece haber sido una movida inteligente.
El declive del dólar de hecho ya había comenzado desde antes de los ataques terroristas a las torres gemelas en Nueva York en el 2001. Lo que hicieron dichos ataques fue agravar la caída, pero esta caída era algo que ya estaba en ciernes. Tras dichos ataques, reaccionando ante la posibilidad de un "crash" financieron en la Bolsa de Valores, el Presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, comenzó a bajar las tasas de interés hasta niveles que en otros tiempos se habrían antojado ridículamente bajos. En términos prácticos, esto significa que una persona que tuviera depositados sus ahorros en un banco norteamericano estaría recibiendo un interés ridículamente bajo por el hecho de tener depositado su dinero en el banco. Un depósito de unos 50 mil dólares terminó dando algo así como cien dólares al mes en intereses, lo cual de cualquier manera podía ser considerado como "comido" por la inflación, traduciéndose en la realidad en cero ganancias por concepto de intereses, una aberración considerando que los bancos tradicionales nacieron bajo el concepto de premiar a los ahorradores por depositar su dinero en los bancos, los cuales a su vez prestaban dicho dinero a diversas empresas e industrias generando de este modo riqueza tanto para dichas empresas e industrias como para los mismos bancos, compartiendo parte de dichas ganancias con los ahorradores cuyos depósitos le permitían a los bancos "mover el dinero" haciéndolo producir. Pero con tasas de interés tan bajas que ni siquiera eran capaces de poder compensar los efectos de la inflación, ahorrar dinero depositándolo en los bancos terminó convirtiéndose en lo que para muchos parecía ser una estupidez. Fue así como muchos norteamericanos, buscando sacarle el mayor provecho a su dinero, y guiándose por la vieja consigna de que las inversiones en bienes raíces son "la mejor inversión", contrataron créditos hipotecarios, los cuales cayeron a niveles extraordinariamente bajos gracias a la tremenda reducción en la tasa preferencial "prime rate" impulsada por Alan Greenspan. Pero seis años después, cuando el sucesor de Alan Greenspan empezó a subir nuevamente las tasas de interés con el fin de invitar las muy deseadas inversiones monetarias del extranjero (nadie quiere invertir su dinero en un país que está retribuyendo la inversión con tasas de interés ridículamente bajas), las tasas de interés en los créditos hipotecarios de interés variable empezaron a subir, convirtiéndose en mensualidades impagables para muchos norteamericanos que creían haber logrado su "sueño americano" de una casa propia, muchos de los cuales terminaron perdiendo sus casas y con ello terminaron perdiendo su inversión. Lo cual a su vez detonó la recesión económica que empezó en Estados Unidos en 2007.
La situación actual que está viviendo la economía norteamericana es una situación que no se daba desde los tiempos de la guerra del Vietnam, una situación conocida como "stagflation" en la cual se tiene al mismo tiempo una inflación acompañada de un estancamiento generalizado en la economía caracterizado por un bajo crecimiento y un aumento en los índices de desempleo, junto con los demás factores que usualmente acompañan a una recesión. (Hasta el momento parecen ser pocos los que han establecido la conexión entre el hecho de que este fenómeno macroeconómico pudiera estar relacionado con la costosa guerra en Irak así como la "estagflación" de los años setenta estuvo relacionada con la entonces costosa guerra de Vietnam.)
Tratando de amortiguar la caída de los Estados Unidos en una recesión económica, el actual jefe de la Reserva Federal Ben Bernanke, sucesor de Alan Greenspan, ha estado repitiendo la misma receta que la de su predecesor, esto es, ir bajando nuevamente las tasas de interés a niveles ridículamente bajos, pese a la inflación que está azotando a la economía norteamericana y pese a que en el pasado para poner un freno a la espiral inflacionaria lo que se hacía era lo contrario, subir las tasas de interés encareciendo con ello el dinero. Lo cual a su vez es una excelente receta para desalentar nuevamente el ahorro interno y para propiciar la fuga de capitales hacia otros lugares y países que estén dispuestos a aprovechar las inversiones con fines productivos y no con fines meramente especulativos. Sobran los escépticos que señalan que las tasas de interés reguladas a través de la "tasa prima" por la Reserva Federal son ya tan bajas que es poco lo que falta para hacerlas cero. ¡Cero por ciento! Una tasa de interés del cero por ciento, prácticamente "regalando" con ello todo el dinero que las máquinas de imprenta del Departamento del Tesoro sean capaces de imprimir diariamente; convirtiendo a la moneda norteamericana en moneda "gratuita" y dándole simbólicamente al dólar norteamericano un valor real de cero, como el valor que tenían los marcos alemanes después de la Primera Guerra Mundial. A esto es a lo que ha llegado el dólar norteamericano.
