Anne Hathaway y Harvey Weinstein
El infierno no tiene furia como la de una mujer despechada; así reza un popular refrán en Inglés.
Harvey Weinstein es un famoso productor de cine estadounidense. Fundó junto con su hermano Bob las productoras de cine independiente Miramax y The Weinstein Company. Weinstein ha ganado varios premios Tony como productor de musicales y obras de teatro como Billy Elliot el Musical y The Producers. Pero recientemente se ha ganado mala fama como presunto acosador de mujeres. El 5 de octubre de 2017, Weinstein fue acusado por acoso sexual por parte de varias mujeres, entre ellas Ashley Judd, y en octubre de 2017, The New York Times y The New Yorker publicaron decenas de acusaciones en su contra por acoso, abuso sexual e incluso de violaciones, en lo que terminó constituyendo un linchamiento público a través de los medios proclamándose públicamente al acusado como culpable sobre la base de puros testimonios tan verbales como tardíos. Como consecuencia de las acusaciones, Harvey fue expulsado de su compañía fundada por él y de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. A las denuncias iniciales se le ha ido sumando un aluvión de muchas otras denuncias que de ser ciertas llevarían a cualquiera a suponer que Harvey Weinstein es un insaciable fauno salido de la mitología griega y un superdotado sexual que solo piensa en una sola cosa todo el dia: en estar acosando sin parar a inocentes y castas jovencitas que no saben nada de la vida y las cuales lo único que quieren es recibir una oportunidad para destacar en el medio cinematográfico porque se creen mucho muy talentosas y merecedoras de la fama hollywoodense como Marilyn Monroe o Jane Russell.
¿Quienes son aquellas de las cuales se puede esperar más denuncias y demandas en contra de Harvey Weinstein? Como dijera alguna vez uno de sus abogados: "todas aquellas ambiciosas actrices y aspirantes a actriz a las cuales Harvey no les dió el papel protagónico en alguna película en la cual ellas estaban desesperadas por obtener el papel principal". Si esto es cierto, entonces lo que las acusadoras de Harvey Weinstein buscan en contra de Harvey Weinstein no es justicia sino venganza. Y saben perfectamente que no hay mejor momento que éste para tratar de desquitarse incluso inventándole cargos falsos, formándole una especie de tribunal no a través de las cortes establecidas en un sistema legal sino a través de los medios que lo proclame culpable de todos los cargos así sean falsos o fabricados. ¡¡¡Todas contra Harvey!!! ¡¡¡Ahora o nunca!!!
Las acusaciones de numerosas actrices de Hollywood y aspirantes a actriz en contra de Harvey Weinstein, acusaciones legítimas o falsas pero recibiendo la gran mayoría de ellas credibilidad dentro de la prensa norteamericana, pese a estar basadas en puros testimonios verbales acerca de eventos supuestamente ocurridos hace muchos años y por lo tanto casi imposibles de corroborar, puso en movimiento la cruzada feminista conocida como Me Too que se convirtió en todo un movimiento internacional aún sin haber sido declarado Harvey Weinstein culpable del alud de acusaciones en su contra en un tribunal de justicia convencional que pudiese evaluar pruebas presentadas que tendrían que ser algo más que anécdotas cocinadas por actrices ansiosas de hacerle pagar cuentas que Weinstein tenía pendientes con ellas.
El alegato básico de una acusadora típica en contra de Weinstein es éste (más o menos): “yo llegué a Hollywood inocente y pura, más casta que Santa Teresa, queriendo formarme decentemente una carrera como actriz talentosa pero sin ninguna disposición de hacer cosas indecentes como salir en minifalda o en un traje de baño de tanga o desnudarme ante las cámaras, ni tener citas con personajes famosos como Justin Bieber, y mucho menos con ese vejete cochino Harvey Weinstein abusó de mi candorosa ingenuidad y me acosó sin que yo pudiera hacer absolutamente nada para evitar el acoso ni para denunciar a ese pervertido miserable ante la policía por haberme robado mi virginidad en contra de mi voluntad. Y ahora, veinte años después, yo pido justicia y espero que lo metan a la cárcel por el resto de su vida”. Tras lo cual vienen las entrevistas de las denunciantes con la prensa y las firmas de autógrafos de las acusadoras.
