Asesor jurídico Maclovio Murillo, y el gobernador Javier Corral
Recientemente pude leer un editorial de un conocido Abogado local llamado Maclovio Murillo, funcionario público el cual, para mi sorpresa, armó su tesis según la cual el Coronavirus COVID-19 es un "virus purificador" (moralista), una especie de castigo divino a la vida disipada del hombre moderno que se ha dejado corromper por los excesos de los placeres de la carne y de la envidia y todos los demás pecadillos de los que la humanidad no se ha podido librar por completo desde los tiempos de Adán, el primer gran pecador. Para que Maclovio no se ande quejando diciendo que fue citado "fuera de contexto", me veo en la necesidad primero de reproducir primero todo lo que dijo Maclovio Murillo al respecto, respetando hasta los puntos y las comas:
¿Una purificación para la Tierra?
Ante la contingencia generada por la pandemia provocada por el coronavirus (Covid-19), que ya puso de rodillas a los sistemas de salud de todas las naciones, incluyéndose a las económica y militarmente más poderosas del mundo, es conveniente reflexionar acerca de la enorme fragilidad del ser humano y de los sistemas fundamentados esencialmente en el materialismo pragmático que se nutre en la satisfacción de los deseos individualistas desproporcionados, de tener, de sentir y de poder.
En la actualidad, resuena con bastante eco la interrogante de si la pandemia que sufrimos y está haciendo añicos el orden socio-económico conocido mundialmente, tiene su origen o no, en una permisión divina con fines de purificación.
Teólogos y místicos señalan que cuando la humanidad se corrompe en extremo y se aparta de la divinidad, ésta interviene, y que, como ocurría en tiempos previos al diluvio que llevó a la destrucción de las civilizaciones que poblaron la Tierra, y tal como aconteció en tiempos muy próximos a la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra, también hoy, la humanidad en general, nos hemos apartado de principios esenciales que debiéramos respetar, sintiéndonos como dioses con el poder del dinero y lo material, provocándose así la maldad.
Muchas conductas que tradicionalmente se habían considerado indebidas, ahora se han institucionalizado, convirtiéndose en reglas cotidianas de convivencia; y más aún, en leyes.
Bajo una falsa idea de respeto a la libertad de elegir, se ha legislado para autorizar el aborto que implica el privar de la vida a seres indefensos e inocentes, todavía ni siquiera nacidos, llamándose a esa oprobiosa acción, como “interrupción del embarazo”, en lugar de nombrarla como con todas sus letras debiera ser nombrada: homicidio.
La Organización Mundial de la Salud, estima que 56 millones de abortos inducidos, se practican anualmente en todo el planeta.
¿Y quién ha protestado y alzado de forma firme su voz ante eso?
¡La humanidad está matando a la humanidad, y nadie hacemos nada!
Bajo el supuesto respeto a la libertad del desarrollo y de la libre personalidad, no solamente se ha tolerado, sino también se ha estado autorizado poco a poco, en leyes y criterios de interpretación de las mismas, el derecho a la unión entre personas del mismo sexo, reconociéndoles inclusive, el derecho a la adopción y a formar una familia con seres que no pudieron decidir si para ellos resulta admisible.
Las graves acciones de robo, violación, homicidio, secuestro, extorsión, venta, consumo de drogas y alcohol, práctica de una sexualidad desordenada, adulterio, y muchas más, son cometidas cotidianamente, toleradas y en ocasiones hasta enaltecidas en películas, videos, corridos y canciones. Inclusive, sus autores muchas veces son llevados casi la categoría de héroes que se constituyen en “modelos a seguir” para las futuras generaciones.
Los humanos en lo general estamos ciegos, entregados a la lujuria, a la vanidad, a la pereza, la ira, la envidia, la avaricia y la gula. Nos hemos convertido en esclavos de nuestros propios deseos, y estamos atados al dinero y a lo material.
Podríamos preguntarnos:
¿Por qué no pensar que la pandemia se trata de una purificación?
