viernes, 29 de noviembre de 2013

Luchando y triunfando contra la gripe



Una de las cosas más molestas que recurren año con año sin duda alguna son las infecciones gripales, con su secuela de síntomas molestos que incluyen fiebre, nariz congestionada, sensación del “cuerpo cortado”, tos persistente, y dolor de garganta, esto además del daño económico que las millones de afecciones gripales ocasionan a la economía de cada país.

Todavía hasta hace apenas una década no había absolutamente nada en las farmacias para poder curar la gripe atacando directamente al virus causante de tan molesto padecimiento, lo único que era posible encontrar era una gran cantidad de paliativos para calmar un poco las molestias mientras se sufre la duración del mal. Sin embargo, recientemente esto ha estado empezando a cambiar, gracias a la biotecnología que a nivel del ADN se está empezando a enfocar directamente en atacar a la causa principal de la gripe estacional, el virus que la produce. Pero para poder sacarle el máximo provecho a este nuevo arsenal de medicamentos que está empezando a aparecer poco a poco en el mercado,

Hablemos primero de los nuevos medicamentos que por vez primera se van directo en contra del virus de la gripe en lugar de tratar de calmar los síntomas de sus efectos perniciosos. Cualquiera que haya ido recientemente a una farmacia tal vez habrá tenido oportunidad de comprobar que en los mostradores hay una super-abundancia de productos que prometen aliviar todos los síntomas en cuestión de unas cuantas horas. Sin embargo, aliviar en forma efectiva todos los síntomas de una gripe estacional en realidad no es posible sin antes curar la gripe que a su vez es ocasionada por un virus que ni siquiera los antibióticos como la penicilina o la terramicina pueden atacar, de modo tal que mientras la gripe dure (ya sea varios días o incluso varias semanas) lo único a lo que se puede aspirar es a paliar un poco las incomodidades. Desde antes de escribirse esto, había ya dos productos disponibles capaces de desactivar y detener en forma directa el virus de la gripe estacional actuando sobre el virus y no sobre los síntomas de los padecimientos que provoca, estos productos son el Tamiflu cuyo ingrediente activo es el oseltamivir, y Relenza cuyo ingrediente activo es zanamivir. Sin embargo, estos productos (en forma parecida a lo que ocurre con el virus de la rabia) sólo son eficaces si se suministran dentro de las primeras horas en que hacen su aparición los primeros síntomas, y aún así los médicos desaprueban su uso para la gripe estacional, ya que se considera que la prioridad es mantener a estos medicamentos como una reserva en caso de que haga su aparición una emergencia médica causada por el virus de la influenza H1N1 que es mucho más letal, habido el hecho de que si Tamiflu o Relenza se usan previamente para curarse de la gripe estacional entonces pierden su efectividad en contra de la mucho más mortífera influenza H1N1. ¿Significa esto entonces que no hay absolutamente nada disponible en las farmacias además de Tamiflu y Relenza que pueda actuar directamente en contra del virus de la gripe atacando directamente al virus, sin necesidad de receta médica? Hasta hace poco, no lo había. Sin embargo, recientemente hicieron su aparición en las farmacias unos medicamentos antigripales que atacan directamente al virus, tales como un producto que hace poco apareció anunciado en México con el nombre XL3-VR (una versión más potente que el XL3) en el que se afirma que por vez primera se puede atacar directamente al virus de la gripe en vez de aliviar únicamente los síntomas. Hay otro producto equivalente al XL3-VR, que se está vendiendo bajo el nombre comercial de Antiflu-Des. Pero lo que tienen en común estos dos es que la nueva substancia que incorporan y que no incluían antes en su lista de ingredientes es la amantadina, la cual sí actúa directamente en contra del virus de la gripe estacional, de modo tal que los  “producto milagro” antigripales que incluyan la amantadina en realidad no están incurriendo en una falsa promoción, en realidad sí tienen algo en su lista de ingredientes que directamente golpean al virus. En cuanto a la efectividad de los tratamientos contra la gripe recurriendo a medicamentos que incluyan la amantadina, esto dependerá de la experiencia personal de cada quien y con ello de la suma de las experiencias de las personas que se irán acumulando con el paso del tiempo. Son demasiado nuevos los fármacos que contienen amantadina como para poder emitir un juicio definitivo sobre su efectividad en el tratamiento no de un grupo experimental reducido de unas 500 ó mil personas sino de varios millones. Sin embargo, esto abre la puerta a una nueva serie de medicamentos que pueden llevar a la obsolescencia total de todas los demás medicinas que solo aplacan un poco los síntomas pero que no contribuyen en nada a la cura de la gripe estacional.

La razón por la cual cuando realmente se está atacando el virus de la gripe (y de hecho, cualquier virus) en forma directa es muy importante suministrar cuanto antes el medicamento antiviral en cuanto se confirmen los primeros síntomas, es porque el virus se va multiplicando en forma exponencial, con cada copia del mismo replicándose en cierto intervalo de tiempo que es aproximadamente igual (estadísticamente hablando) de una generación a otra. Si un virus se replica creando una copia idéntica de sí mismo (para lo cual usurpa el interior de nuestras propias células, ya que ningún virus es capaz de poder replicarse a sí mismo por cuenta propia), entonces en un tiempo t1 (digamos, unos 28 minutos, o para mayor sencillez, una media hora) habrá por lo menos dos copias del virus en una segunda generación. Por el mismo mecanismo de replicación biológica, cada una de estas dos copias se reproducirán habiendo en un tiempo t2 (que será aproximadamente igual al tiempo t1) cuatro copias del virus en la tercera generación. En la cuarta generación habrá ocho copias del virus, en la quinta generación habrá 16 copias del virus, y así sucesivamente. Es lo que en matemáticas se conoce como un crecimiento exponencial. La ley del crecimiento exponencial se resume en una fórmula sencilla que para un doblaje al pasar de una generación a otra nos dá el número de copias acumuladas en una generación n:


En las primeras generaciones, la cantidad de unidades del virus es relativamente baja. ¿Pero qué pasa, digamos, en la doceava generación? Se tiene entonces que hay:

2n-1 = 212-1 = 211 = 2,048 copias

Esta sigue siendo una cifra muy baja para el tamaño del virus de la gripe (en la punta de un alfiler pueden caber fácilmente unos cuantos millones de copias del virus), y el sistema inmunológico del cuerpo humano puede crear anticuerpos más que suficientes para comenzar a neutralizar y desactivar una infección gripal con tan pocas unidades del virus presente en el organismo. Pero ya en la treintava generación (n.=.50) habría:

230-1 = 229 = 536,870,912 copias

O sea, más de 500 millones de copias del virus. Y en la cincuentava generación habrá:

2n-1 = 249 ≈ 562,949,953,400,000 copias

Esto es más que suficiente para avasallar cualquier organismo postrándolo en un serio predicamento.

La siguiente tabla nos dá una idea sobre la forma en la cual el crecimiento exponencial se va acumulando a lo largo de varias generaciones (se ha agregado a la derecha una tira que muestra en colores el nivel de alerta para ilustrar cómo la gravedad de la infección va pasando de una alerta amarilla ligera a lo que puede considerarse una alerta roja):




Lo anterior supone que cada vez que el virus de la gripe se multiplica, lo hace doblándose en cada generación. Sin embargo, la cosa parece ser peor de lo que aparenta, porque en vez de simplemente doblarse al infectar una célula humana, hay razones de sobra para suponer que el virus no simplemente se dobla en cada generación sino que se triplica o cuadruplica, por lo menos. Si se triplica al pasar de una generación a otra, la ley de crecimiento exponencial será:


Y si se cuadruplica al pasar de una generación a la siguiente, la ley de crecimiento exponencial será:


La siguiente ilustración nos muestra cómo la infección dentro de una célula puede dar lugar a que sean liberadas no dos sino varias copias del virus:




Esto, desde luego, agrava las cosas, porque el aumento poblacional del virus se puede dar con mucha mayor rapidez. A manera de ejemplo, si suponemos que el virus se cuadruplica al pasar de una generación a otra, entonces en la 12ava generación habrá

4n-1 = 412-1 = 411 = 4,194,304 copias

o sea, más de cuatro millones de copias del virus, cuando en la ley de crecimiento exponencial con un doblaje sencillo había apenas poco más de dos mil copias del virus en el organismo del individuo infectado.

Por lo general, cuando el cuerpo humano ha sobrevivido una infección viral, conserva una “memoria” de anticuerpos para poder contraatacar al mismo virus en caso de que tiempo después se vuelva a introducir ese mismo virus dentro del mismo organismo. En esto basan precisamente su efectividad las vacunas como la vacuna contra la poliomelitis, la vacuna contra la viruela y la vacuna contra el sarampión. El problema con el virus de la gripe estacional es que cada año van surgiendo nuevas mutaciones del virus para las cuales el cuerpo requiere de un nuevo proceso de “aprendizaje” para reconocer cada nueva mutación del virus y poder desarrollar los anticuerpos que se requieren para combatir la infección. Pero mientras se lleva a cabo el “aprendizaje”, no hay nada más dentro del torrente sanguíneo para poder combatir la infección, y en tal caso la ley del crecimiento exponencial es la que da las órdenes sobre la evolución (y la gravedad) de una infección viral.

Cuando se manifiestan los primeros síntomas de la gripe estacional, se puede dar por hecho que no se cuentan con anticuerpos para combatir la cepa específica del virus que ha invadido al cuerpo. Peor aún, al manifestarse los primeros síntomas, se puede dar por hecho que tal virus ya ha tenido varios días incubándose dentro del organismo sin manifestar síntoma alguno, multiplicándose por varias generaciones, ya que se requieren mucho más que cien o mil copias del virus para producir los estornudos y la nariz congestionada.

La ingesta de un medicamento antiviral puede ayudar en virtud de que le hace más difícil al virus estarse duplicando mientras el organismo “aprende” a identificar la nueva cepa del virus y desarrolla los nuevos anticuerpos requeridos para combatir la infección. En pocas palabras, la ley del crecimiento exponencial es retrasada, aumentando el tiempo t que le lleva al virus para duplicarse de una generación a otra. Y una vez que se empiezan a generar los nuevos anticuerpos que son eficaces en contra de la nueva mutación del virus de la gripe estacional, si se sigue tomando el medicamento antiviral esto le puede dar un doble golpe al virus, impidiéndole reproducirse por un lado, y dejando que el sistema inmunológico del organismo lo combata por el otro sus nuevos anticuerpos. El resultado final es casi lo que puede llamarse una “cura”. Y esto es algo que a todos nos agrada.

Más allá de salvarse de todos los indeseables y molestos síntomas de una gripe estacional que puede obligar al enfermo a quedarse varios días en cama guardando reposo absoluto, hay otra razón importante para recurrir al arsenal de nuevos medicamentos antivirales conforme vayan apareciendo en el mercado. Se trata de evitar una infección secundaria, específicamente la de la neumonía (conocida también como pulmonía). El agente patógeno de la neumonía, el cual puede ser un virus o una bacteria, es estructuralmente diferente al virus de la gripe, se trata de dos cosas diferentes como lo son las manzanas y las naranjas, aunque ambos atacan las vías respiratorias. El causante de la neumonía es un microorganismo oportunista, el cual prefiere iniciar su ataque sobre un organismo que está muy atareado combatiendo al virus de la gripe. A diferencia del virus de la gripe, el patógeno de la neumonía con demasiada frecuencia es mortal, sobre todo tratándose de personas de edad avanzada. Es el microorganismo que requiere enviar a los pacientes al hospital para conectarlos a campanas de oxígeno, pulmotores y respiradores artificiales. Se trata de la peor complicación que puede ocurrir en un caso de gripe ordinaria. Aunque el sistema inmunológico de un individuo puede desarrollar anticuerpos para atacar y neutralizar al microorganismo causante de la neumonía, el doble ataque (virus de la gripe sumado al causante de la neumonía) precedido por el virus de la gripe implica que el individuo no podrá generar anticuerpos para combatir la infección secundaria con la suficiente rapidez para desbaratarle también al causante de la neumonía su propio crecimiento exponencial. Las personas que fallecen en los hospitales por males respiratorios mueren a consecuencia del neumococo que produce la neumonía más que por el virus de la gripe mismo. Esta es la causa por la cual muchos casos de neumonía terminan como emergencias médicas. Como medida auxiliar en previsión de tan negro escenario, es recomendable aplicarse rutinariamente cada año la vacuna contra la neumonía (ya hay vacunas contra dicho patógeno) con el objeto de que el sistema inmunológico “aprenda” a reconocer de antemano tal microorganismo generando algo de anticuerpos en caso de que el microorganismo de la neumonía se meta al cuerpo del paciente.

En resumen, están apareciendo nuevos medicamentos para la gripe capaces de hacer algo que antes no era posible, atacar directamente al virus, pero para que sean del mayor provecho posible es necesario empezar a tomarlos en cuanto se manifiesten los primeros síntomas de la gripe. Y si se desea evitar que la gripe pueda terminar complicándose con una neumonía que pueda ser fatal, se recomienda además aplicarse la vacuna contra la neumonía de preferencia antes de que empiece la temporada de frío.

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