sábado, 24 de diciembre de 2011

Las ropas nuevas del Emperador (cuento)



La entrada publicada en esta bitácora en la Nochebuena del año pasado (2010) en la cual se reprodujo el cuento inmortal El patito feo de Hans Christian Andersen parece haber tenido una buena aceptación entre mis lectores, tan buena que he decidio poner para esta Nochebuena otro cuento del mismo autor.

El cuento aplica muy bien a hechos de la vida cotidiana. En muchas ocasiones, en las altas esferas del poder, es común ver que al Primer Ministro, al Rey o al Presidente rara vez se les trata de contradecir, aunque estén completamente errados. Los ayudantes y consejeros inmediatos de los jefes de Estado, pensando más en la seguridad de sus bien remunerados empleos que en su obligación de tener que hacerle ver al jefe de Estado sus crasos errores, sobre todo cuando tales errores van a ocasionar muchos perjuicios, le dicen lo que creen que quiere escuchar. Al darle el visto bueno en todo, sin contradecirlo jamás, el jefe de Estado puede perder el piso y caer en su propia trampa llegando a creer que es infalible, que por estar siempre en lo correcto (según él) es casi un dios, ensoberbeciéndose y haciéndole aún más difícil a sus ayudantes y consejeros inmediatos el tratar de hacerle ver sus errores, lo cual puede ser tan comprometedor como para un ratón el tratar de ponerle el cascabel al gato (esto último, el cascabel del gato, es motivo de otro cuento que trata de cómo ningún ratón se atrevió a ponerle el cascabel al gato, ni siquiera el que propuso tal solución para hacer saber a los ratones sobre la presencia cercana del gato).

Ni el Primer Ministro, ni el Rey, ni el Presidente ni Emperador alguno son infalibles, y ciertamente no son dioses. Son humanos, propensos a cometer errores y a tomar malas decisiones como cualquier otro. Y aunque lo más difícil es aceptar los errores propios, cuando se está al mando de una nación cuya seguridad y bienestar dependen de las decisiones que se tomen en las altas esferas de gobierno, el mandatario está prácticamente obligado a ponerse en tela de duda a sí mismo en todo lo que decida, y suponer que cuando sus ayudantes y consejeros inmediatos le aplauden cualquier cosa lo están haciendo no tanto por que realmente estén convencidos de que está en lo correcto sino por decirle lo que creen que él quiere oír de ellos. En México, en los grises tiempos de José López Portillo (el hombre que destruyó la economía nacional contribuyendo con sus malas decisiones a dejarle al país la mayor deuda externa de país alguno en aquél entonces), es famoso el relato que va como sigue:
Presidente: Estaba pensando que la construcción del nuevo monumento es un gran despilfarro.

Secretario: En efecto, es una pérdida miserable de recursos del pueblo que no se justifica.

Presidente: Pero cambié de parecer, y creo que el motivo de homenaje al cual estará dedicado el monumento es justo.

Secretario: Tiene usted toda la razón, Señor Presidente, como siempre; no debemos pasar por alto esta magnífica oportunidad para llevar a cabo el proyecto que usted concibió en un momento de inspiración digna de su elevado talento creativo.

Presidente: Con relación a los acusados de llevar a cabo actos de terrorismo, había concluído que tales hombres eran unos miserables que no merecen menos que la pena de muerte.

Secretario: Desde luego, Señor Presidente. Hay que aplicarles todo el peso de la ley. Se justifica enviarlos al paredón o a la horca para que paguen con sus vidas el atrevimiento de haber desafiado a su administración.

Presidente: Aunque pensándolo mejor, son hombres con familias que se pusieron en riesgo ellos mismos y a sus familias luchando por sus ideales, y quien lucha de buena fé por sus ideales no puede ser tan malo y merece el indulto, un acto de misericordia que de paso aumentaría mi popularidad como hombre generoso y magnánimo con sus enemigos.

Secretario: ¡Brava decisión, Señor, por la cual Usted será aplaudido por muchas generaciones venideras como un político benevolente cuya grandeza se equipara a la de los Césares de Roma!

Presidente: ¿Qué horas son?

Secretario: ¡Las que Usted mande, Señor Presidente!
Inspirado por el cuento, compuse una partitura musical que intenta capturar la esencia del mismo, la cual reproduzco en su totalidad más abajo al final del cuento. La partitura consta de 19 páginas. Se puede bajar cada página de Internet, y en virtud de que cada página en su tamaño original en formato de imagen PNG ocupa el equivalente de una hoja tamaño carta, se pueden imprimir todas las páginas (una por una) de que consta la partitura, en la mayoría de los casos enviando la imagen directamente a la impresora. Quienes tengan un programa de cómputo para transcribir las notas de la partitura, lo pueden hacer con toda confianza, ya que de hecho la notación empleada ha sido ajustada para tales efectos, lo cual permite obtener posteriormente (en la mayoría de esos programas de cómputo) el archivo musical en formato MIDI o en algún otro formato entendible por las computadoras, para poder escuchar la música que va de la mano con el cuento. Aunque parecen ser demasiadas hojas, hay secciones completas de la composición musical que se repiten, pero no pude usar la notación abreviada que se usa en la teoría de la música para tales efectos en virtud de que los programas de cómputo para composición musical como el que yo usé (MusicWrite, de Voyetra) carecen de las capacidades para poder “saltar hacia atrás” repitiendo la sección a partir de cierto punto. Esto significa que, una vez que los lectores con aptitudes musicales vayan identificando esas secciones que se repiten, no se verán en la necesidad de transcribir todas las notas, pueden copiar esas secciones que se repiten mediante la técnica de copiado y empastado que casi todos los programas de composición musical incluyen. Quienes sepan leer directamente una partitura musical tocándola al piano (esta es la prueba de fuego que separa a los verdaderos músicos de los músicos amateur) podrán entretenerse con este material en esta Nochebuena, sobre todo tomando en cuenta que exceptuando en las ciudades grandes ya no hay muchos lugares en los que vendan partituras musicales como se acostumbraba hacerlo en el pasado.

Quienes hayan leído el cuento de chicos y que tengan sus propios hijos, tal vez querrán aprovechar estas vacaciones navideñas para leerles el cuento a sus propios hijos, enfatizando la moraleja del cuento.

He aquí el cuento, tras el cual se reproducirán las partituras musicales que le dan un fondo musical al cuento y que el lector puede empezar a transcribir de inmediato si cuenta con un programa propio para llevar a cabo redacción y composición de obras musicales. Antes de proceder a la lectura del cuento, deseo poner del conocimiento de mis lectores que para la próxima temporada de Navidad (no precisamente en Nochebuena, sino un poco antes) tengo la intención de compartir con mis lectores los secretos de algunos trucos de magia, con los cuales podrán impresionar a sus amistados y a sus familiares en una época en la que debe reinar la alegría y la felicidad que nos distrae aunque sea un poco de las duras realidades de la vida.


Las ropas nuevas del Emperador
De: Hans Christian Andersen


Hace muchos años había un Emperador tan aficionado a los trajes nuevos, que gastaba todas sus rentas en vestir con la máxima elegancia. No se interesaba por sus soldados ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El Emperador está en el vestuario”.

La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.

-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar qué funcionarios del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre los inteligentes y los tontos. Nada, que se pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto antes.

Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.

«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido, a saber, que un hombre que fuera estúpido o inepto para su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.

«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay quien desempeñe el cargo como él».

El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.

Los dos fulleros le rogaron que se acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. ¿Es posible que sea inútil para el cargo? No, desde luego no puedo decir que no he visto la tela».

-¿Qué? ¿No dice Vuecencia nada del tejido? -preguntó uno de los tejedores.

-¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente.

-Nos da una buena alegría -respondieron los dos tejedores, dándole los nombres de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.

Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a parar a sus bolsillos, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.

Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.

-¿Verdad que es una tela bonita? -preguntaron los dos tramposos, señalando y explicando el precioso dibujo que no existía.

«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.

-¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.

Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.

-¿Verdad que es admirable? -preguntaron los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.

«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso». -¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no veía nada. Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión que debía celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella. El Emperador concedió una condecoración a cada uno de los dos bribones para que se las prendieran en el ojal, y los nombró tejedores imperiales.

Durante toda la noche que precedió al día de la fiesta, los dos embaucadores estuvieron levantados, con dieciséis lámparas encendidas, para que la gente viese que trabajaban activamente en la confección de los nuevos vestidos del Soberano. Simularon quitar la tela del telar, cortarla con grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente, dijeron: -¡Por fin, el vestido está listo!

Llegó el Emperador en compañía de sus caballeros principales, y los dos truhanes, levantando los brazos como si sostuviesen algo, dijeron:

-Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. -Aquí tienen el manto... Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es lo bueno de la tela.

-¡Sí! -asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían nada, pues nada había.

-¿Quiere dignarse Vuestra Majestad quitarse el traje que lleva -dijeron los dos bribones- para que podamos vestirle el nuevo delante del espejo?

Quitose el Emperador sus prendas, y los dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar vueltas ante el espejo.

-¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso!

-El palio bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión, aguarda ya en la calle - anunció el maestro de Ceremonias.

-Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? - y volviose una vez más de cara al espejo, para que todos creyeran que veía el vestido.

Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo echó a andar el Emperador bajo el magnífico palio, mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decía:

-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!

Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.

-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.

-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.

-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!

-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.

Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

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Bien, hemos llegado en el último párrafo al final del cuento. A continuación se reproducen las hojas de la composición musical completa para el cuento, haciéndose hincapié que para poder obtener cada hoja en tamaño completo es necesario hacer clic en cada imagen (que en este caso no es más que un thumbnail) y proceder a descargar directamente de Blogger cada hoja por separado.




















martes, 15 de noviembre de 2011

Salvando cachorros del parvovirus

Ninguna otra enfermedad viral contagiosa es tan devastadora en los perritos de temprana edad, sobre todo aquellos que no tienen apenas una o dos semanas de haber abierto sus ojitos, como el parvovirus.

Los síntomas son inequívocos al poco tiempo del contagio. El cachorrito que normalmente debería de tener mucha hambre y estar comiendo a todas horas de pronto pierde casi por completo su apetito y empieza a vomitar. Casi al mismo tiempo, se sobreviene una diarrea incontrolable. En cuestión de un par de días, el cachorro manifiesta un adelgazamiento extremos, viéndose ya muy flaco en vez del perrito regordete y juguetón que era apenas hace unos días. La diarrea eventualmente toma una coloración rojiza, señal inequívoca de que está empezando a defecar sangre, tras lo cual su aspecto empeora y en cuestión de un par de días lo más seguro es que morirá si no se hace absolutamente nada para salvarlo.

El parvovirus es especialmente duro con los cachorros porque estos aún no tienen su sistema inmunológico plenamente desarrollado, tienen sus defensas naturales biológicas apenas en proceso de formación. Aunque el parvovirus puede atacar también a perros adultos, estos tienen una probabilidad mucho mejor de sobrevivir a la infección que un cachorro.

La principal fuente de infección para contraer el parvovirus es casi por lo general externa. Un cachorro que está resguardado del exterior y está dentro de un espacio cerrado sin contacto con otros perros callejeros excepto con su propia madre es menos vulnerable a contraer una infección del parvovirus, aunque ello no significa que sea invulnerable. Una forma en la cual el cachorrito puede contraer la infección sin que su dueño se dé cuenta de ello es cuando estando muy pequeñito se le lleva por vez primera con el veterinario por cualquier motivo. En las clínicas veterinarias dan entrada a muchos perros de todo tipo de razas, y una buena parte de esos perritos son llevados allí precisamente porque padecen de alguna enfermedad, lo cual hace posible que entre esos perritos enfermos haya algunos que son llevados precisamente porque están enfermos de parvovirus. Una vez que son atendidos esos perritos enfermos de parvovirus en esas clínicas veterinarias, hay probabilidades altísimas de que a través de su saliva y sus fluídos corporales así como a través del contacto con el veterianrio dejen rastros del parvovirus en la clínica veterinaria que no pueden ser detectados a simple vista porque el parvovirus por su tamaño es indetectable. Lo ideal sería que después de atender a cada perro enfermo del parvovirus las clínicas veterinarias llevaran a cabo una desinfección total del lugar, lo cual por simples razones de tiempo y costo nunca se lleva a cabo. De este modo, después de haber sido atendido un perro enfermo del parvovirus en una clínica veterinaria, los cachorros que sean llevados a esa misma clínica veterinaria durante el transcurso del día o de los días inmediatos posteriores tienen una probabilidad elevada de contraer el parvovirus aunque antes de la visita a la clínica veterinaria hayan estado perfectamentes sanitos.

Otra manera de contraer el parvovirus es a través de la materia fecal que dejan otros perros enfermos en los lugares públicos y en los parques de recreo. Esta es la razón por la cual no es recomendable sacar a pasear fuera de casa a ningún cachorro hasta que no haya tenido su serie completa de vacunaciones en contra del parvovirus.

Lo peor del caso es que cuando el cachorrito forma parte de una camada y está conviviendo con otros cachorritos de la misma camada, una vez que el cachorrito haya contraído el mal ya sea tras una visita a una clínica veterinaria o por algún contacto con un perro callejero infectado el cachorrito seguramente le transmitirá la enfermedad a sus hermanitos y hermanitas, con lo cual toda la camada estará sentenciada.

El parvovirus es una enfermedad particularmente letal. El índice de mortandad es de alrededor del 60 por ciento. La mayoría de las muertes debido al virus del parvovirus ocurren dentro de las primeras 48 a 72 horas posteriores al inicio de los signos clínicos. Entre más pronto se identifiquen los signos clínicos en un perrito enfermo y se inicie un tratamiento para salvarlo, tanto mejor serán las posibilidades de poder salvarlo.

Esta microfotografía nos muestra al asesino frente a frente dándonos su verdadero rostro:




El parvovirus fue identificado desde 1978 y tiene una distribución mundial. Es muy resistente a las condiciones ambientales extremas y puede sobrevivir por largos períodos de tiempo. Pequeñas cantidades de heces que contengan el virus pueden servir como reservorio de la infección y el virus es fácilmente transmitido de lugar a lugar transportado en el pelo o en los miembros del perro o en jaulas contaminadas, zapatos y otros objetos. Todos los perros de cualquier edad que no han sido vacunados contra el parvovirus canino tienen el riesgo de ser afectados, sin embargo en los cachorros se aumenta el riesgo de adquirir la enfermedad entre el destete y los cuatro meses de edad.

Esta fotografía nos muestra a un cachorro que ha contraído la enfermedad, cuyo rostro triste empieza a mostrar los estragos que ha empezado a causar el mal en su organismo:




Y aquí se tienen los rastros inequívocos de un perrito que ha empezado a defecar sangre en forma líquida:




Hay una vacuna en contra del parvovirus, y la primera prioridad para proteger a un cachorrito en contra del parvovirus después de varias semanas de nacido es llevarlo a recibir sus primeras inmunizaciones para el parvovirus. Generalmente se requieren de cuatro inyecciones de la vacuna, espaciadas en tres o cuatro semanas, para que la vacuna surta efecto y el cachorro quede inmunizado. Puede ayudar algo el que la madre de los cachorros antes de tenerlos haya sido inmunizada, aunque esto no es una garantía absoluta y tal vez la madre por su condición próxima a dar a luz no pueda ser inmunizada.

El problema principal en la aplicación de la vacuna del parvovirus a los cachorros de corta edad estriba en que la vacuna es inútil si es aplicada a los pocos días de que hayan nacido o inclusive a las pocas semanas después de que hayan abierto sus ojitos, porque sus organismos en pleno desarrollo aún no están preparados para poder generar los anticuerpos que la vacuna hace que produzcan sus cuerpos. Es en este lapso de tiempo en donde el parvovirus se aprovecha de esta ventana de oportunidad para llevar a cabo su ataque, ya que la inmunidad natural proporcionada por la leche materna disminuye antes de que el propio sistema inmune de los cachorritos haya madurado lo suficiente para combatir la infección. Esta es precisamente la etapa de mayor riesgo en la cual el dueño del cachorrito o de los cachorritos está virtualmente atado de manos para poder proporcionarles la inmunidad en contra del contagio de parvovirus, y es precisamente la etapa en la cual los cachorros son más vulnerables a contraer la enfermedad y sucumbir ante ella. Una preocupación adicional es que la misma inmunidad proveída por la leche materna puede interferir con una respuesta efectiva de vacunación, lo cual se traduce en que aún cuando los cachorritos hayan sido vacunados pueden sucumbir al parvovirus.

Hasta que un cachorrito haya recibido su serie completa de vacunaciones, los dueños deben ser muy precavidos y no deben permitir que su perrito tenga contacto con material fecal de otros cachorritos (por ejemplo, cuando camina en el parque, lugares de recreación, tiendas de mascotas, exposiciones, o cuando camina por las calles de la ciudad); razón por la cual lo mejor es no sacar a un perro chico a pasear fuera de la casa hasta que no haya cumplido por lo menos unos cuatro o seis meses de edad.

Una vez que es confirmada la enfermedad en un cachorrito, si se acude a un médico veterinario para pedirle consejo es muy posible que el veterinario dé una indicacción muy pesimista ordenando la destrucción del cachorrito y posiblemente de la camada completa con la cual tuvo contacto, sin ofrecer mayores esperanzas más que la aplicación de una eutanasia por vía de una inyección intravenosa.

La pregunta ahora es: ¿se puede salvar de alguna manera a un cachorrito en el cual se manifiesten los síntomas de la enfermedad?

La respuesta a esta pregunta depende del entendimiento de dos hechos importantes y cruciales. Lo primero que termina matando a los cachorritos no es en sí el ataque directo del virus sino la deshidratación que provoca el parvovirus en los cachorritos. Bajo estas condiciones del mal, el cachorrito no solo no tiene apetito, sino lo que es mil veces peor, estará vomitando toda el agua que consume. Y al estar vomitando continuamente sin reponer el agua que está perdiendo su organismo, lo cual se va manifestando en su adelgazamiento acelerado, esta inanición de agua termina deshidratándolo llevándolo eventualmente al punto sin retorno. La deshidratación extrema es lo que termina precipitando el sangrado en el aparato digestivo del cachorrito que se manifiesta en la defecación de sangre. Y lo segundo que puede terminar matando a los cachorritos es lo que se conoce como una infección secundaria causada por otro microorganismo patógeno que aprovechando la oportunidad de que el cachorrito se encuentra debilitado se instala junto con el parvovirus para llevar a cabo entre ambos su tarea mortífera.

Entendido lo anterior, resulta evidente que cualquier esperanza que pueda tener un cachorrito para salvarse, por remota que esta sea, se centra de manera prioritaria en contrarrestar por todos los medios posibles la deshidratación extrema que eventualmente lo puede llevar a la muerte. Es en esto y principalmente en esto en donde se centra la primera línea de ataque para salvar al cachorrito. Simultáneamente, se vuelve prioritario hacer lo posible por impedir que el cachorrito pueda sucumbir a causa de una infección secundaria. Curiosamente, aunque los cachorros de corta edad carecen de suficientes defensas para poder protegerse del parvovirus, parecen contar con defensas para protegerse de infecciones bacterianas. Esto posibilita montar una defensa doble si se tiene la disposición y se cuentan con los recursos para ello.

Obviamente, a los médicos veterinarios, los cuales tienen que atender no a uno o dos perros sino a docenas y docenas de perros enfermos día tras día que les llevan la clínica, no les agrada mucho la idea de concentrar su atención y sus esfuerzos en un solo perrito para tratar de salvarlo en una lucha difícil, e inclusive si se les deja al cachorrito en la clínica veterinaria es posible que no lleven a cabo la lucha en la manera enérgica en la cual se tiene que llevar a cabo. Es, a fin de cuentas, el dueño del cachorrito así como sus familiares quienes pueden contar con el tiempo suficiente para emprender una batalla que de antemano se advierte que no será fácil pero que puede ofrecer esperanzas de triunfo.

Veamos primero el problema de la deshidratación. Si el cachorrito se resiste a beber agua que de cualquier manera va a vomitar a los pocos segundos de haberla ingerido sin poder meterla en su organismo, ¿cómo reponerle el agua que está perdiendo y que su organismo necesita desesperadamente? ¿Cómo reponerle el agua en su organismo en forma tal que le sea absolutamente imposible vomitarla? La respuesta obvia es que esa agua le tendrá que ser suministrada al cachorro mediante inyecciones. Afortunadamente, tratándose de cachorros y estando débiles por la enfermedad, no opondrán mucha resistencia a la aplicación de dichas inyecciones, y en el peor de los casos no se requerirán más de dos personas sujetando al perrito mientras se le aplica cada inyección. El suministro de agua por este medio será tan importante que, en cierto punto, toda el agua que pueda estar orinando el cachorrito será el agua que se le suministró por la vía de una jeringa.

Además de las inyecciones requeridas para combatir de frente a la deshidratación del cachorro, se requiere también de la aplicación de inyecciones para suministrarle los antibióticos requeridos para protegerlo en contra de infecciones secundarias. Es importante tener presente que las inyecciones para rehidratar al perrito y las inyecciones para suministrarle los antibióticos no pueden ser aplicadas en el mismo lugar, y de hecho tienen que ser aplicadas en lugares distintos y de maneras distintas en la forma en que se indicará a continuación.

Para nulificar por completo la posibilidad de que el cachorrito pueda contraer alguna otra infección secundaria en una clínica veterinaria en caso de que se deje al cachorrito en la clínica veterinaria bajo los cuidados del veterinario (tómese en cuenta que en las clínicas veterinarias llegan perros enfermos de otras cosas contagiosas como el moquillo, la hepatitis, la lepstospirosis, etc.), el cachorrito tiene que ser cuidado y atendido en la casa del mismo dueño con la ayuda de los familiares y amigos que habiten en la misma casa.

No debe causar asombro el hecho de que el tratamiento sea en cierta forma algo parecido al que se suministra a niños humanos recién nacidos. El antibiótico que será recomendado a continuación (Garamicina-Gentamicina) es un antibiótico propio para infantes, a diferencia del mismo antibiótico que se suministra a los adultos en caso de infecciones.

Al emprender esta lucha, es importante también consultar con un buen médico veterinario que esté dispuesto a colaborar con el dueño del cachorro en esta dura batalla para las dosificaciones a ser administradas al cachorrito, esto en virtud de la gran variedad de tamaños de los cachorros de corta edad debido a las razas diferentes de perros (no pesan lo mismo un cachorro chihuahueño y un cachorro Pomeranio de seis semanas de edad que un cachorro Pastor Alemán de la misma edad). El siguiente tratamiento que será dado a continuación es el adecuado para cachorros de la raza Pastor Alemán y muy posiblemente se pueda aplicar sin cambio alguno para otros cachorros de razas similares por su tamaño (los nombres de las medicinas son propios de medicinas que se venden en México, aunque consultando en Internet se pueden obtener las medicinas genéricas con la misma fórmula en otros países):

TRATAMIENTO CONTRA EL PARVO-VIRUS PARA CACHORROS PASTOR ALEMAN
Medicinas requeridas:

Solución de agua salina al 9% (rehidratante)
Garamicina (Gentamicina) inyectable 20 mg/2 ml (antibiótico)
Torecan inyectable, 1 ml. (antivomitivo, optativo)
Ampicilina para niños de 50 mg.(antibiótico)
Vitamina B12 inyectable (alimento)
Jeringas esterilizadas desechables
Se aplica cada 12 horas al cachorrito una inyección intramuscular (en cualquiera de las dos piernas traseras en donde haya más músculo) combinando 1 mililitro del antivomitivo Torecán con 20 miligramos/2 mililitros del antibiótico para niños Garamicina (Gentamicina). Además, se aplica cada 24 horas una inyección intramuscular del antibiótico Ampicilina (penicilina) para niños de 50 miligramos (la cual se puede combinar en una sola jeringa con una de las dos inyecciones de Garamicina que se aplican durante el día). Para que no se deshidrate el cachorrito (ya que todo lo estará vomitando por varios días, incluyendo el agua que tome), se le aplican 20 centímetros cúbicos diarios de agua salina dos veces al día (10 centímetros cúbicos en cada ocasión) inyectados subcutáneamente (por debajo de la piel, sin penetrar el músculo) sobre las paletitas del área del omóplato pero debajo de la piel (en caso de duda, el veterinario puede dar indicaciones sobre cómo se aplican estas inyecciones rehidratadoras). Esta es una inyección algo curiosa en la cual, en vez de aplicar el piquete en forma perpendicular a la piel, se aplica de lado (con la aguja algo paralela al lomo del perrito pero inclinada en forma tal que pueda penetrar por debajo de la piel). Al ser aplicada cada inyección de agua salina, el dueño del cachorro se sorprenderá al ver que se va formando una bolsita debajo de la piel del perrito (esta bolsita será la confirmación de que la inyección de agua salina fue bien aplicada), lo cual no debe de causar preocupación. Una vez aplicada la inyección de agua salina, las bolsitas de agua que se forman debajo de la piel se pueden deshacer masajeando suavemente la piel del perrito por fuera en el área en donde se formó la bolsita. Después de cada inyección, cada jeringa usada debe desecharse y se debe utilizar una jeringa nueva desechable para la siguiente inyección.

El papel que desempeña en el tratamiento la vitamina B12 es para suplir de alguna manera la falta de alimento en el cachorro, el cual precisamente en su etapa temprana de crecimiento que es cuando más rápido debería de estar creciendo y mejor debería de estar comiendo no puede meter nada en su tracto digestivo porque todo lo está vomitando.

Como puede verse, antes de aplicar las inyecciones de los medicamentos es recomendable consultar con médico veterinario si los medicamentos en cuestión se aplicarán subcutáneamente (debajo de la piel, pero no intramuscular) o intramuscularmente. La vitamina B12 inyectable se puede combinar en una de las dos inyecciones, pero se puede consultar con el médico veterinario para que éste recomiende, de acuerdo a su experiencia, si es mejor aplicarla intramuscularmente o por debajo de la piel.

Como medidas adicionales para ayudar en la recuperación, sobre todo en tiempos de frío, los perros o los cachorros enfermos deben mantenerse abrigados. Y como medida preventiva, los cachorros enfermos deben mantenerse separados de los demás perros o cachorros sanos.

Aunque en las clínicas veterinarias se acostumbra aplicar suero por vía intravenosa para rehidratar al cachorro y proporcionarle algún alimento, esto requiere dejar al cachorro todo el tiempo en la clínica veterinaria, encerrado dentro de una jaula en donde es mantenido inmóvil, y en donde enfrenta el riesgo y el peligro de contraer otras infecciones secundarias de otros perros que son llevados enfermos a la clínica veterinaria con otros padecimientos distintos al parvovirus. Puesto que el dueño del cachorro enfermo carece de los conocimientos y los mediosen su propia casa para suministrarle a su cachorro suero por vía intravenosa, aquí es en donde las inyecciones de agua aplicadas en el lomo debajo de la piel actúan como reemplazo del suero administrado por la vía intravenosa, con la ventaja adicional de que puede ser más el agua rehidratante que le entra al perrito por la inyección subcutánea que el suero que le va entrando muy lentamente por la vía intravenosa.

Aunque la batalla es dura, no hay que esperar mucho tiempo para que se conozcan los resultados, ya que la crisis dura unos dos o tres días desde que se manifiestan los primeros síntomas. Si el perrito responde al tratamiento, esto se empezará a saber cuando hayan transcurrido los tres o cuatro días. Hay que estar preparado para darle de comer de inmediato al perrito todo lo que pida en cuanto tenga hambre y no vomite ya el alimento, ya sea alimento sólido o alimento líquido como leche en bote para bebés humanos (en México, se usa el Similac, aunque debe de haber fórmulas equivalentes de leche para bebés en otros países).

¿Puede servir de algo el tratamiento médico que se ha delineado arriba, ofrece algunas esperanzas? Yo pienso que sí, porque fue el mismo tratamiento que se le dió en mi casa a una cachorrita de raza Pastor Alemán que tenía poco tiempo de haber abierto sus ojitos (la cual nació en mi casa, hija de una perrita Pastor Alemán propiedad de unos vecinos y la cual nos visitaba de vez en cuando, y de un Pastor Alemán que teníamos en casa). En el caso de esta cachorrita, cuando empezó a defecar con coloración rosada, el preludio a la defecación líquida con el color rojo propio de la sangre, en ese día se le aumentó al doble el suministro del agua salina (por inyección lateral debajo de la piel en el área de los omóplatos) para detener la deshidratación que le estaba causando la diarrea, aplicándole 40 centímetros cubicos de agua salina en lugar de los 20 centímetros cúbicos, y así se le tuvo por dos días. Esa perrita sobrevivió, y se quedó a vivir en la misma casa en donde nació. Se llamaba Cuquita, y ya he publicado anteriormente algo acerca de ella en Internet. Hela aquí a sus 12 años de edad:




Y en lo que respecta a sus hermanitos, a causa de la enfermedad de Cuquita y lo contagioso de su enfermedad, también sus hermanitos se enfermaron del parvovirus. A todos ellos se les aplicó el mismo tratamiento. Y todos ellos se salvaron. Costó trabajo, pero valió la pena.

Una medicina adicional que no existía cuando se trató a la Cuquita y a sus hermanitos es un producto de la biotecnología contemporánea conocido como Interferón Omega recombinante, el cual puede aumentar las probabilidades de superviviencia del cachorro aunque no es un substituto para el tratamiento indicado arriba. El nombre comercial de este producto, elaborado por una empresa francesa, es Virbagen Omega. Desafortunadamente, el costo de este producto es alto (1,800 pesos o unos 150 dólares americanos por un vial de 10 MU). Puesto que este producto tiene que ser suministrado por vía intravenosa y se requiere de experiencia y práctica para poder localizar la vena de un perro de corta edad (algo que no es cosa fácil inclusive en seres humanos), para el suministro de esta medicina es necesario llevar al cachorro a la clínica veterinaria para que se lo inyecte el veterinario. Teniendo el vial 10 MU (Millones de Unidades, un término farmacológico), puesto que la dosis recomendada es de 2.5 MU por cada kilogramo de peso del cachorro, un vial puede alcanzar para dos o quizá tres inyecciones administradas en diferentes días. En las aplicaciones de este producto hasta la fecha, no se ha observado ninguna interacción del Virbagen Omega con antibióticos, solución para rehidratación, vitaminas y agentes antiinflamatorios no esteroideos. Sin embargo, la vacunación durante y después del tratamiento con Virbagen Omega está contraindicada hasta la recuperación aparente del animal. No se le puede vacunar mientras esté bajo tratamiento y hasta que no se haya recuperado (o sea, hasta que esté comiendo normalmente sin vomitar el alimento y sin evacuarlo con diarrea).

Considero muy afortunado el hecho de haber sido respaldado en todo lo que tiene que ver con enfermedades propias de animales domésticos por el que posiblemente sea uno de los mejores médicos veterinarios de México, el Doctor Gregorio Ruiz Hernández, el cual imparte cátedras en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y el cual logró la proeza de llevar a cabo una operación dificilísima en una perrita de raza Pomerania (es de las razas más pequeñas que hay) cortando una sección de su intestino interno que se había enredado y reconectando los extremos del intestino (algo tan difícil como tratar de unir bien los dos extremos de un cabello). Esa operación fue efectuada hace 4 años y la perrita Pomerania llamada Nena todavía alegra la casa con sus ladridos y gruñidos. Esto me ha enseñado que, cuando hay voluntad y hay fé, con la ayuda de los recursos con los que contamos en la actualidad aún en los casos más desesperantes puede haber esperanza.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Instalando Windows 98 sobre Windows XP



Hay muchas razones por las cuales algún usuario desea instalar el sistema operativo Windows 98 de Microsoft en una máquina que ya tenga instalado previamente el sistema operativo Windows XP de la misma empresa. Una de tales razones es que Windows 98 era un sistema operativo bastante robusto y estable. Otra razón es que hay muchos programas que se ejecutaban muy bien desde Windows 98 (como los simuladores de vuelo) que ya no corren bien en los nuevos sistemas operativos de Microsoft como Vista y Windows 7. En principio, cada sistema operativo nuevo de Microsoft está diseñado para ser compatible con los sistemas operativos precedentes, en el sentido de que debe ser posible abrir los mismos archivos (documentos de texto, archivos gráficos, hojas de trabajo, etc.) con los que se estaba trabajando en el sistema operativo anterior, suponiéndose también que esta compatibilidad hacia abajo se aplicaba a programas ejecutables. Esto es cierto, siempre y cuando los fabricantes de programas que dependen de la plataforma de Microsoft para poder ejecutarse estuvieran actualizando los drivers de sus programas. Desafortunadamente, muchos no lo hacen, sobre todo las empresas que han ido cerrando sus puertas. Otras empresas en lugar de actualizar los drivers para sus programas simplemente publican una versión más reciente de sus programas con la promesa de que serán compatibles únicamente para los sistemas operativos de Microsoft igualmente recientes (esta es una estrategia de mercadotecnia para obligar a los consumidores a estar comprando las versiones más recientes que van saliendo de los programas). Programas exelentes como Microcap II para el diseño de circuitos electrónicos que se ejecutaban muy bien en plataformas de los sistemas operativos DOS incluso en monitores monocromáticos dejaron de ejecutarse, dejando a los usuarios colgados de la brocha con la inversión en dólares que hicieron con dichos programas. Del mismo modo, muchos programas para la composición de música poniendo las notas sobre un pentagrama que trabajaban muy bien bajo Windows 95 y Windows 98 como MusicWrite fueron obsoleteados por la misma empresa que los creó, y las composiciones originales escritas en formato PBL ni siquiera podían ser leídas por las nuevas versiones de Music Write que ya no trabajan bajo Windows 95 o Windows 98. Desafortunadamente también, Windows 98 no podía manejar discos duros grandes (por ejemplo, un disco duro de 160 Gb como los que se empezaron a fabricar desde el 2006), lo cual era aparente en cualquier intento de desfragmentación de dichos discos duros desde Windows 98; lo más que se podía manejar eran discos duros de hasta 13 Gb, y a veces ni eso (dependiendo del BIOS instalado en la tarjeta madre de la computadora).

Hay pues, muchas razones para querer instalar en una máquina que ya tiene Windows XP el sistema operativo previo Windows 98, y tener ambos sistemas operativos accesibles en la misma máquina. ¿Pero es esto posible? Si consultamos el sitio de soporte técnico de Microsoft, podemos terminar con la impresión de que tal cosa no se puede hacer, ya que para tener una máquina con dos sistemas operativos como Windows XP y Windows 98, conocida como máquina de boot dual, Microsoft instruye en su famoso documento técnico 306559 que primero se tiene que instalar a Windows 98 y después a Windows XP, siguiendo ese orden estricto. De este modo, si le hacemos caso a Microsoft, tendríamos que desinstalar a Windows XP del disco duro primero para volver a reinstalarlo después de que se haya instalado Windows 98, lo cual puede ser algo extremadamente latoso consumiendo grandes cantidades de tiempo.

Sin embargo, es posible instalar a Windows 98 en una máquina con Windows XP, si se lleva a cabo el procedimiento que será dado a continuación. El procedimiento que será dado aquí es igualmente válido para el sistema operativo Windows Millenium (Windows Me) que fue el sucesor de Windows 98. Sin embargo, este fue un sistema operativo tan deficiente cargado con tantos problemas, que pasó a la historia como uno de los peores sistemas operativos producidos por Microsoft. Por esto último, es preferible instalar Windows 98 en lugar de Windows Millenium en una computadora que ya tenga instalado Windows XP.

Para que funcione el procedimiento, además de que la máquina debe contar con un drive capaz de leer diskettes de 3.5", es indispensable que el usuario tenga a la mano:

1) El disco CD original de instalación del sistema operativo Windows XP que vino junto con la máquina.

2) El diskette de 3.5" de instalación de Windows 98 para poder arrancar la máquina desde la bahía de drives floppy (a veces conocido como el diskette de emergencia).

3) El disco CD de instalación completa del sistema operativo Windows 98, de preferencia el Windows 98 Segunda Edición.

Además de lo anterior, es necesario también que:

a) Windows XP esté instalado en el “drive” de disco duro identificado y simbolizado como C: (estamos hablando de una máquina en la que puede haber uno o dos discos duros) y no en alguna otra partición primaria o disco duro identificada y simbolizada con cualquier otra letra.

b) El “drive” C: debe estar formateado bajo el sistema de archivaje Microsoft conocido como FAT32, ya que aunque Windows XP puede estar hospedado ya sea bajo el sistema de archivaje NTFS o el sistema de archivaje FAT32 (esto usualmente se decide a la hora de instalar Windows XP en la máquina, y aunque es posible hacer la conversión del sistema de archivaje FAT32 al sistema de archivaje NTFS, el procedimiento inverso es bastante problemático a menos de que se utilice algún programa especializado como Partition Commander), la rutina de instalación de Windows 98 no puede escribir nada hacia cualquier partición del disco duro que esté formateada bajo NTFS.

c) Aunque ello sea posible, por razones que serán discutidas en mayor detalle más abajo no se recomienda llevar a cabo la instalación de Windows 98 hacia la misma partición primaria en la cual se encuentra instalado el sistema operativo Windows XP. Se supondrá que, mediante algún programa como FDISK de Microsoft (algo riesgoso si no se sabe bien lo que está haciendo o si no se está acostumbrado a trabajar bajo la típica línea de comandos DOS) o como Partition Commander, el disco duro ha sido particionado en dos particiones primarias de tamaños adecuados, una en la cual ya está hospedado Windows XP y otra en la cual será hospedado Windows 98, con ambar particiones formateadas a FAT32.

En el caso del diskette de arranque “Startup disk” para Windows 98 (se puede utilizar también un diskette de arranque para Windows Millenium), si no se tiene a la mano se puede descargar gratuitamente de la Web de varios lugares.

Teniendo lo anterior a la mano y listo, el procedimiento de instalación es el siguiente:

1) Usamos el diskette de arranque Windows 98 para echar a andar la máquina desde la bahía para diskettes de 3.5". Es posible que sea necesario cambiar el orden de arranque desde el programa BIOS que está instalado permanentemente en la electrónica de la computadora para que en caso de que la búsqueda sucesiva de opciones de arranque sea una como:

 C (el disco duro), CD-ROM, A (bahía de diskettes floppy)

el orden de la búsqueda de opciones de arranque sea:

A (bahía de diskettes floppy), CD-ROM, C (el disco duro)

con lo cual lo primero que será leído para arrancar la máquina será el diskette que está puesto en la bahía para diskettes A, y si no hay nada ahí se buscará lo que haya en el CD-ROM para arrancar la máquina, y si no hay nada ahí se irá al disco duro para arrancar la máquina en cuyo caso se echaría a andar el sistema operativo Windows XP. (El programa BIOS de la computadora se puede accesar oprimiendo repetidamente alguna tecla como la tecla de borrado DEL en cuanto aparezca algo en la pantalla al encenderse la máquina, generalmente habrá alguna línea de texto indicando la tecla o combinación de teclas que se deben de oprimir para poder entrar al programa BIOS de la computadora.)

2) Colocamos el disco CD de instalación completa del sistema operativo Windows 98 en el lector de discos CDs de la computadora.

3) En la línea de comandos DOS que se nos presenta en la pantalla gracias a haber arrancado la máquina con el diskette de arranque Windows 98 puesto en la bahía para diskettes de 3.5", en el prompt A: escribimos X:\Win98\Setup.exe en donde X: es el símbolo con el que se identifica al drive lector de los CD-ROMs (el cual puede ser D: o E: o F:, lo cual se puede confirmar con el comando de cambio de directorio cd d: o el comando de cambio de directorio cd e: desde la línea de comandos DOS; hay que tomar en cuenta que si el disco duro ya está particionado, la segunda partición podría recibir como símbolo identificador a d: siendo la primera partición en donde ya está hospedado Windows 98 c: desde luego).

4) Procedemos adelante con la instalación del sistema operativo Windows 98 siguiendo las instrucciones que nos irá dando el procedimiento de instalación. En cuanto se nos pregunte por el lugar en donde queremos instalar a Windows 98, veremos como opción de default C:\Windows.000. Es aquí en donde debemos especificar la partición primaria del disco duro en donde queremos tener instalado a Windows 98, y es aquí en donde debemos especificar algo como D:\Windows. De este modo, en vez de ser instalado Windows 98 en la partición primaria c: en donde está instalado Windows XP, Windows 98 será instalado en la partición primaria d:, y la rutina de instalación se encargará de crear en dicha partición la carpeta Windows.

5) Esperamos a que el copiado de los archivos del CD de instalación de Windows 98 hacia el disco duro se lleve a cabo. Eventualmente, el programa de instalación pedirá el reinicio de la máquina para continuar adelante con la instalación desempacando los archivos que fueron transferidos hacia el disco duro, y eventualmente pedirá el número de registro para continuar adelante. Una vez dado el número de registro, la instalación continuará.

6) Apagamos y encendemos la máquina. En esta ocasión, el arranque no se llevará a cabo con Windows XP sino con Windows 98, como si Windows XP hubiese sido borrado del disco duro. Naturalmente, Windows XP no ha sido borrado del disco duro, puesto que la instalación se llevó a cabo hacia otra partición primaria diferente de aquella partición en la cual está metido todo lo que tiene que ver con Windows XP. Sin embargo, la identificación de arranque para Windows XP que estaba puesta en el sector 0 del disco duro (la cual tiene una extensión fija de 512 bytes para todos los sistemas operativos incluídos aquellos que no son de Microsoft tales como Linux) fue destruída para poner en su lugar la identificación de arranque para Windows 98, que es con lo que estamos empezando. Esta identificación de arranque la guardaremos de la siguiente manera:

I) Entramos directamente en el sistema operativo Windows 98 (a estas alturas, ya no podemos entrar al sistema operativo Windows XP, el cual aparentemente está inaccesible).

II) Abrimos el Bloc de Notas (Notepad) del Windows 98 que está puesto en:

Start (Inicio) → Programs → Accesories → Notepad

y escribimos dentro del mismo lo siguiente tal y como está dado sin meter líneas adicionales de texto ni espacios en blanco adicionales ni caracteres especiales algunos de ningún tipo:

L 100 2 0 1
N C:\BOOTSECT.DOS
R BX
0
R CX
200
W
Q

III) Guardamos este archivo de texto en el diskette de arranque para Windows 98 con el nombre READ.SCR (este archivo de texto debe tener un tamaño de 56 bytes). Es importante que el diskette de arranque contenga el archivo ejecutable debug.exe.

IV) Salimos de Windows 98 apagando la máquina mediante el procedimiento usual de apagado de Windows (el cual es parecido en todos los sistemas operativos Windows de Microsoft), y la encendemos nuevamente con el diskette de arranque para Windows 98 puesto en la bahía para diskettes floppy, y una vez que aparezca la línea de comandos DOS con el prompt A:\> escribimos:

A:\> debug < read.scr

(Si se intenta llevar a cabo este procedimiento en alguna máquina que tenga instalado un sistema operativo reciente como Windows 7, no funcionará porque la utilería DOS debug fue eliminada del mismo y ya no está disponible.)

Los cuatro pasos anteriores (I-IV) son precisamente los que crearán el archivo bootsect.dos que será indispensable posteriormente para poder arrancar Windows 98 pero esta vez bajo el control de Windows XP. El archivo bootsect.dos es el sector de arranque boot que tiene que ser recogido por una pieza de arranque de Windows XP, el programa ntldr, para poder cargar a su vez todo lo que tenga que ver con un sistema operativo diseñado con tecnología informática DOS (en este caso, Windows 98). En una máquina de boot dual que tenga un Windows XP con un Windows 98 instalado a su lado, el sector de boot para el sistema operativo Windows 98 siempre deberá estar guardado bajo el nombre de archivo bootsect.dos en la ruta C:\bootsect.dos, mientras que el sector de inicialización boot para Windows XP también conocido como el MBR (Master Boot Record) permanecerá ubicado en todo momento al principio de la partición primaria del sistema en el sector 0 del disco duro. Una cosa relevante del MBR es que el MBR no está instalado en el sector 0 del disco duro bajo ningún nombre de archivo. Simplemente se trata de un bloque contiguo de 512 bytes de información el cual carece de nombre. Sin embargo, sin esto, y si hubiera una secuencia de ceros binarios puesta en el sector 0 del disco duro por algún virus informático o por algún error del usuario al manejar programas de acceso directo al disco duro como HDHacker, la máquina puede quedar inútil, inoperante, incapaz de poder arrancar. Es por esto que resulta una muy buena idea recoger la información que hay en los 512 bytes del sector 0 del disco duro con alguna utilería guardándola bajo algún nombre de archivo como WINXP.MBR (aquí la extensión MBR es arbitraria y de hecho no es reconocida ni requerida por sistema operativo alguno, es simplemente una forma de poder reconocer lo que guarda el archivo). Desafortunadamente, la utilería HDHacker no puede ser utilizada para este propósito si el sistema operativo con el que está funcionando la máquina es Windows 98, ya que HDHacker trabaja bajo Windows XP (sin embargo, HDHacker se puede utilizar para guardar el MBR del Windows XP), en cuyo caso se puede recurrir al procedimiento dado aquí para copiar los 512 bytes del sector 0 del disco duro a un archivo que seguramente tendrá como nombre bootsec.dos o algún otro nombre temporal que le queramos dar como WIN98.MBR. Cuando Windows XP es seleccionado del menú de opciones de cargador de boot (esto es, del menú de opción de arranque presentado al usuario por Windows XP, el Boot Loader Menu), el sector de inicialización boot de Windows XP es utilizado de la manera normal recurriendo al programa ntldr. Sin embargo, y sólo cuando Windows 98 es seleccionado de entre el menú de dos opciones, la información del sector de boot pertinente a Windows 98 y que está resguardada dentro del archivo bootsect.dos es utilizada (en lugar del sector de inicialización boot de Windows XP/2000/NT), invocándose el archivo DOS IO.SYS de Windows 98. Esta regla es general. Si en el menú de opciones de inicio de Windows XP se selecciona un sistema operativo que no trabaje con tecnología Windows NT, el programa ntldr carga de inmediatamento a bootsect.dos transfiriéndole el control del proceso de arranque de la computadora. bootsect.dos lo que le permite al sistema localizar, cargar y echar andar al otro sistema operativo.

V) Finalmente, con el comando DOS copy, se copia el archivo bootsect.dos del diskette puesto en la bahía A: para los diskettes floppy al directorio raíz del disco duro, esto es, a C:, de la manera siguiente:

 A:\> copy a:\bootsect.dos c:\bootsect.dos

Es posible que, en caso de que ya exista un archivo bootsect.dos en el directorio raíz C: del disco duro, se le tenga que remover dicho archivo después de haber hecho un respaldo del mismo para poder meter el que hemos creado arriba, haciendo el cambio de directorio de A: a C: con el comando DOS cd C:, y ya estando en el directorio raíz del disco duro se lleve a cabo la modificación de los atributos del archivo bootsect.dos desde la línea de comandos DOS bajo el prompt C:\>: usando el comando DOS attrib con los modificadores -s, -h  y -r de la siguiente manera:

C:\> attrib c:\bootsect.dos -s -h -r

en caso de que el archivo bootsect.dos ya exista en el directorio raíz del disco duro y se obtenga un mensaje de error al intentar copiar al directorio raíz del disco duro el archivo bootsect.dos que hemos creado con debug en el diskette.

El nombre del comando DOS debug usado arriba puede resultar algo engañoso ocultando su enorme potencia, ya que el archivo ejecutable debug.exe puede actuar como un ensamblador (término usado por los expertos en informática para identificar a un programa que puede tomar un programa informático escrito en un lenguaje de texto entendible para los humanos, convirti éndolo en un programa ejecutable producido en el lenguaje de máquina binario con unos y ceros que el CPU de la computadora puede entender y ejecutar), puede actuar como desensamblador (el procedimiento inverso) así como realizar otras funciones de ayuda importantes. En la forma en la que se especifica arriba:

A:\> debug < read.scr

el comando debug tomará el archivo READ.SCR y acatando las instrucciones contenidas dentro del archivo almacenará (en el diskette magnético puesto en el drive A:) el código binario de boot MBR con un tamaño de 512 bytes dándole al archivo de texto el nombre bootsect.dos de acuerdo a lo que se ha especificado dentro del archivo READ.SCR. Esto ocurrirá de modo automático y ya está programado dentro de las capacidades de debug.

Conviene tener una explicación en mayor detalle del significado de cada línea en el programita:

L 100 2 0 1
N C:\BOOTSECT.DOS
R BX
0
R CX
200
W
Q

Empezaremos por aclarar que lo anterior está escrito en lenguaje ensamblador, y lo que hace debug es actuar como un ensamblador convirtiendo lo que está puesto en lenguaje assembler (legible para los humanos) en lenguaje de máquina (legible para la máquina, pero ilegible para los humanos). Algo relevante aquí es que usualmente utilizamos un ensamblador para tomar un conjunto de instrucciones puestas en lenguaje de máquina para convertirlas en un programa ejecutable. Sin embargo aquí no se está produciendo un programa ejecutable, se está construyendo un segmento MBR como el que debe estar ubicado en el sector 0 del disco duro de cualquier máquina. De cualquier modo, y esto es importante, en la primera línea del código que tenemos arriba, si la expresamos en su forma más general:

L 100 n 0 1

el número que ocupa la posición n debe corresponder al número (en sistema de numeración hexadecimal) de la partición primaria en la cual se debe encontrar el archivo bootsect.dos; si es la partición C: usamos el número 2, si es la partición D: usamos el número 3, y así sucesivamente. Por regla general, el número siempre será 2, correspondiendo a la partición primaria C:.

La letra solitaria en la última línea del programita (Q, destacada en color azul) es la que dá la orden de Quit, o sea salir de debug y regresar a la línea de comandos del sistema operativo MS-DOS, en tanto que la letra con la que comienza la primera línea (L, destacada en color azul) es el comando de carga (Load), usada para copiar hacia los registros de memoria del procesador CPU los sectores absolutos ya sea del diskette magnético de 3.5" puesto en la bahía que corresponde al lector de diskettes (A:) o del disco duro (el conteo sectorial comienza con el primer sector de la primera pista circular del disco duro conocida como la pista 0, continuando hasta el final de la pista), y para poder ser utilizado el comando de carga L es necesario especificarle el domicilio de inicio, el drive (0=A, 1=B, etc.), el sector de inicio y el número de sectores para copiar a la memoria. De este modo, la línea:

L 100 0 10 20

instruye a debug que se inicie el copiado hacia los registros de memoria del CPU, empezando en la ubicación DS:0100 (100 no es un número decimal ni binario, es un número hexadecimal, véase la obra de este mismo autor titulada “Fundamentos de Lógica Digital” disponible en Internet) del diskette magnético de 3.5" que está puesto en la bahía que corresponde al lector de diskettes (A: simbolizado numéricamente como 0), copiando la información que corresponde a 20 sectores. Por su parte, el comando de Nombre (N, destacado en color azul) con el que empieza la segunda línea es el que especifica el nombre del archivo al que debug va a escribir o del cual va a leer, y si va a escribir un archivo que aún no existe entonces se crea un archivo con el nombre proporcionado creándolo en el directorio especificado. Y en lo que respecta a la letra R (destacada en color azul), esta especifica una operación llevada a cabo en uno de los varios Registros del CPU (los cuales son AX, BX, CX), mientras que la letra solitaria en la penúltima línea del código (W, destacada en color azul) corresponde a la instrucción Write, la cual se encarga de escribir la información tomada previamente (en nuestro caso, del sector 0 del disco duro) al archivo creado por debug (bootsect.dos). Por último, la tercera línea y la cuarta línea en realidad forman una sola línea:

R BX 0

mientras que la quinta línea y la sexta línea también forman una sola línea:

R CX 200

El nombre dado arriba al archivo intermedio READ.SCR en el que se guardó el programita escrito en lenguaje ensamblador para debug es completamente arbitrario, y la extensión de tres caracteres SCR típicamente usada para identificar archivos de pantalla de imagen para ahorrado de energía (screen saver) es también arbitraria ya que este archivo no se usará como archivo de pantalla de imagenpara ahorrado de energía. Igualmente se le pudo haber dado otro nombre con cualquier otra extensión, como bootblock.txt (el nombre no puede constar de más de 8 caracteres, y la extensión del archivo no puede constar de más de tres caracteres, de acuerdo con las convenciones de MS-DOS), en cuyo caso se tendría que utilizar la siguiente orden:

debug < bootblock.txt

Esto creará nuevamente un archivo bootsect.dos con los 512 bytes que obran en el sector 0 del disco duro y los cuales son el MBR del sistema operativo Windows 98.

Hasta este punto, en el procedimiento que se está dando, tenemos a Windows 98 instalado en la máquina, y cuando la máquina sea encendida deberá arrancar en el sistema operativo Windows 98 en la partición primaria en la que haya sido puesto. Ahora es necesario reinstalar el arranque normal de Windows XP con la ayuda de la Consola de Recuperación de Windows XP, permitiéndole al sistema operativo incorporar con la ayuda del archivo bootsect.dos la información necesaria para que desde Windows XP se pueda arrancar a Windows 98 a partir del menú de opciones. Para ello, los pasos a seguir son los siguientes:

1) Configúrese la máquina, desde el programa BIOS, para que al ser encendida el orden de búsqueda para el arranque del sistema no sea el disco duro sino el lector de CD-ROMs, en un orden como el siguiente:

CD-ROM, C (el disco duro),  A (bahía de diskettes floppy)

2) Introdúzcase el disco CD original de instalación del sistema operativo Windows XP que vino junto con la máquina.

3) Se empezarán a copiar algunos archivos, y al ser presentada la lista de opciones disponibles, se tendrán las opciones de instalar el sistema operativo o de reparar una instalación ya existente. Puesto que el sistema operativo Windows XP ya existe en el disco duro, sin haber sido borrado del mismo, selecciónese la opción de Reparar, con la cual se invoca la Consola de Recuperación de Windows XP.

4) Se preguntará la opción de Windows XP en la cual se quiere entrar (login). Introdúzcase el número 1 (generalmente sólo hay una instalación).

5) La Consola de Recuperación pedirá la clave de acceso (password) del Administrador. Para Windows XP Home Edition, la clave de acceso de default queda en blanco, simplemente se oprime la tecla de entrada Enter. Para Windows XP Profesional, se debe proporcionar la misma clave de acceso que se escogió durante el proceso de instalación por vez primera de ese sistema operativo.

6) En el prompt C:\Window, escríbase:

fixboot

tras lo cual se pedirá una confirmación. Acéptese para continuar. Este paso se encargará de reinstalar en el sector 0 del disco duro el Master Boot Record de Windows XP (removiendo el MBR de Windows XP) lo cual a su vez permitirá que cuando la máquina se apague y se encienda de nuevo pueda volver a arrancar nuevamente desde Windows XP.

7) Cuando el proceso de reparación fixboot haya concluído, se remueve el  disco CD original de instalación del sistema operativo Windows XP que vino junto con la máquina, se escribe el comando exit en la consola de comandos, y se permite que la máquina se reinicialice. Reconfigúrese el orden de boot de la máquina desde el programa BIOS (en caso de ser necesario) para que el arranque de boot se puede llevar a cabo desde el disco duro, especificando en el programa BIOS un orden de búsqueda como el siguiente:

C (el disco duro), CD-ROMA (bahía de diskettes floppy)

8) Al encenderse la máquina, el usuario descubrirá una grata sorpresa. No sólo encontrará que Windows XP nuevamente arranca de la manera usual en que lo hacía antes de que se instalara Windows 98 en la máquina, sino que en el proceso de arranque dará dos opciones de inicio cuando antes solo había una: la opción de empezar con Windows XP, y la opción de empezar con Windows 98. De este modo, el procedimiento fixboot no sólo reestableció el MBR original de Windows XP en el sector 0 del disco duro, sino que antes de borrar el MBR de Windows 98 reconfiguró su procedimiento de arranque para recurrir al archivo bootsect.dos dando una segunda opción de arranque.

ES IMPORTANTE TENER PRESENTE QUE SIEMPRE HAY QUE HACER UN RESPALDO DEL ARCHIVO bootsect.dos Y CONSERVARLO EN ALGUN LUGAR SEGURO, PORQUE NI EL COMANDO fixboot NI EL COMANDO fixmbr EJECUTADOS DESDE LA CONSOLA DE RECUPERACION DE WINDOWS XP PUEDEN RECREAR ESTE ARCHIVO SI ES BORRADO ACCIDENTALMENTE DEL DIRECTORIO RAIZ DEL DISCO DURO, Y MENOS TRATANDOSE DE UN DISCO DURO QUE HA SIDO PARTICIONADO EN VARIAS PARTICIONES PRIMARIAS. La Tabla de Particiones del disco duro está contenida precisamente en el MBR. No es posible simplemente tratar de copiar el archivo bootsect.dos de alguna otra instalación (otra máquina ubicada en algún lugar diferente), porque el sector MBR de boot contiene la tabla interna que describe las características físicas del disco duro de la máquina (número de cabezales del disco duro, cantidad de sectores por pista, etc.) así como la manera en la que fue particionado el disco duro, y se trata de información que sólo será igual tratándose de máquinas idénticas con discos duros particionados exactamente de la misma manera, lo cual es casi imposible que ocurra.

Cabe hacer la observación de que en una máquina nueva cuando se vendía (en aquellos tiempos) con Windows 98 instalado en ella como su único sistema operativo, no había ningún archivo bootsect.dos en el directorio raíz del disco duro de la máquina, simple y sencillamente no lo necesitaba puesto que el MBR requerido para echar a andar a Windows 98 estaba ya instalado en el sector 0 del disco duro. Era únicamente cuando se llevaba a cabo la actualización de la máquina de Windows 98 a Windows XP cuando el procedimiento de instalación de Windows XP se encargaba de tomar el MBR que había en el sector 0 del disco duro, creando el archivo bootsect.dos y guardando los 512 bytes del MBR en dicho archivo, para proceder a escribir después en el sector 0 del disco duro el MBR propio de Windows XP, preguntándole posteriormente al usuario si deseaba conservar al sistema operativo Windows 98 en la máquina junto con el sistema operativo Windows XP, en cuyo caso se procedía a crear una máquina de boot dual con la ayuda de otro comando interno a Windows XP, bootcfg, proporcionándole al archivo boot.ini de Windows XP la información necesaria para poder configurar a la máquina como una máquina de arranque dual.

Ahora que sabemos mejor cómo funciona el procedimiento de arranque de una máquina que tenga dos sistemas operativos instalados en ella con el procedimiento inicial de arranque bajo control de Windows XP, podemos entender mejor explicado en una forma más detallada el procedimiento de arranque de una máquina que tenga instalado únicamente Windows XP, el cual se lleva a cabo mediante la siguiente secuencia de pasos:

a) El primer paso al encender la máquina es que la electrónica de la máquina lleve a cabo sus programas de autodiagnóstico checando los componentes del hardware instalados en la tarjeta madre, un procedimiento conocido como POST (Power On Self Test). Todo esto se lleva a cabo bajo el control del programa BIOS integrado a la electrónica de la máquina.

b) Una vez que la rutina de inicialización de la máquina ha terminado, la computadora buscará (aún bajo el control del BIOS) el dispositivo del cual se cargará el sistema operativo, que puede ser el disco duro, el lector de CD-ROMs, la bahía para diskettes de 3.5" (y, más recientemente, de los puertos USB). Identificado el dispositivo, el BIOS cargará el código MBR en la memoria RAM de la computadora.

c) Aún bajo el control del BIOS, el BIOS buscará dentro del MBR una pequeña sección de código ejecutable. A partir de este punto, el BIOS transfiere el control del programa al MBR del sistema operativo. A partir de este punto, el BIOS sale fuera del panorama y el sistema operativo Windows XP toma el control de la máquina. El código ejecutable invocado desde dentro del MBR del sistema operativo invoca a su vez al programa ntldr.

d) ntldr activa otro archivo, el archivo ejecutable ntdetect.com, el cual lee los contenidos del archivo boot.ini que contienen la información acerca del sistema operativo que se quiere echar a andar.

e) A partir de este punto, siendo Windows XP el único sistema operativo instalado en la máquina, Windows XP queda firmemente con el control de la máquina, y la única manera en la cual se le puede quitar el control de la misma es apagándola.

d) El siguiente archivo de Windows XP en ser cargado a la memoria RAM es HAL.DLL, el cual transfiere el control al kernel de Windows XP echando a andar el archivo ejecutabl NTOSKRNL.EXE.

f) NTOSKRNL.EXE es responsable por identificar y activar todos los drivers de los dispositivos instalados en la computadora. Todos los drivers de los dispositivos y los servicios de Windows estarán disponibles a partir de aquí.

g) NTOSKRNL.EXE activa WINLOGON.EXE, el cual se encarga de echar a andar LSASS.EXE. Es en este punto cuando puede aparecer en la pantalla la petición al usuario de que introduzca su nombre y su contraseña para poder continuar adelante con el cargado del resto del sistema operativo Windows XP en la memoria RAM de la máquina.

En el caso de una máquina de boot dual que tenga instalados a Windows XP y a Windows 98, se puede desde el menú inicial de opciones de Windows XP escoger entrar a Windows 98 en vez de entrar a Windows XP. En tal caso, no se recurrirá al MBR que está en el sector 0 del disco duro y que es el MBR propio de Windows XP. Se recurrirá al archivo bootsect.dos que está puesto en el directorio raíz de la partición primaria del disco duro en la que están ubicados los archivos de Windows XP. Sin embargo, no hay que perder de vista el hecho de que bootsect.dos ES un MBR. Para confirmarlo, basta con ver las propiedades del archivo bootsect.dos, y se encontrará que el archivo tiene un tamaño de 512 bytes, justo el tamaño de un segmento de boot MBR. Pero en virtud de que en el sector 0 del disco duro solo puede haber un MBR que corresponda a un sistema operativo, el MBR de Windows 98 tiene que ser puesto en algún otro lado, y por convención de Microsoft estará puesto siempre bajo el archivo bootsect.dos.

En muchas instalaciones de Windows XP, después de activar la opción para poder ver los archivos ocultos en la partición primaria C: del disco duro y desactivar la opción para ocultar los archivos del sistema, el usuario podrá darse cuenta de que el archivo bootsect.dos posiblemente no existe en el directorio raíz del disco duro. Tal archivo realmente no es necesario en máquinas en las cuales se trabajará exclusivamente con Windows XP, e inclusive si se elimina el archivo bootsect.dos (en caso de que lo haya) la máquina podrá seguir trabajando sin problema alguno con Windows XP. Pero en máquinas en las cuales también se tendrá un segundo sistema operativo con tecnología informática DOS como Windows 98, tal archivo tiene que existir en el directorio raíz de la partición primaria C: del disco duro para que al arrancar la máquina se pueda tener la opción de arranque en cualquiera de los dos sistemas operativos.

Con el procedimiento de instalación que se ha dado aquí, pudiera creerse, erróneamente, que debería ser posible instalar en una misma máquina dos sistemas operativos de Microsoft tales como Windows 95 y Windows 98, o bien dos sistemas operativos tales como Windows NT 3.51 y Windows XP. Sin embargo, esto no es posible, porque para que pueda configurarse una máquina dual con dos sistemas operativos de Microsoft, solo es posible tomar un sistema operativo de la siguiente familia:

{MS-DOS, Windows 95, Windows 98, Windows Me}

junto con otro sistema operativo de la siguiente familia:

{Windows NT 3.51, Windows 2000, Windows XP}

Esto se debe a que los sistemas operativos de la primera familia comparten un procedimiento boot de inicialización y arranque de la máquina que es diferente del procedimiento boot de inicialización y arranque que comparten los sistemas operativos de la segunda familia. La primera familia de sistemas operativos utiliza en su inicialización la tecnología DOS que recurre primeramente al archivo IO.SYS, mientras que la segunda familia utiliza la tecnología NT que hace uso de los archivos boot.ini y ntldr. Y de hecho, es el archivo boot.ini que comparten los sistemas operativos de la segunda familia el que hace posible la selección del sistema operativo a utilizar mediante la presentación de un menú con las dos opciones. En otras palabras, es posible seleccionar desde la inicialización de Windows XP mediante el menú de opciones que presenta al usuario al empezar, el sistema operativo con el cual se desea trabajar, ya sea desde continuando con el mismo Windows XP en su inicialización, o haciéndolo desde Windows 98, pero no es posible hacerlo desde Windows 98 porque Windows 98 ni ofrecía tal menú de opciones al empezar, y de hecho la tecnología NT era tan nueva (y tan costosa) en aquél entonces que para la mayoría de los usuarios no cabía la posibilidad de imaginar una máquina con los dos sistemas operativos instalados. Windows 98 estaba diseñado para el consumo popular, mientras que Windows NT estaba diseñado para ser usado por las grandes empresas.

Podemos tomar cualquier sistema operativo de la primera familia, y hacer una combinación del mismo con cualquier sistema operativo de la segunda familia para construír una máquina de boot dual, porque al usar distintos tipos de archivos en la inicialización, la presencia en el disco duro de los archivos de un sistema operativo no intefiere con la presencia en el disco duro de los archivos del otro sistema operativo. En cambio, tanto Windows 95 como Windows 98 requieren del mismo archivo IO.SYS, y no es posible darle el mismo archivo a ambos, ya que los contenidos de dicho archivo son diferentes para ambos sistemas operativos. Más aún, si queremos instalar el sistema operativo Windows 98 en una máquina que ya contenga a Windows 95, lo primero que tendremos que enfrentar durante la instalación del Windows 98 es que los archivos de Windows 95 serán modificados o reemplazados por los archivos de Windows 98 al migrar de un sistema operativo a otro, tratándose de mantener la compatibilidad “hacia arriba” (upward compatibility). En la máquina ya no existirá Windows 95, sólo existirá Windows 98. Y si por alguna razón queremos ir “hacia abajo”, instalando Windows 95 en una máquina que ya tenía Windows 98 instalado, encontraremos que no es posible hacerlo en esta dirección, y el programa de instalación se rehusará a sacar fuera un sistema operativo más avanzado reemplazándolo por otro que considera más primitivo. De este modo, una máquina con un sistema operativo Windows 95 puede ser actualizada con Windows 98, pero no a la inversa; del mismo modo que una máquina con el sistema operativo Windows 98 puede ser actualizada con el sistema operativo Windows Millenium (Windows Me) pero no a la inversa. Y Windows XP puede ser instalado en una máquina que tenga a los Windows anteriores en virtud de que al usar una tecnología diferente los puede incorporar sin reemplazo alguno Esta es la razón del orden de instalación de sistemas operativos dado por Microsoft en su famoso documento.

Un hecho curioso es que, aunque Windows XP fue construído con la misma tecnología informática derivada de Windows NT, no era capaz de poder ofrecer al usuario una máquina de boot triple como se podía lograr cuando se instalaba en la máquina el sistema operativo Windows NT. Hay más detalles al respecto en el documento técnico de Microsoft que describe cómo era posible tener una máquina capaz de iniciar con cualquiera de los sistemas operativos MS-DOS, Windows 95/98 o Windows NT (inclusive era posible instalar sin problema alguno al sistema operativo MS-DOS 6.x en una máquina que ya tenía instalado a Windows NT, desobedeciendo el orden de instalación de sistemas operativos recomendado por Microsoft en el documento técnico citado arriba). De hecho, Microsoft pudo haber diseñado a Windows XP para poder manejar una cantidad indeterminada de sistemas operativos (por ejemplo, cuatro sistemas operativos diferentes) en una misma máquina, ya tenía el talento técnico para hacer tal cosa y no le hubiera costado problema alguno. Sin embargo, Microsoft se rehusó a hacer tal cosa, temerosa quizá de la aparición de otros sistemas operativos como Corel Linux, Red Hat Linux y Ubuntu Linux, que amenazaban con quitarle a Microsoft su predominio en el mercado por ser sistemas operativos gratuitos descargables sin costo alguno de la Web. Permitirle al usuario instalar varios sistemas operativos diferentes (ofertados por otras empresas) permitiéndole con esto comparar la eficiencia y la calidad de los competidores de Microsoft es una mala estrategia para mantener el predominio absoluto en el mercado de las tecnologías informáticas.

El lector debe tomar en cuenta que al instalar a Windows 98 en una máquina, aunque esta máquina ya tenga instalado Windows XP será necesario prescindir de algunas comodidades que ofrece Windows XP, y aquí nos estamos refiriendo a la instalación de los drivers necesarios para que el sistema operativo se pueda comunicar con los dispositivos conectados a la máquina, tales como el monitor de colores, la impresora, la tarjeta de sonido, el modem, etc. En el caso de Windows XP, basta con conectar el dispositivo a la computadora (ya sea por dentro o por fuera) y Windows XP muy posiblemente suministrará sus propios drivers para que se pueda establecer esta comunicación, y si no los encuentra dentro de su repertorio muy posiblemente los pueda buscar en Internet (siempre y cuando la máquina esté conectada a la Web). En cambio, con Windows 98, incluyendo a Windows 98 Segunda Edición, los drivers tienen que ser suministrados manualmente por el  usuario para cada dispositivo que se vaya conectando a la computadora, usando para ello el disco CD incluído por el fabricante del dispositivo, y ello suponiendo que el fabricante haya elaborado drivers que funcionen en combinación con el sistema operativo (esto último no está garantizado, y un ejemplo son los dispositivos de memoria USB más recientes, los cuales basta con conectarlos a los puertos USB de una computadora para que estos le transfieran en la primera conexión a la computadora la información necesaria para que Windows XP los reconozca, en cambio para la mayoría de los dispositivos de memoria USB más recientes tal reconocimiento no es automático bajo Windows 98 e inclusive no hay drivers para ellos compatibles con Windows 98 pese a que Windows 98 a diferencia de Windows 95 ya estaba plenamente habilitado para el manejo de puertos USB). Afortunadamente, si se necesitan drivers para algún dispositivo (por ejemplo, alguna tarjeta interna ISA de sonido Sound Blaster AWE 64 de la empresa Creative) aún se pueden bajar de la Web tales drivers de las bibliotecas de muchas empresas, los cuales se usan en la instalación manual del dispositivo.

En todo lo que se ha discutido anteriormente, se ha dado por hecho de que la computadora en la cual se va a instalar Windows 98 sobre Windows XP tiene disponible una bahía lectora de diskettes magnéticos de 3.5". Esto es cierto si se trata de una computadora con cierta antigüedad. Sin embargo, en las computadoras más recientes, principalmente las nuevas construídas y vendidas a partir de 2010, tal bahía lectora de diskettes ya no existe, y no es posible hacer una inicialización boot en ellas desde el drive A: que había antes. ¿Qué hacer en tales casos? Hay varias alternativas disponibles. Si bien dicha bahía ya no existe, el lector de discos CD-DVD sigue existiendo. Cambiando desde el BIOS (aún sigue habiendo un BIOS en las computadoras más nuevas, y esto no cambiará) el orden de búsqueda para el cargado de código para que antes de que se busque el código de boot en el disco duro se busque primero en el lector de CDs-DVDs, esto ofrece una salida, aunque desafortunadamente en un arranque de boot solo se puede leer información del lector de CDs-DVDs, no se puede escribir al mismo porque los programas especializados para grabar en un lector de discos CD-DVD (como Nero) requieren de un sistema operativo funcional completo para poder grabar en discos vírgenes. Por otro lado, el disco CD que se debe poner en el lector de CDs-DVDs para que se pueda llevar a cabo la operación de cargado del sistema operativo DOS en la memoria RAM de la máquina no es un disco CD cualquiera, debe ser un disco CD de inicialización automática conocido en la literatura técnica como disco CD bootable, con todos los archivos de boot del sistema operativo MS-DOS o los que corresponden al diskette de emergencia de boot para el sistema operativo Windows 98 (command.com, autoexec.bat, attrib.exe, debug.exe, etc.). Una buena alternativa para la creación de un disco CD bootable es el disco CD de boot Hiren BootCD. Y aunque en las tarjetas madre nuevas ya no existe un conector disponible para conectar a la tarjeta madre un drive lector de diskettes magnéticos de 3.5", hay en el mercado drives lectores de diskettes magnéticos que funcionan con la convención de conexión de dispositivos SATA, y todas las tarjetas madre recientes tienen provisiones para conectar varios dispositivos SATA a la tarjeta madre. Sin embargo, esto funcionará únicamente si el BIOS es capaz de reconocer durante la inicialización de la máquina un drive lector de diskettes magnéticos que esté conectado a la máquina mediante la convención de conexión de dispositivos SATA, presentándolo además como opción en el orden de boot para la inicialización de la máquina. Puesto que casi todos los discos duros que se fabrican en la actualidad se fabrican para ser conectados a la tarjeta madre con la convención SATA, existe una buena posibilidad de poder modificar la máquina agregándole una bahía lectora de diskettes magnéticos de 3.5" tipo SATA conectada a la tarjeta madre bajo dicha convención (lógicamente, debe de haber un espacio físico disponible en el gabinete de la computadora para poder montar este tipo de dispositivo, además de la tornillería que a veces no se incluye como parte del dispositivo). A continuación se muestra uno de tales drives, el drive modelo Dtech DT-1035 3.5"con 1394A ESATA USB SATA:


Otra alternativa posible es hacer el boot DOS desde un dispositivo de memoria USB, pero este asunto no es tan sencillo y se requiere de un ritual algo técnico. Considérese que para que un dispositivo de memoria USB pueda funcionar como dispositivo de boot del sistema operativo MS-DOS, además de tenerse que habilitar el reconocimiento de dispositivos USB desde el BIOS y además de que el BIOS incluya como opción de búsqueda a las bahías de puertos USB de la computadora en el orden disponible del BIOS de dispositivos para llevar a cabo la inicialización boot de la máquina (lo cual es algo reciente y que cada vez más fabricantes de tarjetas madre están incorporando dentro de las capacidades de sus BIOS, el poder reconocer a un dispositivo de memoria USB como un dispositivo del cual se pueda cargar algo como el MS-DOS), es necesario tener instalado algo que sea capaz de reconocer el dispositivo de memoria USB que se vaya a utilizar, y desafortunadamente los drivers para estos dispositivos no son universales ya que varían de un fabricante a otro e inclusive de un modelo a otro dentro de la misma compañía (esta es la razón por la cual cada vez que se conecta un dispositivo de memoria USB en una computadora con Windows XP en la que nunca antes se haya usado el dispositivo es necesario que Windows XP lleve a cabo la instalación de los drivers en su base interna de datos para poder reconocerlo como dispositivo de memoria USB). Para hacer un dispositivo de memoria USB que pueda servir para llevar a cabo una inicialización DOS de la máquina desde el mismo dispositivo de memoria USB, se requiere programar previamente el dispositivo de memoria USB con la ayuda de programas especiales que sean capaces de poder escribir un segmento de código de boot (conocido en algunos medios como Boot Block) al dispositivo de memoria USB. No debe causar asombro que el segmento de código de boot que se ponga en el dispositivo de memoria USB empiece con un MBR al igual que como ocurre con un disco duro, tras lo cual el dispositivo de memoria USB aparecerá como si fuese un disco duro (sin serlo). En este empeño, se puede recurrir a utilerías como el HP Disk Storage Format Tool y como MakeBootFat. La primera utilería, el USB Disk Storage Format Tool, contenida en el archivo SP27213.exe de la empresa Compaq/HP (este es un archivo ejecutable de 2 Mb), que aunque no está disponible directamente de la empresa se puede bajar de muchas otras partes localizables con Google, es la que ofrece la ruta más fácil y directa para convertir un dispositivo de memoria USB en un dispositivo de boot DOS. Se requiere complementar a SP27213.exe desde luego con los archivos DOS del diskette de emergencia de boot de Windows 98 o con los archivos de boot del sistema operativo MS-DOS, pero inclusive en esto es posible encontrar archivos comprimidos como USB_Boot.zip (este es un archivo de 3.1 Mb) que incluyen en un solo paquete tanto a SP27213.exe como a los archivos de DOS para la creación de un dispositivo de memoria USB que actúe como dispositivo de boot. Los rituales para el uso de estas utilerías se pueden encontrar discutidas en mayor detalle en artículos como el artículo publicado por Paul Driver en PCPerspective el 28 de mayo de 2006. Es importante señalar que para la conversión de un dispositivo de memoria USB a un dispositivo de boot de DOS el dispositivo de memoria USB será formateado desde el principio borrándose todos los archivos que haya en él, por lo cual es una buena idea hacer un respaldo de los documentos que contenga. Una vez que se ha construído un dispositivo de memoria USB para ser utilizado como dispositivo de inicialización de boot DOS (conectado a la máquina al momento de ser encendida), no es inusual que en algunos medios se le identifique como un disco de boot (como si fuese un diskette magnético de 3.5" colocado en la bahía lectora de diskettes, o como si fuese un disco duro Western Digital) aunque no lo sea, ya que, virtualmente, parecerá como si fuese un disco duro inicializando en DOS. Hay otras utilerías como DOS-on-USB (de 8.7 Mb) disponible (sin costo alguno) en CNET que también permiten convertir un dispositivo de memoria USB en un dispositivo de boot USB trabajando con un sistema operativo como MS-DOS 7.1, aunque en el caso de DOS-on-USB ésta no es de mucha utilidad en máquinas recientes formateadas bajo el sistema de archivaje NTFS y no bajo el sistema de archivaje FAT y que además trabajan con la convención de conexión de dispositivos SATA en lugar de la convención de dispositivos IDE. Para máquinas más modernas que cuentan ya con la convención de dispositivos SATA y que usan el sistema de archivaje NTFS, se puede recurrir a utilierías como UltraBootCD (de 45 Mb) también disponible (sin costo alguno) en CNET.

Al principio de este documento, se hizo hincapié en la necesidad de instalar a Windows 98 en una partición primaria del disco duro diferente de la partición primaria en la que se encuentra instalado Windows XP (por ejemplo, Windows XP en la partición primaria C:, y Windows 98 en la partición primaria D:, aclarándose que las letras identificadoras usualmente son asignadas por el sistema operativo que tiene el control de la máquina). Es hora de entrar en los detalles del por qué esto no solo es deseable, sino inclusive por qué es necesario.

Puesto que no hay conflicto alguno entre los procedimientos de arranque, debería ser posible meter a Windows 98 en la misma partición primaria en la que se encuentra Windows XP. Sin embargo, dependiendo de la antigüedad de la computadora, tal vez esto no sea posible. ¿Y por qué razón desearíamos tener a Windows XP y a Windows 98 en particiones diferentes? Para computadoras algo viejas cuyo BIOS es igualmente viejo, el BIOS posiblemente no sea capaz de poder “leer” discos duros mayores de 30 Gb, 80 Gb ó 130 Gb, e inclusive es posible que ni siquiera sea posible leer discos duros (o particiones primarias en el disco duro) mayores de 8.4 Gb. Existe una forma muy fácil de saberlo, y esta consiste en tratar de llevar a cabo la desfragmentación de la partición primaria en la que se encuentra instalado Windows 98 desde la misma utilería de Windows 98 Defragmenter que se encuentra en las “Herramientas del Sistema” bajo los Accesorios, accesible siguiendo la ruta:

Start (Inicio) → Programs → Accesories → System tools

o bien tratando de llevar a cabo un escaneo del disco duro (o de la partición primaria en la que se encuentra instalado Windows 98) con la utilería de Windows 98 Scandisk que también se encuentra en las “Herramientas del Sistema” bajo los Accesorios, accesible siguiendo la ruta:

Start (Inicio) → Programs → Accesories → System tools

 Si aparece un mensaje como “Your computer does not have enough free memory to defrag the drive” (Su computadora no tiene suficiente memoria libre para desfragmentar el disco duro), esto significa que se han excedido las capacidades naturales del sistema para que Windows 98 pueda llevar a cabo la desfragmentación (o el escaneo). Esto puede ocurrir, por ejemplo, en una máquina con 128 Mb de memoria RAM y con un disco duro de 17 Gb que reemplazó a un disco duro de 8 Gb que había estado trabajando perfectamente hasta que falló, pero inclusive si la memoria RAM es aumentada por el usuario a 196 Mb (agregando una tablilla de 64 Mb de RAM) seguirá apareciendo el mismo mensaje, lo cual dejará perplejo al usuario ya que supuestamente si el problema era la falta de memoria RAM el haber incrementado la RAM no habrá ayudado en nada. Esto se debe a que el críptico mensaje de Windows 98 en realidad esconde y disimula un conflicto interno de la máquina en la que, entre la interacción del BIOS en la tarjeta madre con el disco duro, no es posible accesar discos duros o particiones primarias mayores de 8 Gb. Y para resolver esto, Microsoft recomienda llevar a cabo la actualización de Windows 98 a Windows XP, lo cual en cierto modo es una burla porque la misma Microsoft ya descontinuó Windows XP y no lo vende a ningún precio, mientras que sus monstruosos (hablando en términos de sus requerimientos voluminosos de espacio en el disco duro) sistemas operativos recientes como Windows 8 devoran cantidades considerables de espacio, esto sin contar con el hecho de que los recursos adicionales requeridos como los programas antivirus para sistemas operativos como Vista y Windows 7 devoran también una buena parte del disco duro. En una situación así, se puede intentar llevar a cabo una reducción del tamaño de la partición primaria asignada a Windows 98, reduciéndola, digamos, de 80 Gb a 8 Gb, lo cual debe eliminar el mensaje de error haciendo posible llevar a cabo la desfragmentación (o el escaneo) desde Windows 98. En realidad, esta es la solución directa y rápida.

El problema anterior no es tan simple como resignarse a prescindir de las capacidades del sistema operativo para poder llevar a cabo la desfragmentación o el escaneo del disco duro, ya que si no se pueden hacer estas dos cosas es muy posible que durante el proceso de apagado de la máquina el sistema operativo Windows 98 no pueda llevar a cabo tampoco operaciones cruciales importantes como la actualización de los archivos de configuración, lo cual se sabrá cuando el usuario se de cuenta de que el mensaje final de Windows 98 de que la máquina puede ser apagada (el que usualmente viene después del mensaje de espera que dice “Windows is shutting down” o “Windows se está apagando”) no aparece y de hecho nunca aparecerá porque la máquina está trabada en operaciones que no puede concluír, forzando al usuario a llevar a cabo un apagado manual de la máquina. Pero al ser apagada manualmente la máquina sin haberse completado los procedimientos automáticos normales de actualización de archivos (procedimientos que, dicho sea de paso, son lo que impide que una máquina cualquiera trabajando con Windows pueda ser apagada de inmediato requiriéndose de un tiempo de espera que en ocasiones se antoja largo), las reconfiguraciones necesarias no terminan de llevarse a cabo y el sistema se irá deteriorando cada vez más y más con el transcurso del tiempo (independientemente de que cada vez que sea encendida la máquina de nuevo Windows 98 estará obligando al usuario a esperar una cantidad considerable de tiempo mientras que Windows 98 lleva a cabo una revisión exhaustiva del sistema por haber sido apagada manualmente la computadora sin esperar a que Windows 98 completara un procedimiento de apagado que de cualquier modo no se lleva a cabo cuando se tienen los conflictos mencionados arriba). Para tratar de resolver este tipo de problema, y siguiendo su añeja tradición, Microsoft elaboró un parche como el que se discute en el portal ehow.com, parche el cual por cierto ya no está disponible, aunque de cualquier modo no hay garantía de que esto funcione exceptuando la solución directa de reducir el tamaño de la partición primaria del disco duro en la que está alojado Windows 98.

De este modo, tenemos un sistema operativo excelente, Windows 98, que dependiendo de la máquina y la antigüedad de la misma tal vez no pueda funcionar correctamente dentro de un disco duro grande o dentro de una partición primaria grande dentro del disco duro.

Pero por el otro lado, tenemos un sistema operativo como Windows XP para el cual un disco duro pequeño (o bien, una partición primaria pequeña) resulta espacio insuficiente para poder contenerlo todo, prácticamente pide a gritos un disco duro de alta capacidad (aunque, relativamente hablando, en máquinas antigüas Windows XP Service Pack 1 tiene problemas para accesar discos duros mayores de 137 Gb y es necesario actualizarlo a Windows XP Service Pack 2 para poder vencer dicha barrera).

La solución ideal entonces, para poder tener un sistema de boot dual que funcione sin problemas, consiste en tener a ambos sistemas operativos Windows 98 y Windows XP en dos particiones primarias diferentes de diferentes tamaños, Windows 98 en una partición primaria pequeña (por ejemplo, 8 Gb, o más si el BIOS de la tarjeta madre lo permite) y Windows XP en una partición primaria grande (por ejemplo, 100 Gb).

Ahora que están haciendo su aparición discos duros de capacidades enormes, en el orden de los Terabytes en lugar de los Gigabytes, resulta apropiado formularnos una pregunta válida: si es posible tener una máquina con dos sistemas operativos distintos como Windows 98 y Windows XP instalados en ella, ¿será posible tener una máquina con tres o cuatro distintos sistemas operativos? Esto es importante porque si bien sistemas operativos como Windows XP son incapaces de tener acceso pleno a un disco duro con una capacidad mayor a los 2,047 Gigabytes (2 Terabytes), mientras la partición primaria del disco duro en la que sea instalado un sistema operativo no exceda el límite máximo del sistema operativo  entonces el sistema operativo podrá funcionar sin problema alguno. En pocas palabras, el tamaño de la partición primaria en la que está instalado el sistema operativo es lo que importa, no el tamaño del disco duro. De acuerdo a lo que hemos visto aquí, bajo Windows XP sólo es posible tener una convivencia con otro sistema operativo, y ello siempre y cuando el otro sistema operativo sea un MS-DOS, un Windows 95, un Windows 98 o un Windows Millenium. Obviamente, para poder construír una máquina que pueda trabajar con cuatro sistemas operativos, será necesario recurrir a algún programa especial que se encargue del arranque de la máquina, dando la opción en el inicio de poder escoger de entre un menú de opciones cuál es el sistema operativo con el que queramos arrancar. Este tipo de programas especiales son conocidos como programas multi-boot o también como administradores de boot o boot managers. Y para que la máquina arranque con un menú de opciones en vez de arrancar directamente desde algún sistema operativo, será necesario que el MBR en el sector 0 del disco duro sea el MBR de ese programa especial, no el MBR de ningún sistema operativo. Pero este ya es otro asunto diferente que por su extensión quedará pendiente de publicación dentro de estas mismas bitácoras para el 10 de agosto de 2012.