En Ciudad Juárez, Chihuahua, este domingo 7 de julio de 2013 se llevarán a cabo elecciones locales para elegir al presidente municipal que gobernará la ciudad por los próximos tres años. Los dos principales contendientes por los partidos políticos que históricamente hablando tienen acaparado el mayor porcentaje de las votaciones son Enrique Serrano Escobar y María Antonieta Pérez Reyes.
Esta elección, al igual que otras que se llevan a cabo en México, ofrece una oportunidad inigualable para poner a prueba la honestidad e integridad de uno de los candidatos en la contienda, en este caso María Antonieta Pérez Reyes.
Desde un principio al inicio de la contienda, una encuesta llevada a cabo por el periódico de mayor circulación en la ciudad, El Diario, situó al candidato Enrique Serrano con una delantera en la intención del voto de la ciudadanía, con un 22 por ciento de ventaja sobre María Antonieta Pérez Reyes. Posteriormente, una segunda encuesta llevada a cabo por la empresa Consulta Mitofsky situó al candidato Enrique Serrano también con una delantera en la intención del voto de la ciudadanía, dándole a Enrique
Serrano un 38.8 por ciento contra 25.2 de Antonieta Pérez. Esto ocurrió faltando a principios de junio de 2013, faltando cerca de un mes para el día de las elecciones.
En respuesta a los anteriores resultados, a su vez el equipo de la candidata María Antonieta Pérez,
dio a conocer el domingo 23 de junio a través de un comunicado de prensa que ya aventajaba al candidato del PRI, Enrique Serrano, pues los
resultados de una encuesta realizada por la empresa AIDI-Mercadotecnia (hasta ahora desconocida) arrojaron un 33.4 por ciento de las preferencias electorales a su favor en contra del 27.6 por ciento del candidato Enrique Serrano. Lo que significa, de acuerdo con estas cifras, que en tan solo cuestión de unas cuantas semanas el candidato Enrique Serrano habría
perdido 12.2 puntos, respecto de la encuesta de Mitofsky, y 14.3 de la
de El Diario, mientras que Maria Antonieta Pérez habría ganado cerca de 15 puntos respecto a esta
encuesta y poco más de 8 puntos de la de Mitofsky, en lo que, afirmaron,
era uno de los llamados “cruces”, debido a la obtención de más
simpatías que sus adversarios en los primeros días de la campaña.
El inicio de la campaña electoral fue el 30 de mayo de 2013, y las encuestas se efectuaron, la más cercana en ese entonces al día de las elecciones, el 8 de junio de 2013. Querría
decir que en sólo poco menos de 15 días se habría realizado tal
remontamiento estadístico en las diferencias entre los candidatos de Juárez.
Puede ser, no se descarta de cualquier proceso electoral, pero que para
que se presenten tales cambios en la percepción electoral tendría que
registrarse un fenómeno electoral muy importante. El candidato Enrique Serrano no ha cometido error o equivocación alguna que valga la pena mencionar, ni le han sacado alguna revelación de corte sensacionalista que le pueda costar una cantidad tal del porcentaje en la intención del voto.
Faltando tan solo una semana para las elecciones del 7 de julio, la candidata María Antonieta Pérez Reyes sacó nuevamente el domingo 30 de junio en el periódico El Diario en un desplegado a plana completa los resultados de la encuesta AIDI situándola con un 37 por ciento de la intención del voto a su favor, y tan solo un 27 por ciento de la intención del voto a favor de Enrique Serrano, lo cual se traduce en una supuesta ventaja de María Antonieta Pérez sobre Enrique Serrano de diez puntos porcentuales. En ese mismo desplegado a plana completa, se pone la fotografía de un Enrique Serrano con la cabeza inclinada hacia abajo, cabizbajo, obscurecida, como en señal de derrota anticipada, mientras que el rostro de la candidata María Antonieta Pérez aparece mirando de frente, iluminado, con aires de victoria.
