lunes, 6 de abril de 2020

29/04/2020: ¿Una cita impostergable con el destino?




Dentro de exactamente tres 23 días, el próximo 29 de Abril, a poco más de dos semanas de que hayan concluído las celebraciones de la primera Semana Santa que se recuerde en nuestra generación en la cual estuvieron cerrados todos los templos católicos y hasta la Plaza de San Pedro lució vacía, nuestro sistema solar, y en especial nuestro planeta Tierra, recibirá la visita de un asteroide gigantesco, designado por la NASA como el asteroide 1998 OR2, el cual pasará "muy cerquita" de la Tierra, pero no impactará directamente nuestro planeta, justificando la NASA con cálculos que no admiten menos que una precisión numérica casi inconcebible (como tratar de atinar qué tan cerca pasará una bala disparada por un humano a diez kilómetros de distancia sin incurrir en error alguno en los cálculos.) Si algún científico de la NASA concluyera, en base a datos más actualizados, que el asteroide 1998 OR2 impactará directamente contra el planeta Tierra, ¿podríamos esperar que la NASA en un arranque inusitado de honestidad diera a conocer un pronóstico así que sin duda alguna causaría pánico mundial, sobre todo en estos días en los cuales ya hay un pánico mundial por la pandemia del coronavirus COVID-19 que está trayendo consigo una pandemia económica?

Ya desde hace más de medio siglo, un académico de la Unión Soviética llamado Immanuel Velikovski, tras un estudio extenso de  acontecimientos documentados en la historia antigua, argumentó que la Tierra ha sufrido contactos cercanos catastróficos con otros objetos celestes tales como planetas (principalmente Venus y Marte) en la antigüedad que han traído devastación a la Tierra de tal envergadura que quedó documentada por los antiguos, lo cual se dió a conocer con su libro Mundos en Colisión:




Velikovsky fue duramente atacado, criticado y desmentido en su momento por quienes se decía representar la comunidad científica en aquél entonces, y Velikovsky ya no volvió a abordar públicamente el tema, hasta que el científico Luis Walter Álvarez (ganador del Premio Nobel de Física en 1968) presentó su teoría de que un gran cuerpo extraterrestre había impactado contra la Tierra, y para la que se fue encontrando posteriormente evidencia creciente de que las huellas del colosal impacto que se presume extinguió a los dinosaurios estaban en el Cráter de Chicxulub, justo en la orilla de la península de Yucatán.

El descubrimiento del gigantesco cráter en Yucatán tiene una historia interesante. En 1978 los geofísicos Penfield y Camargo trabajaban para la compañía petrolera estatal mexicana Pemex como parte de una prospección magnética aérea del golfo de México, al norte de la península de Yucatán, y el trabajo de ellos consistía en utilizar datos geofísicos para estudiar posibles localizaciones a fin de extraer petróleo.En dicha investigación, Penfield encontró un enorme arco subterráneo con una «simetría extraordinaria» y con la forma de un anillo que medía alrededor de 70 km de radio. Entonces obtuvo un mapa gravitatorio de Yucatán realizado en la década de 1960. Una década antes, el mismo mapa sugirió una estructura de impacto al contratista Robert Baltosser, pero la política corporativa de Pemex de aquella época le prohibía hacer pública su conclusión. Penfield descubrió otro arco en la península en sí, cuyos extremos apuntaban hacia el norte. Comparando los dos mapas, encontró que los dos arcos formaban un círculo, de 180 km de diámetro, cuyo centro se encontraba cerca del pueblo de Chicxulub, en Yucatán; a partir de esto, estuvo prácticamente seguro de que la formación había sido creada por un evento cataclísmico en la historia geológica.

De pronto, muchos de los que se estuvieron carcajeando de Velikovski considerándolo un loco o un alucinado dejaron de reír. Ya para entonces había razones para suponer que una gigantesca explosión ocurrida el 30 de Junio de 1908 en un bosque de Siberia cerca del río Tunguska:







había sido producida por el impacto de un meteorito de gran tamaño, quedando pocas dudas de que si dicho asteroide hubiera sido dos o tres veces más grandes nosotros no estaríamos aquí y la Tierra habría sido sacada fuera de su órbita, posiblemente partida en varios pedazos.

A raíz de este tipo de encuentros con objetos celestes cercanos a la Tierra NEO (Near Earth Objects) capaces de exterminar a todos los dinosaurios de la Tierra, la NASA y otras agencias espaciales empezaron a rastrear y tomar nota de todo aquellos asteroides que pudieran impactar contra la Tierra formando un catálogo que va en aumento. En cierto modo, estamos hablando de una creciente reinvidicación de Immanuel Velikovsky y creciente certeza sobre los eventos catastróficos registrados en textos antiguos que Velikovsky está convencido de que habían sido tomados (erróneamente) como fábulas y mitología usadas por sacerdotes timadores para apuntalar creencias religiosas falsas. Cuando se publicó el libro de Velikovsky, parece que él no tenía informes sobre lo ocurrido en Siberia en 1908 y ni siquiera estaba enterado de las hipótesis que mejor explicaban la explosión ocurrida en el bosque de Tunguska como resultado del impacto de un enorme cuerpo celeste cuyos rastros todavía se pueden apreciar en las imágenes fotográficas aéreas actuales de dicha región.

