miércoles, 3 de julio de 2013

¡Cuidado con el “bullying”!

El próximo mes de agosto empezará un nuevo ciclo escolar en México en el que cientos de miles de niños y jóvenes volverán a las aulas para continuar con su educación.

Desafortunadamente, el mensaje más importante que pudieran dar los maestros y los directores escolares a sus alumnos al empezar el año escolar, que debería de ser lo primero dado en los primeros minutos de la primera hora del primer día de clases no será dado, ya sea por simple olvido o por no considerarlo importante.

Se trata de la advertencia en contra de la práctica de acoso escolar también conocida como “bullying”, esa práctica con la cual algunos alumnos, esa práctica mediante la cual algunos estudiantes con problemas en sus hogares o con complejos de inferioridad y conflictos emocionales internos que no han podido resolver disfrutan de la humillación que le producen a sus víctimas, sintiéndose de alguna manera superiores y prepotentes.

Es posible tratar de convencer a los niños y jóvenes de que aquellos en contra de los cuales llevan a cabo su “bullying” pueden llegar a ser (la vida dá muchas vueltas), veinte o treinta años después, el jefe de personal de la empresa a la cual acuden desesperados en busca de empleo porque tienen ya mucho tiempo desempleados, o el juez ante el cual acuden para resolver un conflicto legal en el que están metidos, o el único médico especialista en la comunidad que los puede ayudar con un problema médico grave que requiere atención urgente. Estas son buenas razones para tratar de llevar la fiesta en paz con todos los demás compañeros de clase, pero hoy en día hay nuevas razones por las cuales la práctica del “bullying” se les puede revertir y de una manera extraordinariamente dura a quienes sienten un placer momentáneo y pasajero al humillar a ese pobrecito enclenque del cual se burlan acusándolo de ser un cobarde y un pusilánime.

Para ver el por qué la práctica del “bullying” puede ser a mediano o largo plazo, e inclusive a corto plazo, una práctica extraordinariamente peligrosa para el “bully” que tanto disfruta con el sufrimiento de sus víctimas, podemos empezar refiriéndonos a los sucesos ocurridos en la masacre de Columbine.

Esta terrible tragedia no tenía por qué haber ocurrido. No debería de haber ocurrido. Y no hubiera ocurrido si los dos autores de la masacre, los estudiantes Eric Harris y Dylan Klebold, dos jóvenes normales hasta que entraron a la secundaria, hubieran sido respetados por sus compañeros en lugar de ser sometidos a palizas constantes, empujones, burlas, y otros abusos (como escupir en su comida o meterles la cabeza en el inodoro). Estos actos de “bullying” posiblemente les produjaron alguna satisfacción insana a los abusones, pero en lo que toca a Eric y Dylan, tales ataques y agresiones carentes de justificación les hicieron odiar su vida y tomar la decisión de matar a quienes abusaban de ellos.

Y así, el 20 de abril de 1999, estos dos adolescentes violentos despreciados por sus compañeros asesinaron a 12 estudiantes, un profesor e hirieron a 24 personas más, para después quitarse sus propias vidas. Sabían que iban a morir después de que hicieran lo que ya sabían que iban a hacer en Columbine, pero también sabían que antes de morir se iban a cobrar con creces todas las humillaciones a las que fueron sometidos por sus compañeros de clase. Ese 20 de abril de 1999, ya era demasiado tarde para que sus compañeros de clase les ofrecieran disculpas por los muchos abusos y humillaciones a los que fueron sometidos Eric y Dyalan. Las ruedas del destino ya estaban en marcha. Y aunque parezca cruel decirlo, los afortunados fueron los que murieron en la masacre. Entre aquellos que sobrevivieron, hubo quienes quedaron paralíticos de por vida, dañados físicamente hasta el final de sus días, y en el peor de los casos, con traumas psicológicos y cicatrices emocionales que tal vez se llevaran consigo hasta el más allá.

La masacre de Columbine no es una excepción. De hecho, ya es la regla. Es la nueva regla. Esto se ha confirmado en otras masacres posteriores.

Aquellos que se placen de practicar el “bullying” creen que todas sus víctimas tienen una paciencia infinita y que están dispuestos a aguantarse todo lo que les hagan los “bullys”. No la tienen, y no la tienen porque son tan humanos como todos nosotros. Eventualmente, y en forma totalmente impredecible, puede llegar el punto en el que cualquiera de las víctimas puede terminar “reventando” de ira y de coraje, tras lo cual empieza a planear su venganza para cobrarse con creces todas las humillaciones a las que fue sometido. Y a la hora del “ajuste de cuentas”, los “bullys” se pueden llevar la sorpresa más desagradable de sus vidas al encontrarse con que el castigo que les tienen preparado sus víctimas es mil veces peor que cualquier cosa que les hayan hecho a quienes creían unos pusilánimes incapaces de reaccionar y responder.

Pero quienes practican el “bullying” en contra de otros indefensos compañeros suyos de clase no sólo pueden estar sembrando las semillas de su propia destrucción a manos de quienes erróneamente creían que nunca iban a contraatacar. Sus víctimas pueden ser hijos o nietos de gente extremadamente poderosa o de cuidado que al darse cuenta de lo que le están haciendo a su hijo, su nieto o su sobrino en la escuela, al escuchar las quejas del niño o del joven pueden optar por tomar el asunto en sus propias manos buscando una dura retribución ya no solo en contra de los “bullys” sino inclusive en contra de los propios familiares (padre, madre, hermanos, hermanas) de los “bullys”. En pocas palabras, el “bully” al llevar a cabo su acoso escolar y sus agresiones en contra de algunos de sus compañeros de clase no sólo se puede estar poniendo en grave riesgo él mismo. También puede arrastar consigo a toda su familia al tomar el padre de la víctima cartas en el asunto. Y al igual que como ocurrió en Columbine, una vez que las ruedas del destino se echan a andar, ya no se pueden detener, y esto es algo de lo que muchos “bullys” se dan cuenta demasiado tarde.

Un caso reciente de las consecuencias del “bullying” para quienes no son capaces de entender las terribles fuerzas que están desencadenando en contra de ellos mismos es el de dos jóvenes que fueron reportados desaparecidos en Jalisco.

Todo empezó el 21 de junio de 2013 cuando dos adolescentes de nombres Luis Antonio Ortiz y Andrés Barba fueron reportados como desaparecidos, vistos por última vez en la Plaza Ciudadela situada en el área metropolitana de Zapopan en la ciudad de Guadalajara, de donde se iban a dirigir a su escuela. Tras una búsqueda desesperada, la Fiscalía General de Jalisco confirmó la tarde del 2 de julio la muerte de los jóvenes desaparecidos. El titular de la dependencia indicó que los jóvenes fueron llevados a una finca localizada dentro del rancho La Cebada donde fueron privados de su libertad y posteriormente privados de la vida. Resulta que la razón por la desaparición y el asesinato posterior de ambos jóvenes, el motivo que les costó sus vidas a ambos, se debió a que fueron asesinados por hacer burla del hijo de José Ángel Carrasco Coronel, sobrino del capo extinto Ignacio Nacho Coronel (el presunto agraviado al parecer estudiaba en la misma escuela que las dos víctimas). Tal fue la razón por la que éste planeó el homicidio de los jóvenes, informó el Fiscal General del Estado, Luis Carlos Nájera, confirmando el fiscal que Luis Antonio Ortiz y Andrés Barba, fueron privados de su libertad con engaños.

El Fiscal señaló que al ser compañeros en la escuela, los jóvenes se burlaron del hijo del "Changel" (preso actualmente en un reclusorio de la Ciudad de México, por delitos contra la salud), y que en represalia, planeó engañar a los muchachos, haciéndolos creer que formarían parte del crimen organizado; sin embargo, el fin era privarlos de la libertad para matarlos, razón por la cual se les invitó a través de redes sociales a una reunión. Los cuerpos de los adolescentes fueron encontrados a unos 600 metros de la finca donde fueron victimados, lo cual ocurrió hacia las 12:00 horas del martes 2 de julio; los cadáveres fueron extraídos por personal del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses hacia las 13:20 horas. La investigación relacionó a las dos víctimas con el crimen organizado al revisar una computadora de Luis Antonio, en la que fueron encontradas charlas con un joven de apellido “Vega”, buscado por la Fiscalía General del Estado, mencionó el Fiscal Nájera Gutiérrez de Velasco.

Sobre el doble homicidio, el titular de la Fiscalía estatal precisó al confirmar el hallazgo de los dos cadáveres que hasta el momento había un  detenido, un joven de 17 años, quien habría revelado el móvil del doble homicidio luego de que pruebas de ADN a los cigarrillos encontrados en la finca confirmaron su estancia en el lugar del crimen. “El joven que hoy tenemos detenido nos dice que los dos jóvenes maltrataron y se burlaron de un hijo de José Ángel Carrasco Coronel, conocido como “el Chángel, o “el Changel”, el cual está detenido en la Ciudad de México, eran compañeros de este joven”, manifestó el Fiscal Luis Carlos Nájera.