Cada quien puede responderse a esa pregunta como finalmente le dicte su conciencia y modo de pensar, pero si la respuesta es en sentido afirmativo, sería bueno entonces analizar ahí en lo íntimo de nuestro ser, cómo debemos actuar ante eso, pues indudablemente es necesario un cambio positivo.
Bueno, ésto lo dijo Maclovio Murillo, no yo.
Esto necesariamente trae a la memoria la época en que la que se creía no solo que el sida era el cáncer gay sino también una especie de castigo a quienes practicaban la homosexualidad. Aunque se cree que el virus del VIH pasó de simios a humanos en el primer tercio del siglo XX, la pandemia del sida comenzó oficialmente en junio de 1981, cuando los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos dio la voz de alarma acerca de diferentes tipos de infecciones oportunistas que habían comenzado a sufrir simultáneamente un grupo de hombres homosexuales en San Francisco. La mayoría de ellos murieron sin remedio en los siguientes meses. La aparición de unas manchas rosas en la piel de algunos enfermos, y el hecho de que muchos de ellos fuesen homosexuales, llevó a la prensa a llamar a la nueva enfermedad con nombres como «cáncer rosa» o gay-related immune deficiency («inmunodeficiencia relacionada con la homosexualidad»). No tardaron quienes vieron una oportunidad para tener una justificación a su homofobia, y consideraban la nueva enfermedad un castigo de Dios a los homosexuales. Al igual que como hoy lo hacen individuos como el Abogado Maclovio Murillo.
Durante los 80, la falta de investigación e información hacía que las causas del sida no estuvieran nada claras. Por eso, en un principio muchos pensaban que tenía que ver con el sexo anal o el uso de poppers, factores más comunes entre homosexuales. En realidad, el hecho de que no existiese peligro de embarazos no deseados es lo que hizo que el sida se extendiese más rápidamente entre parejas gays, ya que las relaciones con preservativo eran mucho menos frecuentes que en parejas heterosexuales.
Sin embargo, Estados Unidos pronto se dio cuenta de que el sida no afectaba solo a homosexuales. Los inmigrantes de Haití y los drogadictos por vía intravenosa también eran grupos de riesgo, por lo que se creó el concepto del Club de las Cuatro Haches: homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y haitianos, algo que estigmatizó a estos colectivos.
El nombre que finalmente eligieron los médicos para la nueva enfermedad, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, se eligió para evitar hacer referencia a ningún grupo en concreto, sino describir simplemente las características de la enfermedad. El nombre sida (en inglés, AIDS) comenzó a usarse en 1982.
La epidemia de sida, para la que no existía cura ni tratamiento, tuvo un impacto brutal entre la comunidad homosexual de la época, tanto por el estigma que creó en la sociedad como por las habituales muertes. El diagnóstico de la enfermedad suponía la certeza de una muerte rápida, muchas veces en cuestión de semanas o días. En el San Francisco de los 80, en una época en que las redes sociales y los móviles aún eran ciencia ficción, los obituarios de la prensa local se convirtieron en la manera más rápida (y cruda) de saber si un amigo al que se llevaba semanas sin ver había muerto por sida. La GLTB Historical Society ha digitalizado miles de obituarios de la época como homenaje a sus protagonistas, y se pueden buscar online.
En España, la campaña «Si Da, No Da» del Ministerio de Sanidad a finales de los 80 trató de acabar con los mitos y desdramatizar ante el miedo que muchos aún tenían a acercarse, dar la mano o simplemente compartir un baño público con personas con sida o seropositivas.
A estos mitos contribuyeron las distintas teorías conspirativas, según las cuales el virus del VIH no existe, y que encontraron un altavoz por ejemplo (en España) en la época amarillista de Diario 16. En Reino Unido, desde 1992 se editó Continuum, una revista que negaba la existencia del virus y daba altavoz a pseudociencias. La revista dejó de editarse en 2001 cuando el último de sus editores murió, al igual que los anteriores, por enfermedades derivadas del sida.
