jueves, 29 de septiembre de 2016

“Maquiavelo” Peña Nieto



Quizá con la esperanza de resucitar aunque sea un poco la credibilidad pública en el presidente Enrique Peña Nieto, se ha estado esparciendo el rumor de que la invitación que le fue hecha al excéntrico magnate Donald Trump fue una jugada magistral pocas veces vista en las artes de la política con el deliberado propósito de meter a Donald Trump en problemas y descarrilarle su candidatura presidencial antes de las elecciones que se deberán llevar a cabo el próximo 8 de noviembre. El rumor parecería contradecir el hecho de que el haberle dado a Donald Trump un recibimiento oficial en Los Pinos dándole la calidad de un jefe de estado sin serlo aún impulsó la popularidad de Trump a costa de la popularidad de Hillary en las encuestas haciendo que ambos se encontraran en un virtual empate técnico dentro del margen de error estadístico antes del debate presidencial que se llevó a cabo el 26 de septiembre tras el cual Hillary logró revertir su caída en las encuestas. ¿Entonces cómo es posible que se le atribuya a la invitación presidencial hecha a Trump para visitar México un carácter maquiavélico con el deliberado propósito de lastimarle su campaña haciéndole un daño incluso irreversible, cuando los hechos estaban demostrando lo contrario? Según el rumor, la respuesta se encuentra en el helicóptero presidencial, un helicóptero Puma de la Fuerza Aérea Mexicana, usado para trasladar a Donald Trump desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hasta Los Pinos, y que desde mucho antes fue parte de una trampa extremadamente bien elaborada y planificada en la cual Donald Trump pese a su malicia y su desconfianza cayó redondito.

Resulta que, precisamente a raíz del vuelo que tomó Donald Trump en el helicóptero presidencial que lo trasladó hasta Los Pinos, él mismo se puso en el cuello una horca de la que ni siquiera se había dado cuenta y de la cual ni siquiera sus mejores consejeros y colaboradores se pudieron percatar, una trampa de la que sólo sus magistrales planificadores Enrique Peña Nieto y su asesor Luis Videgaray tenían pleno conocimiento. Vendría siendo la horca que precisamente ahora le está empezando a apretar el pescuezo, revelándose por fin como una jugada de altura pocas veces vista en el tablero de ajedrez de la política internacional.

El hecho es que, de acuerdo a un reporte publicado por la revista Time, Trump pudo haber violado la ley norteamericana en su visita a México.

El eje central de la acusación hecha por la revista Time se basa en la siguiente pregunta comprometedora: ¿quién pagó el costo del traslado de Trump en helicóptero hasta la residencia presidencial de Los Pinos? En la respuesta está la gravedad de lo realizado por el candidato presidencial Donald Trump, en virtud de que las leyes electorales estadounidenses prohibe en forma terminante que los costos de una visita de este tipo sean absorbidos por un gobierno extranjero, en este caso el gobierno mexicano. La ley impide a un “país extranjero hacer contribuciones, donaciones o gastar fondos relacionados con cualquier elección federal, estatal o local en Estados Unidos, ya sea directa o indirectamente”. Y no se permiten excepciones a esta ley. Cero excepciones.

El reportaje de la revista Time se titula “Mystery Surrounds Payment for Donald Trump’s Mexican Helicopter Ride”, y fue elaborado el 28 de septiembre bajo la autoría de Zeke J. Miller.

En Estados Unidos, la agencia que mantiene un ojo sobre el desarrollo de las elecciones presidenciales es la Federal Election Commission, el equivalente del Instituto Nacional Electoral, y los equipos de campaña de los candidatos presidenciales están obligados a presentarle al final de cada mes un resumen de todos los gastos relacionados con las actividades de campaña. En el reporte que fue presentado por Trump correspondiente al mes de agosto (su visita a México ocurrió el miércoles 31 de agosto) no aparece ningún pago hecho al gobierno de México por Donald Trump por el uso del helicóptero presidencial, como tampoco aparece cualquier otro gasto relacionado con dicho vuelo. Sin saber qué hacer para esquivar el cañonazo, el vocero Hope Hicks, dijo que “los gastos relacionados con este viaje no tenían vencimiento para este reporte (agosto) y deberán aparecer en el siguiente reporte (correspondiente al mes de septiembre)”. Si a Trump se le envió una factura por el viaje en septiembre, se podría esperar que reportase dicho gasto hasta el siguiente mes.

Por su parte, el abogado Charles Spies, abogado electoral del Partido Republicano, agregó que  “no es permisible que un gobierno extranjero haga contribuciones a una campaña federal, de modo tal que la campaña tendría que reembolsar al gobierno mexicano por el uso del helicóptero para evitar la acusación de una contribución en-especie no permisible”.

De acuerdo a las leyes en vigor en los Estados Unidos, si Trump no reembolsa al gobierno mexicano el costo del uso del helicóptero, podría enfrentar una investigación por parte de la Federal Election Commission, la cual podría aplicar sanciones o inclusive enviar el caso al Departamento de Justicia, aunque la comisión de seis miembros, dividida equitativamente sobre líneas partidarias, hace poco probable esta acción de castigo. Ordinariamente, una campaña que recibe contribuciones de carácter ilegal recibe una multa de $5,000 dólares, mientras que aquellos con conocimiento de causa aceptan los pagos pueden enfrentar una multa similar y hasta un año de cárcel.

En respuesta a las preguntas formuladas por los reporteros de la revista TIME, la oficina de Peña Nieto declinó formular comentario alguno sobre el costo del vuelo del helicóptero así como aclarar si habría algún reembolso.

Independientemente de las sanciones económicas que la Federal Election Commission pueda aplicarle a Donald Trump, el verdadero problema radica en el daño ocasionado a su reputación y su imagen pública faltando precisamente unas cinco semanas para que se lleven a cabo las elecciones presidenciales. ¿Quién puede sentirse muy animado a votar en favor de alguien que viola la ley llevándolo hasta la misma presidencia del país? En una elección en la cual uno de los candidatos lleva a cabo una delantera muy amplia sobre el otro de acuerdo a los sondeos de opinión, esto tal vez no tenga el suficiente peso para alterar el resultado final, pero en una contienda cerrada en la cual los dos principales candidatos se encuentran en un empate técnico, el peso de una pluma ligera puede ser suficiente para voltear el eje de la balanza hacia uno u otro lado, decidiendo el destino final.

De acuerdo al rumor, Peña Nieto y Videgaray sabían perfectamente de antemano que este escándalo tendría que ocurrir tarde o temprano, un escándalo ciertamente con implicaciones legales capaz de avergonzarle su candidatura a Donald Trump, pero peor aún con la amenaza de colapsarle su imagen pública privándole de los votos cruciales que necesita para ganar la contienda. Desde antes de que Trump confirmara su visita al gobierno de México, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México le pudo haber advertido a Trump que tendría que contratar una limousina privada con su propio dinero para trasladarse desde el Aeropuerto hasta la residencia oficial de Los Pinos y así evitarse problemas. Pero esto no ocurrió porque la Secretaria de Relaciones Exteriores Claudia Ruiz Massieu fue tomada por sorpresa y no se le notificó en Los Pinos sino hasta un día antes del hecho, lo cual supuestamente fue también era parte del plan urdido magistralmente por Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray para hacer caer a Donald Trump en la trampa, aún a costa de embarrar temporalmente el prestigio de la presidencia de México en atención a la máxima maquiavélica que enseña que el fin justifica los medios.

De este modo, en vez de haber sido el gobierno de México el que cayó en la trampa, el que habría venido cayendo en la verdadera trampa vendría siendo Donald Trump, por obra y gracia de unos maquiavelos de altos vuelos mucho más astutos y calculadores que él.

¿Pero realmente puede ser cierto el rumor?

No, porque ello implicaría adjudicarle a Enrique Peña Nieto y a Luis Videgaray una inteligencia que no tienen individualmente ni juntos.

Desde antes de que apareciera el reportaje de la revista TIME, el escándalo ya había estallado dentro de México en el Senado cuando varios legisladores empezaron a cuestionar quién había pagado por el uso oficial del helicóptero presidencial usado para trasladar a Donald Trump hasta la residencia oficial de la presidencia. La variante que apareció con el reportaje publicado por TIME consiste en que la misma acusación hecha en México en contra del gobierno de Peña Nieto fue trasladada al exterior a la misma contienda presidencial en los Estados Unidos, con repercusiones legales directas no tanto para Enrique Peña Nieto sino para el mismo Donald Trump.

