Hubo un tiempo en el que Microsoft mantenía el predominio absoluto y total sobre el mercado del software de sistemas operativos para las computadoras personales caseras y las redes de computadoras integradas con computadoras personales caseras, acaparando más del 90 por ciento del mercado mundial.
Pero esto empezó a dar un vuelco dramático entre 2012 y 2013.
A la vez que Microsoft se dedicaba a lo suyo, el software de sistemas operativos, los teléfonos celulares fueron creciendo en capacidad y funciones disponibles, gracias a los mismos avances en microelectrónica que hicieron posible el aumento extraordinario en la potencia computacional de las computadoras caseras. En un principio, el software de los teléfonos celulares era más bien una cosa simbólica, ya que la función principal requerida de los teléfonos celulares era la capacidad para poder conectarse por una señal inalámbrica a la red telefónica ofertada por una de varias compañías de telefonía celular. De este modo, Microsoft se dedicaba a lo suyo, los sistemas operativos, mientras que las compañias de telefonía celular se dedicaban también a lo suyo, la renta de servicios de telefonía celular.
Eventualmente, y gracias a innovaciones introducidas por la empresa Apple bajo la guía del formidable visionario Steve Jobs, a los teléfonos celulares se les introdujo un pequeño “cerebro” con capacidades equiparables a las que posee una computadora primitiva, con lo cual se dió inicio a los teléfonos inteligentes, a los smartphones. El iPhone es el producto más representativo de esta unión, para lo cual se desarrolló un sistema operativo propio, el iOS.
Microsoft siguió dedicándose a lo suyo, el diseño de sistemas operativos Windows cada vez más complejos, sin mirar siquiera a lo que estaba ocurriendo en el campo de la telefonía celular, porque al fin y al cabo eso no era la especialidad de Microsoft. Zapatero a tus zapatos, cada quien a lo suyo, dirían los directivos de Microsoft.
Los teléfonos inteligentes fueron ayudados en su evolución por la introducción de pantallas de colores, basadas en puntos luminosos LED que comenzaron a reemplazar al aburrido y monótono display LCD en blanco y negro. Y la densidad de puntos luminosos de colores LED en las pantallas de los teléfonos inteligentes empezó a crecer aumentando con ello la resolución y la nitidez de las imágenes disponibles, ayudado por la evolución en las técnicas de fabricación de televisores planos digitales que reemplazaron a los viejos y voluminosos televisores de tubos de rayos catódicos. Llegó el momento en el que los teléfonos inteligentes empezaron a poseer una resolución y nitidez equiparable a la que poseían los monitores de color usados por las computadoras en la década de los noventa.
De cualquier modo, Microsoft siguió dedicándose a lo suyo, el diseño de sistemas operativos cada vez más complejos, sin mirar siquiera a lo que estaba ocurriendo en el campo de la telefonía celular, porque al fin y al cabo eso no era la especialidad de Microsoft. Zapatero a tus zapatos, cada quien a lo suyo, dirían los directivos de Microsoft.
Casi sin que se dieran cuenta los ejecutivos de Microsoft, llegó un momento en el que a alguien se le ocurrió la idea de que se contruyeran dispositivos móviles con una capacidad de procesamiento un poco mayor que la de los teléfonos celulares inteligentes, pero sin ser teléfonos, sin estar conectados a una red de telefonía celular. Estos dispositivos móviles se podrían conectar a Internet en forma inalámbrica mediante una tecnología que también ya estaba terminando de madurar a principio del nuevo milenio: la tecnología de intercomunicación digital inalámbrica hoy conocida como Wi-Fi. Se avecinaba la era de las tabletas electrónicas.
