viernes, 31 de diciembre de 2010

Significado de las doce uvas



Hoy que termina un año más de nuestras vidas, hoy que le arrancamos la última hoja al calendario para empezar el día de mañana con un calendario nuevo, se acostumbra en muchos hogares el irse comiendo doce uvas de una en una conforme van dando las doce campanadas que marcan la medianoche y con ello el fin del año que muere para comenzar con un año nuevo.

¿Pero qué significan exactamente las doce uvas, además de que la docena de uvas tiene la misma cantidad que el número de meses que hay en el año? Las opiniones difieren, una opinión generalizada es que con cada uva se debe pedir un deseo, pero otra igualmente generalizada es que cada una de las uvas representa el anhelo de lo siguiente:
  • Salud

  • Trabajo

  • Amor

  • Paz

  • Dinero

  • Éxito

  • Prosperidad

  • Alegría

  • Tranquilidad

  • Armonía

  • Amistad

  • Suerte
Hay otras costumbres y tradiciones propias del fin de año además de la tradición de las doce uvas originada en España. He aquí un recuento de algunas de ellas en un mapamundi:




¡Feliz año 2011 a todos mis lectores de ésta Mi Bitácora Diaria con quienes he estado compartiendo cosas de interés que han ido llamando mi atención en mi paso por este mundo!

viernes, 24 de diciembre de 2010

El patito feo (cuento original)

Para esta Nochebuena, nada mejor que leer (si acaso no se ha leído) o volver a leer (en caso de haberlo leído ya) uno de los cuentos más famosos de Hans Christian Andersen que encierra una de las moralejas más profundas que se hayan dado en relato alguno de este género. Si la lectura es apropiada y agradable para los adultos, más entretenida y amena lo será para los chiquillos de los adultos que se tomen un poco de su tiempo para leerle a sus hijos e hijas este cuento inmortal. Nada mejor que ésta fecha decembrina, plena de magia y de ilusiones, para volver a leer o leerles por vez primera a los chiquillos este cuento imperecedero, quizá uno de los cuentos más conocidos si acaso no el más conocido, de la pluma de Hans Christian Andersen.

La versión del cuento que aquí se reproduce, aunque obviamente se trata de una traducción al castellano de una obra elaborada en danés, es una de las más fieles y que más se acercan a la versión original. De este cuento se pueden sacar algunas de las lecciones más valiosas para la vida, y de ahí la enorme importancia de que todos los niños y jóvenes tengan conocimiento del mismo. Se irán intercalando entre algunos de los párrafos del cuento algunas imágenes que harán aún más amena y entretenida la lectura.


   El patito feo
   De: Hans Christian Anderesen


¡Qué hermosa estaba la campiña! Había llegado el verano: el trigo estaba amarillo; la avena, verde; la hierba de los prados, cortada ya, quedaba recogida en los pajares, en cuyos tejados se paseaba la cigüeña, con sus largas patas rojas, hablando en egipcio, que era la lengua que le enseñara su madre. Rodeaban los campos y prados grandes bosques, y entre los bosques se escondían lagos profundos. ¡Qué hermosa estaba la campiña! Bañada por el sol levantábase una mansión señorial, rodeada de hondos canales, y desde el muro hasta el agua crecían grandes plantas trepadoras formando una bóveda tan alta que dentro de ella podía estar de pie un niño pequeño, mas por dentro estaba tan enmarañado, que parecía el interior de un bosque.
En medio de aquella maleza, una gansa, sentada en el nido, incubaba sus huevos. Estaba ya impaciente, pues ¡tardaban tanto en salir los polluelos, y recibía tan pocas visitas! Los demás patos preferían nadar por los canales, en vez de entrar a hacerle compañía y charlar un rato.

Por fin empezaron a abrirse los huevos, uno tras otro. «¡Pip, pip!», decían los pequeños; las yemas habían adquirido vida y los patitos asomaban la cabecita por la cáscara rota.

-¡Cuac, cuac! - gritaban con todas sus fuerzas, mirando a todos lados por entre las verdes hojas. La madre los dejaba, pues el verde es bueno para los ojos.

- ¡Qué grande  es el mundo! -exclamaron los polluelos, pues ahora tenían mucho más sitio que en el interior del huevo.

- ¿Creéis que todo el mundo es esto? -dijo la madre-. Pues andáis muy equivocados. El mundo se extiende mucho más lejos, hasta el otro lado del jardín, y se mete en el campo del cura, aunque yo nunca he estado allí. ¿Estáis todos? -prosiguió, incorporándose-. Pues no, no los tengo todos; el huevo gordote no se ha abierto aún. ¿Va a tardar mucho? ¡Ya estoy hasta la coronilla de tanto esperar!

-Bueno, ¿qué tal vamos? -preguntó una vieja gansa que venía de visita.

-¡Este huevo que no termina nunca!- respondió la clueca-. No quiere salir. Pero mira los demás patitos: ¿verdad que son lindos? Todos se parecen a su padre; y el sinvergüenza no viene a verme.

-Déjame ver el huevo que no quiere romper -dijo la vieja-. Creéme, esto es un huevo de pava; también a mi me engañaron una vez, y pasé muchas fatigas con los polluelos, pues le tienen miedo al agua. No pude con él; me desgañité y lo puse verde, pero todo fue inútil. A ver el huevo. Sí, es un huevo de pava. Déjalo y enseña a los otros a nadar.

-Lo empollaré un poquitín más dijo la clueca-. ¡Tanto tiempo he estado encima de él, que bien puedo esperar otro poco!

-¡Cómo quieras! -contestó la otra, despidiéndose.

Al fin se partió el huevo. «¡Pip, pip!» hizo el polluelo, saliendo de la cáscara. Era gordo y feo; la gansa se quedó mirándolo:




-Es un pato enorme -dijo-; no se parece a ninguno de los otros; ¿sera un pavo? Bueno, pronto lo sabremos; del agua no se escapa, aunque tenga que zambullirse a trompazos.




El día siguiente amaneció espléndido; el sol bañaba las verdes hojas de la enramada. La madre se fue con toda su prole al canal y, ¡plas!, se arrojó al agua. «¡Cuac, cuac!» -gritaba, y un polluelo tras otro se fueron zambullendo también; el agua les cubrió la cabeza, pero enseguida volvieron a salir a flote y se pusieron a nadar tan lindamente. Las patitas se movían por sí solas y todos chapoteaban, incluso el último polluelo gordote y feo.

-Pues no es pavo -dijo la madre-. ¡Fíjate cómo mueve las patas, y qué bien se sostiene! Es hijo mío, no hay duda. En el fondo, si bien se mira, no tiene nada de feo, al contrario. ¡Cuac, cuac! Venid conmigo, os enseñaré el gran mundo, os presentaré a los patos del corral. Pero no os alejéis de mi lado, no fuese que alguien os atropellase; y ¡mucho cuidado con el gato!

Y se encaminaron al corral de los patos, donde había un barullo espantoso, pues dos familias se disputaban una cabeza de anguila. Y al fin fue el gato quien se quedó con ella.

-¿Veis? Así va el mundo- dijo la gansa madre, afilándose el pico, pues también ella hubiera querido pescar el botín-. ¡Servíos de las patas! Y a ver si os despabiláis. Id a hacer una reverencia a aquel pato viejo de allí; es el más ilustre de todos los presentes; es de raza española, por eso está tan gordo. Ved la cinta colorada que lleva en la pata; es la mayor distinción que puede otorgarse a un pato. Es para que no se pierda y para que todos lo reconozcan, personas y animales. ¡Ala, sacudiros! No metáis los pies para dentro. Los patitos bien educados andan con las piernas esparrancadas, como papá y mamá. ¡Así!, ¿veis? Ahora inclinad el cuello y decir: «¡cuac!».

Todos obedecieron, mientras los demás gansos del corral los miraban, diciendo en voz alta:

-¡Vaya! sólo faltaban éstos; ¡como si no fuésemos ya bastantes! Y, ¡qué asco! Fijaos en aquel pollito: ¡a ése sí que no lo toleramos! -. Y enseguida se adelantó un ganso y le propinó un picotazo en el pescuezo.




-¡Déjalo en paz! -exclamó la madre-. No molesta a nadie.

-Sí, pero es gordote y extraño -replicó el agresor-; habrá que sacudirlo.

-Tiene usted unos hijos muy guapos, señora -dijo el viejo de la pata vendada-. Lástima de este gordote; ése sí que es un fracaso. Me gustaría que pudiese retocarlo.

-No puede ser, Señoría -dijo la madre-. Cierto que no es hermoso, pero tiene buen corazón y nada tan bien como los demás; incluso diría que mejor. Me figuro que al crecer se arreglará, y que con el tiempo perderá volumen. Estuvo muchos días en el huevo, y por eso ha salido demasiado robusto -. Y con el pico le pellizcó el pescuezo y le alisó el plumaje -. Además, es macho -prosiguió-, así que no importa gran cosa. Estoy segura de que será fuerte y se despabilará.

-Los demás polluelos son encantadores de veras -dijo el viejo-. Considérese usted en casa; y si encuentra una cabeza de anguila, haga el favor de traérmela.