Hoy en día el sida sigue siendo un gran problema a nivel mundial, pero gracias a los antirretrovirales una persona con VIH puede vivir una vida normal con la misma esperanza de vida mientras tome la medicación. Ya no se distinguen grupos de riesgo (homosexuales) para el contagio del VIH, sino prácticas de riesgo (sexo desprotegido, compartir jeringuillas…) y afortunadamente, la época en la que se creía que era una enfermedad de homosexuales han quedado muy atrás.
Lamentablemente, las lecciones obtenidas por ésta época negra en la historia de la humanidad no han sido asimiladas por muchos cuya educación universitaria y su edad madura no les han servido de nada para evitar incurrir en los mismos prejuicios.
Maclovio Murillo asume el papel de iluminado, y como desafortunadamente no todos podemos recibir "luces" como las que él recibe entonces hay que tomarle su palabra por lo que pueda valer.
Hay ciertas observaciones adicionales que se pueden hacer sobre lo que escribió el moralizador Maclovio Murillo y lo que le toca a él, al mismo Maclovio. Resulta que desde que empezó a gobernar uno de los peores políticos de Chihuahua, llamado Javier Corral Jurado (documentado como mentiroso patológico, pseudodemócrata, corrupto en grado sumo, nepotista, saqueador supremo del erario público, gran corruptor de legisladores, jueces y magistrados para imponer un gobierno sin contrapesos destruyendo la autonomía de los poderes legislativo y judicial, etc.), Maclovio fue uno de sus principales consejeros y aliados, algo de lo cual Maclovio jamás se ha arrepentido públicamente.
¿Con qué cara viene entonces Maclovio Murillo a tratar de sermonearnos hablando de vicios y pecados como el estar atados al dinero y a lo material, cuando él mismo por atarse al dinero que se le ofrecía y a lo material aceptó convertirse en fiel sirviente y adulador lamebotas del corrupto gobernante al cual contribuyó a terminar de enloquecer con sus adulaciones y lisonjas haciéndolo creerse aún más "augusto" de lo que ya se creía, y todo para obtener muchas más monedas de plata que las treinta que obtuvo el mismo Judas Iscariote?
Si ahora Maclovio Murillo nos viene a sermonear sugiriéndonos que se considere la pandemia como una purificación, pues habrá de serlo por causa de corruptos que como el mismo Maclovio se han arrodillado para servir incondicionalmente a otros políticos asquerosamente corruptos que bajo el peso de tanta adulación inmerecida brindada por sus lamebotas los han empujado aún más hacia el pozo de la locura.
Maclovio Murillo nació en la época equivocada. Hubo un tiempo en el que el poder civil estaba completamente confundido con el poder religioso cuando las leyes civiles eran iguales a las que iban dictando los sacerdotes y sacerdotisas, de lo cual solo nos quedan como recuerdo distante algunas teocracias islamistas como la de Irán. De cualquier modo, para poder sermonear es indispensable la congruencia, o sea actuar y vivir como se pregona, en vez de andar incurriendo en hipocresías, emulando malos ejemplos como el de Marcial Maciel Degollado y su hija Norma Hilda Rivas Baños que terminó casándose (¡en ceremonia religiosa desde luego!) con un ex novicio de la orden Los Legendarios fundada por el calenturiento Marcial Maciel. Es respetable la opinión de Maclovio Murillo de que el Coronavirus pueda ser una especie de "permisión divina con fines de purificación". Lo que no es comprensible es que quien desde sus cargos públicos civiles así pontifica casi como si fuese un pastor religioso en contra de un virus que no entiende de cuestiones morales haya sido no hace mucho un fiel sirviente de un tipo de lo peor más urgentemente necesitado de la purificación de la que tanto nos habla el Sr. Murillo.
