martes, 9 de julio de 2013

¡Y EL MENTIROSO EESSSS....!

En una entrada anterior publicada el primero de julio de 2013 bajo el título “Elecciones Juárez 2013 - Alguien está mintiendo”, con motivo de las elecciones a llevarse a cabo en Ciudad Juárez el 7 de julio de 2013, se mencionó sobre la presentación en los medios de dos tipos de sondeos de opinión pública que presentaban resultados diametralmente opuestos en la contienda para la alcaldía de Ciudad Juárez, tan dispares en sus cifras que necesariamente alguno de ellos tenía que estar basado en la mentira deliberada, en la falsedad, en la suposición de que aquellos a quienes están dirigidos carecen de la suspicacia necesaria para poner en tela de duda aquello que se le presenta como cierto siendo que en su esencia es una fabricación engañosa notoriamente falsa.

Si en un sondeo de preferencias el candidato X tiene un 57 por ciento a su favor y el oponente Y tiene un 42 por ciento a su favor, mientras que en otro sondeo el candidato X tiene un 55 por ciento a su favor mientras que su oponente Y tiene un 44 por ciento a su favor, podemos considerar ambas encuestas como igualmente válidas e igualmente creíbles, ya que ambas parecen estar dentro de los márgenes del error estadístico que se comete cuando se obtiene una inferencia no sobre un conteo total en el que participan todos los ciudadanos sino sobre una muestra aleatorizada en la cual participan unos cuantos ciudadanos. En este caso, ambas encuestas concuerdan al afirmar que el candidato X mantiene una ventaja sobre el candidato Y. Pero si aparece un tercer sondeo que afirma que el candidato X tiene un 40 por ciento a su favor y el oponente Y tiene un 58 por ciento a su favor, invirtiendo los vaticinios por un margen tan amplio, esto ya no es un simple error estadístico atribuible a una mala toma de muestra; se trata ya de una manipulación deliberada de información con el avieso propósito de confundir y desorientar a la opinión pública en la creencia de que una guerra de encuestas que empieza metiendo ficciones numéricas en algunos de los sondeos puede hacer que mágicamente lo que se predice termine convirtiéndose en una profecía auto-cumplida por la influencia ejercida a la hora de votar sobre los votantes por la información amañada.

En estas elecciones, lo que estaba en juego era la credibilidad de un medio de comunicación respaldado por un amplio prestigio editorial, y la candidata de un partido político que presentaba resultados de sondeos de opinión pública diametralmente opuestos a los presentados por la empresa periodística. Alguien iba a quedar mal, necesariamente, y en esto no había absolutamente duda alguna.

Tal y como se esperaba, el tan anticipado día llegó inexorablemente, y hoy se sabe a ciencia cierta y sin duda alguna quién mintió, haciéndolo con todo dolo y mala fe tratando de confundir a todos aquellos a quienes creían que podían confundir.

Antes de dejar asentada aquí para la posteridad el nombre del falsario, es menester hacer algunas observaciones preliminares.

Una cosa de la que tal vez ya se hayan dado cuenta muchos es que cuando se llevan a cabo unas elecciones, a menos de que la contienda entre los dos principales oponentes esté sumamente apretada estando ambos en un virtual empate técnico en el que el resultado final posiblemente terminará decidiéndose por unos cuantos miles o inclusive unos cuantos cientos de votos, no se necesario esperar a que haya terminado el conteo final de la votación para saber de antemano cuál de los candidatos es el que resultará vencedor. Inclusive ni siquiera es necesario esperar a que se hayan contado la mitad de los votos. Desde los primeros minutos en los que se empiezan a contabilizar los primeros resultados, se observa casi de inmediato que hay una tendencia cuando no se ha contado ni siquiera el diez por ciento de los votos. Y la experiencia es que la gran mayoría de las veces conforme se siguen acumulando más resultados y se siguen contando más votos, la tendencia inicial se sigue sosteniendo. Es inusualmente raro que cuando el margen de diferencia es substancial desde un principio dicho margen se reduzca y se revierta en otro sentido al ir avanzando el conteo.

La razón por la cual los primeros resultados que se van acumulando permiten ir prediciendo con mucha antelación el resultado final es porque conforme se van abriendo los paquetes electorales y se van contando los resultados, dichos paquetes se van abriendo sin seguir ningún orden específico, y los votos se van contando también sin seguir ninguna secuencia específica. La “muestra inicial” (en realidad, no se trata ya de una muestra, sino que es el conteo factual de la votación que se ha llevado a cabo) está bien aleatorizada, los miembros de la población van siendo tomados por completo al azar conforme avanza el tiempo. Esta aleatorización es lo que permite que los primeros resultados de la votación puedan tomarse como una especie de sondeo de opinión tan válido como los sondeos de opinión que se llevan a cabo antes de las elecciones.