Y de este modo tomaron posesión de la casa.

El pobre patito feo no recibía sino picotazos y empujones, y era el blanco de las burlas de todos, lo mismo de los gansos que de las gallinas. «¡Qué ridículo!», se reían todos, y el pavo, que por haber venido al mundo con espolones se creía el emperador, se henchía como un barco a toda vela y arremetía contra el patito, con la cabeza colorada de rabia. El pobre animalito nunca sabía dónde meterse; estaba muy triste por ser feo y porque era la chacota de todo el corral.




Así transcurrió el primer día; pero en los sucesivos las cosas se pusieron aún peor. Todos acosaban al patito; incluso sus hermanos lo trataban brutalmente, y no cesaban de gritar: - ¡Así te pescara el gato, bicho asqueroso!; y hasta la madre deseaba perderlo de vista. Los patos lo picoteaban; las gallinas lo golpeaban, y la muchacha encargada de repartir el pienso lo apartaba a puntapiés.

Al fin huyó, saltando la cerca; los pajarillos de la maleza se echaron a volar, asustados. «¡Huyen porque soy feo!», dijo el pato, y, cerrando los ojos, siguió corriendo a ciegas. Así llegó hasta el gran pantano, donde habitaban los patos salvajes; cansado y dolorido, pasó allí la noche.

Por la mañana, los patos salvajes, al levantar el vuelo, vieron a su nuevo campañero: - ¿Quién eres? -le preguntaron, y el patito, volviéndose en todas direcciones, los saludó a todos lo mejor que supo.

-¡Eres un espantajo! -exclamaron los patos-. Pero no nos importa, con tal que no te cases en nuestra familia -. ¡El infeliz! Lo último que pensaba era en casarse, dábase por muy satisfecho con que le permitiesen echarse en el cañaveral y beber un poco de agua del pantano.

Así transcurrieron dos días, al cabo de los cuales se presentaron dos gansos salvajes, machos los dos, para ser más precisos. No hacía mucho que habían salido del cascarón; por eso eran tan impertinentes.

- Oye, compadre -le dijeron-, eres tan feo que te encontramos simpático. ¿Quieres venirte con nosotros y emigrar? Cerca de aquí, en otro pantano, viven unas gansas salvajes muy amables, todas solteras, y saben decir «¡cuac!». A lo mejor tienes éxito, aun siendo tan feo.

¡Pim, pam!, se oyeron dos estampidos: los dos machos cayeron muertos en el cañaveral, y el agua se tiñó de sangre. ¡Pim, pam!, volvió a retumbar, y grandes bandadas de gansos salvajes alzaron el vuelo de entre la maleza, mientras se repetían los disparos. Era una gran cacería; los cazadores rodeaban el cañaveral, y algunos aparecían sentados en las ramas de los árboles que lo dominaban; se formaban nubecillas azuladas por entre el espesor del ramaje, cerniéndose por encima del agua, mientras los perros nadaban en el pantano, ¡Plas, plas!, y juncos y cañas se inclinaban de todos lados. ¡Qué susto para el pobre patito! Inclinó la cabeza para meterla bajo el ala, y en aquel mismo momento vio junto a sí un horrible perrazo con medio palmo de lengua fuera y una expresión atroz en los ojos. Alargó el hocico hacia el patito, le enseñó los agudos dientes y, ¡plas, plas! se alejó sin cogerlo.

- ¡Loado sea Dios! -suspiró el pato-. ¡Soy tan feo que ni el perro quiso morderme!

Y se estuvo muy quietecito, mientras los perdigones silbaban por entre las cañas y seguían sonando los disparos.

Hasta muy avanzado el día no se restableció la calma; mas el pobre seguía sin atreverse a salir. Esperó aún algunas horas: luego echó un vistazo a su alrededor y escapó del pantano a toda la velocidad que le permitieron sus patas. Corrió a través de campos y prados, bajo una tempestad que le hacía muy difícil la huida.

Al anochecer llegó a una pequeña choza de campesinos; estaba tan ruinosa, que no sabía de qué lado caer, y por eso se sostenía en pie. El viento soplaba con tal fuerza contra el patito, que éste tuvo que sentarse sobre la cola para afianzarse y no ser arrastrado. La tormenta arreciaba más y más. Al fin, observó que la puerta se había salido de uno de los goznes y dejaba espacio para colarse en el interior; y esto es lo que hizo.

Vivía en la choza una vieja con su gato y su gallina. El gato, al que llamaba «hijito», sabía arquear el lomo y ronronear, e incluso desprendía chispas si se le frotaba a contrapelo. La gallina tenía las patas muy cortas, y por eso la vieja la llamaba «tortita paticorta»; pero era muy buena ponedora, y su dueña la quería como a una hija.




Por la mañana se dieron cuenta de que había llegado un forastero, y el gato empezó a ronronear, y la gallina, a cloquear.

-¿Qué pasa?- dijo la vieja mirando a su alrededor. Como no veía bien, creyó que era un ganso cebado que se habría extraviado-. ¡No se cazan todos los días! -exclamó-. Ahora tendré huevos de pato. ¡Con tal que no sea un macho! Habrá que probarlo.

Y puso al patito a prueba por espacio de tres semanas; pero no salieron huevos. El gato era el mandamás de la casa, y la gallina, la señora, y los dos repetían continuamente: - ¡Nosotros y el mundo! -convencidos de que ellos eran la mitad del universo, y aún la mejor. El patito pensaba que podía opinarse de otro modo, pero la gallina no le dejaba hablar.

-¿Sabes poner huevos? -le preguntó.

-No.

-¡Entonces cierra el pico!

Y el gato:

-¿Sabes doblar el espinazo y ronronear y echar chispas?

-No.

-Entonces no puedes opinar cuando hablan personas de talento.

El patito fue a acurrucarse en un rincón, malhumorado. De pronto acordóse del aire libre y de la luz del sol, y le entraron tales deseos de irse a nadar al agua, que no pudo reprimirse y se lo dijo a la gallina.

-¿Qué mosca te ha picado? -le replicó ésta-. Como no tienes ninguna ocupación, te entran estos antojos. ¡Pon huevos o ronronea, versa como se te pasan!

-¡Pero es tan hermoso nadar! -insistió el patito-. ¡Da tanto gusto zambullirse de cabeza hasta tocar el fondo!

-¡Hay gustos que merecen palos! -respondió la gallina-. Creo que has perdido la chaveta. Pregunta al gato, que es la persona más sabia que conozco, si le gusta nadar o zambullirse en el agua. Y ya no hablo de mí. Pregúntalo si quieres a la dueña, la vieja; en el mundo entero no hay nadie más inteligente. ¿Crees que le apetece nadar y meterse en el agua?

-¡No me comprendéis! -suspiró el patito.

-¿Qué no te comprendemos? ¿Quién lo hará, entonces? No pretenderás ser más listo que el gato y la mujer, ¡y no hablemos ya de mí! No tengas esos humos, criatura, y da gracias al Creador por las cosas buenas que te ha dado. ¿No vives en una habitación bien calentita, en compañía de quien puede enseñarte mucho? Pero eres un charlatán y no da gusto tratar contigo. Créeme, es por tu bien que te digo cosas desagradables; ahí se conoce a los verdaderos amigos.
Procura poner huevos o ronronear, o aprende a despedir chispas.

-Creo que me marcharé por esos mundos de Dios -dijo el patito.

-Es lo mejor que puedes hacer -respondióle la gallina.

Y el patito se marchó; se fue al agua, a nadar y zambullirse, pero, todos los animales lo despreciaban por su fealdad.

Llegó el otoño: en el bosque, las hojas se volvieron amarillas y pardas, y el viento las arrancaba y arremolinaba, mientras el aire iba enfriándose por momentos; cerníanse las nubes, llenas de granizo y nieve, y un cuervo, posado en la valla, gritaba: «¡au, au!», de puro frío. Sólo de pensarlo le entran a uno escalofríos. El pobre patito lo pasaba muy mal, realmente.

Un atardecer, cuando el sol se ponía ya, llegó toda una bandada de grandes y magníficas aves, que salieron de entre los matorrales; nunca había visto nuestro pato aves tan espléndidas. Su blancura deslumbraba y tenían largos y flexibles cuellos; eran cisnes. Su chillido era extraordinario, y, desplegando las largas alas majestuosas, emprendieron el vuelo, marchándose de aquellas tierras frías hacia otras más cálidas y hacia lagos despejados. Eleváronse a gran altura, y el feo patito experimentó una sensación extraña; giró en el agua como una rueda, y, alargando el cuello hacia ellas, soltó un grito tan fuerte y raro, que él mismo se asustó. ¡Ay!, no podía olvidar aquellas aves hermosas y felices, y en cuanto dejó de verlas, se hundió hasta el fondo del pantano. Al volver a la superficie estaba como fuera de sí. Ignoraba su nombre y hacia donde se dirigían, y, no, obstante, sentía un gran afecto por ellas, como no lo había sentido, por nadie. No las envidiaba. ¡Cómo se le hubiera podido ocurrir el deseo de ser como ellas! Habríase dado por muy satisfecho con que lo hubiesen tolerado los patos, ¡pobrecillo!, feo como era.

