domingo, 9 de agosto de 2015

Lo que pide el Padre Solalinde



En las afueras de la oficina oval de la Casa Blanca, en los jardines de la residencia presidencial, el mandatario norteamericano se aprestaba a poner su firma en un documento de proporciones históricas que daba marcha atrás a muchos años de políticas migratorias endurecidas especialmente tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial.

Adoptando un tono solemne, digno de la ocasión, el Presidente norteamericano sentado frente a una mesa y flanqueado en ambos lados por todos los embajadores de todos los países centroamericanos y sudamericanos del continente americano que de pie presenciaban la promulgación de una nueva ley de repercusiones profundas, se dirigió a las cámaras de televisión y comenzó a hablar:

My fellow Americans. En esta ocasión memorable me dirijo a la nación para darle validez legal con mi firma a un acuerdo trascendental que me ha sido enviado por el Congreso, con el cual a partir del día de hoy cambiarán muchas cosas en este país y serán diferentes de como las habíamos conocido por muchas décadas.

“El acuerdo aprobado por mayoría en ambas cámaras del Congreso, la Casa de los Representantes y la Casa del Senado, titulado Green cards for all, ciertamente fue motivo de mucha discusión y debates, y se tuvieron que superar muchas inercias para lograr su aprobación en ambas cámaras. Pero con esfuerzo y voluntad, y sobre todo ante la continuada insistencia de los grupos que exigían la aprobación de una reforma migratoria integral, este documento que tengo ante mí y en el cual voy a estampar mi firma es una realidad que de inmediato cambiará las vidas de muchas familias.

“Para quienes no están familiarizados con la naturaleza de la ley que hoy entrará en vigor con mi firma, para quienes no han seguido los detalles de la misma a través de los noticieros o a través de Internet, me tomaré un poco de tiempo para informar al pueblo lo que tomará efectividad este mismo día.

“Lo más importante, lo más trascendente, es que con esta nueva ley, a partir de hoy mismo, se le concederá una aministía absoluta e incondicional a todos los migrantes indocumentados que hoy se encuentren viviendo y trabajando en los Estados Unidos careciendo de documentación legal para ello, una población flotante que se estima entre once y trece millones de indocumentados. Y cuando digo que a todos se les concederá su tarjeta de residencia permanente mejor conocida como green card, dejo en claro que este beneficio será para todos sin exceptuar uno solo.

“A partir de hoy, cualquier migrante indocumentado que resida en los Estados Unidos tendrá derecho de pedir y obtener, en forma totalmente gratuita y sin tener que pagar un solo centavo, una tarjeta green card de residencia legal con la cual podrá trabajar en cualquier parte de los Estados Unidos, con la cual podrá tener acceso a servicios de salud y educación, y con la cual podrá obtener de inmediato una licencia para conducir automóviles. En ningún caso se hará una revisión previa a ningún indocumentado sobre posibles antecedentes penales que pueda tener ya sea aquí o en su país de origen. Tampoco se les pedirá que se hagan algún tipo de revisión médica para ver sin son portadores de enfermedades contagiosas. Nada de eso se les pedirá. Todo lo que van a tener que hacer para obtener su tarjeta green card de residencia será presentarse en persona a cualquier oficina de la Immigration and Customs Enforcement mejor conocida como ICE, y pedir su tarjeta green card, la cual no les podrá ser negada bajo ninguna circunstancia. El Departamento de Inmigración estará obligado a partir de hoy, por ley, a darle una tarjeta de residencia a cualquier inmigrante indocumentado que la solicite. Estamos hablando de una amistía total, absoluta, incondicional.

“Al solicitar su tarjeta green card, el migrante indocumentado recibirá de inmediato y en forma totalmente gratuita una tarjeta de residencia temporal que para fines prácticos tendrá la misma validez que la tarjeta green card permanente, podrá usar su tarjeta de residencia temporal para buscar y obtener empleo en cualquier parte de los Estados Unidos, obtener una licencia de conducir, y tener derecho a recibir beneficios sociales y servicios de salud en cada estado de la Unión Americana. Pasado cierto tiempo que no deberá ser mayor de tres meses, el migrante indocumentado podrá acudir a la oficina de migración que le sea más cercana para recoger su tarjeta de residencia permanente, la cual no tendrá fecha de expiración y tendrá duración de por vida.

“Si en alguna de las oficinas de migración dentro del territorio norteamericano algún funcionario le niega a cualquier indocumentado ya sea su tarjeta de residencia temporal o su tarjeta de residencia permanente, ese funcionario migratorio estará expuesto a ser despedido de su trabajo con la posibilidad de enfrentar penas de cárcel y multas que podrán ir hasta los cientos de miles de dólares.

“A partir de hoy, todos los millones de migrantes indocumentados que residen en los Estados Unidos dejan de ser indocumentados porque ya no hay razón para que sigan viviendo en las sombras. Y a partir de hoy, todos los indocumentados tendrán derecho a recibir todos los mismos beneficios y privilegios de que gozan los ciudadanos norteamericanos nacidos en este país.

“Pero la ley Green cards for all no solo otorga una aministía absoluta e incondicional a todos los indocumentados que viven y trabajan en este país. También otorga una recepción cálida con los brazos abiertos a todos aquellos migrantes indocumentados que a partir de hoy ingresen a territorio norteamericano; nunca más se rechazará ni se deportará a nadie de los Estados Unidos por carecer de documentación legal para permanecer en este país. Bastará con que un indocumentado ponga pie en territorio norteamericano para que por ese solo hecho tenga derecho de exigir que se le entregue su tarjeta de residencia green card, sin importar que se haya brincado la barda que separa la frontera de Estados Unidos con México, sin importar que haya llegado a Estados Unidos huyendo de su país por la razón que sea, sin importar si es portador de alguna enfermedad o si carece de estudios. Todos, absolutamente todos los indocumentados que estén ingresando a territorio norteamericano tendrán derecho a recibir en forma completamente gratuita su tarjeta de residencia green card.

“Lo anterior significa que nadie, nunca más, tendrá que estar haciendo fila en alguna oficina consular o embajada norteamericana para solicitar un permiso para poder entrar a los Estados Unidos con la finalidad de quedarse a vivir y a trabajar en Estados Unidos. Nadie tendrá que estar parado de pie haciendo “cola” en ninguna oficina consular o embajada norteamericana ni tendrá que estar esperando años para que le toque su turno de poder inmigrar legalmente a los Estados Unidos. El trámite de petición de visa de residencia green card se podrá hacer aquí mismo en los Estados Unidos sin costo alguno para el aplicante, y es por esta razón que los anexos consulares fuera del territorio norteamericano en los cuales se estaban llevando a cabo los trámites migratorios serán cerrados al ser obsoletos.

“Más aún, a quienes de hoy en adelante estén inmigrando a Estados Unidos desde países como Guatemala, El Salvador, Honduras y otros, no se les pedirá que cumplan ninguno de los requisitos que antes se les pedía para poder aceptarles su solicitud de tarjeta de residencia green card. Esto significa que a nadie se le pedirá que carezca de antecedentes penales para aceptarlo como inmigrante legal, todos aquellos sin importar su pasado tendrán derecho a recibir del gobierno norteamericano su tarjeta de residencia green card sin costo alguno, en lo que hemos dado en llamar “borrón y cuenta nueva”. Tampoco se le pedirá a nadie certificado médico que demuestre que no es portador de enfermedades contagiosas, ese requisito queda también eliminado y todos sin importar su estado de salud podrán reclamar su tarjeta de residencia green card al gobierno norteamericano en cuanto lleguen a Estados Unidos. Y lo mismo se puede decir de certificados de estudios. A nadie se le pedirá que tenga una escolaridad mínima, ni siquiera de primaria terminada, para que tenga derecho legal a obtener su tarjeta green card. Todos los que estén llegando a Estados Unidos, sin comprobante de revisión médica, sin comprobante de escolaridad, sin carta de no-antecedentes penales, tendrán derecho legal de recibir de su tarjeta de residencia, y como ya lo dije, las penas que serán aplicadas a los funcionarios de migración que le nieguen a cualquier migrante su tarjeta green card por la razón que sea serán castigados con la pérdida de sus trabajos y la posible sanción que puede incluír multas altísimas y/o penas de cárcel.

“La nueva ley migratoria es tan generosa que no importa incluso si quienes lleguen a territorio norteamericano son minusválidos, paralíticos, parapléjicos, ciegos, cojos, sordomudos, epilépticos, bipolares, o esquizofrénicos, también a ellos se les dará la entrada y de inmediato recibirán atención médica y asistencia social de los servicios de salud con todos los gastos de atención médica pagados por el gobierno norteamericano, lo cual incluye la repartición de sillas de ruedas motorizadas, perros guía, enfermeros permanentes noche y día, en fin, todo. El gobierno norteamericano absorberá todos los costos médicos de los migrantes que vayan llegando con algún problema médico encima, y absorberá los costos médicos por tiempo indefinido sin límite alguno, incluso a lo largo de toda la vida de cada persona, aunque no haya trabajado nunca antes y no haya aportado un solo centavo al sistema del Seguro Social.

“Por otro lado, puesto que de hoy en adelante todos los migrantes que lleguen a Estados Unidos serán recibidos con los brazos abiertos y a nadie se le negará la entrada a territorio norteamericano aunque carezca de papeles y documentos legales de su país de origen, la Patrulla Fronteriza Border Patrol será disuelta permanentemente al no ser necesarios sus servicios, y los agentes que laboraban para esta dependencia serán reasignados dentro de nuevos puestos en el gobierno federal. No habrá ya nunca más ninguna Border Patrol vigilando nuestra frontera sur con México.

“En el caso de aquellos centroamericanos y sudamericanos que lleguen a territorio norteamericano habiendo entrado a México de manera ilegal y habiéndose trasladado a lo largo del territorio mexicano sin documentación alguna usando métodos de traslado como el tren conocido como “la Bestia”, también ellos, aunque hayan violado las leyes migratorias mexicanas usando a México como un trampolín para llegar a Estados Unidos, serán recibidos con los brazos abiertos por el gobierno norteamericano y podrán hacer de inmediato su aplicación por su tarjeta de residencia green card para obtener del gobierno norteamericano ese documento sin costo alguno. Todos los costos y gastos que implique el procesamiento de tales aplicaciones serán absorbidos en su totalidad por el gobierno norteamericano, y ningún migrante tendrá que hacer pago alguno ni tendrá que depositar ninguna fianza ante ninguna dependencia gubernamental para que se le empiece a procesar de inmediato su tarjeta green card a la que tendrá pleno derecho legal por el solo hecho de haber ingresado a Estados Unidos.”

Ante el silencio de todos, el Presidente empezó a firmar cada una de las hojas del documento de la nueva ley migratoria titulado Green cards for all (Tarjetas verde para todos), a la vez que uno que otro embajador centroamericano cuchicheaba en voz baja a los oídos de otra contraparte suya: “Por fin, hasta que por fin se nos hizo”.

¿Suena inverosímil? ¿Suena completamente fuera de la realidad?

Pues palabras más, palabras menos, lo que se ha descrito arriba es precisamente lo mismo que quieren activistas sociales como el Padre Alejandro Solalinde, apoyado por otros personajes famosos como el periodista de Univisión Jorge Ramos. Precisamente para lograr algo así se ha estado movilizando el Padre Solalinde en territorio norteamericano en marchas de protesta en donde se portan imágenes de la Virgen de Guadalupe y el Padre Solalinde se la pasa dando conferencias de prensa y entrevistas a todos los medios con la finalidad de hacer llegar su mensaje a los políticos que deciden estas cosas. La foto mostrada al principio de este artículo muestra al Padre Solalinde en la ciudad de Los Angeles encabezando las protestas que demandan del gobierno norteamericano una reforma migratoria. Y mientras el gobierno norteamericano no le conceda al Padre Solalinde todo lo que está pidiendo para los migrantes, o mejor dicho lo que está exigiendo, el Padre Solalinde no cejará un solo momento en su lucha para lograr que algo como la ley Green cards for all o algo muy parecido a ella se vuelva una realidad. El Padre Solalinde, quien tiene a su cargo en México un centro de ayuda a migrantes para que los migrantes indocumentados que entran a México de manera ilegal puedan llegar hasta la frontera entre México y los Estados Unidos para así romper las leyes migratorias de Estados Unidos, se está apuntando para terminar siendo conocido en un futuro no muy distante como el santo patrono de los migrantes indocumentados, el santo a quien los indocumentados hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y otros se habrán de encomendar fervorosamente para que una vez en los Estados Unidos obtengan por algún procedimiento que deberá ser ciertamente milagroso la tan anhelada green card por la cual algunos de ellos están dispuestos, irónicamente, a venderle el alma al mismo Diablo. Tal es la desesperación con la cual miles y miles de centroamericanos y sudamericanos siguen llegando y cruzando el territorio mexicano con la única finalidad de brincarse la barda en la línea divisoria y empezar a ganar a manos llenas los tan codiciados dólares con los cuales en poco tiempo podrán comprarse su flamante troca Ford nuevecita para presumírsela a los amigos y conocidos que dejaron atrás en sus países de origen. El Padre Solalinde quiere, desde luego, que todos los indocumentados sin exceptuar a ninguno sean beneficiarios de algo tan generoso como la ley Green cards for all o cualquier otro nombre con el que se quiera llamar a este beneficio de amnistía incondicional, tomado por el Padre Solalinde no solo como un derecho para quienes ya están en territorio norteamericano en violación de sus leyes migratorias sino para quienes en estos momentos están violando las leyes migratorias norteamericanas brincándose la barda a sabiendas de que lo que están haciendo es un acto ilegal. Todas las cosas arriba citadas las quiere el Padre Solalinde, y su lucha no terminará hasta obtenerlas todas.

La pregunta central es: ¿le concederá el gobierno norteamericano al Padre Solalinde todo lo que está pidiendo? ¿Realmente periodistas como Jorge Ramos, constructores de ilusiones y fantasías y castillos en el aire, esperan que el gobierno norteamericano ceda y le abra sus puertas en forma incondicional a todos los migrantes indocumentados, tanto a los once millones que ya llegaron como a los millones que se espera seguirán entrando? ¿Qué opina el lector al respecto?

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