Un día, un hombre sin la paciencia del santo Job, cansado de ver en torno suyo tanto sufrimiento, tanto dolor, tanta miseria, iracundo cerró su puño y exclamó gritando al Cielo: "¿Por qué no haces nada para mitigar tanto sufrimiento, tanto dolor, tanta miseria que hay en el mundo?"
Al ir a dormir, esa noche tuvo un sueño. De manera inconfundible, escuchó en su sueño una voz potente que le dijo: "Yo ya hice algo para mitigar tanto sufrimiento, tanto dolor, tanta miseria que hay en el mundo. Te crié a TI."
A la mañana siguiente, se vió a sí mismo en el espejo. Y lo que vió en ese espejo fue a una persona que pudiendo hacer algo para mitigar tanto sufrimiento, tanto dolor y tanta miseria que hay en el mundo, no estaba haciendo absolutamente nada al respecto. En ese momento, que llegó como una iluminación, el hombre tomó una conciencia nueva de su papel en el mundo, de lo que podía hacer dentro de sus posibilidades para mitigar el sufrimiento, el dolor y la miseria que estaba viendo en torno suyo. Ese día, salió de su casa decidido a hacer algo al respecto. Ese día, salió al mundo con una visión nueva de la realidad, salió decidido a hacer algo para aliviar las penas que veía en torno suyo. A partir de ese día, ese hombre nunca más volvería a ser el mismo.
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