Era invierno, y el frío arreciaba; el patito se veía forzado a nadar sin descanso para no entumecerse; mas, por la noche, el agujero en que flotaba se reducía progresivamente. Helaba tanto, que se podía oír el crujido del hielo; el animalito tenía que estar moviendo constantemente las patas para impedir que se cerrase el agua, hasta que lo rindió el cansancio, y, al quedarse quieto, lo aprisionó el hielo.

Por la mañana llegó un campesino, y, al darse cuenta de lo ocurrido, rompió el hielo con un zueco y, cogiendo el patito, lo llevó a su mujer. En la casa se reanimó el animal.

Los niños querían jugar con él, pero el patito, creyendo que iban a maltratarlo, saltó asustado en medio de la lechera, salpicando de leche toda la habitación. La mujer se puso a gritar y a agitar las manos, con lo que el ave se metió de un salto en la mantequera, y, de ella, en el jarro de la leche ¡y yo qué sé dónde! ¡Qué confusión! La mujer lo perseguía gritando y blandiendo las tenazas; los chiquillos corrían, saltando por encima de los trastos, para cazarlo, entre risas y barullo.
Suerte que la puerta estaba abierta y pudo refugiarse entre las ramas, en la nieve recién caída. Allí se quedó, rendido.

Sería demasiado triste narrar todas las privaciones y la miseria que hubo de sufrir nuestro patito durante aquel duro invierno.

Lo pasó en el pantano, entre las cañas, y allí lo encontró el sol cuando volvió el buen tiempo. Las alondras cantaban, y despertó, espléndida, la primavera.

Entonces el patito pudo batir de nuevo las alas, que zumbaron con mayor intensidad que antes y lo sostuvieron con más fuerza; y antes de que pudiera darse cuenta, encontróse en un gran jardín, donde los manzanos estaban en flor, y las fragantes lilas curvaban sus largas ramas verdes sobre los tortuosos canales. ¡Oh, aquello sí que era hermoso, con el frescor de la primavera! De entre las matas salieron en aquel momento tres preciosos cisnes aleteando y flotando levemente en el agua. El patito reconoció a aquellas bellas aves y se sintió acometido de una extraña tristeza.

-¡Quiero irme con ellos, volar al lado de esas aves espléndidas! Me matarán a picotazos por mi osadía: feo como soy, no debería acercarme a ellos. Pero iré, pase lo que pase. Mejor ser muerto por ellos que verme vejado por los patos, aporreado por los pollos, rechazado por la criada del corral y verme obligado a sufrir privaciones en invierno-. Con un par de aletazos se posó en el agua, y nadó hacia los hermosos cisnes. Éstos al verle, corrieron a su encuentro con gran ruido de plumas. -¡Matadme! -gritó el animalito, agachando la cabeza y aguardando el golpe fatal. Pero, ¿qué es lo que vio reflejado en la límpida agua? Era su propia imagen; vio que no era un ave desgarbado, torpe y de color negruzco, fea y repelente, sino un cisne como aquéllos.

¡Qué importa haber nacido en un corral de patos, cuando se ha salido de un huevo de cisne!




Entonces recordó con gozo todas las penalidades y privaciones pasadas; sólo ahora comprendía su felicidad, ante la magnificencia que lo rodeaba.

Los cisnes mayores describían círculos a su alrededor, acariciándolo con el pico.

Presentáronse luego en el jardín varios niños, que echaron al agua pan y grano, y el más pequeño gritó:

-¡Hay uno nuevo!

Y sus compañeros, alborozados, exclamaron también, haciéndole coro:

-¡Sí, ha venido uno nuevo!

Y todo fueron aplausos, y bailes, y brincos; y corriendo luego al encuentro de sus padres, volvieron a poco con pan y bollos, que echaron al agua, mientras exclamaban:

-El nuevo es el más bonito; ¡tan joven y precioso! - Y los cisnes mayores se inclinaron ante él.

Pero él se sentía avergonzado, y ocultó la cabeza bajo el ala; no sabía qué hacer, ¡era tan feliz!, pero ni pizca de orgulloso. Recordaba las vejaciones y persecuciones de que había sido objeto, y he aquí que ahora decían que era la más hermosa entre las aves hermosas del mundo. Hasta las lilas bajaron sus ramas a su encuentro, y el sol brilló, tibio y suave. Crujieron entonces sus plumas, irguióse su esbelto cuello y, rebosante el corazón, exclamó:

-¡Cómo podía soñar tanta felicidad, cuando no era más que un patito feo!


domingo, 10 de octubre de 2010

Por qué no uso PDF al publicar en Internet

Frecuentemente algunos lectores de mis libros tales como La Teoría de la Relatividad y La Mecánica Cuántica publicados y disponibles en Internet a través de Blogger me preguntan si tengo disponibles tales libros en formato PDF (Portable Document Format) de Adobe Systems.

La respuesta es siempre la misma. Como yo no tengo ni el tiempo ni los recursos $$$$$ para mantener en operación las 24 horas del día en algún lugar un servidor Internet en donde pueda hacer accesibles mis libros al público en general, me atengo a la  generosidad de Google que a través de Blogger me permite subir mis libros a Internet. Pero el formato usado por Blogger no es el formato de documentación PDF, sino HTML. Tal vez algún día Blogger permita la incorporación de obras elaboradas en formato PDF a sus páginas Web, pero como el formato PDF es propietario de Adobe Systems y Blogger tendría que estarle pagando los derechos de autoría intelectual por el uso de PDF (o mejor dicho, los que subimos obras a Blogger tendríamos que estarle pagando de alguna manera a Adobe Systems por el uso del formato PDF), tal formato está proscrito de Blogger, y lo único que acepta Blogger es HTML.

Por otro lado, aún si Adobe Systems le regalara a Google el uso ilimitado gratuito de la tecnología de software Adobe para poder incorporar documentos PDF a las bitácoras, ello introduciría un problema nuevo a los trabajos cuando se están elaborando en Blogger.  Actualmente, podemos hacer la transición rápida de un documento “tal y como lo vemos” (usando la opción Redactar dentro del constructor Blogger) a su código correspondiente en sintaxis HTML (usando la opción HTML del constructor de Blogger) para ajustar detalles finos, pasando de una vista a otra de manera rápida y automática. Pero si se agregara la capacidad de poder meter código PDF, la capacidad de poder cambiar rápidamente y en forma automática de cualquiera de las dos opciones Redactar y HTML a PDF o viceversa sería una verdadera pesadilla, al menos desde el punto de vista de la actualización del código y la extensión en bytes del software requerido. Conozco de otro medio de publicación gratuito para obras en Internet, WordPress, pero aunque no estoy familiarizado con el mismo las razones que acabo de exponer aquí me serían suficientes para sospechar que tampoco WordPress ofrece todavía la capacidad de poder subir obras a WordPress en formato PDF. Y de cualquier manera, como yo empecé con Blogger, prefiero apegarme a algo con lo que estoy familiarizado que verme forzado a tener que recorrer una nueva curva de aprendizaje que me tomaría un tiempo que no tengo disponible.

De cualquier modo, hay otras razones por las cuales aún si tuviera disponible un paquete comercial de Adobe para convertir mis obras a formato PDF tal opción no sería realmente una opción debido a ciertas peculiaridades e ideosincrasias peculiares a HTML. Una de tales peculiaridades es la incorporación de imágenes animadas (en movimiento) dentro de los documentos HTML, lo cual se puede lograr fácilmente mediante el uso de imágenes GIF. Tales imágenes animadas no es posible imprimirlas en papel, razón por la cual el formato PDF en general no admite ese tipo de animaciones.

Pero la cosa no para allí. Considérese la presentación de cosas como el siguiente crucigrama:



____

____

____
A L__ A E__ A N__
____
A N__ A A__ A O__
____

____

____
A N
____
A T A O A D A A
____
A O A N A C A E __
____
A N__
A O
____
A U A N A I A V A E __ A R A S A A A L
____
A O
A G A E __
____
A A A L A A A R A M A A
____

____
A A __ A B
A A A C A A
____

____
A L A I A A
____
A A A V A A A L
A L A O A C A A A L
____
A N
____
A I A R A I A R A E

____

____
A A A L A A
____

____

____
A D A A A R
____

____
A S A A A B A E A R
____
A O
____
A A A Z A A A L A A
A O A L A E
____

____
A A A V A E
____
A A A R A A A L
A B A I
____
A S A O A L A A A P A A
____

____
A Y A E
A R
____
A N A O A S A O A L A O A G A I A A
____
A A
A E
____
A E A S A A A S
____
A C A A A L A I
____
A R

____

____

____
A O A R A A
____
A A A R A O
____

____

____


Si el lector intenta descargar de la Web la “imagen” del crucigrama anterior (que en realidad es una tabla de 13 renglones por 13 columnas) como una imagen JPG o JPEG o PNG, pronto descubrirá que tal cosa no se puede llevar a cabo, por el simple hecho de que el crucigrama está construido como una tabla usando la sintaxis HTML. Puesto de otra manera, el código para generar el crucigrama anterior, que en realidad no es más que código HTML para generar una tabla, que en este caso es:

