miércoles, 25 de noviembre de 2009

Juventud perdida

Ante la impotencia de la comunidad en la que vivo que enfrenta una ola de delincuencia y criminalidad que la ha situado ya como la ciudad más peligrosa del mundo, una dudosa distinción que jamás cruzó hace apenas un par de años por la cabeza de la gran mayoría de quienes vivimos en Ciudad Juárez, las autoridades municipales implementaron un plan de policías encubiertos. El lunes 22 de agosto ese plan produjo un resultado concreto, ya que un policía encubierto logró frustar un robo a mano armada que estaba siendo cometido por dos mozalbetes cuya criminalidad muy pocos ponen en tela de duda. Uno de ellos enfrentó al policía encubierto con una pistola y al policía no le quedó más remedio que dispararle dándole muerte en el lugar.

Lo sorprendente del caso es que, ante el hecho de que el criminal era un menor de edad, en los periódicos locales se cuestionó el actuar del policía que no sólo estaba cumpliendo con su deber sino inclusive defendiendo su propia vida ante un delincuente que no vaciló en apuntarle para tirarle a matar, alegando que por tratarse de un menor de edad el policía encubierto se debería haber quedado cruzado de brazos. La primera nota al respecto publicada hoy en el periódico El Diario dice bajo el encabezado “Era tan solo un niño...” lo siguiente:

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“Era tan sólo un niño. Con un susto que le hubiera dado el policía era suficiente, con un tiro en el pie. Pero simplemente le tiró a matar. No es justo, es muy indignante”, clama Argelia Uribe, tía de Miguel Ángel Gardea, el menor de 14 años que el domingo por la noche murió abatido por las balas de un agente encubierto. “Qué cobarde fue el chota: quitarle la vida a alguien por dinero, por proteger la tienda, fue un cobarde por haberle disparado”, dijo uno de los vecinos, de 19 años.
“Ellos también tienen familia, podrían haberlo herido, no matarlo”, agregó otro. El niño fue velado ayer en la casa de una de sus tías maternas, en la colonia Terrenos Nacionales, en el suroriente de la ciudad. Decenas de primos y amigos acompañaron a la madre de familia, quien en pocas palabras sólo expresó sentir impotencia contra el policía que asesinó a su hijo. “¿Qué puede hacer uno contra ellos?”, dijo en voz baja Rosa Gardea, de 35 años, la mamá del menor. La familia de Miguel Ángel no puede explicar qué hacía el menor el pasado domingo por la noche, cuando presuntamente intentaba asaltar una tienda de licores y recibió los disparos del oficial encubierto. Lo que sí saben, dice una de sus tías, es que no era necesario que le dispararan, y menos en dos ocasiones. “Fue muy arrebatado de parte del policía”, dice Argelia Uribe.
El cuerpo fue velado en la sala de la casa, una vivienda de escasos recursos. Dos cartas escritas con plumones de colores y letras de niños, así como una foto del menor, adornaban el cristal del féretro. Afuera, vecinos y amigos denostaban la forma en la que el adolescente perdió la vida. Llamaban “cobarde” al policía encubierto que le disparó en dos ocasiones. Se preguntaban –como la familia– si no tendrían los agentes uniformados otra forma de detener un asalto.
Miguel Ángel no iba a la escuela desde que terminó la primaria, hace dos años. Su madre sólo pudo explicar que había sido decisión de él mismo, que le había dicho que era mejor que ya no hiciera gastos porque a él de todas formas no le gustaba estudiar. Quería encontrar trabajo, comenta su tía, y ayudar a su madre a sacar adelante a sus dos hermanitos menores, de seis y siete años. Por lo demás, comentaron los vecinos y conocidos, Miguel Ángel era un menor que, si bien “le gustaba vivir la vida” –como describieron sus amigos–, también era tranquilo, de buenos sentimientos. Le gustaba además oír música, salir con su novia, dibujar y visitar a sus familiares, como al resto de los muchachos de su edad. La familia asegura que no salía mucho de la casa, o al menos no se movía mucho de la cuadra en la que vivía con su madre, en la colonia Portal del Roble, también ubicada en el suroriente. Nadie en el funeral explicó qué hacía Miguel Ángel tratando de asaltar una tienda de licores y abarrotes Del Río, donde desde 2008 hay vigilancia de policías encubiertos. Nadie sabe tampoco con quiénes estaba el joven, ni si traía o no una pistola de juguete, ni si el policía les dio tiempo o si ellos lo amagaron primero. Lo que sí saben, dijeron, es que disparar en dos ocasiones contra un adolescente es un exceso que no debe repetirse. “No hay ninguna justificación para que le hayan disparado así. Podría haber habido otras maneras para detenerlos”, reitera Argelia Uribe. “Nosotros lo que queremos es que investiguen, para que no vuelva a pasar esto, porque debe haber otras formas de poder detener a un niño como él, porque para nosotros esa no era la forma”, agregó la mujer.

