lunes, 21 de enero de 2019

Nueva Venezuela



2018 concluyó en América como el año de las grandes migraciones cuantificadas no en docenas o cientos sino en miles y miles de migrantes indocumentados. Una de tales migraciones masivas ha sido alimentada por el éxodo de decenas de miles de hondureños (pollitos en fuga) que ondeando la bandera del país al que abandonan se han estado saliendo en grandes caravanas con todas las intenciones del mundo de tomar residencia ya sea legal o ilegal en Estados Unidos sin volver nunca más a Honduras, llegando al extremo de tratar de tomar por asalto la frontera de Estados Unidos con México con tal de ingresar violentamente sin documentos a la Unión Americana:






En México y sobre todo en Tijuana se comenta mucho de que los hondureños que se están saliendo de su país en números crecientes ya están hartos de Honduras, y se quejan de que en Honduras lo que comen es pura basura que no se le da de comer ni siquiera a los cerdos, aunque resulta que ahora están decepcionados porque se encuentran con que en México los mexicanos están acostumbrados a comer diariamente lo mismo que lo que a los hondureños generosamente se les ofrece en México y que ellos desprecian en tierra ajena, o sea están decepcionados porque sienten que se les obliga a comer en México lo mismo que lo que comían en Honduras en lugar de recibir gratis del gobierno mexicano pizzas y refrescos de cola pese a que México no tiene ninguna obligación legal de mantener tanta gente extranjera que abusa pisando a México como un trampolín para brincar hacia los Estados Unidos.

Pero además del éxodo de miles de hondureños de su país natal, hay otro éxodo que ha sido opacado por las recientes huidas de los exiliados de Honduras; se trata de la salida de miles y miles de venezolanos para quienes la utopía prometida por el Chavismo ha terminado y no ven futuro en Venezuela ni a corto ni a mediano plazo. Forman parte de lo que se conoce como la diáspora venezolana. La siguiente fotografía tomada el 17 de julio de 2018 muestra el puente Simón Bolívar, que conecta a San Antonio del Táchira en Venezuela con Villa del Rosario en Colombia, cuando se permitió el paso de miles de venezolanos hacia Colombia:




El hecho de que, mientras que Honduras tiene una sangría poblacional constante en la que está perdiendo a sus juventudes (o sea, a quienes hubieran sido las próximas generaciones de Honduras) que a la larga puede terminar dejando al país sin habitantes, y al mismo tiempo coincide esta sangría de hondureños con la salida de miles de venezolanos de Venezuela, la coincidencia histórica de ambos eventos sugiere una alternativa posible que no ha sido bien explorada por los sociólogos y académicos venezolanos y hondureños:
Si los hondureños ya no quieren vivir en Honduras, y si hay miles de venezolanos que quieren salirse de Venezuela huyendo de la dictadura de Nicolás Maduro, ¿por qué no dejarle los hondureños su país a los venezolanos para que, en ausencia de los antiguos ocupantes, los venezolanos puedan fundar una nación joven que podría ser conocida como la Nueva Venezuela?.
Para situarnos mejor, el siguiente mapamundi nos muestra la ubicación de Venezuela en Sudamérica:




mientras que el siguiente mapa nos muestra la ubicación de Honduras situada en Centroamérica un poco más al Norte que Venezuela, país hoy candidato histórico a poder convertirse en la Nueva Venezuela:




El siguiente mapa nos muestra a ambos países, Honduras y Venezuela, casi vecinos el uno del  otro (aunque no próximos inmediatos, geográficamente hablando):




Si un país cercano se vacía porque toda su gente se va a otro lado (e.g. toda la gente de Honduras yéndose desesperada a vivir a los EE.UU. ya sea legalmente o ilegalmente sin ser ninguno de los hondureños un asilado político), parece tentador para cualquier país vecino (como Venezuela) pueda enviar tropas para apoderarse de un paraje abandonado ya sin sus anteriores residentes. El gobierno de Nicolás Maduro se ha abstenido de comentar esta posibilidad porque Nicolás Maduro ya está apoderado de Venezuela. Sin embargo, a la gente de Venezuela (en contraste con el gobierno de Venezuela que parece no representar a la gente) tal vez se le haya estado ocurriendo de vez en cuando que una alternativa más honorable y mucho más práctica que empezar a invadir poblacionalmente en éxodos masivos a otro países como Colombia o Brasil consiste en tomar posesión de otro país cercano que de cualquier manera ya se está quedando sin sus habitantes, refundando el país como la Nueva Venezuela de una forma parecida a como esclavos libertos de Estados Unidos fundaron la República de Liberia en una región de África en donde anteriormente no existía tal nación y que se encontraba deshabitada.

La Venezuela actual no tendría ningún derecho de reclamo internacional sobre la Nueva Venezuela pese a que fuera fundada por venezolanos en el exilio, ya que se trata de otro país en otro territorio distinto alejado de Venezuela, permitiendo de este modo que los venezolanos en el exilio establecidos ya en Honduras puedan comenzar una nueva vida con una nueva sociedad, ya sin Nicolás Maduro y sin chavistas, para demostrarle al resto del mundo que el problema de Venezuela es su forma de gobierno y no su gente, y de paso para demostrarle a los hondureños que hay otros pueden hacer mucho más con Honduras que lo que han hecho los hondureños que han empacado sus cosas con la idea de tomar residencia en EE.UU.