<div align="center">
<table border="1">

<tbody>
<!-- Renglon 1 -->
<tr>

<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> L<span style="color: white;">__</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> E<span style="color: white;">__</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> N<span style="color: white;">__</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> N<span style="color: white;">__</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A<span style="color: white;">__</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> O<span style="color: white;">__</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>

</tr>
<!-- Renglon 2 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> N </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> T </td>
<td><span style="color: white;">A</span> O </td>
<td><span style="color: white;">A</span> D </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> O </td>
<td><span style="color: white;">A</span> N </td>
<td><span style="color: white;">A</span> C</td>
<td><span style="color: white;">A</span> E <span style="color: white;">__</span> </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> N<span style="color: white;">__</span></td>

</tr>
<!-- Renglon 3 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> O </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span> </td>
<td><span style="color: white;">A</span> U</td>
<td><span style="color: white;">A</span> N</td>
<td><span style="color: white;">A</span> I</td>
<td><span style="color: white;">A</span> V</td>
<td><span style="color: white;">A</span> E <span style="color: white;">__</span> </td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td><span style="color: white;">A</span> S </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> O</td>

</tr>
<!-- Renglon 4 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> G</td>
<td><span style="color: white;">A</span> E <span style="color: white;">__</span>  </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> L </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td><span style="color: white;">A</span> M</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A <span style="color: white;">__</span> </td>
<td><span style="color: white;">A</span> B</td>

</tr>
<!-- Renglon 5 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> C</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>
<td><span style="color: white;">A</span> I</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> V </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>

</tr>
<!-- Renglon 6 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> L </td>
<td><span style="color: white;">A</span> O </td>
<td><span style="color: white;">A</span> C</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> L </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> N </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> I</td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td><span style="color: white;">A</span> I</td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td><span style="color: white;">A</span> E </td>

</tr>
<!-- Renglon 7 -->
<tr>

<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> D </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>

</tr>
<!-- Renglon 8 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> S </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> B</td>
<td><span style="color: white;">A</span> E</td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> O</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> Z</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td><span style="color: white;">A</span> L </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>

</tr>
<!-- Renglon 9 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> O </td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>
<td><span style="color: white;">A</span> E</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> V</td>
<td><span style="color: white;">A</span> E </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>

</tr>
<!-- Renglon 10 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> B </td>
<td><span style="color: white;">A</span> I</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> S </td>
<td><span style="color: white;">A</span> O </td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td><span style="color: white;">A</span> P</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> Y </td>
<td><span style="color: white;">A</span> E</td>

</tr>
<!-- Renglon 11 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> N</td>
<td><span style="color: white;">A</span> O</td>
<td><span style="color: white;">A</span> S</td>
<td><span style="color: white;">A</span> O</td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>
<td><span style="color: white;">A</span> O</td>
<td><span style="color: white;">A</span> G</td>
<td><span style="color: white;">A</span> I </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>

</tr>
<!-- Renglon 12 -->
<tr>

<td><span style="color: white;">A</span> E </td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> E </td>
<td><span style="color: white;">A</span> S</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td><span style="color: white;">A</span> S</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> C </td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td><span style="color: white;">A</span> L</td>
<td><span style="color: white;">A</span> I</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>

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<!-- Renglon 13 -->
<tr>

<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> O </td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td><span style="color: white;">A</span> A</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td><span style="color: white;">A</span> A </td>
<td><span style="color: white;">A</span> R</td>
<td><span style="color: white;">A</span> O</td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
<td bgcolor="#000000"><br />
<span style="background-color: black;">____</span></td>
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<span style="background-color: black;">____</span></td>

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requiere de las capacidades del navegador, ayudado por las capacidades computacionales de la laptop o tableta en donde se va a visualizar la tabla HTML ya construída por el procesador de la computadora a partir del código HTML proporcionado. El formato PDF inherentemente no tiene tales capacidades, o sea de poder tomar código HTML para llevar a cabo la generación de tablas. Es más, ni siquiera conozco de algún lenguaje computacional al estilo de HTML mediante el cual se puedan construír obras en formato PDF usando una “sintaxis PDF”. Tal vez tal sintaxis exista, pero de existir es propietaria para uso interno de los ingenieros de software de Adobe Systems. Las tablas como la que se usó para la construcción del crucigrama dado arriba tienen que ser incorporadas a un documento PDF como imágenes (JPG, JPEG, PNG, etcétera).

Si bien una cosa factible de hacer para empezar con un documento elaborado en sintaxis HTML e irlo convirtiendo a un documento en formato PDF es ir tomando la imagen de cada tabla HTML tal y como aparece arriba en la pantalla (esto se hace con la ayuda de la tecla Print Screen o prt sc en el teclado), convertirla a una imagen JPG o PNG, y meterla directamente como imagen para ir elaborando el documento PDF, en mi caso particular dada la cantidad de materiales que he subido a Internet tal cosa está fuera del alcance de las capacidades de mi tiempo disponible. Y no he encontrado alguien en la Web que se quiera tomar el tiempo para hacer tal cosa, o sea la conversión de mis obras de formato HTML al formato de archivo PDF, que a su vez requeriría de algún sitio Web dispuesto a almacenar por tiempo indefinido y en forma gratuita las obras en formato PDF.

De cualquier modo, en caso de ser suficiente contar con un documento en el cual las imágenes animadas aparezcan como simplemente como la primera imagen de la secuencia de imágenes, o sea como imágenes estáticas, cada página Web completa (como ésta) se puede imprimir directamente hacia una computadora usando las capacidades de los navegadores como Mozilla Firefox, Chrome, Internet Explorer y Safari, para llevar así a cabo la impresión. De seguro no estará acomodado todo tal y como suele encontrarse en un libro impreso, pero de cualquier modo se puede utilizar como tal en papel impreso. Me permito recordar que ir de la pantalla electrónica al medio impreso es contrario al espíritu de la era digital en el que se intenta salvar a los árboles que tienen que ser talados para poder sacar la pulpa necesaria para producir las hojas en las cuales irá el material impreso, lo cual a su vez es causa de deforestación que a su vez solo contribuye a agravar aún más el cambio climático.

viernes, 10 de septiembre de 2010

El peor cigarrillo de todos



El título de esta entrada tal vez haya llamado la atención de algunos fumadores que esperan encontrar un listado de varias marcas comerciales de cigarrillos acompañada posiblemente de un análisis químico de sus constituyentes así como resultados de pruebas clínicas que produzcan una tabla comparativa de las expectativas de vida de los fumadores en fución de la marca comercial de sus preferencias.

En rigor de verdad, todos los cigarrillos, sin importar el fabricante, son malos a largo plazo para la salud. Hay ya demasiados estudios que lo comprueban. Una conclusión de los médicos es que la nicotina del tabaco que mantiene a los fumadores pegados a su vicio no es lo que daña tanto a los pulmones, lo que produce un daño permanente e irreversible en los pulmones son los alquitranes que se inhalan al fumar tabaco además de otros vapores de químicos que agravan la situación. El fumador habitual, por mantener su adicción a la nicotina del tabaco, se ve obligado a inhalar el resto de la basura por la cual tendrá que pagar un precio elevado a largo plazo no sólo en sus bolsillos sino en su propia salud.

Si para fines prácticos todas las marcas comerciales de cigarrillos son igualmente dañinas y mortales a largo plazo, ¿entonces cuál es el peor cigarrillo de todos?

El peor cigarrillo de todos es, indudablemente, el primero que una persona probó en su vida. Todos los demás cigarrillos con los cuales el fumador quedó enganchado de por vida a su vicio empezaron con ese primer cigarrillo. El medio millón de cigarrillos que un fumador haya inhalado en toda su vida necesariamente tuvo que haber empezado con ese primer cigarrillo. Para cada fumador, la fecha en la cual se dió su primer “toquecito” es una fecha muy precisa, hasta la misma hora, hasta el mismo minuto, hasta el segundo preciso. Muchos fumadores recuerdan ese primer cigarrillo con el cual se metieron en algo de lo que nunca más podrían salir. De no haber sido por ese primer cigarrillo, los demás 499,999 cigarrillos restantes no habrían sido inhalados jamás. De no haber sido por ese primer cigarrillo, el individuo jamás habría quedado enganchado. De no haber sido por ese primer cigarrillo, el individuo posiblemente no estaría agonizando en un hospital conectado a un respirador artificial. De no haber sido por ese primer cigarrillo, posiblemente el individuo no habría enfermado en su propia casa a sus propios familiares que se vieron obligados a inhalar los humos nocivos arrojados al medio ambiente por el fumador empedernido a los fumadores pasivos que se rehusan a iniciarse en el hábito pero que son obligados a aspirar el humo del tabaco por convivir con alguien que ya es un adicto al tabaco (en los países de habla inglesa esto es lo que se conoce como second hand smoking, se trata de gente que aunque se rehusa a adquirir el hábito de cualquier modo se ve obligada a “fumar” de modo completamente involuntario por culpa del fumador con el cual están conviviendo en casa). De no haber sido por ese primer cigarrillo, el fumador posiblemente se habría ahorrado una cantidad considerable de dinero, por el dinero que estuvo gastando a lo largo de varias décadas desde que era joven para poder calmar su adicción. Y no sólo ese dinero, sino el dinero gastado en estar yendo al médico y a los hospitales para atender una situación que no tiene otra cura más que el abandono del vicio, lo cual resulta sumamente difícil y hasta imposible para muchos fumadores.

Quienes saben de estas cosas afirman que abandonar el hábito del tabaco es casi tan duro o posiblemente más que tratar de dejar la adicción a la heroína o la cocaína, produciéndose la terrible “malilla” cuando se ha dejado de fumar aunque sea por unos cuantos días. Es una adicción, en el pleno sentido de la palabra, se trata de algo que no se puede dejar, al menos no sin mucho sufrimiento y angustia. De haber sabido que ese primer cigarrillo lo conduciría a una situación tan lamentable, posiblemente el fumador jamás habría empezado con ese primer cigarrillo; lo habría rechazado tajantemente. Casi todos los fumadores empedernidos están de acuerdo en que la mejor manera de dejar el vicio es no empezándolo desde un principio, ni siquiera tocar ese primer cigarrillo que será el preludio de muchos más. Quienes no tienen ningún problema de hábito al cigarrillo son quienes no comenzaron con ese primer cigarrillo. Todos los demás que dieron ese primer paso en su gran mayoría se lamentan de haberlo dado.

Quienes aún no se han iniciado en el vicio del tabaco, sobre todo los jóvenes inexpertos que están dispuestos a experimentar con sus propios cuerpos probando cosas nuevas desoyendo los consejos y las duras experiencias de sus adultos mayores, deberían de pensarla bien y pensarla dos veces cuando tengan ese primer cigarrillo frente a ellos, porque en ese momento tienen la opción de rechazarlo, con lo cual ese primer cigarrillo quedará como “ningún cigarrillo”. No hay de otra. El mejor vicio de todos es el que no se comienza.

En la fotografía puesta al inicio de esta entrada, se tiene un pulmón sano de una persona que nunca ha fumado en toda su vida (el pulmón a la derecha) puesto comparativamente con el pulmón de una persona que tras varios años de adicción al tabaco (o mejor dicho, a la nicotina del tabaco) ha pagado ya las consecuencias (se trata del pulmón ennegrecido a la izquierda de la fotografía); y estas consecuencias son irreversibles, no hay cura médica ni recurso humano posible para enmendar el daño ocasionado

Quienes aún no se han iniciado en el vicio del tabaco, antes de que inhalen el humo de ese primer cigarrillo, el peor cigarrillo de todos, bien harían en repasar la fotografía dada arriba antes de dar ese paso. Después de todo, están jugando a la ruleta rusa con su propia salud.

Resultaría fácil echarle la culpa a Adán de que por su imbecilidad la humanidad perdió la maravillosa oportunidad de estar gozando en estos momentos de un paraíso sin necesidad de tener que ganárselo. Pero en realidad cualquiera puede estar en una situación parecida a la situación que enfrentó Adán al verse tentado. Y ha habido millones que, al igual que Adán, han estado cayendo, pese a las amonestaciones recibidas sobre lo que sucederá a la larga cuando los consejos y recomendaciones sean desobedecidos. Y al igual que como ocurrió con Adán, las consecuencias suelen ser terribles. Sobre todo cuando se trata de ese primer cigarrillo, la versión moderna del fruto que le costó a Adán su caída.

jueves, 5 de agosto de 2010

Las últimas reflexiones de Descartes



Sabiendo que su hora final estaba cerca, el notable filósofo autor de la duda metódica hizo acopio de fuerzas para levantarse y mirarse a sí mismo en el espejo, para ver la luz que se apagaba en su propio semblante. Fiel a su modo de ser, se lanzó a sí mismo una mirada penetrante que le fue regresada de la misma manera por su otro yo tan iluso como real siguiéndolo fielmente desde el interior del espejo, y decidió poner en práctica por última vez su estrategia deductiva resumida en su famosa frase “dudo, luego pienso; pienso, luego existo”:
¿Fuí yo acaso el creador del aire que respiro? Ciertamente no. No puedo vivir sin respirar, y no pude haber creado algo para lo cual necesitaba estar vivo de antemano con la finalidad de poder crearlo.

¿Fuí yo el creador del agua fuente de vida con la que calmo mi sed y limpio mi cuerpo? Tampoco, por la misma razón de que no pude haber creado algo indispensable para mi subsistencia para lo cual necesitaba estar vivo de antemano con la finalidad de poder crearlo.

¿Me dí yo mismo la capacidad para ver? Imposible. ¿Cómo puede ver un ciego lo que necesita ver para poder crear la capacidad para ver, si no puede ver nada?

¿Y qué decir de los otros sentidos? ¿Me los pude haber dado yo mismo? Tal cosa presupone que a un ser pensante que carece de cierto sentido como el sentido del olfato se le pueda ocurrir llevar a cabo la creación de tal sentido. ¿Pero cómo puede crearlo, si al no haberlo tenido jamás no tiene ni siquiera la más remota idea de que tal cosa pueda ser posible? En verdad, es factible que pueda haber otros sentidos potenciales cuya posibilidad desconocemos porque carecemos de tales sentidos y por lo tanto nos es imposible el poder imaginar siquiera que tales sentidos se puedan dar. Lo que podemos hacer es crear aparatos para aumentar la potencia de los sentidos que ya tenemos, tales como los lentes, pero no podemos darnos a nosotros mismos algo que ni siquiera hayamos imaginado que nos podemos dar.

¿Fuí yo el creador de mi propio raciocinio, de mi propia consciencia? Imposible, porque para crear la facultad del pensamiento es indispensable poseer primer la facultad de pensar.

¿Tengo algún mérito por mi intelecto? Ciertamente, mi sabiduría se debe en gran parte a mi esfuerzo por aprender, y el camino recorrido ha sido arduo en no pocas ocasiones, me ha costado muchos sacrificios y privaciones así como la inversión de mucho tiempo y esfuerzo. Pero la capacidad para aprender ya estaba allí desde un principio, y eso no es mérito mío. Yo no me dí a mí mismo esa capacidad, no me la podría haber dado, porque no puede darse a sí mismo la capacidad para evolucionar intelectualmente algo que no tiene la facultad para aprender cosas nuevas, algo que no tiene ni siquiera la capacidad para dudar y con ello la capacidad para razonar. Y tal capacidad, o salió de la nada, o no pudo haber salido de la nada. Y me cuesta trabajo aceptar que mi facultad para aprender y evolucionar, algo que no me dí yo a mí mismo, haya salido de la nada como si fuese un truco de magia ejecutado por sí solo sin la presencia de un mago capaz de ejecutar tal truco. ¡Y vaya que es uno de los mayores trucos de todos! Lo que sale de la nada sin planeación previa no puede tener ningún propósito, porque en la misma nada no hay propósito alguno, de lo contrario no sería una nada, sería “algo”.

He podido sobrevivir y salir adelante, porque aprendí a preservar mi vida haciendo lo que tuviera que hacer para sobrevivir. Pero sólo he preservado algo que ya era. No sólo yo no fuí mi propio creador, ni siquiera me dí a mi mismo los elementos que ya existían de antemano y que necesitaría para poder sobrevivir. Yo no me dí vida a mí mismo; tal cosa sería imposible, porque no puede darse vida algo que no existe y para lo cual se requiere vida previa; una cosa es preservar lo que ya se tiene, y otra muy diferente es la creación de algo que no existía. Pero inclusive hasta para poder seguir adelante en la faena de la perpetuación de la vida, se requiere de un mínimo de elementos naturales sin los cuales cualquier vida recién creada no podría sobrevivir. Mi mérito ha sido el procurarme de tales elementos, pero son elementos que ya existían y en cuya creación yo no tuve injerencia alguna.

¿Fué el mundo en el que me tocó vivir el resultado de un simple accidente natural que ocurrió sin ninguna planeación, sin ningún propósito? Bien lo pudo haber sido, pero si estoy dispuesto a aceptar tal hipótesis, entonces debo estar preparado para aceptar que los edificios, las imprentas, los relojes, las catedrales, los carruajes, los grandes barcos, los libros y las herramientas de trabajo fueron también el resultado de una cadena seguramente infinita de accidentes naturales, pues de un gran accidente natural detrás del cual no hay ninguna planeación ni propósito alguno no se puede esperar otra cosa más que accidentes naturales que fueron consecuencia directa del primero, de acuerdo a la ley inmutable de causa y efecto sobre la cual no tengo duda alguna.

El Sol, esa aparentemente inagotable fuente de luz y de energía cuya brevedad extrañamos en Invierno, sin la cual todo sería obscuridad, tan necesario para mí en todos sentidos, para permitirme ser lo que soy, ¿pude haberlo creado en mi pasado sin acordarme de ello? Su movimiento se repite día tras día con la periodicidad del más fino mecanismo de relojería, y de hecho es el patrón mundial con el que ajustamos todos nuestros relojes; su calor no nos falta sobre todo en el estiaje. Si con todos nuestros conocimientos lo más que yo y otros de mi especie podemos crear para alumbrarnos de noche y calentarnos cuando tenemos frío son velas, lámparas de aceite o fogatas que al poco tiempo se agotan y se apagan, ¿cómo yo, inclusive ayudado por muchos otros como yo, pudimos haber creado algo tan maravilloso cuya duración parece casi infinita en nuestra escala del tiempo, algo cuyo secreto interior escapa a nuestra ciencia actual? No, me descarto en forma terminante y definitiva como creador de algo que es un milagro diario, literalmente hablando.

