Es septiembre de 2014. Y precisamente en estos días surge como una nueva y terrible posibilidad algo que varios gobiernos y organismos de salud pública no han considerado seriamente. Se trata de una nueva modalidad de lo que es identificado como bioterrorismo.
La imagen clásica que se tiene del bioterrorismo es la de un grupo terrorista o de un país gobernado por un dictador criminal o por un grupo criminal que deje caer sobre la población civil que considera enemiga uno o varios proyectiles que abren sus contenedores para diseminar un virus letal altamente contagioso como el ántrax. Y es en base a este escenario que se han estado desarrollando medidas para contrarrestar esto en caso de que se pudiera dar.
Pero la nueva modalidad de bioterrorismo no involucra proyectiles de largo alcance lanzados desde el otro lado del mundo sobre la población civil. Y de hecho, no involucra ninguna tecnología, lo único que se requiere es un fanático o un grupo de fanáticos dispuestos a matarse en un ataque suicida.
Para que se lleve a cabo el nuevo escenario de bioterrorismo, se parte tomando como base una combinación desafortunada de los siguientes factores:
1) La disponibilidad de suicidas dispuestos a su propio sacrificio que, creyendo que se irán al Cielo, estén dispuestos a matarse ellos mismos con tal de matar la mayor cantidad posible de gente que no comulgue con su fanatismo o con sus objetivos. Ya hay una abundancia de estos individuos, principalmente entre quienes son practicantes de la fé musulmana. La destrucción de las torres gemelas en Nueva York requirió de tan solo 19 enajenados que rezando citas del Corán desviaron los aviones comerciales que previamente habían secuestrado impactándolos contra las torres gemelas. Y los ejemplos que se pueden citar sobre la abundancia y disponibilidad de suicidas prestos para matarse a sí mismos cometiendo todo tipo de atentados son ya demasiados.
2) El hecho fortuito para organizaciones como el extremista Estado Islámico de Iraq y Siria de que les han estado llegando militantes y combatientes extranjeros principalmente de Europa y Estados Unidos, los cuales pueden regresar a sus respectivos países confundiéndose con el resto de la población.
3) La aparición de una pandemia en el continente africano, ocasionada por el virus del ébola, para el cual no hay cura ni hay vacunas. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, esta es una epidemia que ya se salió fuera de control.
4) La amplia abundancia de recursos monetarios de que actualmente disponen extremistas tales como los que pertenecen al Estado Islámico, recursos obtenidos en gran parte como resultado de los saqueos que llevaron a cabo en los bancos de Iraq al avanzar y penetrar en varias ciudades importantes obteniendo una amplia disponibilidad de fondos.
La manera en la cual se llevaría a cabo un ataque bajo esta nueva modalidad de bioterrorismo es la siguiente:
a) Un suicida, o bien, un grupo de suicidas, es reclutado para lo que será la misión más importante de su(s) vida(s). Se les instruye que será una misión ultrasecreta de la cual no pueden dar detalles a nadie. Se les hace saber desde un principio que la misión será una misión suicida, como la que llevaron a cabo los 19 terroristas que impactaron los aviones secuestrados en contra de las torres gemelas en Nueva York, con la diferencia de que las bajas que se producirán podrán ser considerablemente mayores, llegando a las decenas de miles o incluso a las centenas de miles, si no es que a los millones.
b) Una vez instruídos y aleccionados para la misión que llevarán a cabo, y bajo las mayores condiciones de seguridad, los suicidas serán expuestos voluntariamente con pleno consentimiento de ellos a muestras de carne o despojos de personas traídos de cualquiera de los países africanos infectados con ébola, preferentemente de los países que tienen la mayor mortandad con el mayor número de bajas como Liberia. Cuando se tiene una amplia disponibilidad de recursos económicos como los que se presume que actualmente tienen en sus manos los dirigentes del Ejército Islámico, esto no es imposible de lograr; difícil sí, pero no imposible, sobre todo tomando en cuenta que el continente africano está situado en proximidad geográfica demasiado incómoda con el Medio Oriente.