Aunque las tabletas no estaban diseñadas para realizar llamadas telefónicas mediante la contratación de los servicios de alguna compañía de telefonía celular, sí podían conectarse a Internet a través de un módem casero habilitado con la capacidad de conexión inalámbrica Wi-Fi. Cualquiera que tuviera un módem inalámbrico en casa se podía conectar a Internet mediante su tableta sin tener que encender la computadora, para poder llevar a cabo cosas tan sencillas como checar sus correos electrónicos, usar el equivalente de una calculadora, y navegar la red consultando páginas Web. No se podía hacer en las tabletas todo lo que se puede hacer en una computadora de escritorio, cosas tales como diseños gráficos de alta calidad con programas como AutoCad, o la elaboración de documentos con programas como Microsoft Office. Pero servían para lo más elemental que pudiera llevarse a cabo en algo capaz de efectuar operaciones propias de una computadora pequeña. Las tabletas ofrecían el atractivo de ser sumamente portátiles al no requerir de un disco duro como el que requieren las computadoras caseras, lo cual fue ayudado por el advenimiento de memorias RAM del tipo NAND flash que permitían construír las tabletas como algo compacto y de grosor mínimo, algo que no hubiera sido concebible apenas diez años atrás. Pero además de su gran portabilidad, las tabletas resultaban sumamente económicas; al empezar la segunda década del nuevo milenio se podía obtener una tableta a un precio no mayor de los cien dólares, lo cual no hubiera sido posible en caso de que Microsoft hubiera metido su cuchara elaborando sistemas operativos para las tabletas, lo cual habría elevado el costo de cada tableta por encima de los 200 dólares tomando en cuenta el costo de cada licencia Microsoft por máquina. Y aunque no era algo muy práctico el poder conectar teclados y Mouse a las tabletas, tales cosas no era indispensables en virtud de la implementación de otro avance tecnológico que ni siquiera poseían la mayoría de los monitores usados en las computadoras de escritorio: las pantallas táctiles. Con teclado y Mouse disponibles en una computadora de escritorio, la fabricación de monitores para estas computadoras con pantallas táctiles habría sido algo muy oneroso para los consumidores de computadoras caseras. Pero esta tecnología se podía implementar en las tabletas manteniendo a la vez el precio de las mismas por debajo de los 100 dólares.
Pero si Microsoft no elaboraba los sistemas operativos requeridos para que las tabletas electrónicas pudieran funcionar, ¿entonces qué fue lo que se empezó a usar en las primeras tabletas? La respuesta: se empezó a implementar en ellas una versión mejorada del mismo sistema operativo que se estaba usando ya en los teléfonos inteligentes que no eran fabricados y vendidos por la empresa Apple, un sistema operativo conocido como Android, el cual estuvo recibiendo un fuerte impulso de la empresa Google por varias vías. La ventaja del sistema operativo Android es que está basado no en código caro elaborado por una empresa particular como Microsoft sino en código libre de distribución gratuita basado en el Kernel del sistema operativo Linux.
El principal problema para Microsoft en tratar de competir como empresa particular con un sistema operativo como Android es que mientras que Microsoft para elaborar sus programas de cómputo cuenta con un edificio en Redmond que alberga algunos de los mejores programadores del mundo, lo cual es amortizado con el alto costo de las licencias de Microsoft, el sistema operativo Linux así como los lenguajes C y C++ en los que está basado Android forman parte de lo que se conoce como software libre y de código abierto por el cual no hay que pagar ni regalías ni el costo de licencias anuales a nadie, software para cuyo desarrollo y perfeccionamiento han estado contribuyendo y donando su tiempo en forma gratuita cientos de miles de programadores del mundo entero, entre los cuales se incluyen estudiantes de postgrado en ciencias computacionales y académicos de amplio prestigio. Y ninguna empresa, ni siquiera una tan poderosa y extendida como Microsoft que cuenta entre sus filas con los mejores programadores del mundo, puede competir contra el resto de todos los programadores del mundo que no trabajan para Microsoft pero que han estado colaborando en forma entusiasta en el desarrollo de las únicas alternativas libres de costo a los sistemas operativos Windows de Microsoft.
Para poder mantener su predominio en el mercado de los sistemas operativos de las computadoras de escritorio, Microsoft ha sido acusada de recurrir a prácticas monopólicas, tales como asegurar contratos de exclusividad con grandes cadenas comerciales tales como las tiendas de electrónica Best Buy, ofreciéndole precios especiales en el software, a cambio de que en dichas cadenas se excluya la venta de computadoras que funcionen con sistemas operativos gratuitos tales como el Linux Ubunto, e inclusive las computadoras Apple han sido proscritas a causa de estos acuerdos entre Microsoft y las distribuidoras que le dan exclusividad. En la actualidad, no es posible comprar en ninguna tienda Best Buy ninguna computadora de escritorio Apple o una computadora con el sistema operativo Linux instalado en ella, lo cual dicho sea de paso abaratería el costo de cada máquina por lo menos en unos cien dólares.
