Nunca he sido un fanático entusiasta del futbol soccer. En México supuestamente cuando se escucha a un locutor gritar la palabra !Goooooool! en un partido que están transmitiendo en vivo por la televisión los que escuchan este grito también se deben sumar con sus propias voces gritando !Goooooool! aunque no sepan qué equipo está jugando contra qué equipo. Lo único que importa es la palabra mágica !Goooooool! que por sí sola debe levantar a los ancianitos de sus mecedoras para que también griten !Goooooool! Los enfermos terminales en los hospitales también deben levantarse de sus camas y ponerse a brincar sobre el suelo gritando !Goooooool! como si ese evento fuese la culminación más gloriosa de toda existencia terrenal. También los jóvenes deben dejar de besar a la novia para usar sus labios y su garganta gritando a todo volumen !Goooooool!, una palabra que los locutores y cronistas de la radio y la televisión en México luchan por extender el mayor tiempo posible mientras la están gritando a todo pulmón. Y la Tierra debería detener su movimiento de rotación alrededor del Sol cada vez que alguien exclama !Goooooool!, porque para muchos fanáticos la única razón de la existencia del hombre, su objetivo final en este mundo, es la culminación de un gran partido en donde alguien anote el ansiado !Goooooool! Sin el futbol, y sin el !Goooooool!, la vida carece de sentido, y toda la Creación pierde su propósito.
Tal vez si la selección nacional de futbol, el Tri, ganase campeonatos mundiales, yo también sería un aficionado o quizá inclusive un fanático del futbol. Pero el pobre desempeño, ya proverbial, de la escuálida escuadra azteca que hace poco le costó su empleo al entrenador técnico sueco Sven Göran Ericsson a quien lo agarraron como chivo expiatorio y lo culparon del lamentable desempeño del equipo mexicano de futbol, ha hecho muy poco o mejor dicho nada por inclinarme a estar aplaudiendo a unos jugadores que sólo van al extranjero a exhibir las vergüenzas de México. La monstruosa publicidad que la televisión mexicana le dá a los juegos de futbol tanto fuera de México en enfrentamientos con otros países como dentro de México en partidos con equipos locales, gastando millonadas de dinero como si México fuese un país productor de campeones como Pelé y Maradona, carretadas de dinero que no van en proporción con los resultados obtenidos en las canchas, tampoco ha hecho nada por inclinarme aunque sea con un poco de afición al futbol. En el futbol mexicano en realidad no hay nada que celebrar excepto la faraónica publicidad que se les dá a quienes por su desempeño deportivo no la merecen.
En la ciudad en donde vivo, no hace mucho el equipo de futbol Indios de Ciudad Juárez logró la proeza (o posiblemente la chiripada producto de la buena suerte) de calificar para ascender hacia la primera división, codeándose con los equipos considerados campeones dentro de México como el Atlante, las Chivas, el América y Cruz Azul. El día en que los Indios de Ciudad Juárez subieron a la primera división fue un día de fiesta. Se les construyó con costo cargado a los contribuyentes un estado de futbol para su uso exclusivo. Se les apoyó con mucho dinero en promoción y publicidad. Pero al empezar los primeros partidos, el equipo Indios lo más que lograba eran puros empates, lo cual empezó a arrojar sombras de sospecha sobre su viabilidad para poder mantenerse en la primera división, ya que no se puede mantener un equipo en la primera división a base de puros empates; se tiene que ganar aunque sea de vez en cuando. Y junto con los empates empezaron a llegar las primeras derrotas. Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Tras meses y meses de un pobre desempeño, los Indios de Ciudad Juárez se enfrentan a lo que parece ser casi su seguro descenso hacia la segunda división, lo que para sus aficionados juarenses que los han estado apoyando sería el equivalente de una tragedia griega digna de Sófocles, algo tan sólo comparable con el Apocalipsis.
A lo largo de su pobre desempeño, yo les decía a los aficionados del club de futbol Indios que de no enmendarse los jugadores pronto verían a su equipo en el fondo de la tabla de clasificaciones, que no podían aspirar a mantenerse en la primera división a base de puros empates, porque para poder jugar con los campeones hay que jugar como campeones, lo que casi nunca hicieron. Hoy su casi seguro descenso ya los convenció de lo que va a suceder, y aunque se han esforzado por enmendar lo que mal comenzaron parece ser ya muy tarde para remendar el daño que se hicieron a sí mismos.
Además del triste desempeño con el cual parece casi seguro el descenso hacia la segunda división de un equipo de futbol cuya calidad en realidad no lo hacía merecedor de permanecer en las grandes ligas, en las noticias publicadas el día de hoy en el periódico El Diario me vine enterando de lo que parece ser un verdadero escándalo con el cual menos siento interés alguno en desarrollar una afición hacia el futbol soccer de México.