Más que el resultado de un plan maquiavélico urdido por dos ajedrecistas magistrales en la política, el desfonde que estamos viendo a resultas del escándalo ha sido una sucesión de eventos cuya secuela ni Peña Nieto ni Videgaray habían anticipado, se trata de cosas que se van dando conforme se van sucediendo en su orden natural. Cuando Donald Trump fue invitado a visitar al presidente de México en la residencia oficial, ni Peña Nieto ni Videgaray midieron las consecuencias, y eso no es lo que enseña Maquiavelo, ya que antes de tomar cualquier decisión importante hay que sopesar todas las consecuencias posibles y en función de ello tomar la decisión que se considere más apropiada o menos riesgosa. De haberle pedido opiniones a los demás miembros del gabinete, es probable que algunos hubieran dicho “no lo haga Señor Presidente, porque esto puede tener tal o cual consecuencia”. La primera consecuencia que no anticiparon los dos fracasados aspirantes a discípulos de Maquiavelo fue el calamitoso desplome de la ya de por sí muy baja popularidad del presidente Enrique Peña Nieto por haberle dado a Trump una calidad de jefe de estado que no merecía, una caída que le costó a Luis Videgaray el tener que poner su cabeza en la guillotina para ser decapitado y presentado como trofeo a las multitudes sedientas de sangre, acabando de tajo con cualquier aspiración presidencial que pudiera haber tenido Videgaray de poder suceder a Peña Nieto en la presidencia. La segunda consecuencia no anticipada fueron las duras voces de reclamo en el Palacio Legislativo sobre quién había pagado por el uso del helicóptero presidencial, ya sea Donald Trump o un pueblo de México al que el empresario payaso no ha parado de ofender en cada ocasión que puede. En otros tiempos, y estamos hablando de los tiempos de los presidentes Adolfo Ruiz Cortines o Gustavo Díaz Ordaz, nadie en el Congreso de la Unión se atrevía a hacerle cuestionamiento alguno al presidente de México, al que siempre se le respetaba e incluso se le adoraba como infalible gran Tlatoani. Pero este es otro México, y el Poder Ejecutivo ha dejado de tener predominancia absoluta sobre el Poder Legislativo. La tercera consecuencia no anticipada fue la publicación del reportaje de la revista TIME, elevando el escándalo a niveles internacionales. La cuarta consecuencia es que las leyes norteamericanas consideran no solo al que recibió el beneficio, en este caso Trump, como culpable de haber violado la ley, sino también al que otorgó el beneficio, en este caso un gobierno extranjero, el gobierno de Peña Nieto. Y la cereza en el pastel es que todo el episodio puede ser interpretado como la injerencia de un gobierno extranjero en procesos electorales internos de Estados Unidos que sólo conciernen a los mismos norteamericanos.

Hillary Clinton, mucho más conocedora de los protocolos y procedimientos por haber sido Secretaria de Estado, no le aceptó su invitación a Peña Nieto de visitar México, evitándose de este modo cometer la misma pifia que Donald Trump. No es que Peña Nieto y Videgaray en su supuesto (e inexistente) maquiavelismo hubieran anticipado de antemano que Hillary no vendría a México porque ello sería tanto como involucrar a un gobierno extranjero, el gobierno de México, en los procesos electorales internos de Estados Unidos, simplemente ella fue la más lista de todos. Y así se dieron las cosas.

Salir del atolladero no es tan fácil. La presidencia de México puede, desde luego, enviarle una factura a Donald Trump por el uso del helicóptero presidencial, con la finalidad de que Trump haga el pago correspondiente y así pueda justificarse ante la Federal Election Commission por el uso del helicóptero presidencial mexicano. Pero suponiendo que fueran lo suficientemente idiotas para intentar algo como ésto, ¿cuánto se le cobraría a Donald Trump por el uso del helicóptero presidencial? Un cobro muy bajo, digamos unos mil pesos, sería tomado de inmediato por el Congreso de la Unión como un subsidio mexicano a la campaña presidencial del hombre que mucho ha injuriado a los mexicanos. Y un cobro muy alto podría verse como una nueva manera de conducir los asuntos de estado en México, vendiendo favoritismos y privilegios al que tenga dinero para pagar. Por otro lado, y si se le presenta una factura oficial a Donald Trump de parte de la presidencia (o en su caso, de parte de la Secretaría de Gobernación o de parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores), ¿por qué el Congreso de la Unión no fue notificado de antemano que se iba a rentar el helicóptero presidencial para tales propósitos, un uso de recursos oficiales que en todo caso tendría que haber sido aprobado de antemano por el mismo Congreso? ¿Y de cuando acá el helicóptero presidencial va a estar en renta? ¿También se van a poner en renta o en venta otros artículos del patrimonio nacional? Aún otra manzana de la discordia, en caso de que se elaborara a toda prisa una factura para Donald Trump, ¿cuál vendría siendo la fecha de expedición de tal factura? ¿Qué acaso el servicio de renta del helicóptero presidencial no es algo que tendría que haber sido facturado y pagado por anticipado? ¿O la garantía de pago va a depender de la buena fé y la palabra de alguien que siempre ha actuado de mala fé en contra de los mexicanos y los latinos en general, de la palabra de alguien que solo ha tenido malas palabras para los mexicanos?

No es posible esperar algo de astucia y maquiavelismo en quienes han “metido la pata” en varias ocasiones en sucesos importantes. Resulta tan asombroso como injustificable, por ejemplo, que el gobierno federal se haya dejado arrastrar en el caso de los 43 desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa a un conflicto de carácter meramente local (el gobierno federal no tuvo absolutamente nada que ver con las desapariciones de las cuales los culpables directos resultaron ser unos narcotraficantes pertenecientes al grupo Guerreros Unidos) con la complicidad directa de autoridades municipales locales (José Luis Abarca Velázquez) elegidas libremente y en forma democrática por quienes ahora no dejan de estarle echando la culpa al gobierno federal de haber orquestado un crimen de estado. El gobierno federal simple y sencillamente se debería de haber “lavado las manos” desde un principio y evitar el dejarse de ser arrastrado hacia un nido de víboras con la consecuente de que ya no se puede quitar de encima a unos ingratos que van a insistir en seguir explotando el asunto para obtener ganancias políticas y/o económicas a largo plazo que de otra manera no habrían podido obtener si el gobierno de Enrique Peña Nieto le hubiera adjudicado desde el primer momento toda la responsabilidad del esclarecimiento del asunto al gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero.

Se desecha pues el rumor que trata de adjudicar la invitación de Peña Nieto a Donald Trump un carácter magistral de trampa para afectar negativamente las esperanzas presidenciales de Trump. En todo caso, hubiera sido mucho más inteligente de Peña Nieto haber instruído a la Secretaría de Gobernación el inicio de los procedimientos formales para obtener ante el Congreso de la Unión la proclamación de Trump como persona non grata advirtiéndole a través de todos los medios oficiales y la prensa internacional que en caso de tratar de ingresar a México sería arrestado y deportado sin miramientos de regreso a los Estados Unidos. Esto sí se lo habrían aplaudido los mexicanos al presidente que no tuvo ni siquiera la inteligencia para esto.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Peso en picada rebasa barrera psicológica

El número 20 tal vez sea un número cabalístico tan mágico como de mal agüero, aunque las artes de la numerología no lo reconozcan como tal.

En la víspera del 20 de septiembre de 2016 (un año que empieza con el par de dígitos “20”), a todos los mexicanos nos “cayó el veinte” con un brusco cambio de nuestra realidad reflejado directamente en nuestros bolsillos: el peso en su mayor depreciación histórica había alcanzado ya e inclusive rebasado la barrera psicológica de la paridad de los veinte pesos por dólar. A partir del día de ayer, un billete mexicano de veinte pesos se convirtió en un billete intercambiable por un billete de dólar. Helos aquí, uno a un lado del otro:




En otros tiempos, a la pérdida del poder adquisitivo de una moneda cuya paridad era fijada por alguien dentro del mismo gobierno se le llamaba “devaluación”, pero con el peso en libre flotación sin que el Banco de México intervenga para regular su valor usando para ello sus reservas de dólares, con un valor del peso mexicano en el mercado determinado no por criterios gubernamentales o la decisión del gobernante en turno sino por las mismas fuerzas del mercado, los declives en el peso son llamados “depreciación” en referencia a un proceso acumulativo que se mide no por la decisión tomada en un solo día por un gobernante sino por el efecto acumulativo de varias semanas y meses por las fuerzas de compra-venta de divisas del mercado. En realidad, a la gente de la calle poco le importan estas diferencias académicas entre lo que es una devaluación y lo que es una depreciación si al final de cuentas el efecto en el bolsillo es el mismo, una pérdida en el poder adquisitivo de la moneda.

