Las noticias recientes hasta el día de hoy dan a conocer que de acuerdo con varios estudios llevados a cabo a lo largo de varios años, un medicamento muy popular utilizado para disminuír los índices del colesterol, especialmente del colesterol "malo" conocido como colesterol LDL, el fármaco Vytorin, no trae beneficio alguno a personas que están en alto riesgo de sufrir un ataque al corazón y que padecen otros problemas cardiovasculares, e inclusive parece tener un efecto negativo en la salud de las personas bajo tratamiento. La noticia es preocupante porque Vytorin no es un solo fármaco sino dos en uno, combinando una clase de compuestos conocidos como estatinas, bautizado como simvastatina, con otro compuesto llamado ezetimibe, que también disminuye el colesterol malo LDL pero de una manera diferente. Esta combinación de fármacos en un solo no sirvió para reducir la formación de los depósitos de placa en las arterias más que lo que se esperaba de el fármaco simvastatina usado solo, de acuerdo con un reporte publicado por Merck/Schering-Plough dando los resultados de una investigación llevada a cabo en Europa.
Aunque el estudio aún es motivo de controversia porque fue llevado a cabo en personas con altos factores de riesgo para padecer problemas cardiovasculares y ataques al corazón, estos resultados son significativos para los millones de personas que están tomando estos fármacos no porque padezcan enfermedades del corazón o problemas arteriales, sino simplemente como medicina preventiva. Pero si el fármaco no sirvió de nada para personas de alto riesgo, entonces ¿cómo pueden esperar beneficio alguno de la ingesta de este fármaco las personas que no encuadran en un esquema de altos factores de riesgo?
Por muchos años, o más bien décadas, la sabiduría popular de los médicos señalaba que los depositos de placa en las arterias que hacen que una persona se vuelva propensa a padecer ataques al corazón o derrames cerebrales eran debidos a la presencia de altos niveles de colesterol en la sangre (considerados nocivos cuando el índice de colesterol está por encima de los 200 puntos), en especial el colesterol LDL. Si esto era así, entonces lo lógico era suponer que cualquier cosa que redujera significativamente los niveles de colesterol, tomada a largo plazo, debería no solo reducir sino eliminar por completo los infartos y derrames cerebrales en las generaciones futuras al disminuír los depósitos de placa en las arterias. Esto motivó que los mejores científicos en la rama de investigación médica se dedicaran por años a la búsqueda de fármacos que fuesen capaces de reducir los niveles del colesterol en la sangre. Esa búsqueda fructificó con el descubrimiento de las estatinas, de las cuales hay varias, distribuídas en fármacos populares como el Lipitor, los cuales están siendo prescritos por muchos médicos a sus pacientes como medicina preventiva. Pero el reporte que se acaba de dar a conocer debe ser motivo de amplia preocupación, porque si las estatinas aunque probadamente pueden disminuír en forma apreciable los niveles de colesterol en la sangre, es posible que ello no ayude en nada para reducir los depósitos de placa en las arterias.
La noticia es doblemente impactante para poblaciones como la norteamericana para quienes el costo de estos fármacos es elevado. Estas medicinas no son nada baratas en los Estados Unidos, y el estarlas tomando como si fuesen vitaminas, usándolas únicamente como medicina preventiva para que a fin de cuentas no sirvan para el propósito para el cual fueron creadas, disminuír los depósitos de placa en las arterias que se creía eran originados única y exclusivamente por los altos niveles de colesterol en la sangre, ha sido una experiencia no sólo inútil sino costosa.
Esto nos debe recordar otro gran fracaso de los investigadores de la rama biomédica cuando en 1972 el US Department of Agriculture (USDA) trató de proscribir por completo un endulzante artificial conocido como la sacarina, argumentando contar con estudios de que el uso prolongado de la sacarina era novico para la salud, esto después de que ya había proscrito el único otro endulzante artificial que había en aquél entonces, el ciclamato de sodio, argumentando lo mismo (efectos nocivos para la salud). Estos eran los tiempos en los que el otro endulzante artificial que se conoce en la actualidad, el aspartame (fenilalanina) no existía. Esto motivó una rebelión abierta en la que participaron millones de norteamericanos que padecen diabetes y para quienes el consumo del azúcar no era ninguna opción. El gobierno norteamericano se vió forzado a dar marcha atrás, obligando a las compañías que fabricaban sacarina a poner una advertencia en todos los paquetes del producto advirtiendo que el consumo prolongado del mismo ofrecía riesgos elevados de incidencias de cáncer. Esto fue en 1972. Desde entonces, millones y millones de norteamericanos han estado consumiendo sacarina, y si los estudios que ligaban a la sacarina con elevadas incidencias de cáncer hubieran sido ciertas, el número de casos nuevo de cáncer habría aumentado en forma dramática. Pero nunca ocurrió tal cosa.
Todo esto trae a colación otra vieja creencia de los médicos, la creencia de que las incidencias de diabetes y de caries dental está relacionada directamente con el consumo del azúcar. De ser cierto esto, entonces eliminando por completo el consumo de azúcar debería de disminuír dramáticamente las incidencias de nuevos casos de diabetes y de caries dental. Hubo una oportunidad para poner esto a prueba con la introducción en el mercado del endulzante artificial Equal así como las sodas dietéticas cuyo contenido calórico es cero. Desde entonces, hay millones de personas no-diabéticas que han eliminado por completo el azúcar de su dieta, las cuales solo toman sodas de dieta y alimentos endulzados sin azúcar. Pero ¡oh sorpresa!, esto no ha disminuído en lo absoluto las incidencias de nuevos casos de diabetes, ni ha disminuído las nuevas incidencias de caries dental. Los dentistas siguen teniendo tan buen negocio como siempre, y no les ha afectado en nada el consumo intenso de endulzantes artificiales. Si la reducción o la eliminación en la dieta diaria del azúcar tiene algún efecto en la reducción de nuevos casos de diabetes o de caries dental, tal efecto no es estadísticamente significativo; si lo fuera desde hace ya muchos años que se habría confirmado. Esto, desde luego, no disminuye en nada la contribución positiva que los endulzantes artificiales con contenido calórico cero han tenido para personas que ya padecen diabetes y las cuales están casi obligadas a tener el azúcar en su sangre bajo control. Pero de ello a que tengan algún valor para reducir las probabilidades de que una persona sana pueda contraer diabetes hay un abismo de diferencias.
Aún otro mito médico es aquél según el cual el consumo de carne roja está ligado directamente a la incidencia del cáncer. Si esto fuese cierto, entonces los vegetarianos jamás serían propensos a padecer ningún tipo de cáncer. Pero al menos esto no fue cierto para Linda McCartney, la esposa del Beatle Paul McCartney. Ella era vegetariana, no probaba jamás la carne de ningún tipo. Y ello no le ayudó para contraer y morir a causa de un cáncer de mama. ¿Cuántas personas a las que les ha dado cáncer se han sentido culpables por haber estado consumiendo carne roja, en base a lo que les han estado diciendo por años los médicos, cuando posiblemente ello no sea cierto?
Regresando al estudio según el cual, al menos para el fármaco Vytorin, el disminuír los índices del colesterol en la sangre no parece tener efecto alguno en la formación de placa en las arterias, la pregunta que se estarán haciendo muchos es ¿qué puedo hacer entonces para disminuír aunque sea un poco mis probabilidades de riesgo? Y la respuesta a esto no está ni en fármacos nuevos ni en mitos médicos que el tiempo ha ido derrumbando, sino en la vieja prescripción que nos daban nuestros ancestros: una dieta sana y balanceada combinada con mucho ejercicio. Y esto, por lo menos de acuerdo a la gran mayoría de los estudios que se han llevado a cabo, es algo que siempre dá resultados.
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