He aquí un artículo de TORRE FUERTE publicado por el portal online Detrás de la nota el 30 de Abril de 2019:
Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, habría referido tres o cuatro casos que encuadran bajo la figura de ‘presos políticos’, y todos los hilos de la madeja conducen al estratega judicial y ex consejero jurídico, Maclovio Murillo Chávez…
TORRE FUERTE
* Maclovio, tras los abusos y excesos de poder
Como efecto dominó, empiezan a ‘caerse’, uno a uno, los diferentes procesos judiciales que deliberadamente y de la mano del ex secretario de Hacienda, Jaime Herrera Corral, armó, presuntamente para incriminar y generar una ola de terror político, el ex consejero jurídico del gobernador de Chihuahua, Maclovio Murillo Chávez.
Y todo apunta a que el llamado sistema de ‘Justicia para Chihuahua’, que tanto ha presumido dentro y fuera del estado de Chihuahua, el mismísimo gobernador, de Javier Corral Jurado, estaba sostenido con alfileres, de expedientes y casos que cada se asemejan más –valga la comparación-, a los expedientes de la desaparecida Procuraduría General de Justicia en el estado de Chihuahua (PGJE).
En aquellos años, la ex titular de la Procuraduría de Justicia, Patricia González Rodríguez, que fue cómplice en el Operativo Conjunto Chihuahua (OCCH), donde por decenas, casos fueron armados al vapor para inculpar a inocentes de los asesinatos que convulsionaron a la administración del ex presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa.
La liberación de hace apenas unas horas de Jesús Manuel Luna, el secretario del ex gobernador, César Duarte Jaquez, detenido en abril de 2018 y quien aceptó en el procedimiento abreviado, su responsabilidad de utilizar un aeronave para un asunto “no oficial” (causa penal 2149/2017), es otro de los casos que presume ‘exceso de poder’.
Y no se trata de exonerar a nadie, pero es un asunto de ‘formas’ y de perversidad política.
Es uno más de los múltiples casos de abuso de poder de quienes en su momento se han encargado de hacerle el trabajo ‘sucio’ al gobernador de Chihuahua para presentarle resultados en la búsqueda de una ciega y parcial justicia de la que ahora son presuntos cómplices los responsables del poder judicial, desde la llegada de Maclovio Murillo hasta el actual consejero jurídico, Jorge Alberto Espinoza Cortés. Ambos, en el paquete del llamado sistema de ‘Justicia para Chihuahua’.
Por alguna causa que trasciende los reportes oficiales y hasta los filtrados informes en torno a una presunta enfermedad de su esposa, Murillo Chávez, el actual secretario del Ayuntamiento en el gobierno del alcalde Armando Cabada Alvídrez, salió mal y salió por la puerta trasera de palacio.
El trillado argumento de que se iba de la función pública por atender “asuntos personales”, es el mismo que ha servido para renunciar a los funcionarios y servidores públicos que fracasaron en la administración del gobierno de Javier Corral.
Y a ese tipo de expedientes para incriminar a gente inocente, agréguele también el caso de Karla Jurado Bafidis, amenazada y puesta bajo prisión en el millonario desvío de 246 millones de pesos (causa penal 780/2017), de una secretaria que fue llevada a un cargo administrativo de la secretaría de Educación, y a quien con apenas unos días, sus jefes de Educación, le hicieron firmar documentos de responsabilidad, que hoy son parte de una investigación sobre delito de peculado, súmele la probabilidad de que varias de estas detenciones sean hoy motivo de un caso que pueden tipificarse como “presos políticos”.
Hace unos días trascendió que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a a través de la Secretaría de Gobernación, le tiene preparado un ‘pollito’ al gobernador de Chihuahua, Javier Corral, para que responda a las implicaciones de una lista de ex servidores públicos que podrían ser considerados ‘presos políticos’, y cuya lista es encabezada en Chihuahua por la contadora Guadalupe Medina Aragón, una víctima más del batido proceso judicial en la entidad.
Olga Sánchez Cordero, la titular de Gobernación, habría referido tres o cuatro casos que encuadran bajo la figura de ‘presos políticos’, y todos los hilos de la madeja conducen al estratega judicial y ex consejero jurídico, Maclovio Murillo Chávez.
