Y mientras las corporaciones policiacas de Nueva York estaban totalmente desorientadas sin tener la más remota idea sobre lo que pudiera haber ocasionado dicha tragedia que cobró más de dos mil vidas, la cual había tomado por sorpresa también a los servicios norteamericanos de inteligencia (CIA, FBI) que por igual se encontraban completamente desorientados y estupefactos sin poder dar información alguna al pueblo que pudiera aclarar aunque fuese un poco las terribles dudas y el pánico que se apoderaron de la Unión Americana ese día, el mismo 11 de septiembre casi inmediatamente después del colapso de las torres gemelas un mexicano elaboró un correo electrónico que adelantó una explicación a lo ocurrido, un correo electrónico que fue enviado a un periódico local y que fue publicado al día siguiente dándosele todo el espacio usualmente compartido con correos de otros lectores.
A continuación se reproduce dicho correo electrónico, publicado el 12 de septiembre de 2001 en la sección de Cartas.
El atentado
Al momento de redactar este e-mail, las torres gemelas habían sido derribadas y el Pentágono mismo había sido atacado por terroristas desde dentro de los EU.
Desde mi punto de vista, hay unos hechos que deben ser tomados en cuenta:
(1) Lo obvio: puesto que dos aviones fueron estrellados casi al mismo tiempo, cada uno en una torre gemela (además del que se estrelló contra el Pentágono), queda descartada la posibilidad de un accidente múltiple, y se tiene que dar por hecho que fueron ataques terroristas suicidas.
(2) Puesto que ningún piloto de cualquier línea comercial norteamericana estrellaría (aun bajo amenaza directa de muerte) su avión directamente en contra de un edificio gigantesco a sabiendas de que él mismo y la mayoría de la gente en el edificio iba a ser sacrificada (además de los viajeros que iban dentro del avión), se puede suponer que cada uno de dichos aviones iba piloteado directamente por los mismos terroristas. Inclusive se puede suponer que cuando los aviones iban camino a estrellarse contra las torres gemelas, tanto el piloto como su copiloto ya iban muertos.
(3) Puesto que es difícil matar tanto al piloto como al copiloto al mismo tiempo, se debe suponer que en cada uno de los aviones iban por lo menos dos terroristas para poder forcejear y matar a los dos sin darle oportunidad a que uno de ellos tratara de defender al otro.
(4) Puesto que es extremadamente riesgoso tratar de matar tanto al piloto como al copiloto con armas de fuego dentro de la cabina del avión (la pérdida de presión en la cabina mandaría de inmediato abajo al avión antes de llegar a su destino final sin que se hubiera logrado el objetivo nulificando el objetivo del ataque), es muy posible que tanto el piloto como el copiloto hayan sido apuñalados y degollados por los decididos atacantes.
(5) Esos aviones comerciales, con tantos instrumentos en la cabina de mando, no pueden ser volados por un novato. Para volar este tipo de aeronaves, se requiere entrenamiento altamente especializado. En otras palabras, los pilotos suicidas que volaron dichos aviones tenían tanto entrenamiento como experiencia en el manejo de dichos aparatos. Aquí estará una de las claves para dar con la identidad de los criminales.
(6) Una prueba adicional de que por lo menos uno de los dos (o más) terroristas que tomaron el avión era un piloto entrenado y experimentado en ese tipo de aviones comerciales es que cuando los aviones fueron desviados de su curso normal y fueron encaminados hacia sus objetivos finales, para no perder el rumbo y navegar correctamente se requiere conocimientos en la interpretación y análisis de instrumentos de navegación tales como el VOR, el altímetro, los compases, y otros instrumentos especializados. No cualquiera puede tomar un avión y llevarlo directamente hasta el domicilio de las mismas puertas del Pentágono en Washington.
(7) Por lo dicho, para la operación fueron reclutados por lo menos cuatro pilotos suicidas (uno en cada avión) con posible experiencia previa en vuelos comerciales, con un total de por lo menos cuatro cómplices adicionales.
(8) Dada la cantidad de recursos que se requieren para montar una operación de esta índole en EU, este tipo de operación sólo pudo haber sido financiado por una nación (como Irak) o por un terrorista con bastantes recursos económicos (el único que cuenta con tal cantidad de recursos es Osama bin Laden, quien se encuentra actualmente refugiado y protegido por el gobierno talibán de Afganistán, quien ya ha sido señalado como el autor intelectual del bombazo en el mismo World Trade Center ocurrido hace varios años).