La postura oficialista para explicar el nuevo máximo histórico del peso en su paridad con respecto al dólar se centra primero que nada en la posibilidad real de que pueda haber una alza en las tasas de interés de la Reserva Federal “Fed” en los Estados Unidos (cada alza en las tasas de interés de la Reserva Federal en los Estados Unidos siempre ha sido mala noticia para la paridad del peso-dólar). Precisamente hoy 21 de septiembre la Reserva Federal abrió su sexta reunión de política monetaria del año nuevamente enfrentada al dilema de si la economía de Estados Unidos está lista para un alza de la tasa de interés, esperándose que la decisión sea anunciada en un comunicado a las 18:00 horas. Con las tasas de referencia, cruciales para las de créditos y depósitos en todo mundo, clavadas desde diciembre de 2015 en un rango de entre 0.25% y 0.50%, la Fed ha dicho reiteradamente que quiere subirlas este año, empero datos económicos conocidos en las últimas semanas resultaron endebles como para dar ese paso y desataron interrogantes sobre la fortaleza de la mayor economía mundial. La persistente debilidad de otras grandes economías como la de México con un peso que ya alcanzó la barrera psicológica de los 20 pesos por dólar también son un desafío contra el aumento de las tasas estadounidenses. Solo tres semanas atrás, la Fed había dado señales de que estaba dispuesta a subir las tasas en la reunión de esta semana, y en una reunión académica anual de la Fed, Yellen dijo entonces que había llegado la hora de modificar la política monetaria, aunque expertos como Jim O’Sullivan, economista jefe de High Frequency Economics, han dicho que el aumento será en diciembre. Así pues, en parte la caída del peso se debe al temor de que la Reserva Federal estadounidense suba su tasa de interés de referencia hoy, pero si no lo hace, quedará la incertidumbre de aquí a la reunión de la Fed en diciembre garantizándole al peso otros tres meses de debilidad, y así una y otra y otra vez en un ciclo repetitivo sin fin.

Otra justificación que el gobierno de México le ha dado a la depreciación del peso es la caída en los precios del petróleo. Sin embargo, desde el año pasado los precios del petróleo están tan bajos que no pueden ir sino arriba, a menos de que los países productores de petróleo quieran regalar su recurso natural no renovable subsidiando con sus propios recursos el regalo.

Más importante en la caída del valor del peso con respecto al dólar es lo que puede llamarse el efecto Donald Trump, medido por la posibilidad cada vez más real de que el chiflado magnate Donald Trump pueda ganar la presidencia de los Estados Unidos, de acuerdo a lo que indican los sondeos más recientes, provocando ya desde estos días un pánico anticipado antes de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre que ya están cada vez más próximas en los Estados Unidos.

El impacto del efecto Donald Trump en la paridad del peso frente al dólar está siendo entendido no solo por una cantidad cada vez mayor de economistas sino también de gente común y corriente sobre las consecuencias devastadoras que puede tener para México el que Donald Trump, en caso de llegar a la presidencia, cumpla su plan de acción en contra de México mediante dos medidas que piensa aplicar en contra de México. La primera medida de Trump en contra de México, consistente en la deportación masiva de una cifra estimada de 5.6 millones de mexicanos indocumentados (no de 11 millones como la ha estado manejando Donald Trump), en caso de cumplirse arrojaría a México en su peor crisis social y económica desde la Gran Depresión de 1929, porque México, simple y sencillamente, no tiene empleos ni viviendas ni escuelas disponibles para alimentar y alojar a esos 5.6 millones de mexicanos que Trump amenzaza con deportar. ¿Qué vamos a hacer con ellos? La segunda medida, consistente en hacer que México pague por la construcción de la muralla Trump que el mal vecino piensa construír haciendo que todos los mexicanos la paguen, empezando por incautar las remesas en dólares enviada por los mexicanos que viven y trabajan en los Estados Unidos a sus familias en México, propinaría el doble impacto de la pérdida de dichas remesas y la penuria de pagarle a Estados Unidos por la construcción del muro.

Lo más paradójico del asunto es que, antes de que el presidente Enrique Peña Nieto invitara a Donald Trump a visitarlo casi en calidad de jefe de estado sin serlo, Trump iba muy por debajo de Hillary Clinton en las encuestas, y fue esa visita a México la que reanimó la campaña presidencial de Donald Trump inyectándole vitaminas cuando más las necesitaba, revertiendo la tendencia a la baja que estaba sufriendo el magnate bufón en los sondeos. En una competencia cerrada, cualquier cosa puede ser suficiente para voltear la balanza de un lado a otro, y esa visita hecha a México podría terminar siendo el factor decisivo capaz de darle a Donald Trump el punto porcentual o el medio punto porcentual que necesita Trump para ganar la elección para obtener la presidencia de Estados Unidos. De este modo, indirectamente y sin quererlo, Enrique Peña Nieto podría terminar siendo el causante indirecto de instalar a Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos.

No es la primera ocasión en la historia de México que el valor del peso cae desde un nivel cercano a los doce pesos por dólar hasta los veinte pesos por dólar. Ya ocurrió una vez en 1976, con la diferencia de que mientras que en la actualidad la caída representa una caída paulatina acumulada a lo largo de varios años que el gobierno llama depreciación, el desplome en 1975 ocurrió repentinamente cuando los bancos ya habían cerrado su jornada laboral, y en ese entonces se habló de una devaluación, un término que a cada gobierno en turno no le gusta usar por la impopularidad que acarrea. Vale la pena hacer un recuento abreviada de la negra historia.

Por un tiempo prolongado en el siglo pasado, en los años sesenta, la paridad peso-dólar estaba controlada directamente por el Banco de México, el cual se encargaba de garantizar una paridad fija y artificial  determinada por el Estado con la finalidad de dar certidumbre a los mercados internos y a las transacciones financieras de México con el mundo exterior. Esta relativa paz y tranquilidad llegó a su acabose al acercarse el final del triste sexenio del presidente Luis Echeverría. De un día a otro, el 1 de septiembre de 1976 el peso se devaluó de los 12.50 pesos por dólar a los 20.60 pesos por dólar, subiendo en 1.65 tantos el valor del dólar y detonando en México una inflación equiparable al porcentaje de la devaluación. El salario mínimo promedio en 1975, que variaba de región a región al estar subdividido México en varias zonas geográficas económicas, era de 63.40 pesos diarios. Para que los trabajadores pudiesen recuperar su poder adquisitivo antes de la devaluación de 1976, habría sido necesario que se les subiera a todos su salario en un 65 por ciento de inmediato. Esto únicamente para dejarlos igual que como estaban antes, sin que los aumentos de salario significaran algo real o un incremento en el poder adquisitivo de la moneda. Y si no se les podía subir su salario de inmediato, subirlo por lo menos un diez por ciento cada año para volver a dejar la cosa al final del sexenio del siguiente presidente (José López Portillo) igual que como estaba en 1976. ¿Ocurrió esto? No.

En el siguiente sexenio, bajo el despilfarrador José López Portillo que dilapidó el tesoro nacional en obras faraónicas y de relumbrón endeudando a México con la banca internacional y ofreció la promesa de los yacimientos de petróleo mexicano como garantía de pago, el peso se colapsó de un día a otro el 17 de febrero de 1982 de 20 pesos por dólar a 70 pesos por dólar cuando el Banco de México “se retiró del mercado de cambios”, una devaluación del 240 por ciento, pese a que ya con anterioridad el 17 de agosto de 1981 José López Portillo había exclamado su ya famosa frase “Defenderé el peso como un perro” (nadie se atrevió a responderle al loco faraón usando algo como lo que aparece en la obra Don Quijote en donde encontramos lo que Don Quijote le dice a su escudero Sancho “Ladran, luego cabalgamos”, que en lenguaje llano significa “Deja que los perros ladren Sancho amigo, es señal que vamos pasando”). Sin dólares de reserva al  haberse agotado todas las que tenía el Banco de México para sostener la fantasía lopezportillesca, el gobierno de México se vió forzado a declararse en moratoria de pagos a sus acreedores internacionales, y poco faltó para que el país terminara de tronar por completo. Para que el poder de compra de los trabajadores siguiera siendo el mismo, ni siquiera triplicando el ya de por sí demeritado salario mínimo que se tenía antes del ascenso de López Portillo al poder habría sido suficiente. Se tendría que haber subido el salario mínimo en 3.4 tantos, únicamente para mantenerlo a la par con la caída del poder adquisitivo del peso. ¿Ocurrió esto? Tampoco.

Después de José López Portillo, vino al poder su sucesor elegido, Miguel de la Madrid Hurtado, el destroyer, que en una de sus primeras acciones de gobierno ordenó la devaluación del peso a 150 pesos por dólar, regalándole el peso mexicano a los extranjeros en grandes cantidades a cambio de unos cuantos dólares. Fue aquí cuando se comenzó a gestar el principio del fin del PRI como el partido hegemónico de México. Al final del desastroso sexenio del burócrata gris que había llegado a la presidencia de México no mediante el voto democrático del pueblo sino como el sucesor elegido por el gran dedo elector de su antecesor José López Portillo, Miguel de la Madrid dejó al peso con una paridad de 2,483 pesos por dólar. Para que los trabajadores pudiesen recuperar el poder adquisitivo de su ya de por sí devaluado salario antes de la llegada de Miguel de la Madrid al poder, habría sido necesario que se les subiera a todos su salario en 16.5 tantos, o sea no triplicándoles ni quintuplicándoles ni multiplicándoles por diez el salario que percibían sino en más de 16 tantos, y esto únicamente para dejarlos igual que como estaban antes, sin que los aumentos de salario significaran algo real o un incremento en el poder adquisitivo de la moneda.  ¿Ocurrió esto? Tampoco.