El ser escogida o no ser escogida para aparecer en el protagónico de una publicitada película cuyo elevado presupuesto e inversión en efectos especiales casi garantizará de antemano que la película será todo un éxito puede ser la diferencia entre caminar por la alfombra roja en camino hacia la premiación de los Oscares o terminar trabajando como una mesera desconocida en alguna fonda de algún pueblo chico; tal es el contraste. Puede ser la diferencia entre conocer y sostener relaciones con varios de los actores más guapos de Hollywood involucrándose en escándalos típicos de la farándula o terminar como una simple ama de casa atada a un marido golpeador que le llega borracho todos los fines de semana a altas horas de la noche. Es la diferencia entre convertir un sueño en realidad o acabar viviendo una pesadilla. Son oportunidades que se presentan una sola vez en la vida. Y para convertir el sueño en realidad, las que compiten por sobresalir a como de lugar entre las miles y miles que tienen los mismos sueños y las mismas ilusiones, basta con lograr que el productor se fije en ellas más que entre las otras ochocientas o mil contendientes por el protagónico que también tienen sus propias aspiraciones de fama y gloria.
En contraste con Harvey Weinstein, hay otros tipos que se puede presumir que sí se metieron al medio cinematográfico con la intención anticipada de aprovechar sus posiciones para obtener la compañía de bellas aspirantes a actrices, y uno de tales individuos fue el hedonista empresario Howard Hughes, el magnate de la industria de la aviación, logrando obtener parejas en su recámara como Terry Moore, una non-sancta conejita de Playboy de la que Howard Hughes fue pareja además de otras cien actrices o pseudo-actrices más en su larga lista. Curiosamente, Hughes nunca fue acusado en masa por acoso sexual como hoy ocurre con Harvey Weinstein quizá por el hecho de que en tales años las mujeres de cascos ligeros que competían por los favores de algún productor importante sabían que carecían de posibilidad alguna de que alguien les diera credibilidad si se les ocurría inventar historietas sórdidas de acoso sexual.
Hay numerosos otros ejemplos de famosas que todo lo que lograron en vida se lo deben al hecho de haber sido seleccionadas entre muchas otras para el papel protagónico de alguna película (y si hubo acoso sexual en contra de ellas, NUNCA NUNCA denunciaron ante los medios tales acosos justo mientras se estaba rodando la película, ellas siempre se esperaron para hacer tal cosa mucho tiempo después de terminada la filmación). Para citar unos cuantos ejemplos de vidas de mujeres que resultaron muy afortunadas al ser seleccionadas por un productor:
* Judy Garland.- Se hizo famosa gracias a su papel en la película El Mago de Oz.
* Carrie Fisher.- Todo lo que logró en la vida en el medio del espectáculo se lo debe a haber sido la princesa Leia en la saga Star Wars de George Lucas.
* Jennifer Lopez.- Su fama y su éxito actuales derivan de haber sido escogida como la actriz principal en la película sobre la vida de la cantante mexico-americana Selena.
* Jayne Mansfield.- El clásico símbolo de la “bomba sexual” de Hollywood.
La posición de productores como Harvey Weinstein es muy difícil. Para evitar terminar siendo acusados como depredadores sexuales merecedores de prisión perpetua tendrían que convertirse en el equivalente de santos incorruptibles, capaces de poder rechazar y resistir cualquier tipo de tentación aún teniendo frente a ellos a miles de aspirantes (todas ellas lindisimas y con cuerpos tentadores) dispuestas a lo que sea con tal de complacerlos para que se fijen en ellas y les den el papel principal en alguna película de presupuesto elevado. O sea que si a productores sin mácula se les acercara una hermosa jovencita quinceañera (como Brooke Shields en sus mejores tiempos, o Selena Gomez) ofreciéndoles provocativamente un "anticipo de luna de miel sin compromisos", ellos deberían de poder ser capaces de decir ¡¡¡¡NO!!!!! sin pensarlo dos veces, aún corriendo el riesgo de cualquier modo de terminar siendo acusados de un acoso que nunca llevaron a cabo por jovencitas furiosas y despechadas a las que descartaron de la lista para algun papel protagonico de alguna película como El Diario de una Princesa o Transformers o El Hombre Araña. La pregunta es: ¿realmente podemos esperar que en tal medio puedan darse entre los productores de peliculas verdaderos santos sin terminar siendo ellos la ocasión de lo mismo que ellas mismas terminarán culpando como parece ser el caso de Harvey Weinstein?