Al día siguiente de que apareció el desplegado a plana completa de la candidata María Antonieta Pérez, el periódico El Diario publicó el resultado más reciente de una nueva encuesta ordenada por dicha casa editora a la empresa Confirme, de acuerdo a la cual el candidato de PRI-PVEM-Panal a la Presidencia Municipal, Enrique
Serrano Escobar, mantiene una ventaja de 16 puntos porcentuales en la
preferencia electoral sobre María Antonieta Pérez Reyes, aspirante del
PAN. En base a la encuesta publicada faltando seis días para llevarse a cabo las elecciones, aún cuando la abanderada panista subió 13.3 puntos porcentuales desde
el primer estudio de opinión aplicado a finales de mayo, al ascender de
19.8 por ciento de entonces a 33.1 por ciento en la intención del voto,
también Serrano Escobar escaló 7.2 puntos, al pasar de 41.9 por ciento a
49.1 por ciento en esta segunda medición. Por otro lado, mientras que en la encuesta de hace un mes el porcentaje de
quienes aún no definían su voto era de 25.5 por ciento, en esta ocasión
se redujo a 12 por ciento. Este segundo estudio de opinión se aplicó a una muestra de mil 600
juarenses con credencial de elector mediante entrevistas personales,
entre el 22 y el 26 de junio, por lo que estos resultados sólo son una
fotografía de ese momento y no son indicativos de lo que sucederá el
próximo 7 de julio. Si la brecha entre los dos candidatos punteros es de 16 puntos, ésta se
amplió cuando se les preguntó a los encuestados por cuál partido
político votarían, ya que el 46.6 por ciento respondió que por el PRI,
mientras que el 19.9 por ciento expresó que por el PAN; el 12.6 por
ciento se manifestó indeciso en este rubro.
La imagen de los resultados de la más reciente encuesta ordenada por el periódico El Diario publicada en su versión online es la siguiente:
Los resultados publicitados por la candidata María Antonieta Pérez Reyes y la empresa editora El Diario son tan dispares, estadísticamente hablando, que alguien está poniendo en juego su prestigio y su credibilidad por amplio margen. Necesariamente, dentro de tan solo seis días, alguien va a quedar como un mentiroso no sólo ante la comunidad de Ciudad Juárez sino ante el mundo entero, y tendrá que cargar a cuestas con el resultado del descrédito por el resto de su vida.
Una encuesta, bien llevada a cabo, necesariamente requiere que la muestra que se tome sea una muestra estadísticamente representativa del resto de la población. Si se escogen completamente al azar en un país mil habitantes de dicho país, y 500 de ellos resultan ser negros mientras que los otros 500 resultan ser blancos, entonces dentro de cierto margen de error (el cual puede ser de un cinco por ciento, o incluso de un dos por ciento, todo depende del tamaño de la muestra), entonces ello significa que si se lleva a cabo un conteo total de toda la población la mitad de la población será blanca mientras que la otra mitad de la población será negra (aproximadamente). Nadie, absolutamente nadie, espera que las tres cuartas partes de la población resulten estar conformadas por negros y solamente un cuarto de la población resulte estar conformada por blancos; si tal cosa llegara a ocurrir ello significaría que o bien la muestra estuvo no solamente mal tomada sino pésimamente tomada, o bien alguien manipuló deliberadamente los resultados de la muestra, o efectivamente ocurrió una anomalía estadística de esas que sólo se dan una vez cada diez mil años.
No es necesario que María Antonieta Pérez Reyes gane por el amplio margen de ventaja con el que dice que va a ganar. Basta tan solo con que gane para que le ponga un gancho al hígado a una empresa periodística que hasta ahora se ha destacado por su imparcialidad y su prestigio ganado a pulso con trabajo periodístico neutral (sin intención previa de favorecer o desprestigiar a alguien de antemano) y de calidad. El triunfo en las urnas de María Antonieta Pérez Reyes daría razones para suponer que en las encuestas sobre la tendencia del voto hubo un acto mayúsculo para favorecer a uno de los candidatos (Enrique Serrano) provocando el desánimo y la confusión entre los simpatizantes del candidato del partido contrario (María Antonieta Pérez Reyes). Inclusive a un medio como El Diario le sería muy difícil si no imposible poder recuperarse de un descalabro tal.
Sin embargo, si María Antonieta Pérez Reyes pierde, y peor aún, pierde por un margen no muy alejado del margen de diferencia anticipado por el periódico El Diario, posiblemente ella misma terminará sepultando su propia carrera política y con ello cualquier aspiración que pudiera haber tenido para otro cargo público de altura (como gobernador o inclusive presidente de México). Porque lo que le echarían en cara de inmediato sería lo siguiente: ¿cómo, si estabas dispuesta a mantener a flote tu campaña política con mentiras de tan gran calibre, recurriendo al falseamiento deliberado de la información y al uso tendencioso de la misma herramienta que hizo posible el avance de la física cuántica, se podía esperar que pudieras ser una buena presidenta municipal, al actuar con tal deshonestidad y tan poca vergüenza? ¿Como se puede esperar que quien actúe tan mal ayer pueda corregirse a sí mismo y actuar tan bien mañana?