Después vino el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, que recibió el peso con la paridad de 2,483 pesos por dólar, y al terminar su sexenio lo dejó con una paridad de 3,375 pesos por dólar. Para que los trabajadores pudiesen recuperar su poder adquisitivo antes de la llegada de Carlos Salinas de Gortari al poder, habría sido necesario que se les subiera a todos su salario en un 36 por ciento a lo largo del sexenio salinista. Curiosamente, por vez primera desde los tiempos de Luis Echeverría, el poder adquisitivo del peso no se estaba demeritando tanto como en otras ocasiones, y se empezaba a vislumbrar a futuro un aumento real en el poder adquisitivo de la moneda y del salario. Hasta inclusive, al amparo de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y con Canadá, la propaganda oficial hizo creer a los mexicanos que México tenía que prepararse para pasar a formar parte de los países industrializados del primer mundo, o sea los países ricos como Inglaterra, Alemania, Suiza, etcétera. Sin embargo, lo que pocos sabían es que Salinas de Gortari había montado una ficción y había dejado la economía de México prendida con alfileres. Fue en este sexenio cuando se le quitaron dos ceros a la moneda y se inventó el “nuevo peso”. Un “nuevo peso” valía lo mismo que cien “viejos pesos”, algo que en su momento enloqueció a los contadores y tenedores de libros y que aún sigue causando confusión en los litigios legales que han tardado décadas en ser resueltos.

La ficción económica montada por Carlos Salinas de Gortari se cayó cuando, recién entrado su sucesor Ernesto Zedillo, a causa de lo que hoy se conoce como el error de diciembre el peso se devaluó de los 3.37 nuevos pesos a 9.45 nuevos pesos. Para que el poder de compra del trabajador mexicano siguiera siendo el mismo, habría que haber triplicado el salario mínimo, únicamente para mantenerlo a la par con la caída del poder adquisitivo del peso. ¿Se le triplicó a los trabajadores de México su salario mínimo? Tampoco. Sin embargo, esto tuvo un efecto positivo. Fue el factor decisivo para que el PRI fuera expulsado de la silla presidencial en las elecciones presidenciales del año 2000, abriendo por vez primera el paso a la democracia que México nunca había tenido por culpa de acaparadores del poder como el dictador Porfirio Díaz.

Finalizado el sexenio zedillista, el peso sufrió una devaluación del 15 por ciento en todo el sexenio de Vicente Fox al subir el dólar de 9.45 pesos a 10.90 pesos, aunque esto al costo oculto de quedarse estancada la economía de México por seis largos años. Con el siguiente presidente, Felipe Calderón, el peso subió de 10.90 pesos por dólar a 12.97 pesos por dólar, lo cual representa una devaluación del 18 por ciento. De este modo, los dos sexenios intermedios trajeron una devaluación muy paulatina del 33 por ciento. A estas alturas, estamos en una condición casi idéntica a cuando en el sexenio de Luis Echeverría el peso tenía una paridad fija e inmutable de 12.5 viejos pesos por dólar, de esos que realmente valían. Pero regresa el PRI al poder, y con solo cuatro años en la presidencia Enrique Peña Nieto tiene ante sí un peso que valía 12.97 nuevos pesos, y que al día de ayer estaba en los 20 pesos por dólar. O sea, un escenario devaluatorio casi del mismo rango que el que tuvo lugar en 1976, excepto que estamos hablando de nuevos pesos y no de viejos pesos. ¡Y al sexenio de Enrique Peña Nieto aún le quedan dos años!  La devaluación del 50 por ciento en lo que va de la administración de Enrique Peña Nieto se dió pese a que el Congreso de la Unión le aprobó dentro de lo que se conoce como el Pacto por México tanto una Reforma Energética como una Reforma Financiera que iban a llevar a México por el sendero de la gloria convirtiéndolo en un paraíso que hasta Adán habría envidiado. Pero el gozo se fue al pozo.

Si acumulamos todas las devaluaciones ocurridas desde el 1 de septiembre de 1976 hasta el 20 de septiembre de 2016, o sea casi exactamente cuatro dédadas después, el dólar se ha encarecido en 200 tantos, o sea de los 12.5 viejos pesos por dólar a los 20 nuevos pesos por dólar. Esto significa que a una persona que hubiera empezado a trabajar el 1 de septiembre de 1976 y que hoy se estuviera jubilando, le tendrían que haber subido su salario desde entonces en 200 tantos, o sea multiplicárselo por 200, simplemente para mantener sus ingresos a la par con la caída del poder adquisitivo del peso. ¿Ocurrió esto? Si se lo preguntamos a cualquiera de ellos, responderá que ni siquiera les ha ocurrido en sus sueños. O poniéndolo de otra manera, los trabajadores de 1975 en México, en términos reales, ganaban mucho más dinero y vivían mucho mejor con lo que ganaban que los trabajadores de hoy.

Veámoslo de otra manera, situándonos en otro país, en Estados Unidos. En 1975 el salario mínimo era de $2.10 la hora, que por comodidad y por flojera para los cálculos matemáticos redondearemos a dos dólares la hora, o sea unos 16 dólares diarios para una jornada laboral de ocho horas. Parece poco, pero en ese entonces los dólares realmente valían y se podía comprar mucho con unos cuantos dólares, tanto así que había tiendas como la F. W. Woolworth (un ejemplo de ello lo fue el almacén comercial llamado El Paisano Cinco y Diez situado en una esquina de la calle Paisano de la ciudad de El Paso, Texas) en donde todo los artículos tenían precios de cinco centavos o diez centavos americanos. Si en Estados Unidos hubieran tenido gobiernos como los que los mexicanos hemos sufrido en México implementando políticas económicas como las que se han implementado en México, produciendo una devaluación acumulada desde 1975 hasta 2016 de 200 tantos, el salario mínimo en los Estados Unidos debería ser hoy de 400 dólares por hora (multiplíquense los dos dólares por hora por 200 y así se obtiene la cifra de 400 dólares por). ¿Es el salario mínimo hoy en los Estados Unidos igual a 400 dólares por cada hora de trabajo? Claro que no, ni en sueños guajiros. Anda en los $7.25 la hora, aunque algunos estados lo han subido a unos diez dólares la hora. Esto refleja el hecho de que el dólar no se devalúa, lo que se devalúa es el peso (aunque el poder adquisitivo de la moneda americana sí es afectado por eso que llamamos inflación).

El aspecto positivo de la continuada depreciación de la moneda y los ajustes dolorosos que se atisban en el horizonte para impedir que México truene como tronó en los tiempos en los que el PRI era el autoritario partido hegemónico, es que todo ello tal vez obligará a los legisladores a aplicar recortes para terminar con verdaderos abusos que se siguen practicando en contra del pueblo de México. Precisamente para corregir este tipo de cosas sirve la democracia.

Aún pese a que la  barrera psicológica de los 20 nuevos pesos por dólar ya se alcanzó, pese a todo la situación puede aún empeorar, en caso de que Andrés Manuel López Obrador gane la contienda presidencial de 2018 y trate de elevarle por decreto presidencial el poder adquisitivo del salario a los trabajadores implementando con ello las mismas políticas populistas e inflacionarias del presidente socialista Luis Echeverría que empezaron a meter a México cuatro décadas atrás en el atolladero en el que actualmente se encuentra. Y para empeorar aún más las cosas, todavía nos falta que gane Donald Trump el próximo 8 de noviembre.