Y a propósito de Salma Hayek que se ha sumado a la larga lista de acusadoras de Harvey Weinstein, ¿qué decir de sus desenfadados bailes y actuaciones en escenas cargadas de erotismo, como las que inmortalizó en la película de vampiros From Dusk Till Dawn?:
Esto además otras escenas candentes como las de sexo lésbico:
¿Acaso alguien la obligó en contra de su voluntad a cambiar su residencia trasladándose desde México hasta Los Angeles para terminar formando parte central en tales escenas en donde ella es el centro de la atención y es la atracción de las miradas gracias a su entrega total a las cámaras contoneándose voluptuosamente cargando una víbora? ¿Nos va a salir ahora con que Harvey Weinstein tiene la culpa de todos los escándalos fílmicos en que ella se ha visto envuelta? Seguramente que para el papel de seductora vampiresa erótica había otras cien actrices además de Salma Hayek que también querían ser estrellas en la película From Dusk Till Dawn. ¿Por qué no le dejó la oportunidad de tomar ese papel a cualquiera de esas otras cien actrices que habrían estado más que dispuestas a pasar una noche en la recámara de Harvey Weinstein con tal de lograr dicho papel? Salma Hayek sabe muy bien cómo se manejan las cosas en el mundillo escandaloso de la decadente Hollywood, ella muy bien se pudo haber quedado en México, o inclusive en su natal Veracruz, tal vez trabajando por el resto de su vida en algún supermercado o en alguna dependencia gubernamental viviendo una vida común y corriente como la de cientos de miles de amas de casa mexicanas, pero de haberse negado a filmar escenas en las que lo que se vende es el sexo y de haberse quedado a vivir en México es posible que Salma no habría podido conocer jamás a uno de los empresarios más ricos del mundo con el que terminó casándose asegurando su futuro y el de su hija. Son las cosas que se logran con la fama en Hollywood en donde los puritanos no tienen nada que andar haciendo allí moralizando y dando cátedras de buena conducta y pudor en un entorno en el que Anton Szandor LaVey fundó la Iglesia de Satanás para atender las necesidades "espirituales" de muchas aspirantes a la fama que llegan a Hollywood peleándose entre ellas para venderle el alma al Diablo y convertirse en las manos de algún productor famoso como Harvey Weinstein en “el descubrimiento del año” al estilo de Megan Fox. Usando su libre albedrío Salma Hayek escogió hacer su vida como lo ha querido hacer siempre. ¿Y para limpiar ahora su imagen pública sobre todo ante su hija Valentina resulta que Harvey Weinstein va a ser el monstruoso demonio culpable por la pérdida de la pureza e inocencia de una casta e inocente Salma que de no haber sido por las tentaciones del mundo de la actuación y productores como el que hoy acusa habría podido aspirar a ser incluída en la lista de candidatas a beatas y santas? Esto ya es pedir estirar al máximo los límites de la credibilidad. Salma aún puede ser canonizada, mientras ella esté viva puede albergar esperanzas de hacer méritos propios para lograr tal cosa, pero ello requeriría un cambio drástico de vida que tal vez ella no esté dispuesta a aceptar (por principio de cuentas, tendría que dejar de echarle la culpa a otros por sus excesos además de tener que renunciar por el resto de su vida a los deleites carnales, y de seguro tendría que desprenderse de todos sus bienes materiales que tanto trabajo le ha costado reunir, donando toda su fortuna a los pobres), imitando ejemplos como el de José Mojica y Jorge Porcel. Por lo pronto, es más fácil para Salma y muchas otras del movimiento feminista #MeToo seguirle echando la culpa al Diablo, en este caso a Harvey Weinstein, que proclamar un mea culpa.