(9) Hace varios días en Afganistán ya habían sido arrestados varios misioneros norteamericanos por los talibanes y estaban por ser sometidos a juicio por el delito de “predicar la palabra de Cristo” entre la población musulmana de Afganistán. Resulta demasiado sospechoso que esto haya ocurrido antes y faltando poco para que se llevaran a cabo estos atentados terroristas en EU. Esto nos lleva a sospechar que la intención verdadera del gobierno de Afganistán en mandar arrestar a estos misioneros norteamericanos era de utilizarlos como rehenes en caso de que el gobierno norteamericano les exigiera la entrega “por las buenas o por las malas” de Osama bin Laden. De ser así, entonces estamos ante algo sumamente grave, porque sería tal vez la prueba más contundente de que el gobierno afgano estaba enterado con varios días o posiblemente varias semanas de anticipación sobre los atentados que se llevarían a cabo en EU.
(10) Otra cosa que nos lleva a sospechar fuertemente del gobierno de Afganistán es que, al poco tiempo de llevarse a cabo los atentados, los afganos estaban “disculpando” a Bin Laden ante el mundo entero afirmando con toda “certeza” que Bin Laden no había tenido absolutamente nada que ver con dichos atentados. En otras palabras, se estaban “curando en salud” aun antes de que Bin Laden fuera acusado como financiador de estos ataques.
(11) Lo que se llevó a cabo en EU, al igual que lo que ocurrió en Pearl Harbor, es y debe ser considerado un acto de guerra. EU está en todo su derecho de exigir a Afganistán la deportación y entrega física directa de Osama Bin Laden al FBI para ser investigado como principal sospechoso, y en caso de rehusarse Afganistán, hacer lo consecuente considerándose en estado de guerra con Afganistán, y proceder en consecuencia como se procedió contra Japón después del bombardeo de Pearl Harbor (de lo contrario, habrá nuevos ataques terroristas, y los próximos objetivos tal vez sean el Capitolio, la Casa Blanca, etc.)
Armando Martínez
MagoY2K@hotmail.com
De este modo, a los pocos minutos de que las dos torres gemelas habían terminado por colapsarse, el mexicano que envió al periódico local ese correo ya había proporcionando el nombre del presunto autor intelectual de los atentados, Osama Bin Laden, convirtiéndose tal vez en el primero (a través de los medios impresos, al menos en México) en proporcionar un nombre de un presunto culpable, lo cual fue confirmado tiempo después de varios meses de investigaciones llevadas a cabo por las mismas autoridades norteamericanas. De hecho, y como puede leerse e inferirse del resto de las observaciones hechas, todo, absolutamente todo lo que señaló el mexicano en su escrito, terminó resultando cierto, terminó siendo confirmado por el gobierno norteamericano en sus investigaciones emprendidas en torno a la tragedia.
La siguiente imagen es el resultado de un escaneo de la carta enviada por ese mexicano tal y como apareció publicada en el periódico local de Ciudad Juárez El Diario el 12 de septiembre de 2011:
Aunque el mexicano que envió este correo al periódico mencionó a Iraq como una posible fuente de financiamiento del ataque terrorista, en ningún momento citó al dictador de Iraq Saddam Hussein como probable sospechoso de que pudiera haber tenido algo que ver directamente con lo ocurrido en los atentados a las torres gemelas, en ningún momento apuntó su dedo sin duda alguna hacia Iraq, y por el contrario lo apuntó directamente hacia Afganistán mencionando a dicho país y a sus gobernantes de manera muy específica. Con el correr del tiempo, eventualmente se sabría que ni el dictador Saddam Hussein ni subordinado alguno suyo había tenido absolutamente nada que ver con la tragedia ocurrida en Nueva York, ni con el financiamiento ni con la planeación. Si el gobierno norteamericano hubiese puesto atención a todo esto (la carta fue publicada en una ciudad mexicana que colinda con una importante ciudad norteamericana, y se puede dar por hecho de fue leida no solo por funcionarios consulares adscritos al Consulado norteamericano en Ciudad Juárez, el más grande del mundo, sino también por muchos norteamericanos residentes en la ciudad de El Paso, incluidos los analistas militares asignados al Fort Bliss ubicado precisamente en El Paso), Estados Unidos se podría haber ahorrado una costosa invasión de Iraq que terminó costando miles de millones de dólares, miles de vidas, y que trató de ser justificada argumentando la posesión de armas de destrucción masiva en Iraq que nunca existieron. Si en vez de invadir Iraq para derrocar a Saddam Hussein el gobierno norteamericano hubiera enfocado su atención y sus esfuerzos única y exclusivamente sobre Afganistán, como lo sugería el observador mexicano, Estados Unidos se podría haber ahorrado la muerte de miles de soldados norteamericanos en suelo iraquí y le podría haber ahorrado a los iraquíes una guerra civil interna, una guerra desgastante sin fin que hasta el día de hoy les ha estado costando y les sigue costando miles de vidas anualmente en ataques terroristas suicidas que antes de la remoción de Saddam Hussein no se daban.
