Una de las propuestas del ex presidente Vicente Fox consiste en la legalización de la mariguana, y no solo para uso medicinal sino también para uso recreativo, propuesta que fue expandida para abogar por la legalización no solo de la mariguana sino de todas las drogas. Incluso ha dicho que en caso de que se legalice la mariguan él está dispuesto a invertir en la creación de sus propios plantíos con fines comerciales.
La otra propuesta consiste en dialogar con los líderes de los cárteles del narcotráfico
Las propuestas formuladas por el ex presidente de México ciertamente son interesantes, ademés de polémicas. Pero independientemente de los pros y los contras que puedan tener sus propuestas, queda un cabo suelto:
¿Por qué no llevo a cabo el mismo Fox lo que hoy está proponiendo cuando fué presidente de México? Fue presidente de México no por una semana, no por un mes, sino por seis largos años (a muchos mexicanos con memoria histórica se les antojan larguísimos, demasiados, excesivos). Y solo hasta ahora, cuando ya no es presidente, abre la boca.
¿Entonces quiere el ex presidente Fox que el hoy presidente Enrique Peña Nieto haga lo que él no hizo y pudo haber hecho cuando era presidente? ¡Vaya individuo!
Si durante su administración Vicente Fox hubiera enviado por escrito una iniciativa presidencial al Congreso de la Unión pidiendo la legalización de todas las drogas, eso habría sido una noticia de primer orden en el vecino país del norte, en los Estados Unidos, y habría causado reverberaciones por no decir un shock en toda la sociedad norteamericana. La Drug Enforcmente Agency (DEA) habría puesto el grito en el cielo, la Casa Blanca habría convocado de inmediato a su gabinete de seguridad nacional, y tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado estarían pidiendo una ruptura inmediata de las relaciones diplomáticas con México.
Y en lo que toca a la otra propuesta del ex presidente Fox, la de establecer un diálogo con los líderes de los cárteles de México, él mismo lo pudo haber llevado a cabo cuando fue presidente. Pudo haber convocado en Los Pinos a una conferencia cumbre a los principales líderes de los cárteles, una conferencia cumbre en la que de seguro habrían estado presentes Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, Vicente Carrillo Fuentes “el Viceroy”, Omar Treviño Morales el “Z-42”, Servando Gómez Martínez “la Tuta”, Edgar Valdez Villareal “la Barbie”, y otros más de renombre, una conferencia cumbre custodiada y resguardada por elementos del Estado Mayor Presidencial y la Marina Armada de México, con la seguridad e integridad de los asistentes plenamente garantizada por el Estado mexicano mientrsa se llega a un “gran acuerdo” para repartir el territorio mexicano dejando a los líderes de los cárteles operar sin temor alguno de ser aprehendidos. Esto sí que hubiera sido algo digno de verse.
Sin embargo, en caso de haberse efectuado tal conferencia cumbre cuando Vicente Fox era presidente de México, de seguro que el Congreso norteamericano y la Casa Blanca no solo habrían pegado un grito en el cielo, en forma casi segura se habría dado una intervención militar armada de los Estados Unidos en territorio mexicano. Estados Unidos ya tiene establecido un precedente para ello, la invasión a Panamá, con la salvedad de que México a diferencia de Panamá comparte una gran línea divisoria en su frontera con los Estados Unidos. México no está separado de los Estados Unidos con un mar de por medio como Corea del Norte ni a una gran distancia terrestre como la que hay entre Estados Unidos y Panamá, México es el vecino inmediato de los Estados Unidos, y en una situación la reacción militar norteamericana habría sido contundente e inmediata con los Marines abriéndose paso a sangre y fuego hacia Los Pinos para arrestar a Vicente Fox y llevárselo a Estados Unidos para juzgarlo por… ¿narcotráfico? Mmmm, no, porque el convocar a una reunión cumbre con los líderes de los cárteles sin obtener un beneficio económico personal inmediato no convierte a quien convoca a dicha cumbre en un narcotraficante. Entoces para juzgarlo por… ¿traición a la Patria? Tampoco, porque en un caso así tendría que ser juzgado no en Estados Unidos sino en México; Estados Unidos no puede juzgar en su propio territorio a extranjero alguno por traición a su patria y no hay precedente legal para una situación así. ¿Entonces de qué lo juzgarían? Bueno, seguramente de algo, quizá por “ofensas a la buena vecindad” y ello sentaría un precedente legal para otros que se quieran pasar de listos. De paso el incidente le daría a Estados Unidos un buen pretexto para anexarse Baja California (a la cual siempre le han tenido ganas los norteamericanos, a juzgar por la gran cantidad de norteamericanos que son propietarios legales de casas y residencias en las playas de Baja California) y alguna otra porción del territorio nacional mexicano que no se les ocurrió anexar en 1848 que incluya paraísos como Cancún, Puerto Vallarta y Acapulco.
El hecho de que Vicente Fox cuando fue presidente de México no haya abierto la boca y mucho menos haya tomado acción alguna para concretar las dos propuestas que hoy impulsa hace pensar que se abstuvo de hacerlo teniendo en mente las posibles consecuencias que se han asentado arriba. Quiere que el hoy presidente tome los riesgos que él mismo no quiso tomar cuando él fue presidente. Lo cual demuestra que Vicente Fox en realidad no está tan loco como parece; no es, se hace. Y hay un lugar en el cual le dan empleo a quienes les gusta hacerle al loquito sin serlo: el circo, lugar apropiado para las payasadas de todo tipo que diviertan y hagan reír a la gente. Mientras tanto, el presidente Enrique Peña Nieto debería recibir los “consejos” de Vicente Fox como de alguien que dice “hagan lo que digo, más no lo que hago, porque si hacen lo que hago, no van a hacer lo que les digo”.
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