El movimiento feminista #MeToo finge ignorancia completa ante el hecho de que personajes importantes del medio fílmico como Morgan Freeman han sido víctimas de denuncias falsas de acoso sexual en las cuales las implacables acusadoras nunca han presentado una sola prueba ante nadie, recurriendo únicamente a escándalos mediáticos que de cualquier modo las hacen famosas pudiendo lograr con falsas acusaciones atraer la atención mediática que no logran atraer de otra manera. El movimiento #MeToo se la ha pasado tronando en contra del supuesto acoso sexual que sufren de parte de productores de Holywood cientos de jovencitas que se autoproclaman inocentes, puras y virtuosas (eso dicen), y #MeToo exige y espera que ante propuestas (decorosas e indecorosas) que les puedan hacer muchachitas como Demi Rose:
a productores de películas como Harvey Weinstein ofreciéndoles sexo a los productores a cambio de una oportunidad en alguna película de alto presupuesto, ellos no se fijen nunca en lo absoluto en los atributos físicos que puedan tener ellas, y que se fijen únicamente en el talento histriónico de las miles de competidoras que les piden casi de rodillas el papel principal en alguna película; haciendo tales exigencias como si los productores de Hollywood no fueran humanos de carne y hueso y que pudieran andar todo el tiempo como si tuvieran atole en las venas que los pudiera hacer inmunes ante cualquier atractivo de las aspirantes que les llegan compitiendo furiosamente entre ellas por el protagónico, lo cual sería más fácil si todos ellos fueran ciegos. De acuerdo a las expectativas de las feministas de #MeToo, los productores de Hollywood deberían ser completamente indiferentes ante la belleza física femenina y deberían permanecer impávidos y tan fríos como un témpano de hielo ante el atractivo físico de jovencitas aspirantes a la fama como la latina Jailyne Ojeda Ochoa:
como si la indiferencia a la belleza femenina que les piden fuese parte de la naturaleza humana. Hasta ahora el implacable movimiento #MeToo no ha pedido públicamente a ninguna aspirante a actriz que deje de vestirse provocativamente ni que deje de recurrir al escándalo público o que deje atrás sus intenciones de lograr fama en Hollywood a toda costa y a cualquier precio, la campaña acusadora y moralizadora de #MeToo va encausada única y exclusivamente en contra de los productores, nunca va enfocada en contra de las bastante liberales muchachitas que hoy se quejan y denuncian furiosamente a sus presuntos acosadores que de seguro no las tomaron en cuenta para un papel relevante en una película como Titanic. La verdadera interrogante es: ¿quién es el que está acosando a quién?
El cine como negocio
Desde siempre, las películas de Hollywood y de cualquier parte del mundo, sin importar su género, son esencialmente un negocio en el cual se invierte dinero con la esperanza de obtener alguna ganancia económica. Es falso que los estudios de cine sean fundados por tipos con el único afán de procurar compañía femenina en la alcoba. Este negocio, como cualquier otro, depende de la calidad del producto ofertado, y productores de películas como Los Diez Mandamientos no tienen tiempo para andar correteando chamaquitas jóvenes y bonitas que quieran participar en la producción de algo que creen que las lanzará al estrellato y las hará más famosas que Elizabeth Taylor.
De acuerdo a las expectativas de #MeToo, se supone que el ver a una chica como Demi Rose o como Selena Gomez les debe ser tan indiferente a los productores como ver un nopal en el desierto o ver una llanta en una gasolinera. ¿Pero es deseable tal cosa en la selección de las actrices para la producción de películas? Una indiferencia de este calibre fácilmente puede convertir a cualquier productor de películas en un fracaso rotundo en la taquilla, porque los que van al cine a ver películas de entretenimiento lo hacen en parte no solo atraídos por el tema y los efectos visuales de la película (como Star Wars) sino también atraídos justo por las bellezas que puedan hallar en tal o cual película, y si un buen productor no es capaz de anticipar sabiamente los gustos y las expectativas del público es probable que muy pocos o tal vez nadie vaya a ver la película. Aunque los cinéfilos no pagan solo por ver una cara bonita o un cuerpo digno de llamar la atención, es más fácil que alguien pague por ir a ver una película en la cual la actriz principal sea Eva Green:
o Lea Seydoux (las dos francesas):
que ver la misma película siendo la actriz principal Jocelyn Wildenstein:
Pero este es el dilema de productores como Harvey Weinstein: si para hacer una pelicula el productor escoge para el papel principal a una jovencita como Lea Seydoux dándole preferencia a ella sobre otras 500 desconocidas con egos inflados que acabadas de llegar a Hollywood ya se imaginaban a sí mismas como triunfadoras (y las cuales hasta están dispuestas a entrar al quirófano para someterse a operaciones de cirugía estética costosas y arriesgadas que nada tienen que ver con el talento artístico con el que ya se nace, operaciones tales como la liposucción y el brazilian butt lift con tal de lograr que los productores de cine se fijen en ellas sobre todas las demás) y que terminan siendo rechazadas por el productor para el papel principal en una película por el cual se están peleando:
esas otras 500 despechadas van a querer despellejarlo vivo o van a tratar de desquitarse de él a la primera oportunidad que tengan por no haberlas escogido, y ¡el infierno no tiene una furia tal como ésta! No importa a cual aspirante termine escogiendo el productor, siempre habrá muchas otras que serán rechazadas hasta para los papeles de bruja, y esto es inevitable porque ninguna producción tiene presupuesto suficiente para meter en una película a todos y a todas las que quieran salir en la película.
Harvey Weinstein... ¡al Infierno!
Harvey Weinstein, ¿culpable, o inocente de los cargos de depredación sexual? Si se trata de algo que ocurrió hace poco, digamos unas dos o tres semanas, tal vez sí; pero si se trata de algo que ocurrió hace muchos años y de lo cual las acusadoras se esperaron pacientemente demasiado tiempo para darlo a conocer, tal vez no. Las acusaciones tan tardías merecen poca credibilidad, y la mayoría de las acusaciones en contra de Harvey Weinstein no son recientes, ya son demasiado viejas. Por lo pronto, el juez federal Philip Gutiérrez de Los Angeles, enfrentándose al riesgo de una posible reacción furiosa de #MeToo, ya absolvió a Harvey Weinstein, poniendo a la acusadora Ashley Judd en el banquillo de los acusados como una especie de Eva moderna dispuesta a todo para lograr sobresalir en el medio. ¿Cuál podría haber sido el papel y en qué película en donde Harvey Weinstein se negó a meter a Ashley Judd como actriz principal por lo cual ella se podría haber ido en contra suya acusándolo de acoso sexual? Tal vez eso solo ellos lo sabrán a ciencia cierta. Ultimadamente, que se sepa, nadie obligó a Ashley Judd en contra de su voluntad a buscar la fama y la gloria en la farándula en Hollywood prestándose a lo que fuese con tal de lograr el objetivo; ella supo perfectamente el medio en el que se metía, se movía y en contra de quiénes competía. Si ella quería algo diferente de lo que podía esperar de Hollywood, ella debería de haberse metido a trabajar de maestra en una escuela primaria, o de monja en un convento. O mejor aún, aceptando casarse y terminar como ama de casa con una familia propia, con dos o tres chiquillos a su lado viendo peliculas famosas como El Señor de los Anillos o como El Mago de Oz. E imaginándose ellas mismas dentro de la película. Todavía en este momento hay miles de aspirantes recién llegadas a Hollywood listas y dispuestas para triunfar en el séptimo arte e igualmente dispuestas a llegar a cualquier tipo de arreglo con Harvey Weinstein o cualquier otro que haya quedado en su lugar. Las mujeres ambiciosas siguen y seguirán allí, pero ahora las arpías son complementadas por crecientes denuncias de acoso sexual sin importar que puedan ser ciertas (reclamo de justicia) o falsas (deseos de venganza).
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