La noticia es relevante porque demuestra en forma concluyente que en México se han dado casos en los cuales se ha llevado a cabo algún tipo de ENCUBRIMIENTO para salir del paso ante una enorme presión social que ha hecho temblar a un sistema de gobierno que acostumbrado a gobernar sin contrapesos estaba habituado a salirse siempre con la suya. Si el encubrimiento de los hechos de un caso ha sido llevado a cabo usando información falsa o información tergiversada para crear una "verdad histórica", sin lugar a dudas estamos ante la comisión de un delito del orden penal.
Existe en el norte de México un caso que en su momento fue de muy alto impacto, el caso del asesinato de un editorialista de primer orden que en vida hizo temblar al otrora autocrático sistema político unipartidista de México, en el cual la "verdad histórica" ha quedado documentada en un documento de la CNDH que aún sigue vigente, la Recomendación 13/92 de la CNDH, firmada y avalada personalmente página por página en cada una de sus 92 páginas por la rúbrica personal de puño y letra del Doctor Jorge Carpizo McGregor:
En la elaboración de este documento en el que quedó asentada la "verdad histórica" dada por el Doctor Carpizo McGregor al caso Oropeza se incurrió en varias irregularidades, omisiones, e incluso mentiras directas con las cuales el documento debería haber sido repudiado o, al menos, corregido y hecho obsoleto con la emisión de un nuevo documento que debería dar al traste con la "verdad histórica" de la susodicha Recomendación. Pero en caso de hacerse tal cosa, esto tendría la consecuencia inevitable de montar en la picota del ridículo mundial al muy alabado oficialmente (y protegido del sistema) Doctor Jorge Carpizo McGregor. ¿Destronar a Jorge Carpizo McGregor, el alfil favorito del todopoderoso presidente de México Carlos Salinas de Gortari que le dió a Carpizo McGregor los más importantes cargos que le pudo haber dado en un solo sexenio (Secretario de Gobernación, Procurador General de la República, Embajador de México en Francia), todos ellos con FUERO poniéndolo por encima de las leyes de México? ¡Impensable! Al menos no en un país como México en donde el presidente de la República estaba acostumbrado a hacer su voluntad sin temor alguno a caer como sucedió con Richard Nixon en los Estados Unidos tras el escándalo Watergate o el triunvirato militar en Argentina culpable por la desaparición forzada de muchos ciudadanos y crímenes sin nombre.
Pero, no cabe duda, el vuelco dramático que ha recibido el caso Ayotzinapa sin duda ha puesto a temblar a muchos de los beneficiarios oportunistas de la antigua oligarquía (el ex titular de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Tomás Zerón de Lucio, ya huyó del país en lo que podemos considerar una admisión implícita de culpabilidad en la comisión de varios delitos, y es posible que otros que se prestaron a la fabricación de la "verdad histórica" en el caso Ayotzinapa pongan pies en polvorosa, o mejor aún, que terminen aterrizando en prisión, como el titular de la PGR Jesus Murillo Karam, o inclusive hasta su ex patrón Enrique Peña Nieto.)
Estas reaperturas en casos históricamente empantanados en México (el caso del asesinato del Doctor Oropeza ha cumplido ya 29 años, y va para otros 29 a menos de que algo dramático suceda) no ocurren como resultado de una concesión graciosa del Estado mexicano o un arrepentimiento tardío que desemboque en una confesión. Suelen suceder como resultado de la presión ejercida por organismos internacionales de Justicia y Derechos Humanos, tales como la Sociedad Interamericana de Prensa, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, o la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Esto fue lo que sucedió en el caso Ayotzinapa. Fue el descrédito que vino del exterior y que hizo tambalear al sistema político mexicano lo que prácticamente orilló a invitar a un grupo de especialistas argentinos expertos en ciencia forense lo que precipitó el "truene" del caso Ayotzinapa y la muerte de la "verdad histórica" dada por el Procurador Murillo Karam al caso. No hay marcha atrás. Esto ya solo puede ir en una sola dirección, y puede llevar a la cloaca a figuras que anteriormente tenían gran poder en México. (Siempre existe la posibilidad de que alguno de los malos funcionarios termine ajusticiado no en México sino en el extranjero por la comisión de delitos en México que se extienden fuera de México, como el caso del ex Secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna que actualmente se encuentra preso en Estados Unidos y está siendo enjuiciado en la misma corte de Brooklyn que condenó a Joaquín Guzmán Loera "El Chapo".)
Habrá que estar atentos al desenlace de la "verdad histórica" en el caso Ayotzinapa y las repercusiones que pueda tener en el caso del asesinato del Doctor Víctor Manuel Oropeza Contreras en donde hay demasiada gente importante bailando en la cuerda floja (por principio de cuentas, el ex gobernador de corte priista Fernando Baeza Meléndez (impuesto como gobernador mediante un cínico fraude electoral ordenado en 1986 por el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado):
el ex gobernador de corte panista Francisco Barrio Terrazas, el ex procurador general de justicia de Chihuahua (bajo el panismo) Francisco Molina Ruiz:
los ex presidentes de la CNDH Jorge Carpizo McGregor, Jorge Madrazo Cuéllar;
y Luis Raúl González Pérez, todos los cuales metieron sus manos de alguna manera en el caso del asesinato del editorialista Victor Manuel Oropeza, y esta lista es apenas un adelanto.) Se sabe que la Sociedad Interamericana de Prensa (S.I.P., Inter-American Press Association) con sede en Miami ha emprendido sus propias indagatorias sobre el caso que se mantienen confidenciales y tiene en su poder información y datos capaces de cimbrar hasta sus cimientos al sistema político mexicano corrupto del ayer. Por lo pronto, los científicos de Austria ya demostraron que a seis años de distancia es posible confirmar y establecer evidencias nuevas que pueden enterrar en definitiva "verdades historicas" y exponerlas como encubrimientos de Estado, y aquí el veredicto es totalmente inapelable al igual que una fotografía o una grabación de audio.
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