El pasado jueves 23 de abril había llegado a Ciudad Juárez una avanzada del Estado Mayor Presidencial para preparar la visita programada del Presidente Felipe Calderón a la ciudad, y había gran expectación por su llegada programada para el viernes. Pero en la tarde del mismo jueves, en forma tan súbita que a todos nos sorprendió, se avisó a través de los noticieros locales que Felipe Calderón había suspendido su gira por Ciudad Juárez, sin darse mayores pormenores al respecto. Ya por la noche, se dió la noticia de que Felipe Calderón había estado en una junta de emergencia con el Consejo Nacional de Salud, y se notificó también que el tema había sido una incipiente epidemia de influenza (gripe) por la cual se había ordenado la suspensión de las actividades en las escuelas tanto públicas como privadas, desde preescolar hasta superior, incluída la UNAM, debido a la epidemia que había dejado 20 muertos en las primeras tres semanas de abril. En un mensaje en cadena nacional emitido desde la residencia oficial de Los Pinos, el Secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos dió a conocer la medida, adoptada en coordinación con la Secretaría de Educación Pública. Más tarde, en entrevista televisiva, el funcionario explicó que laboratorios extranjeros confirmaron que se trataba de un nuevo virus de la influenza. Dijo que la epidemia estaba controlada, “pero hay que reforzar las medidas preventivas”.
Desde un principio, esto empezó a sonar muy mal. No se conoce incidente alguno en la historia reciente de México en el que por una incipiente epidemia de gripe se haya cancelado abruptamente y sin previo aviso una gira presidencial. La cancelación de una gira presidencial cuando ocurre es motivada por una verdadera emergencia. Por otro lado, era inusual que se suspendieran todas las actividades en los centros escolares cuando en el pasado ha habido muchas otras epidemias de gripe por las que tal medida no ha sido decretada, e inclusive hasta se les ha visto como héroes a los que acuden ya sea al trabajo o a la escuela para cumplir con sus obligaciones. No en esta ocasión. La pista de que algo sumamente grave estaba sucediendo la dió el Secretario de Salud cuando dijo que se trataba de una virus nuevo de la influenza sin dar mayores detalles.
Ya para el día siguiente, a la vez que la Organización Mundial de la Salud había declarado una emergencia en México, se había ordenado la suspensión de todos los eventos públicos y la suspensión de clases se había extendido una semana completa, algo nunca antes visto en las décadas recientes en México. El Presidente Felipe Calderón nuevamente encabezó otra reunión extraordinaria del Consejo Nacional de Salud con los 32 secretarios del ramo. En su mensaje, admitió que México enfrentaba una situación de emergencia y anunció que el gobierno federal “decretará las medidas de urgencia o prevención que sean necesarias de acuerdo con la evolución observada de esta enfermedad entre la población civil”.
Conforme fueron pasando las horas, se fueron conociendo los detalles de algo que posiblemente el gobierno de México no quería que se supiera. La influenza que se estaba empezando a propagar no era sólo una influenza producto de una mutación nueva de un virus de la gripe usual que a fin de cuentas continúa mutando cada año (esta es la razón por la cual las vacunas contra la gripe no tienen efectividad de más de un año de duración y se vuelve necesario vacunarse cada año). Se trataba de una influenza conocida como la
influenza porcina, se trataba de algo que había sido transmitido no de humano a humano sino de los cerdos a los humanos. Y a diferencia del virus de la gripe común, se trata de un virus potencialmente mortal el cual si no es tratado a tiempo puede llevar a la víctima a la tumba en un par de días. La alerta médica se había generado porque la influenza, o gripe, porcina que hizo su aparición en México era el resultado de una nueva cepa del virus llamada A/H1N1, la cual nunca antes se había detectado ni en puercos ni en humanos.
La gripe porcina como amenaza a la salud mundial no es algo nuevo. Ya en 1975 cuando Gerald Ford era presidente de los Estados Unidos hubo un pánico generalizado cuando un soldado recluta en Fort Dix se reportó enfermo el 5 de febrero y al día siguiente cayó fulminado, muriendo en cuestión de unas cuantas horas. Los análisis confirmaron que se trataba de un caso de infección de gripe porcina, con una variante genética similar a la que en 1918 le costó a los Estados Unidos la muerte de más de medio millón de personas y que se estima que ocasionó entre 50 y 100 millones de muertos en ese mismo año alrededor del mundo.
El primer aviso sobre esta nueva mutación viral lo recibió el gobierno de México a resultas de un turista canadiense que visitó México y posteriormente regresó a su país enfermo. En Newmarket, Ontario, a 45 kilómetros de Toronto, un paciente que recién había llegado de México, fue tratado en el Southlake Regional Health Center de enfermedades respiratorias, y su caso fue informado de inmediato al gobierno mexicano. Este fue el primer aviso de confirmación para las autoridades mexicanas llegado de fuera de la posible presencia de influenza porcina en el territorio nacional. Posteriormente, el gobierno federal envió cepas del virus al laboratorio microbiólogico de ese país para que fueran analizadas, lo que confirmó la presencia de este virus jamás visto, y del que se desconoce cómo se vino transmitiendo dentro de México cuando comenzó la epidemia. De acuerdo con fuentes extraoficiales, el canadiense, de quien se reservó la identidad y el lugar donde vacacionó, regresó a su país con síntomas de gripe. Al ser revisado por los médicos, se diagnosticó que su enfermedad había sido generada por el virus de influenza porcina. De no haber sido tratado a tiempo, muy posiblemente ese turista canadiense estaría el día de hoy en su tumba.
Aunque las explicaciones oficiales dadas por las autoridades en México, las cuales al principio no quisieron explicar claramente la gravedad del asunto quizá para no provocar el pánico entre la población, aseguraron que el virus ingresó al país por los estados de Texas y California, Estados Unidos, casi dando por seguro que México era receptor mas no país de origen de la transmisión viral, el hecho de que los primeros casos detectados y confirmados de esta nueva mutación hayan sido de México o de personas que estuvieron hace poco tiempo en México o de personas que viven cerca de la franja fronteriza con México parece confirmar que fue en México en donde hizo su aparición por vez primera esta nueva y peligrosa variante de la gripe porcina.
Por lo novedoso de la nueva variante del virus, no existe en estos momentos una vacuna que sirva para proteger a la población en contra de un contagio de este virus, y el nuevo virus a diferencia de los anteriores no solo ataca a los que tradicionalmente han sido considerados como los más desprotegidos, los niños y los ancianos, sino a todos por igual. La información más reciente dada a conocer por la Organización Mundial de la Salud y los Centers for Disease Control en los Estados Unidos es que este virus tiene el potencial de infectar a la cuarta parte de la población mundial y de ocasionar decenas de millones de muertes además de ocasionar un daño económico a la ya de por sí maltrecha economía mundial como lo está ocasionando en México.
Una explicación alterna a lo que está sucediendo en México que no ha recibido mucha publicidad es algo sobre lo que tanto las autoridades en México como en Estados Unidos están manteniendo un silencio absoluto: la posibilidad de que la nueva epidemia de influenza que amenaza con convertirse en pandemia sea el resultado no de una mutación genética espontánea sino algo planificado como parte de un ataque bio-terrorista con los Estados Unidos como el blanco principal de dichos ataques. Hay varias razones para sospechar en la posibilidad de que se está desatando un ataque de esta naturaleza.
Como lo reporta el sitio National Terror Alert en su documento “Bio-terrorism - Al-Qaeda and the Plague” publicado apenas el 31 de enero de 2009 y disponible en la siguiente página:
http://www.nationalterroralert.com/updates/2009/01/31
/bio-terrorism-al-qaida-and-the-plague
la red terrorista Al Qaeda de Osama bin Laden ha estado muy activa tanto en la procuración como el desarrollo de armas bacteriológicas para poder llevar a cabo una nueva guerra basada en el bio-terrorismo. Teniendo ya en sus manos un arma de esta naturaleza, una posibilidad para lanzar un ataque de este tipo en contra de los Estados Unidos sería lanzarlo desde México. ¿Por qué el ataque habría de comenzar en México y no en los Estados Unidos? Por principio de cuentas, tras los ataques a las torres gemelas en Nueva York en 2001, no les resulta nada fácil a los terroristas musulmanes el poder ingresar a territorio norteamericano. Si a los mexicanos que vivimos a un lado de la frontera con los Estados Unidos, a nosotros que somos sus propios vecinos, nos cuesta trabajo ingresar a territorio norteamericano, para lo cual tenemos que tramitar primero ante el Consulado norteamericano una visa láser que le es negada a la mitad de los mexicanos que aplican por dicha tarjeta, y los que quieren ingresar de manera ilegal saltando la barda se tienen que enfrentar a una cantidad enorme de dispositivos electrónicos de vigilancia y seguridad así como una cantidad enorme de agentes de la Border Patrol que están sellando la frontera, a un musulmán árabe le sería muy difícil o imposible poder ingresar a territorio norteamericano ya sea legalmente o ilegalmente llevando consigo la ampolleta que contiene una dosis del virus letal, con la certeza que de ser capturado sería llevado de inmediato con todo su cargamento para ser puesto en confinamiento solitario y cuarentena total enfrentando una pena de prisión perpetua en caso de confirmarse sus intenciones. Los norteamericanos pueden vigilar y tapar sus fronteras, pero no pueden vigilar lo que sucede en el país vecino, en México. Desde México, lanzar un ataque bio-terrorista en contra de los Estados Unidos es mucho más fácil de lo que puede suponerse. Un terrorista lo único que tendría que hacer es estando en la Ciudad de México romper una o varias ampolletas conteniendo el virus en el área del aeropuerto de la Ciudad de México dedicada a vuelos cuyo destino son los Estados Unidos, exponiendo a turistas u hombres de negocios que van de regreso a su país contagiados ya con el virus. Sin saber que están infectados, ellos serían portadores del cargamento mortal, y ya de regreso en unas cuantas horas estarían propagando la infección sin darse cuenta de que han sido reclutados como agentes involuntarios en un nuevo tipo de guerra.
Hay otra razón para sospechar que lo que está sucediendo en México pueda formar parte de una escalada de ataques bio-terroristas en contra de los Estados Unidos. La cepa del virus de gripe porcina que hizo su aparición en México no sólo es una variedad nueva nunca antes vista que bien pudo haber sido creada en un laboratorio. Se trata de una variedad única e inusual que combina características no sólo de la influenza regular y la gripe porcina sino incluso de la gripe aviar, y las probabilidades de que ocurra un incidente así por mutación espontánea no asistida son remotas. Esto huele a algo que fue desarrollado en un laboratorio por algún experto en biotecnología. A esto le sumamos el hecho de que la epidemia se desató no en Hong Kong, no en un país africano, no en un país sudamericano, sino precisamente en México, el vecino inmediato de los Estados Unidos. Son demasiados los factores que se van uniendo para reforzar la posibilidad de un ataque bio-terrorista.
Otro factor de sospecha es que la epidemia de gripe hizo su aparición en los finales del mes de abril, fuera de la temporada en la que normalmente se asientan los primeros casos de gripe cuyas incidencias usualmente ocurren en los meses de septiembre y octubre (los meses en los que empiezan las campañas de vacunación). Nadie podría haber anticipado que esta epidemia empezara faltando poco para la conclusión del año escolar en México.
Aún otro factor de sospecha que no está siendo pasado por alto por muchos observadores es el hecho de que la epidemia coincidió justo y precisamente en vísperas de la primera visita de un presidente norteamericano a la Ciudad de México en varias décadas, efectuada por Barack Obama el 16 y el 17 de abril, algo que muchos mexicanos ignorábamos, como también ignorábamos que ya en la Ciudad de México Obama se entrevistó con un arqueólogo, Felipe Solís, el cual falleció dos días más tarde con síntomas de la gripe porcina, despertando sospechas de que la coincidencia entre la visita del mandatario norteamericano y la aparición de la epidemia pudiera haber tenido algo que ver con el aprovechamiento de la oportunidad para llevar a cabo un ataque bioterrorista destinado a matar al presidente norteamericano. Justo al día siguiente de que el presidente norteamericano había salido de México, para el 18 de abril habían muerto ya al menos dos pacientes y 16 trabajadores del hospital tenían problemas respiratorios, lo que había desatado el pánico en la institución. El IMSS entró rápidamente en apoyo y estableció una cuarentena, cerrando la sala de emergencias por 15 días para desinfectarla. La Secretaría de Salud no hizo nada hasta que el Centro Nacional de Prevención Epidemiológica decretó ese sábado la existencia de un brote de influenza. Tenían el recuento de víctimas en la zona metropolitana: dos muertos en el Hospital de la Secretaría de Salud, dos en el INEAR, y uno en el Hospital ángeles, 120 casos de infectados.
La incertidumbre que se está generando en torno al asunto y las sospechas de que se nos está tratando de ocultar algo muy grave es atizada por el manejo que las autoridades en México le han dado al asunto. ¿Por qué una noche, como de la nada, se nos anunció que había un brote de influenza y que se tenían que tomar medidas extraordinarias para evitar una epidemia? ¿Por qué en cuestión de horas se había desatado en el mundo una crisis de salud que puso todas las maquinarias de prevención y emergencias internacionales a funcionar? La crisis no comenzó el jueves 23 de abril, cuando se dio a conocer oficialmente la existencia del brote y se dispusieron acciones radicales de emergencia, sino varias semanas antes. Las medidas preventivas que se tomaron fueron tímidas, cortas, y se puede plantear como hipótesis de trabajo que hubo negligencias, médicas o políticas, que impidieron atacar el problema a tiempo. No hay lógica que explique esa dinámica. ¿A quién le creemos? ¿Al Secretario de Salud que nos dice que la epidemia de influenza está bajo control y que se están aplicando medidas de simple precaución? ¿O a los inspectores que se presentaron este fin de semana en restaurantes con clientes adentro y los amenazaron con clausurarlos definitivamente si no cerraban en ese momento y hasta el 6 de mayo? ¿A las autoridades que nos dicen que hay una veintena de casos de muertes comprobadas de la epidemia de influenza y unas 80 en total que podrían estar relacionadas? ¿O a la funcionaria del ISSSTE que decía el viernes 24 de abril (el día en el que Felipe Calderón debía de estar en gira oficial en Ciudad Juárez) que sólo en esa institución se registraron 194 decesos en las últimas dos semanas por ‘pulmonía’ por lo que el número real de fallecimientos debe ser mucho mayor? La falta de credibilidad del gobierno mexicano ciertamente empeora las cosas. La gente piensa en automático que las autoridades están ocultando información, particularmente en el número de muertes, o están exagerando la amenaza por razones políticas.
Si consideramos la posibilidad de que lo que está sucediendo no sea producto de la casualidad sino de un ataque bio-terrorista deliberado y planificado, la pregunta lógica es: ¿quién podría ser tan estúpido o tan malvado como para soltar en el país, sobre todo en el aeropuerto de la Ciudad de México, un virus mortal con el propósito de contagiar a gente que va de viaje hacia los Estados Unidos y para lo cual no hay vacuna alguna, exponiéndose incluso a su propia muerte al hacer tal cosa? Es casi imposible no voltear hacia el Medio Oriente y repasar las repetidas amenazas que han estado haciendo los terroristas musulmanes, sobre todo los ligados a la red terrorista mundial Al Qaeda de Osama bin Laden que en estos momentos está amenazando con derrocar al gobierno de Pakistán y apoderarse de su arsenal de bombas atómicas con el fin de elevar a una nueva fase su guerra mortífera en contra de Occidente. A ellos no les importa ni siquiera su propia vida, la detestan a tal grado que para ellos los ataques suicidas son lo más natural del mundo. Matan sin misericordia alguna incluso a su propia gente, y lo prueban los atentados terroristas que se están cometiendo en el mundo árabe, de los cuales hubo dos atentados suicidas en Iraq apenas hace dos días el pasado 24 de abril que causaron la muerte de 60 personas, llevado a cabo por dos mujeres suicidas (una de las cuales iba acompañada de un niño) frente a un santuario, la mezquita que sirve como santuario al santo chiíta Imán Mousa al-Kazim. Se matan ellos mismos, matan a los suyos propios, y matan y destruyen inclusive los templos que por ser casas de oración deberían merecer algún respeto. Si los terroristas musulmanes están dispuestos a llegar a estos extremos, ¿qué habría de detenerlos en caso de lanzar un ataque desde la Ciudad de México en contra de los Estados Unidos? ¿Qué habría de convencerlos de respetar a los mexicanos pese a que su disputa es con los Estados Unidos y no con México?
El hecho de que México sea un importante socio comercial de los Estados Unidos proporciona una razón adicional para usar a México no sólo como plataforma de un ataque bio-terrorista en contra de los Estados Unidos sino para dañar al mismo México con la intención de ocasionar un daño adicional a la economía norteamericana lastimando a uno de sus más importantes socios comerciales, tomando en cuenta la enorme cantidad de industrias maquiladoras norteamericanas establecidas en México, el flujo turístico entre ambos países dada su vecindad inmediata, la enorme cantidad de inversiones y franquicias norteamericanas que hay en México, enfin, es mucho más lógico iniciar un ataque bio-terrorista en contra de los norteamericanos desde México que lanzarlo desde Argentina o desde Francia.
Hoy la pandemia que se está desatando en México, exportada hacia los Estados Unidos por viajeros que no sabían lo que estaban portando consigo, se dió con una nueva variante mortal que mezcla por vez primera a la gripe porcina con la gripe aviar para la cual afortunadamente hay algo que se puede hacer (con medicamentos antivirales como Tamiflu o Relenza) si es detectada a tiempo, siempre y cuando no se agoten al ir cundiendo la pandemia. Pero el día de mañana el ataque puede ser lanzado con algo como el virus del ebola, para lo cual no hay absolutamente nada excepto la resignación a la muerte. Y si los terroristas musulmanes enemigos de los Estados Unidos deciden llevar a cabo esta nueva escalada, lo más probable es que utilicen el mismo medio que muy posiblemente ya utilizaron en su primer experimento: el aeropuerto de la Ciudad de México. No debe extrañarnos pues de que esto es algo que ni las autoridades de México ni de los Estados Unidos quieran hablar prefiriendo mantener silencio. Además de que puede comenzar a cundir el pánico, el hablar sobre esta posibilidad ante los medios de comunicación le puede meter ideas en la cabeza a quienes en otra parte del mundo sólo están buscando precisamente este tipo de ideas.
La peor posibilidad, desde luego, es que en caso de haber sido el estallido de la epidemia de gripe porcina en México un ataque bio-terrorista planificado, se haya tratado tan solo de un ensayo de prueba en anticipación de algo más temible que esté por ser desencadenado, algo para lo que ya no hay ni vacunas ni tratamientos posibles, en forma similar a como operan los hackers informáticos. Si éste es tan solo un ensayo, está demostrando ya ser tremendamente exitoso al poner al descubierto las vulnerabilidades del sistema defensivo de Norteamérica.
Se puede obtener más información sobre la gripe porcina en la siguiente página que lamentablemente está siendo actualizada diariamente por lo que está ocurriendo en el mismo México:
http://en.wikipedia.org/wiki/Swine_Flu
Sobre el uso de gérmenes patógenos y su potencial para ser utilizados como armas de bio-terrorismo, se puede encontrar información adicional en la siguiente página:
http://en.wikipedia.org/wiki/Bioterrorism