Famoso es el relato de la Antigua Grecia acerca de Diógenes, el cual buscaba a plena luz del con una lámpara encendida a un hombre honesto.
En 2014, en el tercer milenio, Diógenes seguramente lo habría encontrado en Uruguay, en la persona del presidente José Mujica:
Pese a su oficio como político, una de las ocupaciones más desprestigiadas del planeta a causa de los miles y miles de políticos que se han encargado de desprestigiarla amasando enormes fortunas e incurriendo en actos ostentosos de corrupción, José Mujica siempre se comportó como un hombre modesto, e inclusive mostrando una humildad que ya quisieran para sí muchos políticos de Latinoamérica.
Sobre la honestidad a prueba de balas de José Mujica, el semanario uruguayo Búsqueda dió a conocer en una nota publicada el 4 de diciembre de 2014 que en reconocimiento a la honestidad del mandatario uruguayo la Asociación de Trabajadores de Cancún, una organización del pueblo mexicano, netamente popular, decidió hacer algo que no ha hecho jamás por ningún político mexicano, le regalaron un “vocho”. Se trata de un Volkswagen 'New Beetle' color beige en honor al famoso vocho azul que conduce. El vehículo, fabricado en 2004, se trata de una versión nueva del popular vocho que se fabricó en el País entre 1998 y 2012. El Embajador mexicano en Uruguay, Felipe Enríquez, declaró al semanario que sólo 300 modelos del coche se fabricaron en México en 2004. "Y bueno, pondré un museo", bromeó José Mujica al enterarse del regalo. El Presidente recibió una oferta de un jeque árabe de un millón de dólares por su vocho azul, pero este la rechazó por respeto a quiénes se lo regalaron. Para muchos, el peculiar método de transporte del Mandatario es un símbolo de su humildad y austeridad.
José Mujica alguna vez dijo: “Yo no soy un presidente pobre. Pobres no son los que tienen poco, sino los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, con renunciamiento. Preciso poco para vivir bien”. Mujica, que pasó varios años en la cárcel por su lucha armada, la mayoría durante la dictadura (1973-1985), ha repetido ese discurso decenas de veces. Y lo ha llevado a la práctica hasta sus últimas consecuencias. Desde que fue elegido presidente, vive en una humilde chacra (granja) a las afueras de Montevideo junto a su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y su perrita Manuela, que tiene tres patas después de que Mujica la atropellase accidentalmente con un tractor. Ahora no se separa de ella. El mandatario renunció a vivir en la lujosa residencia presidencial y dona cerca del 90% de su sueldo (unos 6.700 de 8.700 euros al mes) a un programa de construcción de viviendas sociales. Para moverse suele utilizar un viejo Volkswagen ‘escarabajo’ por el que ha rechazado ofertas millonarias. Tampoco es habitual verle vestido con trajes caros. Recibe a la prensa en su granja siempre ataviado con su viejo forro polar y, en muchas ocasiones, unas sencillas sandalias. “Era vecino mío y siempre fue así. Es lógico que llame la atención porque en Europa estamos acostumbrados a políticos con unos niveles de vida muy altos o salpicados por la corrupción. Mujica es coherente con su forma de pensar”, explica a el Huffington Post Roberto Ruiz, un uruguayo de 68 años que lleva 11 viviendo en Valencia.
Sobre la desigualdad en Uruguay, los datos respaldan la gestión de Mujica. El índice de Gini, que mide la desigualdad, sitúa a Uruguay como uno de los países de América del Sur en los que en el periodo 2002-2011 la desigualdad era menor. Cuanto menor es el índice, menor es también la desigualdad en el país. En Uruguay ahora es del 0,342 (en España es más alto: 0,350) y la evolución en los últimos años es innegable. En 2008 era del 0,463 y en 2010 del 0,453. El propio Gobierno afirma que ha reducido el nivel de pobreza del 39% en 2004 al 12% en 2012. Durante el mandato de Mujica, el salario real de los trabajadores mejoró un 12,6%.
¡Esto es lo que puede lograr la honestidad cuando se le da la oportunidad para poder gobernar a un país desde la cima!
Al mismo tiempo en que José Mujica se le reconocía mundialmente su honestidad e integridad a prueba de balas, en México aparecían notas como las siguientes (NORTE, 5/XII/2014):
“Da Peña 1,191mdp a cuñado de Carlos Salinas”El estado de la corrupción en México ha llegado a niveles tan extravagantes y escandalosos que el alcalde Hilario Ramírez Villanueva, de San Blas, Nayarit, fue premiado como “Alcalde del Año 2014” por la Global Quality Foundation porque confesó y reconoció que sólo había robado “nomás poquito dinero público” durante su administración. ¡Los demás estaban peores que él, y no habían robado “poquito” sino mucho más!
“Favoreció Peña a constructor con obras por 3.8mmdd: WSJ. Asignó contratos millonarios a corporativo de la polémica ‘Casa Blanca’ revela influyente rotativo de EU”
“Mexicanos están hartos de corrupción: The Economist”
Quizá la época en la cual más se enraizó la corrupción en México fue durante la administración de Miguel Alemán Valdés. En una entrevista llevada a cabo al escritor Paco Ignacio Taibo II por el reportero Marco Aurelio Carballo en agosto de 2010 titulada “El PRI de Alemán acabó con el país”, el escritor declaró que ningún libro de historia ha analizado con profundidad el período presidencial de Miguel Alemán (1946-1952), afirmando: “Alemán logró no solo construír una finca de latrocinio y de saqueo, sino también consiguió con mecanismos represivos que no se contara”. Lamentó que al país lo amolaran muchas veces. “Lo jodió Santa Anna con una pos-Independencia dañina por la pérdida del territorio, lo rejodió el porfirismo construyendo sobre el liberalismo una dictadura sangrienta, y lo rejodió el PRI. El PRI de Miguel Alemán acabó con el país”. En la película La ley de Herodes que trata precisamente sobre la corrupción en México, la fotografía de un hombre que se presume que es el presidente Miguel Alemán aparece en forma prominente notoriamente visible en el despacho de un funcionario que se estaba corrompiendo hasta la médula de los huesos.