Hay otros detalles sumamente desagradables en relación a los dos jóvenes asesinados en Jalisco. Al parecer, no fueron simplemente asesinados a sangre fría para ser echados sus cuerpos en la finca mencionada. Al parecer, la víctima convertida ya en victimario les cobró con creces todas las facturas por las humillaciones y burlas a las que lo sometieron Luis Antonio Ortiz y Andrés Barba. Al parecer ambos fueron sometidos a tormentos sumamente dolorosos con una agonía que posiblemente haya durado varios días, y es posible que hasta ambos hayan muerto de dolor o hayan muerto locos como consecuencia del martirio al que ambos fueron sometidos. Entendiblemente, el Fiscal se negó a entrar en detalles ante los miembros de la prensa, por respeto a las familias de ambos, aunque lo más probable es que los resultados de las necropsias serán conocidos en los días en los que el caso sea llevado ante los tribunales.

De no haberse burlado y de no haber humillado a aquél que creían que nunca les iba a cobrar el “bullying” a un precio tan excesivamente alto, de haberlo respetado y de haber llevado la fiesta en paz con su víctima, Luis Antonio Ortiz y Andrés Barba aún estarían hoy con vida, estarían asistiendo todavía a la escuela, estarían yendo con sus novias al cine los fines de semana y en estos momentos estarían disfrutando de sus vacaciones y de su juventud, en lugar de terminar muriendo en la forma en que ambos murieron. Cometieron el mismo error fatal que fue cometido por los estudiantes de Columbine que al ensañarse en contra de Eric Harris y Dylan Klebold no meditaron en la posibilidad de que podrían desencadenar sucesos terribles, liberando fuerzas tan poderosas y destructivas que bien pudieran haber salido del propio Infierno. Estos son errores que se pagan muy caro.

No se trata, desde luego, de hacerse grandes amigos en forma forzada y con el temor de por medio de aquellos compañeros de clase que posiblemente por sus hábitos o por sus costumbres o inclusive por su aspecto físico o por su forma de hablar serían candidatos “idóneos” para llevar a cabo el “bullying”. Se trata simplemente de llevar la fiesta en paz con todos los compañeros de clase, y si no se puede decir algo positivo de alguien entonces entonces es mejor no decir nada y quedarse callado. No hay que darle a nadie ni a sus familiares inmediatos en ningún momento motivo alguno para que tiempo después el ofendido trate de llevar a cabo una venganza terrible en cobro desmedido por los abusos a los que fue sometido.

Y en lo que toca a los maestros de las escuelas que muestran una indiferencia y una tolerancia excesiva hacia los actos de acoso escolar que se llevan a cabo en los patios a la hora del recreo o inclusive en las afueras de la escuela, estos maestros deberían de recordar y tomar en cuenta que en varias de las masacres que víctimas del “bullying” han estado llevando a cabo en varias partes del mundo, entre las víctimas también se encuentran maestros a quienes culpan de no haber hecho nada para detener los abusos a los que estaban siendo sometidos, maestros que han terminado muertos o, peor aún, con lesiones o impedimentos físicos graves que cargarán por el resto de sus vidas. Es un precio duro de pagar por haber sido indiferente hacia los demás, sobre todo hacia los problemas de los propios alumnos.

Tarde o temprano, muchos actos en la vida tienen consecuencias, y las consecuencias pueden ser terribles y trágicas. Esta es la dura lección que les tiene que entrar en sus cabezas a quienes se sientan tentados a cometer actos de “bullying” en contra de algunos de sus compañeros de clase. Todos sus compañeros, inclusive aquellos que no les agraden, merecen respeto. Y esta es una lección que deben tratar de asimilar lo más pronto posible no sólo los niños y los jóvenes de México, sino también los niños y jóvenes de todos los países de habla hispana e inclusive del mundo entero. Como esta advertencia muy posiblemente no será hecha en la gran mayoría de las escuelas de México ahora que empiece el próximo ciclo escolar en agosto de 2013 en México, la alerta se está lanzando desde esta bitácora con la esperanza de que se corra la voz por todos los medios posibles incluyendo las redes sociales con la finalidad de salvar vidas y evitar tragedias en ciernes como las que se han descrito arriba que no tienen por qué ocurrir. Se trata de un asunto de vida o muerte, y así hay que tomarlo, con la mayor seriedad del mundo, como igualmente lo deben de tomar los padres de familia que envían a sus hijos a la escuela en la creencia de que no les sucederá nada y en la creencia de que siempre los volverán a ver de regreso.




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