Y las estrellas, ¿qué de las estrellas? ¿Pude haberlas creado una por una poniéndolas en el firmamento? Tampoco. No, y éste es un no rotundo; esto está mucho más allá de mis posibilidades humanas. Hasta donde puedo alcanzar ver ayudado por mis instrumentos ópticos, las estrellas parecen ser infinitas en número; para poder decorar la bóveda celeste yo necesitaría un lapso infinitamente grande de tiempo. Y si las estrellas son infinitas en número, ni siquiera podría contarlas de una en una, ya que nunca acabaría de contarlas. Ni yo ni nadie de mi especie pudo haber puesto las estrellas en el firmamento, porque lo infinitamente grande está fuera del alcance de lo que es finito por Naturaleza.

¿Tiene el Universo conciencia propia? Eso no lo sé. No tengo forma de saberlo, no tengo forma de corroborarlo. ¿Se pudo haber creado el Universo a sí mismo? Imposible, porque para poder haberse creado a sí mismo, el Universo habría tenido que poseer primero la facultad para poder pensar, y no podía haber tenido raciocinio alguno cuando aún no existía. No, el Universo no se pudo haber creado a sí mismo, imposible, aunque hoy pueda tener conciencia propia como yo que formo parte de sus incontables millones de células. Necesariamente tuvo que haber sido creado antes de que existiera.
Y en ese momento, como un chispazo, una luz interna le hizo darse cuenta al sabio de que en las interrogantes que se había formulado a sí mismo estaba la única respuesta que se les podía dar.

Con una lágrima asomando por su mejilla, el viejo filósofo comprendió de pronto cosas que están más allá incluso de la filosofía, y comprendió de pronto mucho de lo que había escapado a su entendimiento a lo largo de su vida. Había dedicado todo su ser a encontrar respuestas, y había obtenido la respuesta a la pregunta más importante de todas.

Despidiéndose de su propia reflexión en el espejo, el filósofo extendió sus dedos haciéndose a sí mismo un ademán de despedida, susurrando de modo casi imperceptible: “Gracias, mon ami. No me has defraudado. No me permitiste concluír mi jornada sin antes darme la iluminación que había buscado toda mi vida. No me llevo riquezas conmigo, pero me llevo la mayor de las riquezas. Ojalá y otros tengan la fortuna que yo tuve de poder atesorar lo que es para mí en estos momentos el mayor tesoro de todos”.

Y el eminente filósofo cerró sus párpados esbozando la mayor de sus sonrisas.

martes, 13 de julio de 2010

El gozo se fue al pozo

Tras el inesperado triunfo de México sobre Francia, muchos mexicanos llegaron a creer sinceramente, con sus expectativas infladas de más por los comentaristas de las televisoras comerciales de México, que en esta ocasión México tenía realmente a la Copa Mundial de Futbol al alcance de su mano. Se intensificaron los promocionales a través de la televisión de la “Iniciativa México” con el director técnico de la selección nacional Javier Aguirre diciendo que “hay que pasar del México del sí se puede al México del sí se pudo”. Pero el gozo no duró mucho. Después de ganar perdiendo ante Uruguay (cayendo 1-0 pero de todos modos calificando para la siguiente ronda), eventualmente vino el enfrentamiento contra Argentina, y sucedió lo que tenía que suceder. Tal y como se había anticipado en lo que publiqué en la bitácora el 25 de junio bajo el encabezado “Locura futbolera”, la locura se desinfló como suele ocurrir cada cuatro años en México tras el duro despertar de la falsa realidad creada con fines meramente comerciales por las cadenas privadas de televisión y sus patrocinadores. México quedó eliminado en el camino hacia la copa mundial al ser derrotado por Argentina por 3-1, eliminado en octavos de final, una derrota que en México llevó a un joven a su suicidio y al director de FONATUR (hermano del Secretario de Gobernación) a involucrarse en Sudáfrica en un escándalo contra los argentinos que terminó costándole su puesto. Discretamente, las televisoras en México empezaron a bajarle el tono, retirando los promocionales en donde aparecía Javier Aguirre diciendo “hay que pasar del México del ya merito al México del sí se pudo” mientras que en los periódicos y en las revistas se ponía un encabezado sobre Javier Aguirre culpándolo de la derrota con la frase NO PUDO.

Muchos mexicanos, con las lágrimas en los ojos, se preguntaron lo mismo de siempre: ¿qué pasa? Parece todo un disco rayado, siempre lo mismo. Es importante reflexionar para poner las cosas en su justa dimensión y ver con algo de optimismo hacia el futuro. Lo primero que hay que entender es que México no es una potencia mundial en este deporte. Para ser una potencia mundial en cualquier deporte, no basta con que las televisoras de un país estén repitiéndolo noche y día como disco rayado en la creencia de que si todos lo creen llegará a ser realidad por la fuerza de la repetición constante. Las ligas y selecciones nacionales más fuertes se encuentran en Europa (Italia, Alemania, Inglaterra, España) y Sudamérica. En Sudamérica, el deporte inglés llegó a finales del siglo XIX y se arraigó fuertemente en Uruguay (campeón olímpico en 1924 y 1928 y del mundo en 1930 y 1950). Los primeros grandes estadios del continente se construyeron allá, el Centenario en Montevideo en 1930 y el Maracaná en Brasil en 1950. El futbol sudamericano creció de la rivalidad entre Uruguay y Argentina, y después, a partir de 1958 de estos dos con Brasil que evolucionó a potencia futbolera. Las dictaduras militares de Sudamérica apoyaron también fuertemente este deporte como instrumento de enajenación y control político. El Mundial de Argentina 78 se realizó por una junta militar. En México, el futbol llegó un poco más tarde y en una región (Norteamérica) donde este deporte no es tan popular. En Estados Unidos este deporte se practica en una liga comercial desde hace algunos 12 años, por lo que los mexicanos no tenemos competencia de nivel de cerca. En Sudamérica, la Copa Libertadores se creó por los años 60 y sirve para foguear a los equipos campeones y subcampeones de todo Sudamérica. México sólo se incorporó recientemente a este torneo. Hay otros aspectos que influyen en el estancamiento del futbol mexicano. El Estado en realidad no tiene una política en este tema, la Federación Mexicana de Futbol la manejan los dueños de los equipos mexicanos, que muchos de ellos no saben nada y sólo lo ven como negocio. El Presidente de la República sólo se acuerda del futbol cuando hay que tomarse una foto, pero no tiene una política en la materia, lo que predomina es el interés de lucro de este bello deporte. Los aficionados tampoco están organizados y no tienen forma de presionar a los dueños de los equipos (en Argentina por ejemplo, las “porras” tienen mucho poder e influencia en algunas de las decisiones de los equipos). La Federación Internacional de Futbol también tiene decisiones que perjudican a las potencias emergentes como México e influyen en el arbitraje. Por ejemplo, ¿por qué designar en el juego México-Argentina a un árbitro italiano (Rosetti) a sabiendas de la cercanía cultural, futbolística y económica entre argentinos e italianos? Hay que ocuparse del futbol mexicano. El Congreso podría organizar una comisión para que escuchando a las diferentes partes de este negocio-deporte —empresarios, futbolistas, prensa, árbitros, aficionados— hiciera recomendaciones en la materia y regulara lo necesario. El gobierno de Coahuila, por ejemplo, promovió y financió en parte la construcción del nuevo estadio espectacular del Santos en Torreón. Hay que hacer muchas cosas, como ésta en el deporte de las patadas. La Copa Mundial de Futbol no va a caer de la nada a México, llovida del Cielo, si no se hacen esfuerzos serios por conquistarla.