El proceso de venezolización de Honduras podría comenzar con la creación de una comunidad de venezolanos instalados en territorio hondureño dándose a conocer con un mote tal como Little Caracas en semejanza a la comunidad de cubanos que fundaron en Florida lo que hoy se conoce como la Pequeña Habana en donde los inmigrados cubanos han creado dentro de territorio norteamericano una prosperidad y abundancia económica que sus paisanos que dejaron atrás en Cuba no han podido crear.

Si los diez millones de personas que hoy habitan en Honduras terminan saliendo con sus familias completas, sería una verdadera lástima que tanta riqueza natural como la que posee Honduras terminara siendo desaprovechada. Esos diez millones de hondureños (una cantidad menor de gente que la que hoy habita en la Ciudad de México) podrían ser fácilmente reemplazados por unos dos o tres millones de venezolanos prestos para reclamar para sí el territorio abandonado, fundando con una nueva Constitución la República de la Nueva Venezuela, reemplazando la bandera de Honduras con una nueva bandera que podría ser algo como la siguiente:





y acuñando una nueva moneda distinta de la actual de Venezuela, el nuevo bolivariano. Y sin relaciones diplomáticas con el gobierno de Nicolás Maduro, desde luego.

La fundación de la Nueva Venezuela presupone que la gran mayoría de los que viven en Honduras se quieren salir de Honduras lo más pronto posible. Yéndose casi todos los hondureños de Honduras, no quedaría en Honduras ni siquiera un ejército dispuesto a custodiar y morir peleando por un territorio abandonado que ni siquiera se le puede heredar a nadie.

¿Pero qué tal si tiempo después a los hondureños que hoy están emigrando en masa de Honduras, atraídos por la prosperidad y riqueza que sean generadas por venezolanos instalados en la Nueva Venezuela, se les ocurre querer regresar reclamando derechos en la Nueva Venezuela tras haber sido convertida la otrora decadente Honduras en un país rico y próspero mediante una buena administración y explotación inteligente de los muchos recursos naturales que los hondureños de hoy parecen haber sido incapaces de aprovechar? Pues simple y sencillamente no tendrían ya ningún derecho a reclamar nada, porque al salirse de Honduras la riqueza nacional generada por los hondureños migrantes puede ser considerada igual a cero, y querer regresar para aprovechar la riqueza generada por otros sería el colmo del cinismo. De hecho, todos los que se están saliendo de Honduras con destino a los EE.UU. están haciendo eso precisamente, quieren aprovecharse de la riqueza nacional generada por otros (los ciudadanos norteamericanos) dentro de Estados Unidos sin haber aportado nada previamente los indocumentados hondureños que hoy reclaman su derecho a brincarse la barda fronteriza para meterse sin tener que cumplir ningún trámite migratorio ante ningún consulado. Al abandonar Honduras en busca del sueño americano atraídos por el espejismo del dólar, los hondureños emigrantes pueden y le deben dejar los 112 mil kilometros cuadrados de los que consta Honduras a otros (como los venezolanos) que lo sepan y lo puedan aprovechar y administrar mejor. Bajo la nueva fórmula matemática, los hondureños se irían a EE.UU. al igual que la marabunta y los venezolanos llenarían el hueco inmigrando a lo que hoy todavía es Honduras, de modo que nadie perdería nada territorialmente hablando, y nacería un nuevo país en el continente americano, la Nueva Venezuela, a la vez que simbólicamente moriría otro, el viejo Honduras, nación abandonada a su suerte por sus pollitos en fuga. La descastada clase política de Honduras parece que no se ha puesto a pensar que con la pérdida de su gente un país va muriendo poco a poco; algo así fue precisamente lo que pasó con la tierra de Canaán cuando los hebreos de la Antigüedad la fueron abandonando paulatinamente para irse a vivir a Egipto (el Estados Unidos de aquél entonces), siendo otros ocupantes e invasores los que aprovechando la ausencia de los anteriores ocupantes de la Tierra de Canaán terminaron apoderándose de lo que los hebreos dejaron atrás para terminar los hebreos siendo explotados como esclavos en Egipto. Cabe recordar que tras el éxodo de los hebreos de Egipto, lo cual requirió de ayuda divina, los hebreos batallaron para reconquistar a un gran costo en pérdida de vidas humanas y derramamiento de sangre lo que hace mucho tiempo atrás había sido de ellos (de ésto trata precisamente el Libro de Josué, del regreso a la tierra prometida). Pero estas son lecciones del pasado distante que los pollitos en fuga de Honduras parece que prefieren ignorar.

Los venezolanos emigrantes de hoy van a tener que apurarse en caso de que quieran modificar sus planes de escape, y cambiar su destino final encaminándose para empezar a tomar posesión de Honduras con una invasión “hormiga” (así fue como México perdió a Texas ante los anglosajones inmigrantes en un episodio traumático y doloroso) antes de que Estados Unidos bajo Donald Trump decida apoderarse territorialmente de Honduras en forma pacífica ofreciéndole a Honduras el privilegio de convertirlo en algo parecido a Puerto Rico, o sea convertir a Honduras en un estado libre asociado con el beneplácito de los hoy pollitos en fuga, cerrando con esta asimilación territorial no solo las puertas de la emigración hondureña masiva hacia los EE.UU. sino también bloqueando y volviendo casi imposible la inmigración legal de venezolanos a Honduras que acabaría de tajo con cualquier posibilidad de que se pueda fundar la Nueva Venezuela, habido el hecho de que sería mucho más difícil para cualquier venezolano el poder tramitar una visa de residencia permanente para inmigrar a un Honduras que forme parte de EE.UU. que el poder meterse ahorita mismo en Honduras de la misma manera que los pollitos en fuga de Honduras lo están haciendo en estos momentos en la frontera entre México y Estados Unidos.

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