viernes, 24 de mayo de 2013

Crucigrama por la gran inauguración de la Equis



Este es un gran día festivo, puesto que en este día es inaugurado el Monumento a la Mexicanidad, mejor conocido como la X (Equis). Se trata de una estructura metálica grande, que será visible desde grandes distancias en Ciudad Juárez, y también desde la vecina ciudad de El Paso, en el estado de Texas.

Después de todo, si los franceses tienen su Torre Eiffel, ¿por qué no habríamos de tener los que vivimos en Ciudad Juárez algo que nos distinga como ciudad ante el mundo entero? Y hasta George Ferris inauguró en 1893 la rueda Ferris o noria (mejor conocida en México como la rueda de la fortuna) para que Chicago no fuese menos que París. ¿Por qué no habríamos de sumarnos con algo propio y distintivo de Ciudad Juárez muy original sin andarle copiando a nadie?

Para celebrar la inauguración de la Equis, presento aquí a mis lectores un crucigrama que, como podrán darse cuenta al ver el crucigrama en blanco (sin la solución), una gran X conecta los cuatro rincones del crucigrama.

Primero presentaré el siguiente crucigrama en blanco, después del cual pondré las definiciones de los vocablos que se tienen que ir adivinando para introducirlos en los casilleros del crucigrama, y al final de esta entrada pondré la solución del mismo. Ojalá mis lectores no lo encuentren difícil de resolver.


1
YYY.
2
YYY.
3
YYY.
4
YYY.
5
YYY.
6
YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
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YYY.
48
YYY.
49
YYY.
50
YYY.
51
YYY.
52
YYY.
53
YYY.
54
YYY.


Esta es la lista de vocablos que tienen que ser recordados o adivinados para meterlos dentro del crucigrama:

HORIZONTAL:
1) Parte blanda y sencilla de lo interior del diente.
6) Sobrenombre.
11) Regio, suntuoso.
12) Ligero.
14) Abreviatura de ibídem.
16) Ventanilla estrecha.
18) Dativo del pronombre personal yo.
19) Peso, moneda nacional.
21) El río más largo de Francia.
22) Extensión de agua tierras adentro.
23) Adjetivo demostrativo.
25) Sabana corta con partes de arbolado y maleza.
26) Ciudad de la República Dominicana.
27) De la aviación.
29) Ninguna persona.
30) Composición escrita para una sola voz.
31) Mamífero bovino con una giba en el lomo.
32) Perder la vida.
35) Dícese de los árabes que invadieron España (plural).
38) Aversión.
39) Conjunto de dos personas o cosas de una misma clase.
41) Lleno hasta el borde.
42) Gran abundancia de un líquido.
43) Séptimo mes de los judíos.
45) Lista de nombres.
46) Prefijo negativo.
47) Paludismo.
49) Su Excelencia (abreviatura).
50) Dios de los hindues.
51) Arbusto leguminoso.
53) Sufrir dolor.
54) Fiesta nocturna con baile y música.
VERTICAL:
2) Patria de Abraham (Biblia).
3) Dativo del pronombre personal.
4) Divinidad semita.
5) Aceite consagrado que usa la Iglesia en sus ceremonias (plural).
6) Parte inferior del tejado.
7) Empleo lucrativo y descansado.
8) Alga verde.
9) Preposición.
10) Polilla.
13) Sucesión de cantidades que se derivan de otras.
15) Fundamento.
17) Mujer grosera (plural).
18) Cacahuete.
20) Entre los romanos, altar destinado en cada casa a los lares.
22) Dar sazón a los frutos.
24) Que tiene carácter grave.
26) Lado izquierdo de la embarcación.
28) Percibir los sonidos.
29) Unidad de nutrición.
32) Residir, vivir.
33) Autor de toda la vida universal (Mitología).
34) Principio de cualquier cosa.
36) Hombre peludo y feo (plural).
37) Músculo de la pantorrilla.
39) Elemento vertical macizo que sirve de soporte en una construcción.
40) Poco frecuente (plural).
43) Sala muy grande y ampliamente ventilada.
44) Joven.
47) Gran número.
46) Macizo montañoso del Sahara.
50) Interjección.
52) Nota musical.

Esta es la solución al crucigrama:



____
A B__ A U__ A L__ A B__ A O__
____
A A__ A P__ A O__ A D__ A O__
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A T
__
A R A E A A A L
____
A L A E A V A E __
____
A S__
A I A B
____
A S A A A E A T A E A R A R
____
A M A E
A N A A A L
____
A L A O A I A R A A
____
A M __ A A __ A R
A E A S A A A S
____
A S A A A O
____
A B A A A N A I
A A A E A R A E A O
____
A S
____
A N A A A D A I A E

____

____
A A A R A I A A
____
A C A E A B A U
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A M A O A R A I A R
____
A B
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A M A O A R A O A S
A O A D A I A O
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A P A A A R
____
A R A A A S A O
A R A I A O
____
A N A I A S A A A N
____
A R A O A L
A A A N
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A M A A A L A A A R A I A A
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A S A E
A R
____
A S A I A V A A
____
A A A Ñ A I A L
____
A O

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A D A O A L A E A R
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A S A A A R A A A O
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El objetivo útil de los crucigramas, además de hacernos pasar un rato haciendo algo cuando no tenemos otra cosa qué hacer, es aumentar nuestro vocabulario y nuestros conocimientos del Castellano, un idioma muy rico que nunca terminamos de aprender.

lunes, 20 de mayo de 2013

Sanación del estómago y los intestinos

El autodiagnóstico y la automedicación no solo suelen ser prácticas muy malas, pueden ser inclusive mortales cuando algún padecimiento que está empeorando se deja desatendido sin acudir al médico para obtener un buen diagnóstico, sobre todo tratándose de padecimientos gastrointestinales. Un tumor canceroso que vaya creciendo en el estómago o en el cólon no se curará con ningún tipo de hierbas como las que se conocen en la actualidad, y eventualmente el enfermo podrá terminar muerto.

Sin embargo, hay cierto tipo de situaciones en las cuales, al no diagnosticarse tumor maligno alguno, el enfermo aunque no empeora con el transcurso de los meses ciertamente no mejora, posiblemente después de haber ido a visitar varios médicos que no lo han podido ayudar con sus padecimientos gastrointestinales dando por hecho que la condición del paciente corresponde a la de un mal crónico posiblemente ocasionado por los malos hábitos del paciente o por su debilidad natural ante las dolencias que otros pacientes pueden tolerar mejor. Es en este tipo de situaciones en las cuales pueden resultar de utilidad los consejos que se darán aquí.

Supondremos que las dolencias estomacales que puedan deberse a otro tipo de padecimientos ya han sido tratadas médicamente de alguna manera y pese a ello los cólicos, las agruras, y/o la producción abundante persiste. En otros tiempos, se creía que las úlceras gástricas eran algo propio en gente de mal temperamento, ese tipo de personas que se están quejando todo el tiempo de todo y contra todo y que se la pasan haciendo corajes, y la única ayuda médica que se les daba quedaba reducida a paliativos y calmantes. Y si bien es cierto que los enojos continuos pueden agravar una úlcera, en realidad no son la causa. En 1981 un par de brillantes investigadores australianos, el patólogo Robin Warren y el médico Barry Marshall, desafiando las creencias médicas generalizadas de su tiempo y enfrentando una enorme resistencia de parte de la comunidad científica, demostraron que las úlceras gástricas son causadas por una bacteria, la Helicobacter pylori, y no solo lo demostraron sino que concibieron un tratamiento agresivo a base de antibióticos que puede curar a una persona de su úlcera gástrica de una vez por todas y para siempre, aunque haya padecido esa aflicción por décadas. Supondremos que la posibilidad de que esos síntomas puedan ser debidos a una úlcera gástrica ha sido descartada tras un tratamiento adecuado bajo la supervisión de un médico competente.

Supondremos también que los molestos síntomas persisten pese a que el afectado ha eliminado por completo de su dieta las bebidas gaseosas reduciendo o quizás eliminando por completo el consumo de alimentos que fomentan la producción de gases (como los frijoles, la lechuga y el repollo, aunque en el caso de los frijoles ya se pueden obtener en algunas partes suplementos alimenticios con enzimas digestivas como Beano). Supondremos además que la reducción o eliminación de alimentos picantes conteniendo chiles no ha ayudado en mucho. Dicho lo anterior, procederemos a detallar lo que se puede hacer para tratar de obtener alivio o cura que no se ha podido obtener por otros medios habiendo sido agotados los recursos de la medicina alópata.

El plan que se detallará para tratar de recuperar la salud en quien antes la tenía y que ha estado padeciendo por varios años enfermedades gastrointestinales sin haber encontrado consuelo médico alguno consta de varios puntos que se recomienda ir siguiendo al pie de la letra. Es posible que haya quienes experimentarán una mejoría que no han podido encontrar en mucho tiempo.

Estos son pues los puntos principales del plan de sanación para irlos recorriendo de uno en uno:

1) Una buena cantidad de males gastrointestinales se deben a parásitos que pueden vivir en el tracto gastrointestinal por décadas sin que el cuerpo por sí solo tenga mecanismos para poder deshacerse de ellos. Cuando las afecciones que se tengan están siendo agravadas por estos parásitos, mientras no se haya hecho algo para deshacerse de ellos el enfermo puede llevarlos consigo por el resto de su vida sin que el cuerpo haya podido hacer nada para poder liberarse por si solo de ellos.

A nivel intestinal existen generalmente dos tipos de parásitos: los parásitos tipo lombrices (helmintos, que en ocasiones pueden verse a simple vista) y los parásitos tipo amiba que sólo pueden ser detectados con pruebas de laboratorio y los cuales a largo plazo pueden degenerar en una condición médica sumamente seria.

Ambos tipos de parásitos pueden presentarse solos o combinados. En México y en otros países latinoamericanos, las parasitosis más frecuentes son las de tipo mixto, donde se encuentran lado a lado tanto amibas como lombrices, y a pesar de que tanto las amibas como las lombrices son parásitos, no son iguales y los medicamentos que se utilizan para eliminar a un tipo no afectan al otro, por ello se requiere de dos productos distintos o de un producto completo que incluya dos medicamentos específicos para atacar a ambos.

Aunque tanto la amiba como las lombrices pueden presentarse sin molestias importantes, en otras ocasiones pueden presentarse con síntomas tales como la falta de apetito, comezón anal, diarreas continuas, gases en abundancia, pujo, sensación de no completar el vaciamiento intestinal y hasta síntomas más severos como sangrado intestinal. Además de estos síntomas, puede aparecer otro síntoma que el afectado posiblemente no había experimentado antes en toda su vida: dolor abdominal en la parte más baja del vientre.

Increíblemente, el tratamiento para eliminar del cuerpo ambos tipos de parásitos no es una cosa que se lleve semanas o meses, es cuestión de unos cuantos días y es totalmente inocuo. Los medicamentos requeridos no son medicamentos que requieran de alguna receta expedida por un doctor como ocurre en el caso de antibióticos como la tetraciclina, son medicamentos que se pueden comprar en cualquier farmacia, y además de que no provocan reacciones alérgicas en la gran mayoría de las personas, suelen ser de muy bajo costo al alcance prácticamente de cualquiera. Para los beneficios que pueden obtener y considerando los pocos riesgos involucrados así como el bajo costo, la desparasitación total es algo que se recomienda llevar a cabo por lo menos cada seis meses.