Además de la disparidad en las encuestas manejadas, había otros factores que hacían sospechar de antemano quién podía estar mintiendo manipulando sus cifras con la intención de engañar y confundir. Estos factores no fueron mencionados en el trabajo publicado hace una semana con la finalidad de conceder el beneficio de la duda a ambas partes y con la intención de no influir ni en un sentido ni en otro en el resultado final. Pero ahora que el proceso electoral ha concluido, se puede hablar abiertamente ya de tales factores.

 En el caso que aquí nos ocupa, ninguno de los sondeos de opinión que le daban la delantera indiscutible al candidato Enrique Serrano fueron ordenados por el mismo candidato Enrique Serrano o por alguno de sus colaboradores, los cuales simplemente se limitaron a citar los resultados de las encuestas que aparecían publicadas en los medios dándole la delantera al candidato Enrique Serrano. En cambio, la “encuesta” que se publicó a plana completa mediante inserción pagada que le daba una delantera por un margen de diez puntos porcentuales a la candidata María Antonieta Pérez Reyes fue una encuesta ordenada por ella misma y su equipo de campaña, una encuesta pagada por ellos mismos, lo cual hacía dudar de la neutralidad e imparcialidad de dicha encuesta.

Otro factor no mencionado es que en los dias previos a la celebración de las elecciones hubo un éxodo sostenido de miembros del partido político al cual pertenece la candidata María Antonieta Pérez Reyes que se fueron pasando hacia “el otro bando”, uniéndose al equipo de campaña del candidato Enrique Serrano, una sangría que incluyó a personas tales como Gregorio Arturo Meza (ex diputado federal del Partido Acción Nacional) cuya dimisión fue hecha a tan sólo un día de concluir las campañas políticas para las elecciones del  domingo 7 de Julio, siendo recibido con las palabras “Recibimos con beneplácito a un militante panista distinguido, quien fuera diputado federal en la 58 Legislatura y diputado federal suplente en la 57 Legislatura, quien además fungió como subdirector de Asentamientos Humanos en la administración de Jesús Alfredo Delgado” emitidas por la presidenta del Comité Directivo Municipal del PRI, Adriana Terrazas. También se sumaron al PRI el regidor Daniel Navejas, la ex candidata a síndica Lluvia Luna; Esteban Martínez, ex dirigente juvenil, precandidato a diputado y coordinador del programa Oportunidades. La presidenta del Comité Directivo del PRI en Juárez, informó que también se sumaron a su partido la activista y ex diputada local suplente Mayela Piria; Roberto Ulises Rocha Bojórquez, ex dirigente juvenil y ex secretario particular del ex Alcalde Ramón Galindo en el periodo en que fue senador; Alfonso García Estrada, ex subdirector de Tránsito y ex subdirector de Asuntos Internos, así como la atleta y ex funcionaria federal, Perla Bustamante, agregando “Aquí están las pruebas de que se están quedando sin operadores, sin liderazgos, por ello su desesperación”. En total, ya para el  4 de julio de 2013 unos 258 panistas habían abandonado al Partido Acción Nacional para pasarse al Partido Revolucionario Institucional. Obviamente, ninguno de los que participaron en esta deserción masiva estaban convencidos ni creían en posibilidad alguna de triunfo de la candidata María Antonieta Pérez Reyes. Los panistas que desertaron de su partido y se fueron al PRI faltando pocas semanas o días para el día de las elecciones simplemente no le creyeron en sus encuestas ordenadas a modo.

Aún otro factor, aunque este ya fue posterior, es que el 7 de julio de 2013, en una conferencia de prensa dada a la medianoche, la candidata María Antonieta Pérez Reyes anunció que contemplaba impugnar el proceso electoral con la obvia intención de anular las elecciones y tratar de obtener así en los tribunales lo que los electores no le quisieron dar en las urnas. Esto, desde luego, es una bofetada directa a la democracia por la cual ella misma afirma luchar.

Veamos ahora las cifras. Las cifras, en sí, no saben absolutamente nada de política. Las matemáticas son completamente imparciales, y proporcionan una herramienta de cuantificación.