La noticia, bajo los titulares “Da Estado 61 millones de pesos a dueño de Indios... y exige más dinero” , realmente es para dar mucho coraje, y dice que a pesar de que en los últimos tres años el Gobierno del Estado ha aportado casi 61 millones de pesos al sostenimiento de los equipos del Club de Futbol Indios, Francisco Ibarra Molina –presidente del grupo– se quejó de falta de apoyo por parte de la autoridad estatal, se dijo engañado y los responsabilizó del futuro de su persona, familia y del mismo conjunto deportivo, que actualmente enfrenta el riesgo de descender de categoría. Asimismo, en una carta que el día anterior difundió en la página de Internet del club, acusó al secretario de Finanzas estatal, Cristian Rodallegas Hinojosa, de carecer de voluntad y sensibilidad para apoyarlos, y de ser un “completo ignorante del proyecto Indios” porque supone que lucra con el equipo deportivo. Lo anterior, luego de que el gobierno estatal no le ha liberado recursos adicionales que solicitó porque el presupuesto de 10 millones de pesos que le entregaron este año le fue insuficiente para el sostenimiento de Indios.
Esto es el colmo del cinismo y la desvergüenza. Para darle 61 millones de pesos de los dineros del erario público, de los dineros del pueblo, al equipo de futbol Indios, que es a fin de cuentas un negocio privado, un negocio de particulares, se tuvo que quitarle ese dinero a otros rubros, tales como la construcción de hospitales y escuelas, mantenimiento de carreteras, mejoramiento de los salarios de los maestros y empleados públicos, equipamiento de las fuerzas del orden público en una época en la que la inseguridad pública en el Estado nunca había sido tan grave con matices tan trágicos como los que hoy se tienen con millares de ejecutados como víctimas del crimen organizado en el 2008. Y a cambio de estos 61 millones de pesos lo único que recibió el pueblo de Chihuahua fue un pobre desempeño, una mala actuación por la cual jamás debería de haber recibido un solo centavo. En defensa de su mala actuación, el dueño del equipo de futbol Indios dijo “Es muy desmotivante que el equipo esté peleando contra un monstruo de economía enfrente, que son dos equipos, Tigres (patrocindado por Cemex) y Necaxa (propiedad de Televisa) que tienen todos los recursos, yo no los tengo; ellos tienen premios, yo no los tengo, nada más que el sueldo”. Y aunque el dueño del equipo concedió que el gobierno estatal no tiene ninguna obligación de apoyar económicamente al equipo, NINGUNA, argumentó que se sintió engañado porque al principio le dijeron que sí y ahora percibe que el Gobierno del Estado se le echó para atrás, por lo que en una carta le expresa que “no se vale ya la demagogia sin acciones”. Por su parte, el secretario de Finanzas del Gobierno del Estado, Cristian Rodallegas, aseguró que todos los compromisos que han realizado con el Club de Futbol Indios los han cumplido en tiempo y forma, por lo que de 2006 a 2009 le han aportado 60 millones 970 mil pesos. Explicó que al equipo de los Indios le entregaron en 2006 13 millones de pesos para su operación; 11 millones 480 mil pesos en el 2007; 11 millones 900 en el 2008; y 10 millones en el 2009. Adicionalmente, por petición del equipo, la administración estatal invirtió 7 millones 600 mil pesos en el 2006 para la reparación del Estadio Universitario en el que juegan los futbolistas. Por lo que en el equipo Indios el gobierno estatal ha invertido 53 millones 960 mil pesos. Sin embargo, agregó que a Francisco Ibarra le dieron también 6 millones 990 mil entre 2007 y 2008 para apoyar a sus equipos de segunda y tercera división. El funcionario estatal indicó que todos estos recursos, incluyendo los de este año que se habían contemplado en cuatro pagos, ya les fueron entregados en su totalidad. “Por necesidades económicas del equipo nos solicitó el pago anticipado de los recursos de 2009, cosa que hicimos, porque entendiendo que el equipo necesita garantizar su operación”, puntualizó.
Pero el presupuesto de 2009 le resultó insuficiente al voraz empresario propietario del culb de futbol Indios, y con todo cinismo y desvergüenza acudió al gobierno estatal a pedir recursos adicionales. Para colmo, el club de futbol Indios no solo no es netamente juarense, ni siquiera es netamente chihuahuense, ya que los Indios de Ciudad Juárez son una franquicia de la empresa Club de Futbol Pachuca SA de CV, la cual está registrada con la razón social Promotora Indios, SA de CV (el equipo fue creado ante la mudanza del equipo Pachuca Juniors para el Torneo de Apertura 2005 para optar el mote de Indios de Ciudad Juárez). El dueño del equipo justificó la inversión que el Gobierno del Estado ha hecho en estos equipos de futbol constituidos en una empresa privada, porque aseguró que se otorgan como subsidios a programas de promoción deportiva. No obstante, obra el hecho de que ningún equipo en la historia de Chihuahua ha recibido apoyo económico del tamaño que ha recibido Indios. El encargado estatal del área de deportes, aunque consideró que la reacción del empresario se debe a la presión económica que tiene para sostener el equipo, afirmó que él está gestionando los recursos adicionales con voluntad y buena disposición.
