lunes, 3 de agosto de 2015

Una observación a Doña Margarita Zavala



En estos tiempos en los que a las esposas de presidentes y ex presidentes les ha estado entrando en la cabeza la fijación de que, por el solo hecho de estar casadas con un jefe de Estado, ellas también están plenamente capacitadas para gobernar a toda una nación después de haber adquirido casi por ósmosis de sus cónyuges todas las habilidades que se requieren para ser un jefe de Estado, parece que Usted también ha sucumbido a ese delirio que en algunas personas más que una convicción producto de un autoanálisis serio y maduro parece ser lo que los psiquiatras llaman delirios de grandeza, al haber anunciado el 15 de junio del año en curso sus intenciones de lanzarse en pos de la presidencia de México.

No se discutirán aquí los méritos y cualidades que usted se pueda ver en sí misma para creer que merece ocupar la más alta y grave posición a que pueda aspirar mexicano alguno. Lo que se tratará de hacerle ver es otras realidades que posiblemente Usted no ha tomado o no ha querido tomar en cuenta.

La primera realidad es que, en las más recientes elecciones presidenciales llevadas a cabo en julio de 2012, el partido por el cual Usted desea ser lanzada en pos del máximo cargo ejecutivo en el país perdió de manera contundente después de haber estado mal gobernando a México por doce largos y penosos años. Se puede decir, sin incurir en ninguna exageración, que el Partido Acción Nacional fue echado de la silla presidencial por el mismo pueblo de México con un soberano puntapié en el que quedó no en segundo lugar sino en tercer lugar entre los contendientes a la presidencia de México. Fue un voto de castigo, fue un voto de enojo, y en ello no debe haber duda alguna.

El candidato presidencial de su partido hace tres años fue también una mujer, Josefina Vázquez Mota. Y se lanzó con las mismas promesas radiantes de un cambio que, al menos en los dos sexenios que el PAN estuvo gobernando a México, no se vió por ningún lado. ¿Qué le hace pensar a Usted que dentro de tres años el pueblo de México habrá olvidado y perdonado al PAN y estará dispuesto a depositar nuevamente los destinos de la nación en manos del mismo partido que en forma probada le falló fatalmente a México cuando tuvo en sus manos el poder? De cualquier modo, y es importante recalcarlo, no se trata de una cuestión de sexo. La Dama de Hierro Margaret Thatcher, la Primer Ministro de Israel Golda Meir y la Canciller de Alemania Angela Merkel han demostrado que una mujer puede tener la firmeza requerida para gobernar un país.

Si bien en el año 2000 el PAN conquistó por vez primera en la historia de México el poder arrebatándoselo al partido que había mantenido el monopolio del mismo por tres décadas consecutivas, ganando en las urnas por amplio margen, ya para el 2006 el capital político con el que el PAN obtuvo la presidencia estaba completamente despilfarrado, dilapidado en la forma más estúpida que se pueda imaginar. Para poder mantenerse en el poder otro sexenio, el PAN en vez de resaltar resultados positivos en su forma de gobernar al país, que no los hubo, optó por recurrir a través de las televisoras a las campañas negras que siempre le habían dado buen resultado, presentando al principal adversario emanado de la izquierda, el candidato Andrés Manuel López Obrador, como un peligro para México que iba a llevar al país al caos y al desastre, a una inseguridad pública nunca antes vista, y a un continuado estancamiento de la economía nacional. La campaña panista de inspirar a favor del PAN el voto del miedo a duras penas funcionó, y su esposo Felipe Calderón logró obtener la presidencia de México pero con un cuestionable margen de victoria inferior al uno por ciento de la votación que todavía hasta el día de hoy es considerado por muchos como el resultado de un fraude electoral sofisticado. En ese 2006, al igual que hoy como ha ocurrido en Colima y en Chiapas, para el PAN no hubo ningún fraude electoral porque el PAN está acostumbrado a esgrimir la acusación de fraude únicamente cuando pierde, pero cuando gana así sea en forma sumamente cuestionable entonces sí hubo fraude que hace necesario tratar de ganar en los tribunales lo que no se pudo ganar en las urnas.

Su esposo, Felipe Calderón, habiendo entrado con tan apretado margen de victoria y con señalamientos de fraude, únicamente tenía seis años para demostrarle al pueblo que él era la salvación de lo que en contra de López Obrador se denunció con propaganda mercadotécnica como un peligro para México. ¿Y qué fue lo que hizo su esposo a las pocas semanas de haber tomado posesión de su cargo como presidente de México? Pues se le ocurrió declarar una “guerra patriótica” en contra de todos los narcos y todos los cárteles, sacando al Ejército de los cuarteles y asignándoles a los soldados labores propias de los cuerpos policiacos, y el “grito de guerra” fue dado precisamente en Michoacán, el estado de Felipe Calderón.

