martes, 13 de agosto de 2013

Penitencia



No todas las penitencias son iguales. Hay de penitencias a penitencias.

Quizá la peor tragedia que le pueda ocurrir a una familia es que uno de sus propios miembros termine convirtiéndose en una penitencia para los suyos, la penitencia con la que los demás familiares tendrán que cargar por meses o por años, o quizá por el resto de sus vidas. Este tipo de penitencias son tan pesadas de llevar a cuestas, que a veces terminan destruyendo a las familias. Y si es duro cuando se trata de una penitencia impuesta por una enfermedad natural tal vez incurable o por un accidente, mil veces peor e intolerable resulta ser cuando hay culpa de alguien en ello, cuando se trata de algo que pudo haber sido evitado con esfuerzo y voluntad.

¿Conoce el lector de personas que han sido o son la penitencia de sus propios familiares?

¿Por casualidad alguno de los lectores recuerda haber sido alguna vez la penitencia de alguien?

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