lunes, 3 de junio de 2019

El PAN pierde dos bastiones importantes

El día de ayer, domingo, se celebraron en varios estados de México elecciones que varios analistas afirmaban que iban a servir como una especie de referéndum sobre el gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA. Los resultados anunciados la mañana de hoy fueron tan contundentes como históricos. Lo importante es que el PAN perdió bastiones históricos, mientras que de acuerdo a los analistas el PRI se borra y el PRD se extingue.

El PAN tenía un bastión bien afianzado en Puebla, con gobiernos recientes muy destacados, pero lo perdieron. Lo mismo sucedió en Baja California. De este modo, MORENA afianzó un avance tremendo en territorio azul tanto en Puebla como en Baja California, que fue el primer estado que el blanquiazul le arrebató al entonces todopoderoso PRI, en algo que bautizaron en aquél entonces como la "Concertacesión" (que se entendía como una negociación política entre el PRI-gobierno y los partidos de oposición para irle abriendo espacios a la oposición). En ese entonces, el primer gobernador gobernador electo de un partido de oposición en México fue el panista Ernesto Ruffo Appel. Desde 1989, ese entidad siempre había estado en manos del PAN. Hasta ahora. Pero eso se acabó. El PAN fue echado del poder por los electores bajacalifornianos que ya ni siquiera quisieron darle al PRI una segunda oportunidad, optando mejor por elevar por vez primera a la gubernatura a un partido de izquierda que apenas hace dos sexenios ni siquiera existía. En el caso de Puebla, desde 2011 comenzó una nueva era con Rafael Moreno Valle desde que el PRI perdió el estado con un gobernador que quedó marcado por su cercanía con empresarios mafiosos y presuntos pederastas como Kamel Nacif, cuya relación "tóxica" terminó por acabar con el priismo local. Hoy la mayoría de los poblanos no quieren saber ya nada ni del PRI ni del PAN.

Para el PAN, las implicaciones de las derrotas recién sufridas van más allá del hecho de haber perdido dos gubernaturas importantes de primer orden. Ernesto Ruffo Appel, pese a ser un ciudadano norteamericano nacido en los Estados Unidos, había albergado esperanzas de poder ocupar algún día la silla presidencial de México. Después de todo, si con el apoyo del PAN y abusando de las debilidades del sistema político mexicano, Ruffo Appel había podido llegar a ocupar una gubernatura sin haber tenido siquiera la decencia de renunciar primero a su ciudadanía norteamericana adoptando la ciudadanía mexicana como su única ciudadanía, ¿qué le impedía el tratar de hacer lo mismo tratándose de la presidencia de México?

De hecho, esta modalidad de gringos nacidos en EE.UU. robándole a ciudadanos mexicanos nacidos en México los pocos puestos públicos disponibles en el reparto del pastel ya había sido denunciada nacionalmente por medios importantes como LA JORNADA en su artículo Ruffo Appel utilizó tres actas de nacimiento a conveniencia: Los documentos, con nombres distintos y doble nacionalidad, publicado el lunes 30 de abril de 2012. El PRI, mostrando en la reciente campaña electoral de Baja California su enorme debilidad institucional y su creciente decrepitud que lo están llevando hoy a su tumba, jamás intentó aprovechar este hecho en contra del PAN en Baja California, al igual que como ocurrió en Chihuahua en 2016 con el presuntuoso e inepto candidato priista a la gubernatura de Chihuahua, Enrique Serrano Escobar, quien jamás trató de denunciar el hecho de que su opositor el panista Javier Corral era un ciudadano norteamericano (nacido en El Paso, Texas) que en ningún momento había ofrecido renunciar a su ciudadanía norteamericana en caso de convertirse en gobernador, porque Serrano Escobar inflado en su ego se sentía tan absolutamente seguro de su triunfo en las urnas que no consideró necesario darle ninguna respuesta a la intensa y feroz guerra sucia que el candidato panista Javier Corral emprendió en contra del PRI en 2016 (con el resultado final de que el PRI perdió). En los tiempos del PRI-gobierno cuando el PRI era considerado invencible por su monopolio de los gobiernos locales incluyendo el control de todos los procesos electorales, los priistas de antaño no habrían dudado en acudir ante la Secretaría de Gobernación o ante el Instituto Federal Electoral para denunciar y pedir la inhabilitación del extranjero Javier Corral como candidato a la gubernatura de Chihuahua a menos de que primero renunciara a su ciudadanía norteamericana, pero en los tiempos actuales el debilitado y desgastado PRI de hoy ya no tiene la iniciativa para emprender tales acciones. En 2016 el PRI creyéndose sus propias encuestas falsas fabricadas a la orden "al gusto del que las paga" presumía una "ventaja inalcanzable" de 14 puntos porcentuales de Enrique Serrano Escobar sobre el panista Javier Corral, pero a la hora de la verdad el PRI se desplomó en el año en el cual al PRI de Chihuahua le ganó la soberbia, habiendo olvidado la máxima villista de que no hay General sin tropas.