Es cosa que forma parte ya de los libros de historia que la guerra declarada por su esposo Felipe Calderón fue para México un episodio sangriento y trágico que le costó al país más de 50 mil muertos, o sea más mexicanos muertos que los soldados norteamericanos que murieron en la guerra de Vietnam, y más de 20 mil desaparecidos a los que se les presume muertos. Igualmente, los costos para la economía del país fueron exorbitantes, con una cauda de miles de viudas y huérfanos y con el tejido social destrozado en buena parte del país. ¿Y así con tales resultados tan funestos estuvo acusando el PAN a López Obrador que sería un peligro para México en caso de ser electo presidente? Se antoja difícil suponer que López Obrador, por peligroso que hubiera sido, habría sido peor que su esposo Felipe Calderón.

Y a cambio de la sangrienta y prolongada narcoguerra que emprendió su esposo Felipe Calderón, ¿qué obtuvo México? ¿Se acabó el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos? No. ¿Se acabaron los cárteles? Tampoco. ¿Disminuyó significativamente la producción de drogas como las metanfetaminas y el crack? Tampoco. La cruda realidad es que, a cambio del enorme costo social que se tuvo que pagar, México no obtuvo absolutamente nada a cambio, y esto es algo por lo que su esposo hasta el día de hoy aún no ha tenido la hombría de reconocer su  yerro y pedirle perdón de rodillas al pueblo de México. Muestras de repudio entre los mexicanos a la mala forma de gobernar al país de Felipe Calderón no faltaron. Usted misma estuvo presente con su esposo el entonces Presidente Felipe Calderón en una reunión llevada a cabo en Ciudad Juárez en donde una madre que había perdido a sus hijos en la tristemente célebre masacre de estudiantes en Villas de Salvárcar le escupió en su cara al Presidente Calderón la recriminación de que no era bienvenido. Fue lo quedó grabado precisamente en la fotografía puesta al principio de este artículo en la cual Margarita Zavala puso cara de “puchero”. ¿Ya se le había olvidado? ¿Por qué no puso la misma cara de puchero cuando le entró en la cabeza la idea de que Usted puede gobernar a México tal y como lo hizo su marido? Esa confrontación que se llevó a cabo en Ciudad Juárez ciertamente fue un acontecimiento dramático. ¿O acaso ya la olvidó? Y por cierto, la misma Ciudad Juárez en donde su esposo recibió tan dura recriminación apenas hace una década era una ciudad próspera, pujante, con una economía en el sector turístico e industrial que era la envidia de muchas ciudades en el continente americano. Gracias a los desgobiernos del PAN y al auge en la inseguridad pública, la gente en vez de emigrar de otros estados a Ciudad Juárez empezó a salirse de Ciudad Juárez con la consecuentes de que quedaron muchas casas y edificios abandonados, y la otrora próspera metrópoli quedó devastada con su economía hecha trizas y con el tejido social aniquilado. De haber sido una urbe en la que todos querían vivir, Ciudad Juárez terminó clasificada como la ciudad más violenta del mundo justo cuando gobernó Felipe Calderón. ¿Ya olvidó esto también? De aquí mismo salió buena parte de los votos con los cuales el PAN fue echado de la silla presidencial en el 2012, presumiblemente para siempre. ¿Y todavía así los panistas deliran con regresar a viejas glorias y recuperar la presidencia de México en 2018? ¿Y todavía así usted delira con convertirse en presidenta de México por la supuesta gran virtud de estar casada con quien fue Presidente de México?

Si hoy quiere presumir que por la cercanía conyugal con su esposo Usted ya sabe cómo se gobierna a un país, se le puede revirar diciéndole: ¿Esta es la forma de gobernar que usted aprendió de su esposo el Presidente Felipe Calderón, con la cual estaría preparada para darle al país una repetición del mismo episodio sexenal? ¿Quiere convertirse en Presidenta de México para darle a la nación una segunda vuelta de lo que sucedió en el sexenio que Felipe Calderón estuvo gobernando a México? Tal vez no se ha puesto a pensar que, en caso de lanzarse en pos de la presidencia, los demás partidos políticos no tendrán objección ni impedimento alguno en recordarle a los mexicanos lo que sucedió en el período 2006-2012 acusando, y ahora sí con pruebas en la mano, al PAN de ser un peligro para México. Hay material de sobra en las hemerotecas para sustentar una acusación de ésta índole en contra del PAN: mutilados, decapitados, colgados en los puentes, familias enteras masacradas, en fin, hay de todo.

Baste con citar este hecho imposible de negar: después de los seis años que México fue gobernado Felipe Calderón, la inseguridad en México quedó en una situación tal que inclusive el mismo ex presidente Felipe Calderón, pese a contar con la protección vitalicia brindada por el Estado Mayor Presidencial a los ex presidentes, lo primero que hizo fue empacar sus maletas para largarse de México e irse a vivir a los Estados Unidos, trabajando en Harvard, dejándole a sus compatriotas lidiar con los problemas creados por la catastrófica narcoguerra calderonista. Los problemas se ven mejor desde lejos, lo más lejos posible.

Usted cree que puede encontrar bastante apoyo popular no solo entre los panistas sino también entre el pueblo de México para obtener los votos necesarios para llegar a ser presidenta. Sin embargo, esta es otra engañifa que Usted está recetando ya no a otros sino a Usted misma. Porque resulta que, muy en su interior, Usted misma sospecha que sus posibilidades de triunfo para cualquier cargo son prácticamente nulas. Esto quedó en evidencia cuando infructuosamente Usted hizo todo lo que pudo a su alcance para ser postulada como candidata a diputada por su partido el PAN. Pero cuando Usted anunció sus intenciones, no lo hizo buscando ser lanzada como candidata por la vía directa, por la vía uninominal, en donde el pueblo puede votar directamente a favor o en contra de los candidatos al aparecer el nombre de los mismos en la boleta electoral. Usted quería a toda costa ser lanzada como candidata por la vía plurinominal, por la vía del cobarde que no se quiere exponer al voto directo del pueblo. Todas las encuestas y sondeos de opinión demuestran en forma contundente que los mexicanos mayoritariamente detestan a los candidatos plurinominales y a las cuotas plurinominales porque si algo representa la antidemocracia en México es precisamente ello; porque se trata de la partidocracia en su más corrupta forma de expresión en el reparto de cargos mediante cuotas de poder, porque se trata de candidatos cuyos nombres nunca aparecen en las boletas electorales y los cuales no representan a nadie, ¡ni siquiera a ellos mismos! Y en vez de lanzar su candidatura por la vía uninominal, por la vía directa, Usted misma dijo que si no era lanzada por la vía plurinominal entonces no aceptaría ser lanzada de ninguna manera, tenía que ser lanzada forzosamente a través de la vía del parásito político que no se quiere exponer al voto directo del pueblo. Y dá la casualidad de que nadie puede llegar a la presidencia de México si no es por el voto directo del pueblo. Señora Zavala: si Usted misma no está tan segura de poder obtener ni siquiera una triste diputación por la vía uninominal apelando al voto directo del pueblo, ¿qué le hace pensar entonces que podrá juntar los votos necesarios para algo muchísimo más competido y para lo cual hay otros políticos y líderes sociales con muchos mayores méritos que Usted, ciertamente con más méritos que el propagandístico pero dudoso mérito de haber estado casado o casada con un mandatario?

La maestría en el difícil arte de gobernar no es algo que se pueda lograr simplemente acostándose y conviviendo con alguien que haya logrado dominar las técnicas sutiles del diálogo, el convencimiento y la concertación de acuerdos sustentables con los opositores. Una mujer que está casada con un ingeniero eléctrico no se convierte también en ingeniero eléctrico por el solo hecho de estar casada con alguien que ejerce tal profesión, tiene que obtener el título por méritos propios. Tampoco a una mujer que sea la esposa de un Picasso se le pegará algo de su genialidad por el solo hecho de estar casada con él. Hay cosas que por la mera conviviencia conjunta no se transmiten, es más, a veces ni siquiera se heredan.

El presidente del PAN Gustavo Madero muy posiblemente juzgó en forma correcta que lanzar a Margarita Zavala como candidata a diputada por la vía plurinominal habría arrojado al PAN a un descrédito mayor del descrédito en el que hoy se encuentra, negándole por ello la posibilidad de cumplirle su capricho. Y como Margarita Zavala no tan segura de sí misma y de su apoyo entre la población se negó a ser lanzada por la vía directa, pues ello dejó a Margarita Zavala sin posibilidad alguna de poder ser diputada para estarse luciendo ante los foros mediáticos como otros eternos parásitos plurinominales de su mismo partido que han hecho de la plurinominalidad una forma de vida.

En lo que muchos consideran un berrinche, Margarita Zavala “amenazó” con lanzarse en pos de la dirigencia nacional del PAN, para así poder darse el gusto de repartir entre amigos y amigas del partido las limitadas cuotas plurinominales de diputaciones y senadurías, incluyéndose ella misma. Pero en uno más de sus múltiples vaivenes, Margarita Zavala se retractó diciendo que no buscaría la dirigencia nacional del PAN, y que en cambio buscaría la presidencia de México en 2018.

Se ha rumorado mucho, dentro de las filas del PAN, que Margarita Zavala desistió de contender por la dirigencia nacional del PAN en cuanto se enteró de las intenciones del senador plurinominal Javier Corral de ir en pos de dicho cargo. ¿Se asustó Margarita Zavala ante la perspectiva de tener que pelearle la dirigencia del PAN a uno de los políticos más arteros y más venenosos de México y del cual ya se ha hablado aquí previamente (véase el artículo titulado “Algo para comenzar el año nuevo 2015” publicado en “Mi Bitácora Diaria” el 1 de enero de 2015). Si Margarita Zavala, mostrando debilidad y cobardía, no tuvo las agallas y la firmeza para vérselas frente a frente con una serpiente como ésta, ¿cómo demonios espera poder hacerle frente a otros problemas duros que aquejan a la nación? ¿Espera acaso “gobernar” como Presidenta de México custodiada noche y día por diez batallones del Ejército mexicano, para terminar largándose del país en cuanto deje el cargo al igual que como lo hizo su esposo Felipe Calderón?

De nueva cuenta, al desistir de su anunciada intención de contender por la dirigencia nacional del PAN, Margarita Zavala demostró que no tiene la más remota idea ni de lo que dice ni de lo que hace ni de lo que decide hacer a última hora. Si no creyó contar entre las mismas bases panistas con el apoyo suficiente para lanzarse en pos de la presidencia nacional del PAN y ocupar el lugar de Gustavo Madero ganándole en la batalla al mismo Javier Corral, ¿qué la hace suponer que sí contará con el apoyo necesario para ser lanzada por el PAN como candidata presidencial en el 2018? Máxime que hay muchos otros, incluído el mismo Gustavo Madero, que están dispuestos a pelearse como gatos boca arriba por obtener dentro del PAN la candidatura presidencial de 2018. No se trata de que alguien como Margarita Zavala llegue diciendo en el PAN “yo quiero ser lanzada como candidata presidencial” y le cumplan su capricho; también hay otros que quieren lo mismo y son aquellos contra los cuales se tendrá que enfrentar. Y ya no se diga de la contienda presidencial en sí a llevarse a cabo entre los distintos candidatos de los diversos partidos políticos, los cuales se supone que buscarán postular a sus mejores hombres. Esto además de que en el caso de Andrés Manuel López Obrador, salve que su propia boquita lo meta en problemas, parece tener una amplia avenida trazada hacia Los Pinos en 2018 en la cual figuras como Margarita Zavala parecen tener cero posibilidades, máxime si Margarita Zavala ofrece “más de lo mismo” con una reedición del trágico sexenio 2006-2012 que muchos mexicanos no quieren repetir y en contra de lo cual están dispuestos a votar en masa por quien sea.

Puede desde luego insistir Margarita Zavala en su capricho de ser presidenta. Hay otras mujeres en una situación parecida a la suya que están tratando de hacer lo mismo, entre ellas Hillary Clinton, la esposa del ex presidente Bill Clinton. Sin embargo, a diferencia del Felipe Calderón, el esposo de Hillary Clinton no metió a su país en una guerra prolongada y sangrienta que dejó decenas de miles de muertos y decenas de miles de desaparecidos (seguimos refiriéndonos a Felipe Calderón), ni dejó estancada a la economía de la nación sino que por el contrario administró un boom de prosperidad económica que en cierto punto hizo considerar a los norteamericanos en la posibilidad real de saldar la deuda pública de los Estados Unidos usando para ello el enorme superávit con que se contaba en las finanzas públicas (este extraordinario desempeño económico no se volvería a lograr en los años subsecuentes al caer el gobierno federal en manos del Partido Republicano). En pocas palabras, el Presidente Bill Clinton logró en su buen haber todo lo contrario de lo que le dejó Felipe Calderón a México, y esto es uno de los puntos que tiene a su favor Hillary Clinton.

Margarita Zavala, Presidenta de México. Suena tentador. Pero al dar por concluido este artículo, se vuelve necesario recalcarle a la ex Primera Dama que en México, por fortuna, no hay Presidentes plurinominales. Y ni siquiera hay precandidatos presidenciales plurinominales. Se trata del cargo supremo en el que es todo o nada. Y Margarita Zavala tiene mucho en su contra, mucho más de lo que ella acepta ver, empezando por el hecho de que ella misma ni siquiera tiene la confianza necesaria para contender por la vía directa por una simple diputación. Pero como dice la Biblia, no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Una última cosa, Doña Margarita Zavala, no más pucheros. Le restan seriedad al asunto y no se ven muy dignos en una persona que quiere gobernar los destinos de más de 120 millones de mexicanos.

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