El declive de la base manufacturera
Un ejemplo excelente del declive de la base manufacturera norteamericana lo proporciona la otrora prominente empresa fabricante de radios, televisiones y equipo de audio y video conocida como la Radio Corporation of America, la RCA Victor, o simplemente la RCA. En sus mejores tiempos, dirigida por el creativo empresario David Sarnoff quien también fundó la empresa National Broadcasting Company (NBC), esta empresa se convirtió en pionera primero en la introducción de los televisores de blanco y negro y posteriormente en los televisores de color, convirtiéndose en una de las más grandes empresas mundiales en la fabricación no sólo de estos aparatos sino inclusive en la fabricación de los equipos especializados manejados en los estudios para la grabación y transmisión de señales de audio y video.
Pero el paso de los años no es en vano. Un buen día, el "General Sarnoff" pasó a mejor vida, y la empresa RCA ya sin su liderazgo se convirtió en una empresa interesada más en sacar las mayores ganancias posibles de la tecnología de la cual era dueña que en desarrollar nuevas tecnologías. En su esfuerzo por obtener las mayores ganancias posibles, empezó a sacar sus plantas manufactureras fuera del país, instalando maquiladoras ensambladoras en México, privando a sus ingenieros innovadores de la cercanía con el medio productivo en el cual se vuelve más fácil desarrollar nuevas ideas y nuevos productos. Movida por un espíritu típicamente capitalista y mercantilista, de ser una empresa impulsada por un afán creativo de innovación tecnológica con miras a largo plazo de obtener provecho económico de sus descubrimientos, pasó a ser una empresa movida por un interés meramente económico de obtener la mayor cantidad posible de ganancias con la menor inversión posible no a largo o a mediano plazo sino en el menor tiempo posible. De ser una empresa en la que sus ingenieros y sus técnicos formaban una casta privilegiada pasó a ser una empresa en la cual sus contadores y sus administradores se convirtieron en su nueva casta privilegiada. Y mientras la RCA estaba inmersa en su afán puramente lucrativo, en Japón se empezaban a desarrollar las tecnologías de punta para la fabricación de videocaseteras de uso doméstico, empezando con el formato Betamax y después con el formato VHS.
Hoy en día, lo que queda de la RCA ya ni siquiera es propiedad de norteamericanos. Ha pasado a formar parte de una poderosa industria francesa, la Thomson, la cual adquirió a la empresa más bien por la posesión de la marca y no tanto por el liderazgo que tuviera en otros tiempos como puntero de la tecnología electrónica, un liderazgo del cual hoy tan sólo queda el recuerdo.
La puntilla a la base manufacturera que tenía la RCA en la Unión Americana ocurrió en marzo de 2004 con el cierre de su planta en Marion, Ohio, culminando con el cierre a lo largo de los años de otras plantas importantes que tenía en Indianapolis y en Bloomington.
El mejor ejemplo del declive norteamericano en la producción de artículos de entretenimiento para el hogar lo tenemos en los nuevos formatos para discos DVD conocidos como HD DVD y Blu Ray, ambos competidores el uno del otro. La gran batalla la ganó el formato Blu Ray. Pero resulta que ninguno de estos dos formatos fue desarrollado por los norteamericanos. El formato HD DVD fue desarrollado por la empresa japonesa Toshiba, y el formato Blu Ray fue desarrollado por la empresa japonesa Sony. Los norteamericanos no contaron para nada en el desarrollo de estas tecnologías, fueron un cero a la izquierda, contrario a lo que sucedía en otros tiempos.