Por lo pronto, en México se sigue pensando que se tienen mediocres desempeños deportivos debido a que un director técnico metió a un jugador en lugar de otro en un partido, y por eso se “renunció” al Vasco Javier Aguirre que rescató a una selección a punto de la eliminación en Concacaf, por haber perdido un juego contra un equipo argentino claramente más talentoso que el mexicano. España ha tenido otra filosofía con mejores resultados. Ha entendido que el éxito en el deporte es un trabajo de largo plazo y de continuidad. No solamente les dio tiempo suficiente a los directores técnicos Vicente del Bosque y Luis Aragonés para trabajar con el equipo nacional de futbol, sino que ha aplicado una estrategia exitosa que le ha permitido transformarse en poco tiempo en una verdadera potencia deportiva. Durante décadas España tuvo desempeños deportivos similares o peores a los de México. En los Juegos Olímpicos de México 1968 el equipo español no obtuvo ninguna medalla. En 1972 en Múnich consiguió solamente una de bronce. En 1976 ganó dos de plata. Hoy España es una gran potencia deportiva y no sólo en futbol. En Beijing 2008 los atletas españoles obtuvieron 18 medallas, cinco de ellas de oro. En Atenas 2004 su total fue de 19 medallas. Los deportistas españoles se distinguen en tenis (Rafael Nadal), ciclismo (Alberto Contador), basquetbol (Pau Gasol), motociclismo (Jorge Lorenzo), automovilismo (Fernando Alonso) y muchas otras especialidades. En los años ochenta el llamado Consejo Superior de Deportes del gobierno español inició la tarea de encontrar talento y encauzarlo al deporte de alto rendimiento. El Ministerio de Hacienda de España mantiene beneficios fiscales a las empresas que inviertan en el desarrollo de talento deportivo. Más importantes han sido las actividades deportivas en las escuelas públicas y las ligas infantiles y juveniles de los equipos profesionales de futbol y otros deportes. Hay quien piensa que el éxito deportivo de España es producto del dinero. España es un país rico mientras que el nuestro es pobre. Pero el dinero no lo es todo. En 2009 el presupuesto del Consejo Superior de Deportes de España fue de 193 millones de euros, o 3 mil 211 millones de pesos al tipo de cambio actual de 17 pesos por euro. ¿Puede México pagarse un lujo tal? La verdad es que ya lo hace. El presupuesto de la Conade, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, es de 3 mil 946 millones de pesos en este 2010. Es más dinero que el que del gobierno en España, pero con resultados mucho peores.
El despido del Vasco Aguirre por la Federación Mexicana de Futbol nos revela la poca intención que hay en México de trabajar en el largo plazo. Dos veces ha rescatado el malogrado técnico Javier Aguirre a la selección nacional a punto de la descalificación en Concacaf y dos veces la ha llevado a la segunda ronda del Mundial. Hoy debería estar empezando el trabajo para Río 2014. Pero no. En México se gusta de improvisar. No se ha entendido que el éxito que ha tenido España en materia deportiva es producto de programas de largo plazo bien pensados y que se han fundamentado en el descubrimiento y desarrollo de talento joven. En 1999 España ganó la Copa del Mundo sub 20 en Nigeria y muchos de sus jugadores han sido, 11 años después, integrantes de la selección que ganó la Copa del Mundo Sudáfrica 2010. México ganó la Copa del Mundo sub 17 en Perú en 2005. Varios jóvenes de aquel entonces, como Giovani dos Santos y Carlos Vela, están hoy en la selección mayor, pero faltaría un enorme esfuerzo si se quiere repetir el éxito de España con sus jóvenes de 1999.

Hay psicólogos que sostienen que todos los juegos de cualquier tipo son malos porque para que haya un triunfador siempre se requiere que haya una víctima. Y en el caso de la Copa Mundial de Futbol, conforme fué avanzando la competencia invariablemente iba creciendo el número de víctimas, y fue como una especie de maldición que iba pasando del uno a otro, de tal modo que el que hoy era ganador viendo llorar al perdedor, al rato le tocaba su turno de ser perdedor y de verse llorando a sí mismo ante un espejo con la afición de su país con el alma desgarrada como en las mejores óperas de obras trágicas. Es así como:

Cuando México ganó, toda Francia lloró (2-0).

Cuando Argentina ganó, todo México lloró (3-1).

Cuando Alemania ganó, toda Argentina lloró (una goliza de 4-0).

Cuando España ganó, toda Alemania lloró (1-0).

Y cuando España volvió a ganar, toda Holanda lloró (1-0).

Tomando en cuenta el hecho de que al final hubo un solo triunfador y todos los demás competidores, tanto jugadores como paisanos, quedaron con los ojos llorosos, abatidos, como si fuese la ocasión de lamentar un duelo nacional por una gran y enorme tragedia que fue enlutando naciones enteras, la competencia mundial de futbol debe ser el juego más masoquista de todos. ¿Acaso no se habrá dado cuenta mucha gente de que no es para tanto, que a fin de cuentas el futbol no es nada más que un juego? Aunque por otro lado también es cierto que los jugadores de futbol son los gladiadores del nuevo milenio que han subsituído a los gladiadores de la antigua Roma para quienes la derrota significaba la pérdida de la vida. Al menos en esto ha habido algún avance, y la gente ya no espera ver sangre más que en los ruedos en las corridas de toros.

Además de España, el héroe indiscutible de la Copa Mundial de Futbol Sudáfrica lo fué el pulpo Paul, que predijo correctamente los diez resultados que se le pedía que predijera, sin fallarle a uno solo. Este pulpo a pasado a la historia por la puerta grande. Paul el psíquico, Paul el oráculo, Paul el incomparable. Pongamos aquí al verdadero campeón de campeones para dar tributo a su incomparable habilidad para vaticinar correctamente sin fallarle a sus pronósticos:




Locura futbolera -- 25 de junio

viernes, 25 de junio de 2010

Locura futbolera

Cada cuatro años se repite la misma historia en México. Mucho tiempo antes de que tenga lugar el torneo mundial de futbol promovido por la FIFA, los medios de comunicación le van “calentando el cerebro” a la gente que se deja manipular por los medios, preparándola paulatinamente para el siguiente campeonato mundial de futbol, haciendo crecer las expectativas en forma irreal haciéndole creer a la mayoría de los fanáticos del futbol en México que de alguna manera ahora sí habrá posibilidades de que el equipo mexicano logre obtener la copa mundial de futbol. La efervescencia se va construyendo en forma paulatina, hasta alcanzar su clímax faltando unos cuatro o cinco meses para la celebración del campeonato mundial de futbol FIFA. Una vez que empieza la competencia, el primer triunfo se convierte en algo que eleva al país entero hacia la locura, y la primera derrota se convierte en el equivalente de una gran tragedia nacional. Inevitablemente, la selección nacional de futbol se desinfla y regresa a casa sin la copa mundial en sus manos, y casi al mismo tiempo las televisoras y los medios de comunicación dejan de hablar sobre el tema enfocando de inmediato su atención hacia otros distractores de la realidad como las telenovelas o las parodias de los cómicos del momento, dejando que se les pase el coraje y la desilusión a los fanáticos del futbol por varios meses mientras nuevamente poco después volverán a lo mismo que es su especialidad, ir construyendo esperanzas inalcanzables para el siguiente campeonato mundial de futbol de la FIFA, echándole leña a la hoguera con torneos intermedios como el CONCACAF y la Copa Libertadores, hasta que el gozo se vaya al pozo por enésima ocasión al repetirse la historia de siempre.

En la copa mundial de futbol celebrada en el año 2010 en Sudáfrica, después de un inesperado triunfo ante Francia cuyos tiempos como campeón mundial son ya solo un recuerdo, la selección de México cayó derrotada ante Uruguay cuando el triunfo sobre Francia alimentaron las expectativas irreales sembrando la duda sobre si sería posible ganarle o al menos empatar al equipo de la selección nacional de Argentina. En el periódico local Sergio Sarmiento tuvo algo que decir sobre lo sucedido en un artículo titulado “La derrota”:

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No sé qué me inquieta más: que miles de fanáticos mexicanos salgan al Ángel de la Independencia a celebrar una derrota del equipo nacional de futbol o que la celebración se convierta en disturbio violento en que los fanáticos buscan desvestir y manosear a las mujeres y agreden a la policía cuando ésta trata de intervenir.

México, claramente, es un país al que le cuesta mucho trabajo tener triunfos. Estamos habituados a la derrota... y no sólo en el campo deportivo. Quizá por eso nuestros festejos ante las victorias y las derrotas son tan carentes de proporción.

México ha tenido hasta ahora el desempeño esperado en la Copa del Mundo de futbol. Era lógico para el decimoséptimo equipo del mundo terminar la primera ronda con una victoria, un empate y una derrota. El orden de los factores no fue el esperado: pocos hubieran pensado que el triunfo habría sido frente a Francia y la derrota ante Uruguay, pero el futbol ofrece siempre ese tipo de sorpresas.

Si era previsible que la selección nacional pasara a octavos de final en el segundo lugar del grupo A, era igualmente lógico que nos tocara enfrentar inmediatamente después a Argentina.

Es muy probable que el Mundial concluya para México este próximo domingo en el encuentro contra el equipo más brillante de la primera etapa de la competencia. No hay en las filas nacionales un Guardado que pueda rivalizar con Messi, ni un Chicharito que rebase a Higuaín, ni un Cuauhtémoc que pueda superar a Tévez. Los jugadores en la banca de Argentina -Palermo, Milito, Agüero- serían suficientes para derrotar a la selección nacional en casi cualquier día. Pero esto es algo que muchos mexicanos se niegan a entender.

Los mexicanos queremos ver el futbol -y la vida económica- como batallas en las que se puede triunfar con buena voluntad y la intervención milagrosa de la Virgen de Guadalupe. En la derrota contra Uruguay del 22 de junio encontré en el Estadio Real Bafokeng a varios mexicanos que con lágrimas en los ojos me aseguraban que la derrota era producto de que El Vasco Aguirre no había metido al Chicharito Hernández desde un principio o de que no había querido sentar en la banca al Guille Franco. Pocos quieren darse cuenta de que el proceso que permite a un país, como Argentina, tener una escuadra vencedora en cualquier Mundial es empezar desde muy temprano con la preparación de jugadores infantiles y juveniles.