Con su voto de castigo dado ayer en contra del PAN, los bajacalifornianos parecen estar cada vez más convencidos de que el neo-PAN de hoy formado en la década de los ochentas terminó convirtiéndose en lo mismo que lo que había sido el PRI en sus peores años, en lo mismo que tanto había criticado y denunciado por décadas en muchos discursos viscerales, superándolo incluso; y viendo hacia otros estados hoy gobernados por el PAN, como Chihuahua en donde aflora una corrupción a raudales en todos los frentes bajo la pésima administración de uno de los gobernadores peor evaluados del país, no había motivación en los bajacalifornianos para seguirle refrendando la confianza a un Partido Acción Nacional en franca descomposición. Por otro lado, el PRI tampoco parecía ser opción, no con tan malos elementos como el gobernador Javier Duarte de Veracruz, epítome de la moderna corrupción priista. Ante escenarios tan negros con opciones tan lamentables, la única opción viable que les quedaba a los bajacalifornianos era MORENA, por el simple hecho de que siendo un partido político relativamente nuevo en el panorama nacional no ha tenido ni el tiempo suficiente ni tantas oportunidades para corromperse y descomponerse como ya ocurrió con el PAN que en nada se parece al partido idealista fundado por Manuel Gómez Morín. La percepción ciudadana sobre la existencia de facto de un PRIAN en el que dos partidos aparentemente disímiles se habían puesto de acuerdo en lo obscurito en estarse pasando el poder del uno al otro con el entendido de estar tapándose el uno al otro y encubriéndose ambos asegún el que ocupara la presidencia de México, sin lugar a dudas contribuyó a la debacle que hoy tiene al PRIAN en su conclusión final.

A los anteriores factores adversos al PAN se puede suponer que también ayudaron en algo a MORENA las agresiones recientes del Presidente norteamericano Donald Trump en contra de México, puesto que ante embestidas de tamaña naturaleza no es el mejor momento de regatearle el apoyo al gobierno federal actual y dejar aflorar nuevamente el divisionismo que le costó a México el haber perdido la guerra anexionista emprendida por Estados Unidos en contra de México en 1846. Es la ocasión en la cual los intereses de la Patria requieren de todos los mexicanos el estar sólidamente unidos en torno a su Presidente sin distinción de ideologías, y ese Presidente de México es Andrés Manuel López Obrador y no alguien emanado del PAN o del PRI. Esta unidad en contra del vecino del Norte y sus notorios abusos en los cuales el gobierno norteamericano está agarrando a México para golpearlo como piñata culpando a México de todas las cosas malas que le están sucediendo a Estados Unidos (¿qué culpa tiene México de que ni la DEA ni el FBI hagan su trabajo en EE.UU. cazando y deteniendo a los Chapos y Caros Quintero norteamericanos que deben tener por allá y cuyos nombres ni siquiera mencionan?, ¿qué culpa tiene México de que el paralítico Congreso norteamericano sea incapaz de pasar ninguna reforma migratoria integral que le solucione sus problemas con las caravanas de indocumentados procedentes de Centroamérica?) es una unidad que se requiere antes de que el chiflado Donald Trump quiera ordenar una invasión punitiva en contra de México para quitarle a México la península de Yucatán o la península de Baja California. Y una manera de evitar que México termine perdiendo en grande ante las amenazas del gobierno norteamericano de hoy es dándole el voto a los izquierdistas que no ven con simpatía las relaciones con la sede mundial del capitalismo salvaje. En este contexto, la coyuntura política actual es desfavorable para dos partidos políticos tradicionalmente vistos por muchos mexicanos como "vendepatrias", y tanto PRI como PAN han demostrado con creces el esforzarse en tratar de ser gratos y tratar de complacer todo el tiempo en todo lo que se pueda a Washington antes que a los mismos mexicanos.

La principal lección de la elección del domingo de ayer es que el lopezobradorismo no se ve para nada debilitado; tendrá su desgaste natural quizás en unos años, pero apostarle a acelerar el desgaste de manera artificial (y en redes sociales, que es bastante ridículo) sólo lo fortalecieron y quizás hasta lo victimizaron. Aunque el PAN trate de defender o contrarrestar con propaganda que ganaron alcaldías importantes o congresos locales, en la realidad perdieron dos bastiones históricos de la mayor importancia histórica para el partido del bolillo: Puebla y Baja California, independientemente de las alcaldías o diputaciones que haya ganado. De hecho, tan importantes son las gubernaturas por sí solas que el PRI en sus tiempos de hegemonía nunca cedió ni una sola gubernatura a ningún partido de oposición, y fue famoso el verano caliente de 1986 en Chihuahua cuando el PRI pese al descrédito mundial y las denuncias por un fraude electoral masivo se aferró a la gubernatura de Chihuahua, presumiblemente obedeciendo órdenes emanadas directamente del Presidente Miguel de la Madrid Hurtado para que se consumara el todavía hoy llamado fraude patriótico imponiendo al impopular Fernando Baeza Meléndez como gobernador de Chihuahua. En los hechos, AMLO volvió a ganarle en las elecciones de este 2019 a su contendiente más fuerte, el partido del bolillo. En cuanto al PRI, AMLO ya tuvo la oportunidad de contribuír para darle sus exequias en las elecciones presidenciales de 2018. ¿Habrán empezado ya los funerales del Partido Acción Nacional con sus dos duras derrotas en Puebla y Baja California? Esto es algo que todavía está por verse.

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