El día de hoy (4 de mayo de 2010) se anunció la captura de un terrorista que puso un coche-bomba programado para estallar el día anterior en el centro comercial y financiero de Nueva York, el Times Square, precisamente en donde se celebra cada fin de año la “fiesta nacional” de despedida del año que termina con la famosa caída del “globo” en la cuenta descensiva hacia el año que está por comenzar. El atentado estaba programado para ser llevado a cabo a una distancia relativamente cercana del lugar en donde otros terroristas destruyeron las torres gemelas hace ya casi una década matando a más de dos mil personas. La intención del coche-bomba era matar a la mayor cantidad posible de personas justo a la hora en la cual el tráfico vehicular y peatonal era más intenso por dicha zona neoyorquina.
Al anunciarse el nombre y el origen étnico del presunto responsable de haber colocado el coche-bomba en el Times Square de Nueva York, el anuncio no cayó como ninguna sorpresa para los norteamericanos, porque el hombre se ajustaba a un perfil al que ya estamos todos acostumbrados a ver para los terroristas que cometen esta clase de actos en contra de civiles indefensos: resultó ser un fanático extremista musulmán entrenado en Pakistán. El presunto terrorista era un tipo de 30 años de edad de nombre Faisal Shahzad. Afortunadamente, el coche-bomba puesto en el Times Square pudo ser detectado como vehículo sospechoso por un neoyorkino alerta (un vendedor callejero) y pudo ser desactivado por las fuerzas de seguridad antes de que ocasionara una terrible tragedia.
Aquí es necesario destacar un hecho relevante. Este terrorista cuyas intenciones eran cometer el acto más criminal e ilegal de todos los actos posibles no era un indocumentado que hubiese penetrado a los Estados Unidos cruzando la frontera con México. Todo lo contrario, el presunto terrorista es un hombre que fué admitido legalmente por las mismas autoridades consulares y migratorias norteamericanas. Fueron ellos los que le dieron al terrorista una visa legal para que pudiera entrar a trabajar y vivir en los Estados Unidos sin problema alguno haciendo todo lo que quisiera, lo cual tomó muy a pecho interpretándolo como el derecho para matar a todos los norteamericanos que pudiera matar en un acto de destrucción masiva. El atentado terrorista ocurrió apenas una semana después de que la Gobernadora de Arizona Jan Brewer firmó un decreto de ley, la ya famosa ley SB 1021, criminalizando a los inmigrantes indocumentados en dicho estado y dándole a la policía la autoridad para cuestionar a cualquiera no sólo como presunto sospechoso de haber cometido algún delito sino también en relación a su situación migratoria dentro de los Estados Unidos, turnándolo a las autoridades federales migratorias norteamericanas en caso de resultar un inmigrante sin autorización legal de ingreso. El atentado con coche-bomba en el Times Square ha servido para recalcar el hecho de que la criminalización de los inmigrantes indocumentados no hubiera servido de nada para detener o impedir al terrorista paquistaní de llevar a cabo su plan, ya que él no se encontraba ilegalmente en territorio norteamericano. Y lo que es peor, se le dió la ciudadanía estadounidense, a ese hombre que fue admitido legalmente para matar a cientos o miles de norteamericanos, mientras que a los indocumentados que sólo buscan una oportunidad de trabajo no para destruír sino para construír no solo no se les dá ninguna ciudadanía sino que incluso se les niega hasta visas temporales de trabajo dentro de Estados Unidos.
Ya anteriormente había señalado en la entrada “El atentado que no fue” publicada el 30 de diciembre de 2009 con motivo de otro atentado terrorista frustrado en contra de un avión comercial volando sobre cielo estadounidense que inclusive hasta para los mexicanos residentes en la franja fronteriza con los Estados Unidos (en el Sur de Estados Unidos) que sólo quieren un permiso para cruzar a dicho país por espacio de unas cuantas horas para ir de compras o para visitar a familiares o amigos que residen en ese país sin ninguna intención de buscar empleo alguno se les ponen muchas limitaciones y obstáculos de índole burocrática y a muchos se les niega la tarjeta de cruce temporal (la “visa láser”), y a quienes logran obtenerla se les hace esperar horas haciendo largas filas en los puentes internacionales cada vez que vayan de compras o de visita, un trato que incluye a quienes cruzan a pie a través de las entradas peatonales de los puentes internacionales y que por ir a pie no tienen mucho que ocultar. Si este mismo trato duro que se le dá a los mexicanos que cruzan esporádicamente hacia los Estados Unidos se le aplicase también a los terroristas potenciales de Medio Oriente y de los países musulmanes a los que el Departamento de Estado norteamericano les ha estado liberalmente permisos de ingreso legal, es posible que ni siquiera los atentados a las torres gemelas habrían podido ocurrir.
Y en lo que respecta a los migrantes mexicanos indocumentados que ingresan a los Estados Unidos brincándose la barda fronteriza con la intención de buscar algún empleo o efectuar algún trabajo en los Estados Unidos sin contar con una autorización para ello de parte de las autoridades norteamericanas (pese a que los empleadores norteamericanos que los contratan saben que necesitan de esa mano de obra por no poder encontrar en los Estados Unidos a quien esté dispuesto a efectuar esos trabajos), ya he mencionado cómo estas políticas migratorias norteamericanas de darle entrada legal con visado válido expedido por el Departamento de Estado norteamericano a criminales que llegan a los Estados Unidos a matar y a destruír, a la vez que se les niega toda posibilidad de ingreso a los indocumentados que sólo quieren ir a los Estados Unidos a construír y enriquecer a los Estados Unidos, son políticas que pueden considerarse tontas, carentes de sentido común.
Puesto que los terroristas musulmanes están empeñados en atacar a los Estados Unidos dentro del mismo territorio norteamericano, el atentado fallido del 30 de diciembre de 2009 y el reciente atentado fallido del 4 de mayo del 2009 seguramente no serán los últimos, y habrá otros atentados, siendo muy posible que en los atentados que habrán de llevarse a cabo los norteamericanos no tengan tanta suerte y alguno de esos atentados resultará exitoso creando gran destrucción y muerte en ese país. Y lo más probable es que los responsables resultarán ser individuos que ingresaron legalmente a territorio norteamericano volando en un avión comercial desde el otro lado del mundo, con un visado de ingreso legal expedido por el mismo Departamento de Estado que tantas trabas le pone a los mexicanos residentes en la franja fronteriza en la tramitación de sus “visas láser”, un visado que posiblemente hasta les dé pleno derecho de entrar a establecer su residencia permanente en los Estados Unidos. De cualquier modo, en cuanto ocurra la próxima tragedia en caso de que uno de los atentados que los terroristas musulmanes han de estar planificando en estos momentos resulte exitoso, sin lugar a dudas la reacción inmediata del gobierno norteamericano será endurecer aún más las revisiones migratorias en los cruces internacionales con México pese a que ningún terrorista ha ingresado jamás a territorio norteamericano cruzando por la franja fronteriza México-Estados Unidos, castigando a los mexicanos que viven en ciudades vecinas. Después de todo, resulta mucho más fácil desquitarse con los mexicanos usándolos como chivos expiatorios y culpando a los indocumentados mexicanos de lo que hicieron unos terroristas locos cuando no hay nadie más con quien desquitarse. Siempre ha sido así, y no veo razón alguna por la cual este tipo de políticas cambiará en un futuro cercano.
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