lunes, 1 de abril de 2019
Sin un centavo en los bolsillos!!!
El Instituto Nacional de Migración de México anunció que a partir del lunes 1 de abril de 2019 México dará visas humanitarias para migrantes. Sin embargo, una pregunta queda en el aire: ¿se les pedirá que traigan algo de dinero consigo para poder subsistir en México durante las semanas o meses que permanezcan en México en su supuesto tránsito hacia los EE.UU., o se les permitirá la entrada a territorio mexicano sin traer un solo centavo en sus bolsillos?
Estos migrantes indocumentados procedentes de Centroamérica no son turistas, ni vienen en plan de vacaciones. ¿Deberían traer algo de dinero antes de que se les otorgue permiso para entrar a México? El núcleo fundamental del asunto es que para poder sobrevivir no solo en México sino en cualquier parte del mundo es necesario contar con recursos económicos para poder comprar alimentos, hospedarse en hoteles, comprar medicinas en caso de que se requieran, y poder pagar servicios de transportación; nada de esto es gratis en México, si lo fuera ningún mexicano se vería en la necesidad de tener que trabajar. Se sobreentiende que cualquier persona que ingrese a México sin traer un solo centavo en sus bolsillos necesariamente tendrá que recurrir a la mendicidad, o peor aún, a la delincuencia, para poder sobrevivir.
Si las autoridades migratorias de México les van a pedir a los migrantes centroamericanos que traigan consigo algo de dinero antes de que se les permita la entrada, ¿cuánto dinero se les debería pedir? Todo depende del tiempo que tengan planeado permanecer en México. Según dicen, todo lo que quieren es llegar a la frontera con Estados Unidos para pedir asilo y empezar a ganar dólares inmediatamente.
En México, un kilo de tortillas cuesta aproximadamente quince pesos, y en el peor de los casos ese kilo de tortillas le alcanza a una persona adulta para poder alimentarse dos o tres días, sin comer otra cosa más que ese kilo de tortillas (tendrá que conseguir agua en algún lado, por ejemplo en los bebederos públicos.) Si un migrante procedente de Centroamérica piensa tomarse diez días en llegar hasta la frontera con Estados Unidos, entonces si piensa alimentarse con puras tortillas de maíz durante esos diez días debería traer consigo por lo menos unos cien pesos, y esto no le dejaría absolutamente nada para poder emprender el viaje desde la frontera de México con Guatemala hasta la frontera de México con Estados Unidos. ¿Y qué tal si en vez de traer consigo cien pesos se trajera únicamente dos pesos o cinco pesos? Inevitablemente tendría que recurrir a la mendicidad sumándose a los miles de limosneros que ya tiene México, o peor aún recurrir al robo para poder sobrevivir aumentando con ello las ya de por sí elevadas tasas de criminalidad que padece México. Por lógica, negarle el ingreso a dicha persona y regresarla por donde vino sería la única alternativa para impedir la elevación de los problemas sociales que ya se tienen en México. Sin embargo, con el otorgamiento de las visas humanitarias, el gobierno federal parece haber tomado ya una decisión que sin duda alguna traerá consecuencias.
Pedirle a un visitante extranjero que demuestre que cuenta con recursos económicos suficientes para poder subsistir no es mera tramitología, se trata de un requisito obligatorio para poder obtener una visa de ingreso a muchos otros países. A ningún mexicano se le dá una visa de entrada en calidad de turista ya sea en algún país europeo como España o como en Francia o en algún país asiático como Japón o Singapur si no comprueba primero a los funcionarios consulares de la Embajada respectiva el tener dinero suficiente para poder sostenerse a sí mismo durante su estancia. Estos países ya tienen sus propios limosneros y lo que menos quieren es importar mendicantes llegados de fuera para aumentar los índices de pobreza y desigualdad social. Igualmente, el gobierno de Estados Unidos no le otorga a nadie su mica green card de residencia permanente legal si no demuestra que tiene dinero suficiente para subsistir en EE.UU. sin recurrir a la mendicidad o al hurto o a la ayuda gubernamental. Esta es la razón del por qué Estados Unidos no admite legalmente mediante visa de ingreso a los millares de centroamericanos que deciden formar parte de las caravanas de migrantes indocumentados que marchan hacia los Estados Unidos: no tienen manera de comprobar que cuentan con solvencia económica suficiente para poder subsistir por cuenta propia en un país en donde los gastos diarios corren en dólares.
La cruda realidad es que, por recomendaciones que se han hecho entre ellos mismos a través de las redes sociales y sus teléfonos celulares, la gran mayoría de los indocumentados centroamericanos que están llegando a México en caravanas cada vez más numerosas emprenden el largo viaje SIN TRAER UN SOLO CENTAVO EN SUS BOLSILLOS, atenidos a vivir precisamente de la caridad pública y ser hospedados y alimentados gratuitamente por albergues caritativos como las Casas del Migrante en Tijuana y Ciudad Juárez o el albergue Hermanos en el Camino del Padre Alejandro Solalinde (en Oaxaca). Pero inclusive para estas instituciones caritativas la cosa ya se está saliendo fuera de control inclusive en Chiapas cerca de la frontera con Guatemala, y hoy son incapaces de poder antender todas las necesidades de las marejadas humanas que están inundando a México desde Centroamérica que entran a México con muchas necesidades pero sin una manera para solventarlas.
Las necesidades monetarias en México de los caravaneros recién llegados de Centroamérica son mucho mayores de lo que pudiera suponerse, porque en las caravanas más recientes se empieza a notar una tendencia preocupante, ya que no solo se trata simplemente de hombres adultos que se desplazan solos (como antes) con la intención de pedir asilo y esperar después meses o años para que sus familiares los alcancen en Estados Unidos, sino que se están trayendo consigo a sus hijos y a sus esposas. Se están trayendo con ellos familias completas. ¡Se están trayendo hasta los abuelitos! Y SIN UN SOLO CENTAVO EN LOS BOLSILLOS. Esta parece ser la tendencia, que parece irreversible. Han de creer que México es un país rico, inclusive más rico que Estados Unidos. La consecuencia inevitable de permitir la inmigración incontrolada de gente sin solvencia económica alguna es de tener a familias completas en las calles de México viviendo en la mendicidad. Y si no reciben ayuda, pues tal vez se tendrá que recurrir a la delincuencia para no morir de hambre.
En última instancia, quedaría la opción de simplemente negarles a los centroamericanos el ingreso a México si no traen consigo dinero suficiente para poder sobrevivir durante el período de tiempo por el cual solicitan permiso para permanecer legalmente en México. Eso, o regresarlos a sus respectivos países de origen para que allá se las arreglen como puedan en vez de que se metan a México para arreglárselas como puedan en México.
Regresando a la pregunta: ¿cuánto dinero se les debería pedir (o más bien, exigir) que trajeran consigo por cada día de estancia que pidan en su permiso de ingreso a México (que se supone es un permiso temporal y no de residencia permanente)? ¿Cien pesos? ¿Cincuenta pesos? ¿Veinte pesos? ¿Cinco pesos? ¿Dos pesos? ¿Un peso? Esto último puede sonar ridículo ya que nadie en México subsiste con un peso diario, hasta que se cae en la cuenta de que México les ha estado permitiendo el ingreso y el paso a millares de centroamericanos que NO TRAEN NI SIQUIERA UN SOLO PESO EN SUS BOLSILLOS. Han de creer que México es un país rico, inclusive más rico que Estados Unidos.
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