Cuando el 21 de Marzo de 2020 el vicepresidente de los EE.UU. Mike Pence ordenó el cierre parcial de los puentes y cruces internacionales entre México y su país, el pretexto que utilizó fue que dizque esa medida era necesaria para "salvar a las comunidades del lado norteamericano de la peligrosa pandemia del coronavirus y los contagios que nos están trayendo los mexicanos", aunque en realidad el objetivo no declarado era implementar una manera de terminar por completo con las prácticas de asilo político que miles de integrantes de caravanas de indocumentados (principalmente procedentes de Honduras y Guatemala) pedían después de su tránsito por México en las grandes caravanas migrantes de 2019.
¿Funcionó el cierre los puentes internacionales?
Definitivamente, no. Ya para el 24 de Octubre las estadísticas confirmaban que ese sábado se tenían acumulados 1,216 nuevos contagios, una cifra récord, de acuerdo a las autoridades de salud de EE.UU. (Frontera de El Paso y Ciudad Juárez es el epicentro de aumento de contagios de covid-19: Hospitales están a su máxima capacidad en ambos lados de la frontera, luego de semanas con cifras récord de contagios, DALLAS NEWS, 24 de Octubre 2020). La situación se volvió tan alarmante que autoridades de salud en el lado mexicano de la frontera, en México, pidieron al gobierno federal mexicano limitar el ingreso de estadounidenses a solo casos “esenciales” (lo cual hasta la fecha no ha ocurrido).
De hecho, es más lo que tienen que temer los mexicanos que los norteamericanos vecinos por el ingreso de extranjeros legales (documentados) hacia México por los puentes internacionales. Muchos están convencidos de que los viajes sin restricciones a Ciudad Juárez por parte de residentes de El Paso están agravando la propagación del virus, dejando a los hospitales saturados de pacientes, al borde del colapso, y aumentando el número de infecciones.
La región de El Paso es el nuevo epicentro de Covid-19 en Texas. Pero hay especialistas que sospechan que en el lado norteamericano el COVID-19 ya tuvo una importante mutación, tanto así que algunos médicos se refieren a la nueva cepa del virus como COVID-20, muchísimo más contagiosa y peligrosa que el COVID-19, lo cual explicaría el aumento explosivo de enfermos residentes en el lado norteamericano en la franja fronteriza.
Fue precisamente a partir del viernes, que el Gobernador del estado de Chihuahua Javier Corral, saltándose fuera de sus atribuciones legales y constitucionales, ordenó un nivel de alerta de “luz roja” para Juárez, esencialmente cerrando los negocios no esenciales por los próximos 15 días, aplicando una ley seca y aplicará multas a conductores con más de dos pasajeros en de sus vehículos y a cualquier persona que haga una fiesta en su casa.
El Paso tiene acumulada la tasa de infección más alta en Texas, con 26.2 casos por cada 1,000 residentes, de acuerdo con un reporte del Consorcio de Modelado de covid-19 de la Universidad de Texas en Austin, el cual determinó que la región de El Paso tiene “las proyecciones más amenazantes, con una probabilidad del 85% de que los casos de covid-19 rebasen la capacidad de los hospitales locales para el 8 de noviembre”. El siguiente índice más alto es Lubbock, con 17.4 casos. Dallas y San Antonio reportan 5.6 y 2.3 casos por cada 1,000 personas, respectivamente.
Funcionarios de salud del lado norteamericano, dirigidos por el Dr. Hector Ocaranza, la autoridad de salud de la ciudad y del condado de El Paso, describió la situación que se vive como “crítica” y “grave”. Dijo que esperaban un aumento de casos pero hasta finales de año. Pero debido al galopante avance de covid-19 en esta región, auguran ahora un súbito aumento de muertes en los próximos días que ya estamos viendo en los noticieros diarios. Muchos estadounidenses continúan haciendo compras del lado mexicano de la frontera, aunque los ciudadanos mexicanos tienen prohibido entrar a Estados Unidos. Tratar de evitar que los estadounidenses crucen la frontera es muy complicado. El Juez del Condado del Paso, Ricardo Samaniego, estima que al menos 100,000 ciudadanos estadounidenses viven en Ciudad Juárez. “¿Cómo le prohibimos a estos individuos que crucen?” pregunta el Juez Ricardo Samaniego.
Hay otra evidencia de que los norteamericanos de El Paso son portadores de la mutación conocida como el COVID-20. Una mujer residente en El Paso, Texas, de nombre Eva Rubio, confirmó que de acuerdo a los diagnósticos de laboratorio, ella volvió a contraer el coronavirus COVID por segunda ocasión. La primera vez que dio positivo por coronavirus, solo tuvo síntomas leves, como dolor de cabeza y dolores corporales. Pero en su segunda reinfección, afirmó que sus síntomas ahora incluyen dolor de garganta, tos, ojos llorosos y dolor en el pecho. O sea, la segunda vez es peor que la primera, lo cual repite la experiencia de otros casos de contagio posterior de lo mismo. Los estudios mundiales muestran que los pacientes pueden volver a contraer el virus, de tres a cuatro meses después de la primera infección, y esto confirma que los anticuerpos que haya generado el sistema inmunológico del enfermo no sirvieron para proteger al enfermo de un segundo y más peligroso y agresivo contagio. Si los anticuerpos creados por el sistema inmune no pudieron impedir un nuevo contagio de lo mismo, es muy factible que ello se deba a que estamos hablando ya de una mutación del COVID-19 lo suficientemente novedosa como para burlar los anticuerpos que tenga ya la persona de infecciones previas. O sea, estaríamos hablando ya de un COVID-20 muchísimo más contagioso y peligroso que su predecesor COVID-19 en contra del cual no sirven las medidas usuales (usar cubrebocas, mantener sana distancia, lavarse frecuentemente las manos, usar gel antibacterial en forma abundante, etc.) A la paseña Eva Rubio no le sirvió de nada el que el vicepresidente Mike Pence haya prohibido el ingreso a EE.UU. de los mexicanos legales, no se diga ya de los indocumentados.
Peor aún, la aparición de una nueva cepa, COVID-20, es una muy mala noticia para las vacunas que están siendo desarrolladas en estos momentos contra el coronavirus, porque una vacuna contra COVID-19 no servirá de nada para protegernos de un contagio de COVID-20. O sea que todo el esfuerzo mundial actual podría haber sido inútil a menos de que se empiece a desarrollar una vacuna contra COVID-20 que veríamos convertida en realidad dentro de unos ocho meses (para el 2021.) Y para una protección total, una nueva vacuna debe poder provocar una respuesta tanto en contra del COVID-20 como en contra del COVID-19, por tratarse de cepas diferente (al igual que como ocurre con el virus de la gripe que cada año está mutando y requiere estarse vacunando una vez por año.)
En lo que toca a los mexicanos residentes del lado fronterizo, aún si las medidas draconianas impuestas por el arbitrario y caprichudo gobernador Javier Corral funcionaran en cosa de un mes (tiempo más que suficiente de incubación para que los contagiados que no muestran síntomas desarrollen por completo la enfermedad) funcionaran, y en cuestión de un solo mes no hubiera en Chihuahua un solo enfermo de COVID-19, bastaría un solo norteamericano enfermo de COVID-20 visitando Ciudad Juárez para que todo vuelva a comenzar de nuevo. Haciendo cálculos matemáticos, si hacemos una hipótesis realista de que un norteamericano infectado de COVID-19 en cuestión de un día pueda contagiar a dos juarenses al cruzar a Ciudad Juárez, y cada uno de los dos a su vez puedan contagiar en cosa de 24 horas a otros dos, al tercer día se tendrían en Juárez seis enfermos (los enfermos originales y los nuevos contagiados.) Al cuarto día habría por lo menos 14 enfermos, en cosa de cinco días habrá por lo menos 32 enfermos, y el crecimiento exponencial con el número de enfermos doblando cada día será en cuestión de un mes de por lo menos 2^(60) o sea 1,073,741,824 y en tan solo dos meses (duración del toque de queda en Chihuahua llamado eufemísticamente por el gobernador Corral "restricción de movilidad") ¡el número de infectados superará con creces la población total de Chihuahua estimada en 3,557 millones! ¡Y todo esto a causa de un solo norteamericano infectado (sin haberse dado cuenta de ello) con COVID-20 que cruzó el puente internacional ingresando a México! Esto nulificaría por completo el sacrificio exigido por el gobernador Corral a todos los chihuahuenses con la orden de "quedarse en casa" y "multar a todo aquél que no use cubrebocas al salir de casa de acuerdo con los términos que marca la arbitraria Ley Cubrebocas." Claramente, Chihuahua requiere de manera urgente una nueva estrategia. O un nuevo gobernador que esté a la altura de las circunstancias y el reto. Nada de políticos oportunistas ni aprendices que no aportan soluciones. Si EE.UU. pudo ganar la Segunda Guerra Mundial, fue porque tuvo generales como George Patton y Omar Bradley y Douglas MacArthur; y estadistas como Franklin Delano Roosevelt, y la amistad de aliados como Winston Churchill. En esta pandemia, el poderoso enemigo a vencer es invisible, y no será derrotado con discursos triunfalistas de fallidos políticos norteños histriónicos y viscerales que sentados cómodamente en sus escritorios se ponen a inventar ocurrencias que luego le ordenan a sus subordinados justificar con cualquier tarugada que se les venga a la mente.