No siempre ha habido tanta corrupción en México. El licenciado Adolfo Ruiz Cortines, pese a que llegó a la presidencia como resultado de una democracia simulada bajo un régimen partidista autoritario, fue un hombre honesto que no abusó de su cargo para enriquecerse a manos llenas, y hoy se le reconoce ese mérito y se le agradece por el avance que México logró durante su fructífera administación.
Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, tampoco saqueó al erario público, y cuando murió dejó en su testamento un modesto patrimonio de bienes. Sobre esto, se tiene la siguiente relación: Dinero encontrado en la casa mortuoria, según la cuenta de albaceazgo...$ 5730.00 Dinero en poder de los señores Merodio y Blanco...$20,119.88 Cobrado de la Tesorería General por cuenta de sus alcances como Presidente de la República, antes de que se expidiera la liquidación que obra en autos.... $1,500.00 Cobrado en la misma oficina después de expedida la liquidación, según la cuenta del albaceazgo ...$5,000.00 Productos de las casas de México, desde 19 de julio de 1872 hasta la fecha...$5,120.00 Importan los alcances de la liquidación la cantidad que expresa la parte anterior ...$12,479.45 En alhajas...$562.00 En muebles y menaje de casa...$4,153.25 Una calesa usada y un tronco de mulas...$500.00 La casa Núm. 4 del Portal de Mercaderes...$29,827.67 La casa Núm. 3 de la 2ª. de San Francisco...$33,235.82 La casa Núm. 18 de la calle de Tiburcio...$28,754.00 La casa en Oaxaca en la calle del Coronel...$3,566.46 Libros, su valor...$922.53 Acciones de minas y ferrocarril...$4,770.00 Ropa de uso... $149.75 Importa el cuerpo de bienes...$151,233.81. Es de hacer notar que el emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, el 12 de junio de 1864 se asignó el sueldo de un millón y medio de pesos al año (treinta veces más que el de Juárez).
Una sana consecuencia de que haya un hombre modesto en la cúspide del poder es que sus subordinados tenderán a seguir su ejemplo. su comportamiento será usado como molde de actuación pública partiendo del supuesto entre los subordinados de que un hombre honesto no tolerará que un subordinado suyo actúe como un pillo. En cambio, si el jefe máximo es un corrupto, la corrupción permeará la estructura gubernamental entera en detrimento de la nación, bajo el argumento cínico “si el jefe lo hace, ¿por qué yo no?”. Y ciertamente, un corrupto carece de autoridad moral para pedirle a sus subalternos que sean honestos, aunque les pida tal cosa sus palabras sonarán huecas, tan vacías como el espacio profundo que hay entre las galaxias. El efecto final es devastador, demostrando que el comportamiento público de un solo hombre, el que está en la cima del poder, puede levantar y engrandecer a su nación o sumergirla en un agujero negro.
Seguramente muchos políticos mexicanos ven con gran envidia al uruguayo José Mujica, al ver que es más reconocido y apreciado entre el pueblo mexicano que ellos. Los más vanidosos dirían: “¿Y qué ha hecho él que yo no haya hecho?”. Pues, considerando que no ha hecho todo lo malo que hace la mayoría de los políticos y funcionarios mexicanos acusados de enriquecimiento ilícito y corrupción, eso ya es bastante, y eso es precisamente lo que más tienen que envidiarle.
El presidente uruguayo José Mujica no debe ser confundido con un mexicano famoso cuyo nombre suena casi igual, José Mojica, el cual era un exitoso actor y gran galán con un promisorio futuro por delante, hasta que decidió abandonar su carrera artística y la vida licensiosa que llevaba para convertirse en fraile franciscano yendo a establecerse en Perú, país del cual es San Martín de Porres.
Este es el tipo de notas que alegra diseminar entre los hispanoamericanos, sobre todo ahora que se festejan las fiestas decembrinas, y da una esperanza de que no todo esta podrido. Mientras haya hombres como José Mujica en el género humano, sigue habiendo esperanzas.
José Mujica es admirado y respetado por los mexicanos, y esta admiración y respeto es algo que no se compra con todo el dinero del mundo -y menos aún si se trata de dinero mal habido-, es algo que se logra con acciones, es algo que se palpa, es algo que se ve. En México no se duda de que con un presidente tan honesto como José Mujica en la presidencia, en seis años el país se levantaría de su tumba y se convertiría en un país del primer mundo. Y ello tal vez ocurra cuando llegue a la presidencia de México un hombre que no tenga ningún compromiso con la élite gobernante, un hombre que no tenga ningún compromiso con ningún partido político, un hombre que no tenga que saldar facturas políticas ni tenga mayor respaldo que el respaldo que el mismo pueblo esté dispuesto a darle con sus votos. O sea, un candidato independiente. Visto el enorme fracaso de la partidocracia en el México reciente para llevar al poder hombres honestos a carta cabal, las candidaturas independientes se antojan como la única opción posible para sacar al país adelante; y tal vez sea esa ya la única opción que le queda a México. En esto tal vez hasta el mismo Diógenes estaría de acuerdo.
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