La derrota puede ser una gran maestra. Nos muestra nuestras carencias y nos permite remediarlas. El problema es cuando nos negamos a ver las lecciones y pretendemos seguir viviendo en un mundo de mentiras.

Quizá si reaccionáramos de manera distinta a las derrotas podríamos albergar otros sueños. Si nos sirvieran de incentivo para construir canchas de futbol en las escuelas y organizar ligas infantiles y juveniles en todo el país, podríamos construir equipos nacionales más brillantes para las Copas del 2018 en adelante. Mientras las victorias y las derrotas sean un simple pretexto para salir a las calles, intoxicarse con alcohol, lanzar espuma a la gente y tratar de desvestir y manosear a las mujeres que se atrevan a ir al Ángel de la Independencia, seguiremos siendo el país del nunca jamás.

Las lecciones del futbol son las mismas que aprendemos de la economía global. De nada nos sirve ponernos el sombrero de charro y gritar ¡Viva México!, o lamentar el trato que la Border Patrol de Estados Unidos les da a los trabajadores mexicanos, si no hacemos el esfuerzo para construir un país más próspero que pueda dar trabajo y un mejor nivel de vida a los mexicanos en su propia patria.

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Un abogado de la localidad de nombre Carlos Murillo expresó esto con respecto a la locura futbolera promovida hasta el cansancio por las televisoras de México:

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Me declaro agnóstico del futbol, es decir, no sé y no me interesa. Siento un profundo respeto por los fanáticos, aunque la propia palabra “fanático” me parece sinónimo de sin-razón, la imagino en un rincón profundo de la “caverna de Sócrates”.

La gente es así aquí en México, le encanta, qué digo le encanta, le enloquece el balompié, invertimos tiempo y dinero en el juego, generando un mercado emergente enmedio de la crisis mundial.

Las televisoras que saben husmear donde hay dinero –y a diferencia de los países desarrollados donde el Mundial es un evento más– dedican inversiones millonarias por ganar audiencia, la guerra mediática es una regresión a la era salvaje por ganar a la presa (el público).
Tengo miedo de prender la televisión y ver más análisis futbolero; cientos de números y estadísticas sobre las más insignificantes cuestiones relacionadas con el Mundial, ¡por favor!

Y la gente que grita asustada cuando llega el balón a la portería ¿de qué se asustan? Pueden ver un muerto en la calle pero no soportan un tiro a gol del equipo contrario.

La gente llora cuando pierden. Celebra cuando gana(mos). Porque, como siempre, el triunfo tiene muchos padrinos y la derrota es huérfana.

La emoción del fan se convierte en una pócima mágica que le resuelve todos los problemas por 90 minutos, un simple entretenimiento se convierte en dogma, en religión, en día inhábil.

Tal vez el 90 por ciento de los mexicanos vean un juego de la selección mexicana, en contraste con el 1 por ciento que se detiene a ver un debate político entre candidatos a un puesto de elección popular, cifras escalofriantes en un país que ya cuenta con 60 millones de pobres e incrementa cada día su desigualdad en una brecha entre clases sociales que cada día se va ensanchando más, ante la mirada de todos y la voz de nadie.

La bronca está ahí, en una olla exprés que va a cumplir otros cien años sin que podamos brincar la barda del subdesarrollo, pero olvídese de eso, aquí lo interesante es el grado de enajenación social que provoca el futbol; que hace que se nos olvide todo. Un reportero ignorante dice: “Ojalá que el triunfo sobre Francia nos lleve a todos a ser más eficientes en nuestro trabajo”, ¿De dónde brincó este tipo de una premisa a otra y concluyó en capirotada? ¿Ese mensaje de triunfalismo frívolo se lo enseñaron en qué escuela barata de ventas corporativas?

Y por lo regular esa misma gente desdeña todo lo que huela a política, con esa voz muy propia del ciudadano común repiten el mismo discurso “es que el gobierno no hace nada”, “siempre es lo mismo”, “los políticos sólo saben robar”.

¡Claro! El diagnóstico puede ser muy real ¿Y porqué tenemos esos gobernantes?

Por una razón muy sencilla: tú, ciudadano común, ciudadano en la media, inmensa mayoría, tú, estabas viendo el futbol, seguías enajenado con la televisión, le diste la espalda al proceso electoral. Ojalá que pierda la selección el domingo y regresemos a la realidad para el 4 de julio emitir un voto razonado. Ojalá el Mundial se acabe pronto.

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Es tal el fanatismo que despiertan en México las expectativas irreales promovidas mediáticamente y comercialmente en torno a los partidos de futbol que cuando, hablando en serio, un reportero le preguntó a un director técnico en México si una victoria en el partido final de la Copa Mundial de Futbol FIFA haría que les construyeran un monumento a los jugadores de la selección nacional de México cerca del Ángel de la Independencia, éste respondió de inmediato sin tener que pensarlo mucho: “Si nuestros muchachos ganan la copia Mundial, no les van a levantar un monumento cerca del Ángel de la Independencia, ¡LES VAN A LEVANTAR UN ALTAR!”, con las imágenes de los jugadores puestas en nichos para recibir las plegarias de sus devotos fanáticos, y con la imagen del director técnico de la selección nacional Javier Aguirre en el centro del “sagrario”. Y de hecho Cuauhtemoc Blanco, uno de los jugadores que le metió un gol (en tiro de penales) a Francia, recibió como justo reconocimiento a ese gol el mote de “San Cuauh”, con todo y plegaria que dice “San Cuauh talentoso de jugadas divinas, llévanos al Mundial con una Cuauhtemiña”, y hasta su imagen estaba siendo promovida junto con una camiseta con su imagen como “santo” y con una veladora incluída. Por lo pronto, la Iniciativa México (iMX) auspiciada y financiada por Televisa desde el 12 de enero de 2010 empezó con un comercial con el director técnico de la selección nacional Javier Aguirre afirmando que ya es hora de pasar del México del “sí se puede” al México del “ya se pudo”, casi dando por hecho (en la fantasía mediática de la principal productora de telenovelas en Latinoamérica) que la selección nacional de México regresará a casa con la Copa Mundial en sus manos.

La fiebre desatada en México por la Copa Mundial de Futbol, y promovida con muchos meses de anticipación por las televisoras y los medios de comunicación así como por los comerciantes que en su propaganda buscaron llevar agua a su molino, hasta el día de hoy no ha dejado beneficio alguno a México excepto el previsible aumento desmesurado en la venta y el consumo de cerveza y de frituras (comida chatarra) en los días en los que se celebran los partidos. Lo único para lo que ha servido es para desviar la atención sobre problemas mucho más importantes que siguen con nosotros cuando concluyen los partidos de futbol. En otros países como Inglaterra también hay entusiasmo exacerbado hacia el futbol, pero no permiten que ese entusiasmo haga a un lado la atención que se le debe dar a los problemas nacionales. En países como Corea del Sur y Japón hay también fanatismo hacia los partidos de futbol, pero al mismo tiempo esos países siguen construyendo su liderazgo con tecnología de punta en empresas como Goldstar Electronics (LG), Sony, Hyundai y Mazda, que generan empleos y prosperidad; mientras que en México lo único que queda es la borrachera o el hastío al haber terminado un partido, de vez en cuando alguna alegría pasajera que no sirve para pagar los recibos de la energía eléctrica y el servicio telefónico . Algunos de esos entusiastas aficionados al futbol son mexicanos que tarde o temprano se tendrán que ir de “mojados” hacia los Estados Unidos porque en México carecen de empleos y de ingresos, lo único que tienen garantizado hasta la muerte es futbol, futbol, y más futbol. Y los que logren colarse como indocumentados se llevarán consigo su manía futbolera que pocos americanos entenderán porque ellos aún no han visto “la luz” y aún no han recibido la bendición de ser iluminados con esa pasión por el futbol.

Esta locura mundialística que se dá en México tiene dos culpables; el primero desde luego lo son las televisoras y los medios de comunicación que se prestan a la promoción mediática de toda esta locura incluyendo a los políticos que quieren sacarle provecho al asunto (Felipe Calderón en su campaña para la presidencia de México utilizó a su lado al “Kikín” Fonseca, y él estuvo personalmente en Sudáfrica para echarle porras a la selección nacional de futbol en el encuentro inaugural con el equipo de Sudáfrica), y el segundo lo son los millares de mexicanos que voluntariamente se suman y se entregan a la locura actuando como si el futbol lo fuera todo en la vida. Eventualmente, llegará la final del Campeonato Mundial de Futbol en Sudáfrica, y no creo que el equipo de México estará en el torneo final: más bien los jugadores habrán regresado a casa repitiendo un ritual que tiene lugar cada cuatro años, con caras largas y con la mirada dirigida hacia el suelo como si el mundo se hubiese acabado, mientras que los fanáticos estarán por varios días con la mirada perdida en el vacío como si la vida hubiera dejado de tener sentido alguno. Pero ya llegará el siguiente campeonato mundial de futbol, y mientras llega las televisoras se encargarán de irle calentando nuevamente el cerebro a los ilusos para quienes el futbol es lo único que importa en el Universo, a los cuales se les podría recordar la famosa frase de una famosa película: “¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?”