lunes, 6 de julio de 2020

Posible cancelación del ciclo escolar 2020-2021

En México, la Secretaría de Educación Pública tendrá que tomar el próximo mes de Agosto 2020 una de las más importantes decisiones de su historia: ¿Se inicia el ciclo de cursos como siempre se ha hecho para los ciclos de enseñanza primaria, secundaria y demás grados superiores, o se declaran cerrados los planteles educativos que no puedan cumplir con la norma de no más de diez personas dentro de un mismo espacio (salón de clases)?

Como una reacción tardía a la pandemia mundial de coronavirus, alrededor del mundo varios gobiernos cancelaron todas las actividades escolares y enviaron a los niños y jóvenes a sus casas en un fin prematuro e inesperado al año escolar, a la vez que empezó a correrse la voz de que en las reuniones sociales se permitirá entre un máximo de diez personas en la fase 1.

En Estados Unidos de Norteamérica, la Casa Blanca urgió a toda la población a permanecer en sus hogares tanto como sea posible y evitar grupos de más de 10 personas por lo menos hasta fines de abril. También se desaconsejan los viajes que no son imprescindibles. Todo esto tiene que ver con eso que ahora estamos llamando el distanciamiento social. El concepto fundamental detrás del distanciamiento social es detener la velocidad de propagación de la epidemia para poder "reducir la presión sobre el sistema del cuidado de la salud", dice Anne Schuchat, doctora estadounidense que se desempeña como subdirectora principal de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC.)

El Gobierno urge a todas las personas del país a practicar el distanciamiento social para frenar la propagación de la enfermedad, pero el significado de la frase puede variar según el lugar donde se viva. La situación en Nueva York, por ejemplo, puede ser distinta a la de Nebraska. "Tenemos un país muy variado", dice Schuchat. "Es un nuevo virus y todavía estamos aprendiendo sobre él, y estamos tratando de aplicar la mejor información posible cada día para proteger a las personas en el país. Es una situación cambiante, así que debes mantenerte informado. Permanece al tanto de las noticias, especialmente en tu área local".

Así pues, diez (10) es la cifra mágica a ser utilizada de aquí en adelante, por lo menos hasta que la actual emergencia "termine". No más de diez personas adentro de un lugar cerrado. Necesariamente, esta regla debe incluir a los salones escolares en los edificios que solemos identificar como escuelas, porque se trata de los lugares en donde la gran mayoría de niños y jóvenes pasan la mayor parte de sus vidas y su tiempo estudiando, jugando o presentando exámenes y entregando tareas. En otras partes del mundo como España aplica la misma regla.

En México, el problema que se tiene en aplicar la regla de "no más de diez personas en proximidad dentro de un mismo lugar" es que lo usual en las escuelas públicas ha sido manejar grupos escolares de unos 50 ó 60 alumnos por salón de clase, motivado por la exagerada explosión demográfica de un país que tiene la tasa de natalidad de un país pobre y la tasa de mortandad de un país rico. Simple y sencillamente no hay suficientes escuelas ni suficientes salones de clase en México para cumplir con la regla de "no más de diez alumnos por salón de clases". Imposible. Y esto sin tomar en cuenta aún que el distanciamiento social impone una separación entre cada par de alumnos de dos (2) metros de distancia. No es difícil calcular que para poder tener diez alumnos reunidos en un salón de clases (sin amueblar) todo el día, se requiere una superficie de 31.5 metros cuadrados aproximadamente:



Ni siquiera institutos exclusivistas "nice" de educación privada cara para chicos y chicas multimillonarios "popis" como el idílico LIKE (Life Institute of Knowledge and Evolution) tuvieron jamás tanto espacio disponible como para permitir una cantidad tan irrisoria de alumnos en un salón de clases.

Esto no se matiza ni se resuelve simplemente volviendo obligatorio dentro de las escuelas el uso del cubrebocas. Bastante difícil es ya para los maestros y directores escolares el tratar de mantener la disciplina dentro de los salones de clase y fuera de los mismos salones de clase en horas de "recreo" como cargarles ademas y encima la responsabilidad de obligar a todos los chicos, indisciplinados por naturaleza y por los impetus de su edad, a llevar puesto todo el tiempo en forma correcta un accesorio bastante incómodo para los adultos y mucho mas para ellos.

Complicando aún más las cosas está la vaga esperanza de que "esto pronto pasará" sin conocerse aún qué criterio será el criterio a utilizar par afirmar que la emergencia "ya pasó". ¿Depende esto del día en que haya una vacuna disponible contra el COVID-19? Si fuera así, esto va para largo, tomando en cuenta que a la fecha no se ha podido desarrollar una vacuna exitosa contra la pandemia del VIH/SIDA que comenzó en los años setenta del siglo pasado. Ni siquiera se cuenta con una vacuna en contra del virus causante de la pandemia de gripe española de 1918, ¡pese a que han transcurrido más de cien años desde que dicha pandemia causó estragos en grandes urbes como Nueva York y Chicago! ¿Entonces cómo le hicieron en esos tiempos? Pues, continuando con sus vidas, sin dejarse confinar ni enclaustrar por programas oficialistas que de cualquier modo no hubieran resuelto nada en aquellos días en los que no existían programas de inmunización colectiva. Simplemente continuaron adelante con sus vidas, no había de otra, y la televisión y el Internet así como los smartphones no existían hace un siglo. Murieron los que tenían que morir (lamentable, pero la muerte es un hecho de la vida contra lo cual no existe garantía alguna) y sobreviviendo aquellos genéticamente mejor adaptados para crear lo que se llama inmunidad colectivainmunidad de grupo. Es el viejo proceso de selección natural propuesto por Charles Darwin de acuerdo al cual aquellos individuos de una población que están mejor adaptados genéticamente para sobrevivir son los que sobrevivirán y predominarán sobre los más débiles (se aclara aquí en el dibujo siguiente que un alelo es cada una de las dos o más versiones de un gen; un individuo hereda dos alelos para cada gen, uno del padre y el otro de la madre, los alelos se encuentran en la misma posición dentro de los cromosomas homólogos; obsérvese que todos aquellos individuos con alelos "dorados" son removidos por el evento critico tras la catástrofe):



En ausencia de vacunas, lo que realmente pueden lograr las "concientizaciones sociales" es impedir que se pueda adquirir una inmunidad colectiva. Al día de hoy, nadie en Nueva York o Chicago se preocupa por un posible rebrote de la influenza española de 1918 pese a que no existe ninguna vacuna contra dicho mal, ello porque mundialmente se adquirió la inmunidad colectiva. Si hubieran tenido la misma mentalidad que la que tenemos ahora, millares todavía estarían encerrados en cuarentena perpetua limitados por cuatro paredes, o quizá habrían desaparecido del mapa urbes grandes como Nueva York al quedar sin habitantes y sin una población joven y sana disponible para renovar a los muertos.

Regresando al problema en México, si hay que reducir el número de alumnos en cada salón de clases a la quinta parte para obedecer esa regla "mágica" de diez personas separadas por lo menos dos metros entre sí los unos de los otros, ¿qué hacer con los que no quepan? ¿Echarlos fuera? ¿Expulsarlos con cualquier pretexto? Eso lo prohíbe terminantemente el artículo Tercero. de la Constitución mexicana que garantiza el derecho a la educación en los siguientes términos: "Toda persona tiene derecho a recibir educación. El Estado -Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios-, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias".

Bueno, pues si la regla de "diez alumnos por salón de clases" se tiene que obedecer a rajatabla, eso solo se puede obedecer cerrando todas las escuelas públicas y privadas que no puedan garantizar tal "distanciamiento social", para este mes de Septiembre 2020, tiene que tomarse tal decisión el mes entrante, o sea en Agosto 2020, de modo que no queda mucho tiempo para cerrar las escuelas de México y declarar desierto el calendario escolar dando por perdido este ciclo escolar, al menos que se vuelva obligatorio el uso de laptops personales caras en casa que permitan asistir de manera virtual a un salón de clases, aunque ello solo será económicamente accesible para los padres de familia que puedan mantener "conectados"(y sin vigilancia alguna de los progenitores)  a sus hijos a la escuela virtual mediante las nuevas tecnologías y las redes sociales, resignándose a la nueva normalidad de que las escuelas ya no podrán ser usadas como una especie de guarderías gratuitas en donde dejar a los chiquillos mientras el padre y madre se van a trabajar despreocupados.

No importa desde qué perspectiva se le vea, todo esto significa un retroceso a los tiempos clasistas del porfiriato en donde la educación era un artículo de lujo disponible únicamente para los niños y jóvenes de las clases socialmente "acomodadas", separadas de los estratos inferiores, o sea de los "chairos" (los mujiks de México, esclavizados a perpetuidad bajo el porfiriato con las tiendas de raya) y cuyo único propósito en la vida era el "privilegio" de servir a los grandes hacendados. Una especie de regreso al pasado. Este 2020, perder el año escolar. Cortesía de un bicho que no mide ni siquiera unos cuantos milímetros de diametro (en su configuración mas reconocible de casquete esférico).

ACTUALIZACION: En una nota periodística de actualidad titulada Pega Covid a los niños y publicada el día de hoy 12 de Agosto de 2020 en EL DIARIO se pueden leer motivos de sobra para pensarla muy bien antes de intentar inscribir a los chiquillos en una escuela con clases presenciales a la cual tengan que ir diariamente. La interrogante planteada como consecuencia de la nota es obvia:


 ¿Qué es peor, perder el año escolar, o
 perder la vida asistiendo a clases en donde
 se corre el riesgo de adquirir un contagio
 que termine costándole al niño la vida?


Creo que la respuesta a la pregunta es obvia. Un año escolar perdido siempre se puede reponer. Todo tiene solución menos la muerte. Algunos padres de familia tercos y necios que insistan en inscribir a sus hijos pequeños en este año escolar del 2020 y meterlos a la escuela cuando ni siquiera hay una vacuna disponible para una pandemia que esta resultando ser mortal pueden terminar arrepintiéndose el resto de sus vidas por haber decidido enviar a sus hijos a la escuela si tal decisión deviene en la triste realidad de haberlos enviado a su muerte. No existe absolutamente ningún conocimiento que enseñen en ninguna escuela pública o privada que justifique el poner en riesgo la vida por obtener dicho conocimiento (¿geografía, artes plásticas, matemáticas, biología, química, inglés?) A un muerto ya no habrá conocimiento alguno que le sea de utilidad, no mientras se encuentra tres metros bajo tierra confinado en un féretro en algún panteón. Es hora de ir poniendo las cosas en su lugar y darle importancia a lo que realmente merece importancia.

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