Junto con la RCA, también se fueron a pique otras empresas norteamericanas que fabricaban en gran escala radios y televisiones de todo tipo surtiendo al resto del mundo con cientos de miles de sus aparatos, empresas como la Zenith, la Philco, la Admiral, Magnavox y Sylvania, desplazadas por la competencia japonesa y coreana con empresas líder como Sony, Toshiba y Samsung que fueron capaces de producir artículos de menor costo y de mejor calidad que los que producían sus competidoras norteamericanas, además de estar introduciendo constantemente nueva tecnología en sus productos, tecnología de punta que en otros tiempos eran los ingenieros y técnicos norteamericanos los encargados de introducirla al resto del mundo. Y esto tan sólo en lo que compete a las industrias relacionadas con artículos y aparatos de video y televisión de uso doméstico, a lo cual podríamos agregar la dura competencia que tienen que enfrentar los norteamericanos en otras áreas como la industria automotriz en la cual los japoneses tomaron muy temprano la delantera sobre los norteamericanos introduciendo a la robótica para llevar a cabo labores de ensamblaje anteriormente efectuada por mano de obra barata. Y otras tecnologías con las cuales los norteamericanos vivían de sus "glorias del pasado" han caído en la obsolescencia; como las cámaras fotográficas Polaroid de revelado instantáneo, las cuales en su época revolucionaron la fotografía a colores permitiéndole al consumidor obtener la fotografía a los pocos minutos sin tener que llevar el film a un lugar para el lento proceso de revelado químico del film. En febrero de 2008 la empresa Polaroid anunció el fin de sus operaciones en la fabricación de cartuchos para fotografías de revelado instantáneo, lo cual significó el despido de 450 trabajadores en los Estados Unidos, dejando a la empresa japonesa Fujifilm como el único proveedor, sin competencia alguna, de este típo de película fotográfica. Esto trae a colación otro efecto funesto del declive de estas empresas norteamericanas, la pérdida de empleos. Los pocos empleos que quedaban en la industria manufacturera norteamericana a gran escala están siendo exportados ya no hacia las maquiladoras ensambladoras en México, sino a China, cuya nueva prosperidad tal vez la hará independiente de los vaivenes de la economía norteamericana más pronto de lo que nos imaginamos todos. Y estos no son efectos temporales, son efectos permanentes, a largo plazo, de los cuales no hay recuperación a los tiempos de antaño. En aquellos tiempos de antaño estos trabajos eran trabajos abundantes y bien pagados en los Estados Unidos con planes de retiro y una pensión garantizada a perpetuidad forman parte de un anaquel de recuerdos que tal vez no se volverá a ver.
El fin del monopolio del conocimiento y liderazgo científico
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, habiendo perdido Alemania y el resto de Europa varios de sus mejores científicos y técnicos a los Estados Unidos en lo que solo puede ser clasificado como la mayor fuga de cerebros en la historia mundial, Estados Unidos aumentó la delantera que ya llevaba sobre el resto del mundo en el desarrollo de nuevas tecnologías y conocimientos científicos. Cualquiera que quisiera estar al día en lo mejor de lo mejor relacionado con la ciencia estaba casi obligado a trasladarse a los Estados Unidos para inscribirse en alguna universidad norteamericana de prestigio, recibiendo una educación de clase mundial difícil de obtener en cualquier otra parte.
Pero al ir quedando atrás los efectos de la Segunda Guerra Mundial, tanto Europa como el Japón y otros países enfocaron sus esfuerzos en ir mejorando la calidad de la educación en sus propios países, dándoles a sus científicos e investigadores las oportunidades que sólo podían encontrar en los Estados Unidos. Así nació el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en México. Estos esfuerzos contribuyeron a disminuír la fuga de cerebros hacia los Estados Unidos, lo cual ha ido cerrando poco a poco la brecha abismal que existía. Pero faltaba la presencia de algo que daría a los conocimientos humanos una calidad verdaderamente universal, arrebatándole de tajo a los norteamericanos el virtual monopolio del conocimiento que ejercían ayudados por su enorme poderío económico. Ese algo llegó a principios de la década de los noventas, y se llama Internet. Y de pronto, conocimientos especializados que sólo se podían obtener directamente en algún curso impartido en una universidad norteamericana o en algún libro científico costoso publicado en los Estados Unidos estaban accesibles al instante, al alcance de cualquiera, con tan solo conectarse a una línea telefónica con su computadora casera, computadoras que al mismo tiempo empezaron a bajar dramáticamente de precio aumentando enormemente su potencia. Estos efectos combinados están teniendo un impacto cuyos efectos aún no se han resentido en su totalidad, pero lo relevante es que la enorme delantera cultural que llevaba la Unión Americana sobre el resto del mundo se ha ido desintegrado conforme la red de redes continúa conectando los más diversos puntos del planeta.
Cuando en otros tiempos la agencia espacial norteamericana, la NASA, sólo tenía que competir desde su base en Florida con el programa espacial de los soviéticos cuando aún existía la URSS, hoy no sólo tiene que competir contra los rusos quienes mantienen vivo su programa espacial con cohetes poderosos como los Soyuz, sino también contra la agencia espacial europea que tiene su propia base en la Guyana Francesa y su poderosa serie de cohetes Ariane. Esto además de que China ha anunciado al mundo su propio ambicioso programa espacial que incluye ya misiones tripuladas a la luna, algo que los norteamericanos dejaron trunco desde sus tiempos de gloria en los años sesentas. E inclusive la Estación Espacial Internacional es un proyecto que no pudo ser llevado a cabo a solas por los norteamericanos porque aunque en otros tiempos a la Unión Americana le sobraba el dinero para algo como esto, ahora está obligada a "compartir el pastel" con otras naciones, porque es eso o nada. En pocas palabras, la Unión Americana ha dejado de ser indispensable para la exploración espacial.