A como van las cosas y si se cumplen los pronósticos más pesimistas, a lo mejor el peso actual cotizado en una paridad de veinte pesos por dólar podría terminar cotizándose en cien o doscientos pesos por dólar, y si eso ocurre habría que quitarle nuevamente dos ceros a la moneda como en los tiempos del sexenio salinista para crear algo que podría llamarse los nuevos nuevos pesos. Para ir de allí a los nuevos nuevos nuevos pesos, Y así, hasta el infinito. O hasta que el cambio climático y el calentamiento global pongan fin al drama Wagneriano de un peso mexicano que siempre caía y caía pero nunca se recuperaba para poder regresar aunque fuese por una sola ocasión a una de sus estaturas anteriores, todo por culpa de una filosofía derrotista, una cultura de la devaluación de acuerdo a la cual la devaluación -perdón, depreciación- continuada de la moneda es algo anticipado y esperado al igual que la salida del sol o las estaciones del año, algo que forma parte ya de la manera en la que opera la economía mexicana a grado tal que si alguna vez hubiera un año en el cual el peso no se devaluara ello sería visto con incredulidad y tal vez hasta como un presagio de que el Apocalipsis ya está a la vuelta de la esquina. Por lo pronto, echémosle simplemente la culpa al destino de la nueva paridad de un dólar a veinte pesos, más que a la Fed, al precio del barril de petróleo, y a un payaso llamado Donald Trump.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Ramillete de lindas damitas

Tal vez algunos lectores y seguidores de Mi Bitácora Diaria tienen la impresión de que el autor solo se fija en las cosas negativas de la vida, en la corrupción que aparentemente permea todos los niveles administrativos del gobierno de México, en los conflictos por diversas causas desde las discrepancias de tipo religioso hasta los desacuerdos sobre los modelos económicos que deben ser utilizados. No todo en la vida tiene un aspecto negativo, y por ello de vez en cuando suelo incorporar a la bitácora cosas que levanten el ánimo o que hagan reír, cosas tales como los chistes de Catón, cosas que ponen a pensar a los lectores, o simplemente cosas agradables que sirvan como distracción de las otras cosas que no nos son tan agradables. Es por ello que esta entrada he decidido dedicarla a varias damitas cuya belleza es digna de ser admirada en cualquier tiempo. Yo siempre he creído que la belleza femenina es algo digno de admirarse preservando su recuerdo para la posteridad. Esta es una entrada parecida a la entrada titulada Rostros en un Jardín del Edén que se publicó en esta bitácora el 25 de noviembre de 2015, y unas tres o cuatro chicas aparecen repetidas aquí en esta entrada pero con nuevas poses fotográficas que resaltan su belleza. Sin más preámbulos presento a las siguientes damitas cuya belleza engalana la entrada de este día:



Adriana Lima, modelo brasileña



Aishwarya Rai, actriz y modelo hindú



Amanda Seyfried, actriz de cine y televisión, cantante y modelo



Amber Heard, actriz



Amelia Windsor, miembro de la nobleza británica



Angelique Boyer, actriz



Audrey Hepburn, actriz inglesa



Brooke Shields, actriz y modelo estadounidense



Carole Bouquet, actriz francesa



Danielle Evangelista, actriz y modelo canadiense




Debra Paget, actriz estadounidense



Deepika Padukone, actriz hindú



Ela Velden, actriz mexicana



Elizabeth Taylor, actriz inglesa



Emma Watson, actriz inglesa



Erika Eleniak, Playmate y actriz de televisión (Guardianes de la Bahía)



Grace Kelly, actriz estadounidense



Irina Shayk, modelo rusa



Julie Ordon, modelo suiza



Kaia Gerber, hija de la modelo Cindy Crawford



Kate Beckinsale, actriz inglesa



Kate Upton, modelo estadounidense




Katherine Heigl, actriz estadounidense de cine y televisión



Keira Knightley, actriz inglesa



Kimberly Conrad, Playmate, esposa del fundador de Playboy




Livia Brito, actriz mexicana de ascendencia cubana



Marisol Gonzalez, presentadora y conductora de televisión



Megan Fox, actriz estadounidense de cine




Michelle Renaud, actriz mexicana de televisión




Mila Kunis, actriz ucraniana de cine



Miranda Kerr, modelo australiana



Morena Baccarin, estadounidense de ascendencia brasileña 



Natalia Vodianova, modelo rusa



Nina Agdal, modelo danesa



Paty



Renata Notni, actriz mexicana



Sandra Orlow, modelo rusa



Sara Sampaio, modelo brasileña



Shailene Woodley, actriz de cine



Song Hye Kyo, actriz de Corea del Sur




Tamanna, actriz hindú



Uliana, modelo rusa



Odalys Ramírez, conductora de televisión en México


Después de todo y al final de cuentas, la vida no puede ser tan mala, no cuando hay tanta belleza digna de ser admirada.

jueves, 15 de septiembre de 2016

El tres veces Padre Don Miguel Hidalgo y Costilla



Los lectores que siguen esta bitácora tal vez se habrán dado cuenta de que en el estado de Chihuahua han ocurrido y siguen ocurriendo muchas cosas interesantes en el sentido histórico.

En las festividades del mes de la Patria en México que hoy se celebran, hay algunas cosas por las que vale la pena recordar el papel histórico que el estado de Chihuahua ha desempeñado en ciertas cosas relacionadas con el Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, el hombre que inició el movimiento de Independencia que llevó a la creación de México como nación independiente.

En el aspecto negativo, Don Miguel Hidalgo y Costilla terminó siendo ejecutado en Chihuahua. Al amanecer del 30 de julio de 1811, cuando llegó la hora del fusilamiento que tendría lugar en el patio del antiguo Colegio de los Jesuitas en Chihuahua, entonces habilitado como cuartel y cárcel y que en la actualidad es el Palacio de Gobierno de Chihuahua, pidió que no le vendaran los ojos ni le dispararan por la espalda como era la usanza al fusilar a los traidores a la Corona Española. Pidió que le dispararan a su mano derecha, que puso sobre el corazón. Hubo necesidad de dos descargas de fusilería y dos tiros de gracia disparados a quemarropa contra su corazón para acabar con su vida, tras lo cual un comandante tarahumara, de apellido Salcedo, le cortó la cabeza de un solo tajo con un machete, para recibir una bonificación de veinte pesos. Posteriormente, su cuerpo fue enterrado en la capilla de San Antonio del templo de San Francisco de Asís, en la misma ciudad de Chihuahua, En 1821 su cuerpo fue exhumado en Chihuahua y, junto con su cabeza, se le enterró en el Altar de los Reyes, de la catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Finalmente, desde 1925 reposa en el Ángel de la Independencia, en la capital.

Pero en el aspecto positivo, algo quedó del Padre Hidalgo en Chihuahua, porque además de haber sido un Padre en el sentido usual con el cual se identifica a los sacerdotes, y además de haber sido el Padre de la Patria, también fue un padre en el sentido más terreno de la palabra, o sea un padre biológico, lo cual implica que Don Miguel Hidalgo fue padre en los tres sentidos etimológicos de la palabra. Resulta que en Chihuahua vive en Chihuahua sexta generación del Padre de la Patria. La sexta generación del Padre de la Patria Miguel Hidalgo y Costilla vive en Chihuahua y lleva su apellido, aunque no se les invita siquiera a los eventos especiales que se realizan para celebrar la Independencia de México. Uno de ellos es la chihuahuense Marina Marcela Hidalgo y Costilla Hernández, cuya fotografía es la que aparece al principio de esta entrada.

Esta joven chihuahuense, estudiante de ingeniería mecánica, que dice que “llevamos el apellido con mucho orgullo”, considera que a pesar de que en México se luchó por la independencia, a dos siglos de haber ganado la batalla, se sigue dependiendo en mucho de los extranjeros, especialmente de Estados Unidos y no sólo económicamente, sino culturalmente, y dice “todo tratamos de imitarles, de copiarles”. Marina Marcela  Hidalgo y Costilla Hernández considera que los mexicanos debemos sentirnos orgullosos de lo que tenemos, tradiciones, historia y de las riquezas del país, que en ocasiones, hasta las reconocen y valoran más los externos. “Claro que no creo que debamos sentirnos orgullosos de los rituales y sacrificios humanos que se hacían en la época prehispánica, pero sí de otras cosas como nuestra gastronomía, de nuestra diversidad natural, de muchas cosas buenas que tiene México, de aprovechar la riqueza de nuestro país”. Ejemplificó con el aprovechamiento de minerales, que desde siempre lo han hecho más los extranjeros que los mexicanos. Agregó que a pesar de las diversas luchas que se han tenido en este país por toda la opresión a través de la historia, falta mucho camino por recorrer, especialmente a las mujeres, considera que no se les han dado las oportunidades por las que se han luchado, “se les paga un 70 por ciento menos que a un varón, por realizar las mismas tareas. Por el simple hecho de ser mujeres”, comentó.

Marina Marcela es una estudiante de alto rendimiento académico, estudia su carrera en el Tecnológico de Monterrey campus Chihuahua, gracias a una beca académica que se ha ganado por su alto rendimiento, pues tiene un promedio de 98, y según dice, sólo son dos mujeres las que estudian la carrera que ella eligió, “somos 24 en mi clase, de los que solo dos somos mujeres”. Comenta que uno de sus objetivos cuando ya trabaje será viajar para conocer lo que el Padre de la Patria hizo. Hasta ahora no ha viajado a Guanajuato, donde inició la lucha por la Independencia, por lo que es uno de sus objetivos, conocer la ruta de la Independencia desde Dolores Hidalgo, San Miguel de Allende, etcétera. Comenta que su abuelo, antes de que falleciera hace cuatro años en el 2012, regularmente se le invitaba a los eventos cívicos que se realizaban por parte del Gobierno del Estado. Su abuelo siempre les fomentó el orgullo mexicano y conocer la Historia de México y los errores que se han cometido. “Aprender de esos errores es importante; por eso debemos conocer la Historia”, resaltó Hidalgo y Costilla Hernández.

