jueves, 27 de junio de 2019

Papa caliente



Todo comienza con una fotografía de dos migrantes indocumentados ahogados que conmocionó a las redes sociales y le sacó lágrimas al usualmente duro Congreso norteamericano. La tragedia es una consecuencia indirecta de todas las leyes draconianas que restringen la inmigración legal hacia los USA que han salido del Congreso norteamericano, y ante el escándalo mundial que se estaba desatando por esta fotografía reminiscente de lo que sucedió con el niño Aylan Kurdi (que por haber sucedido al otro lado del mundo, parecía tan distante que los norteamericanos nunca supusieron que algo parecido podría ocurrir a en su propio traspatio), la presidente y vocera de la Cámara de Representantes reaccionó de inmediato lavándose las manos cual Poncio Pilatos tratando de echarle toda la culpa de la tragedia al presidente Trump:

Foto de migrantes ahogados debería sacudir a Trump: Pelosi
La presidenta de la Cámara de Representantes dijo que Estados Unidos está ignorando 'sus obligaciones con la humanidad'
Associated Press
Miércoles 26 de Junio, 2019


La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi le dijo a The Associated Press que espera que una foto de los cadáveres de un padre migrante y su hija de 23 meses sacuda la conciencia del gobierno de Donald Trump.

La fotografía se diseminó por internet esta semana y atrajo la atención del Congreso estadounidense en momentos en que los legisladores trabajaban para proveer 4 mil 500 millones en ayuda humanitaria para personas detenidas cuando cruzaban la frontera desde México.

Pelosi dijo que Estados Unidos está ignorando "sus obligaciones con la humanidad" y que ella espera que la imagen muestre que "se puede hacer algo mejor".

La legisladora demócrata dijo que "hemos tenido muchos retos a la conciencia" que no han alterado el debate de inmigración, pero dijo que espera que esta foto cambie eso.

Furibundo al ver que desde el Congreso le estaban echando a él toda la culpa de la tragedia, el presidente Trump reaccionó tratando de deshacerse de la papa caliente que le habían aventado desde el Congreso:

Culpa Trump a demócratas por muerte de migrante y su hija
'La odio', respondió el mandatario al ser cuestionado sobre la fotografía
Associated Press
Miércoles 26 de Junio, 2019


El presidente Donald Trump culpó el miércoles a los demócratas por la muerte de un hombre y su hija de 23 meses de edad, mostrada en una dura fotografía que se ha convertido en un símbolo del peligro que enfrentan los migrantes.

Cuando se le preguntó sobre la fotografía cuando salía de la Casa Blanca para un viaje rumbo a Asia, Trump dijo a los periodistas: "La odio".

Pero dijo que las muertes podrían haberse evitado y culpó a los demócratas por no aprobar una legislación que, según afirma, impediría que la gente intentara hacer el peligroso viaje.

Los cadáveres del hombre y su hija, migrantes de El Salvador, fueron hallados el lunes en la orilla del río Bravo.

Trump dijo que el padre, Óscar Alberto Martínez Ramírez, probablemente era un "tipo maravilloso".

Al siguiente día, el presidente Trump y el Congreso norteamericano ya estaban "agarrados del chongo" enfrascados en un intercambio de acusaciones, como lo deja en claro el siguiente reportaje:

Se culpan por muerte de migrante y su hija
Asegura el presidente estadounidense que ‘odia’ la imagen del salvadoreño con la menor, ahogados en el río Bravo

Associated Press
Jueves 27 de Junio, 2019

El presidente Donald Trump y los demócratas se culparon mutuamente ayer  por la muerte de un migrante salvadoreño y su hija pequeña captada en duras fotografías, las cuales simbolizan el peligro que enfrentan quienes intentan cruzar ilegalmente a Estados Unidos.

En declaraciones a los periodistas mientras salía de la Casa Blanca para una gira de cuatro días por Asia, Trump dijo sentirse afectado por las fotos. Pero indicó que las muertes podrían haberse evitado, y reprendió a los demócratas por no aprobar un proyecto de ley que, según él, haría que la gente dejara de intentar el peligroso viaje.

“Si tuviéramos las leyes correctas, que los demócratas no nos están permitiendo tener, esas personas no estarían viniendo. No estarían intentándolo”, declaró Trump.

“Ellos pueden hacer los cambios con gran facilidad para que la gente no venga ni pierda la vida”, agregó.

Después de huir de El Salvador, Óscar Alberto Martínez Ramírez y su hija Valeria se ahogaron en el río Bravo (también conocido como río Grande) cuando intentaban cruzar hacia Estados Unidos.

En las fotografías, tomadas por la periodista Julia Le Duc y publicadas inicialmente por el diario mexicano La Jornada, se ve a ambos cadáveres bocabajo en el agua cerca de la orilla del río. La niña rodeaba con un brazo el cuello de su padre, lo que deja entrever que se sujetó a él en los últimos momentos de vida de ambos.

“La odio”, dijo Trump cuando se le preguntó sobre la imagen, “y sé que eso podría terminar de inmediato si los demócratas cambiaran la ley. Deben modificar las leyes. Y así ese padre, que tal vez era un tipo maravilloso, con su hija, cosas como esa no sucederían”.