Otro ejemplo del declive del aplastante liderazgo tecnológico y científico que la Unión Americana tenía sobre otros países está en el terreno de la física subatómica y nuclear. El acelerador de partículas más grande del mundo y más avanzado que existe en la actualidad está no en Estados Unidos sino en Europa (para mayores detalles, en Ginebra, Suiza), operado por CERN bajo el nombre Large Hadron Collider. Allá es a donde están yendo los físicos norteamericanos, en calidad de arrimados, para la conducción de experimentos que seguramente avanzarán a la física nuclear en los años venideros. El científico nuclear que quiera llevar a cabo algún experimento relevante en el terreno de la física nuclear experimental debe estar más interesado en inmigrar a Europa que a los Estados Unidos. Y debo señalar aquí que Internet, en contra de la creencia de muchos, no fue inventado por los norteamericanos. Fue inventado por el inglés Tim Berners-Lee precisamente en CERN, en Europa.
A la pregunta actual que los consumidores de otros países podrían formularle a los Estados Unidos: ¿qué tienes tú que venderme en lo que pueda estar interesado?, la cruda respuesta es que cada vez es menos lo que tienen que ofrecer los industriales norteamericanos que aún quedan en la Unión Americana que pueda competir en precio y calidad con productos equivalentes elaborados en Europa y Asia con mejor calidad y a menor precio.
En la actualidad, las oportunidades para ofertas de empleo para ingenieros interesados en el desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con la radio y la televisión, sobre todo con la televisión digital, así como otras industrias como la industria automotriz, ya no están en los Estados Unidos como en otros tiempos. Se encuentran en Asia y en Europa. Y esos lugares no están interesados en la contratación de ingenieros y técnicos norteamericanos, a los cuales desprecian y de los cuales no quieren saber absolutamente nada. En cierta forma, le están retribuyendo a los técnicos e ingenieros norteamericanos con la misma moneda con la cual ellos les cerraron las puertas migratorias hace varias décadas a sus propios profesionistas.
La deuda de los 10 trillones de dólares
El mes de marzo de 2008 ha sido uno de los peores meses de malas noticias para el norteamericano promedio en lo que respecta a la economía de su país. No sólo su gobierno reconoció oficialmente que el país se encuentra inmerso en una recesión económica, sino que además tuvo que enfrentar en la mayor de las impotencias una serie de golpes como nunca antes los había recibido en el pasado, tales como los siguientes:
1) El precio del barril de petróleo continuó con su alza histórica por encima de los cien dólares el barril.
2) El precio del oro alcanzó un nivel histórico de mil dólares la onza.
3) El dólar continuó cayendo a niveles históricos con respecto al euro.
4) El dólar cayó por debajo de los cien yens por dólar por vez primera desde el mes de noviembre de 1995.
5) La Reserva Federal tuvo que hacer en marzo algo que no había hecho desde los tiempos de la gran depresión económica de 1929: acudir al rescate de un banco norteamericano de inversiones, el banco Bear Stearns, ante la posibilidad de que la quiebra que parecía inminente de tan importante banco pudiera precipitar una crisis de confianza y un colapso generalizado del sistema bancario norteamericano de inversiones, convirtiendo a la recesión económica en una depresión económica de largo plazo. La crisis en la que está sumergido este banco ya le costó directamente al prominente billonario británico Joseph Lewis una pérdida de 800 millones de dólares, lo cual tal vez ha puesto a pensar mucho a otros inversionistas de Inglaterra y del resto del mundo sobre las dudosas conveniencias y ventajas de meter su dinero en un país cuya economía seguía sosteniendo todavía hasta tiempos recientes la ilusión de ser el "paraíso de los inversionistas".
Hay que señalar que en la Unión Americana los aumentos en el precio del petróleo no tuvieron nada que ver con una mayor demanda del producto como suele ocurrir en una economía clásica de acuerdo con las leyes de la oferta y la demanda, ya que al mismo tiempo que estaba subiendo el precio del petróleo la demanda de dicho producto estaba disminuyendo. En esta ocasión, el aumento en el precio del petróleo estaba ligado directamente a la debilidad del dólar norteamericano, perdiendo día con día la fuerza de su poderío con el cual avasallaba en otros tiempos al resto de la economía mundial a grado tal que se decía que cuando a la economía norteamericana le daba un catarro al resto del mundo le daba una pulmonía, algo que ya no ocurre en estos tiempos.