c) Los bioterroristas suicidas son expuestos voluntariamente y con su pleno consentimiento a las muestras de ébola a sabiendas de que quedarán infectados. La exposición será suficiente, recurriéndose de ser necesario a inyecciones intravenosas de material contaminado con el virus del ébola (del cual hay ya bastante en los lugares contaminados), para garantizar que cada bioterrorista suicida se pueda dar por infectado con el virus del ébola.
d) Cada bioterrorista suicida, ya infectado con el virus del ébola, se convierte en una “bomba viviente”. Sabe que va a morir, pero esto no le importa, como no le ha importado a las decenas de terroristas suicidas que se han hecho estallar a sí mismos destruyendo mezquitas (templos de oración musulmanes) matando a decenas de feligreses, mujeres niños y ancianos, cuyo único pecado fue el haber acudido a un templo de oración a rezar y a escuchar las palabras de los predicadores.
e) La bomba viviente es enviada de regreso de inmediato a su país de origen (Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, etc.) antes de que hagan su aparición los primeros síntomas de la enfermedad de la que es portador. Puesto que el bioterrorista suicida no lleva armas consigo, no despierta sospechas entre los funcionarios aduanales que no tienen ni siquiera la más remota idea de que es la misma persona la que se ha convertido en una arma con una capacidad de destrucción letal miles de veces superior a la de cualquier arma que pudiera llevar consigo. Eventualmente, la mayoría de los funcionarios aduanales que hayan tenido contacto con el bioterrorista suicida se podrán dar por muertos al enfermar y descubrir que tuvieron que haber tenido ese tipo de contacto.
f) Habiendo ingresado de vuelta a su país, el bioterrorista infectado con el ébola se incrustará en alguna de las poblaciones con mayor densidad de población, rentando una habitación aislada en algún edificio de apartamentos que no llame mucho la atención.
g) El virus del ébola tiene un tiempo de incubación de dos a catorce días. La media aritmética del tiempo de incubación puede ser tomada como siete días. Esto le da tiempo más que suficiente al bioterrorista suicida para llegar e instalarse en una gran mancha urbana como Nueva York.
h) La bomba viviente se empezará a movilizar por todos lados en los espacios públicos, frecuentando los aeropuertos locales, frecuentando las librerías públicas, frecuentando los campus universitarios, frecuentando los templos religiosos, frecuentando los parques públicos, frecuentando los eventos deportivos, y usando el transporte colectivo, sobre todo los vagones del tren subterráneo Metro en donde en horas pico los usuarios viajan en grandes números empaquetados como sardinas. El objetivo de la bomba viviente será tener el mayor contacto posible con la mayor cantidad posible de gente en el menor tiempo posible.
i) Una vez que hayan aparecido los primeros síntomas del ébola en el bioterrorista suicida, lo último que hará será procurar ayuda médica. Por el contrario, tratará de disimular lo mejor posible los síntomas de su enfermedad, y aumentará sus recorridos por todos lados, siempre tratando de infectar a la mayor cantidad posible de gente.
j) Cuando el bioterrorista suicida no esté ya ni siquiera en condiciones de poder levantar un solo dedo, se mantendrá recluído sus últimas horas encerrado en una habitación de un conjunto de apartamentos en donde a puerta cerrada nadie se enterará de que hay una persona muriendo, en las últimas etapas de una infección de ébola, aguantándose lo más que pueda y evitando quejarse o hacer algo que pueda llamar la atención de los que están rentando los cuartos contiguos. Hasta es posible que el bioterrorista suicida acelere el paso de lo inevitable tomando algún veneno. Podría hasta dejar alguna nota a la policía con una mentira diciendo que se privó de su vida por una decepción amorosa, lo cual hará que los agentes policiacos se descuiden y no tomen las precauciones adecuadas para salvarse del contagio que ese cadáver representa.