Hace apenas unas semanas, Torre Fuerte, dio a conocer que Murillo y el ex secretario estatal de Finanzas, Jaime Herrera Corral, habrían orquestado una serie de ‘negociaciones’ a la sombra del poder para proteger a los hombres cercanos y hasta familiares del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, y empinar en el llamado ‘Proceso de Justicia para Chihuahua’ a funcionarios de niveles inferiores.
Ese es otro caso que merece atención y que debe investigarse.
Antes de cerrar esta entrada, hay que enmendarle la plana a Don Maclovio Murillo. En primer lugar, empecemos con la situación de los pobres y los enfermos que ya se tenían antes del azote de la actual pandemia. Muchos de esos pobres son "franeleros" limpiavidrios y mendicantes que viven al día y no tienen nada ahorrado, ni siquiera un solo peso, "para el día siguiente", ellos salen a trabajar POR NECESIDAD y el quedarse en casa para "vivir de sus ahorros" NO ES UNA OPCION. ¿Y qué decir de los enfermos que ya tenían otros problemas médicos (diabetes, hipertensión, hepatitis C, fracturas en los huesos, leucemia, tumores que requieren operación quirúrgica inmediata, heridas graves a causa de accidentes tales como percances automovilísticos y muchas otras situaciones de estado de salud delicado), sobre todo aquellos viejitos que viven solos y que a diferencia de burócratas y políticos adinerados como Maclovio Murillo no tienen a nadie que vea por ellos ni sueldo o pensión que les pueda ayudar en tan precaria situación. ¿Cómo van a comprar sus medicamentos? ¿Cómo van a salir a ver a sus médicos cuando se les ordena no salir de casa debido a la pandemia? ¿En dónde está aquí la "purificación"? Y no son solo mendicantes y migrantes deambulando en las calles de las ciudades que viven al día; muchos otros están resultando severamente afectados. Vendedores ambulantes, meseros y meseras, choferes de transporte público, socorristas de la Cruz Roja, boleros, trabajadoras domésticas, agentes de Tránsito, cajeras en los bancos, peluqueros, boticarios, trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad, enfermeras y médicos del IMSS y del ISSTE, costureras, plomeros, abarroteros, albañiles, agentes de policía. Gente inocente, o al menos no con tantos "pecados" y pecadillos como para merecer el tener que quedarse en casa sin poder ganar algo para comer y sin otras fuentes de ingresos para ellos y sus familiares. Cuesta mucho trabajo ver qué "acción redentora" pueda llevar a cabo aquí el Coronavirus COVID-19 que no discrimina entre "justos y pecadores", haciendo que todos paguen por igual, o sea que "paguen justos por pecadores" (una repetición interminable de la historia del género humano desde los tiempos de Adán en donde todos sus descendientes hasta llegar al actual 2020 por culpa de un solo hombre tuvieron y han seguido teniendo que pagar la factura, cargando el peso de la culpa los trillones de seres humanos que ni siquiera conocieron a Adán) Y hablando de otras "víctimas colaterales", ¿qué culpa tienen los niños migrantes de haber sido traídos al mundo por padres irresponsables que viviendo en la miseria se les hace fácil estar embarazando a una mujer con doce o quince hijos sin tener absolutamente nada con qué mantenerlos y mucho menos para darles una educación? ¿Qué culpa tienen de que sus irresponsables padres los arranquen del hogar y los arrastren en un largo viaje hasta la frontera con EE.UU. para demandar "asilo" atenidos a la fantasía de que "un niño es un pasaporte seguro a los Estados Unidos"? Si Maclovio Murillo está buscando violadores de las leyes a los cuales los mensajes "purificadores" les entran por un oído y les salen por el otro, no tiene que mirar muy lejos.