El símbolo más relevante de los enormes problemas que están enfrentando los norteamericanos lo podemos ver en su deuda interna. Podemos consultar un "reloj" que mantiene una cuenta diaria sobre lo que ha ido creciendo la deuda interna norteamericana en el siguiente sitio:
http://brillig.com/debt_clock/
Y de acuerdo con este sitio, la deuda interna norteamericana está llegando casi a los diez trillones de dólares. En este país con 304 millones de habitantes cada norteamericano le debe a su país más de 30 mil dólares. Cada niño que nace en dicho país nace debiendo más de 30 mil dólares cuando aún no ha recibido beneficio alguno por haber nacido en dicho país. En la forma de contar norteamericana, un trillón de dólares equivale a:
1 trillón = 1012 = 1,000,000,000,000
De esos diez trillones de dólares, la invasión norteamericana a Irak le ha costado a los norteamericanos 2 trillones de dólares, una invasión motivada por la supuesta presencia de armas de destrucción masiva en dicho país (WMD, ó Weapons of Mass Destruction), las cuales a fin de cuentas nunca existieron. El economista premio Nobel Joseph Stiglitz señaló que por una fracción de esa cantidad se podría dar Seguridad Social gratuita a todos los norteamericanos por más de 100 años. Y el vicepresidente de la empresa Goldman Sachs International, Robert Hormats, afirmó que tanto la Seguridad Social como el Medicare (organización de atención a la salud del gobierno) podrían tener los fondos necesarios, y con lo que se gasta en un día en la guerra en Irak, se podría pagar la beca de 160 mil estudiantes, o el salario de 14 mil policías.
El endurecimiento de las políticas migratorias
Existe un dicho popular en la Unión Americana que dice: "Los pobres de Europa hicieron ricos a los Estados Unidos", lo cual es cierto. Desde que desembarcaron los primeros colonizadores que llegaron al nuevo mundo en el Mayflower en lo que hoy se conoce como Plymouth Rock, ávidos de trabajar duro para ellos y sus familias, la constante migración europea llevó al nuevo continente la fuerza humana de la cual habrían de provenir líderes como George Washington, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson y Adam Smith e industriales como Andrew Carnegie. Esos eran los tiempos en los que los inmigrantes ansiosos de trabajar y comenzar una nueva vida eran bienvenidos en la Unión Americana, eran los tiempos en los que no existían límites ni restricciones a la gran migración foránea. La inmigración europea continuó a grandes pasos enriqueciendo a la fuerza laboral norteamericana, hasta que en 1952 el gobierno norteamericano con el Acta de Inmigración y Nacionalidad McCarran-Walter comenzó a oficializar varias políticas migratorias exclusivistas, empezando por la imposición de un sistema de "cuotas" bajo el cual a cada país sólo se le permitía "exportar" hacia los Estados Unidos una cierta cantidad de gente, como si fuesen cabezas de ganado. Inclusive a México, país con el que en otros tiempos en muestra de buena vecindad no mantenía cuota alguna, terminó imponiéndole "cuotas" equiparándolo con cualquier distante nación asiática o africana al otro lado del mundo. Con el paso de los años, estas políticas migratorias se fueron endureciendo cada día más y más, a grado tal que si se hubiesen aplicado desde los días en que los primeros colonizadores llegaron a Norteamérica es posible que muchos de ellos habrían sido regresados al no poder cumplir con los requisitos para inmigrar; inclusive es posible que los ancestros de los legisladores que fueron endureciendo las políticas migratorias tampoco habrían podido inmigrar en la Unión Americana.
Al establecimiento de un rígido sistema de "cuotas", tratando a los aspirantes a inmigrar como simples números equiparables a los que se utilizan para exportar cabezas de ganado, eventualmente siguió el establecimiento de un sistema de categorías de "preferencias" bajo el cual el más apto, el más hábil, el más inteligente, ya no era necesariamente el que tenía mayores posibilidades de ser aceptado bajo el sistema de cuotas. La primera categoría de preferencias le fue dada a los hijos de ciudadanos norteamericanos. La segunda categoría de preferencias le fue dada a los familiares inmediatos de ciudadanos norteamericanos. La tercera categoría de preferencias le fue dada a los cónyuges de ciudadanos norteamericanos, lo cual originó el fenómeno de "matrimonios por conveniencia" en los cuales el objetivo del matrimonio no era establecer una familia sino inmigrar a la Unión Americana. Los que se beneficiaban de estas categorías prioritarias y los cuales acaparaban casi todos los lugares disponibles no tenían que cumplir con otros requisitos más que estos, podían ser unos hotentotes perezosos e incultos, pero si eran hijos de ciudadanos norteamericanos o estaban casados con ciudadanos norteamericanos entonces con ese solo hecho eran puestos recibían preferencia por encima del Arquitecto o del Doctor en Ingeniería Química que intentase ingresar a los Estados Unidos. Y de hecho, los profesionistas calificados quedaron en el sexto lugar de preferencias, aceptables para inmigrar siempre y cuando hubiese lugares disponibles después de que los hijos y esposos de ciudadanos norteamericanos hubiesen consumido los pocos lugares disponibles al año para cada país bajo el sistema de cuotas.
Fue así como Estados Unidos, país que creció y fortaleció su prosperidad gracias a la inmigración sin cadenas, se comenzó a privar de la misma fuerza de trabajo talentosa y valiosa que posiblemente habría tenido tanto que contribuír a dicho país como los primeros inmigrantes que llegaron de Europa. La política de "puertas abiertas" bajo la cual pudieron huír hacia los Estados Unidos escapando de las grandes guerras científicos como Albert Einstein, John von Neumann, Edward Teller, Leo Szilard, Wernher von Braun y muchos otros como ellos llegó a su fin, y bien se ha dicho que en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial el mismo Albert Einstein no habría podido inmigrar a la Unión Americana por no ser hijo de un ciudadano norteamericano ni estar casado con una ciudadana norteamericana. De este modo, el mérito dejó de ser un factor para alentar la inmigración, revirtiendo la misma veta de oro que había convertido a los Estados Unidos en el país más rico del mundo. De este modo, gente valiosa que habría tenido mucho que contribuír fue prácticamente obligada a quedarse en sus países de origen, desarrollando sus ideas en sus países de origen y haciendo más ricos a sus países de origen, creándole con el tiempo a los Estados Unidos una fuerte y terrible competencia que hoy están enfrentando y que de otro modo no habrían tenido.
Si a los profesionistas altamente calificados prácticamente les fueron cerradas las puertas al caer muy por debajo de otros cuyos méritos no eran personales sino familiares, a los trabajadores agrícolas temporales no les fue mejor. Guiado por una política de ceguera absoluta, el gobierno norteamericano a través de su Departamento de Trabajo (Department of Labor) estableció una política bajo la cual no se le permitiría el ingreso a ningún trabajador mientras hubiese algún norteamericano desempleado, cualquiera que quisiese ingresar a los Estados Unidos tenía que obtener una constancia del Departamento de Trabajo en la cual se señalase que dicha persona podía hacer algo que nadie más en la Unión Americana podía hacer, un documento que en realidad no tenía otra intención más que ser una nueva traba burocrática para desalentar la inmigración así fuese temporal. La política de que "en Estados Unidos hay toda la gente que se necesita para hacer cualquier trabajo, no necesitamos de nadie más" dió fin al programa "bracero" con el cual los dueños de las multimillonarias granjas y hortalizas en la Unión Americana empezaron a enfrentar sus primeros problemas. En el pasado, esto no les afectó tanto a los agricultores norteamericanos, ya que la inmigración continuó sin el programa "bracero", la única diferencia es que se convirtió en inmigración indocumentada, ilegal. Sin embargo, esto habría de cambiar en el nuevo milenio tras los ataques terroristas el 11 de septiembre del 2001 a las torres gemelas en Nueva York, los cuales desataron una xenofobia y un sentimiento proteccionista y aislacionista como nunca antes se había visto en la Unión Americana, lo cual llevó al gobierno norteamericano a "cerrar" su franja fronteriza con México construyendo murallas, invirtiendo amplios recursos en tecnología para impedir el paso de cualquier indocumentado, y aumentando en forma considerable la cantidad de agentes destacamentados para impedir el paso de inmigrantes indocumentados. El efecto negativo, pernicioso, de todo esto, aunado a la tozuda necedad de reconocer que los trabajadores agrícolas temporales provenientes de México era una fuerza creadora de riqueza en la Unión Americana, es que la amplia oferta que antes había de trabajadores indocumentados provenientes de México dispuestos a hacer "trabajos duros" comenzó a ir a pique, y uno de los primeros efectos ha sido la cantidad creciente de hortalizas pudriéndose en los campos al no haber gente en Estados Unidos disponible para levantar las cosechas de aguacates, sandías, melones, aguacates, lechugas, ajos, jitomates, en fin, prácticamente todo lo que el consumidor norteamericano ha estado acostumbrado a comer en abundancia y a bajo costo. Se espera que el efecto nocivo de todo esto vaya creciendo principalmente en el estado de California, el principal productor de la "canasta de mandado" para el resto del país. Y al mismo tiempo que las cosechas empezaron a pudrirse en los campos, los precios de las hortalizas y las legumbres empezaron a subir paulatinamente en los supermercados, contribuyendo al deterioro en la calidad de vida de los norteamericanos.