Así, el equipo de futbol Indios, como un tonel sin fondo, y pese a su pésimo desempeño en la cancha, no se conforma con las millonadas que ha estado recibiendo del Gobierno del Estado sino que en vísperas del descenso a la segunda división todavía quiere más, mucho más, como si arrojar carretadas de los dineros del pueblo hacia ese negocio particular fuera la solución.
No sólo ha estado recibiendo el equipo de futbol Indios carretadas enormes de dinero por parte del Gobierno Estatal de Chihuahua. Además ha estado recibiendo sumas multimillonarias por concepto de publicidad de manos de sus patrocinadores, sobre todo de la poderosa cadena de tiendas comerciales conocida como SMart. No hay partido en el cual los jugadores del equipo Indios salgan a la cancha sin ponerse sus camisetas con el logotipo de la empresa SMart puesta en grande al frente en las camisestas de los jugadores. Además entran carretadas de dinero adicionales por concepto de venta de camisetas, gorras y otros artículos con el logotipo del club Indios. Y por si todo eso fuese poco, entran carretadas de dinero adicionales por las entradas que cobran para tener el privilegio de presenciar cada partido en el estadio, el cual cuando el equipo Indios juega en casa siempre se llena a su máxima capacidad, y no son entradas simbólicas que cuestan dos o tres pesos. En realidad, para todos los enormes apoyos y subsidios económicos con los que la empresa privada Indios de Ciudad Juárez se ha estado beneficiando, la entrada a dichos juegos debería de ser gratuita para el mismo pueblo del cual que tanto ha beneficiado ese negocio privado. Pero esto está fuera de discusión, el chihuahuense que quiera ver al equipo Indios jugar tiene que desembolsar sus buenos billetes aunque a través de sus impuestos ya haya desembolsado más dinero en beneficio de uno de los equipos de futbol más malos que hay en primera división. La pregunta que deberían de estarse haciendo muchos de los aficionados hoy es: ¿a dónde está yendo a dar tanto dinero? Dudo mucho que sea en salarios para los jugadores, porque ninguno de ellos está percibiendo lo que gana David Beckham, y de cualquier manera ninguno de los jugadores merece ganar ni siquiera la milésima parte de lo que gana Beckham. Simple y sencillamente no lo merecen.
A lo que realmente le debe de temer el dueño del equipo de futbol Indios es que el pueblo de Chihuahua despierte y se dé cuenta de la gran estafa de que está siendo objeto, que se dé cuenta de que la solución no es seguirle metiendo dinero a un barril sin fondo sino cortarle de tajo todos los recursos económicos, lo cual no sería más que un anticipo del castigo al que el dueño de este equipo y sus jugadores se han hecho acreedores, porque en caso de descender a la segunda división seguramente el interés de muchos chihuahuenses por ir a ver los partidos de un equipo de perdedores disminuirá considerablemente. Y tal vez las cadenas comerciales que le han estado pagando millonadas a cambio del privilegio de dejarlas poner sus logotipos en las camisetas del equipo les retiren la publicidad, porque a ninguna empresa comercial le conviene estar asociada con perdedores. El descenso del club de futbol Indios a la segunda división podría marcar el fin de este equipo de futbol, como sucedió con el equipo Cobras, también de Ciudad Juárez, el cual también estuvo en primera división y el cual también descendió, y el cual también estuvo dirigido por el mismo entrenador técnico Héctor Hugo Eugi que hoy está presidiendo la caída de los Indios de Ciudad Juárez hacia la segunda división. No hay nada nuevo bajo el sol.
Aunque personalmente no le deseo mal alguno al equipo de futbol Indios de Ciudad Juarez, repito nuevamente lo que siempre he dicho: para poder codearse con los campeones, para poder jugar con los campeones, hay que jugar como campeón, y si no se puede jugar como campeón, no se merece el privilegio de jugar con los campeones. Y mucho menos se merecen sueldos de campeones. Y mucho menos se merecen subsidios y dineros provenientes de las arcas públicas que deberían de estarse utilizando para la construcción de más hospitales y escuelas en la sierra tarahumara así como para el equipamiento de las fuerzas del orden público para el combate al crimen, cosas miles de veces mucho más importantes que el despilfarro requerido para poder tener el supuesto gusto de poder escuchar de vez en cuando la palabra !Goooooool!, una palabra que sigue sin provocarme reacción alguna al no haber nada para festejar en el caso de México. Cuando México produzca equipos campeones que estén a la par con España, Brasil, Alemania y Argentina, posiblemente lo festejaré, y a lo mejor hasta me convierto en aficionado. Pero por lo pronto, considero que hay cosas más importantes en qué utilizar el tiempo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario