martes, 11 de marzo de 2014

Crimea, 2014; Texas, 1836

Con motivo de la entrada de tropas rusas a la region peninsular de Crimea, todavía hasta hace poco considerada parte integral de Ucrania, el gobierno federal norteamericano ha estado elevando sus más enérgicas protestas justo cuando muchos habitantes de la region de Crimea están pidiendo la celebración de un referendum para hacer que Crimea pase a formar parte de Rusia, dejando de ser parte de Ucrania en caso de que el referéndum así lo decida, ante lo cual Estados Unidos ha expresado sumamente indignado que la celebración de tal referendum es algo completamente ilegal e inadmisible. (En la península 60 por ciento de la población es ruso hablante, 28 por ciento son ucranios y 12 por ciento tártaros, lo cual prácticamente garantiza una mayoría de residentes votando a favor de la incorporación de Crimea a Rusia).

No es la primera occasion en la historia en que Crimea adquiere una importancia desmedida en la geopolítica mundial. En el siglo antepasado y precisamente en dicha region tuvo lugar un conflicto bélico de proporciones mayúsculas que enfrentó a lo que es considerado como Europa del Este, o sea a Rusia, con lo que es considerado como Europa Occidental, o sea Francia e Inglatera, la Guerra de Crimea.

Hoy, nuevamente, y ante las intenciones de muchos habitantes de Crimea para separarse de Ucrania mediante la celebración de un referendum y hacer que dicha region pase a formar parte de Rusia, Estados Unidos ha denunciado enérgicamente tales intenciones como algo completamente fuera de la ley. De inicio, Estados Unidos mal hace en proclamarse a sí mismo como un defensor y garante de la democracia cuando se opone con todas sus fuerzas a la celebración de un referendum que, por naturaleza propia, debe ser considerado en cualquier época y bajo cualesquier circunstancia como una manifestación de la voluntad popular, un acto de democracia plena. Si los habitantes de Crimea mediante voto democrático popular mayoritario deciden separarse de Ucrania para pasar a formando parte de Rusia, es decision que compete única y exclusivamente a ellos y a nadie más. Y si por voto mayoritario deciden seguir siendo parte de Ucrania, también es cosa que les compete única y exclusivamente a ellos y a nadie más, y Estados Unidos no debería de andar metiendo sus narices en un asunto que no le compete. Obra el hecho, desde luego, de que habiendo muchos rusos que habitan en la region de Crimea, se dá por hecho que un referendum solo puede arrojar como resultado que una mayoría de electores decididan que Crimea pase a formar parte de Rusia.

Independientemente del hecho de que Estados Unidos debería respetar la decision popular de los ciudadanos de Crimea,  expresada democráticamente en las urnas mediante voto popular mayoritario, obra el hecho de que, por sus antecedentes históricos, y por mera dignidad, Estados Unidos debería permanecer callado sobre el asunto actual de Crimea. Resulta insólito que Estados Unidos haga tales reclamos enviando al Secretario de Estado John Kerry de un lado a otro para apoyar al gobierno de Ucrania en sus esfuerzos de retener Crimea a toda costa, siendo que carece de autoridad moral para hacer sus reclamos en virtud de que lo que están haciendo los rusos es lo mismo que hizo Estados Unidos para anexarse una gran cantidad de territorio, excepto peor, y en forma que también puede considerarse ilegal, si hemos de aplicar exactamente los mismos criterios que Estados Unidos quiere aplicarle ahora a Rusia, si hemos de medir a Estados Unidos con la misma vara con la que está midiendo al gobierno ruso.

Para calar en toda su extension la hipocresía manifiesta del gobierno norteamericano en este asunto, tenemos que remontarnos a los tiempos en los que la doctrina oficial de los Estados Unidos estaba basada en las ambiciones expansionistas proclamadas por la doctrina del Destino Manifiesto. Y tenemos que remontarnos al estado de Texas que hoy forma parte de la Unión Americana.

Tras la independencia de México,  el territorio de Texas formaba parte integral de México. Quienes vivían en dicho territorio eran mexicanos que hablaban español (castellano), y eran practicantes de la religion católica al igual que los mexicanos del resto de México. Prácticamente no había descendientes de anglosajones o caucásicos que vivieran en Texas. Pero tal situación empezaría a cambiar cuando, desde el Norte, empezarían a arribar a Texas unos individuos que ni hablaban español ni eran practicantes de la religion católica. No eran mexicanos, nunca lo fueron, y hablando en términos actuales eran técnicamente inmigrantes ilegales cuya llegada fue tolerada por empezar a meterse a México con una sonrisa y con la promesa de contribuír al desarrollo y crecimiento de México. Pero en realidad todos esos tipos no eran más que un caballo de Troya que se fue injertando insidiosamente en el territorio de Texas con planes para “independizar” posteriormente dicho territorio de México como el paso preliminar para hacer que dicho territorio pasara a formar parte de la Unión Americana.  Entre estos sujetos insidiosos de mala ralea estaba un tipo llamado Sam Houston, hoy considerado como un héroe grandioso en los libros de historia de Estados Unidos, a grado tal que una de las ciudades más importantes de Estados Unidos lleva su nombre. ¿Y cómo no le habrían de estar agradecidos, si gracias a su plan y estrategia logró entregarle a Estados Unidos una de sus posesiones más codiciadas? Otro prominente cómplice de la trama independentista fue Stephen Austin, el mismo cuyo apellido lleva hoy otra prominente ciudad norteamericana.

A los filibusteros angloparlantes Sam Houston y Stephen Austin se les unieron otros angloparlantes con iguales intenciones de “independizar” a Texas de México, y llegado el momento, hicieron su proclama de independencia. Quienes formularon tal proclama de independencia no eran los mexicanos ciudadanos de Texas que hablaban español y practicaban la religion católica, la gran mayoría de los cuales querían que Texas continuara siendo parte de México. Quienes orquestaron la independencia de Texas eran individuos angloparlantes apoyados en todo momento desde el Norte por Estados Unidos (al igual que como lo está haciendo hoy Rusia con Crimea). Tras lo que es descrito en los libros de historia norteamericanos como una batalla heroica enfrentando a héroes y mártires angloparlantes en contra de villanos mexicanos disfrazados de soldados y encabezados por un dictador de nombre Santa Anna pero que en realidad no pasó de ser una escaramuza que tuvo lugar en El Álamo, los independentistas, todos ellos angloparlantes, adoptaron el hoy famoso grito de Guerra “Remember the Alamo”. Este grito de guerra estaba pronunciado no en español, sino en ingles, porque los independentistas no eran hispanoparlantes de nacimiento como tampoco fueron jamás mexicanos ni por nacimiento ni por adopción, nunca quisieron realmente formar parte de México, de principio a fin fueron una banda de piratas con una misión específica: anexarle Texas al territorio continental de los Estados Unidos. La idea de realmente ser y convertirse en ciudadanos mexicanos seguramente les causaba repugnancia a todos ellos, y tal cosa no entraba en sus planes a largo plazo.

Entre los que cayeron defendiendo su reclamo sobre El Alamo destacan individuos como James Bowie, un mercenario, contrabandista, traficante de esclavos, especulador y aventurero. A su lado peleó otro aventurero anglparlante de nombre David Crockett. Los demás que lucharon a su lado tienen credenciales similares. Todos ellos han sido glorificados en los libros de texto de historia norteamericanos. Con el apoyo moral (y no tan moral) de los Estados Unidos, lograron su propósito, haciendo que Texas pasara a formar parte de Estados Unidos. En la anexión de Texas a Estados Unidos, ni siquiera hubo un referéndum como el que los residentes de Crimea quieren llevar a cabo. Fue una minoría angloparlante la que actuando como caballo de Troya se fue introduciendo en territorio texano con la finalidad de arrebatarle Texas a México.

Todos los angloparlantes que murieron en el sitio El Álamo han sido glorificados y ensalazados de mil maneras en los Estados Unidos; les han puesto sus nombres a escuelas, bibliotecas, calles y avenidas, les han levantado monumentos, los han inmortalizado en los libros de texto con los cuales les enseñan a los niños norteamericanos la versión norteamericana de la historia, les han dedicado novelas y poesías y los han convertido en super-héroes cuyo ejemplo es digno de ser seguido por todos los norteamericanos, ya que de no haber sido por “güeros” como Sam Houston, Stephen Austin y Jim Bowie la conquista de Texas no se habría dado como se dió. Como una muestra de la construcción de esta mitología basada en la falsificación de la historia, se mencionará aquí que el mismo Walt Disney le creó una serie en televisión a David Crockett haciendo que se le compusiera una balada en su honor llamándolo “King of the Wild Frontier”, usando para representarlo a un actor alto, fornido y apuesto de nombre Fess Parker:




con la intención deliberada de favorecer enormemente en el imaginario colectivo el verdadero aspecto físico de David Crockett, estereotipándolo como un dechado de galanura, masculinidad, valentía, intrepidez, caballerosidad, bonhomía, héroe de mil batallas y combates cuerpo-a-cuerpo con osos gigantes y gatos monteses feroces, capaz de asustar y hacer correr despavoridos a los indios salvajes con su sola presencia y su sola mirada, imponiendo moda con su gorra de piel con cola de zorro al estilo frontiersman:. Esta versión “gringa” de la historia que ha sido repetida miles de veces será repetida en fecha cercana en el canal de televisión de paga “History” con un documental novelesco bajo el título “Texas rising”. Esta mitificación y cambio de imagen es parecida a lo que ocurrió con el famoso capitán pirata inglés Francis Drake, al cual en recompensa por sus servicios a la corona británica ondeando el Jolly Roger se le llamó corsario en vez de pirata (un eufemismo), y se le nombró caballero del imperio británico, Sir Francis Drake, con sus numerosos crímenes y fechorías completamente perdonados, que al fin y al cabo cada quien escribe la historia según convenga.

Quizá el colmo de la hipocresía fue haberle puesto a Texas el nombre Republic of Texas a sabiendas de que no duraría mucho tiempo como república autónoma e independiente, ya que los filibusteros no tardaron en solicitar el ingreso de Texas como un estado más a la Unión Americana.

El día de hoy, y pese a que todavía hay una población muy numerosa de mexico-norteamericanos en Texas, el idioma oficial no es el español, eso quedó proscrito cuando los invasores que se apoderaron de Texas implantaron al ingles como el idioma oficial.

Antes de que hicieran acto de presencia los angloparlantes que se encargaron de separar a Texas de México, cualquier mexicano de cualquier parte de México podía transitar libremente por Texas sin tener que pedirle permiso a nadie, y hasta podía establecer residencia permanente en cualquier parte de Texas sin ningún problema, sin necesidad de tener que tramitar una “green card” a la que muy pocos mexicanos pueden aspirar hoy en día. Hoy ningún mexicano puede ingresar libremente a Texas como antes,  hay que tramitar un visado que a muchos se les niega, y quienes se atrevan a ingresar a Texas sin documentos, vilificados desde hace mucho tiempo con el peyorativo de wetbacks (espaldas mojadas, por cruzar el Río Bravo a nado) corren el riesgo de terminar en la cárcel o peor aún de terminar muertos bajo las balas de los agentes de la Border Patrol (Patrulla Fronteriza) sin que les venga responsabilidad legal alguna a estos últimos en su uso desmedido de fuerza letal. Tras la anexión de Texas, no pasaría mucho tiempo cuando en los establecimientos comerciales de Texas comenzaron a aparecer en las vitrinas y en las puertas los letreros “NO MEXICANS OR DOGS ALLOWED” (todavía hay algunos octagenarios y nonagenarios que aún recuerdan esto), y los únicos mexicanos nativos de Texas -que quedaron atrapados allí tras la anexión- medianamente tolerados eran aquellos dispuestos a renegar de sus raíces aprendiendo a hablar inglés y escondiendo su hablado español como algo indigno y vergonzoso. La caricatura del mexicano perezoso que se la pasa todo el día durmiendo, recargado de espaldas al pie de un cacto en medio del desierto y cubierto con un gran sombrero no viene de México, viene de Estados Unidos.

Así pues, lo mismo que hoy el gobierno federal norteamericano le reclama indignado a Rusia, es exactamente lo que hizo para anexar Texas a Estados Unidos. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en Texas, en donde empezaron a llegar a esa parte de México (sin haber sido invitados) cantidades cada vez mayores de angloparlantes cuyas intenciones no tan ocultas eran que Texas pasara a formar parte de Estados Unidos, los rusos que hoy viven en Crimea no llegaron a dicha region hace dos o tres décadas, tienen mucho tiempo de residir en dicha region. A ellos les asiste un reclamo histórico que para el gobierno norteamericano es “ilegal”.

Tras la anexión de Texas, y siempre movido por sus apetitos expansionistas, Estados Unidos puso su vista en otros territorios que también formaban parte de México. Pero la táctica de empezar a enviar de nueva cuenta otra hornada de caballos de Troya para tomar residencia en dichos territorios con la intención de “independizarlos” de México con la intención ulterior de hacerlos pasar a formar parte de la Unión Americana era algo que estaba condenado al fracaso de antemano, esa estrategia ya no se podia utiizar. ¿Y qué fue lo que se hizo ante tal situación? Se recurrió abiertamente a una guerra de invasion y anexión, con una intervención militar directa. No fue México quien comenzó dicha guerra metiendo tropas dentro de territorio norteamericano o con algún acto de grave provocación, no fue México un agresor que haya disparado las primeras balas matando ciudadanos norteamericanos indefensos. Fueron tropas norteamericanas las que penetraron en territorio mexicano recurriendo a pretextos banales con la intención manifiesta de arrebatarle más territorios a México. Y en su voracidad por conquistar territorios recurriendo a la fuerza bruta, las tropas norteamericanas no vacilaron en matar a niños soldados cuyo único pecado fue el de haber defendido a su Patria en su propio suelo. La repulsa que provocó tan injusta invasion haciendo uso de lo que ya para entonces era un poderío militar avasallador (adoptando la actitud de un bully pendenciero) fue tal que hasta una parte del ejército norteamericano invasor prefirió desertar para unirse a las tropas mexicanas, luchando codo con codo en contra de una causa completamente injusta, aunque al final todo fue inútil, y México terminó perdiendo más de la mitad de su territorio ante los apetitos desmedidos del invasor, teniendo que entregarle a Estados Unidos los territorios de lo que hoy se conoce como California, Nuevo México, Arizona, y otros.

Estados Unidos se escandaliza hoy por la entrada de tropas rusas a Crimea. El presidente ruso Vladimir Putin argumenta que dichas tropas son necesarias para preservar la paz en Crimea impidiendo una guerra civil entre quienes quieren que Crimea pase a formar parte de Rusia y entre quienes no están de acuerdo con tal medida (posiblemente le asista algo de razón en esto al presidente ruso, aunque de cualquier modo ninguna inserción de tropas en territorio extranjero alguno está moralmente justificada). Sin embargo, cuando Estados Unidos invadió a México haciendo uso de su avasallante superioridad económica y militar, territorialmente hablando tomó control de una region muchísimo mayor que lo que hoy ocupa Crimea. Y en ningún momento pidió ni le ha pedido disculpas a nadie por lo que hizo.

El inmenso robo territorial cometido por Estados Unidos en contra de su vecino sureño encendió las voces de alarma en Canadá, en donde con toda razón los canadienses estaban temerosos de que Estados Unidos les aplicara la misma receta con el propósito de apoderarse, también recurriendo a la fuerza bruta y a pretextos banales, de los vastos recursos territoriales, forestales, minerales, petrolíferos y acuíferos de Canadá. Esto hizo que Canadá empezara a fortificar sus defensas empezando a establecer pactos con los indígenas Americanos nativos que vivían en Canadá. De cualquier modo, tomando en cuenta el enorme poderío industrial y bélico que los norteamericanos tenían amasado en ese entonces, Estados Unidos de haberlo querido podrían haber invadido Canadá para apoderarse por completo de dicho país. Entonces, ¿por qué no lo hizo, habiendo podido hacerlo? ¿Por algún remordimiento moral? ¿Por algún complejo de culpa en su modo de actuar como un >bully? Desde luego que no, puesto que como alguna vez se le atribuyera al Secretario de Estado John Foster Dulles el haber dicho “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”, las consideraciones morales nunca tuvieron peso alguno en ese entonces en la conciencia de un país en el que se practicaba en forma abierta e indiscriminada el esclavismo, un esclavismo practicado incluso por los padrecitos fundadores de la Unión Americana como George Washington y Thomas Jefferson (lo cual no niegan los historiadores norteamericanos). Entonces, ¿qué fue lo que salvó a Canadá de una invasion norteamericana expansionista y anexionista? Fortuitamente, lo que salvo a Canadá de ser integrada por la fuerza (con o sin la ayuda de independentistas” como los aventureros filibusteros Sam Houston y Stephen Austin) fue el estallido de una cruenta Guerra de Secesión que dejó al país hecho pedazos y en muy malas condiciones para tratar de enfrentarse a Inglaterra y a Canadá unidas en defensa del territorio canadiense. De no haber sido por tal hecho histórico, de no haber sido por la guerra fraticida que enfrentó a los norteamericanos consigo mismos, Canadá habría desaparecido del mapa, y tal vez tras esto los anexionistas habrían puesto nuevamente sus ojos en México para arrebatarle más de lo poco que le quedaba con una nueva invasion norteamericana, asimilando lo que hoy son Baja California, Chihuahua y Nuevo León.

Con estos antecedentes es como hay que analizar y sopesar lo que hoy dicen los voceros del gobierno norteamericano en lo que concierne a la pretendida anexión de Crimea a Rusia:

“Rusia se encuentra del ‘lado incorrecto de la historia’ al movilizar fuerzas militares a la provincia de Crimea, en el sur de Ucrania, advirtió hoy el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien aseveró que las potencias de Occidente están unidas en esta crisis. Más aún, su gobierno suspendió todos los contactos militares con Moscú. El jefe de la Casa Blanca sostuvo esta noche una reunión de alto nivel con sus asesores militares y de seguridad nacional para discutir los acontecimientos en las repúblicas ex soviéticas; al cierre de esta edición no había reportes sobre el encuentro. Obama señaló que las acciones rusas violan la soberanía de Ucrania y el derecho internacional, y exigió al presidente Vladimir Putin que cambie de curso. ‘A la larga esto va a ser una posición costosa para Rusia y ahora es el momento para que ponderen si pueden beneficiar sus intereses con diplomacia en lugar del uso de la fuerza’, sostuvo Obama en la Sala Oval de la Casa Blanca. El mandatario señaló que su gobierno examina ‘toda una serie’ de pasos económicos y diplomáticos para ‘aislar’ a Rusia por negarse a retirar sus fuerzas militares de Crimea y sugirió una vez más enviar supervisores internacionales o crear una mediación internacional para abordar las presuntas preocupaciones de Rusia con respecto al trato de los rusohablantes y los nacionales rusos dentro de esta nación del este de Europa. Por la noche, Obama sostuvo una reunión de alto nivel con asesores militares y de seguridad nacional para discutir los acontecimientos en la república ex soviética. Entre los asistentes estuvieron el secretario de Estado, John Kerry; el de Defensa, Chuck Hagel; la asesora de seguridad nacional, Susan Rice; el secretario del Tesoro, Jack Lew, y el jefe del estado mayor, general Martin Dempsey, aseguró una fuente de la Casa Blanca”. (LA JORNADA, 4 de marzo de 2014).

“Washington no permitirá que Moscú o algún otro Estado desafíe leyes internacionales: Kerry. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, propuso hoy una solución diplomática para resolver el conflicto en Ucrania durante una conversación telefónica con su homólogo de Rusia, Vladimir Putin. Durante la conversación de aproximadamente una hora, el mandatario explicó a Putin las sanciones adoptadas por Washington junto con aliados europeos contra Moscú, en respuesta al despliegue de tropas en Crimea, la cual aloja en Sebastopol la base de la flota rusa del Mar Negro, informó la Casa Blanca. Horas después el Kremlin difundió la respuesta de Putin a Obama, en la que el líder ruso afirmó que las relaciones de sus dos países no deberían verse afectadas por su desacuerdo sobre Ucrania y Crimea. ‘El presidente de Rusia enfatizó la primordial importancia de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos para garantizar la estabilidad y seguridad en el mundo. Estas relaciones no pueden ser sacrificadas por desacuerdos en problemas internacionales puntuales’, informó el Kremlin. La conversación ocurrió después de que Obama advirtió que el referendo convocado en Crimea para ratificar su anexión a Rusia no es legítimo y ‘es violatorio del derecho internacional’, e insistió en una solución diplomática. ‘Han quedado muy atrás los días en que las fronteras podían modificarse por encima de las cabezas de los líderes democráticos’, agregó Obama. El secretario de Estado estadunidense, John Kerry, sostuvo que ‘la soberanía de Crimea es parte de Ucrania, y Crimea es Ucrania’. Desde Roma, Kerry aseguró que Estados Unidos ‘no puede dejar que Rusia, o cualquier otro país, desafíe impunemente las leyes internacionales’. El funcionario, que se ha reunido tres veces con su homólogo ruso Serguei Lavrov, en París y en Roma, se mostró también conciliador. ‘Queremos que el presidente Putin, Rusia y todo el mundo entiendan que preferimos un retorno a la normalidad’. Kerry viajó primero a Kiev y luego a París y Roma para abordar el tema ucranio con sus aliados europeos y con Lavrov, a quien intentó, sin éxito, reunir con el ministro interino ucranio de Relaciones Exteriores, Andrii Deshchitsa. Tras su segunda reunión en dos días con Kerry, Lavrov, se limitó a decir hoy que aún no hay acuerdo entre Moscú y Washington sobre la crisis de Ucrania, y agregó que la decisión de Washington de congelar activos y prohibir los visados de los rusos responsables de una incursión en Crimea era poco constructiva. La UE se encuentra en una difícil situación. Aunque muchos estados miembros querrían imponer duras sanciones sobre Rusia, existe cautela porque hay una gran dependencia del gas y petróleo rusos. Reino Unido también es cauto en ir demasiado lejos al imponer restricciones financieras sobre Rusia, por las enormes inversiones que empresarios rusos tienen en Londres”. (LA JORNADA, 7 de marzo de 2014).

A muchos politólogos y comentaristas de los medios de comunicación norteamericanos les causa repugnancia la idea de que, tras la anexión de Crimea, Rusia le imponga a los ucranianos el requisito de tener que pedirle permiso a Rusia para poder visitar a sus familiares ucranianos que residen en Crimea, obligándolos a tener que tramitar visados especiales con todas sus identificaciones biométricas y con el costo de tales documentos pagado en su totalidad por los ucranianos. O sea, lo mismo que lo que está haciendo hoy Estados Unidos con los mexicanos que quieren visitar a sus familiares que residen en Texas mediante la imposición de la famosa “visa láser”.

La actitud del gobierno norteamericano, tomando en cuenta sus antecedentes históricos, se puede resumir de la siguiente manera: “Hagan lo que digo, más no lo que hago, porque si hacen lo que hago, no van a hacer lo que les digo”.

Si el pueblo norteamericano está convencido en forma honesta y sincera (y se recalca, en forma honesta y sincera, sin hipocresías) de que los independentistas angloparlantes que se encargaron de desmembrarle Texas a México para entregárselo en bandeja de plata a los Estados Unidos hicieron lo correcto, entonces debería de marcarle un alto a su gobierno y a sus medios de comunicación que han estado criticando duramente a Rusia por estar haciendo algo parecido, exigiéndoles que dejen de estar satanizando al presidente ruso Vladimir Putin exhibiéndolo como un villano. Pero si el pueblo norteamericano está convencido en forma honesta y sincera (y se recalca, en forma honesta y sincera, sin hipocresías) de que Rusia está actuando como un bully recurriendo a su vasta superioridad militar y estratégica para anexar Crimea a Rusia, entonces debería repasar su propia historia y hacer las correcciones requeridas o al menos ofrecerle una disculpa oficial a México por el modo de actuar de Estados Unidos en el siglo antepasado en contra de su vecino inmediato al sur.

Presentándose hoy como pacifista y defensor de la soberanía de países indefensos ante un bully, y acusando a Rusia de ser una amenaza mundial en virtud de su vasto poderío militar, al gobierno norteamericano se le olvida que el país que más gasta en el aspecto militar es precisamente Estados Unidos, armado hasta los codos con suficientes bombas atómicas para aniquilar al planeta, y sin intención alguna de renunciar a la enorme capacidad destructiva que posee.

Pese a que con amenazas de duras sanciones y represalias económicas (las cuales están predestinadas al fracaso en virtud de que Rusia no es México) Estados Unidos le está exigiendo a Rusia que le deje al gobierno de Ucrania continuar reteniendo a Crimea, Estados Unidos no tiene mucha prisa ni intenciones de regresarle Texas a México, y mucho menos devolverle los territorios que le robó con sus guerras de anexión.

Los sucesos relacionados con la forma en la cual Estados Unidos se anexó a Texas antes de proceder a robarle a México más de la mitad de su territorio demuestran que el presidente ruso no está muy enterado de cosas que podría utilizar hoy como argumentos fuertes y sólidos para restarle a Estados Unidos autoridad moral y credibilidad en su actitud injerencista en lo que concierne a la posible incorporación de Crimea a Rusia. Bastaría con que el presidente Putin le dijera al Secretario de Estado John Kerry:

“Remember the Alamo”

Y en lo que concierne al duro bloqueo en la frontera México-Estados Unidos en donde el gobierno norteamericano les prohibe el ingreso a muchos mexicanos a territorios que eran parte de México, en lo que concierne al muro fronterizo que está siendo reforzado con alta tecnología para separar aún más a Estados Unidos de México, el presidente ruso Vladimir Putin podría hacerle una visita de cortesía a México, trasladarse hasta la frontera de México con los Estados Unidos, y desde el lado mexicano podría hacer lo mismo que lo que hizo el presidente Ronald Reagan cuando viajó hasta Alemania, dirigiéndose al presidente norteamericano desde el lado mexicano diciéndole:

“Mister President, tear down this wall”

Sería interesante ver cómo reaccionaría el gobierno norteamericano ante un reclamo como éste formulado por el presidente de Rusia desde el lado mexicano de la franja fronteriza, sobre todo considerando que la actual administración norteamericana se ha distinguido por ser la administración que más indocumentados mexicanos ha deportado en la historia en comparación con administraciones anteriores, batiendo todos los récords. Posiblemente lo acusarían de injerencista y le pedirían que no se ande metiendo en asuntos que no le importan.

3 comentarios:

Luis dijo...

tremendo su comentario, oiga. Por lo demás yo creo que lleva razón pero la historia es la historia y me temo que no se puede dar marcha atrás al reloj. Sin ánimo de ofender, ¿no cree que habría que resumir lo que ha escrito al menos un poquito?. No hay que abusar nunca de la paciencia del lector porque este suele ser distraído.

Armando Martínez Téllez dijo...

Ha habido otras ocasiones en las que por brevedad se me ha hecho saber que mis argumentos no están bien apoyados y que hubiera sido deseable adjuntar mas datos, y lo que termino haciendo a fin de cuentas es meter en la sección de comentarios lo que se debió de haber metido en el trabajo original desde un principio. El trabajo acerca de las semejanzas entre lo que está ocurriendo en Crimea hoy y lo que está ocurrió en Texas en 1836 podría haber sido extendido al doble y al triple del espacio que ocupó proporcionando mas pormenores y detalles, pero ello abusaría aún más de la paciencia del lector. Por otro lado, a sabiendas de que el trabajo va a ser leído y compartido por gente que reside en los Estados Unidos, se ha elaborado con el mínimo suficiente para medio taparle la boca a los norteamericanos que hoy vienen a darle al mundo entero sus lecciones de moralidad teniendo tanta cola que les pisen en su propio pasado.

Reynaldo Gonzalez dijo...

Maestro: estas líneas son solo para agradecerle el que nos recuerde a todos estos importantes pasajes de la historia que muchos solemos olvidar y que otros prefieren no recordar y que exhiben en forma descarnada la enorme hipocresía de la que siempre ha hecho gala el abusivo gobierno yanqui que está acostumbrado a humillar y pisotear en forma prepotente a todos los que se interponen en su camino y sus intereses. El jactancioso "American citizen" de hoy es la misma mafufada burda que el pedante "ciudadano de Roma" de hace dos mil años que también practicaba la discriminación y practicaba el esclavismo en contra de los "no-ciudadanos" a los que consideraba y trataba como subhumanos de quinta categoría. Estos descendientes de inmigrantes que llegaron al continente muertos de hambre sin un centavo en el bolsillo y que han olvidado o renegado de sus orígenes se creen la gran cosa y terminan siendo una caricatura que a veces termina dando coraje y otras veces termina dando lástima. Siga adelante con sus trabajos que comparte con nosotros y nos muestran sin tapujos la realidad, por dura que esta sea.