La descendiente del Padre de la Patria teme que eventualmente el apellido Hidalgo y Costilla se perderá, pues el padre de esta joven, José Luis Hidalgo y Costilla Lecona, sólo tiene un hijo varón, cuya descendencia llevará el apellido, pero en el caso de las mujeres, sus hijos lo portarán como segundo apellido y en la siguiente generación se perderá. En este momento, todos los ojos están volteados hacia el hermano varón de Marina Marcela Hidalgo y Costilla Hernández para que esto no ocurra, y tendrá que esforzarse mucho cumpliendo como todo un hombre sus deberes maritales para que el apellido Hidalgo y Costilla siga siendo parte de la población civil del estado de Chihuahua.

Pero por lo pronto, podemos estar seguros de que el Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, si aún viviera, estaría muy orgulloso de su descendiente en sexta generación Marina Marcela. Esto además de que vería en ella con cierta satisfacción que la lucha que emprendió en 1810 con el grito de Independencia que él mismo dió no fue en vano, y que la simiente que dejó ha fructificado en muchos respectos.

lunes, 12 de septiembre de 2016

No pasa nada



El charro canoso, ya entrado en años pero bien engalanado en su traje de charro con todo y espuelas, apoyado en la barra de la cantina le pide al cantinero que le prepare otro trago para ahogar sus penas.

-Sírveme otra igual que las anteriores, otra especial de Chente, preparada con una cuarta parte de tequila, una cuarta parte de aguardiente, una cuarta parte de cognac, y una cuarta parte de mezcal, y con su piquetito de anís.

-Don Chente, ya ha bebido usted demasiado. Mejor váyase a descansar a su casa.

-No quiero volver a repetirlo, sírveme otra.

-Pero es que usted ya ha bebido 54 “especiales de Chente”, y si sigue así se va a acabar todas las existencias de la cantina.

-Te digo que me sirvas otra, que para eso te pago.

El cantinero le prepara otro trago, y Don Chente se queda mirando la copa con una mirada como si quisiera morir allí mismo.

Ante la mirada de los parroquianos de la cantina, entra caminando pausadamente con la cabeza baja un hombre joven engalanado como charro de hacienda. Al verlo, uno de los parroquianos exclama asombrado:

-¡Pero si es Alexis el Potranquillo!

El hombre joven llega hasta en donde está el charro canoso, y arrodillándose a los pies del anciano charro le dice suplicante:

-¡Apá Vicente! ¡Tenemos que hablar! ¡Te ruego, te suplico, que me dejes explicarte!

Sin voltear a mirarlo, haciendo como si no existiera aquél joven y dirigiendo su mirada al cantinero, Don Chente bebe su trago de un solo golpe diciéndole de inmediato al cantinero:

-Venga de ahí otra especial de Chente.

Mientras el cantinero le prepara el trago número 56 a Don Chente, el hombre joven insiste, con los ojos abultados de tanto llorar:

-¡Apá! Le tengo que explicar muchas cosas, no quiero que queden malentendidos entre nosotros!

El charro canoso apura el trago sin hacerle caso, diciéndole al cantinero:

-Sírveme otro, pero que esta vez sea doble.

El cantinero trata de hacer entrar en razones al anciano charro:

-Don Chente, si le sirvo esa bebida, serán ya 58. Se nos puede usted enfermar.

-¿Y a quién le importa si me enfermo? ¿A quién le importa si me muero? Tengo el alma ensangrentada, tengo clavada una espina en el corazón. Me he llevado la más grande decepción de toda mi vida. Venga de ahí, cantinero.

Mientras el cantinero obedece la orden de su cliente predilecto y empieza a preparar otro trago, esta vez doble, el charro canoso saca su Samsung Galaxy S7 y se queda mirando una fotografía que abarca toda la carátula de su teléfono inteligente. El hombre joven continúa hablando pero ahora en voz baja, tan baja que apenas se le escucha. El charro canoso, echando todas sus penas por fuera, se pone a cantar La vida no vale nada de José Alfredo Jiménez mientras la banda de mariachi de la cantina se apresta para hacerle compañía con música ranchera:
No vale nada la vida,
la vida, no vale naaaaaaddaaa,
comienza siempre llorando,
y así llorando se acaba,
por eso es que en este mundo,
la vida no vale naaaadaa.
(la vida no vale naaadaa, coro del mariachi)
El charro joven famoso a quien los del pueblo llaman el Potranquillo llora inconsolablemente tratando de que el charro canoso le haga caso:

-¡Apá! ¡No sabe cuánto lo siento! ¡Me arrepiento de lo que ha sucedido! Yo no quería que se supiera de esta manera.

Sin voltear a mirar al joven que está arrodillado ante él suplicándole su atención, el charro canoso se dirige a todos los demás parroquianos del tugurio gritando:

-¡Yo no soy el padre de ningún marica! ¡Yo no soy el padre de ningún joto! ¡Yo era el padre de un Potranquillo, no de un jotillo, hasta que ese machito murió hace poquito! ¡Trágame tierra!

Mirando todavía hacia el rostro del cantinero, el charro canoso le muestra la imagen que aparece en su Samsung Galaxy S7:




-¿Cómo la ves, cantinero? Esta fotografía fue tomada en un bar de gays, en un bar de jotos, en un bar de maricas, al menos eso es lo que dice la gente. Pero afortunadamente yo no estoy emparentado con ninguno de los invertidos que acude a ese antro de degenerados. Yo eduqué a todos mis hijos para que crecieran siendo unos verdaderos machitos, hombrecitos en toda la extensión de la palabra, admirados por las mujeres y respetados o temidos por los demás hombres, fuertes y viriles como toros. No, no, no, yo no soy nada de ninguno de los que aparecen en la foto. ¡Venga otro trago de ahí, cantinero!

Sollozando, y sin atreverse a levantar su mirada del suelo, el hombre joven se dirige nuevamente al charro canoso insistiendo:

-¡Apá! ¡Apá! ¡Por favor! ¡Perdóneme apá, pero esto no puede quedar así nomás! ¡Déjeme explicarle! ¡Déjeme aclarar las cosas!

Furioso, el charro canoso voltea su mirada al joven que dice ser su hijo, pero únicamente para ponerle una bofetada tan fuerte que el joven sale volando por los aires traspasando las puertas giratorias de la cantina hasta caer inconsciente a la mitad de la calle empedrada. Haciendo pucheros y echando pujidos, Don Chente se dirige nuevamente al cantinero:

-¡Cantinero! ¡Venga otro trago de ahí, y lo quiero triple!

-Don Chente, usted tal vez ya estaría en el libro de los récords Guiness si hubiéramos tenido en la cantina alguien que pudiera notarizar y dar fe de todos los tragos que se ha tomado. Bueno, ahí le va el trago número... me parece que ya perdí la cuenta. Ha de ser el trago número 60.

-¡Todos mis hijos son muy machitos! Yo mismo me encargué de que crecieran sin temerle a nada, valientes y entrones, muy viriles, deseados por las mujeres de todas las edades por ser unos verdaderos sementales...

El charro canoso empieza a entonar otra canción conocida, mientras los mariachis de la cantina se preparan para hacerle nuevamente acompañamiento musical al charro de edad más que madura:
De Cocula es el mariachi
de Tecalitlán los sones
de San Pedro su cantar
de Tequila su mezcal
y los machos de Jalisco
afamados por entrones
para eso traen pantalones
Don Chente desenfunda su pistola y se pone a tirar balazos al aire mientras algunos parroquianos salen corriendo despavoridos de la cantina. Después de haber tirado cinco balazos, quedándole una sola bala en el tambor del revólver, el charro le da un giro rápido al tambor para que se pierda la ubicación exacta de la bala, y llevándose la pistola a la cabeza se apresta a jalar el gatillo en una versión mexicana de la ruleta rusa, diciéndole al cantinero

-Ahorita vas a ver lo que es un verdadero macho. Me voy a jugar la vida. Te apuesto mil pesos a que al jalar el gatillo no habrá una detonación. Si sale la bala y muero, autorizo a los aquí presentes a que saquen un billete de mil pesos de mi cartera para que te paguen la apuesta, y con el resto del dinero de la billetera le compro a todos los demás en la cantina trago tras trago hasta que todo el dinero en mi billetera se haya gastado. ¿Le entras, cantinero?

-Don Chente, no necesita demostrarnos que usted es todo un hombre con los pantalones bien fajados. Nadie pone en tela de duda su valor, su hombría. Usted es un verdadero macho entre los machos, y todos sus hijos también deben serlo. No por nada usted nació en Jalisco, no por nada usted es de los machos de Jalisco afamados por entrones y que para eso traen pantalones.

-Pues de todos modos, voy a apuntar hacia mi cabeza con la pistola y voy a retar al destino y voy a jalar el gatillo, y si no muero me traes cinco especiales de Chente para celebrar que burlé al destino.