Tanto el Senado como la Cámara de Representantes han aprobado iniciativas separadas a fin de conceder financiamiento para atender a los migrantes que ingresen a Estados Unidos, pero las medidas deben ser conciliadas y se desconoce cuál será el próximo paso.

Los líderes del Congreso confían en presentarle a Trump una solución negociada antes del receso legislativo con motivo del feriado del 4 de julio. El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, censuró a Trump por decir “’culpemos a los demócratas’”.

“Esa es una desgracia, señor presidente, usted es el presidente de Estados Unidos”, declaró Schumer. “Usted es el titular del poder ejecutivo. Usted controla lo que está sucediendo en la frontera”.

Mientras tanto, muchos aspirantes a la candidatura presidencial demócrata respondieron pasando las últimas horas antes del primer debate para las primarias del partido en Miami visitando una instalación de detenciones para adolescentes migrantes, ubicada a unos 64 kilómetros (40 millas) al suroeste en Homestead. “Había menores a los que se les hacía marchar como soldaditos, como pequeños prisioneros”, dijo la senadora Elizabeth Warren, a quien le negaron el acceso pero le permitieron echar un vistazo desde una cerca.

Así pues, ¿quién tiene la culpa?

La respuesta más sencilla: ninguno de los dos.

Si bien es cierto que el Congreso norteamericano con el paso de los años, desde la promulgación de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952 (la última verdadera reforma migratoria integral que el Congreso de USA llegó a producir, y ha pasado más de medio siglo desde entonces) es el que ha estado cerrando cada vez más y más las puertas a la inmigración LEGAL imponiendo requisitos cada vez más duros de cumplir y hasta subiendo el costo de tramitación de los pasaportes de residencia permanente conocidos como green cards, endureciendo los requisitos migratorios a grado tal de que para un centroamericano pobre sin escolaridad y sin amplios recursos económicos se vuelve imposible el poder inmigrar legalmente a los EE.UU., como igualmente es cierto que si el indocumentado Oscar Alberto Martínez y su hija Valeria hubieran tenido en sus manos pasaportes de residencia permanente "green cards" preferirían mil veces y podrían haber cruzado a pie de México hacia los EE.UU.  cualquiera de los puentes internacionales (como el puente Santa Fe o el puente de Cordoba en Ciudad Juárez) en vez de arriesgarse a hacerlo desafiando las peligrosas aguas turbulentas del Río Bravo, es poco realista suponer que el Congreso de Estados Unidos le abrirá de par en par las puertas de entrada a TODOS los habitantes de Centroamérica dándoles a todos ellos gratuitamente y sin necesidad de tener que cumplir con trámite migratorio alguno millones de visas de residencia permanente, sobre todo a gente en extrema pobreza (que es la que abunda en dichos países) para tener que hacerse cargo del mantenimiento de toda esta gente en USA. Por otro lado, el presidente de Estados Unidos, quienquiera que sea, carece de atribuciones para cambiar las leyes migratorias, eso solo lo puede hacer el Congreso, así que con ese solo hecho el presidente Trump se puede lavar las manos cual Poncio Pilatos. Sin solución definitiva posible a la vista, y para evitar que se les pueda fincar responsabilidad o culpa alguna, se la pasarán aventándose el uno al otro la papa caliente sin querer quedarse nadie con ella.

Pero aquí hay otro involucrado sobre el cual ningún medio de comunicación ni red social alguna le ha adjudicado responsabilidad por la muerte de la niña Valeria: su propio padre.

El padre de la niña actuó irresponsablemente en varias ocasiones desde el preciso momento en que emprendió el viaje desde Guatemala hacia los USA guiado por el persistente rumor que les han inculcado de que "llevar un niño de corta edad es casi casi un pasaporte de entrada a los USA", exponiendo a su hija a los numerosos peligros que ofrece una travesía de esta naturaleza.

El peor error que cometió fue cuando se le ocurrión lanzarse a las aguas traicioneras del Río Bravo, sin saber nadar, llevando a su hija consigo. Las aguas del Río Bravo son sumamente traicioneras porque mientras que vistas por la superficie parecen moverse lentamente de manera pausada, debajo de la superficie hay corrientes interiores mucho más fuertes capaces de hacer perder el equilibrio a quien vaya caminando con la superficie del agua al ras de la cintura, e inclusive se forman remolinos que no se pueden ver desde arriba por ser aguas sucias de color marrón. ¿Pero a quién se le ocurre semejante idea, de desafiar tan peligrosas aguas, y para colmo de males haciéndolo cargando a cuestas a la hija que menos puede nadar?

Ocurrió lo que tenía que ocurrir.

Es mandatorio establecer aquí algunas comparaciones.

Si a un corredor de autos deportivos se le ocurre subir un hijo suyo a un auto en una carrera de competencias, y ambos se matan en uno de los percances que suelen suceder en ese tipo de eventos deportivos, ¿de quién es la culpa la muerte del niño? ¿De los que fabricaron los autos deportivos que posibilitaron que se pudieran llevar a cabo tal tipo de eventos? ¿De los que organizaron la carrera de autos? ¿De los que construyeron la autopista de carreras por no hacerla cien por ciento segura a prueba de choques y accidentes (como si tal cosa fuera posible)? ¿De los patrocinadores del evento?