Sin embargo, las exclusividades afianzadas por Microsoft no incluían teléfonos celulares o teléfonos inteligentes. Después de todo, ese no era el negocio de Microsoft, su principal negocio estaba en los sistemas operativos Windows para computadoras de secritorio. Y gracias a ello, era posible adquirir teléfonos smartphone de Apple y tabletas con el sistema operativo Android instalado en ellas en las tiendas Best Buy sin que Microsoft respingara.
Y mientras Microsoft se dormía en sus laureles, las tabletas electrónicas continuaron creciendo en su capacidad de procesamiento. Y entre 2012 y 2013 empezaron a saltar las chispas. Posiblemente a estas alturas ya empezaban a sonar las voces de alarma en algunos rincones de Microsoft. Sin embargo, no se les dió la importancia que se les debería de haber dado en ese entonces. Después de todo, ¿qué peligro podía representar para una empresa tan poderosa como Microsoft un dispositivo móvil como la tableta que ni siquiera podía ser usado como teléfono celular? De cualquier modo, Microsoft ya había tratado de hacer una incursión en la telefonía celular con Windows Phone, introducido en 2010, aunque de nueva cuenta, el alto costo del sistema operativo era un factor limitante en poder competir para desplazar al sistema operativo Android usado en los teléfonos celulares fabricados por empresas como Samsung y Nokia.
Al llegar el 2014, había ya tabletas electrónicas que poseían una pantalla táctil multicolores panorámica propia de 7 pulgadas con una resolución de 800x400, con 4 gigabytes de almacenamiento interno equivalentes a un mini-disco duro, y con 512 megabytes de RAM como memoria activa, funcionando bajo un procesador como el CPU ARM Cortex de núcleo dual con una velocidad de 1.2 gigahertz, esto además de incluír una cámara dual y soporte Wi-Fi así como un puerto para conectar memorias USB externas de capacidades hasta 32 gigabytes. Estas ya son capacidades comparables a las que tenían las computadoras personales caseras cuando el sistema operativo Windows XP estaba en boga. Y lo más increíble, todo esto por un precio inferior a los 100 dólares.
Con la excepción de la fabricación de dispositivos de Mouse, con la única finalidad de promover sus primeros sistemas operativos que facilitaban el uso de las computadoras mediante un Mouse, a Microsoft nunca le ha interesado absolutamente nada de la fabricación y la venta del hardware de computadoras, su único interés y su principal negocio siempre ha estado en la venta del software requerido para que funcionen las computadoras caseras y computadoras laptop. Una tableta con las capacidades que se han descrito arriba no está ya lejos de que se le aumente la pantalla de una dimensión de 9 pulgadas a 14 pulgadas, además de que se le pueda aumentar la memoria interna permanente de 4 gigabytes a unos 32 gigabytes y la memoria RAM a unos 2 gigabytes (ya hay tabletas con memoria RAM de 1 gigabyte) con lo cual está ya en condiciones de poder competir directamente en contra de las computadoras laptop que poseen una pantalla de 14 pulgadas, con la diferencia de que una tableta así tal vez siga costando un poco más de los 100 dólares mientras que una computadora laptop tiene un costo de por lo menos unos 300 dólares en el mejor de los casos. Se trata de algo con lo que una computadora laptop ya no puede competir en el mercado. Y esto ya empieza a carcomer el monopolio del mercado ejercido por Microsoft en el terreno de las computadoras personales, al ser promocionada una tableta a las capacidades de una computadora laptoop con el agravante de que la presencia de Microsoft en los sistemas operativos de las tabletas era cero.
Microsoft se dió cuenta demasiado tarde de la pifia y omisión que había cometido. Como primer paso, a principios de 2014 rodó por los suelos la cabeza del principal ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer (uno de los amigos más cercanos de Bill Gates), el cual fue culpado por los accionistas de no haber tenido la visión suficiente de haber previsto que ese pequeño e insignificante juguetito llamado tableta podría ser la puerta de entrada con su sistema operativo Android a uno de los más grandes retos que haya enfrentado el sistema operativo Windows de Microsoft en toda su historia. En efecto, el monopolio de Microsoft se está empezando a derrumbar.