La actual recesión económica norteamericana está dando oportunidad para desbarrancar otro mito sin fundamentos, el mito de que la inmigración indocumentada le está costando empleos a los norteamericanos, ya que al mismo tiempo que la frontera con México está siendo prácticamente sellada a la migración indocumentada los índices de desempleo en los Estados Unidos han ido en aumento, lo cual hace suponer que aunque la migración indocumentada sea eliminada por completo ello no incidirá favorablemente en los índices de desempleo en la Unión Americana, y antes bien posiblemente agrave el desempleo considerando que los migrantes indocumentados habían sido una fuente de generación de riqueza y prosperidad para la Unión Americana de acuerdo con varios estudios:
http://judiciary.house.gov/OversightTestimony.aspx?ID=688
Independientemente del endurecimiento de las políticas migratorias, la inmigración europea hacia el continente americano posiblemente esté llegando a su fin motivada no sólo por la caída en el poder adquisitivo de la moneda norteamericana, hoy el "peso americano", sino por otros factores, principalmente el hecho de que Europa hoy es un continente próspero sin las guerras terribles que en el pasado hacían intolerable para muchos el vivir en Europa, prácticamente obligándolos a buscar asilo en los Estados Unidos. Hay una anécdota de un famoso investigador europeo en la rama de la industria farmacéutica al cual una empresa norteamericana le ofreció el doble del sueldo que percibía en Suiza a cambio de que se fuera a trabajar a los Estados Unidos, pagándole todos los costos de su traslado e instalación en los Estados Unidos, a lo cual ante la incredulidad de los empleadores norteamericanos que le ofrecían el empleo el científico se negó rotundamente, diciendo algo como lo siguiente: "Si fuese a vivir 100 años más, posiblemente consideraría la oferta de ustedes, pero no voy a vivir 100 años más. Aquí en suiza tengo un empleo muy bien pagado, vivo en un lujoso chalet, y lo más importante, aquí tengo a todos mis familiares y mis amigos de toda una vida. ¿Por qué razón habría de separarme de mis familiares y amigos de toda una vida para moverme a un país en el que no conozco a nadie, en donde no tengo ni amigos ni familiares, siendo que aquí mismo en Suiza lo tengo todo, además de un excelente nivel de vida?" La única forma en la cual este científico al igual que muchos otros abandonarían Europa sería si en el viejo continente se desatara la Tercera Guerra Mundial, algo que no se antoja posible ni a corto ni a mediano ni a largo plazo, sobre todo habiendo aprendido bien los europeos de sus malas experiencias obtenidas de las dos grandes guerras ocurridas en dicho continente en el siglo XX.
El endurecimiento en las políticas migratorias ha sido de tal extensión que hasta los turistas a la Unión Americana han sido afectados, en detrimento de la misma economía norteamericana. Una importante organización, la Travel Industry Association, estima que el impacto sobre la economía norteamericana por el turismo perdido tras los ataques del 11 de septiembre del 2001 a causa de los endurecimientos burocráticos para la obtención ya no de visas de inmigrantes sino de simples visas de turistas, le ha costado al país noventa billones de dólares y 15 billones de dólares perdidos en impuestos locales, estatales y federales:
http://www.reuters.com/article/governmentFilingsNews/idUSN3130799320070201
Y una publicación en Inglaterra puesta en el periódico inglés The Sunday Times señala que a causa de los engorrosos trámites burocráticos el viajar a la Unión Americana se ha convertido en una pesadilla, una pesadilla que las autoridades migratorias norteamericanas están planeando endurecer aún más con cosas tales como el escaneo de todas las 10 huellas digitales de las manos equiparando con ello a todos los antes bienvenidos turistas extranjeros con criminales puestos en las listas de los más buscados por el FBI, haciendo el Sunday Times un llamado a los ingleses para que no vayan a los Estados Unidos a tomar sus vacaciones y que mejor busquen otras alternativas para disfrutar de sus vacaciones en otros países más abiertos al turismo y al contacto con el resto del mundo que un cada vez más aislacionista (y más xenofóbico) Estados Unidos:
http://travel.timesonline.co.uk/tol/life_and_style/travel/article3209119.ece
Y quizá lo más doloroso para la economía norteamericana en estos tiempos de crisis es que las divisas perdidas por concepto del turismo perdido en buena parte son euros, la moneda "fuerte" de Europa, precisamente una de las fuentes de ingresos que más podrían estar ayudando a apuntalar la cada vez más debilitada economía estadounidense.