El colosal asteroide 1998 OR2 fue descubierto en Julio de 1998 por astrónomos del programa NEAT en el Observatorio Haleakala Observatory de Hawaii, y esto no es ciencia ficción, como en cambio sí lo fue la película estadounidense de 1951 en Technicolor "Cuando los mundos chocan" de los géneros ciencia ficción y catástrofe, producida por George Pal, dirigida por Rudolph Maté y protagonizada por Richard Derr, Barbara Rush, Peter Hansen y John Hoyt (distribuida por Paramount Pictures) basada en la novela homónima de Edwin Balmer y Philip Wylie (la trama narra la inminente destrucción de la Tierra por la colisión con una estrella gigante llamada Bellus, y los esfuerzos por construir una nave espacial que transporte un grupo de hombres y mujeres al único planeta de Bellus, Zyra); o el episodio "El Síndrome del Paraíso" de la serie Star Trek (Viaje a las Estrellas) que trata sobre lo mismo, un objeto celeste en camino hacia un planeta habitado. En la película "Cuando los mundos chocan", ocurre algo parecido a lo que ocurrió en la vida real con Velikovsky: el piloto David Randall sobrevuela fotografías de alto secreto del astrónomo sudafricano Dr. Emery Bronson al Dr. Cole Hendron en Estados Unidos, y Hendron, con la ayuda de su hija Joyce, confirma sus peores temores de que Bronson ha descubierto que una estrella llamada Bellus está en curso de colisión con la Tierra. Hendron advierte a las Naciones Unidas que el fin del mundo está a poco más de ocho meses, y los desmentidos no tardan en llegar al ser tomado por un "científico loco". El Doctor Hendron aboga ante las Naciones Unidas por la construcción de " arcas " para transportar a unos pocos afortunados a Zyra, el único planeta que orbita a Bellus, con la leve esperanza de que la raza humana pueda salvarse de la extinción, pero muchos otros científicos se burlan de sus afirmaciones, y su propuesta es rechazada por los delegados. Escepticismo, incredulidad, burlas y mofas en abundancia, con una posterior reivindicación del "científico loco" que llega demasiado tarde.

Lo más inquietante para algunos es la casi increíble acumulación de "coincidencias" que están agrupándose precisamente en este año 2020, cuya simultaneidad interpretan no como meras coincidencias sino como señales para estar preparados para cosas terribles que se nos vienen encima. ¿Por qué el encuentro del asteroide 1998 OR2 con la órbita de la Tierra ocurre justo cuando una pandemia de proporciones y repercusiones históricas está llegando a su zona de mayor impacto alrededor del planeta? ¿Por qué ocurre justo cuando en Roma hay DOS Papas (nadie en las generaciones actuales recuerda haber visto o vivido una cosa semejante)? ¿Y por qué el encuentro IMPOSTERGABLE se llevará a cabo a dos semanas después de que haya concluído una Semana Santa en la cual los templos católicos permanecen cerrados incluyendo el Domigo de Ramos 5 de Abril de 2020 (ni siquiera durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial los templos católicos de TODO el mundo permanecieron cerrados en la Semana Mayor)? Hay ya cambios sociales de envergadura, por ejemplo se han postpuesto las Olimpiadas de Tokio 2020, algo inusual porque todavía hace apenas mes y medio se hubiera considerado impensable tal cambio en la celebración de los Juegos Olímpicos. Además, la enorme capa de hielo de Groenlandia parece haberse derretido a una velocidad récord en 2019 según lo advierten los científicos que concluyen que solo durante 2019 la capa de Groenlandia perdió el hielo suficiente como para elevar el nivel medio del mar en más de un milímetro, y los investigadores dicen que están "asombrados" por la aceleración del derretimiento y temen por el futuro de las ciudades que se ubican en las costas de todo el mundo. En pocas palabras, se tiene la confirmación científica de que el cambio climático del que nos ha estado advirtiendo la adolescente sueca Greta Thunberg es un hecho, es algo en curso y tal vez ya fuera del control del hombre. ¡Hasta el campo magnético terrestre se está "portando mal", y nadie sabe por qué (ni siquiera se sabe a ciencia cierta si este proceso podría traducirse en una inversión de los polos magnéticos de la Tierra, lo cual de ser así sería un evento que no ocurre en el planeta en más de 700.000 años, además de que provocaría ciertas consecuencias para la vida como la conocemos)! Y todo se está apilando rápidamente en cascada sin tiempo de respiro, y ocurre cuando se puede decir que apenas ha comenzado el primer siglo del Tercer Milenio. En una escatología llevada al extremo, hay cada vez más gente informada que nos dice: ¿pues cuántas señales más estamos esperando para empezar a aceptar y creer que hay una Mano Suprema que va a intervenir en el curso de los acontecimientos humanos quitándole al hombre el control que creía tener sobre su propia conducción de la Historia?

En esta ocasión, a diferencia de lo que ocurre en la película Armageddon de 1998 (curiosamente producida en el mismo año en el que fue descubierto el gigantesco asteroide 1998 OR2, sin una aparente conexión directa entre ambas cosas), no habrá un grupo de astronautas héroes encaminados en dirección al asteroide para descender sobre su superficie y plantar en su subsuelo una carga nuclear lo suficientemente potente para desintegrar el asteroide antes de que ocurra el impacto con la Tierra. Podríamos como especie haber reunido y haber tenido los recursos científicos y tecnológicos necesarios para estar preparados para una eventualidad así, pero no se cuenta con tal plan de contingencia porque hemos despilfarrado demasiada energía y demasiados recursos en otras cosas completamente inútiles tales como las guerras en Irak, Siria y Afganistán, y queda ya muy poco tiempo para poder hacer algo relacionado con nuestro encuentro cercano con el asteroide con el cual tenemos una cita que ciertamente ocurrirá el próximo 29 de Abril. Y de esta fecha podemos estar completamente seguros, hay que marcarla en los calendarios (la hora exacta no importa, habrá tiempo de sobra para darse cuenta de ello):


Miércoles 29 de Abril, 2020

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