En agradecimiento por las observaciones que hizo el mexicano tratando de disiparle dudas a los norteamericanos con la urgencia requerida en torno a lo sucedido, el gobierno norteamericano reaccionó endureciendo su actitud en contra de los mexicanos, endureciendo de modo extraordinario los requisitos para que los mexicanos residentes en la franja fronteriza pudieran cruzar a las ciudades norteamericanas para efectuar sus compras o visitar amigos y familiares, reemplazando la tarjeta de cruce local conocida como “Border Crossing Card” que se daba de manera gratuita a los mexicanos residentes en la franja fronteriza por una tarjeta costosa conocida como “Visa Láser” que se le ha estado negando a muchos aplicantes a los cuales ni siquiera se les reembolsa el dinero que pagaron cuando la “Visa Láser” les es negada en el Consulado en donde les toca la cita de aprobación, esto además de emprender un programa masivo de construcción de muros en vez de emprender un programa de construcción de puentes internacionales, como si los mexicanos hubiesen tenido culpa alguna de los ataques terroristas ocurridos en Nueva York, dificultando enormemente el cruce legal y temporal de los mexicanos hacia ciudades norteamericanas fronterizas y logrando también con ello de paso ponerle una horca a los propios comercios norteamericanos ubicados en la frontera contribuyendo al agravamiento de las economías de los propios ciudadanos norteamericanos vecinos de México, dándole con ello un triunfo más al terrorista que estuvo detrás de la planeación y el financiamento de los ataques terroristas a las torres gemelas y al Pentágono. De este modo, el mismo gobierno federal norteamericano se encargó de aumentar el daño que Osama bin Laden quería causarle a los norteamericanos, en cierta forma engrandeciéndolo. El terrorista se ha de estar carcajeando desde su tumba. Lo mataron, ¿y qué se ganaron con ello excepto satisfacer un deseo de revancha? Se presume que por ahí anda merodeando su sucesor, Aymán al-Zahwahiri, continuando su obra y al cual no han podido localizar pese a tener montado el gobierno norteamericano por dentro y por fuera uno de los programas de espionaje más extensos en la historia de la humanidad, un programa que ya le debería de haber servido a los Estados Unidos para confirmar que ningún terrorista suicida musulmán hasta la fecha ha intentado usar (ni legalmente ni como indocumentado) la frontera de los Estados Unidos con México para tratar de ingresar a la Unión Americana, y por el contrario (como lo prueban los atentados terroristas llevados a cabo en el Maratón de Boston) todos estos terroristas han ingresado a los Estados Unidos con visa legal expedida por el mismo gobierno norteamericano que despóticamente les niega visas temporales de trabajo a los indocumentados mexicanos que cruzan hacia dicho país para ayudar a sus granjeros y agricultores en la recolección de sus frutas y hortalizas, frutas y hortalizas que de otro modo se pudrirían en el suelo al no haber norteamericanos dispuestos al duro trabajo que se requiere para la pizca de las cosechas.
El mismo mexicano que dió por anticipado la solución al misterio de lo sucedido en los atentados a las torres gemelas ha estado dando también las razones por las cuales el imperio norteamericano está empezando a entrar irreversiblemente en un proceso de declive (en relación a esto, ya fue publicada en esta misma bitácora el 19 de julio de 2013 una entrada títulada “Signos de declive del imperio norteamericano”), y posiblemente Estados Unidos pronto sea alcanzado por otros países como China. Al igual que con lo sucedido con las torres gemelas, el tiempo demostrará cuánta razón le asiste en sus pronósticos.
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