Del mismo modo, si un alpinista decide llevar consigo a su hija pequeña hasta Nepal para escalar el Monte Everest, la montaña más alta (y peligrosa) del mundo, y al llevarla consigo ambos caen en un despeñadero de la montaña y se matan, ¿de quién es la culpa de la muerte de la niña? ¿De las autoridades de Nepal por permitir a los alpinistas escalar el monte Everest en vez de prohibir los escalamientos? ¿De los fabricantes de equipo para escalar montañas? ¿De las aerolíneas que transportan alpinistas de todas partes del mundo para escalar el monte Everest?

Lo usual en muchos medios es desviar la atención para que la culpa no recaiga sobre quien verdaderamente tiene que recaer a fin de cuentas, sobre quien ultimadamente tiene toda la culpa.

Quizá la única persona verdaderamente cuerda en medio de toda esta tragedia es la madre del salvadoreño Oscar Alberto Martínez, la cual intentó inútilmente de desalentar a su hijo de que emprendiera tan peligrosa aventura:

‘Le dije que no persiguiera el sueño americano’
Rosa Ramírez, la madre del salvadoreño que murió el domingo junto a su hija de casi dos años al intentar cruzar el río Bravo, expresó que el fallecimiento de ambos
El Diario
Jueves 27 de Junio, 2019


Rosa Ramírez, la madre del salvadoreño que murió el domingo junto  a su hija de casi dos años al intentar cruzar el río Bravo, en México, en su búsqueda por un mejor futuro en los Estados Unidos, expresó que el fallecimiento de ambos ha sido un golpe anímico muy fuerte, difundió el sitio La Prensa Gráfica.

“Como madre fue bien triste. Lamentablemente sucedió lo que todos ya saben. Estamos pidiéndole a Dios porque es el único que nos da esa fortaleza”, expresó Rosa para ese medio.

Ramírez sostuvo que antes de que Óscar Alberto Martínez, su hija y su esposa, Tania Ávalos, emprendieran el viaje a Estados Unidos, ella le pidió a su hijo que “no persiguiera el sueño americano”, porque no es tan fácil cruzar la frontera sur.

Sin embargo, expuso que, aún con la advertencia, en abril emprendió viaje en busca de mejores oportunidades de trabajo para comprarle una casa a su familia.

La madre de Óscar contó que su hijo murió tratando de salvar a su hija, antes de que fuera arrastrada por la fuerte corriente de río Bravo.

La tragedia ocurrió el domingo en la tarde, en la ciudad de Matamoros, en el nororiental estado mexicano de Tamaulipas, aproximadamente a un kilómetro del puente nuevo internacional.

Ávalos —esposa y madre de los fallecidos, quien logró ser rescatada— dijo a las autoridades que el agua se llevó primero a la niña y fue su padre quien salió en su ayuda, pero ambos fueron llevados por la corriente del río y desaparecieron.

El Ministerio de Relaciones Exteriores ya ha dicho que tomará acciones consulares y humanitarias al respecto. “Se procederá de acuerdo con los protocolos correspondientes”, detalló la institución en su cuenta de Twitter.

De acuerdo con la madre de óscar, contar con la ayuda de Cancillería sería de mucha ayuda, pues no cuenta con el dinero para sufragar la repatriación de los cuerpos, apuntó que los gastos de repatriación de los cuerpos rondan los $ 7,000.

Explicó que a su hijo y a su nieta los enterrarán en el Cementerio La Bermeja, en San Salvador.

Si el hijo le hubiera hecho caso a su madre y se hubieran quedado en El Salvador, ahorita todos ellos estarían con vida juntos en vez de estarse lamentando como lo están haciendo ahora.

Mientras tanto, el interminable circo en Washington sigue. El Congreso insiste furioso en mayor control y seguridad sobre la frontera con México sin haberle dado un solo centavo adicional al gobierno federal para que pueda cumplir con lo que se le está exigiendo, pese a las presiones que enfrenta, sin llegar a ningún acuerdo, pese a las lamentaciones dolorosas externadas públicamente por los mismos Congresistas en torno a la fotografía de los dos migrantes ahogados.

Y en lo que respecta al presidente Donald Trump... bueno, prefiero no decir ya nada, reservándome las opiniones que tengo sobre él.

Mientras tanto, otras muertes de indocumentados continúan, aunque sin la presencia mediática que pueda ocasionar preocupación a los exhibicionistas políticos en Washington.

Lo que sí se puede dar por hecho es que la muerte de la niña Valeria se sumará a la de otros niños centroamericanos engrosando la lista de los Santos Niños Migrantes, bautizados como tales no por el Vaticano sino por las redes sociales.

Sí, este es el Sueño Americano. Pero suman decenas de miles de caravaneros centroamericanos de cabeza dura que no lo quieren comprender en su terrible realidad tal y como es. Al igual que Gabino Barreda, no entienden razones.



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