Las generalizaciones del adinerado Maclovio Murillo no hacen distinción alguna entre víctimas y victimarios. En efecto, hay ya demasiados narcos, sicarios, pederastas violadores, secuestradores, políticos rateros y demás escoria que victimiza a la sociedad. Pero... ¿no sería mucho mejor que la "escoba sanitaria" se llevara al inframundo a todos esos narcos, sicarios, pederastas violadores, secuestradores, políticos rateros y demás escoria, o sea a los VICTIMARIOS, que también culpar y cargar por igual a las víctimas de toda esta escoria? El virus COVID-19 no sirve para juzgar a cada quien "según sus obras, según sus actos" (Apocalipsis 20:12), no hace distinciones excepto tal vez a quienes por haber llevado una vida placentera, cómoda y disoluta han descuidado su salud haciéndose más susceptibles de enfermarse ante la acometida de un bicho que solo los que están bien alimentados, sin vicios y sin problemas de salud tienen esperanzas de poder sobrevivir. Pero si a esas vamos, repasemos cómo el gobernador del estado de Illinois, Jay Robert Pritzer, confirmó la muerte del primer niño por coronavirus en el mundo. Aquí resulta inevitable echarle en cara a Maclovio Murillo sus propias palabras en lo que toca a su postura en contra del aborto: ¿Qué culpa tiene el niño? Cada niño muerto por coronavirus igual podría haber muerto por un aborto intencional, de modo, lo cual puede convertir al COVID-19 en el mayor asesino de niños (incluídos desde luego los no nacidos) en el mundo. De nueva cuenta, resulta muy difícil ver aquí la "purificación" que Maclovio Murillo pregona no desde el púlpito sino desde la tribuna. Y si Maclovio Murillo nos va a pontificar sobre el historial pecaminoso de la humanidad como la causa para el castigo natural que está recibiendo, pues no se ha puesto a pensar que el confinamiento forzado por semanas o meses de cientos de millones de seres humanos en espacios habitacionales muy reducidos es la receta ideal para propiciar una promiscuidad sin límites nunca antes vista en nuestros tiempos (justo la receta para nutrirle al demonio su canasta de tentaciones.) O sea que ni siquiera desde la perspectiva religiosa se puede considerar a la pandemia actual como cosa "purificadora".
En lo que toca a los terroristas suicidas sobre todo los de Medio Oriente, ¿qué culpa tienen sus víctimas de las continuadas acciones y presencia de estos dementes cuya inocultable maldad (que los yihadistas en su demencia justifican con argumentos "religiosos") ocasiona tantas carnicerías y muertes? Lo único "purificador" de la pandemia en estos casos sería el poder limpiar a la superficie del planeta de estos fanáticos islamistas, pero como el virus no hace distinciones, pues puede terminar acabando por igual tanto a los victimarios como a las posibles víctimas que de otro modo se salvarían con la muerte en masa de todos los terroristas suicidas si solo los terroristas murieran. ¡Vaya, pero si a causa de tantas consideraciones por los "derechos humanos" de los victimarios, todavía hasta la fecha ni siquiera han sido sometidos a juicio los únicos cinco terroristas que quedan de los que maquinaron los ataques a las Torres Gemelas en Nueva York en 2001! Igual se puede decir del infernal Patrick Crusius, el cual a más de un año de la gran masacre con la que festinó su odio contra los mexicanos, sigue sin recibir castigo, recluído en una celda en la que no le faltan sus tres alimentos diarios, alojamiento, derecho a gimnasio y uso de la biblioteca, visitas de la novia, sus horas reglamentadas de recreo y esparcimiento, y hasta cuidados médicos que ya quisieran para sí muchas víctimas de la pandemia (Crusius se ha quejado en repetidas ocasiones de que las autoridades carcelarias le han negado su "derecho" a tener en su celda su propio monitor conectado a un aparato de videojuegos y a recibir revistas para tener con qué distraerse). Aquí tampoco vemos la acción purificadora de la que tanto habla Maclovio Murillo, al cual por cierto hasta hoy ha respetado el coronavirus al igual que a Patrick Crusius.
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