El charro canoso se lleva la pistola a su cabeza, y justo cuando va a jalar el gatillo, entra corriendo casi providencialmente otro hombre joven, no vestido de charro como el anterior sino a la moderna. Al verlo, un parroquiano grita emocionado:

-Pero si es Ricki, el famoso cantante de Puerto Rico que empezó su carrera musical con Los Menuditos!

-¡No lo hagas, Chente! ¡No lo hagas! Escúchame primero antes de que te arrepientas de lo que vas a hacer- grita Ricki.

No habiendo alcanzado a escuchar, el charro canoso jala el gatillo de su pistola ante el espanto de los parroquianos.

-¡Chente! ¿Qué has hecho?

Un silencio absoluto se apodera de la cantina, mientras todos observan hacia el lugar en la barra de la cantina en donde se encuentra el charro.

Con el  humo saliendo de la pistola, el charro da un soplo a la punta de la pistola diciendo:

-El destino se resiste a dejarme ir. La bala no estaba en el lugar en donde accioné la matona. No sé si yo me estoy burlando del destino, o si el destino se está burlando de mí.

El charro canoso se queda perplejo al darse cuenta de que a su lado se encuentra Ricki, el famoso cantante portoriqueño, y bajando su aún humeante pistola para ponerla nuevamente en la funda, Don Chente le dice a Ricki:

-¿Ricki? ¿Realmente eres tú, Ricki? ¿Qué te trae por aquí?

-Vine corriendo en cuanto me enteré de la crisis en la que entraste cuando viste por vez primera esas fotos que están circulando en Internet de tu hijo el Potranquillo, y temiendo que fueras a cometer una barbaridad tu esposa y tus demás hijos se comunicaron conmigo pidiéndome que hablara contido para hacerte entrar en razón, para ver si con mi intervención te puedo convencer que hagas las paces con tu hijo...

-¡No me hables de ese mal nacido! Es la mayor decepción que me ha dado la vida. No quiero saber nada de él por el resto de mi vida. Para mí, el tipo del que me hablas es un desconocido, no es mi hijo, ha dejado de serlo. El hijo que tenía era un verdadero machito, todo un ídolo de la charrería, todo un astro en los palenques. Yo lo había preparado para ser un diestro en el arte del jaripeo, para ser todo un ídolo en lo que tiene que ver con las lides de los palenques y la charrería. Pero ese ingrato ya está muerto. El Potranquillo que tenía lo formé para ser todo un hombre de pies a cabeza, no un joto...

-Ese es precisamente tu problema, Chente. Tú querías que tu hijo fuera como tú querías que fuera, sin respetar sus deseos, sin respetar sus inclinaciones, sin respetar lo que él quería para él mismo. Hizo toda su vida como tú querías que hiciera su vida, no como él hubiera querido hacer su vida. ¿Por qué no lo dejaste ser él mismo?

-Yo honré a mis padres formándome como todo un hombre, como todo un gran charro muy solicitado en los palenques y muy solicitado por las mujeres más hermosas de México. Yo nunca los deshonré, yo jamás anduve por las calles haciendo desfigurios...

-¿Y las veces que te has puesto borracho hasta las manitas, y no solo en tus películas, Chente?

-Bueno, eso es parte de ser un macho.

-¿Y qué tal si tu padre se hubiera opuesto a que tú continuaras adelante con tu carrera de charro cantor y que en lugar de ello te hubiera metido a estudiar para sacerdote? ¿Le habrías dado gusto? ¿Te habrías dejado ser metido al seminario para estudiar el sacerdocio?

-Bueno, por principio de cuentas, a mí no me llamaba la atención una carrera por el sacerdocio. Esa no era mi vocación.

-¿Entonces estás de acuerdo que para tí era importante que tu padre te dejara en libertad de escoger lo que querías ser y lo que querías hacer con tu vida?

-No es lo mismo.

-Allí es donde te equivocas. Es exactamente lo mismo. Tu padre te dejó ser lo que tú querías ser, y no intentó convertirte en algo que no querías ser, en algo que no eras. ¿Por qué no le habrías de dar el mismo derecho a tu propio hijo que el derecho que te dieron tus padres a tí?

-Entiéndeme, Ricki, que hay límites. Como eso de querer meterse con individuos de costumbres raras en antros de homosexuales...

-Y si eso es lo que él quiere hacer, y si ya está crecidito y tiene mayoría de edad, ¿a tí en qué te puede? ¿A tí en que te afecta?

-Es que el honor familiar...

-No me salgas con eso. Tú estás hablando de otros tiempos. Pero estos son tiempos nuevos. Mírame a mí. Yo vivía aprisionado tratando de ser lo que no era, todo un sex symbol para las chavas, y no solo las chavas latinas. Por mucho tiempo fingí ser lo que no era. Y a todos les daba gusto menos a mí. Un buen día, decidí salir del closet, y así se lo dije a mi administrador, el cual se escandalizó y puso el grito en el cielo...

-Pero las consecuencias que se tienen que arrastrar de por vida...

Ricki le insiste al venerado charro:

-Mira, tú no te preocupes, porque no pasa nada. Cuando yo decidí salir del closet y revelar al mundo entero mi homosexualidad hace seis años, justo antes de que lo hiciera mi administrador me advirtió que ello sería el fin de mi carrera como cantante, que ya nadie atendería ninguno de mis conciertos y nadie compraría ni mis discos ni mis videos. ¿Y sabes qué fue lo que sucedió? Pues nada. Absolutamente nada. Sigo teniendo miles y miles de admiradoras mías alrededor del mundo a las cuales no les importa que yo sea gay. Mis conciertos se siguen llenando, y sigo vendiendo igual que antes. Hasta tengo ya dos hijos lindos a los que quiero mucho como padre y parece que me comprenden.

-Sí, pero...

-¡Ningún pero! Se trata de tu propio hijo, tu propia sangre, tu propia carne. Míralo desde otro punto de vista. ¿Te acuerdas de Vanessa Williams?

-¿Cuál Vanessa Williams?

-La que fue coronada como Miss América en 1984.

-Si, la recuerdo. Se hizo famosa por ser la primera mujer afroamericana en ganar el certamen Miss América. Y después aparecieron una fotografías suyas de carácter pornográfico en donde estaba en sugestivas poses lesbianas, a raíz de las cuales fue presionada y obligada por la todavía sociedad conservadora y moralista de ese entonces a renunciar a su corona como Miss America. Fue algo muy triste, muy conmovedor.

-En ese entonces, un escándalo así supuestamente destruía por completo no solo la reputación sino la carrera artística de cualquiera. Nadie te iba a contratar y ningún representante artístico quería verte ni te quería representar. Eras algo así como un paria, como un enfermo de lepra, como un apestado. Te destruían hasta que no quedaba nada de tí y de tus viejas glorias.

-Sí, lo recuerdo.

-Pero Vanessa Williams en vez de dejarse vencer por la humillación, relanzó su carrera como cantante y como actriz, y recibió el apoyo del público, Ha hecho mucho dinero, se ha hecho muy famosa como una mujer hermosa y luchona, y hablando en cuestión de pesos y centavos así como en cuestión de popularidad, en comparación con todas las Miss América de antes y de hoy Vanessa Williams está mucho mejor que cualquiera de ellas. Al final de cuentas, ¿la castigó la vida por su desliz que le costó la corona de Miss América? ¡Claro que no! Al final de cuentas, no pasó nada, y por el contrario, le ha ido mil veces mejor que a todas las demás Miss América puestas juntas, tanto en el terreno económico, como en el terreno artístico, y como en el terreno sentimental.

-En eso tienes razón, Ricki.

-Vayamos ahora a tu país, a tu querido México. ¿Te acuerdas de José López Portillo, el hombre que hundió al país?

-Por favor, no me recuerdes a ese jijo de toda su...

-Para que veas, ése sí fue un mal nacido. Destruyó la economía de México mientras él se daba una gran vida de lujos y frivolidad. Y ya después de que terminó su negro sexenio, repleto de corrupción, ¿qué le hicieron? ¿Lo castigaron? ¿Lo metieron a la cárcel? ¿Le quitaron por lo menos la mitad de su fabulosa pensión presidencial para pagar una parte así fuese muy chiquita de la terrible deuda externa que le dejó a México? ¡Nada de eso! El muy cínico, el muy descarado, continuó con su vida como si nada hubiera pasado, yendo a fiestas sociales, casándose con una actriz de películas de ficheras, y haciendo el ridículo sin que nada le importara, que al fin y al cabo nadie lo iba a meter a la cárcel. Y cuando murió el muy degraciado, nadie lo metió a la cárcel. Y hasta hay calles, avenidas y escuelas con su nombre honrando a quien destruyó al México idílico de aquél entonces. Como ves, no pasó nada. Se salió con la suya el muy desgraciado. ¿Acaso tu hijo el Potranquillo ha sido peor que José López Portillo? ¿Verdad que no?

-A ese JoLoPo lo deberían de haber quemado en leña verde. Tienes razón, Ricki, no le hicieron nada. No pasó nada.

-¿Ya ves? Y podemos ir más lejos con este argumento. ¿Cuántos gobernadores y presidentes han usado su cargo en México para enriquecerse a manos llenas, aceptando moches y fajos de billetes bajo el agua a la hora de repartir contratos para obras multimillonarias, cuántos han saqueado las arcas públicas, cuántos han endeudado a sus estados y al país por varias generaciones?

-Pues... un chingo.

-¿Y qué les han hecho? ¿A cuántos de ellos han metido a la cárcel por tráfico de influencias? ¿A cuántos de ellos han metido a la cárcel por enriquecimiento ilícito? ¿A cuántos de ellos los han castigado por dejarse corromper aceptando moches y sobornos viviendo como príncipes en mansiones que ya desearían para sí los príncipes de Arabia Saudita? Dame nada más cinco nombres, Chente, haz memoria y dame solo cinco nombres.

-A ver, déjame ver Ricki. Mmmhhh... pues no, no recuerdo ni uno solo.

-Mira Chente, te la voy a poner fácil, te voy a ayudar. Uno de ellos fue el gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, preso por narcotráfico, aunque en ese caso cometió sus delitos en una forma tan descarada que aún corrompiendo a varios jueces que lo absolvieron proclamándolo una inocente paloma no pudo terminar enjaulado, pero en esto ayudó el hecho de que el gobierno norteamericano estuvo ejerciendo mucha presión sobre el gobierno de México para que se tronara a Mario Villanueva. Ahora dame los nombres de otros cuatro gobernadores o presidentes que hayan terminado en la cárcel.

-Dejame ver, Ricki... Creo que Humberto Moreira, Guillermo Padrés, Javier Duarte...

-Pues no, Chente, ninguno de esos a pisado la cárcel hasta el día de hoy. Ni siquiera fueron obligados a renunciar cuando estaban cometiendo todo de lo que hoy se les acusa, y mucho menos se les ha obligado a que devuelvan aunque sea la mitad de sus dineros mal habidos. Lo que hicieron lo hicieron precisamente a sabiendas de que las probabilidades de que serán metidos a la cárcel en México son tan remotas que es más probable que caiga un meteorito en la Casa Blanca enWashington. Por eso hicieron lo que hicieron, porque saben que no serán castigados, porque saben que no pisarán la cárcel, porque saben que no les pasará nada porque en México no pasa nada. ¿Acaso es más grave lo que hizo tu hijo el Potranquillo que lo que han hecho esos pájaros de cuenta? En comparación con esos pillos, el Potranquillo es un santo que ha hecho todo su dinero honestamente cantando en los palenques, y eso es lo que realmente importa Chente, no su orientación sexual o los desfigurios que haga públicamente con su vida privada.

-Tienes razón, Ricki, tienes mucha razón.

-Te voy a dar otro ejemplo, Chente. Ve lo que está sucedienco en Oaxaca. Un grupo miserablemente pequeño de hampones y vándalos que se dicen maestros pero que no lo son porque jamás en su vida han impartido un ciclo escolar completo por andar haciendo desmadres, ha destruído la economía del estado enviando a cientos de negocios de gente honesta a la bancarrota. Los niños de Oaxaca se han quedado sin clases, los hampones de la CNTE se han entregado a una orgía total de destrucción secuestrando camiones, saqueando comercios, haciendo plantones, bloqueando carreteras; y los gobernantes empezando por el inútil de Gabino Cué que deberían de aplicar la ley para meter a esos delincuentes a la cárcel no cumplen con su obligación de garantizar el estado de Derecho, se quedan como el chinito, “nomás milando” estableciendo “mesas de diálogo” en las que no se llega jamás a ningún acuerdo y ambas partes solo van a perder el tiempo mientras los gobernantes dejan que esa pandilla de delincuencia organizada llamada CNTE haga lo que se le venga en gana y no solo eso, hacen como que los van a correr por no asistir a sus trabajos pero a la hora de la hora les pagan su nómina completa mimándolos y consintiéndolos, hacen como que les van a descontar su sueldo por los días que faltaron a clases pero a la hora de la hora les pagan la nómina completa sin descontarles los días que no trabajaron, y hacen como que los van a meter a la cárcel pero a los pocos días los sueltan libres hasta pidiéndoles perdón. Y aunque tanto los gobernadores de esos estados así como el mismo Presidente de México no hacen absolutamente nada para acabar con ese parásito social llamado CNTE que como gangrena está destruyendo el tejido social de México, de todos modos esos parásitos en el gobierno siguen cobrando puntualmente sus cheques con dinero que les paga el pueblo por cumplir una obligación que no cumplen, la de ser garantes del estado de derecho. ¿Y por qué los hampones de la CNTE hacen lo que les da la gana y los gobernantes no hacen nada para meterlos a la cárcel como lo ordena la Constitución? Pues porque saben que no pasa nada, ni los de la CNTE se quedarán sin su chamba, o mejor dicho sin su cheque de nómina porque no trabajan y simplemente cobran, y los mal llamados gobernantes tampoco dejarán de percibir sus cheques, todo sacado de los bolsillos del pueblo con impuestos que esos sí el gobierno no está dispuesto a perdonar. ¿Acaso el Potranquillo ha sido peor que toda esa basura social?

-Ahora que me lo dices, me estoy convenciendo que mi hijo el Potranquillo es mucho más honesto y mucho más trabajador que todos esos inútiles que se dicen maestros y que no dan clases, y todos esos que se dicen gobernantes y no gobiernan sino simplemente hacen como que gobiernan y también se dedican a cobrar.

-Y no solo son los gobernantes y los maestros de membrete y los normalistas vándalos que con el apoyo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos que los mima alegando sus derechos de libertad para manifestarse se creen con derecho a destruír y vandalizar todo aquello que a la sociedad le ha costado tanto trabajo construír. También los que se encargan de impartir la justicia andan por las mismas. ¿Cuántos miembros de la delincuencia organizada no se han beneficiado con amparos de todo tipo que les conceden jueces y magistrados presuntamente a cambio de una buena lana bajo el escritorio, alegando tecnicismos y recurriendo a argumentos de defensa como el Protocolo de Estambul? Dime, Chente, ¿a cuántos jueces y magistrados han metido a la cárcel en México por actos de corrupción, por haberse dejado sobornar? ¿Destituyeron y metieron a la cárcel al Juez de distrito de Procesos Penales Carlos López Cruz en el Distrito Federal por absolver y proclamar inocente y blanca paloma al hermano del ex presidente Carlos Salinas de Gortari? ¿Destituyeron y metieron a la cárcel a los magistrados que dejaron en libertad a Rafael Caro Quintero así como a muchos otros? Todo lo contrario. Los dejan seguir trabajando como si nada hubiera pasado, y les permiten retirarse y jubilarse recibiendo una pensión vitalicia excesivamente generosa como si no fuera suficiente el dinero que logran amasar gracias a los actos de corrupción en que se ven involucrados. Dame un solo nombre, Chente, no te pido más, un solo nombre, de un juez o de un magistrado que alguna vez, sobre todo en los juzgados federales, hayan metido a la cárcel una larga temporada en México con muchos años de prisión por los delitos de soborno y cohecho.

-No se me viene a la mente ninguno.

-¿Y sabes por qué todos esos jueces y magistrados se dejan corromper? Porque saben que a ellos tampoco les pasa nada. Por eso sigue la corrupción en el sistema judicial en México, porque no pasa nada. ¿Acaso el Potranquillo ha hecho peor que lo que han hecho esos malos y corruptos impartidores de justicia?

-Lo que dices es cierto, Ricki. Mi Potranquillo jamás ha hecho algo como todos esos que corrompieron sus valores.

-Si al Potranquillo están dispuestos a perdonarlo su esposa y sus hijos, y aceptarlo tal y como lo que es, ¿por qué no habrías de hacerlo tú? ¿O acaso habrías preferido que tu hijo hubiera salido como Pablo Escobar, como Donald Trump, o como Efraín Ríos Montt?

-¡Ni lo mande Dios! Así como estamos, estamos bien.

-Ve pues afuera, Chente. A lo mejor tu hijo ya recuperó la consciencia y está afuera de la cantina esperándote para suplicar de rodillas tu perdón.

-Te doy las gracias, Ricki. Me has abierto los ojos. Me voy a reconciliar con mi hijo y haré las paces con él diciéndole que no me importan sus gustos o sus preferencias o su orientación sexual, yo no voy a obligarlo a ser o pretender ser algo que no es, lo seguiré considerando como mi hijo. Estoy en deuda contigo, Ricki, ¿qué puedo hacer para demostrarte mi agradecimiento?

Haciéndole guiños con los ojitos, Ricki le responde:

-Dame un besito en la boca, Chente, que sea de lengüita.

-¡Sácate!