La respuesta de Microsoft a las tabletas, por lo menos en lo que al uso de monitores con pantallas táctiles se refiere, fue el reemplazo en forma precipitada del sistemas operativo Windows 7 substituyéndolo por Windows 8 con capacidades para pantalla táctil, lo cual por la premura trajo problemas extremadamente serios
Como parte del contraataque de Microsoft, el reemplazo de Steve Ballmer, un hindú de nombre Satya Nadella, Satya Nadella, empezó una campaña agresiva para promover el uso de los sistemas operativos Windows tanto en los teléfonos celulares inteligentes como en las tabletas, siendo estas últimas su mayor preocupación.
De no ser por los altos costos del software elaborado por Microsoft para la telefonía celular inteligente y las tabletas, parecería que Microsoft no debería de tener muchos problemas en apoderarse de una buena parte del mercado que hoy goza Android. Después de todo, uno de los problemas clásicos a los que un usuario de Android se tiene que enfrentar desde el primer momento es a la ingente cantidad de aplicaciones preinstaladas en la tableta con las que tiene que lidiar. Esta situación no es sólo culpa de fabricantes y operadoras, los sospechosos habituales, sino también de la propia Google, que obliga a que los fabricantes tengan que incluir una veintena de sus aplicaciones a cambio de poder incluir a servicios tan importantes como la propia Play Store. En este aspecto, Microsoft ha tenido la opción de ofrecer un sistema operativo mucho más liviano, menos recargado y realmente independiente en el que sea el propio usuario quien decida qué aplicaciones son las que su tableta tenga instaladas en todo momento. Pero de cualquier manera, otro problema serio que enfrenta Microsoft es que ya hay una buena cantidad de programas de aplicación desarrollados para las tabletas (y los teléfonos celulares inteligentes), conocidas como apps, muchas de las cuales se pueden descargar en forma absolutamente gratuita de Google PlayStore, de modo tal que Google tiene ya una buena variedad de aplicaciones para ofrecer a los usuarios de las tabletas, mientras que Microsoft no tiene casi nada que ofrecer, comparativamente hablando. Pese al indudable prestigio mundial de Microsoft, nadie va a pagar cien o doscientos dólares más solo para tener una tableta que tenga un sistema operativo de Microsoft, si son muy pocos los programas de aplicación disponibles para los sistemas operativos de Microsoft para las tabletas. Después de todo, la gente no compra tabletas para jugar con sistemas operativos, compra tabletas para poder instalar y ejecutar programas de todo tipo.
Otro obstáculo, éste intangible, que enfrenta Microsoft para promover el uso de Windows en las tabletas electrónicas conforme éstas continúan creciendo en potencia y capacidad es el de la familiaridad de quienes ahorita mismo desde chiquitos se han ido acostumbrando a los sistemas operativos iOS y Android, gracias a las tabletas para infantes que les han estado regalando sus progenitores en las Navidades de los últimos tres años, tabletas baratas y hasta desechables por los bajos precios posibilitados por el no uso de algo tan caro como windows 8 instalado en ellas. Con tal de promover el uso de sus sistemas operativos y de programas de aplicación como Microsoft Office, Microsoft ha estado promoviendo en el pasado en las universidades y medios académicos el uso de licencias de muy bajo costo, a sabiendas de que en caso de no hacer tal cosa el substituto natural sin costo alguno habría sido el sistema operativo Linux, y lo que menos quiere Microsoft es que los estudiantes de las nuevas generaciones se den cuenta de que Linux en una versión como Linux Ubuntu tiene tanto que ofrecer commo Windows y que Windows no es absolutamente indispensable, y que vayan creciendo acostumbrándose al uso de algo que no sea Windows. En el caso de las tabletas equipadas con Android, ya son millares de infantes que le han estado tomando un afecto especial a Android, y aunque Microsoft les regale su sistema operativo Windows para que lo instalen en sus tabletas es dudoso que quieran cambiar por el simple hecho de que ya le han tomado gusto no solo por el uso de Android en las tabletas sino por el uso de Android en los teléfones inteligentes.
Para poder aquilatar el problema actual de competitividad de Microsoft en lo que a software para tabletas se refiere, basta con echar un vistazo a algunos de los panfletos más reciente publicados por la empresa Best Buy. En tales panfletos correspondientes a la última semana de febrero de 2015 podemos encontrar bajo número de catálogo SKU 8771004 una tableta electrónica ASUS Transformer Pad T100AF que con una pantalla de 10.1" se anuncia con el sistema operativo Windows 8 instalado en ella, agregando que viene incluída con un teclado físico real. Lo del teclado es una vacilada, considerando que a cualquiera de las tabletas con un sistema operativo como el Android KitKat instalado en ellas se le puede agregar un teclado físico real conectado al puerto USB de la tableta como el teclado para tabletas Steuben que tiene un precio inferior a los diez dólares. Lo de más es el precio de la tableta, a la venta en 300 dólares (cincuenta dólares más de lo que cuesta un televisor plano HD LED marca LG de 32"), o el triple de lo que pueda costar una tableta equivalente con Android KitKat instalado en ella. ¿Por qué el costo tan alto en la tableta ASUS? Pues precisamente por el costo de la licencia del Windows de Microsoft. Y esto para algunos, pese al prestigio de la marca Microsoft, puede ser algo difícil de digerir, sobre todo en los países emergentes. En el mismo panfleto de Best Buy encontramos otra tableta bajo el número de catálogo SKU 8732054, la tableta Lenovo Yoga 2 con pantalla de 10" y con teclado, con un costo de 370 dólares. ¿Por qué al alto precio? La resolución de la pantalla de 1920x1200 parecería ser la razón, pero esto no es razón suficiente considerando que esta resolución está dentro del alcance de las tabletas de hoy con Android que se cotizan en cien dólares, las cuales pueden tener una pantalla así con un precio extra de unos sesenta dólares (a lo más). Nuevamente, la razón del alto costo de la tableta es el costo de la licencia del Windows 8 de Microsoft. Para fines comparativos, la misma cadena de tiendas Best Buy anunciaba una tableta DigiLand con pantalla de 7" y una resolución de 1024x600 con una memoria de almacenamiento de 8 gigabytes y el sistema operativo Android instalado en ella a 49 dólares, y eso no en oferta, sino en precio regular.
Si a lo anterior le agregamos el hecho de que el volumen de ventas de las computadoras de escritorio en donde Microsoft aún mantiene un monopolio ha estado cayendo paulatinamente en los últimos tres años, perdiendo terreno a favor de las tabletas en donde Microsoft en vez de tener un monopolio está enfrentando la sombra de Android y el iOS de Apple, se pueden avizorar tiempos difíciles para el gigante de Redmond. Para tratar de mantener su predominio, Microsoft ha estado invirtiendo una cantidad enorme de recursos en promover en todos los medios su nube que ha dado en llamar Microsoft Cloud, pero es poco probable que con una campaña masiva de publicidad y mercadotecnia Microsoft pueda desplazar a un sistema operativo Android que continúa creciendo en potencia y capacidades, sobre todo ahora que Google apoya la distribución gratuita del entorno de programación Android Studio, algo equiparable a lo que alguna vez fue el entorno Visual Basic de Microsoft cuando fue introducido por vez primera, excepto mucho más potente y versátil, garantizando que a corto plazo habrá una nueva generación de programadores que ya están desarrollando una gran variedad de aplicaciones que van creciendo en potencia y funciones.
Hay que dejar en claro que ni a corto y ni siquira a mediano plazo Microsoft irá a la bancarrota por la fuerte competencia que le está presentando el sistema operativo Android que es casi gratuito o el sistema operativo Linux que es totalmente gratuito, seguirá presente en el mercado, aunque las licencias por sus productos se sigan manteniendo a precios elevados; y su fundador sigue siendo clasificado por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo. Sin embargo, el predominio absoluto y aplastante que le permitió a dicha empresa entronizar a su fundador como el hombre más rico del mundo gracias a los precios altos de su software así como el monopolio de sistemas operativos que antes gozaba parece estar llegando a su fin, y tendrá que compartir el planeta con Android además de sus otros rivales añejos como Linux y Apple. Así es la vida.
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