En México hay varios medicamentos para liberar al tracto gastrointestinal de parásitos. Uno de ellos es Loxcell, el cual en realidad consta de dos pastillas que se deben tomar juntas.Una de ellas es albendazol, la otra es quinfamida. La primera es para deshacerse de las lombrices, la segunda es para deshacerse de las amibas. De este modo, en una sola toma (tomando las dos pastillas), se ataca de raíz algo que es más común de lo que muchos suponen.

2) Habiendo dejado pasar aproximadamente una semana después de haberse llevado a cabo el primer paso que consiste en el desparasitado total del tracto gastrointestinal, el segundo paso consiste en atender lo que puede ser un problema adicional de colitis nerviosa, una colitis que pudo haber sido exacerbada con la presencia en el organismo de lombrices y amibas (en cuyo caso el paso anterior posiblemente producirá una mejoría que el paciente sentirá en cuestión de unos cuantos días).

Todavía hasta en tiempos recientes, la colitis caracterizada también por diarreas frecuentes y aparentemente incurables, producción excesiva de gases dentro del estómago y los intestinos y/o punzadas ligeras de dolor en partes localizadas del intestino, era considerada un mal crónico con el que se tenía que resignarse a vivir o a paliarlo con medicamentos caros; y esto siempre y cuando los médicos consultados puedan diagnosticar correctamente los síntomas como algo propio de una colitis.

Afortunadamente, y esto es cosa de tiempos recientes, se descubrió que una combinación de extractos de hojas de guayaba y de sábila tomados en forma de cápsulas o pastillas junto con la comida suelen producir un alivio enorme en los síntomas de la colitis, síntomas que posiblemente se han estado padeciendo por décadas, a grado tal que algunos enfermos consideran el alivio casi como una cosa milagrosa.

La combinación de hojas de guayaba y de sábila es algo que tiene que ser procesado especialmente, y no se recomienda hacer reemplazos caseros que no resultarán en alivio alguno. Es necesario comprar los medicamentos específicamente elaborados para el tratamiento de la colitis.

En México, los dos principales productos del tipo que se ha detallado arriba para el tratamiento de la colitis nerviosa son QG5 y Guaya Cure, siendo el segundo un poco más barato que el primero aunque ambos constan esencialmente de la misma fórmula. Lo importante aquí es no buscar reemplazos genéricos muy baratos pero cuya efectividad es dudosa, y en estos casos es mejor no tratar de ahorrar. Al igual que los medicamentos para liberar al tracto gastrointestinal de lombrices y amibas, los medicamentos para tratar la colitis nerviosa basados en extractos de hojas de guayaba y de sábila no requieren receta médica. Generalmente, hay que tomar una cápsula con cada comida, y esto es importante, si la persona es de las personas que por cuestiones dietéticas no acostumbran cenar y únicamente desayunan en la madrugada y comen al mediodía, entonces estas personas solo requieren tomar dos cápsulas (o pastillas), una con cada comida. No es recomendable tomar la cápsula en ayunas, hay que tomarla junto con la comida porque su efecto es precisamente irse junto con los alimentos ingeridos para ser procesada junto con ellos entrando en acción al llevarse a cabo el proceso digestivo. Y de hecho si la persona está en una dieta en la que coma una sola vez al día, entonces solo deberá tomar una cápsula diaria, junto con la comida.

Muchas personas experimentan una mejoría notable en cuestión de unas cuantas semanas en una colitis nerviosa que posiblemente podrían haber estado padeciendo por décadas al seguir esta segunda fase del tratamientio.

3) Este paso también puede ser importante. Una vez que se tiene la certeza de que los parásitos y las amibas han sido eliminadas del organismo con el primer paso, y que la posibilidad de una colitis nerviosa está siendo controlada con el tipo de medicamentos recomendados en el segundo paso, en este tercer paso la prioridad consiste en tratar de identificar el tipo de alimentos que puedan ocasionar una recaída. Además de personas que ya de por sí padecen de una intolerancia a la lactosa que les impide tomar leche como pueden hacerlo otras personas sanas, también hay ciertas personas que con el paso del tiempo de pronto y sin aviso previo empiezan a experimentar males gastrointestinales en ciertos días. Cualquier persona sana a cualquier edad puede sin darse cuenta desarrollar una alergia hacia cierto alimento, unas personas pueden desarrollar una alergia a la carne de pescado, otras personas pueden desarrollar una alergia hacia todos los derivados de la leche como el queso y la crema, otras personas pueden desarrollar una alergia hacia cierto tipo de frutas o verduras. Las alergias son un fallo de nuestro sistema inmunológico que provoca una reacción de supuesta defensa ante algo que no debería presentar peligro alguno para nosotros (un caso extremo es el de las personas alérgicas a los cacahuates). Para descubrir el tipo de alimento al cual se pudiera haber desarrollado una alergia, todo es tan fácil como tomar nota cuidadosamente de lo que se consumió antes de presentarse los síntomas de una diarrea o de una sensación de malestar en el tracto gastrointestinal, tomando nota de todo lo que se comió ya sea en el platillo principal o en el postre. Eventualmente, el enfermo puede descubrir por sí solo, sin ayuda de médico alguno, que esa deliciosa nieve de fresa que estaba acostumbrado a paladear desde chico es la que le está provocando reacciones severas horas después de haber consumido los alimentos. En el caso de las personas que han desarrollado una intolerancia a la lactosa, es posible obtener en los centros comerciales una leche conocida como leche deslactosada que no es de gran costo pero que sí reduce al mínimo las reacciones alérgicas derivadas de la ingesta de leche.

Una vez descubiertos aquellos alimentos que provocan reacciones alérgicas desagradables, lo mejor es eliminarlos por completo del menú y evitarlos de por vida, habido el hecho de que las alergias son debidas a una inapropiada respuesta inmunológica del cuerpo, y una vez que se ha desarrollado una respuesta inmunológica inapropiada la condición se vuelve permanente y no hay cura para ello (es algo así como la diabetes, la cual una vez adquirida no se va a curar por el hecho de que el páncreas ha dejado de funcionar como antes, o como el lupus que es otra enfermedad provocada eminentemente por un fallo inmunológico del tipo conocido como fallo autoinmune en virtud de que se trata del sistema inmunológico del cuerpo atacando al mismo cuerpo al que debería de proteger). Insistir en seguir ingiriendo cosas a las cuales somos alérgicos puede preparar el camino para afecciones mucho más serias por las cuales no vale la pena tomar tan grandes riesgos.

De modo que, si el lector ha estado padeciendo afecciones gastrointestinales por un buen tiempo sin que médico alguno le haya proporcionado ningún tipo de cura, vale la pena aplicar los tres pasos dados arriba. Es posible que el programa le pueda ayudar al lector a lidiar con cosas que creía que no tenían remedio y que estaban destinadas a ser crónicas.

Lo anterior se puede encargar por sí solo de muchas dolencias que posiblemente el que las padece se había resignado a tolerar y a vivir con ellas. De cualquier modo, queda aún algo pendiente, y esto tiene que ver con problemas de estreñimiento, para los cuales muchos recurren a la ingesta constante de purgantes que en ocasiones con el paso del tiempo dejan de hacer efecto.

En realidad, y el problema central del estreñimiento que muchos se niegan a aceptar, es la falta de suficiente materia fecal en los intestinos como para que amerite ser desalojada, lo cual a su vez tiene que ver con la alimentación. Aquí la palabra clave es la fibra. Hay alimentos que de por sí tienen muy poca fibra, como la carne de pollo o la carne de res. Una persona puede estar comiendo cinco kilos diarios de carne, y si eso es lo único que come, su organismo en vez de desechar fuera esos kilos de carne consumida los absorbe al interior de su organismo sumando los problemas de obesidad que pueda  tener la persona. La fibra no presenta tales problemas porque no es absorbida ni procesada por el tracto gastrointestinal, simplemente es expulsada del organismo sin ser digerida. Y como no es digerida por el organismo, al ir mezclada con otro tipo de alimentos la fibra actúa como una especie de lubricante intestinal, una especie de “aceite” natural, por así decirlo. En relación a esto, además de que el pan integral (o el pan negro) y varias frutas y vegetales contienen un alto contenido de fibra, posiblemente uno de los mejores generadores de “masa” dentro del estómago y los intestinos sea la avena. La avena tiene una propiedad interesante: si se toma cruda (o seca), se “infla” dentro del tracto gastrointestinal, de forma tal que una persona que se tome diariamente una taza de avena seca (o su equivalente hervido o preparado) sentirá una sensación de tener que ir al sanitario para evacuar, si no al siguiente día a más tardar en dos o tres días, y esto sin necesidad de tener que consumir ningún purgante. El comer avena, al inflarse ésta dentro del estómago, hace que se llenen rápidamente los intestinos, y el cuerpo no tardará en pedir la evacuación de toda esa avena que se ha inflado en el interior y la cual no deja espacio para consumir nada más. Es la fibra de la avena, no digerible por el organismo humano, la que actúa como el lubricante que ayuda a la evacuación de los intestinos y a corregir los problemas de estreñimiento en una manera que no lo logran los purgantes que contienen químicos como la fenolftaleína que pueden terminar causando otros efectos más desagradables que el mismo estreñimiento. La avena no actúa en cuestión de unas cuantas horas como lo hacen los purgantes, puede tardar hasta dos o tres días en actuar, pero cuando actúa lo hace de una manera completamente natural y de forma eficaz sin producir diarreas pero en cambio produciendo mucha “masa” para ser expulsada del organismo. La avena tiene además otro beneficio secundario (o quizá primario): se ha demostrado clínicamente que su consumo regular puede disminuír los índices de colesterol en el organismo y ayudar a evitar los males cardiovasculares; la avena es eminentemente el ceral anti-colesterol. Es muy posible que este beneficio adicional se deba a que la misma fibra de la avena, al no ser digerible por el organismo, actúa como impedimento para que los intestinos puedan ingerir cosas que contribuyen al aumento en el colesterol, cosas como las mantecas de origen animal usadas para freír en el sartén las comidas. De modo que, antes de seguir insistiendo en la dependencia de purgantes para paliar el problema de falta de evacuaciones, la persona que padezca de estreñimiento frecuente debería probar primero el aumentar el consumo de alimentos con fibra en su dieta diaria (las tortillas de maíz y los frijoles pueden ser una buena fuente de fibra, siempre y cuando no hayan sido sometidos a un procesamiento industrial que les haya removido la fibra) y reducir el consumo de alimentos abundantes en grasas pero muy pobres en fibra. Aquí resulta instructivo el preguntarse cuál es el ingrediente mágico del Metamucil, un producto comercial usado para combatir problemas de estreñimiento. Y la respuesta, que no debe causar asombro, es fibra. ¡Fibra, fibra, fibra, fibra! Comprendiendo este hecho sencillo se tiene la clave de todo.

jueves, 16 de mayo de 2013

Secretos de la cartomagia




En la entrada “Iniciación a la magia” publicada en diciembre de 2012, se revelaron a los lectores de esta bitácora los secretos de varios trucos de magia que en su mayoría pueden ser realizados por cualquiera que esté dispuesto a invertir un poco de su tiempo. Dentro de la magia del ilusionismo, un rubro importante lo ocupan los trucos que se llevan a cabo con las cartas de la baraja, frecuentemente clasificados dentro de un arte conocido como la cartomagia. Este término no debe confundirse con la palabra cartomancia., la cual denota el uso de las cartas de la baraja (específicamente, las cartas del Tarot) para la adivinación del futuro.

Los trucos con cartas de la baraja constituyen el campo más amplio de las improvisaciones mágicas. Hay muchos más magos que se especializan en trucos solamente a base de la baraja (el famoso mago John Scarne escribió un libro titulado Scarne on Card Tricks), y los hábiles juegos y escamoteos que son posibles con la baraja resultan innumerables. Por otra parte, existe diversidad de trucos asombrosos con las cartas, para los cuales no se requiere una gran destreza, y algunos de los mejores de esa clase son los que se mencionarán aquí.

Antes de dedicarse a esta clase de trucos, el mago aficionado deberá aprender a barajar y manejar las cartas con facilidad y precisión. Si maneja el mazo de las cartas de manera tosca o burda, la gente que le está observando comprenderá enseguida que sus juegos carecen de habilidad; pero si actúa con delicadeza, comprenderán que sus trucos son debidos a la ligereza de manos que posee, y se interesarán en cuanto haga.

Innumerables trucos con las cartas consisten en el sorprendente descubrimiento de una carta determinada, que aparentemente fue escogida al azar por alguna persona del público. De ahí que el mago haya de encontrar los medios para saber, o averiguar, cuál es la carta seleccionada, bien sea antes o después de que aquélla sea tomada del mazo. En primer lugar, consideraremos unos cuantos procedimientos sencillos, pero efectivos, por medio de los cuales se puede conseguir esa finalidad. Hay otros métodos que forman parte intrínseca de ciertos trucos, y serán explicados posteriormente aquí mismo. Como pronto se verá, los magos no hacen uso de las llamadas “cartas marcadas” como las que se usan para hacer chapuza en los partidos de naipes, y de hecho después de haberse efectuado un truco el mago puede pasar su juego de barajas al público para que lo inspeccione y compruebe que no hay algo en la impresión de las figuras de los naipes que pueda delatar desde el reverso de la carta de qué carta se trata mediante las diferencias en el estampado de las figuras en en reverso.

Esta es una buena ocasión, en estos tiempos modernos en los que se pregona la igualdad de géneros, para invitar a las lectoras de esta bitácora a que aprendan algunos de estos efectos de ilusionismo para dejar impresionados a quienes quieran asombrar con unos cuantos trucos de magia. El campo de la magia es un campo que ha estado reservado ya por demasiado tiempo a los hombres, y ya es hora de que comencemos a ver no solo a magos sino también a magas que con su habilidad en el arte de la magia puedan despertar la admiración y el asombro de amigos y amigas, familiares y conocidos, y, ¿por qué no?, incursionar profesionalmente en este arte milenario.


El truco está en el reverso

Algunas barajas, principalmente las de buena clase, tienen en el reverso dibujos o iniciales en lugar de los habituales dibujos simétricos. Precisamente un mazo de estas cartas es el que necesita el mago en esta ocasión. Comienza por arreglar las cartas de modo que los dibujos se hallen todos colocados en la misma dirección. A continuación, baraja el mazo de cartas y pide a una persona que escoja la que prefiera. Tan pronto como aquélla extrae la carta, el mago, cuidadosamente, da la vuelta al mazo. De este modo, cuando la carta escogida es reintegrada al mazo, su dibujo del reverso estará invertido. Puede volver a barajarse el mazo, mas tan pronto como el mago eche una mirada, sabrá cuál fue la carta escogida.

La habilidad del mago consiste en saber escoger las cartas que va a emplear en la ejecución de este sencillo truco.


El mazo marcado con lápiz

Cualquier mazo de cartas puede marcarse mediante un sencillo procedimiento. Lo primero es cuadrar perfectamente el mazo para poder hacerle dos o tres líneas rectas y finas con un lápiz en un extremo de aquél, de manera que las líneas crucen todas las cartas. Cuando es extraida una de las cartas, se da vuelta al mazo, antes de reintegrar la que se extrajo. Una simple ojeada al extremo marcado del mazo revelará la falta de continuidad en la línea hecha con el lápiz; en el extremo opuesto, en cambio, aparecerá la parte de la línea que falta en el otro. Esta falta de continuidad en un lado y la marca en el otro señalan claramente la carta escogida, y no hay que hacer sino abrir la mano por ese lugar para hallarla.


Cartas puntuadas

Una simple mirada a un mazo de cartas le revelará que algunas son “indicadoras”. Tómese, por ejemplo, el siete de espadas. Tiene siete marcas, cinco de las cuales apuntan en la misma dirección. El nueve de corazones lleva cinco puntos en la misma dirección. Los ases de espadas, corazones y bastos son “indicadores”. El siete de diamantes (oros) es un “indicador” porque lleva un punto singular por encima del centro.

Para servirse de este interesante principio, tómense todos los “indicadores” de un mazo, y arréglense todos ellos con sus puntos principales en una sola dirección. Agrúpense estas cartas en el centro del mazo, y ábranse en abanico, de modo que sea precisamente uno de tales “indicadores” el que sea escogido. Dése vuelta al mazo en el preciso momento de reingresar la carta seleccionada al citado mazo. Luego de barajarlo, una simple ojeada a las cartas indicará cuál fue la que escogieron, porque estará apuntando en dirección opuesta a las otras.


La carta doble

Este es el sistema del “localizador de cartas” más perfecto para el mago que actúa con su propio mazo. Se empleará un mazo de cartas con márgenes blancos. Tómese la carta sobrante, que generalmente entregan con esos mazos, y córtesele el margen blanco. A continuación, péguese la carta recortada en el reverso de una de las cartas del mazo. A una regular distancia, ese grosor ni siquiera puede apreciarse.

Tan pronto como una carta es extraída del mazo, “cuádrese” éste y ábrase en abanico el mazo. El dedo del mago hallará inmediatamente una diferencia en el sitio donde se encuentra la carta doble. Cuando la persona que extrajo la carta vaya a reintegrarla al mazo, hágase que la introduzca precisamente en ese punto, y quedará exactamente junto a la carta doble. Acto seguido, el mazo puede ser barajado y cortado, pero teniendo cuidado, como es natural, para evitar que nada se altere en varias cartas antes y después de la “doble”, para, de este modo, encontrar cuando se desee la carta que fue escogida por el espectador.


La carta corta

La “carta corta” tiene el mismo objeto de la “carta doble”. Es simplemente una carta a la que se ha cortado aproximadamente un dieciseisavo de pulgada de uno de los extremos. Se opera con ella de igual modo que con la “carta doble”, y sirve como “localizador” cuando la carta escogida por el espectador es devuelta al mazo.

La “carta corta”, sin embargo, puede ser adaptada a cualquier tipo de barajas o mazo de cartas, si el mago toma la precaución de llevar consigo un par de pequeñas tijeras (preferiblemente plegables) en el bolsillo. Guardándose una carta del mazoy buscando la oportunidad para abandonar un momento la habitación, puede recortar la carta y devolverla al mazo del cual la sacó.


La esquina doblada

En este truco, el mago abre el mazo en abanico y mantiene las cartas de modo que las vea el espectador, invitándolo a que toque una de ellas. Tan pronto como el espectador lo haga, el dedo pulgar del mago, que está escondido detrás del mazo, dobla la esquina de la carta señalada. Luego que el mazo se ha barajado, una simple ojeada al ángulo del mazo revela dónde se encuentra la carta escogida, y el mazo puede ser “cortado” en ese punto.


Un barajado que se simula

El simular que se está barajando es el procedimiento por el cual una carta puede retenerse al principio o al final del mazo en tanto que el mago está barajando. Realmente, el barajado falso no puede considerarse como un truco en sí. No se requiere una habilidad especial para el barajado falso; cualquiera que pueda barajar un mazo de cartas a la manera ordinaria, puede con igual facilidad llevar a cabo el barajado falso.

Primero: Supongamos que el mazo va a barajarse del modo llamado “cola de pato”, cortándolo en dos partes y cruzando los extremos. El mago ha localizado la carta escogida y cortado las cartas de forma que aquélla quede en la parte alta del mazo. Al cruzar o mezclar los extremos del mazo, simplemente retendrá la carta que se encuentra en la parte de arriba, sujeta por su pulgar, de modo que sea la última en caer y su posición permanezca inalterable.

Segundo: En un barajado ordinario, para retener la carta escogida en la parte de arriba del mazo, sujétese el mazo entre el pulgar y los demás dedos de la mano derecha, el pulgar en un extremo y los demás en el opuesto. Sosténgase el mazo, mostrando al público la carta de abajo. Ahora es el pulgar izquierdo el que sube y retira algunas de las cartas de la parte inferior del mazo. Al hacerlo así, los otros dedos izquierdos arrastran también simultáneamente, la carta de arriba. Enseguida, la mano derecha, ayudada por el pulgar izquierdo, baraja las cartas remanentes del primer grupo. La carta escogida continua ocupando su sitio en la parte de arriba. Si aquélla (la carta que escogió el espectador) se halla originalmente en la parte inferior, la mano derecha sostendrá el mazo con el reverso de la carta que ocupa el sitio de arriba dando frente al público. Por lo demás, el barajado es el mismo (Con objeto de evitar confusiones, el lector-aprendiz deberá estudiar todos los trucos a base de cartas, teniendo el mazo en las manos. Puede comenzar poniendo las cartas sobre la mesa, como si ya estuvieran dispuestas para iniciar los trucos. La carta que está en la parte de arribaes la FINAL; la de abajo será llamada la PRIMERA. Estas condiciones prevalecerán siempre, sin que importe la posición en que se mantenga el mazo.)

Tercero: Existe un barajado muy sencillo, en el cual la carta escogida puede ser trasladada, sin ser advertida, de la parte superior del mazo a la inferior, o viceversa. Manténgase el mazo conforme ya quedó indicado, con la carta FINAL dando la vista al público. El pulgar izquierdo empuja esa carta sola, y las remanentes se barajan quedando sobre ella; de ese modo, la carta escogida se convierte en la carta PRIMERA. Para trasladar la de abajo (PRIMERA) a la parte de arriba (FINAL), el mago habrá de tomar en primer lugar la precaución de volver su lado derecho hacia el público; acto seguido, tomará el mazo entre el pulgar y los demás dedos de la mano derecha, con la carta FINAL hacia la palma. El pulgar izquierdo abate sólo la PRIMERA carta, dejándola caer en la curva que forman los demás dedos izquierdos; enseguida, las cartas remanentes son barajadas con la mano derecha hacia la izquierda, quedando así la carta que se desea en la parte de arriba del mazo.


El corte de la carta

Los detalles previamente descritos no constituyen por sí solos lo que pudiera llamarse trucos con barajas. Son simples procedimientos que llevan a conclusiones habilidosas, las cuales resultarían imposibles de no contar con la ayuda de aquéllos. El siguiente truco, que es de gran misterio, depende precisamente de un método indicado anteriormente.

En la ejecución de esta ilusión, un voluntario escoge una carta al azar, que deberá ser regresada al mazo para barajarlo cuidadosamente. El mago extrae una carta del mazo, y la exhibe. No es la que el espectador escogió. Con un movimiento velocísimo introduce la carta “boca arriba”, hacia el centro del mazo y, utilizándola a modo de palanca, alza la parte de arriba del mazo. Cuando vuelve la parte de arriba, advierte que ¡la carta escogida se halla en la porción inferior de la parte de arriba! Cuando la introdujo velozmente en el mazo, descubrió la carta escogida.

El procedimiento usado es sencillo. Es el indicado en la trampa de arriba titulada “La esquina doblada”. El truco se realiza con ayuda del ángulo o esquina doblado. Cuando el mago sostiene el mazo, vuelve el extremo hacia él y observa la esquina doblada, que aparenta estar perfectamente lisa. Es, simplemente, cuestión de introducir la carta impar, boca arriba, exactamente debajo de aquélla a la cual se le dobló la esquina.


El truco del deletro

Un espectador escoge una carta del mazo y dicha carta se vuelve a meter dentro del mazo. El mago corta varias veces el mazo. A continuación, pregunta cuál es la carta escogida. Supongamos que fuera la sota de bastos. Va volviendo las cartas una por una, diciendo una letra al hacerlo, por ejemplo: “S-O-T-A D-E B-A-S-T-O-S”. El mago vuelve la última carta. ¡Esa es la sota de bastos!

Para efectuar este truco extraordinario, después de haberse tomado una carta del mazo, se cuadran las cartas en la mano izquierda y a continuación se empiezan a echar a un lado, de modo tal que pueda introducirse la que se escogió. Una vez hecho esto, se cuentan las cartas mientras el pulgar izquierdo las empuja hacia la derecha y, tan pronto com se haya llegado a once, se alza con calma ese grupo de cartas colocando debajo de ellas la carta que fue escogida. Luego que la mano derecha haya levantado las once cartas, el pulgar izquierdo moverá todavía algunas cartas más en forma descuidada, pero el corte deberá hacerse exactamente por debajo de la undécima carta.

Así pues, resultará que la carta duodécima es la escogida a partir de la parte de arriba del mazo. Córtese éste en cuatro montones, y déjense de este modo:

1     2      3      4

El montón 4 es el de la parte de arriba y contendrá, por lo menos, quince cartas. Póngase el montón 4 sobre el montón 2. Acto seguido, el montón 3 sobre el montón 1, los montones 2 y 4 encima de los montones 1 y 3. Con ello, aparentemente se mezclan las cartas, pero no habrá cambiado la posición de las doce de arriba (Este procedimiento es conocido con el nombre de “Corte Falso”. Puede ser empleado en otros trucos, en vez de usar el “barajado falso”.)

Entonces habrá llegado el momento de preguntar cuál es la carta escogida. Sin que importe cuál pueda ser esa carta, el mago puede irla deletreando de modo tal que su cuenta termine precisamente en la carta duodécima.

Por ejemplo, as de espadas, deletréese: A-S D-E E-S-P-A-D-A-S, y vuélvase la siguiente carta.

As de Bastos: Vuélvase boca arriba la carta de arriba del mazo, y aparézcase sorprendido al observar que no es el As de Bastos. Échese a un lado y comiéncese el deletreo con la carta siguiente: A-S D-E B-A-S-T-O-S, y se volverá la carta siguiente.

As de Oros: Deletréese A-S D-E O-R-O-S. Vuélvase la última carta al pronunciar la letra O. Será precisamente el As de Oros.

Reina de Oros: Deletréese R-E-I-N-A O-R-O-S y vuélvase la carta con la letra O.

Rey de Oros: Deletréese R-E-Y D-E O-R-O-S y vuélvase boca arriba con la letra O.

Empleando uno de estos varios métodos para descubrir la carta escogida, el mago podrá acabar siempre el deletreo cuando llegue a la carta duodécima. No deberá incluirse el “Jóker” o Comodín en el mazo. Tan pronto como se haya nombrado la carta escogida, puede hacerse el deletreo mentalmente, o con la punta de los dedos. Con un poco de práctica, el truco no presentará dificultades.


La reina sabia

Este es un misterio de mucha efectividad. El mago invita a un espectador a barajar el mazo. El mago toma las cartas y pregunta: ¿Cúal es su Reina favorita? Supongamos que fuera la Reina de Oros. El mago rebusca en el mazo y extrae la Reina de Oros. Enseguida, deja el mazo boca abajo sobre la mesa y lo divide en tres montones. El espectador selecciona uno de esos montones y retira la carta de arriba; la deja boca abajo en la mesa, sin mirarla.

El mago hace notar que la Reina de Oros es muy sabia. Se acerca a la Reina a la oreja (la oreja del mago) y pretende conversar con ella. Acto seguido, toca con la Reina la carta que se halla encima de la mesa, y la vuelve a llevar a su oreja.

“¡Ah!”, exclama, “la Reina me dice que esa carta es el nueve de espadas”. Es vuelta la carta y, en efecto, es el nueve de espadas.

Para efectuar esta ilusión, al mirar el mazo en busca de la Reina de Oros, el mago echa con calma una mirada a la carta de arriba y la retiene en la memoria. Cuando corta el mazo de cartas, alza aproximadamente dos terceras partes, dejando un montoncito; a continuación, y a su derecha, deja otra tercera parte, y el grupo del centro lo coloca entre ambos. Por lo tanto, sabe cuál es la carta del montoncito central, que podemos suponer sea el nueve de espadas. Cuando el mago pide al espectador que tiene frente a él que escoja uno de los montones, esa persona invariablemente escogerá el montón del centro, lo cual encaja exactamente en los planes del mago (esta es cuestión de psicología, aquí la magia moderna recurre al comportamiento predecible en la gran mayoría de las personas cuando toman ciertas decisiones). Se toma la carta de arriba del montón citado, y el resto del truco es simplemente de entretenimiento.

Es posible que el espectador escogiera otro de los montones (de vez en cuando, falla la predictibilidad de la psicología), pero eso no debe preocupar al mago porque él todavía no ha indicado lo que proyecta llevar a cabo. Se volverá a otra persona del público cualquiera diciéndole: “Escoja usted un montón también”, al tiempo que le señala el montón del otro extremo (nuevamente, aquí se recurre a algo de psicología, sugieriéndole subconscientemente al otro espectador que escoja el montón hacia el cual está apuntando el mago). Si el espectador lo escoge, el mago exclamará: “Ahora ya sólo nos queda un montón de cartas. Este será el que vamos a utilizar”.

Si el segundo espectador se decidiera a escoger el montón central, el mago inmediatamente se olvidará de la primera persona y, centrando su atención en la segunda, le dirá que levante la carta de arriba del montón que escogió. De este modo, el mago siempre gana.


Encontrando la carta escogida

En este truco, se divide el mazo de cartas en dos montones o grupos. Un espectador escoge una carta del centro de uno, y la coloca en el otro, que es barajado. El mago mira por el centro del mazo e inmediatamente descubre la carta escogida.

Para efectuar este truco, en uno de los montones se hallan tan sólo las cartas nones o impares: Ases, treses, cincos, sietes, nueves, y caballos. En la otra mitad del mazo se encuentran las cartas pares. Nadie se dará cuenta del truco.

Cuando se pasa una carta de un montón al otro, el mago puede descubrir inmediatamente de cuál se trata, en cuenta mira un instante el montón.


El caso de la carta y los rayos X

El mago toma un mazo de cartas de la caja. Mantiene ésta a su espalda y pide a cualquier persona que introduzca una carta, boca abajo, en la caja, cerrando la tapa de la caja para que la carta se halle enteramente oculta.

A continuación, el mago se lleva la caja a la frente e instantáneamente indica cuál es la carta que se halla dentro, ¡aunque no la ha visto!

Para esto, se hace un minúsculo agujero en el ángulo inferior derecho y posterior de la caja de cartas. Esta se mantiene boca abajo, de modo tal que el dedo pulgar tape el agujero citado. Al alzar la caja llevándola a la frente, el mago retira momentáneamente el pulgar y echa una ojeada rápida, con lo cual ve la carta que se halla en el interior de la caja.


Cartas magnéticas

El efecto que causa el truco de “Las Cartas Magnéticas” es verdaderamente sorprendente. El mago tiene cierto número de cartas en la palma de la mano, y cuando da vuelta a esa mano, las cartas permanecen adheridas a ella, cual si estuvieran magnetizadas; hasta que a una orden del operador mágico, caen al suelo.

Existen varios procedimientos para realizar este truco, y una explicación de todos ellos facultará al lector para emplear aquel que mejor le acomode o más le guste.

Procedimiento 1: Bastará con atarse un cabello que pase por el centro de la mano, de modo que forme una especie de abrazadera en la palma. Insértese una carta por debajo del cabello, y colóquense las demás cartas, siete u ocho, por debajo de las esquinas de la primera de ellas, la cual servirá de soporte a todas. El cabello resulta invisible aún a corta distancia, y un movimiento brusco de la mano lo romperá, dejando caer las cartas en el momento deseado.

Procedimiento 2: Empléese un mazo de cartas que tengan un círculo como dibujo en el reverso. Córtese uno de esos círculos a una carta que no vaya a servir, dóblese por la mitad, y péguese en el centro de otra de las cartas, de modo que forme una especie de oreja o solapa. Esta se sujeta entre los dedos, con lo cual queda sujetada la carta, mientras que las restantes pueden insertarse por debajo de ella. Tan pronto como se extienden ligeramente los dedos, las cartas caen todas al suelo.

Procedimiento 3: Dóblese la esquina de una carta y sujétese ese doblez entre los dos dedos últimos, de forma que la carta quede colocada diagonalmente en la palma de la mano. La presión que se ejerza con la base del dedo pulgar, en el otro extremo de la carta en cuestión, la sostendrá perfectamente, y de esta manera las demás pueden colocarse también sin que se caigan.

Procedimiento 4: Si habitualmente se usa un anillo, cuando nadie esté observando introdúzcase la punta de un alfiler por debajo de aquél y métase la carta por bajo la cabeza del alfiler. Con ello se soportará la carta, y en cuanto a las demás, se apoyarán en ella (Al insertar por debajo de la que hace de soporte, también podrán introducirse otras más, secundarias, de forma que encubran parcialmente aquella que usamos como soporte.)

Procedimiento 5: Adquiérase un trozo de diaquilón (el cual usamos por ser pegajoso) en cualquier droguería, y frótense con él los dedos y la palma de la mano. La apariencia de ésta no habrá sufrido cambio alguno, pero estará pegajosa. Pónganse seis o siete cartas encima de la mesa, y hágase presión firmemente con la mano sobre ellas. Tan pronto como se sacuda levemente la mano, las cartas irán a parar al suelo.


La carta que se desvanece

Este truco se lleva a cabo con una carta de baraja, un vasito y un pañuelo. Se coloca la carta por debajo del pañuelo, y éste se mantiene sobre el vaso; enseguida, se empuja la carta para introducirla en el vaso. Al quitar el pañuelo, se muestra el vaso que estará vacío. En realidad, la carta no es más que un trozo de celuloide transparente, cortado al tamaño y forma de una carta de baraja. Dicho trozo de celuloide se oculta desde el principio en el pañuelo. Se muestra la carta ordinaria y, haciendo como si se guardase también entre los pliegues del pañuelo, se dejará caer sobre la mesa entre las demás cartas integrantes confundiéndose entre ellas, conservando únicamente en el pañuelo la carta de celuloide, cuya apariencia, cubierta por el pañuelo, es la de una carta cualquiera. Cuando ésta se introduce en el vaso, podrá retirarse el pañuelo y levantar bien alto el vaso para que todos puedan verlo. ¡El celuloide resulta invisible!


La carta que se levanta automáticamente

En este truco se requiere también un vaso corriente. Se toma del mazo una carta cualquiera que se introducirá en el vaso. Se ruega a un espectador que ordene levantarse a la carta. Esta, como es natural, no obedecerá la orden. El mago extrae la carta del vaso, la frota contra su manga, vuelve a introducirla en el vaso, y aquélla se levanta inmediatamente en dirección a su mano extendida cuando se le da la orden de hacerlo.

La ejecución de este espectáculo requiere de una carta cuyo barnizaje sea perfecto (juegos baratos de naipes no, por favor, no para este truco), y un vaso de paredes cónicas. Tómese un trozo de jabón seco y frótese con él todo el interior del vaso, haciendo dos canales estrechos en lados opuestos y que vayan desde el borde hasta el fondo del mismo. Cuando se introduzca una carta en el recipiente, hágase de manera que sus cantos entren en contacto con los pasos o estrías pulidos, y la carta se levantará; pero, si no se introduce por el punto exacto, la carta no se levantará en modo alguno. El jabón habrá de aplicarse cuidadosamente y por igual; de esta manera, no se advertirá su presencia.


La carta en la mano

Este es un final sorprendente para un truco con cartas de baraja. Después de colocar una carta escogida en la parte de arriba del mazo por cualquiera de los procedimientos descritos anteriormente, se divide el mazo en dos partes. El mago pone la parte inferior sobre la palma de la mano y agita ésta velozmente en el aire. Introduce su mano por entre las cartas que caen, y aparece la que se escogió en el reverso de la mano, al parecer recogida entre las demás.

Para este efecto, el mago lleva un trocito de resina adherido al reverso de su mano. Cuando pone el montón inferior de cartas en su palma, descansa momentáneamente el reverso de la mano sobre el montón superior. Cuando la mano lanza el montón inferior al aire, la carta escogida permanece adherida al reverso de la mano. Para que la ilusión sea completa, se introducirá simplemente la mano por entre las cartas que caen.


La carta-espíritu

La “Carta-Espíritu” es un pequeño misterio perfecto que sólo requiere un poco de habilidad. Se muestra al público un sobre vacío, y en él se introduce un pequeño trozo de cartulina. Acto seguido, se corta un mazo de cartas y se introduce el sobre por entre ambas mitades del mazo. Los espectadores observan que la carta que se halla exactamente bajo el sobre es el cuatro de oros. Se abre el sobre y ¡allí está el cuatro de oros! El sobre se deja caer encima de la mesa.

El secreto radica en que se trata de un sobre doble, que se prepara cortando la parte delantera de otro sobre y pegándola en un sobre completo. Cuando ambas piezas se hallan bien pegadas, el sobre parece la cosa más inocente del mundo; se recomienda emplear un sobre pequeño con la ranura al extremo.

En el compartimiento delantero del sobre se colocará previamente el cuatro de oros (o la carta que se pretenda utilizar). La carta puede ser marcada con tinta; es preferible una pequeña fotografía o una tarjeta impresa, si es que puede obtenerse.

La carta de encima del mazo es el cuatro de oros. Enséñese el sobre, que aparentemente se encuentra vacío, e introdúzcase en él una tarjeta en blanco, de igual tamaño que la miniatura que se halla escondida en el sobre. Córtese el mazo y, después de pegar el sobre, póngase tranquilamente en la que constituye la parte superior del mazo, colocando la parte inferior encima del sobre. Este es un movimiento que nunca advierte el público. Los espectadores se fijan en la carta que hay debajo del sobre.

Quítese el sobre, ábrase por el compartimiento delantero, y déjese que la carta salga de su encierro. Mientras todos están examinándola, enmedio de la gran sorpresa, tranquilamente póngase el sobre en el bolsillo. Allí tendrá el mago un duplicado exactamente igual, pero sin preparación, que también habrá sido cerrado y abierto. Como si lo pensara mejor, el mago volverá a sacar el sobre (realmente no el verdadero, sino el duplicado) y lo dejará caer sobre la mesa. Nadie advertirá este sencillo cambio, si se realiza con naturalidad. No deberá decirse nada acerca del sobre; pasado un momento, no faltará quien lo recoja y se ponga a examinarlo.


Los ases en el bolsillo

Permítase que alguno de los presentes baraje un mazo de cartas. Hágase comprobar que el bolsillo interior de la chaqueta está totalmente vacío, e introdúzcase allí el mazo. Afírmese que los ases responderán al sentido del tacto que el mago posee, e introdúzcase la mano en el bolsillo. ¡Cada vez que el mago saque su mano, llevará un as en ella! Luego de haberlos sacado todos, sacará el mazo y podrá permitir que examine el mazo quien quiera hacerlo.

Para efectuar este truco, retírense previamente los cuatro ases del mazo (el público no se dará cuenta de esta omisión aún si el mazo es entregado para ser inspeccionado porque estará ocupado buscando marcas especiales en las barajas o diferencias en los grabados que sirvan para hacer chapuza), poniéndolos en el bolsillo superior del chaleco. Permítase que miembros del público barajen el mazo; nadie se dará cuenta que faltan los ases, puesto que, además el mago no hace mención alguna de ellos hasta que ya tiene el mazo metido en el bolsillo interior de la chaqueta.

Cada vez que el mago saca un as, lo que hace es introducir la mano en el bolsillo del chaleco. Sujetándose perfectamente la chaqueta con la mano derecha, ninguno de los presentes podrá darse cuenta de que no es en el bolsillo interior en donde el mago mete la mano.


La carta vuelta

El efecto de este truco no es nuevo; pero el procedimiento ha sido tan simplificado, que puede ser llevado a la práctica en cuanto se posea una pequeña práctica.

Se toma una carta del mazo por parte de alguien del público, fijándose de cuál se trata. La carta es devuelta al mago, que la mete en el mazo boca abajo, sujetándolo perfectamente para que todos vean que no hay ningún reborde fuera, es decir, que no queda huella de la carta escogida. la cual se ha perdido dentro del mazo.

Se deja el mazo sobre la mesa, y el mago mueve sus manos por encima del mismo. Va echando las cartas a un lado, una a una, y de repente llega a una carta que se encuentra boca arriba. ¡Es precisamente la carta escogida!

La ejecución de este truco requiere el empleo de un mazo cuyas cartas tengan márgenes blancos alrededor del reverso. Sin que nadie lo vea, vuélvase boca arriba la carta de abajo. Abrase el mazo en abanico, teniendo cuidado de no dejar la que está vuelta, y déjese que seleccionen una carta al azar.

En tanto que todos los presentes están mirando la carta escogida, el mago se volverá de espaldas para que constaten de que no la ve. Esto le da tiempo al mago de cuadrar el mazo y a volverlo, de modo que la carta de abajo quede arriba (La reversión de la carta inferior puede dejarse hasta que el mago se vuelva de espalda, pero es más seguro hacerla lo antes posible.) Cuando se pone de nuevo la carta escogida en el centro del mazo, realmente está vuelta; la carta inferior invertida es la que hace que el mazo (¡todo el mazo!) parezca acomodado en su forma normal. Se sostiene aquél en la mano izquierda, cuatro dedos a un lado y el pulgar en el otro, con la palma hacia arriba. Al aproximarse a la mesa, vuélvase la mano (con movimiento veloz) y déjese el mazo encima de la mesa. Pásese la mano sobre el mazo y váyanse pasando cartas hasta llegar a la escogida, que estará boca arriba.


El as viajero

Tómese un mazo de cartas y muéstrese al público el as de bastos, que se colocará en la parte superior del mazo durante un momento. Quítese enseguida la carta e introdúzcase en el centro del mazo; cuando se está introduciendo la carta, sosténgase en alto el mazo para que todos puedan echar una mirada y ver el as.

Tan pronto como la carta referida se halla introducida en el mazo, se desparraman las cartas, y la de arriba es precisamente el as de bastos que ha regresado a su lugar, en la parte de arriba del mazo.

Para efectuar esta ilusión, cuando se enseña el as de bastos, el tres de ese mismo palo se encuentra detrás, y ambas cartas se sostienen de modo tal que den la impresión de ser una sola (en esto radica el truco). Las cartas pueden combarse ligeramente hacia afuera presionando con el pulgar y los demás dedos en lados opuestos. De tal modo, el doble grosor no será advertido por nadie. Se dejan las cartas sobre el mazo, y el tres (que se supone ser el as) es el que realmente se saca para meterlo en el centro del mazo. Cuando se está metiendo en el mazo, la parte de esa carta que se deja ver al público puede ser confundida fácilmente con el as a causa de su semejanza. El espectador sólo ve una parte de la carta, y todos quedan satisfechos y seguros de que la carta que se ha metido es precisamente ésa, el as de bastos.


Cruces de Malta

Aquí el mago afirma que va a gastar una broma a su público. Arregla ocho cartas en dos grupos, de modo que formen dos cruces de Malta. Enseguida invita a una persona para que escoja cualquier grupo de cuatro de dichas cartas, es decir, una cruz o la otra; o cuatro cartas en línea, o la combinación que mejor le plazca. Una vez hecho esto, se retiran las cuatro cartas.

De las cuatro cartas que quedan, se seleccionan dos; y, finalmente, de las dos que aun permanecen sobre la mesa, se escoge una. La carta final es vuelta boca arriba, y resulta ser ¡el Comodín!

Ello se realiza en forma astuta. El mago sabe la posición del Comodín entre las ocho cartas que se hallan colocadas boca abajo. Si el Comodín se encuentra entre las cuatro que se escogieron primero, el mago elimina las otras cuatro cartas. Si no está entre esas cuatro primeras, el mago recoge las cuatro seleccionadas.

Repite el mismo procedimiento con las cuatro cartas remanentes, bien llevándose o dejando las dos que se escojan. Cuando se realiza la selección final, el mago se lleva la carta si no es el Comodín; pero en caso de ser así, elimina la carta extra, dejando el Comodín encima de la mesa.

Cuando se realiza este truco en forma despreocupada, su efecto es muy convincente.


Una coincidencia misteriosa

El mago solicita que alguien del público baraje un mazo de cartas. Después, también él lo baraja un momento. Acto seguido, deja el mazo sobre la mesa y escribe algo en un trozo de papel, que ruega conservar a cualquier persona del público.

Otro espectador extrae cierto número de cartas, digamos ocho, una a una, e inmediatamente vuelve a colocarlas en el mazo. En este momento, la primera persona saca igual número de cartas, y vuelve la última boca arriba. El mago le ruega mirar el trozo de papel que tiene en la mano y que observe el nombre de la carta escrito en él. ¡Será el mismo de la tarjeta vuelta!

El truco radica en que después de que el mago toma en sus manos el mazo para barajarlo él también, se fija, sin que nadie lo observe, en la carta que se halla en el mazo precisamente encima de todas. O, mejor aún, se fija en la que está debajo y, al barajar, lo hace de modo que la carta que estaba debajo vaya a parar exactamente encima. Esa es la carta cuya denominación el mago escribe en el trozo de papel.

Cuando otra persona extrae cartas, una a una, invierte su orden al ponerlas boca abajo sobre la mesa. De este modo, si saca ocho cartas, la que el mago ha escrito en el papel se convierte en la octava a partir de arriba. Así, cuando el primer espectador maneja o extrae el mismo número de cartas, llega, naturalmente, a la que corresponde al mensaje escrito.


Una carta que pasa a través del plato

Se escoge una carta que vuelve a meterse en el mazo. El mago baraja y corta las cartas. Las deja encima de la mesa y muestra un plato y un sombrero. Deja el mazo de cartas sobre el plato, que estará colocado sobre el sombrero. Entonces exclama: “Pasa”, y cuando es examinado el mazo, la carta escogida ha desaparecido. Se levanta el plato, ¡y la carta aparece dentro del sombrero!

El secreto radica en que cuando se devuelve la carta seleccionada al mazo, el mago levanta las cartas en cierta forma, con objeto de que quien la escogió pueda echar una última mirada a su carta. Con ello, el mago tiene la oportunidad de doblar ligeramente una de las esquinas de la carta escogida empleando el dedo pulgar, y esa carta no llega a entrar por entero en el mazo.

Enseguida el mago baraja el mazo, y cuando lo corta, lo hace precisamente en el sitio donde advierte que se encuentra la esquina doblada. Esto hace que la carta escogida quede exactamente encima del mazo.

En la parte de abajo del plato el mago habrá adherido previamente un trocito de jabón. Después de mostrar el plato, el mago enseña el sombrero, y deja cuidadosamente el plato encima del mazo. Así, la carta se adhiere a aquél, sin que el público se de cuenta de ello.

Al poner el plato encima del sombrero, la carta escogida se remueve, bien con el dedo o con el borde del sombrero, y cae al interior de éste. Se coloca el mazo sobre el plato y como es natural, se pierde la carta seleccionada, para ser hallada más tarde dentro del sombrero.


El fácil truco de los cuatro ases

Todos han oído hablar del “Truco de los Cuatro Ases”, y he aquí un modo sencillo de presentar este misterio.

Se dejan ver los cuatro ases en forma de abanico, y enseguida se vuelven al mazo. Se ponen en una sola fila, y habrá tres cartas entre cada as.

Se escogen un as y sus tres cartas indiferentes. El mago se apodera de los otros montones y los arroja sobre la mesa. Los ases se han esfumado, y se encuentran en el montón, aparte, ¡los ases todos juntos!

La primera parte de importancia en este truco es el procedimiento que debe seguirse en la exhibición de los ases. Se sostienen en forma de abanico, enseñándolos al público; pero detrás de la tercera carta se habrán colocado otras tres cualesquiera. Es decir, el abanico debe ser: as de espadas, as de copas, as de oros, las tres cartas indiferentes, y as de bastos. Las tres cartas extra se hallarán perfectamente juntas, de modo que, ocultas por el as, darán la impresión de ser una sola carta (en esto radica parte del truco). De esta manera se exhiben los cuatro ases, se ponen en el montón constituído por el mazo y se cuadran perfectamente. Enseguida, las cuatro primeras pasan a formar parte del montón primero. Se supone que son los ases, aun cuando las cartas estarán vueltas boca abajo; pero, en realidad, tan sólo la primera es un as.

Al mover las cartas un poco, se permitirá que ese verdadero as, el único, caiga del mazo, dando la impresión de ser una cosa accidental, para recogerlo enseguida y que, sin embargo, el público pueda darse cuenta de la carta que es.

Tres son las cartas que van junto con cada as supuesto; las tres primeras de la parte de arriba del mazo son las que acompañan al verdadero as. Esas tres cartas son los tres ases; de este modo, los cuatro ases se hallan juntos, en tanto que los restantes montones sólo contienen cartas sin importancia. Esos cuatro montones son colocados en fila, del siguiente modo:




Se le pide a un espectador que escoja un número comprendido entre uno y cuatro. Con ello, aparentemente, se le hace cierta concesión; pero, en realidad, se le obliga a decir dos o tres. Si dice dos, el mago cuenta a partir de la izquierda de la primera fila; si dice tres, entonces contará desde la derecha, terminando su cuenta, en ambos casos, al llegar al montón constituído por los ases. Pudiera ser que el espectador dijera “cuatro”, y entonces el mago replicará: “Esos son los montones que tenemos; deme otro número”. Quizás el espectador dijese “uno”, a lo que responderá el mago: “No vamos a escoger un solo montón de entre los cuatro. Déme otro número”. Claro es que la pregunta original elimina invariablemente el uno y el cuatro.

Todo lo que queda por hacer ahora es “ordenar” con algunos pases mágicos que pasen los ases para que se agrupen en el montón escogido. El mago deberá hacer esto con mucha prosopopeya, haciendo que el propio espectador coloque la mano sobre el montón correspondiente. Deberá dar la impresión de que está haciendo algo realmente maravilloso.


Una carta misteriosa

El mago enseña al público su bolsillo derecho del pantalón, que se halla vacío. Abre en abanico el mazo de cartas y ruega le digan el nombre de la carta. Cuando se lo han dicho, mete su mano en el bolsillo y saca dos o tres cartas que representan el mismo palo y el número de la carta escogida. Por ejemplo: si se designa el tres de oros, el mago extrae el as de oros, palo de la carta indicada; enseguida saca el dos de bastos, y el total de uno y dos es tres.

Antes del truco, se ocultan cuatro cartas en el bolsillo. Se colocan en la parte alta del mismo, de tal manera que el bolsillo pueda ser vuelto sin que se vea lo que contiene (en pocas palabras, al sacar el bolsillo del pantalón hacia afuera, las cuatro cartas deben quedar ocultas por la misma tela del bolsillo, con un poco de práctica esto se puede hacer con naturalidad sin que nadie en el público sospeche que realmente hay cuatro cartas en el bolsillo pero que al sacar el bolsillo fuera éstas quedan ocultas por la misma tela del bolsillo). Estas cartas habrán de ser el as de oros, el dos de bastos, el tres de copas y el siete de espadas.

Con dichas cartas resulta sencillo mostrar el palo de la baraja y el número de cualquier carta que se haya escogido, ya que la sota representa diez, el caballo once y el rey doce.

Supongamos que se designara la sota de oros; el mago no tiene que hacer más que sacar el as y decir: “¡Oros!”. Sigue sacando el siete de espadas y el dos de bastos. Suma los números de las tres cartas y el resultado será diez. Si hubiese resultado escogido el rey de oros, sacará el as y lo pondrá a un lado. Enseguida extraerá el siete, el tres y el dos, mostrando que estas tres últimas cartas dan un total de doce, o sea el rey.

Otro ejemplo: El seis de copas. Se sacará el tres de copas, para indicar el palo. A continuación aparecerán el as y el dos, y todas estas cartas sumarán seis.

De este modo tan misterioso puede indicarse el número de cualquier carta que se halle en el mazo.

Una manera de simplificar el truco consiste en que al meter las cuatro cartas en el bolsillo en la parte alta del mismo se metan acomodadas en cierto orden específico. Por ejemplo, la tarjeta del as de oros puede ser la que está “arriba” de las otras tres (en realidad, puesto que las cuatro cartas tienen que entrar en posición vertical dentro del bolsillo, la tarjeta del as de oros sería la que estaría más “hacia afuera”, en dirección hacia el saco), la tarjeta del dos de bastos puede ser colocada “debajo” de la tarjeta del as de oros (en realidad, y puesto que también solo puede ser metida en el bolsillo en posición vertical, la tarjeta del dos de bastos sería la que estaría en segundo lugar más “hacia adentro”, en dirección del cuerpo del mago), la tarjeta del tres de copas puede ser colocada en tercer lugar, y la tarjeta del siete de espadas puede ser colocada en cuarto lugar. De este modo, al meter la mano en el bolsillo, y usando el sentido del tacto, puesto que las tarjetas fueron metidas siguiendo un orden específico, se puede sacar cualquiera de ellas usando las yemas de los dedos para entresacarla dejando las otras adentro. Obviamente, para que esto funcione, es imperativo que el mago no olvide el orden en el que fueron metidas las cuatro cartas; de otro modo no sabrá cuál de todas es la que está sacando del bolsillo.


Truco de moneda y carta

Este es un truquito verdaderamente espectacular; en apariencia, es verdaderamente difícil y resulta sencillísimo de aprender. Sólo es cuestión de habilidad.

Póngase una carta en equilibrio sobre el dedo índice de la mano izquierda (la carta se pone en posición horizontal, con el dedo índice sosteniéndola en equilibrio puesto en el centro geométrico de la carta). Encima de la carta se colocará una moneda (acostada, puesta también en posición horizontal, obviamente coincidiendo con la dirección de la punta del dedo índice para que se puedan mantener equilibradas tanto la carta como la moneda puesta encima de la carta); cuanto más pesada sea la moneda, tanto mejor. Con el dedo índice derecho (o bien, con el dedo medio derecho) se le da un papirotazo a la carta (usualmente, se pone el dedo índice de la mano derecha detrás del dedo pulgar haciendo una presión ligera sobre el dedo pulgar, hasta que se deja al dedo índice rebasar la punta del dedo pulgar para dar el “golpe” con la punta del dedo índice), y la carta saldrá disparada hacia adelante dejando sola a la moneda en equilibrio sobre el dedo índice. Es algo muy bonito y sorprendente; una vez que se haya aprendido a dar exactamente el papirotazo, podrá hacerse siempre. Es una versión miniaturizada del viejo truco en el cual se quita rápidamente un mantel de una mesa pero sin tirar los platos y los vasos que están sobre el mantel, los cuales se quedan en la mesa.


El Comodín misterioso

El mago toma un mazo de cartas y lo abre en abanico, sosteniéndolo en la mano izquierda, mientras con la derecha permite que las cartas se vean, una a una, por el reverso, mostrando que éste es azul.

A continuación, da vuelta al mazo y, abanicándolo lentamente, busca el Comodín; pero éste no se encuentra allí.

“Es extraño”, comenta el mago. “Miremos de nuevo”. Sostiene el mazo boca arriba y busca cuidadosamente por entre las cartas. ¡Inesperadamente encuentra la carta que buscaba!

¡La pone boca abajo y resulta que el reverso es de color rojo!

Para llevar a cabo esta ilusión, es necesario obtener previamente en una tienda dos juegos de naipes, un juego de cartas cuyo reverso sea de color rojo, y otro juego de cartas cuyo reverso sea de color azul, los cuales se pueden procurar en tiendas bien surtidas, algo así como lo siguiente:




Teniendo esto a la mano, sáquese el Comodín de un mazo de cartas cuyo reverso sea de color rojo y recórtense ligeramente sus extremos, teniendo cuidado de redondear perfectamente las esquinas. Cuando el Comodín se entremezcla con las demás cartas de reverso azul y se abren en forma de abanico para mostrarlas al público, el Comodín no se verá, puesto que es algo reducido de tamaño y se confundirá con las otras cartas.

Por idéntica razón, cuando se muestran los reversos de aquéllas, el Comodín será igualmente invisible, y su reverso rojo no se echará de ver. La aparición de un Comodín con reverso rojo en un mazo de cartas con reverso azul, es verdaderamente para causar el mayor de los asombros.


Reyes y reinas juntos

El mago toma los cuatro reyes, Explica que el mazo es un teatro, donde los reyes piensan celebrar una reunión. “Un rey se fue a la galería”; al decir estas palabras, pondrá al rey unas cuantas cartas más abajo de la que se halla encima de todas; “mientras que otro de los reyes se dirigió a la puerta del escenario”. Entremete ahora el mago un segundo rey entre las últimas cartas, las que se encuentran en la parte inferior del mazo.

“Los otros dos reyes se dirigieron a la entrada principal”. Aquí, el mago corta el mazo, deja caer los dos reyes, y termina la operación del corte.

“Como resultado, cada rey encuentra su sitio adecuado, y a su esposa, que le está aguardando”. Al volver boca arriba el mazo, el mago lo extiende y ante el asombro de todos muestra cómo reyes y reinas se hallan juntos en el centro: el rey de espadas con la reina del mismo palo (reina de espadas), y por el estilo todos los demás.

Lo anterior se logra de la siguiente manera: Colóquese la reina de oros en el mazo, teniendo encima la reina de copas. En la parte superior se pondrá a la reina de bastos, teniendo a la reina de espadas exactamente encima. Esto, como es natural, se prepara de antemano cuando el público no está observando.

El rey de oros se va a la galería: Póngase la carta en la parte superior del mazo, la segunda o tercera carta más abajo de la que está exactamente encima. El rey de espadas se fue a la entrada del escenario: Se pone en segundo o tercer lugar antes de la última de abajo.

Enseguida se corta el mazo, y en la parte de arriba se pone al rey de copas, y sobre él al de bastos. Se terminará la operación del corte, colocando la mitad de abajo sobre la otra, y así quedará completada la reunión de reyes y reinas, que era lo que se buscaba con los cortes.


El buscador de cartas

Aquí tenemos un procedimiento fácil y efectivo para descubrir cualquier carta señalada.

Échese una mirada por entre el mazo, y colóquese rápidamente cierto número de cartas del mismo palo en el centro del mismo.

Solicítese de alguna persona que escoja una carta. Acto seguido, ábrase en abanico el mazo, y dígase que vuelva a colocarla cerca del centro. Luego que el mazo sea cuadrado, u ordenado, y cortado dos veces, el mago podrá inmediatamente encontrar la carta que la persona escogió, con sólo echar una ojeada al mazo. La carta no la habrá tomado del centro, sino colocado precisamente en el centro.


La carta que se levanta de la caja

Por este procedimiento mecánico, el mago puede conseguir que una carta se levante en su caja. Puede ser, indistintamente, un Comodín, el As de Espadas, o cualquiera otra carta, previamente seleccionada, siempre que el mago se atenga al método que se describirá a continuación.

Se pone el mazo en su caja o estuche, y éste se sacude arriba y abajo, de modo que la cubierta quede boca abajo. La carta que se desee, se “levantará” sola.

El truco es realizado simplemente sacudiendo el mazo arriba y abajo en el interior de la caja o estuche. Esto será lo que haga “levantarse” a la carta. Previamente, el mago deberá experimentar un poco y probar cuál es la carta que se levanta en la caja o estuche particular que se emplea. Puede ser que se trate de la de abajo, de la segunda a partir de esa, o quizá sea la de encima. Sabiendo esto de antemano, antes de meter el mazo en la caja o estuche sólo tendrá que poner en el lugar conveniente la carta que el mago desea que “se levante sola”.

“Those damn dirty mexican greasers”


En una entrada previa en esta bitácora titulada “Las pifias de Washington” y publicada el 19 de abril de 2013, se comentaron las duras repercusiones que se podían esperar en contra de los mexicanos indocumentados y en contra de las propuestas de reforma migratoria en los Estados Unidos a raíz de los atentados terroristas cometidos en el maratón de Boston a manos de un par de terroristas musulmanes fanáticos que fueron admitidos con los brazos abiertos por el mismo gobierno norteamericano.

Las represalias oficiales del gobierno norteamericano a causa de los hechos terroristas con la marca del Islam en Boston no solo están encaminadas en contra de las propuestas de reforma migratoria y en contra de los indocumentados mexicanos en los Estados Unidos. El endurecimiento del gobierno norteamericano también ha alcanzado a los mexicanos que no viven en los Estados Unidos pero que cruzan rutinariamente de México hacia los Estados Unidos con documentos legales.

En el principal periódico local de habla hispana publicado en la ciudad de El Paso, Texas, el 9 de mayo de 2013 bajo el encabezado “Por horas retienen a estudiantes en puentes” apareció la nota que dice:  “La nueva política migratoria implementada desde la semana pasada por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) con los estudiantes internacionales que estudian en los Estados Unidos, no deja de causar dolores de cabeza a la hora de cruzar la frontera. Tiempo que les lleva hasta 8 horas. ‘Hemos recibido informes de que se está tomando un promedio de 30 minutos a una hora para la inspección adicional’, explicó Gary Edens, vicepresidente de Asuntos Estudiantiles de la Universidad de Texas en El Paso. Según el representante, en la actualidad, UTEP cuenta con 430 estudiantes ‘viajeros fronterizos’, poseedores de una visa F-3 que tienen que regresar a México todos los días. También, tienen registros de 770 estudiantes de nacionalidad mexicana, con una visa F-1, que tienen permiso para residir en los Estados Unidos si así lo deciden. ‘Muchos de estos estudiantes suelen realizar viajes de ida y vuelta entre los Estados Unidos y México con cierta regularidad’, explicó Edens. Y agregó que aunque el mayor impacto está en la población estudiantil que proviene de este país y que viaja de ida y vuelta a través de la frontera diariamente, la política afecta a todos los estudiantes extranjeros, independientemente de su origen. La medida también afecta, de forma indirecta, a los maestros de estos alumnos: ‘(Todo gracias a) las nuevas regulaciones (CONTRA) inmigrantes con visas F1. Dos de mis estudiantes pasaron por eso y no llegaron a clase’, se quejo una profesora de UTEP, no sin antes pedir anonimato para evitar represalias. Bajo los nuevos procedimientos, los agentes fronterizos deben verificar que cada estudiante internacional que llega a los Estados Unidos tenga una visa vigente. Esto significa que cada vez que un estudiante cruza la frontera, él o ella tendrá que pasar por “inspección secundaria”, dentro de la estación de cruce de frontera. Desde la implementación de la política, los estudiantes han informado que los tiempos de espera adicionales pueden variar desde 30 minutos a 3 horas. A veces, más. Nada menos el día de ayer, el congresista Beto O’Rourke publicó en su cuenta de twitter que ‘algunos estudiantes mexicanos de UTEP’, habían sido detenidos en las instalaciones fronterizas de Seguridad Nacional por poco más de ocho horas, mientras esperaban a que se verificara su estatus migratorio. ‘Un estudiante que espera 8 horas sería un caso atípico y no es representativo del tiempo normal de espera. Como era de esperar, una institución como la Universidad de Texas en El Paso (UTEP), que se encuentra en la frontera de los Estados Unidos y México, está desproporcionadamente afectada en comparación con otras instituciones en todo el país’, acoto Adens. Sobre las ocho horas de espera, el congresista O’Rourke, dijo que ‘no hay que reaccionar de forma exagerada a raíz de Boston, deteniendo a los estudiantes mexicano-nacionales UTEP # para un máximo de 8 horas a la frontera (sic) inaceptable’. A propósito de esto, el funcionario aclaró que las identidades de los estudiantes mexicanos detenidos no han sido reveladas por razones de privacidad. UTEP tampoco se manifestó al respecto. Lo que si advirtió Edens es que la verificación migratoria sera permanente por lo que recomienda a los estudiantes planificar sus horarios tomando en cuenta el aumento de los tiempos de espera al cruzar la frontera”.

Ninguno de los estudiantes mexicanos que están siendo vejados y humillados en la zona fronteriza por agentes migratorios norteamericanos es un árabe musulmán, ninguno de ellos es un fanático radical del Islam, y ciertamente ninguno de ellos y de hecho ningún mexicano en toda la historia de los Estados Unidos ha sido culpable de ningún acto terrorista cometido en los Estados Unidos. Pero de cualquier modo también los vecinos del sur incluyendo a los estudiantes mexicanos que cruzan para estudiar en escuelas norteamericanas tienen que ser tratados como peligrosos terroristas en potencia.

Otra nota publicada al día siguiente en el periódico local de Ciudad Juárez bajo el encabezado “Me hicieron sentir como un delincuente” dice así: “Juarense que estudia en El Paso narra como agentes migratorios de EU han endurecido revisiones en puentes. ‘Me hicieron sentir como si fuera un delincuente’, narra Aarón, un juarense que estudia en El Paso y que cuenta con su visa para hacerlo desde hace casi un año. Menciona que a partir del lunes anterior los empleados del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, asumieron una actitud más dura para con los estudiantes mexicanos. Esta estrategia fue generada por la política implementada por autoridades del Departamento de Seguridad Nacional hacia los extranjeros que estudian en Estados Unidos, a raíz de los ataques con explosivos en Boston el mes anterior. Al igual que Aarón, tanto Alejandra como Evelyn, viven del lado mexicano de la frontera, pero de lunes a viernes cruzan a El Paso para estudiar High School (preparatoria) o inglés. Los tres han experimentado el hostigamiento por parte de los empleados del Gobierno del país del norte, lo sienten así porque han sido sometidos a casi los mismos procedimientos en más de una ocasión. Los cuestionamientos son largos, tediosos e incluso amenazantes, acusan universitarios. Aarón menciona que se sintió muy sorprendido el lunes, luego que el ‘migra’ al que le tocó revisar su documento en el puente Paso del Norte, lo barrió con la mirada en cuanto se dio cuenta que era mexicano. ‘Me preguntó a dónde iba, me quedé callado unos segundos porque era temprano (las seis de la mañana) y paso todos los días por donde mismo, traía mis cuadernos, creí que era obvio que iba a la escuela’, menciona. Esa tardanza bastó para que el agente, de origen latino, pidiera a uno de sus compañeros que se lo llevara al interior de las oficinas instaladas en el mismo puente. Más se sorprendió porque el otro ‘migra’ le dijo que pusiera ambas manos en su espalda y que caminara sin voltear para atrás. ‘Yo creí que me iban a poner las esposas, ya estaba esperando yo eso, pero solo me dijeron que no moviera las manos de esa posición y que caminara’, recuerda mientras su vista se pierde en el suelo. Añade que por aproximadamente media hora estuvo en una habitación donde fue confinado, mientras uno de los elementos estadounidenses lo interrogaba acerca de sus actividades en el territorio de su país. Las preguntas fueron repetitivas y las respuestas igual, aunque el funcionario de Gobierno pareció insatisfecho con los datos obtenidos, lo dejó pasar. Sin embargo, la situación se ha repetido durante los días subsecuentes, a veces los interrogatorios son largos, otras más cortos, pero su cruce ya no es tan expedito como antes. Alejandra, quien cruza también todos los días a El Paso para estudiar, indica que el lunes la mantuvieron cerca de media hora cuestionándola, pero a ella en las instalaciones del puente Zaragoza-Ysleta. ‘Yo me desesperaba, porque me preguntaba algo, le respondía, y me volvía a preguntar lo mismo’, dice. El oficial norteamericano estaba muy interesado en las actividades que realiza en su país, aparte de estudiar. ‘Me preguntaba que si yo estaba trabajando en El Paso, le contestaba que no, que sólo me dedico a estudiar, pero luego me preguntaba si después de ir a la escuela me iba a trabajar’, comenta. Aunque ni Aarón ni Alejandra sintieron miedo cuando fueron sometidos a los interrogatorios, porque no tienen nada que ocultar, Evelyn sí experimentó temor ya que nunca había pasado una experiencia similar. ‘Yo creía que me iban a quitar la Visa y que hasta me iban a meter a la cárcel, porque la agente que me entrevistó la primera vez parecía que me quería hacer confesar algo’, menciona con la angustia reflejada en el tono de su voz. Durante la sesión se sintió extremadamente presionada y estresada, tanto que casi se suelta llorando, pero otro oficial que estaba viendo el interrogatorio le dijo que era suficiente y que la dejara ir. ‘Creo que hasta pensé en no regresar, pero mi familia me dijo que no tenía que tenerles miedo, que así eran de sangrones y que yo no les iba a pedir nada porque estamos pagando la escuela, pero de todos modos me da miedo a veces’, comenta”.

El endurecimiento rigorista en los cruces fronterizos se está llevando a cabo aunque se trate de estudiantes universitarios mexicanos que estén cursando inclusive estudios de Maestría o de Doctorado en universidades norteamericanas y aunque se estén sacando las calificaciones más altas de su clase, porque a la vista de los funcionarios migratorios norteamericanos todos los mexicanos son iguales (hablando en términos despectivos) y todos merecen el mismo trato (tratando a cada mexicano como un terrorista en potencia o como un narcotraficante tratando de introducir heroína o cocaína para saciar los apetitos voraces de los adictos viciosos de Estados Unidos que suman alrededor de 26.5 millones en dicho país redituándole 110 mil millones de dólares al hampa).

¿Cómo es posible que con estas cosas todavía se atrevan a seguir hablando de la buena vecindad en sus discursos oficiales de alto nivel los funcionarios públicos norteamericanos?

Las restricciones draconianas oficiales llevadas a cabo en contra de todos los mexicanos que por alguna razón se ven en la necesidad de cruzar la frontera hacia los Estados Unidos, ya sea para visitar a algún familiar enfermo o para comprar alguna medicina urgente que no se puede obtener en México, limitan severamente el ingreso a un territorio que todavía hasta el 2 de febrero de 1848 era territorio mexicano, se trata de una vasta extensión de tierras que eran mexicanas hasta que le fueron robadas a México tras una guerra de invasión injusta que le permitió a los Estados Unidos más que duplicar el territorio de que disponían los norteamericanos, y posiblemente hubieran ido por más de no ser por la Guerra Civil que se les atravesó con la cual los sureños racistas y supremacistas lucharon denodadamente por su derecho a seguir esclavizando a los negros que se traían del Africa para usarlos como bestias de carga laborando de sol a sol en condiciones infrahumanas.

El trato humillante y despectivo (y bastante tolerado con la complacencia absoluta de los superiores) de parte de agentes migratorios norteamericanos hacia ciudadanos mexicanos no es nada nuevo. Quienes vivimos en la frontera hemos visto cómo un agente de la Patrulla Fronteriza disparando su arma de fuego desde los Estados Unidos mató a un niño mexicano de nombre Sergio Hernández el 7 de junio de 2010 argumentando que el niño lo estaba agrediendo desde México lanzándole piedras. El 27 de abril de 2012 el gobierno norteamericano le dió “carpetazo” al caso cuando la Oficina de la Fiscalía en Texas señaló que no existía suficiente evidencia para presentar cargos en contra del agente (además de que una prueba pericial de balística habría sido más que suficiente para comprobar que la bala que mató al joven fue disparada directamente de la pistola del agente norteamericano, hay videos del lugar de los hechos además del cadáver del joven al cual las autoridades mexicanas le hicieron la necropsia de ley). El agente norteamericano continúa trabajando como tal, listo para darle su merecido a cualquier otro mexicano mugriento y apestoso que trate de cruzar hacia los Estados Unidos buscando algún trabajo que ningún norteamericano quiere hacer. Si la cosa hubiera sido al revés, si un agente mexicano le hubiera pegado un balazo a un niño norteamericano matándolo, sin duda alguna el gobierno norteamericano le habría exigido al gobierno de México la deportación inmediata del responsable para aplicarle la pena de muerte en los Estados Unidos, y en caso de negarse el gobierno mexicano seguramente no habrían tenido ningún reparo en invadir a México por segunda ocasión para aprehender al agente mexicano, y quizá de paso anexarse otra porción de territorio. Pero tratándose de un niño mexicano muerto a consecuencia de los disparos de un arma de fuego realizados por un agente de la Patrulla Fronteriza norteamericana, la cosa cambia por completo, ya que “esos condenados mexicanos mugrosos cochinos y grasientos” (“those damn dirty mexican greasers”) no merecen consideración ni respeto. Lograr que se castigue a cualquier agente norteamericano que haya incurrido en uso excesivo de fuerza letal en contra de algún mexicano es tan difícil (o mejor dicho, imposible) que el mismo día en que aparecieron las notas periodísticas detallando cómo a los estudiantes mexicanos que cruzan hacia los Estados Unidos se les está tratando como terroristas en potencia o narcotraficantes en el mejor de los casos, apareció otra nota en medios nacionales detallando cómo en un primer caso que pudiera haber sido histórico, que pudiera haber sido la primera vez que se encontrara responsable de abuso y uso excesivo e indebido de la fuerza a un agente patrullero fronterizo, al final de cuentas se le exoneró por completo. La nota publicada por Notimex bajo el encabezado “Difunden video de patrullero fronterizo que deja sin sentido a indocumentado” dice así: “La Procuraduría Federal en San Diego, California, divulgó ayer un video en el que se observa cuando un patrullero fronterizo estadounidense realiza un ahorcamiento que dejó sin sentido a un indocumentado mexicano. El video, que se utilizó en un juicio contra el patrullero Luis Fonseca, quien finalmente fue exonerado en abril pasado, fue tomado en un sistema de circuito cerrado dentro de las instalaciones de la Patrulla Fronteriza en Imperial Beach, la frontera con Tijuana. El patrullero se acerca en el video por detrás al migrante Adolfo Ceja Escobar, a quien habría aplicado un ahorcamiento que hizo que el mexicano perdiera el sentido. Aunque el video carece de audio, Ceja Escobar argumentó que el patrullero le decía “este es un paro cardiaco a la mexicana”, mientras lo ahorcaba desde atrás. El patrullero fue exonerado por un jurado que determinó que no se veía ni escuchaba la agresión con claridad y con base en un médico que incluyó la defensa y quien dijo que el mexicano habría fingido. En el juicio fueron desechados testimonios de otros agentes fronterizos que presenciaron el incidente. Se trataba de un juicio que pudo ser histórico, la primera vez que se encontrara responsable de abuso y uso excesivo e indebido de la fuerza a un patrullero fronterizo. Tras la exoneración del agente, la procuradora federal para la frontera de California con México, Laura Duffy, lamentó el veredicto y se comprometió a defender los derechos de todas las personas en la región, independientemente de su condición migratoria”. El agente en cuestión ya fue reintegrado a su trabajo y se encuentra nuevamente a la caza de mexicanos apestosos dándoles el trato que sus superiores creen que merecen por el crimen de haber entrado sin documentos legales a los Estados Unidos en busca de un trabajo temporal.

Apenas recientemente el 16 de mayo de 2013 fue arrestado en Idaho el musulmán radical uzbeko Fazliddin Kurbanov, de 30 años, acusado de urdir un plan con una organización terrorista en su país de origen y de ayudar en un complot que contemplaba el uso de armas de destrucción masiva. Un jurado investigador de Idaho acusó a Kurbanov de un delito de planear la provisión de material de apoyo a una organización terrorista extranjera y de un cargo de complot para dar material de apoyo a los terroristas. El encausamiento también señala que presuntamente tenía en su poder un artefacto explosivo. Otro jurado investigador federal de Utah también encausó a Kurbanov por los delitos de distribuir información sobre explosivos, bombas y armas de destrucción masiva. En el auto de acusación se establece que entre agosto del 2012 y mayo del 2013, Kurbanov participó en un complot con otros para proporcionar apoyo y recursos, inclusive programas de computadora y dinero, al Movimiento Islámico de Uzbekistán, un grupo terrorista.

¿Ingresó el musulmán radical de Uzbekistán a los Estados Unidos cruzando la frontera con México? No. Ingresó legalmente con visa de entrada expedida por el gobierno norteamericano que lo recibió con los brazos abiertos y tiempo después se dió cuenta del error (y la injusticia) de haberle dado una visa legal de entrada a un terrorista musulmán en lugar de dársela a un mexicano indocumentado que solo busca una oportunidad para llevar comida a sus familiares en México.

El gobierno norteamericano podría, y estaría en todo su derecho, de negar todo tipo de visas de entrada, inclusive como turistas, a cualquier persona que profese la fe musulmana; Estados Unidos está en todo su derecho de cerrarle las puertas de una vez por todas y para siempre a los musulmanes para impedirles que ingresen a territorio norteamericano a ocasionar actos de destrucción masiva matando a tantos norteamericanos como puedan. Esto ayudaría a resolver de tajo esta amenaza de una vez por todas. Y para ello podrían enviar a los consulados y embajadas norteamericanas en Europa Oriental y los países del Medio Oriente a las mismas empleadas que en las salas de información y recepción de documentos en los consulados y embajadas de Estados Unidos en los países latinoamericanos se han especializado en poner mala cara (una cara muy dura, por cierto) a los latinoamericanos que acuden a tratar de tramitar una visa de residencia permanente en los Estados Unidos y que lo único que logran es salir llorando de esos consulados y embajadas norteamericanas que se han especializado en decir NO; esto sería más que suficiente para desalentar a cualquier musulmán a tratar de obtener una visa de ingreso a los Estados Unidos. Pero no lo hacen ni lo harán, porque ello sería discriminar a musulmanes que pueden ser terroristas en potencia una vez que han ingresado a territorio norteamericano. Los seguirán recibiendo con los brazos abiertos. Es mejor discriminar a esos mexicanos cochinos y apestosos echándoles encima a los agentes de la Patrulla Fronteriza para que los persigan como perros sarnosos y los echen con un puntapié en el trasero de regreso a México.

Recuerdo y no se me olvida que cuando era pequeño apareció una noticia en el periódico EL FRONTERIZO (el cual ya no se publica) que detalló cómo un agente migratorio norteamericano, después de desprenderle el cuero cabelludo a un indocumentado mexicano a causa de la golpiza que le propinó, le “suturó” la herida al pobre indocumentado usando una grapadora metálica (de esas que se usan para grapar varias hojas de documentos) para “graparle” los extremos de la piel desprendida. No creo que ese agente norteamericano, al igual que como ocurre hoy, haya sido objeto de una sanción severa de parte de un gobierno complaciente que siempre les ha tolerados todo tipo de excesos y arbitrariedades a sus agentes a los cuales los ha convertido en pequeños déspotas y emperadores dándoles facultades sin límite.

Considerando el mal trato que históricamente se le ha dado al mexicano de parte de los agentes encargados de vigilar la frontera México-Estados unidos, y considerando que los más crueles y los más duros han sido tradicionalmente los agentes de ascendencia mexicana que parecen repudiar y detestar sus raíces hispanas a grado tal que evitan hablar en español y tratan de hablar todo el tiempo en inglés aunque lo hablen mal, es entendible el sentimiento que priva en algunos lugares de México en quienes ven como apátridas a los mexicanos que pese a las humillaciones y vejaciones de todo tipo como las que se han descrito arriba de cualquier manera insisten en irse a vivir por el resto de sus vidas a los Estados Unidos (ya sea legalmente o sin documentos) para convertirse en norteamericanos prietos hablando inglés. Pero eso sí, sintiéndose muy mexicanos a la hora de comer guacamole y a la hora de celebrar cada año con mariachis el Cinco de Mayo. Será tal vez porque sienten que al adoptar la codiciada ciudadanía norteamericana jurándole lealtad a la bandera de los Estados Unidos dejan de ser (o creen dejar de ser) unos “damn dirty mexican greasers” para convertirse en todos unos majestuosos “American citizens”, quizá hasta con el poder para poder darle un mal trato ya como agentes migratorios norteamericanos a esos pestilentes compatriotas suyos que dejaron atrás en México.