k) Habiendo tenido contacto con mucha gente el bioterrorista suicida en amplios espacios públicos, mucha gente pronto empezará a enfermar y caer infectada por el ébola. Cuando las autoridades de salud se den cuenta del hecho, cuando la magnitud de lo que ocurrió sea evidente, será demasiado tarde. Habrá cientos o miles de personas que será imposible de poner en cuarentena adecuada dada la extensión del contagio. Los hospitales no podrán atender la demanda de ayuda. Y puesto que no hay vacunas ni medicinas para el tratamiento del ébola, no hay nada que se pueda hacer excepto poner a toda la ciudad en cuarentena, lo cual tal vez será demasiado tarde por la cantidad de viajeros que entran y salen todos los días de una gran mancha urbana.
El escenario descrito es casi un escenario apocalíptico. Y bien puede serlo. Todo lo que se requiere es gente fanática hasta la médula dispuesta a matarse a sí misma en aras de llevarse consigo a una cantidad mucho mayor de gente, una enfermedad altamente contagiosa para la cual no hay vacunas ni cura, y una organización terrorista sin moral ni escrúpulos. Estas cosas
ya existen, estos tres factores están ya disponibles precisamente en el área geográfica que mayores problemas le está causando al género humano.
¿Hay algo que se pueda hacer para evitar el escenario que se ha descrito arriba?
La respuesta es afirmativa.
La primera línea de defensa son los mismos aeropuertos y los funcionarios de inmigración asignados a la inspección de los viajeros que están llegando. Cualquier sospecha, la menor, por pequeña que sea, de un viajero que haya estado recientemente en Medio Oriente (esto se puede suponer repasando las visas que pueda haber en el pasaporte) debe ser motivo para separar de inmediato a tal individuo del resto de los pasajeros y aislarlo por completo.
En países como Estados Unidos y Gran Bretaña tienen ya una lista de ciudadanos suyos sospechosos de haber viajado a países como Siria e Iraq para unirse como combatientes islámicos a grupos terroristas de elevada peligrosidad como el Ejército Islámico. Es hora de darle un buen uso a esas listas, poniendo en aislamiento y confinamiento solitario a cualquier pasajero que esté dentro de tales listas y que esté tratando de volver al país. No es necesario detenerlo y ponerlo en aislamiento por varios meses; si se trata de una bomba viviente el individuo probablemente estará muerto en cuestión de un par de semanas.
Se deben conservar en todo momento los nombres de los pasajeros (así como sus domicilios respectivos) que hayan compartido vuelos con individuos sospechosos de ser bioterroristas suicidas, como también se deben conservar los países de tránsito en los vuelos que hayan tomado aquellos sospechosos de ser bioterroristas suicidas. Esto permitirá alertar a las autoridades para poner a tales personas bajo observación médica.
La población en general debe ser puesta sobreaviso sobre esta nueva modalidad de bioterrorismo, pidiéndole que reporte de inmediato a las autoridades a cualquier individuo que recientemente haya estado fuera del país y del que se sospechen filiaciones con grupos extremistas del Islam.
Independientemente de las medidas de precaución sobre esta nueva modalidad de bioterrorismo que puedan tomar países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Alemania, en otros países como México y sobre todo en España (por su cercanía con Marruecos, una fuente potencial de ingreso de bioterroristas musulmanes suicidas) se deben tomar también todos los pasos que se consideren necesarios para evitar o minimizar un ataque terrorista de esta naturaleza.
El remedio definitivo consiste, desde luego, en borrar del mapa a los grupos de islamistas como el Ejército Islámico, proclamándolos enemigos de la humanidad y descargando en su contra todos los recursos de los que se pueda echar mano; el mundo como está ya tiene demasiados problemas y no necesita de esta clase de gente. Esto es algo que se tendrá que hacer tarde o temprano, y entre más pronto ocurra menor será el número de víctimas que estos dementes puedan ocasionar.