domingo, 22 de marzo de 2015

Bebés chinos-gringos



Una práctica muy socorrida entre quienes aspiran poder trabajar en los Estados Unidos pero sin tener que someterse a los trámites consulares en sus países de origen (Guatemala, Honduras, El Salvador, etc.) para poder hacerlo legalmente, optando por saltarse las trancas a sabiendas de que violan las leyes migratorias de dicho país, consiste en que las mujeres embarazadas ya próximas a dar a luz se trasladen hasta la frontera de los Estados Unidos con México y crucen ya sea legalmente o ilegalmente (con mucha mayor frecuencia lo segundo) con la intención de que su hijo o hija nazca en los Estados Unidos como todo un “American citizen”.

Y ya con un hijo ciudadano norteamericano por nacimiento (más no de padres norteamericanos o de padres que hayan ingresado legalmente a los Estados Unidos), el siguiente paso consiste en hacer todo un melodrama ante los medios de comunciación exigiendo que se les otorgue de inmediato y sin mayores trámites la residencia legal en los Estados Unidos por el solo hecho de ser padres de un hijo nacido en los Estados Unidos.

El desencanto para muchos que están en esta situación viene cuando se enteran del hecho de que si quieren usar la ciudadanía norteamericana de su hijo o hija para obtener la tarjeta de residencia legal, la única manera de hacerlo es esperar a que su hijo o hija haya cumplido la mayoría de edad (18 años) y que una vez cumplida la mayoría de edad el hijo nacido en los Estados Unidos los reclame exigiendo el derecho de prioridad que se les dá a quienes tienen familiares que son ciudadanos norteamericanos, y para que se haga tal petición el padre o la madre o ambos tienen que regresar a sus países de origen para que, una vez que el hijo haya cumplido la mayoría de edad, ya como ciudadano norteamericano haga los trámites para reclamarlos mientras que los padres tienen que esperarse en sus países de origen a que les toque su turno en la lista de espera que les aguarda en el consulado o la embajada norteamericana de sus países respectivos. O sea que no solo tienen que esperar los 18 años en los cuales su hijo ciudadano norteamericano cumplirá la mayoría de edad que le permitirá reclamarlos, tienen que esperar algunos años adicionales mientras les toca a ellos la fecha programada para la cita con el funcionario consular. Esto, si quieren ingresar legalmente.

Algunos (o mejor dicho, la gran mayoría) no están dispuestos a estar esperando veinte o veinticinco años en sus países de origen para poder recibir su tarjeta de residencia después de que su hijo ciudadano norteamericano los haya reclamado. Después de todo, el único propósito de que su hijo naciera en los Estados Unidos es para obtener rápidamente en cuestión de unas cuantas semanas la residencia legal en los Estados Unidos y con ello el permiso para trabajar allá sin problemas. De esto ya se habló aquí desde ya hace algunos años (en agosto de 2007) al tocar el tema de Elvira Arellano, la mujer que ejemplifica a este tipo de padres. Y al no lograr su propósito, de cualquier modo –ya después de haber nacido el hijo como ciudadano norteamericano- en vez de regresar a sus países de origen se quedan en los Estados Unidos trabando como indocumentados y empiezan a armar un tremendo melodrama (con gran apoyo de los medios y de organizaciones derechohumanistas asi como conductores como Jorge Ramos) sumándose muy indignados a otros que están en sus misma situación, denunciando que cuando son descubiertos por las autoridades migratorias y puestos en proceso para ser deportados se les quiere separar de sus hijos ciudadanos norteamericanos. ¿Acaso puede haber una injusticia mayor que tratar de separar a un padre (indocumentado) de su hijo ciudadano norteamericano? En realidad, el hijo es el medio con el que se trata de justificar el fin, en concordancia con la máxima que dice “el fin justifica al medio”.

Pero no solo son latinoamericanos quienes intencionalmente cruzan a los Estados Unidos con la finalidad prioritaria de qeu sus hijos nazcan como ciudadanos norteamericanos. Hay otros que están dispuestos a cruzar el océano con las mismas intenciones, aunque lo hacen más bien viendo por el futuro y el bienestar del hijo que nacerá en los Estados Unidos (lo cual es loable) y no por sus propios intereses personales para lo cual el hijo se convierte en un mero instrumento (lo cual es abominable).