No todos los norteamericanos están de acuerdo con una política migratoria de "puertas cerradas". Empezando por el Jefe de la Reserva Federal Alan Greenspan quien en su momento habló favorablemente acerca de las enormes contribuciones positivas que los inmigrantes indocumentados están haciendo en favor de la economía norteamericana, hasta el mismo Presidente George W. Bush, el cual en el 2007 hizo lo mejor que pudo para tratar de que se llegase a un acuerdo en el Congreso para una reforma migratoria que al menos permitiese la contratación de trabajadores agrícolas temporales (siguiendo el ejemplo de Canadá, país que tiene acuerdos anuales con México para la procuración de mano de obra para el campo). Pero los legisladores norteamericanos, los mismos que dicen estar velando noche y día por los intereses del pueblo norteamericano, se encargaron de hundir el proyecto de reforma migratoria. Y mientras llega el día en el que decidan ponerse de acuerdo para una reforma migratoria, la cantidad de cosechas que se pudren en el campo por falta de mano de obra para levantarlas continúa en aumento.
Los vientos cambiantes de la historia
Si hay algo que nos debe quedar muy claro es que el declive de la economía norteamericana no significa que dicho país terminará convertido en un país que se asemeje en algo a los países africanos que se debaten en una ancestral miseria. Estados Unidos es y seguirá siendo un país con muchos recursos naturales y con uno de los mayores mercados de consumo en el continente americano. Y sigue siendo la primera potencia militar del planeta, aunque en tiempos de paz esta predominancia se antoja de valor dudoso. Ciertamente, no veremos nada equiparable a la famosa caída del Imperio Romano (se me viene a la mente el famoso libro de Edward Gibbon, "La declinación y caída del Imperio Romano" publicado en 1776, precisamente el mismo año en el que Estados Unidos logró su independencia como nación). Aunque el Imperio Romano terminó colapsándose, Italia existe hoy en día. Naturalmente, el Imperio Romano ya no volverá jamás, por mucho que existan todavía algunos italianos que quisieran ver a su país convertido nuevamente en el centro del mundo. Esos tiempos de gloria ya pasaron para no volver jamás. Y el turno parece estarle llegando a los Estados Unidos, aunque en este caso el declive parece estar ocurriendo con mucha mayor rapidez que lo que ocurría con otros imperios en el pasado considerando que Estados Unidos nació como nación independiente apenas en 1776. La amplia posición de predominancia económica avasalladora que Estados Unidos tenía sobre el resto del mundo es algo que posiblemente no volverá a suceder, porque los vientos de la historia no están soplando ya a su favor. Además de los yerros legislativos cometidos por su propio gobierno, se han citado arriba otros factores fuera del control de los norteamericanos que indican que la diferencia entre los niveles de vida de los norteamericanos y el resto del mundo no volverán a ser tan abismales como en el pasado. A medida que la calidad del nivel de vida en Estados Unidos va cayendo en un lento pero constante deterioro, la calidad del nivel de vida va subiendo poco a poco en otros países como Rusia, India, Corea, y sobre todo China, país que se está convirtiendo en una superpotencia mundial y que será sede mundial de las Olimpiadas que se celebrarán este mes de agosto de 2008, en donde este país tendrá una oportunidad para demostrarle al mundo y sobre todo a los norteamericanos lo mucho que ha progresado en contraste al estancamiento que viene arrastrando la economía norteamericana.
Aunque muchos norteamericanos esperan que la actual recesión económica eventualmente concluirá algún día, habiendo estado caracterizado Estados Unidos en su pasado por ciclos alternados de recesión y prosperidad, existe la bien fundada creencia de que en esta ocasión cualquier recuperación económica que se pueda dar ya no será como las recuperaciones económicas del pasado. Varios factores para que ocurra una recuperación como las de antaño, factores como los que he mencionado previamente, han dejado de serlo.
De cualquier modo, a ningún mexicano pensando aún en la injusta guerra de 1846 con la cual la Unión Americana le arrebató a México más de la mitad de su territorio le debe dar placer revanchista la posibilidad de que el otrora arrogante y soberbio Estados Unidos se mantenga en un proceso continuo de declive, porque si la Unión Americana continúa deteriorándose lo más probable es que, aunque en esta ocasión ya no arrastrará al resto del mundo consigo, sí estará arrastrando de una manera u otra en su caída a sus vecinos inmediatos. Y sus vecinos inmediatos son Canadá y México. Esto es algo que nunca debemos olvidar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario