Superando grandes obstáculos, México ha avanzado mucho en la construcción de su democracia. Ciertamente, está mucho mejor ahora que en un pasado no tan distante en el que un solo partido político ejercía el monopolio absoluto del poder dándoles puras migajas a los partidos de oposición que se tenían que conformar con esos mendrugos a cambio de seguir actuando como paleros en la representación tragicómica de una simulación de democracia, un pasado vergonzoso cuando los procesos electorales estaban en manos del mismo gobierno que ejercía su monopolio del poder mediante comicios en los que la sombra del fraude electoral era la tónica de siempre.
Sin embargo, aún falta mucho por hacer, y una de las grandes tareas pendientes es la desaparición de esa casta privilegiada conocida como los plurinominales, diputados y senadores que se dicen representantes populares (una ficción que hasta ellos mismos se la creen) pero que no representan a nadie más que a sí mismos porque nadie vota por ellos directamente en las urnas, ni siquiera ellos mismos. Llegan al poder mediante la proporción de votos que obtenga cada partido que representan y dependen del “voto duro” para que aquellos que están en los primeros lugares de las listas plurinominales de cada partido puedan afianzar una curul o un escaño en el Congreso.
Los plurinominales son considerados por la gran mayoría de los mexicanos como unas verdaderas lacras del sistema político, ya que además de que llegan al poder sin que nadie vote por ellos no faltan algunos que utilizan tal recurso para convertirse en “intocables” situándose por encima de la Ley y así poder cometer actos ilegales o fechorías sin que ningún policía los pueda tocar, a menos de que sean desaforados por sus propios colegas en el Congreso, algo que sólo ocurre en muy raras ocasiones. A sabiendas de que el proceso de desafuero es un evento sumamente raro que casi nunca se dá en un Congreso ya de por sí atareado con una amplia tarea legislativa pendiente, ha habido y sigue habiendo verdaderos pillos con cuentas pendientes con la justicia que se logran “colar” a través de las cuotas plurinominales de algún partido (basta con dar un soborno multimillonario al dirigente o a los dirigentes de los partidos que deciden quiénes entran quiénes no entran en los principales lugares de las listas plurinominales de los partidos), y así una vez como diputados o senadores esos pillos quedan fuera del alcance de la Ley disfrutando de una impunidad absoluta en virtud de su “fuero constitucional” como legisladores, esa anacrónica pero aún vigente aberración crasa que los convierte en ciudadanos de primerísima categoría relegando a todos los demás mexicanos -los que no son propietarios de una diputación o de una senaduría- a una muy distante segunda categoría, en lo que constituye un sistema de
castas sociales peor que el de la India, en donde sólo hay dos clases de mexicanos, “los de arriba” y “los de abajo” (parodiando la obra clásica de
Mariano Azuela que describió lo que sucedía en México en los tiempos de la dictadura de Porfirio Díaz). Pocos son los países alrededor del mundo que tienen un sistema tan burdo de distinción entre sus ciudadanos para la evasión de la justicia, y la mayoría de ellos no son democracias sino dictaduras totalitarias. Ni siquiera en España, en donde hay una monarquía, los familiares del Rey pueden invocar tal carta de impunidad, como lo demuestran los
hechos recientes.
Pudiera suponerse que quien por la antidemocrática vía plurinominal llega a ocupar una senaduría, por ejemplo, tendrá que enfrentar la justicia en cuanto expire el plazo de su cargo. Sin embargo, independientemente de que pueda huír al extranjero desgarrándose las vestiduras y proclamándose como refugiado político (pillos como
Napoleón Gómez Urrutia han proporcionado la receta para ello), obra en favor del pillo el hecho de que hay muchos delitos en los cuales prescribe la acción penal si no se ha ejercido dentro de cierto tiempo, y si cuando el plurinominal deja su cargo el delito ya prescribió pues se quedará como civil ordinario sin delito que perseguir al haber prescrito el término de Ley para dicho delito, carcajeándose del pueblo de México sin que se pueda hacer nada para llamarlo a cuentas.
Para mantener la vigencia de la plurinominalidad -y así mantener en pie el inmerecido privilegio- se usa el muy trillado argumento de que la representación proporcional le permite a cada partido político a través de sus representantes plurinominales en el Congreso el poder influír en los procesos legislativos. Sin embargo, esto es falso, porque ya se ha repetido en numerosas ocasiones el hecho de diputados y senadores plurinominales que han votado en contra de las propuestas de sus propios partidos, y se cita como referente reciente el caso del eterno plurinominal Javier Corral Jurado que como senador plurinominal (siempre ha sido diputado o senador plurinominal, jamás ha llegado a ningún puesto por el voto directo de nadie porque este polítiquillo de quinta es aborrecido por muchos en su propio Estado) votó en contra de la Ley de Telecomunicaciones propuesta por su propio partido el PAN pese a que dicha ley elimina los estratosféficos cobros de servicios de larga distancia que por demasiado tiempo han ahorcado a muchos mexicanos sobre todo a los de las clases populares).
Anteriormente bajo el título “Propuesta de contrapeso vs. pluris” ya se había publicado
aquí en esta bitácora el 4 de abril de 2014 un trabajo en el cual se presentó una propuesta de índole matemática para reducir a su justa proporción el desmedido poder de que gozan esos parásitos de la partidocracia mexicana, los cuales constituyen un verdadero lastre en los bolsillos de los mexicanos que asciende por lo menos a 1,136 millones de pesos. Más recientemente, y sin duda alguna atendiendo eco de numerosos reclamos como el anterior con respecto a los “pluris”, el presidente nacional del PRI, César Camacho, propuso el miércoles 20 de agosto de 2014 la realización de una consulta popular para plantear a la ciudadanía la reducción de 100 diputados plurinominales y la eliminación total de los 32 senadores electos por la vía de la representación proporcional.
La propuesta priista tiene mucho mérito porque implica un sacrificio incluso para el mismo PRI, ya que en el Congreso también hay diputados y senadores plurinominales emanados del PRI, los cuales desaparecerían del panorama en caso de tener éxito la propuesta.
Se debe resaltar que el voluminoso Congreso mexicano no siempre fue tan voluminoso. Y de hecho, antes de 1977 los plurinominales no existían. Hicieron su aparición en 1977 cuando el ególatra fanfarrón
José López Portillo, humillado mundialmente por haber sido el único candidato presidencial en la contienda celebrada en 1976 (el PAN, la única oposición visible en ése entonces, decidió no participar en protesta por su uso y abuso como partido palero), le ordenó al Congreso la creación de 100 diputaciones plurinominales usando como pantalla la
Reforma Política de 1977, dándoles de este modo a los panistas un incentivo para participar en las elecciones futuras aunque no ganaran por el voto popular. Así pues, herido en su vanidad y orgullo propio en 1976 (muy pocos electores acudieron a votar por López Portillo al ser el único candidato en la boleta, quedando exhibida la democracia en México como una auténtica farsa), desairado en la contienda de 1976 por la oposición que lo dejó solo, y quizá queriendo evitar una humillación similar en las elecciones de 1982, José López Portillo creó a los
pluris por decreto cuasi-imperial aprobado de antemano por un Congreso servil y obediente, siendo éste uno más de los crasos errores del hombre que hundió al país con la mayor deuda externa del planeta, la inútil y estúpida estatización de la banca, y el despilfarro descomunal del tesoro nacional. Para inflar el Congreso con 100 diputados plurinominales, no se llevó a cabo ninguna consulta popular ni se realizó ningún tipo de foro para considerar si tal cosa era realmente necesaria y si el número mágico de 100 era un número ideal. Se trató simplemente de una ocurrencia lopezportillista al igual que las lágrimas teatrales que derramó por los pobres de México en su último informe presidencial a la vez que se construía una fastuosa mansión en la Colina del Perro para permitirle vivir como rey con su opípara pensión presidencial vitalicia.
Para no quedar atrás y emulando a su nefasto predecesor que creó la onerosa pandilla plurinominal, durante el “reinado” sexenal del impopular presidente
Miguel de la Madrid Hurtado éste agregó otros 100 diputados plurinominales a los que ya había inflando el presupuesto del Congreso en forma desmedida usando sus facultades cuasi-imperiales, haciendo al ser elevado el número de diputados de 100 a 200 el número total de diputados se inflara hasta 500, sin que se llevara a cabo una consulta popular sobre las ventajas y desventajas de tal ordenamiento ni se presentó ningún estudio o análisis sociopolítico con algún modelo matemático optimizando recursos para demostrar que la cifra mágica de 100 era la cifra ideal. Simple y sencillamente se acató lo que ordenó el presidente de México, lo cual visto en retrospectiva constituyó una pifia colosal porque al estar formado la Cámara de Diputados por 500 diputados de los cuales 200 eran plurinominales, los plurinominales adquirieron la fuerza suficiente como bloque para impedir la desaparición de tal modalidad al contar con las dos quintas partes de los votos, lo suficiente para que con unos cuantos votos más entre los diputados regulares con aspiraciones a convertirse en pluris estuvieran en condiciones de poder bloquear exitosamente los intentos por desaparecer a los plurinominales (¿cuántos plurinominales estarían hoy dispuestos a negarse a sí mismos y a poner en jaque su futuro político votando por su propia desaparición?). De este modo, la creación y aumento de diputados plurinominales de cien en cien no fue el resultado de un consenso serio y concienzudo buscando siempre el bien de la Nación y mucho menos el resultado de alguna revelación divina en la que un ángel enviado del Cielo dijera: “si se crean exactamente 100 diputados plurinominales, no 67 ó 94, sino cien exactos, y se le agregan después otros cien, se tendrá entonces el mejor de todos los mundos posibles; México será salvo y mejorará de la noche a la mañana por efecto milagroso”.
La medida supuestamente “promotora de la democracia” consumada por Miguel de la Madrid con la Reforma Política de 1986 fue llevada a cabo precisamente el mismo año en el que por órdenes directas de Miguel de la Madrid se consumó también en el estado de Chihuahua uno de los más escandalosos fraudes electorales de que se tenga memoria en la historia contemporánea de México para el cual Miguel de la Madrid inundó envió un contingente numeroso de soldados del Ejército mexicano presumiblemente preparados para aplastar a sangre y fuego cualquier intento popular de desconocer los resultados del fraude electoral. El fraude electoral ordenado por Miguel de la Madrid, apoyado por tropas del Ejército, recibió una condena mundial, y entre las muchas denuncias y críticas se puede citar el proyecto de resolución que presentó en el parlamento europeo el eurodiputado español Carlos Robles Piquera, solicitando la anulación de los resultados de la elección a Gobernador del estado de Chihuahua a causa del fraude electoral. El aplastamiento de los procesos electorales en el estado de Chihuahua no fue desde luego la única barrabasada en la que incurrió este burócrata-tecnócrata ascendido a presidente por
dedazo directo de su nefasto y frívolo predecesor José López Portillo. Presumiblemente, la obra cumbre de Miguel de la Madrid fue la imposición de otro personaje tan nefasto como él o acaso peor,
Carlos Salinas de Gortari, recurriendo para ello a la famosa
caída del sistema que terminó por perforar y terminar con la ya de por sí debilitada y desacreditada figura presidencial (uno de los episodios más recordados por los fanáticos del deporte en México fue cuando en la inauguración del mundial de México 86 el estadio entero abucheó al entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado, y en su último informe presidencial terminó convirtiéndose en el primer presidente de México que fue interrumpido e interpelado en su último informe presidencial, habiendo perdido ya para entonces toda credibilidad y respeto).
Así pues, la culpa de la aberración plurinominal recae directamente sobre los hombros de José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado, dos individuos cuyos malos gobiernos resultaron una gran tragedia para México. Insistir en sostener la ficción creada por ellos, pretender perpetuar por más tiempo la fantasía, equivale a seguir “honrando” el inútil y costoso legado de esos dos malos gobernantes tan ineptos como autoritarios que hundieron al país hipotecando a generaciones futuras, equivale a seguirles rindiendo un homenaje que no merece ninguno de los dos.
Es importante subrayar también que el aumento de diputados plurinominales de 100 a 200 ordenado por el presidente Miguel de la Madrid, un aumento que ya de antemano resultaría sumamente costoso, se dió al mismo tiempo que el gobierno federal le pedía al pueblo que se “ajustara el cinturón” ante la colosal crisis económica legada por su predecesor José López Portillo con una brutal
devaluación del peso continuada por una segunda devaluación igualmente brutal que Miguel de la Madrid ordenó al Banco de México que se llevara a cabo en cuanto tomó posesión de su cargo como presidente de México.
En realidad, desde su mismo origen la Reforma Política de 1986 nunca tuvo intención democrática alguna, se trataba de darle unas cuantas migajas más de poder a los partidos de oposición por la vía plurinominal a cambio de que no estuvieran creándole problemas al sistema en una época en la que la credibilidad mundial del sistema político mexicano se desplomaba por los suelos. El número extra de plurinominales era excesivo e inclusive insultante para las realidades económicas del México de aquél entonces, y de hecho sigue siendo excesivo para las realidades del México de hoy. Un “apretón del cinturón” aplicado no al pueblo de México que es el que sostiene con sus impuestos a la clase política sino al voluminoso Congreso aplicándole el cuchillo a cien de los diputados plurinominales no sólo podría hacer al Congreso más eficiente y menos costoso, el dinero ahorrado se podría canalizar para la construcción de hospitales y escuelas en las zonas rurales, la creación de bibliotecas con servicios de Internet, o un aumento en los subsidios gubernamentales a las instituciones públicas de enseñanza superior como la Universidad Autónoma de México o el Instituto Politécnico Nacional, dinero mucho mejor invertido que el dinero que se está despilfarrando en mantener los privilegios de unos tipos que no tienen ni siquiera posibilidades mínimas de conquistar legítimamente y en forma mayoritaria en las urnas el voto popular.
El presidente nacional del PRI señaló que con las reducciones propuestas se pretendía reducir el gasto público y facilitar la construcción de acuerdos. “Creemos que son necesarios los diputados plurinominales; lo que creemos es que son demasiados”. El dirigente partidista explicó que los legisladores de representación proporcional tienen el objetivo de dar cabida en el Congreso a todas las expresiones políticas, incluyendo las minorías, pero consideró que el esquema actual propicia una “sobrerrepresentación abultada”. La pregunta que busca someter a consideración de los electores es la siguiente: “¿Estás de acuerdo en que se modifique la Constitución para que se eliminen 100 de los 200 diputados federales plurinominales y 32 senadores por el principio de representación proporcional?”. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) debe pronunciarse sobre la constitucionalidad del cuestionamiento. Los artículos de la Carta Magna que definen el número de legisladores plurinominales son los 52, 53, 54 y 56. Para que la iniciativa prospere, el PRI además debe conseguir antes del 15 de septiembre las firmas del 2% de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores; esto es, alrededor de 1 millón 600,000 ciudadanos. Si cumple con los requisitos, la pregunta será puesta a consideración de los votantes en las elecciones federales que se celebrarán el 7 de junio de 2015. El resultado será vinculante (es decir, que obligará a un cambio legislativo) si participan en el ejercicio al menos el 40% de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores (cerca de 32.1 millones de personas). Si la propuesta es respaldada por los votantes, la Cámara baja quedaría integrada por 400 diputados —300 de mayoría relativa y 100 de representación proporcional—, y la Cámara Alta por 96 senadores, todos éstos electos a través del sufragio directo de la ciudadanía.
Existe otra razón de peso por la cual el presidente nacional del PRI está presentando esta propuesta justo ahora. Reducir el número de legisladores plurinominales fue una propuesta planteada desde la campaña electoral del presidente Enrique Peña Nieto —militante del PRI, una promesa que hasta ahora no había sido llevada a cabo pese a que seguramente le atrajo al ahora presidente Enrique Peña Nieto suficientes votos de simpatía popular para lograr ganar la presidencia de la República. Algunos de los partidos de oposición, aunque en sus adentros se oponen a esta propuesta por no convenir a sus intereses, ya estaban afilando los cuchillos para usarlo como tema de campaña en las elecciones de 2015 bajo la bandera “Enrique Peña Nieto prometió y no cumplió; ya no hay que confiar ni creer en las promesas de los priistas”. Al avanzar el presidente nacional del PRI la propuesta para reducir el número de diputados plurinominales de 200 a 100 y eliminar de tajo a los senadores plurinominales, se le arrebató por adelantado a todos los partidos de oposición ésta bandera que planeaban usar en contra de los candidatos del PRI en el 2015.
Lo más interesante es que la propuesta del PRI de reducir el número de diputados plurinominales de 200 a 100 le dá palo en el sentido inverso a la acción ordenada por el entonces presidente Miguel de la Madrid que ordenó el aumento de plurinominales de 100 a 200. Es un repudio del pasado, y esto es un indicativo claro de que el PRI de hoy no es el mismo que el PRI de ayer, con sus anquilosados prohombres del pasado substituídos por una generación nueva de políticos como Enrique Peña Nieto.
Los ciudadanos sólo pueden firmar a favor de la realización de una pregunta por cada elección federal, pero en los comicios pueden plantearse a los electores diversas preguntas, todas las que hayan cumplido con los requisitos para convocar a una consulta popular.
En forma extraña e inclusive sospechosa, al día siguiente el flamante presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, reaccionando casi indignado a la propuesta del PRI respondió rechazando en forma tajante la propuesta. La razón por la cual la reacción del presidente del INE fue tan sorpresiva como inesperada es que el instituto que preside es precisamente el mismo que debe promover la democracia en México a través en vez de oponerse a ella. Leyendo notas como la
publicada por el periódico
online El Siglo de Torreón podemos leer lo siguiente: “El flamante consejero presidente, del también nuevecito Instituto Federal Electoral (INE) Lorenzo Córdova, se tiró al ruedo como el mismísimo Borras, cuando opinó en contra de la propuesta priista y en favor del punto de vista del PRD. El presidente del Instituto Nacional Electoral Lorenzo Córdova, consideró inviable realizar una consulta ciudadana sobre la limitación o no de los diputados y senadores plurinominales. Dentro de un foro denominado "Diálogo Público del IFE al INE" el consejero presidente, a título personal, defendió la representación proporcional al asegurar que tiende a reforzar y a fortalecer el carácter representativo y por ende democrático de un sistema político y agregó: "Como autoridad electoral a lo que voy a tener que ceñirme es primero, a si la consulta se plantea; segundo, a si la Suprema Corte de Justicia la considera constitucional (ya la está marcando de inconstitucional) o no, y tercero, a si el INE determina si hay firmas suficientes. Estas son las condiciones para que ocurra y en su caso, la autoridad electoral que encabezo está obligada a realizar esa consulta", enfatizó. El fondo de este asunto es que el consejero presidente Lorenzo Córdova ya se metió a tomar partido y viene publicitando su muy personal punto de vista sobre la consulta ciudadana a la que quiere convocar el PRI. La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales en sus artículos 30 y 32, determina de manera expresa las facultades del INE, y el artículo 45, las 18 atribuciones o competencias que tiene el consejero presidente. En ninguna de ellas se le faculta para andar opinando en los medios si es o no conveniente una consulta ciudadana, mucho menos para tomar partido. Si se cumplen los presupuestos fijados por la ley el tendrá únicamente que instrumentarla y ya. La conducta del Lorenzo Córdova raya en la irresponsabilidad como funcionario público, pero además, lo deja inhabilitado jurídicamente para manejar las próximas elecciones de 2015. Ello, en razón de que habiendo tomado partido en favor del PRD en un tema que no es de su competencia, se está metiendo e interfiriendo en la política interna de los partidos cuando anuncia que él en lo personal no está de acuerdo con la propuesta para una consulta ciudadana como la que propone el PRI. El señor consejero presidente está obligado por ley, a organizar, cuidar, realizar y proteger las elecciones que se hagan en este país, pero no para andar opinando en temas que son propios y exclusivos de los partidos políticos”.
En respuesta al inepto presidente del INE, en primer lugar, el PRI no está proponiendo en el seno del Congreso la
eliminación total de todas las diputaciones plurinominales. Está proponiendo una
reducción de los mismos, y
una reducción no es lo mismo que una eliminación completa.
La enérgica defensa de los todos los plurinominales, tanto diputados como senadores, llevada a cabo por el presidente del INE es sin duda alguna una defensa demasiado adelantada, ya que el PRI no presentó su propuesta dentro del Congreso para ser sometida a una votación (en la cual seguramente todos los parásitos plurinominales que han hecho de la plurinominalidad su
modus vivendi votarían en contra), el PRI está proponiendo que la propuesta sea sometida primero a una consulta popular en el 2015. ¿Por qué oponerse a que el mismo pueblo sea consultado directamente mediante el mecanismo de la consulta popular a que exprese su sentir con respecto a la propuesta del PRI? ¿Pues qué acaso el pueblo de México no tiene ningún derecho a expresar su voluntad en cosas como éstas? ¿Entonces qué es lo que entiende el presidente del INE por democracia? ¿A qué le teme el presidente del INE? ¿Acaso tiene planeado buscar en el futuro su propia postulación como plurinominal a través de algún partido, y así iniciar su carrera política sin haber recibido el voto directo de nadie? ¿Acaso fue sobornado tras bambalinas por un bloque de plurinominales para manifestarse en contra de la propuesta del PRI? ¿Qué otras cosas pueden sospecharse además de éstas?
Sin duda alguna, el presidente del INE ya debe de estar enterado de que en casi todas las encuestas llevadas a cabo, la mayoría de la gente en México está no solo a favor de la reducción en el Congreso de los plurinominales, sino inclusive su eliminación absoluta, para que así México pueda dar otro gran paso hacia la consolidación de su democracia, un paso tan grande como el que se dió cuando se crearon los tribunales electorales o inclusive cuando se llevó a cabo la remoción del poder de dictadores como Porfirio Díaz y Victoriano Huerta. Esto permite suponer que si la propuesta del PRI es sometida a una consulta popular, la propuesta será aprobada con una mayoría aplastante por el pueblo de México. Tras esto, el siguiente paso lógico sería presentar la propuesta directamente en el seno del Congreso, tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores, en donde se da por hecho de que la propuesta será bloqueada y votada en contra por TODOS los plurinominales sin excepctuar uno solo por ir en contra de sus
intereses creados. Ningún politiquillo de quinta categoría que sabe que es repudiado por el pueblo pondrá voluntariamente en riesgo su prebenda o su mina de oro, y se opondrá con todas sus fuerzas y todos sus recursos a la reducción o eliminación de tales canonjías. Desde luego que a los plurinominales no les importa en lo absoluto que cualquier voto en contra de la propuesta de reducir a los plurinominales serátomado e interpretado de inmediato como un voto en contra del sentir mayoritario del pueblo de México, no les importa que por su oposición a perder sus diputaciones o senadurías plurinominales puedan ser considerados como adversarios del pueblo de México, o habiando sin rodeos, como enemigos del pueblo. No les importa, porque ninguno de ellos representan al pueblo, y como se dijo arriba ni siquiera a sus propios partidos, lo único que representan estos parásitos enquistados en el Congreso son sus propios intereses que no necesariamente son los mismos que los del pueblo de México.
Lo más curioso e irónico es que quien impulsa la propuesta de llevar a cabo una consulta ciudadana para decidir si se reduce el número de plurinominales en el Congreso o se mantienen tal como están, una propuesta de corte eminentemente democrático en el sentido de un gobierno del pueblo y para el pueblo, proviene precisamente del mismo partido político que en tiempos anteriores era denunciado visceralmente por los partidos de oposición como un partido antidemocrático. Y quienes ya están afilando las dagas anunciando que no permitirán por ningún motivo la reducción -y mucho menos la desaparición- de las categorías plurinominales se encuentran dentro de los partidos de oposición que antes acusaban al PRI de ser un partido antidemocrático. En pocas palabras, ¡se han invertido los papeles!
Entre las primeras voces de políticos, comentaristas y analistas de prestigio que se han pronunciado a favor de la propuesta del PRI, se encuentra el senador veracruzano José Francisco Yunes Zorrilla, quien dijo que en la Cámara de Senadores “no debe haber plurinominales, debe haber representaciones claras y métricas por estado”. Entrevistado antes de impartir una conferencia magistral en el marco del Diplomado en Marketing Político, al hablar sobre la propuesta de su partido, el PRI, de someter a consulta ciudadana la posibilidad de reducir el número de plurinominales en el Congreso de la Unión, recordó que los legisladores plurinominales surgieron en la democracia norteamericana, pero estaban destinados únicamente a ejercer un contrapeso para las entidades federativas grandes con respecto a las más pequeñas. Reconoció que se trata de una propuesta “sumamente polémica” porque el artículo 40 constitucional es muy claro al indicar que los temas electorales no pueden ser sujetos de consulta pública, señalando que la Suprema Corte de Justicia de la Nación es la que tiene que determinar si es procedente o no; pero rechazó que se trate de una cortina de humo frente a otros temas que también se llevarían a consulta, como la reforma energética que promueve el PRD y el aumento al salario mínimo que promueve el PAN. Sin embargo, recordó que también los temas de ingresos públicos y gastos están dentro de las excepciones del artículo 40 para ser sometidos a consulta pública. Agregó que la propuesta del PRI tuvo muchos obstáculos al momento de las reformas constitucionales de 2012 y 2014 y de la creación de las leyes secundarias en materia político-electoral, “por razones obvias”, dijo, al señalar que la oposición no desea perder los espacios y votos ganados en el Congreso de la Unión.
Otros comentaristas como Oscar Contreras Lartitgue van más lejos, y piden no sólo una reducción del número de diputados plurinominales, sino la eliminación total y absoluta de esa casta privilegiada. Este comentarista en un editorial suyo titulado “Y por que 100, mejor que ningún plurinominal exista” dijo lo siguiente: “Cobra fuerza cada vez más la propuesta del PRI de reducir a cien los plurinominales, quitándole otro tanto y 32 senadores de la llamada primera minoría quedarían fuera si se aprueba la propuesta, que desde luego, no es alguna novedad, en diversas ocasiones, opiniones de peso han señalado que los plurinominales sólo sirven para dar fuerza o responder a iniciativas que den la pelea en el Legislativo y regularmente los pluris son quienes seleccionan para liderar el Legislativo, mientras que los que sudan la gota gorda, cuando mucho se integran a comisiones donde el único que sabe la tonada es el que las preside y eso sí las dietas son cuantiosas ahora, incrementadas con los famosos bonos que convierten en realidad la especie de que el sufragio debe de ser en efectivo para quienes voten a favor, pero sin llegar al cinismo y la desvergüenza de recibir las “30 monedas” como bonos, aunque luego resulte contraproducente, el caso es que en San Lázaro queden solamente con voz y voto los 300 legisladores electos y esto quizás vaya a darle nueva y mejor vigencia al ejercicio democrático del que sin sentirlo, apenas nos estábamos desligando, porque no me van a dejar mentir como desde el centro se están moviendo los hilos que tejen el tapete social que viene renovado, por los cambios sustanciales que significan las reformas estructurales de cuyo resultado además, depende el futuro de este país metido ya en un “chut” del que la única salida es, el entendimiento entre los civiles, ante la otra opción que ni siquiera queremos imaginarnos.”
Desde el aspecto económico, la ventaja inmediata de eliminar a 100 diputados plurinominales tiene un enorme atractivo si se trata de optimizar recursos y convertir a México en un país mucho más eficiente y mejor gobernado. El atractivo es que si esto prospera se ahorrarian en San Lázaro 1,136 millones de pesos al quitar a esos 100 plurinominales parásitos, y se acortaría el presupuesto en 536 millones 400 mil pesos en dietas y otros 601 millones en subvenciones; y por otro lado habría una mayor carga de trabajo para los legisladores (traducción: ahora sí se van a tener que poner a trabajar en vez de simular como que están trabajando). La intención, a reserva de los resultados de la posible consulta popular impulsada por el PRI, significaría una disminución en las arcas públicas en los apartados identificados como dietas (sueldos) por el orden de 536 millones 400 mil pesos durante los tres años de Legislatura. También representaría un ahorro extra de 601 millones de pesos, ya que en promedio, la secretaria general del recinto legislativo destina 167 mil 666 pesos mensuales por cada legislador en apartados conocidos como subvenciones (apoyos) tanto ordinarias como extraordinarias. Las subvenciones son tomadas del presupuesto anual que los mismos legisladores se aprueban para cumplir con las obligaciones y compromisos que marca la Ley, que para este 2014 fueron de seis mil 795 millones 524 mil pesos. Es decir, la Cámara de Diputados se ahorraría alrededor del 20% del total del presupuesto que recibe año con año en sueldos y apoyos económicos, que son dirigidos a los integrantes de la asamblea parlamentaria, actualmente compuesta por siete partidos políticos. Estos números, sin contar con apartados como asesores, servicio de alimentos, boletos de avión, primas vacaciones, seguros médicos de gastos mayores, telefonía celular, pase de casetas carreteras y vehículos, entre otros gastos.
En lo que toca a la eficiencia parlamentaria que se obtendría, el titular del centro de Estudios de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados, Gustavo Meixueiro Nájera, explicó que además de la reducción en el gasto en los recursos públicos, la medida podría impactar de forma directa en el proceso parlamentario. En una entrevista con 24 HORAS, recordó que dicho centro captó en 2011, a través de una encuesta, que el 90% de la población consultada dijo estar “de acuerdo” o “muy de acuerdo” en la reducción del número de diputados plurinominales, lo cual envía un mensaje muy claro a quienes en aras de sus propios intereses y canonjías aún se aferran con terquedad a seguir figurando en las cuotas plurinominales. “Esto, sin duda, tendría una implicación sustancial en el gasto legislativo por la disminución automáticamente de cien legisladores, ya que también disminuirá la cantidad de servicios que se les otorga”, dijo, agregando que tal medida podría requerir un aumento en la carga de trabajo parlamentario y una reducción significativa en la representación de los partidos con menor cantidad de legisladores federales. “Entre menos sean los involucrados al revisar los temas, es posible que puedan llegar a acuerdos de manera más fácil y ágil”, explicó. Recordó que la reforma político-electoral recién aprobada por el Congreso de la Unión estableció como uno de los requisitos para los grupos políticos tener 3% de lista nominal electoral para adquirir una representación plurinominal. “Existen algunas implicaciones políticas que habría que revisar con cuidado, sobre todo, al recordar que la representación plurinominal nace por darle una representación a los partidos minoritarios, que son formados por Partidos políticos que no alcanzan a ganar distritos plurinominales”, advirtió.
El paradigma no sólo de la inutilidad sino incluso la nocividad de los legisladores plurinominales lo es sin duda el soberbio, pedante y altanero Diego Fernández de Cevallos que fue repudiado por el pueblo de México en las urnas cuando quiso ser presidente de México:
¿Cómo olvidar que éste bribón, el mismo pillo del escándalo de los terrenos de
punta Diamante, estuvo traficando sus influencias como senador plurinominal ante los tribunales de justicia para
beneficiar sus propias cuentas bancarias con una demanda multimillonaria en contra de una nación que al mismo tiempo que traficaba sus influencias falsamente decía representar? Si Fernández de Cevallos no se estaba representando a sí mismo y sus propios intereses, ¿entonces a quién representaba? ¿Al Partido Acción Nacional del cual emanó como senador plurinominal, institución que todavía hasta tiempos recientes se jactaba de ser “el partido de la gente decente” hasta que los numerosos escándalos de corrupción y las orgías clandestinas de sus principales figuras tumbaron ese mito dando al traste con las posturas de mojigatería santurrona de la que tanto se jactaban? Sobre esto último, hay que denunciar cuantas veces sea necesario el escandaloso caso de Luis Alberto Villareal que fue expuesto en el siguiente video en una reunión en la cual supuestamente estaba trabajando junto con otros diputados panistas para asuntos importantes para la Nación (lo mismo le dijo a sus familiares, que iba a estar en una reunión de trabajo, una reunión como muchas otras en las que juraba estar trabajando duro en aras del bienestar de los mexicanos):
Luis Alberto Villareal, precisamente el coordinador de la fracción panista en la Cámara de Diputados, llegó a su curul no por el voto directo del pueblo sino por la vía plurinominal, y no se puede acusar al pueblo de haberse equivocado porque el pueblo jamás fue consultado en las urnas sobre si estaba de acuerdo en que Luis Alberto Villareal fuese diputado, mucho menos que terminara siendo investido por el dirigente del PAN Gustavo Madero apoyado por sus demás compadres y amigotes dentro del PAN como líder supremo de la fracción panista en San Lázaro.
Y el paradigma de la dependencia excesiva en la plurinominalidad para perpetuarse indefinidamente en la nómina gubernamental saltando como malabarista circense de un puesto plurinominal a otro con la ayuda de sus compadres y amigotes en las altas esferas del PAN lo es sin duda alguna Javier Corral Jurado de Chihuahua (hay fuentes que le han atribuído haber nacido no en México sino en los Estados Unidos, entre ellas un periódico de Ciudad Juárez para el cual hoy trabaja como editorialista). Esta dependencia excesiva en la plurinominalidad para enquistarse por los siglos de los siglos en el Congreso sin haber recibido jamás el voto directo de nadie ha ocasionado que en campañas electorales los opositores del PAN hayan puesto denuncias como la que se muestra a continuación:
Esta denuncia, que fue reproducida e impresa por millares tal y como se muestra arriba y que fue colocada también en anuncios espectaculares panorámicos en Chihuahua en la campaña electoral de 2012, no impidió que Javier Corral llegara por enésima ocasión a ocupar la senaduría que hoy ostenta y presume como si fuera un gran logro suyo, al fin y al cabo nadie pudo votar directamente en su contra porque iba “a la segura” como candidato plurinominal sin que su nombre apareciera en las boletas electorales. Sin embargo, esta afrenta del PAN a los electores le costó al PAN una derrota en las candidaturas por vía directa que a su vez se tradujo en la pérdida de la presidencia de México para el PAN quedando su candidata presidencial en tercer lugar, tras lo cual muchos panistas que habían ocupado jugosos puestos en la nómina federal comenzaron a ser reemplazados por militantes del partido que les arrebató el poder con la ayuda del voto popular. Javier Corral ya sabía que su terquedad e insistencia en llevar a cabo su enésimo lanzamiento como plurinominal sería un factor importante en acarrearle votos de castigo al PAN principalmente en el estado de Chihuahua, pero eso no le importó (nunca le ha importado) porque en los hechos al fin y al cabo los plurinominales no representan ni siquiera los intereses de su propio partido. Lo que Javier Corral ya no pudo lograr fue asegurar, ya como senador plurinominal “electo proporcionalmente” en 2012, fue la presidencia de la
Comisión de de Comunicaciones y Transportes del Senado de México (lo cual le produjo gran dolor y furia como lo dejó entreever en su propia columna editorial
Rotafolio), e inclusive
ni siquiera lo aceptaron para que formara parte de dicha Comisión, lo cual sin duda alguna constituyó una derrota personal suya que seguramente estuvo influída por su mala fama ganada a pulso como parásito profesional del sistema político mexicano, amén de la amplia publicidad negativa que recibió principalmente en Chihuahua en las elecciones presidenciales de 2012 como un vivales que tiene de demócrata lo que el Chapulín Colorado tiene de ruso. (Hay más sobre el senador plurinominal Javier Corral en una entrada publicada
aquí mismo el jueves 14 de agosto bajo el encabezado “Prietitos en el arroz”.)
Esto es lo que hacen los plurinominales que no le rinden cuentas a nadie, y a los cuales no les importa arrastrar incluso a sus propios partidos al fango si ello les sirve a sus propósitos y ambiciones personales. Diego Fernández de Cevallos, Luis Alberto Villareal y Javier Corral Jurado, todos ellos plurinominales.
La propuesta presentada por el PRI provocó desde luego una respuesta tan rápida como furiosa en quienes sin lugar a duda tienen INTERESES CREADOS y no les conviene que la propuesta prospere pese a que es apoyada en forma casi unánime por la gran mayoría del pueblo de México. La fracción del PAN en la Cámara de Diputados la calificó como “populista”: “Nosotros vemos que más que una consulta popular es una consulta populista”, afirmó el vocero de la fracción del PAN en la Cámara de Diputados, Juan Pablo Adame. “Queda bastante claro que en las preguntas de consulta popular no se pueden modificar los órganos de Gobierno, en este caso no se puede modificar (el de) la Cámara de Diputados”, advirtió. Expresó, además, que era una medida desesperada ante el resultado de algunas encuestas donde ubican al PAN “como un partido que va a ganar muchos más espacios dentro de la Cámara de Diputados”.
La reacción iracunda del PAN -el mismo partido que en otros tiempos se rasgaba las vestiduras denunciando la falta de democracia en México a la vez que por demasiado tiempo sirvió como “fiel oposición” para apuntalar la antidemocracia que tanto criticaba- es entendible. Con la iniciativa del Partido Revolucionario Institucional para el recorte de legisladores plurinominales, hoy no serían senadores Ernesto Cordero, Roberto Gil Zuarth, Javier Corral Jurado y la hermana del ex-presidente Luisa María Calderón, todos ellos del PAN. Del PAN también, Rodolfo Dorador, José Isabel Trejo y José Guillermo Anaya no serían diputados junto con otros más cuyos nombres no vale la pena mencionar aquí. Tampoco habría llegado a ocupar puesto alguno en el Congreso un tipo tan amoral, corrupto, soberbio y prepotente como el panista Diego Fernández de Cevallos, candidato fracasado a la presidencia de México (la cual, afortunadamente, nunca se ha decidido por vía plurinominal alguna), ni habría llegado al Congreso el inepto y protagónico Francisco Barrio Terrazas tras su rotundo fracaso como zar anticorrupción cuando fue secretario de la SECODAM. De hecho, en San Lázaro el PAN resultaría el partido más afectado, pues perdería 41 curules, es el partido que más duro luchará no solo en contra del PRI sino en contra del mismo pueblo de México para que no se reduzca ninguna categoría plurinominal, alistando todo tipo de argumentos de carácter legaloide para seguir conservando sus privilegios plurinominales y seguirse pitorreando del pueblo de México al cual ya empieza a ver como enemigo en este asunto.
Por su parte, el coordinador del PRD, Silvano Aureoles, consideró la propuesta priista como una cortina de humo. “Se me hace más una propuesta para distraer, una especie de cortina de humo ante la propuesta del PRD de consulta popular en materia energética”. “Es un retroceso que haya una campaña para desaparecer los plurinominales. En todo caso, lejos de ir hacia atrás habrá que fortalecer la ruta de la representación proporcional”, resaltó. Con la iniciativa del PRI, hoy no serían senadores, Miguel Barbosa y Manuel Camacho Solís, todos ellos del PRD, como tampoco sería diputado Martí Batres.
Se pueden citar muchos casos lamentables de personajes ineptos marcados por el escándalo que jamás habrían podido llegar al Congreso de no haber sido por la vía de las cuotas plurinominales, trátese de un boxeador que no conoce absolutamente nada de leyes ni tiene los más elementales conceptos de lo que es la jurisprudencia, trátese de una actriz que en vez de mostrar aptitudes en lo que tema a importantes temas nacionales lo único que hizo fue exhibir un lenguaje lépero y vulgar indigno de los ocupantes de cualquier recinto legislativo.
Por separado, Ricardo Mejía Berdeja, vicecoordinador de Movimiento Ciudadano (MC), señaló que la propuesta del PRI intenta “desaparecer la voz que tienen partidos pequeños como MC y el Partido del Trabajo”.
Esto último nos lleva a considerar otro factor en los que serían afectados en sus INTERESES CREADOS con la reducción o la desaparición de los plurinominales. Se trata de lo que se conoce como “la chiquillada”. Con la iniciativa del PRI, hoy no serían senadores Manuel Bartlett (por parte del PT), Ninfa Salinas (por parte del PVEM), Layda Sansores (por parte del MC), y Mónica Arreola (por parte del PANAL), y no serían diputados Tomás Torres Mercado y Ruth Zavaleta (por parte del PVEM). Ninguno de estos pseudo-políticos tiene arraigo popular, y en sus lugares de procedencia muchos de ellos ni siquiera tienen oficinas para recibir y atender reclamos del pueblo precisamente porque no representan a nadie. La propuesta del PRI, independientemente de que afecta al propio PRI, arrasa con la “chiquillada”. El PAN resultaría el partido más afectado, pues perdería 41 curules; el PRI 24, el PRD 17, mientras que en conjunto la “chiquillada” perdería 18 posiciones.
De acuerdo a la votación obtenida en las elecciones de 2012, Integralia hizo un ejercicio en el que revela que en el Senado de la República ––en el hipotético caso de que hoy se aplicara la fórmula–– el PRI perdería 11 escaños, el PRI 9, el PRD 6 y la “chiquillada” seis. El caso más dramático sería el del Panal, que perdería el único senador que tiene. En cuanto a la representación de los diputados, el PRI tendría 40.50 por ciento con la nueva regla, cuando actualmente tiene 40.40 por ciento. En el caso del PAN también se reduciría a 22.50 por ciento su representación con la nueva regla, mientras que hoy tiene 22.80; en esa fórmula el PRD resultaría el ganador, pues tendría una representación de 20.75 por ciento contra 20.00 por ciento que hoy tiene.
Quienes hoy defienden la plurinominalidad como algo “indispensable y necesario para la democracia” sólo tienen que voltear sus ojos hacia los Estados Unidos en donde tal categoría nunca ha existido ni ha sido propuesta precisamente por ser considerada como una aberración; jamás ha habido en la Cámara de Representantes (Cámara Baja) un solo Representante (el equivalente a un diputado en México) que haya surgido de plurinominalidad alguna, como tampoco ha habido jamás en la historia de dicho país -cuya democracia precede por muchas décadas a la democracia mexicana- un solo Senador plurinominal. Cualquiera que quiera llegar a tener voz en el Congreso tiene que conquistar directamente las simpatías de los electores y demostrarles con buenos argumentos que sus ideas, propuestas e iniciativas son mejores que las de los demás.
A quienes en defensa de sus propios INTERESES CREADOS, aquellos como Javier Corral Jurado que han hecho de la antidemocrática plurinominalidad un modo de vida a costillas de los mexicanos que nunca les pueden expresar su repudio en las urnas, argumentan que un Congreso abultado cargado de plurinominales es indispensable para obtener variedad en puntos de vista y ejercer contrapesos en el Congreso, se les puede echar en cara el hecho de que si la Suprema Corte de Justicia tiene apenas 11 ministros y con ése número reducido de ministros es suficiente para hacer valer las leyes para el mismo número de mexicanos, ¿por qué no se podrá gobernar con solo 300 diputados federales, todos ellos elegidos mediante el voto popular directo?
Es falso que la propuesta de reducir o terminar de una vez por todas con los plurinominales tenga por intención dar al traste con las carreras políticas de quienes han llegado al poder por esa vía. Un legislador que haya sido plurinominal está en libertad de postularse nuevamente, no hay ley que se lo impida. La única diferencia es que ahora sí sería el mismo pueblo quien tendría que legitimarlo directamente. Es muy posible que personajes conocidos en el panorama político mexicano tales como Alejandro Encinas, Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador puedan obtener una diputación o una senaduría por la vía directa, contendiendo por el voto directo del pueblo, en cuyo caso sería el pueblo quien los legitimaría directamente y no el sistema, lo cual tiene mucho más mérito. En pocas palabras, puede haber políticos de profesión, renovados por el mismo pueblo, cuando su trabajo legislativo ha sido satisfactorio.
La representación popular por el voto directo proporciona la única vía mediante la cual el pueblo puede castigar directamente en las urnas a un politiquillo de quinta categoría que haya fallado o haya incumplido en sus promesas, y permite impedir que pueda llegar al Congreso y obtenga fuero un inepto que no sabe absolutamente nada de leyes o del proceso legislativo o, en el peor de los casos, un delincuente que busca la protección del fuero para evadir la acción de la justicia. Tómese por caso al actual gobernador de Oaxaca, Gabino Cué. Quienes votaron por él confiándole la gubernatura seguramente han de estar arrepentidísimos de haberle otorgado su confianza, ya que Gabino Cué les ha extendido carta de impunidad absoluta a los hampones y vándalos de la sección magisterial CNTE 22 que han llevado a cabo todo tipo de destrozos y actos vandálicos en el estado de Oaxaca causando graves daños económicos a la población, sin que hasta la fecha se haya metido a uno solo de ellos a la cárcel o se haya obtenido de ellos una reparación por los daños causados, esto amén de que se ha condenado a muchos alumnos de Oaxaca al atraso y a la ignorancia a causa de ciclos escolares inconclusos y pérdida de muchas horas de clase por estar los pseudo-maestros en las calles de vagos haciendo escándalos y causando destrozos. Si Gabino Cué se volviera a postular a una diputación o una senaduría por parte de Oaxaca, seguramente obtendría una derrota catastrófica en las urnas, y tal vez ni siquiera sus propios familiares votarían por él. Podríamos decir que su carrera como político está acabada. Pero si es lanzado por algún partido como candidato plurinominal y puesto en primer lugar en la lista plurinominal, pues nadie podrá votar en su contra por más que se le denuncie o se le saquen a flote sus complicidades con los forajidos de la sección CNTE 22. Así de burda es la plurinominalidad.
En respuesta a quienes en defensa de sus INTERESES CREADOS denuncian la propuesta del PRI como una propuesta de corte electorero buscando atraer las simpatías y los votos del electorado (y sin duda alguna esta postura del PRI le va a acarrear en su favor muchos votos de muchos mexicanos que ya están hartos hasta el cansancio de los plurinominales), se les puede responder que en una democracia cada partido es libre de recurrir a las propuestas que crea convenientes para atraerse las simpatías del electorado. Y en todo caso, cualquier otro partido como el PAN, el PRD, el PVEM, el PT, PANAL y Movimiento Ciudadano se le pudieron haber adelantado al PRI haciendo la misma propuesta antes de que el PRI tuviera oportunidad de hacerla. ¿Por qué no lo hicieron?
Desde ahora esto se perfila como una lucha en la cual habrá dos bandos opuestos: el pueblo de México por un lado, y los plurinominales perpetuos por el otro. Eliminar por completo la casta de plurinominales no será cosa fácil, y desde ahora se puede anticipar que esta será una batalla larga y prolongada en la cual los verdaderos enemigos del pueblo de México se mostrarán como tales. Pero es algo que se tendrá que hacer tarde o temprano, porque es eso, o conformarse con estar manteniendo a cuerpo de rey a esos parásitos que poco bien le hacen al país simulando representar algo... que en realidad no es absolutamente nada.
Aún en el supuesto de que la propuesta del PRI sea bloqueada y obstaculizada por quienes en defensa de sus INTERESES CREADOS recurran a todo tipo de artimañas y triquiñuelas de carácter semi-legaloide para impedir que el número de plurinominales pueda ser reducido en la Cámara de Diputados y eliminado por completo en la Cámara de Senadores como lo propone el PRI, además de que tal actitud seguramente les acarreará la enemistad de muchos mexicanos que se los harán saber en las urnas a sus respectivos partidos políticos, queda otra esperanza basada en las candidaturas independientes, las candidaturas de aquellos ciudadanos que se postulan por cuenta propia y que al no estar ligados a ningún partido político puedan obtener por la vía directa en las urnas el voto mayoritario del pueblo y así de este modo representar directamente al pueblo sin representar a ningún partido político. Esta es una forma de democracia inclusive superior a la democracia norteamericana, es lo que más se asemeja en los hechos a la democracia ateniense en la cual no existían los partidos políticos porque en la antigua Grecia a nadie se le había ocurrido tal cosa en aquél entonces. Y la sola posibilidad de que pueda llegar el día en que el número de diputados y senadores llegados al Congreso por la vía de las candidaturas independientes supere al número de diputados y senadores adscritos a algún partido político debe poner a pensar desde ahora a los partidos políticos en que para su propia supervivencia o tendrán que escuchar al pueblo del cual emana su poder en el Congreso, o encaminarse a su extinción en el futuro como una cosa que no pudo funcionar como se esperaba.
Por lo pronto, se antoja harto difícil que el PAN pueda volver a recuperar la presidencia de México en el 2018, no habiéndola perdido en el 2012 quedando en tercer lugar en los comicios tras doce largos años de mal gobierno. Y si los panistas de hoy se oponen y obstaculizan la propuesta del PRI en lo que toca a la reducción de plurinominales, menos van a recuperar las simpatías que perdieron ante el electorado al exhibirse ellos mismos como los enemigos a vencer en el proceso de consolidación de la democracia mexicana. Habrá que recordarles a los panistas que, si algo se abstuvieron de impulsar en el Congreso durante los dos sexenios que gobernaron a México desde la presidencia de la República, fue precisamente la eliminación de curules y escaños plurinominales como lo está proponiendo el PRI ahora que es un priista el que está gobernando a México.