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De acuerdo con esta nota, el asaltante, que se presume que iba armado, era una inocente víctima, merecedor de todas las consideraciones de la ley, merecedor de todas las simpatías, el “bueno” de la película, elevado a la categoría de mártir y héroe, mientras que el policía que estaba cumpliendo con su trabajo frustrando un asalto a mano armada de los cuales ha habido ya demasiados en la ciudad vendría siendo el “malo” de la película. Además de la nota anterior intentando crearle simpatías al delincuente, en el mismo periódico se publicó a un lado esta otra nota bajo el título “Exigen investigar si se usó fuerza excesiva”:

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El asesinato de un menor de 14 años, casi un niño, a manos de un policía encubierto fue considerado ayer como un exceso de fuerza de la autoridad y un hecho que debe investigarse para que, aun en medio de la ola de criminalidad, los agentes no sientan que tienen un cheque en blanco para ejecutar a presuntos delincuentes. “Debe haber una investigación por parte de Asuntos Internos; se trata de analizar lo que pasó, y que no se sientan los policías en la libertad de soltar balazos como si nada”, consideró el criminólogo Óscar Máynez. Lourdes Almada, secretaria de la Mesa de Infancia del Consejo Ciudadano por el Desarrollo Social, consideró “escandalosa” la reacción del policía y la vulnerabilidad de la vida de los jóvenes en Juárez, a quienes no se les ofrecen muchas más opciones que la delincuencia. Máynez reiteró la necesidad de investigar el caso porque “así como la violencia se fue degenerando por falta de contrapesos, una Policía sin regulación también puede ser un riesgo. No se les puede dar una carta en blanco para que disparen en cualquier circunstancia”. El homicidio ocurrió el pasado domingo en una tienda de licores Del Río, ubicada en la colonia Parajes de San Juan, en el suroriente de la ciudad, donde el adolescente Miguel Ángel Gardea, de 14 años, fue sorprendido mientras intentaba asaltar el negocio, por lo que recibió dos impactos de bala que le quitaron la vida. “Esa es la otra cosa que me parece escandalosa: que tenemos una Policía que no sabe hacer más que matar, aunque se supone que es preventiva”, dijo Almada, activista y defensora de los derechos de los menores. “Independientemente de la situación de este muchacho y aunque portar el arma lleve una intención clara, lo escandaloso es que la reacción de la Policía sea esa; hay muchas técnicas y entrenamiento para enfrentar y desarmar a los delincuentes en un contexto de ese tipo, y hay casos de actuación de policías en esas situaciones en otros países, y el tema es ese: la capacitación de la policía, que no están entrenados para la autodefensa ni para el desarme del otro”, agregó Almada. El homicidio detonó desde el primer día reacciones de repudio hacia la actuación del policía encubierto y, al mismo tiempo, revivió el debate sobre la viabilidad de enfrentar al crimen en Ciudad Juárez con ese tipo de agentes, a quienes se les atribuyen ya seis homicidios en las mismas circunstancias. El hecho de que la víctima haya sido un adolescente de 14 años, además, puso de relieve la alta incidencia de homicidios dolosos cometidos en contra de menores de edad en Ciudad Juárez. “Creo que el problema más fuerte con relación a la delincuencia es la falta de un proyecto social, estamos perdiendo una generación de jóvenes que si no son asesinados por el crimen organizado, son metidos a la cárcel o mueren en estas circunstancias”, dijo el lunes la activista social Cipriana Jurado, del Centro de Investigación y Solidaridad Obrera. “La ley dice que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, y aquí, antes de un juicio o sentencia de culpabilidad, están siendo asesinados”, agregó Jurado.

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Cabe hacer sobre todo esto algunas observaciones. La primera es que en la vecina ciudad fronteriza de El Paso, Texas, si alguien le apunta con una pistola o lo que parece ser una pistola a un policía en activo el policía está en pleno derecho de desenfundar su arma y responderle al agresor, no importando que tenga mayoría de edad o que sea un menor de edad. Tiene la autorización para ello y el pleno respaldo de la ley. El policía no está obligado en ningún momento a asumir el papel de adivino para tratar de averiguar a lo lejos si la pistola con la que le están apuntando es una pistola de verdad o una pistola de juguete. El policía tiene plena autorización para responder con fuerza letal a quien lo amenace con fuerza letal. Esto en los Estados Unidos. Y la ciudad de El Paso es en estos momentos la segunda ciudad más segura en toda la Unión Americana.

En realidad, en la ciudad en la que vivo no hay muchas simpatías para el delincuente acribillado por el policía encubierto, a juzgar por los comentarios hechos en el mismo periódico a través de su página en Internet de los cuales me tomaré la libertad de reproducir algunos:

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“--- que poca madre!! estos mugrosos lepes si pueden andar por ahi haciendo lo que se les da la gana, delinquiendo a placer...y cuando se topan con un policia haciendo su trabajo...entoces si son pobrecitos niños....!!! a la fregada !!!! si entro a robar y lo mataron que bueno !! a ver si asi aprenden estos mocosos a que mejor se dediquen a estudiar y trabahjar honradamente...!!! Y que los policias no pueden "soltar balazos" pero los delincuentes si pueden...entonces para que demonios queremos policia..?!?!”

“--- ¡mah que la canción! Nos quejamos de la cada vez más brutal delincuencia, pero queremos medidas blanditas contra ella... ¡medidas TIBIAS! Yo me pregunto: si era sólo un niño, ¿por qué sus padres no estaban al pendiente de él, de lo que hacía? Es triste decirlo porque se trataba de una vida muy joven, pero que sirva esto de lección para otros "niños", para que sepan que vivimos en un mundo de adultos donde si te portas mal te puede ir mal; y que no piensen que vivimos en un mundo de juguete. En la vida real, en el mundo real, aquí en Juárez, si andas de malandro y cometes un delito, te puede ir de mal a peor. No se vale pedir "kinkis". Saludos Juan Carlos Esquivel”

“--- Pues que me perdonen los familiares, pero saben cuanto mocoso anda por las calles armado y arrebatándole bienes (que estos mozalbetes ya saben cuanto cuesta ganar) a la gente decente??? Es muy fácil decir: debieron haberlo hecho diferente, pero yo les pregunto: Y USTEDES que debieron haber hecho distinto para que su familiar no anduviera delinquiendo?? Esa es la pregunta que deberían de hacer... Dicen: "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra", es fácil condenar lo difícil es aceptar la responsabilidad de cada uno....”

“--- Es la historia de nunca acabar con las mamas de estos mocosos... y como siempre el comun denominador.. la falta de una figura paterna, es verdad era solo un niño, pero ya a los 14 años estaba cometiendo un asalto a MANO ARMADA.. entonces que puede hacer uno, no hacerle nada, meterlo a la carcel de menores 1 mes y en unos 2-3 años ya esté de disque narco.. y luego sicario.. no señor, lo que se deberian de reprochar estas señoras argüenderas es por qué no le inculcaron valores a sus hijos, y a todas las jovencitas no se metan con cualquier Pen@#$@# nada mas por cara bonita .. que siempre las van a terminar dejando y sus hijos van a ser los futuros asaltantes de tiendas, robacarros y mandaderos del narco.”

“--- la culpa no es de él es de los padres donde estaban??? como que ya no quiso estudiar... ahora hecharle la culpa al policia, claro que no cuida a tus hijos, con quien se junta, que hace todo el dia primero analisitate TU, y despues hechale la culpa a los demas, ya a los 14 ya andan de ratas como no fue y se formo en algun lugar para buscar trabajo pero igual el no es el culpable, uds los padres son los culpables”

“--- Si fuese un niño y si su mami hubiera estado al pendiente de el, no hubiera andado asaltando con la bola de pandilleros, aparte ellos pudieron haber matado a los guardias en todo caso... (Universitaria)”

“--- Sres Familiares del menor: 1.- la educacion empieza por la casa, ustedes fracazaron en ese aspecto. 2.- ustedes mismos dicen no sabemos que hacia ahi asaltando, si ustedes no sabian el policia menos, ya que el no lo conoce. 3.- el policia no mato por dinero, es su trabajo 4.- el policia no se va aponer a indagar hasta que grado llagara el asaltante con tal de cometer el atraco. el solo tiene segundos para reaccionar ante tal situacion. 5.- el problema no es si tenia 14 o 50 años, el problema es que el estaba desarrollando una actividad Ilicita y se tenia que repelar tal acto. 6.- el joven con apenas 14 años y ya con novia?. sus prioridades era el ESTUDIO. LOS VALORES SOCIALES, ETICOS Y MORALES ES DIRECTAMENTE PROPORCIONAL A LA EDUCACION RECIBIDA EN CASA”

“--- ERA TAN SOLO UN NIÑO...pero sus actitudes no fueron de niño, si el se mete a robar, con pistola de postas o de verdad, la intenciòn es la misma. Si son niños, niños que desde pequeña edad empiezan a delinquir. ¿Por que ahora si exigen justicia los familiares?, ¿cuantas son las vìctimas de estos NIÑITOS que hemos padecido asaltos, robos, robo de autos con violencia, venta de drogas, etc. etc.? Si son NIÑOS, a los NIÑOS los padres tienen la obligaciòn de cuidar, no exigir justicia cuando los matan por entrar a robar. Un susto solo habìa bastado, y si es el policìa encubierto el muerto, exigirían la misma justicia?. Nadie puede saber si una pistola es de postas o verdadera, por ahì deben de vigilar los padres que es lo que su hijos guardan, con que amistades se juntan, si traen dinero que ellos no les hayan dado, hay mil maneras de prevenir estos delitos cometidos por NIÑOS que cuando los agarran van an Tribunal un corto tiempo y salen con doctorado a seguir delinquiendo. Descanse en paz este NIÑO que provocò su muerte. (moer42@yahoo.com.mx)”

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Todos estos comentarios de repudio a las notas periodísticas con las cuales se trata de elevar a un mozalbete delincuente a la categoría de mártir y víctima no hacen más que reflejar el hartazgo de una comunidad que ya está fastidiada con tanta criminalidad, con tanta violencia, con tanta impunidad. Sobran en la ciudad quienes piensan seriamente que al policía encubierto que frustró el asalto matando al delincuente se le debería dar un bono extra y un reconocimiento especial porque al haber matado al delincuente ya no volverá a delinquir. Estando ya muerto no habrá Juez de Garantía que lo ponga nuevamente en las calles a los pocos meses para que pueda seguir delinquiendo. Estando ya muerto, no cometerá nunca más un asalto a mano armada, ni podrá matar a nadie más, ni la sociedad se tendrá que encargar de su manutención por los largos períodos que pase en la cárcel mientras sale para volver a delinquir, ni se incurrirá en los altos costos judiciales (abogados, fiscales, jueces, tribunales de apelación, amparos federales, supervisiones de libertad condicional, etc.) incurridos en estarlo llevando a juicio cada vez que delinque. Visto con frialdad, la sociedad sale ganando con la muerte de este delincuente, tanto en términos económicos como por el mal que pudo haber hecho a la sociedad si hubiese seguido viviendo y que ya no podrá hacer. De haber seguido viviendo, las leyes laxas que en estos momentos protegen a los delincuentes menores de edad le habrían dado a este joven delincuente todas las oportunidades del mundo para seguirle causando daño a la sociedad. Esto último trae a colación el famoso caso de un temible descuartizador de nombre Vicente León Chávez, el cual el 20 de mayo de 2004 junto con dos compañeros más del Colegio de Bachilleres # 6 mataron y destazaron a su padre, madre y hermana. No conforme, metió los restos humanos en un vehículo y les prendió fuego para simular una ejecución. Al día siguiente del triple asesinato, el descuartizador tomó a su hermanito menor de la mano y se fue al Balneario Las Anitas a divertirse en las albercas con motivo del Día del Estudiante. Este peligrosísimo delincuente, en vez de ser remitido por el resto de su vida a un centro penitenciario para impedirle causar más daño a la sociedad, fue puesto en libertad al poco tiempo precisamente porque cuando cometió el triple homicidio en contra de sus propios familiares tenía 17 años, era menor de edad. Y esto lo supo la comunidad porque poco tiempo después se enteró de que este criminal murió acribilllado cuando cenaba tranquilamente en el puesto de tacos Los Mochis situado en calles del Fraccionamiento Papigochi cuando se encontraba en el puesto en compañía de un amigo que también fue asesinado, siendo ambos acribillados por un comando que los fusiló con mas de 70 balazos. A estas alturas, ya nadie se pregunta las razones del por qué el descuartizador fue acribillado por un comando armado ni hay mucha prisa por llevar a sus ejecutores ante la justicia porque a fin de cuentas los ejecutores del descuartizador aplicaron la justicia que el mismo sistema tan atrozmente le negó a la sociedad y a los propios familiares del descuartizador. ¿Qué andaba haciendo suelto en la calle tan peligroso criminal?, se preguntaron muchos. ¿Acaso las leyes están hechas nada más para favorecer al delincuente, en perjuicio de la sociedad? Lo más aberrante del caso es que, aunque aquí hubo una pena de muerte que le fue aplicada al descuartizador, esa pena de muerte no fue el resultado de un sistema judicial enérgico diseñado para proteger a la sociedad de la delincuencia sino el resultado de otro suceso violento cometido al margen de la ley.

Los casos de estos menores de edad que desde muy temprana edad ingresan al mundo del hampa reflejan una descomposición de valores con la cual ninguno de ellos mide las consecuencias de sus actos, no miden el daño que le están ocasionando a otros, ni se ponen a meditar en lo que sus actividades les provocarán a ellos mismos. Posiblemente si supieran la forma en la que van a terminar sus vidas a temprana edad, ninguno de ellos delinquiría. Se trata de una juventud perdida que está más allá de la salvación a la que podrían haber aspirado si otro fuera el orden de cosas en este mundo. La siguiente fotografía muestra la carroza fúnebre en la que era transportado el cadáver del joven delincuente que murió al intentar cometer un asalto a mano armada a la tienda de licores Del Río el domingo 22 de noviembre de 2009:





¿Habría salido fuera de su casa este delincuente a cometer su asalto ese día a sabiendas de que lo estaba esperando la muerte? Lo dudo. ¿Habría tomado el camino del mal de haber estado realmente consciente de las consecuencias de sus actos? Lo dudo. En cualquier caso, ya no se puede hacer nada por él. Perdió su vida, y bajo la perspectiva religiosa, tal vez también perdió su alma. Esto mismo podemos decir de muchos otros jóvenes que como él están delinquiendo en estos momentos creyendo que nunca les va a pasar nada malo, creyendo que la suerte siempre estará del lado de ellos porque hasta el día de hoy el mal que han estado haciendo no se les ha revertido. Pero a fin de cuentas, es la vida misma la que se encarga de poner a cada quien en su lugar y darnos a todos una lección. Y en ciertos casos, la lección puede ser durísima, porque no admite ni siquiera la posibilidad o la esperanza del arrepentimiento.



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