El abuso de la estadística con fines de mera conveniencia política, no para poder estar bien informado sino para manipular a la opinión pública y mantener engañada a la ciudadanía, no es cosa nueva. Hay quienes suponen que tal cosa ocurrió con las encuestas presidenciales de 2012 llevadas a cabo por la empresa GEA-ISA, cuyos pronósticos estuvieron tan burdamente alejados de la realidad que la cadena televisora MILENIO se vió obligada a pedirle disculpas a su público televidente y a rescindir permanentemente su contrato con esa empresa encuestadora. Cualquier sondeo de opinión que sea elaborado en la actualidad por el fantasma que queda de la empresa GEA-ISA tiene tanta credibilidad como los pronósticos que se puedan hacer en las casas de apuestas al caballo ganador.
En los Estados Unidos, a diferencia de lo que ocurre en México, las empresas consultoras como Gallup que gozan de enorme prestigio y credibilidad aplican sus sondeos apegándose a los principios elementales de la estadística inferencial, con el resultado de que al conocerse los resultados de las votaciones reales una vez llevadas a cabo las elecciones se viene confirmando lo que las encuestadoras habían predicho dentro de los márgenes de error estadísticos pertinentes al caso. Y si un candidato está siendo superado por otro por un margen apreciable, el candidato que va por detrás en vez de ordenar la fabricación de encuestas amañadas sin ninguna validez para darse a sí mismo una supuesta ventaja sobre el candidato que le lleva la delantera, se apoya en los sondeos que le dan la desventaja para pedirle a sus simpatizantes el redoblar esfuerzos para poder remontar la diferencia. Un caso célebre que marca cierta excepción es el del candidato presidencial George McGovern, el cual ante las cifras presentadas por las casas encuestadoras que le daban un triunfo anticipado a su oponente el Republicano Richard Nixon, afirmó “los sondeos de opinión están equivocados, y yo voy a demostrarlo” (en las urnas, el día de las elecciones). George McGovern, al final de cuentas, perdió, confirmando que las empresas encuestadoras habían vaticinado acertadamente su derrota, y perdió por amplio margen.
Hay ocasiones contadas en las que los sondeos electorales muestran diferencias tan apretadas (en lo que se considera como un empate técnico) que, al estar dentro del margen de error, las empresas encuestadoras optan por hacerse a un lado sin atreverse a “darle el gane” por anticipado a alguien. Tal cosa ocurrió en las elecciones presidenciales del 2000 en los Estados Unidos que todas las encuestadoras, hasta Gallup, se hicieron a un lado admitiendo que la moneda estaba en el aire. Y en las elecciones presidenciales llevadas a cabo en México en el 2006, en la recta final la diferencia entre el candidato Felipe Calderón (PAN) y el candidato Andrés Manuel López Obrador (PRD) estaba tan cerrada que hasta la empresa Consulta Mitofsky se hizo a un lado sin atreverse a hacer ningún vaticinio sobre el posible triunfador en los días posteriores a las elecciones. Ni siquiera el mismo Instituto Federal Electoral, a través de su Consejero Presidente Luis Carlos Ugalde, se atrevió a anunciar ningún triunfador al día posterior a las elecciones como había prometido que lo haría basado en los resultados preliminares PREP. Generalmente, cuando los márgenes de diferencia son tan estrechos, este tipo de elecciones terminan dejando una sombra de duda sobre la legitimidad del triunfador y terminan dejando un mal sabor de boca con posibles conflictos sociales a largo plazo.
Sin embargo, en las elecciones que se llevarán a cabo en Ciudad Juárez dentro de seis días, las diferencias entre los sondeos de opinión presentados tanto a favor como en contra del candidato Enrique Serrano están tan separadas que no hay margen de error estadístico posible. Necesariamente alguien está mintiendo. Necesariamente, alguien falseó los hechos. Y necesariamente, la reputación de alguien se colapsará el próximo lunes 8 de julio de 2013 cuando se conozcan los resultados de las elecciones, y el descrédito lo tendrá que cargar para siempre. A estas alturas, ya no hay marcha atrás.
Nos veremos aquí el próximo 8 de julio de 2013, cuando sabremos quién quedó reivindicado, y quien quedó como un bufón de la política. Necesariamente aquí habrá un gran perdedor porque necesariamente alguien está mintiendo, y en grande. En esto se puede hacer un vaticinio certero que será confirmado con toda puntualidad por la misma prensa.
Addendum: Este trabajo tiene su epílogo en la entrada titulada “¡Y EL MENTIROSO EESSSS....! publicada el martes 9 de julio de 2013 en esta bitácora, en caso de que haya lectores que estén interesados en saber en qué terminó todo esto. Porque, a fin de cuentas, necesariamente tuvo que haber un mentiroso que quedó mal parado. Y ya se sabe quién fue.
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