Agentes federales en los Estados Unidos acaban de llevar a cabo un operativo mediante el cual agentes federales en Irvine (Callifornia) allanaron una docena de viviendas en una operación para cerrar un negocio que ayuda a mujeres chinas ricas embarazadas a viajar a Estados Unidos para tener sus bebés allí. El ataque a tres presuntas bandas de turismo de maternidad es quizás la más grande hasta el momento por agentes de seguridad nacional. El criterio es que una mujer embarazada puede viajar a Estados Unidos, pero no puede mentir sobre el propósito de su viaje al solicitar una visa. Se ha denunciado esta clase de turismo desde varios países, pero las autoridades dicen que los casos más recientes en California están dirigidos a los chinos adinerados en medio de un auge del turismo desde ese país. No hay cifras concretas de las mujeres que viajan a Estados Unidos para dar a luz. Poco después del amanecer el martes, agentes federales allanaron un edificio de departamentos de lujo en Irvine, donde las autoridades dicen que un negocio del sector cobraba a las mujeres embarazadas 50 mil dólares por su alojamiento, alimentación y transporte. Los investigadores dicen que las mujeres recibían instrucción para mentir sobre sus planes al solicitar sus visas y que sus bebés recibirían pasaporte e inscripción en el Seguro Social antes de regresar a China. En un caso, un entrenador en China ayudó a fabricar información sobre empleo e ingresos a una agente encubierta que se hizo pasar por una clienta embarazada para obtener una visa de turista. El hombre le dijo que le convenía ingresar al país por Hawai, donde se cree que los agentes de aduana son menos estrictos que en Los Ángeles, de acuerdo con una declaración jurada. Los dueños del negocio ganaron cientos de miles de dólares en los últimos dos años y ayudaron a las turistas chinas a dar a luz a más de 400 bebés en los hospitales del condado de Orange, California. No se efectuaron arrestos ni se presentaron cargos. Se realizaron allanamientos en los condados de Orange, Los Angeles y San Bernardino con la esperanza de reunir pruebas de que se cometieron fraude inmigratorio e impositivo, entre otros delitos, dijo la policía de inmigración y aduanas ICE.

Así pues, hay diferencias considerables entre las chinas que se trasladan a los Estados Unidos con el único propósito de que sus bebés nazcan como ciudadanos norteamericanos, y las latinoamericanas que hacen lo mismo (con raras excepciones como la conductora de Televisa Galilea Montijo que no parece tener intenciones de abandonar su trabajo en la Ciudad de México para irse a vivir a los Estados Unidos con su hijo nacido en Miami); las primeras en su mayoría son de clase media o clase media alta que ingresan legalmente con visa temporal a los Estados Unidos entrando por un aeropuerto habiendo pagado el boleto de avión en viaje de ida y vuelta, y no tienen intenciones de quedarse como indocumentadas en el país del dólar.

De cualquier modo, el reciente operativo llevado a cabo en contra de los hoteles de maternidad en California significa que la sociedad norteamericana está cada vez menos dispuesta a tolerar este tipo de práctica, y menos dispuesta está a que se le otorgue una aministía a los once millones de indocumentados que ya hay en los Estados Unidos (muchos de ellos con hijos nacidos en USA). En países como Suiza no tienen ese problema porque las autoridades suizas le niegan permiso de entrada con visa temporal a cualquier embarazada que esté próxima a dar a luz, ni le darán la ciudadanía suiza de manera automática al niño en caso de suceder tal cosa a diferencia de como ocurre en los Estados Unidos.

Si el operativo con el cual se clausuró la cadena de hoteles de maternidad en California que buscando obtener un lucro promovía el nacimiento de bebés chinos-gringos es una indicación del creciente hartazgo de la sociedad norteamericana al libre ingreso de indocumentados, se antoja cada vez más difícil y menos probable que haya una segunda aministía a los indocumentados que tienen allá (la primera la concedió el presidente Ronald Reagan creyendo ilusamente que el fenómero no se volvería a repetir sin imaginarse que sucedería lo contrario al alentar una nueva oleada buscando lo mismo).

Y lo que sí es cada vez más probable es que algunos legisladores Republicanos anti-inmigrantes se saldrán con la suya con una propuesta que contempla que en una reforma migratoria nueva la ciudadanía norteamericana no podrá ser usada en lo absoluto para ayudar a los padres a obtener su ingreso legal a Estados Unidos, lo cual en caso de ocurrir terminaría de tajo y para siempre con el incentivo que actualmente tienen muchas embarazadas para que sus hijos nazcan en los Estados Unidos. Lo cual, dicho sea de paso, acabaría también con los melodramas de millones quienes actualmente tratan de explotar este tipo de situación.

No hay comentarios.: