miércoles, 30 de septiembre de 2009

Rescatando una palmerita

En este día, después de haberme enterado de que una amplia área del Parque El Chamizal conocida como “Los Hoyos” (por estar situadas dichas áreas de canchas y campos deportivos a cielo abierto a varios metros debajo del nivel de la calle) será destruída para construír allí un centro de convenciones que yo considero inútil e innecesario (con la mala fama que tiene en estos momentos la ciudad en la que vivo como una ciudad peligrosa por el alto índice de criminalidad que nos está afectando, no creo que nadie en su sano juicio ni dentro ni fuera de México tenga intenciones en algún futuro cercano de llevar a cabo aquí una convención exponiendo tanto a los conferencistas o los convencionistas a riesgos innecesarios), con la ayuda de un trabajador que contraté a última hora me trasladé a la cancha deportiva en donde está plantada la palmerita que le puse a mi perrita Cuquita sobre su tumba, una palmerita que se estaba dando muy bien en dicho lugar, ya que de no ir a rescatar esa palmerita seguramente será arrancada o simplemente removida y tirada a la basura junto con los demás árboles de la zona. No podía hacer nada por los demás árboles pero si podía recoger la palmerita que a fin de cuentas yo mismo había sembrado en ese lugar cuando fue enterrada la Cuquita. Estando esa palmerita directamente sobre la tumba de Cuquita, fue creciendo por varios años sobreviviendo en dicho lugar, recogiendo los restos de la Cuquita que estaban debajo de ella e incorporándolos dentro de sí, dándole en cierta forma un renacimiento a la Cuquita.

Como no había llovido en varias semanas, un día antes de recoger la palmerita estuve remojando la tierra para que no estuviera seca sino húmeda y blanda al momento de remover la palmerita. El transplante de cualquier planta viviente de un lugar a otro siempre implica un riesgo de terminar matando a la planta, en primer lugar porque al momento de extraerla las raíces o buena parte de las raíces quedan expuestas a la intemperie, lo cual produce un golpe sobre la estructura alimenticia de la planta que puede terminar resultando fatal.

Los jardineros expertos de la zona recomiendan hacer los transplantes y los cambios de plantas preferentemente un poco antes de empezar la primavera o durante la primavera cuando las plantas están renaciendo. En el caso de árboles como los pinos o las palmeras, recomiendan hacerlo cuando está húmedo y frío. Siendo apenas finales de septiembre y estando aún el otoño sobre nosotros, ni estaba húmedo ni estaba frío, pero no podía esperar más para rescatar la palmerita porque en esos trabajos de contrucción las excavadoras, los tractores y las motoconformadoras pueden llegar en cualquier momento empezando su labor de destrucción. No tenía más opción que rescatar esa palmerita cuanto antes sin esperar al invierno o al inicio de la primavera.

Afortunadamente, cerca de la casa en donde vivo encontre un lugar en la banqueta de la calle en el lado opuesto, un hueco en donde alguna vez hubo un árbol y no había nada. Después de pedirle permiso a los veracruzanos que estaban viviendo en la casa de renta afuera de la cual está situado afuera el hueco para plantar la palmerita, me fuí en la tarde con el trabajador que traía su camioneta para mover la palmerita.

Con el objeto de que las raíces de la palmerita no quedaran expuestas al aire mucho tiempo y que estuvieran protegidas el mayor tiempo posible, nos llevamos una maceta grande para poder escarbar debajo de la palmerita llevándonos con nosotros la mayor cantidad posible de raíces cubierta de tierra húmeda con el fin de minimizar la peligrosa exposición de las raíces a la intemperie. Una vez que la palmerita fue subtraída, nos trasladamos de inmediato al lugar en donde iba a tener su nuevo hogar, haciéndose un agujero lo suficientemente amplio para que el tronco principal de la palmerita junto con todas sus raíces que nos fue posible salvar pudiera caber.

Aunque tenía también la intención de rescatar la osamenta de la Cuquita enterrada directamente debajo de la palmerita, con el fin de ponerla nuevamente debajo de la misma palmerita en el lugar en donde iba a ser plantada, esto no fue posible, en primer lugar porque al tratar de escarbar más abajo la tierra arenosa de los lados interiores volvía a tapar el agujero que se trataba de hacer. Y por otro lado, las raíces que no pudimos extraer (son raíces duras) de la palmerita estaban cubriendo la osamenta de la Cuquita, volviendo difícil tratar de escarbar más abajo. Era como si la palmerita hubiese tendido un manto protector sobre el cuerpo de la perrita que estaba debajo de ella para dificultarle a cualquiera sacar la osamenta.

Ojalá y no hubiera sido necesaria la extracción de la palmerita del lugar en donde estaba, pero en aras de algo que llaman la modernidad y el progreso, destruyéndose las zonas verdes para poner en su lugar monstruos de concreto, de no haberla removido seguramente habría terminado sepultada bajo un enjarre de cemento o habría terminado en algún basurero después de haber sido talada.

Sólo el tiempo dirá qué tan exitosa fue la operación de transplante. Pero tomando en cuenta el hecho de que los restos con los cuales la palmerita se estuvo nutriendo por varios años son los restos de una perrita que en vida fue muy luchona, muy sobrevividora, la palmerita tiene muy buenas posibilidades de sobrevivir y crecer en su nuevo hogar. Y en cierta forma, esa palmerita ya tiene algo de Cuquita, o inclusive tal vez sea ya la Cuquita integrada a su plantita bajo una nueva forma de vida.

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