Ante el notorio fracaso en materia de seguridad de la administración ejercida por el gobernador Javier Corral, el peor gobernador peor calificado entre todos los demás gobernadores del país, este tipo que nunca supo gobernar ni administrar ha tenido la ocurrencia de implementar programas y acciones que sin duda alguna levantarán los ojos y causarán el asombro de todos los cuerpos policiacos alrededor del mundo.
Resulta que, para disminuír la desenfrenada delincuencia y resolver aunque sea unos cuantos de los miles de casos sin resolver que se han ido acumulando a lo largo de dos años de funesta administración de Javier Corral, en vez de modernizar las anacrónicas técnicas forenses con las cuales se cuenta en Chihuahua y contratar a los mejores detectives que puedan ser encontrados en Chihuahua o en todo México, se está optando por recurrir a lo sobrenatural, al más allá, como si de allá hubieran de venir las respuestas y las soluciones para todos nuestros problemas.
En La Columna de El Diario publicada el lunes 8 de Julio de 2019 aparece lo siguiente que no deja dudas al respecto:
Retorciéndose del coraje se quedaron algunos empleados de Servicios Periciales en Juárez y Chihuahua porque sólo unos cuantos fueron llevados de paseo a la Ciudad de México a un congreso internacional de nuevas técnicas de búsqueda de personas desaparecidas.
Se llevaron a unos cuantos favoritos y principalmente de Chihuahua, cuando es obvio que existen necesidades mayores en la frontera de contar con profesionales para atender este renglón tan sensible de la seguridad y la justicia.
Fueron solamente los de la Unidad de Peritaje Estratégico, al mando del genetista Eberth Castañón, quien ocupa una posición que debería tener un antropólogo forense y no otro profesionista cualquiera.
El grupo se hace llamar “Equipo Ouija”, conformado por varios que ni siquiera cuentan con título profesional alguno, mucho menos carrera afín en las materias que abordan.
El grupito de la Ouija tiene como fin contactarse con las personas fallecidas de manera trágica, violenta o natural. Deben hacerlo de manera científica a través de la evidencia de interés criminalístico, mediante una investigación bien fundamentada.
La verdad es que el grupo deja mucho que desear.
Su líder y sus integrantes se preocupan más por traer el logo con una calavera y el nombre “Ouija” en sus unidades y camisetas, que por dar resultados en el procesamiento de evidencia clave para lograr tanto encontrar a personas desaparecidas, como obtener sentencias contra los criminales.
Dónde está el respeto a los familiares de las personas fallecidas, dónde su profesionalismo, su ética e integridad moral.
Todo eso se ha perdido en un área cuyo nombre, con referencia a un tablón de madera poseído por supuestos espíritus, explica por qué ciertas investigaciones y periciales son un fiasco.
Podemos imaginar que ante algún caso importante sobre el cual la sociedad chihuahuense demanda una solución, los integrantes del Equipo Ouija a eso de la medianoche se sientarán alrededor de una mesa en una habitación a puerta cerrada, con muy poca iluminación salvo una luz de vela, uniendo sus manos conforme el líder del grupo empieza a entonar unas invocaciones pidiendo "línea directa" con el más allá para obtener respuestas confiables y rápidas a través de la Ouija que tienen puesta sobre la mesa.
Si todo sale como se anticipa, entonces tras ruidos tenebrosos de crujir de dientes y sonidos de cadenas arrastradas por el suelo, unas horas después saldrán corriendo espantados de la habitación algunos de los integrantes del Equipo Ouija, seguidos de otros con expresión de zombie en sus rostros como si estuvieran poseídos por los demonios astutos de la Ouija, y por último saldrá el líder del Equipo Ouija cuya sonrisa mostrará su satisfacción de haber obtenido el esclarecimiento del caso recibiendo todas las respuestas a sus interrogantes directamente del mismo Satanás.
Y así seguirán, día tras día, hasta que más temprano que tarde se requerirán los servicios de un exorcista que pueda ayudar a los integrantes del Equipo Ouija
A como van las cosas, no tardarán en tratar de recurrir a otras artes negras y prácticas espiritistas en el Palacio de Gobierno de Chihuahua, siempre con el visto bueno del sorprendente (des)gobernador Javier Corral, y eventualmente otras habitaciones del Palacio de Gobierno se empezarán a llenar de objetos propios de la santería, el culto a la Santa Muerte, e imágenes y mantas con signos cabalísticos como las que usan los chamanes de México tales como los Brujos de Catemaco. Si los acólitos de Javier Corral van a recorrer ese largo camino probando todas las posibilidades, muy bien podrían ahorrarse mucho trabajo y tiempo disolviendo al Equipo Ouija y recurriendo directamente a la contratación del Brujo Mayor de Catemaco, ese tío del que se asegura (y él también lo asegura) que ya tiene pacto con el Demonio y que por lo tanto todos sus "trabajos" están plenamente garantizados porque está plenamente respaldado "por una gran autoridad".
¡A lo que estamos llegando con el gobernador Javier Corral que ya se cree una especie de César romano!
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