En el trabajo publicado en esta bitácora, se asentó que al día siguiente que apareció el desplegado a plana completa de la candidata María Antonieta Pérez dándose a sí misma una ventaja de diez puntos porcentuales sobre el candidato Enrique Serrano, el periódico El Diario publicó el resultado más reciente de una nueva encuesta ordenada por dicha casa editora a la empresa Confirme, de acuerdo a la cual el candidato de PRI-PVEM-Panal a la Presidencia Municipal, Enrique Serrano Escobar mantenía una ventaja de 16 puntos porcentuales en la preferencia electoral sobre María Antonieta Pérez Reyes, aspirante del PAN. En base a la encuesta publicada faltando seis días para llevarse a cabo las elecciones, aún cuando la abanderada panista subió 13.3 puntos porcentuales desde el primer estudio de opinión aplicado a finales de mayo, al ascender de 19.8 por ciento de entonces a 33.1 por ciento en la intención del voto, también Serrano Escobar escaló 7.2 puntos, al pasar de 41.9 por ciento a 49.1 por ciento en esta segunda medición. Este aumento en los porcentajes relativos de ambos candidatos se debió al reducirse el número de indecisos que anteriormente aún no habían optado por ninguno de los dos principales contendientes. En efecto, mientras que en la encuesta dada a conocer con un mes de anterioridad por el periódico El Diario el porcentaje de quienes aún no definían su voto era de 25.5 por ciento, en esta ocasión se redujo a 12 por ciento. Este segundo estudio de opinión se aplicó a una muestra de mil 600 juarenses con credencial de elector mediante entrevistas personales, entre el 22 y el 26 de junio, por lo que estos resultados sólo son una  fotografía de ese momento y no son indicativos de lo que sucederá el próximo 7 de julio. Si la brecha entre los dos candidatos punteros es de 16 puntos, ésta se amplió cuando se les preguntó a los encuestados por cuál partido político votarían, ya que el 46.6 por ciento respondió que por el PRI, mientras que el 19.9 por ciento expresó que por el PAN; el 12.6 por ciento se manifestó indeciso en este rubro.

En síntesis, pocos días antes de llevarse a cabo las elecciones, los resultados de los sondeos de preferencias electorales presentados por el periódico El Diario eran estos (todavía con un número significativo de electores aún indecisos):

          Enrique Serrano Escobar ----------- 49.1%

          María Antonieta Pérez Reyes ------ 19.8%

Ahora bien, el 8 de julio de 2013, cuando había 1,625 casillas capturadas de un total de 1,915 casillas (84.86 por ciento del total de las casillas), los resultados acumulados eran estos (el remanente se distribuyó entre otros candidatos que no levantaron muchos ánimos, específicamente la candidata del Partido de la Revolución Democrática Graciela Espejo con 2.89%, el candidato del Partido del Trabajo Hector Avitia con 2.06% y Federico Ziga de Movimiento Ciudadano con 1.09%, de acuerdo al Programa de Resultados Preliminares PREP)  :

          Enrique Serrano Escobar ----------- 52.91%

          María Antonieta Pérez Reyes ------ 37.78%

Matemáticamente hablando, aún si los resultados posteriores tomando en cuenta las casillas aún pendientes de ser computadas hubieran manifestado un revertimiento estadístico extraordinariamente anómalo (y por ende sospechoso) a favor de la candidata María Antonieta Pérez Reyes, la tendencia ya acumulada a favor del candidato Enrique Serrano era ya irreversible. Ni siquiera en sueños podía contemplarse remotamente en la posibilidad de un triunfo así fuese apretado de la candidata María Antonieta Pérez Reyes, ni siquiera por un margen cerrado, y mucho menos había posibilidad alguna de que pudiera ganarle a Enrique Serrano por los diez puntos porcentuales con los que le iba a ganar de acuerdo a la encuesta ordenada y pagada por ella misma.

Conclusión inapelable:

La candidata María Antonieta Pérez Reyes y su equipo de campaña mintieron, en forma completamente deliberada, al presentar ella su propia encuesta dándose a sí misma una ventaja de diez puntos porcentuales sobre el candidato Enrique Serrano Escobar.

Esto ya no tiene vuelta de hoja, y queda asentado así y aquí para la posteridad.

Pero, ¿realmente creyó la candidata María Antonieta Pérez Reyes que su perjurio no iba a quedar al descubierto una vez que se contabilizaran los resultados finales de la única encuesta que tiene validez oficial, la única que realmente cuenta al final de cuentas? ¿Qué la hizo suponer que su mentira no terminaría cayendo por su propio peso, marcándola por el resto de su vida como una política deshonesta dispuesta a recurrir a lo que sea, incluso a torcer a las mismas matemáticas, la reina de las ciencias, con tal de obtener algo que a fin de cuentas no obtuvo? ¿Y qué confianza podía tener la ciudadanía en su forma de gobernar, si ya como gobernante se hubiera conducido con la misma honestidad e integridad que mostró en la campaña con sus encuestas falsas?

Para poder apreciar mejor la tecnología matemática que hay detrás de los sondeos de opinión honestos que se han llevado a cabo con pulcritud e integridad en contraste con los “sondeos” que no son tal sino simple instrumento de manipulación política, consideremos una gran canasta en la cual hay una cantidad igual de canicas verdes y canicas azules, completamente revueltas (para mayor simplicidad, las representaremos como cubitos pequeños):




Si metemos una mano al azar dentro de la canasta, y agarramos con la mano todas las canicas que podamos agarrar, puesto que las canicas verdes y las canicas azules están revueltas en forma completamente desordenada entonces la probabilidad de sacar una canica azul es la misma que la probabilidad de sacar una canica verde (una probabilidad del cincuenta por ciento en cada caso, ó 1/2), y si sacamos diez canicas con la mano, es probable aunque no absolutamente seguro que tengamos cinco canicas azules y cinco canicas verdes. Es posible, aunque no muy probable, que todas las canicas que saquemos en nuestra primera toma sean azules o sean verdes. Estadísticamente hablando, tal cosa puede ocurrir, ya que una cosa es lo posible y otra cosa es lo probable que cuantificamos y medimos de acuerdo a las reglas de la probabilidad. Sin embargo, si metemos otra vez la mano y volvemos a sacar todas las canicas del mismo color que en la primera toma (por ejemplo, canicas verdes), entonces podemos sospechar que en la canasta hay únicamente canicas verdes. Si lo mismo ocure en una tercera toma y en una cuarta toma, entonces aún sin haber sacado todas las canicas de la canasta nuestras sospechas se van confirmando. Para tener una certeza absoluta de que todas las canicas son verdes, tendríamos que sacar todas las canicas de la canasta, y a lo mejor hasta nos podemos encontrar con una canica azul. Pero si con varias muestras tomadas al azar de la canasta encontramos que solo tenemos canicas verdes, entonces el argumento de que la mitad de las canicas son azules se vuelve insostenible, estadísticamente hablando, y sería de hecho una falsedad, una mentira.

¿Y qué tal en caso de que las canicas verdes y azules no estén bien revueltas? Un ejemplo sería el siguiente:




en donde las canicas de cada color ocupan dos capas bien definidas, con las canicas verdes puestas ordenadamente en el fondo de la canasta y las canicas azules puestas ordenadamente encima de las canicas verdes. Esto en realidad no es motivo de preocupación si tomamos las muestras al azar, lo cual requiere que al meter la mano para sacar una muestra no la metamos siempre en el fondo de la canasta o en la parte superior de la canasta, ya que de hacer tal cosa las conclusiones que se obtendrán serán erróneas. Meter la mano en la canasta al azar para la toma de las muestras implica que una canica en el fondo no tiene ni más ni menos probabilidades de ser sacada que una canica que se encuentra en la parte superior de la canasta. Lo mismo ocurre si las canicas de un mismo color están todas de un lado de la canasta:




Meter la mano en la canasta al azar para la toma de las muestras implica que una canica cerca de una pared de la canasta no tiene ni más ni menos probabilidades de ser sacada que una canica que se encuentra en la pared contraria de la canasta.

¿Y qué del caso en el que haya muchas más canicas de un color que de otro? Un ejemplo sería el siguiente en el que tenemos en la canasta muchas canicas azules y pocas canicas verdes:




De nueva cuenta, si tomamos la muestra al azar, cualquiera de las pocas canicas verdes que hay en el fondo tiene las mismas probabilidades de ser sacada que cualquiera de las muchas canicas azules que hay en la canasta. Si después de tomar varias muestras encontramos que tenemos veinte canicas verdes de un total de cien canicas sacadas al azar, entonces inferimos estadísticamente que una quinta parte de las canicas que hay en la canasta son canicas verdes y que las otras cuatro quintas partes son canicas azules. Si tomamos bien las muestras y llegamos a tales conclusiones, y después alguien nos dice que la mitad de las canicas son verdes y la otra mitad son azules (en esta última figura), podemos concluír aún admitiendo cierto margen de error estadístico que tal persona nos está mintiendo y que lo está haciendo deliberadamente.

O en pocas palabras:

Más pronto cae un hablador que un cojo.

En un artículo publicado en su edición del 9 de julio de 2013, el periódico El Diario no desaprovechó la oportunidad para presumir la certitud de sus pronósticos basados en el resultado serio de encuestadoras de amplia reputación y prestigio, publicando bajo el encabezado “La encuesta encargada por El Diario fue la más acertada” lo siguiente: “Aun cuando el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) cerró su conteo con el 84.86 por ciento de las casillas computadas, la tendencia irreversible a favor del priísta Enrique Serrano Escobar se estableció en una ventaja de 15.13 puntos porcentuales sobre la panista María Antonieta Pérez Reyes, resultado que la encuesta de El Diario publicada hace una semana anticipó con gran exactitud. El segundo estudio de opinión que El Diario encargó a la empresa Confirme fue aplicado entre el 22 y el 26 de junio, y arrojó que Enrique Serrano hubiera obtenido el 49.1 por ciento de la preferencia electoral frente al 33.1 por ciento de María Antonieta, una diferencia de 16 puntos porcentuales entre ambos. De acuerdo con Rita Valenzuela, directora de Confirme, si el PREP hubiera terminado de contabilizar el total de las casillas, la diferencia entre los dos candidatos se hubiera establecido precisamente en 16 puntos, el mismo porcentaje que se registró en la encuesta. Aun así, dijo, ese porcentaje de diferencia entre uno y otra se verá patente cuando la Asamblea Municipal Electoral de Juárez realice el conteo oficial. La experta en estudios de medición explicó que la precisión de resultados conseguida con la encuesta publicada a unos días de la jornada electoral del domingo, se debió, entre otros factores, a que se aplicó a una muestra muy amplia de ciudadanos (fueron mil 600 entrevistas), lo cual reduce el margen de error. Asimismo, dijo que la metodología científica aplicada nunca falla. “Si haces las cosas como debes hacerlas, no tiene por qué salirte mal el resultado”, abundó. Valenzuela indicó que ella tiene años aplicando estudios de medición, “y si siempre lo has hecho igual y siempre te sale bien, no tendría por qué fallarte ahora”. Además, señaló, el equipo que se encargó de levantar las entrevistas en campo está muy bien capacitado y su empresa le aplicó una supervisión muy estricta, por lo que no tendría por qué presentarse el error. Es claro que ninguna encuesta está exenta por completo de error, explicó, porque se está entrevistando a seres humanos y éstos son susceptibles de mentir si así lo quieren, de cambiar de opinión después de responder, o de no contestar, pero mientras más controles y candados se le apliquen a la medición, el porcentaje de fallo será menor. De hecho, Valenzuela explicó que mandó a hacer de nuevo el levantamiento en los distritos 04 y 06 porque la diferencia entre los candidatos era muy amplia, pero el segundo ejercicio le dio los mismos resultados con una diferencia de décimas. Dijo que también ayudó el hecho de que un poco más de gente salió a votar, ya que el problema con una encuesta de este tipo es que si el entrevistado dice una cosa y luego no sale a sufragar, se puede desvirtuar el resultado del estudio de medición. Confirme detectó también que la gente ahora es más honesta a la hora de contestar. La que no iba a votar lo decía y los que estaban indecisos también, lo cual también favorece al resultado de cualquier sondeo. Ante la similitud de resultados entre la encuesta y la votación, Valenzuela pidió a la ciudadanía, a otros medios de comunicación, a los políticos y a los servidores públicos, respeto para su profesión y confianza hacia sus resultados, porque se dijeron “muchas tonterías” sobre las cifras obtenidas y divulgadas, aunque también expresó que hay otras empresas que hacen las cosas mal y desprestigian al ramo. “Lo que hacemos –dijo– no es un chiste, es un trabajo serio y profesional”, y el ser honesto en este trabajo es benéfico no sólo para las empresas que se encargan de hacer estas mediciones, sino para los receptores de sus resultados. A los políticos, les pidió que le den a las encuestas el valor que tiene este tipo de información, porque les puede servir para generar estrategias. Que no busquen los estudios de opinión sólo para ver cómo quedarían, sino para tratar de ser mejores en lo que hacen o harán en un futuro”.

En el mismo periódico El Diario y en el mismo día en que se publicó como noticia lo anterior, apareció lo siguiente en la columna editorial titulada “De los reporteros”: “De nuevo El Diario demostró que cuando se hacen de manera profesional y bajo un método científico, las encuestas son confiables como fotografías del momento en cuanto a las preferencias electorales, y útiles para proyectar un resultado final al término de una campaña. Hasta el cierre del Programa de Resultados Preliminares, (PREP) del Instituto Estatal Electoral la diferencia entre el primero y segundo lugar es casi idéntica (varía en menos de un punto) al que publicó el periódico el lunes 1 de julio, dándole una clara ventaja al candidato del PRI a la alcaldía, Enrique Serrano, sobre su más cercana competidora, la panista María Antonieta Pérez Reyes. En la segunda encuesta de la empresa Confirme contratada por El Diario en base a un levantamiento realizado una semana antes, el priista apareció con 16 puntos porcentuales arriba de candidata del PAN. Mientras que Serrano alcanzaba el 49.1 por ciento de las preferencias, Pérez Reyes tenía el 33.1 por ciento. En el PREP, ejercicio que cerró con el 84.86 por ciento de las casillas computadas, la diferencia entre uno y otro fue de 15.13 puntos porcentuales. El Diario mantuvo intacta su credibilidad, puntal de esta empresa periodística y atributo que conservan casas encuestadoras serias, pese a la manipulación que de las encuestas han hecho en este o en anteriores procesos los partidos políticos o los equipos de campaña de los candidatos, cuando las tendencias no les favorecen. Como en anteriores procesos electorales en los que ha publicado este tipo de ejercicios demoscópicos, El Diario reafirma su convicción de servir a los lectores a quienes se debe, poniendo a su disposición instrumentos y productos informativos de calidad. El objetivo para incursionar en estos ejercicios es el mismo que ha movido su quehacer periodístico durante 37 años: acercarle al ciudadano que se convierte en elector, información o elementos que le permitan entender mejor su entorno social y político, y le faciliten la toma de decisiones”.

¿Y cómo queda María Antonieta Pérez Reyes ante algo como lo anterior publicado por El Diario? Evidentemente, muy mal; se le ha desnudado en lo que toca a su ética e integridad como política. Esto ha quedado ya consignado en su expediente y esto la seguirá por el resto de su vidasi es que aún le quedan ambiciones políticas. En lo que toca a la encuestadora AIDI Mercadotecnia de la cual nadie había oido hablar antes del proceso electoral, lo más seguro es que nadie volverá a saber nada de esa empresa fantasma carente de credibilidad al haber cumplido el objetivo para el cual fue creada en este proceso electoral, que es confundir y desorientar.

El periódico norteño El Diario exponiendo su reputación y prestigio le apostó todo a la ciencia, y ganó. La candidata María Antonieta Pérez Reyes en cambio le apostó todo a la trampa y al engaño, y perdió. Esto queda ya fuera de toda discusión.

El asunto de las guerras de las encuestas no es privativo de México, ocurre en otros países con cultura cívica limitada. Ejemplo de ello es el editorial de Ricardo Gil Otaiza publicado por el periódico venezolano El Universal el viernes 22 de junio de 2012 bajo el título “La guerra de las encuestas” en donde dice: “La ciencia se hizo religión y su palabra es tomada como sagrada, como verdad irrefutable e irrebatible. Nuestros tiempos son cientificistas y pareciera que nada de lo atinente a la vida pudiera ser explicado fuera del método científico. Desde que la Estadística se erigiera en ciencia, su palabra es “santa” y todos de alguna manera acudimos a sus “portentos” bien para apoyar nuestros argumentos, bien para rebatir los ajenos. Somos ligeros a la hora de dar números, de esbozar porcentajes aquí y allá, de soportar nuestras palabras con cifras sacadas de la nada (de un sombrero de mago, casi siempre), en un afán si se quiere reduccionista del mundo fenoménico. Y caemos en ese peligroso juego. Las encuestas como herramientas de las que echa mano el método científico, no son la voz de Dios ni deberían transformarse en el fin de los procesos, siendo apenas unos medios para vislumbrar la realidad.  Que no se confunda. En el caso de la dinámica de los procesos electorales, las encuestas entran en una especie de guerra a muerte para -por vía indirecta y efectiva- inducir la intención del voto hacia un candidato determinado. La gente suele votar a ganador, nadie desea “perder” su voto. Entonces, vista así la situación, y en este contexto en particular, se suelen “envenenar” las encuestas para que quienes las lean piensen que la realidad es como ellas la proyectan, pero muchas veces tal “realidad” no existe: ha sido fabricada con el denodado fin de que a la larga sea esa, y no otra. Una encuesta limpia (sin subterfugios ni contaminación) es una fotografía instantánea de un momento determinado en la dinámica del fenómeno social estudiado.  Lo que hoy reflejan los estudios, en muy poco tiempo ha cambiado, porque la realidad es versátil, fluye de manera constante, se eleva por encima de sus propias expectativas. Ahora bien, como actividad humana la encuesta jamás estará exenta de la subjetividad ni del error. Es más: subjetividad y error son inherentes a su propia esencia, de allí lo riesgoso que suele ser el asumir a ciegas un resultado como verdad única; más aún cuando quienes aplican estos instrumentos responden a lineamientos políticos, son juez y parte del mismo proceso, o están plegados a criterios ideológicos que siempre obnubilan la razón. El caso venezolano actual es patético, porque mientras estudios de opinión “supuestamente serios” reflejan diferencias porcentuales razonables entre Capriles y Chávez (y digo razonables porque la campaña electoral apenas arranca), otros muestran brechas (hiatos) imposibles de comprender y de manejar a través del mismo método científico. Esto se explica porque “creemos en aquello que nos hacen creer”, y no hay de otra (mera psicología social). Por otra parte, detrás de algunos estudios de opinión política (los más desmesurados, dicho sea de paso) hay agentes del régimen que están manipulando sin pudor alguno los resultados, en una suerte de desesperación que deja mucho qué desear.”

Hay muchas formas de torcer deliberadamente con intenciones aviesas el resultado final de un muestreo estadístico que no representa nada y cuya credibilidad es casi nula. Una de ellas consiste en desaleatorizar intencionalmente la muestra. Si se lleva a cabo un sondeo de opinión para saber cuántas personas en cierta región practican la religión católica, y si los encuestadores son posicionados intencionalmente en las afueras de templos católicos en un día domingo, lo más probable es que el resultado final indique que en tal zona el cien por ciento de los habitantes son católicos. Pero los resultados de tal sondeo pueden ser tan falsos como una moneda de dos caras, y bastará con una segunda encuesta conducida en cualquier parte de la ciudad y a cualquier hora del día para comprobar que el número de simpatizantes con dicha religión muy posiblemente no corresponda al resultado que se obtuvo en la encuesta amañada. Otra manera de torcer un muestreo estadístico consiste en sobornar a los encuestadores. La manera más económica, desde luego, requiere de un solo “encuestador” sentado en un escritorio inventando cifras de modo tal que se ajusten a las expectativas de su cliente. Se sospecha que en México en las famosas guerras de las encuestas muchos recurren a esta trampa que no es diferente del carnicero que vende kilos de 800 gramos o el despachador de gasolina que amaña el ducto para que registre (y cobre) un veinte por ciento más de la gasolina que realmente está saliendo del grifo.

La lección obtenida con el simple ejercicio de seguimiento que se ha llevado a cabo aquí y que cualquier otra persona puede llevar a cabo en el futuro en otros procesos electorales que se celebren en México (y en Latinoamérica) es clara . Los políticos deben abstenerse de recurrir a este tipo de trampas que caen por su propio peso dejándolos en la picota del ridículo, y en todo caso esperar a tener información sólida antes de declararse triunfadores, aunque en México está claro que muchos políticos siguen viviendo del “madruguete” aunque irremisiblemente les saldrá más temprano que tarde el tiro por la culata. La forma de ponerle un alto a estos timos que abusan de las matemáticas para hacerle creer a la gente que dos y dos son siete y que tres por cuatro es igual veinte consiste en conservar escrupulosamente los resultados que algún candidato presume pero que parecen ser altamente sospechosos, y si se comprueba que efectivamente se trataba de un fraude, dar a conocer el timo, avisándole al deshonesto que la próxima vez que se postule para un cargo público se le recordará a la gente el historial que el tramposo dejó atrás, para que así la gente sepa qué tanto se puede confiar en una persona que recurre a trampas tan deshonestas con la finalidad de sembrar la duda, confundir y desorientar, cualidades nada deseables en alguien que pretende gobernar a sus semejantes.

A continuación se reproducen algunas citas célebres que explican el origen de la mala fama que se ha creado en torno a las estadísticas por culpa de personas carentes de ética que no han dudado en abusar de dicha rama de las matemáticas para crear ficciones alejadas de la realidad:
“Definición de Estadística: La ciencia de producir datos no fiables a partir de cifras confiables” (Evan Esar, humorista estadounidense).
“En los tiempos antiguos no tenían estadísticas por lo que tuvieron que recurrir a la mentira” (Stephen Leacock, escritor y economista canadiense).
“Un pronosticador poco sofisticado utiliza las estadísticas como un borracho utiliza las farolas: para apoyarse y no para iluminarse” (Andrew Lang, escritor británico).
“Existen tres tipos de mentiras, la mentira, la maldita mentira y las estadísticas” (Mark Twain, escritor y humorista estadounidense).
La estadística, en las manos correctas, es un instrumento poderoso para el avance del conocimiento científico. La física cuántica que ha hecho posible al rayo láser y los semiconductores de alta densidad con los cuales se construyen las computadoras que usamos cotidianamente está basada en la interpretación probabilista dada por Max Born a las ondas de materia. La mecánica estadística ha permitido llevar a cabo la explicación de muchísimos fenómenos naturales, empezando por la obtención sobre una base formal y rigurosa de la ley del gas ideal que se enseña en muchas escuelas de enseñanza media. La estadística y la metodología del muestreo científico permite evaluar la efectividad de medicinas nuevas y vacunas de reciente creación antes de que sean usadas en forma masiva. La mala fama se la han dado a la estadística los manipuladores de opinión pública amorales en exceso que hasta hoy han creido que sus montajes no los harán quedar mal tarde o temprano, reflejando los falsarios una falta de madurez cívica y política del tamaño de la ambición de quienes recurren a este tipo de “madruguetes” burdos que ya deberían de haber sido superados en el tercer milenio. Este trabajo será sin duda alguna un duro despertar para muchos de ellos, porque se ha demostrado que tienen un talón de Aquiles.

-O-

Con motivo de la dura derrota obtenida en las urnas, y el desenmascaramiento de la falsedad con la cual manejaba sus cifras fantásticas y poco creibles la candidata María Antonieta Pérez inventándose para sí misma con la ayuda de su encuestadora “hechiza” una victoria en la cual al final ella misma no creyó y que terminó admitiendo en su cuenta de Facebook, así como el éxodo de una cantidad considerable de panistas que dejaron de serlo para ponerse la camiseta del PRI, a continuación se reproduce una historieta acerca de las opiniones vertidas por el dirigente local del PAN en Ciudad Juárez, Hiram Apolo Contreras Herrera, al ser entrevistado por unos reporteros con motivo del éxodo en masa de panistas hacia el Partido Revolucionario Institucional, el cual minimizó y al cual restó importancia con todo tipo de argumentos. La historieta vale la pena leerla no por la veracidad que pueda tener sino por lo divertida y entretenida como para poder sacar unas buenas carcajadas (si el dirigente panista Hiram Contreras lee esto, posiblemente reconocerá algunas de sus propias palabras pronunciadas en su momento ante los medios de comunicación):

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-¿Qué opina usted de las deserciones que se están dando en las filas del Partido Acción Nacional con gente que se está pasando al PRI?- le pregunta un reportero al dirigente local del PAN en Ciudad Juárez.

-Falso, falso, falso. No hay tal. Reto a mi contraparte priísta a presentar pruebas de las afiliaciones de “supuestos panistas” al PRI- responde el dirigente del PAN.

-La dirigente local del PRI Adriana Terrazas afirma que 258 panistas desertores se han afiliado al PRI. ¿Qué tiene que decir al respecto?

-Falso, falso, en los últimos días sólo 14 personas han renunciado al blanquiazul, unos para irse al PRD como el caso de Javier Ceniceros y otros sin el mayor liderazgo como Nicolás Vázquez Castro, Andrés Sánchez y otros que también brincaron al Sol Azteca. No los necesitamos dentro del PAN porque nadie es indispensable dentro del PAN, que bueno que se largaron esos 258, que diga, esos 14.

-¿Y qué tiene que decir de las salidas confirmadas de Esteban Martínez, Roberto Ulises Bojorques, Alfonso García Estrada, Lorenzo Medrano Domínguez, Jesús Enrique Carrera Alba y José Luis Sánchez García?- le vuelve a preguntar el mismo reportero.

-Que bueno que se fueron. No aportaban nada al PAN. Andaban nomás de mirones en busca de chamba. Nadie es indispensable dentro del PAN, nadie, y mucho menos ellos. Me da mucho gusto que se hayan ido. Ojala y se hubieran ido antes.

-¿Y qué opina usted de la salida del regidor Daniel Navejas del PAN y de su reciente afiliación al PRI?- le pregunta otro reportero a Hiram Contreras.

-En realidad ya se había tardado porque siempre estuvo en franca rebeldía con el PAN, creo que se tardó en salir del closet político porque su amasiato con el PRI ya estaba desde hace mucho tiempo, así que esperamos que lo reciban con los brazos abiertos porque nosotros no perdemos nada, al contrario, ganamos porque nos quedamos los que queremos al partido y no lo usamos como trampolín político. La salida de Navejas del partido no implica una desbandada de panistas, porque nadie lo sigue y no había formado una estructura política interna. Qué bueno que se fue. Que se largue y no vuelva nunca más. No contribuía nada al PAN. Que se vaya para siempre, nadie es indispensable dentro del PAN- responde con ceño fruncido el dirigente panista.

-¿Y qué opina usted de la salida del PAN de la atleta Perla Bustamante, la cual renunció a su militancia para buscar su afiliación en el PRI?

-Que se largue también. Hacía muy poco o casi nada. No necesitamos que se quede, nos la podemos arreglar muy bien sin ella. Nadie es indispensable dentro del PAN. Nadie.

-¿Y qué los militantes del PAN que los que se han ido como Gregorio Meza se han estado llevando consigo al PRI?

-Qué bueno que se van con ellos. Traidores todos ellos. Aquí no queremos traidores, queremos gente comprometida y no convenencieros que solo están buscando asegurar una chamba. Ninguno de ellos es indispensable.

Entra otro reportero con un mensaje de alguien que está esperando afuera de su oficina al dirigente panista.

-Oiga, es Tachita, la secretaria. Dice que si no le pagan los seis meses que le deben de sueldo, se va a ir para buscar trabajo de secretaria en algún otro lado.

-Pues que se vaya. Que se largue. Nadie es indispensable dentro del PAN, y ella menos que nadie. No la extrañaremos. Yo no la extrañaré, y nadie aquí la extrañará.

Entra otro reportero con un mensaje de otro que también está esperando afuera al dirigente panista.

-Oiga, es el conserje, el que barre los pisos y cuida de las instalaciones. Dice que si no le pagan su sueldo que le deben desde hace dos años se va a ir de aquí la semana entrante.

-Pues que no se espere hasta la semana entrante, que se vaya ahora mismo, que se largue en este preciso instante, que al fin y al cabo a nosotros nos sobran militantes que quieran hacerse cargo del mantenimiento del edificio que ocupamos. Que se vaya. Que se largue. Nadie es indispensable dentro del PAN. Sobran quienes están dispuestos a barrer los pisos del local y a cuidar las instalaciones. No le pienso dar ni un quinto. Que le ponga una demanda al PAN si quiere. Al fin y al cabo a mí en lo personal no me puede demandar porque yo no soy su empleador ni tengo firmado con él ningún contrato laboral. Sobran quienes tomarán aquí su lugar.

-¿Sí, como quién?- pregunta el reportero.

Antes de que el dirigente local del PAN pueda dar una respuesta, se acerca un mensajero que le dice:

-Oiga, vengo de parte del dueño del local que esta rentando el PAN, este edificio que el PAN está usando como oficinas de su sede local. Está reclamando los doce años de renta que se le deben y que dice que no le han pagado.

-Pues que se quede con su local, se lo regresamos. No lo necesitamos. Ningún local es indispensable para que el PAN pueda seguir funcionando como partido político, ninguno. Que se quede con su changarro, nosotros nos vamos. Ahorita mismo me salgo, y que ni siquiera me pida las llaves porque las acabo de perder.

Ya afuera, visiblemente enojado y contrariado, el dirigente panista se dirige a los reporteros para decirles:

-Nadie es indispensable dentro del PAN. Nadie. Es más, ni siquiera yo mismo soy indispensable. Por eso mismo ahorita me largo. Por eso me voy. ¡Adiós, hasta nunca!

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