De que el fuero es una aberración que sólo ha servido para prohijar la criminalidad y alentar a políticos ya de por sí corruptos a que se corrompan aún más incurriendo en actos delictivos es algo que ya no se discute, y para algunos cuantos ejemplos basta con mencionar el caso reciente de Omar Cruz Reyes, el cual usó su fuero para escapar tranquilamente de la justicia sin que hubiera autoridad alguna que lo pudiera arrestar, hasta que se le removió su fuero demasiado tarde cuando ya había logrado huír. Está también otro caso reciente, el de José Luis Abarca Velázquez, el mismo narco-alcalde del narco-municipio de Iguala culpable de la narco-desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, y el cual podía delinquir en la más absoluta impunidad gracias a su fuero. Y tenemos también el escandaloso caso del gobernador de Sonora Guillermo Padrés Elías, el cual se ha estado carcajeano burlándose de los fallos del Poder Judicial y de las leyes amparándose en la impunidad absoluta que le concede su fuero poniéndolo por encima de la ley, poniendo su fuero como escudo para poder continuar haciendo de las suyas sin que nadie le pueda tocar un pelo. Y estos son apenas unos cuantos casos, se pueden mencionar muchos más, pero con esto el lector se puede dar una idea. A pillos de esta calaña se les puede remover su fuero, pero el proceso es tan burocrático, tan tardado y tan engorroso que para cuando el fuero ha sido removido han tenido tiempo de sobra para huir del pais, en ocasiones con sus multimillonarias y malhabidas ganancias.
Sumado a la aberración del fuero está la otra aberración del sistema político mexicano, la plurinominalidad que permite que puedan acceder a puestos de poder (y por lo tanto a los privilegios que concede el fuero ya sea para delinquir o escapar de la acción de la justicia) a tipos por los que nadie vota ni puede votar directamente ya sea a favor o en contra, habiendo casos verdaderamente escandalosos como el del senador plurinominal Javier Corral del cual hay algo documentado en esta bitácora en una entrada previa. Todos pudimos ver esta grotesca combinación en el reciente drama semi-novelesco que protagonizó Marcelo Ebrard cuando aún siendo miembro del PRD pidió a dicho partido que se le lanzara como candidato a diputado. Como ya se sabe, a Marcelo Ebrard se le ha involucrado en el escándalo de la línea 12 del Metro, un asunto que además de privar a cientos de miles de capitalinos de un transporte que les era indispensable le ha costado al erario del gobierno de la Ciudad de México un daño patrimonial superior a los 17 mil millones de pesos, dinero que tendrá que salir directamente de los bolsillos de los capitalinos, dinero que podría haber sido utilizado para otras cosas más importantes y urgentes. (¿Alguna vez ha visto el lector junta esa cantidad de dinero? ¿Cree el lector que alguna vez en su vida podrá ver junta frente a él esa cantidad de dinero?)
El objetivo prioritario de Marcelo Ebrard, por más que lo niegue (¡y lo ha estado negando cada vez que puede creyendo que los ciudadanos son unos tarugos que no se dan cuenta de sus intenciones!), es convertirse en diputado para así lograr obtener el codiciado fuero que lo puede poner por encima de la ley y de la justicia. Sin embargo, además de pedir ser postulado por el PRD como candidato a diputado, quería ser postulado no como candidato uninominal requiriendo una mayoría del voto popular para poder convertirse en diputado, sino como candidato plurinominal, afianzando así una diputación “a la segura”. O sea, logrando evadir cualquier posible acción de la justicia en su contra, gracias a un cargo logrado sin el voto popular de nadie, ni siquiera el suyo propio.
El problema para el PRD, en caso de haber accedido a las dos peticiones de Marcelo Ebrard, es que inevitablemente se habría establecido una relación directa entre la postulación de Ebrard como candidato plurinominal y los funcionarios emanados del PRD que en el estado de Guerrero estaban directamente aliados con el crimen organizado. Y ese es el tipo de propaganda que nadie quiere en tiempos electorales. Ante tal espectro, en el PRD le dijeron a Marcelo Ebrard: “Está bien, puedes ser lanzado por el PRD como candidato a diputado, pero de ninguna manera podrá ser por la vía plurinominal, tendrás que contender directamente por el voto popular, tendrás que convencer a quienes vayan a votar por tí o a quienes vayan a votar en contra tuya que tú no buscas el cargo para obtener el fueron y escapar así de la acción de la justicia, tu suerte quedará en manos de los electores y a ellos los tendrás que convencer”.
Furioso, Marcelo Ebrard renunció al PRD. ¿Tan seguro estaba de que si contendía directamente por el voto popular nadie iba a votar por él al darse cuenta los electores que su principal preocupación era obtener el fuero para así escapar de la acción de la justicia por el escándalo de la línea 12 del Metro? ¡Y se trata del mismo hombre que todavía hace algunos años, antes del escándalo de la línea 12 del Metro, estaba interesado en contender por la presidencia de México!
Eso hubiera sido el fin del asunto y la suerte de Marcelo Ebrard habría quedado echada. Excepto que en Movimiento Ciudadano, el cual se presenta como otro más de los salvadores de México, le abrió sus puertas a Marcelo Ebrard postulándolo como candidato a diputado, por la vía plurinominal, desde luego, justo lo que Marcelo Ebrard le había estado exigiendo al PRD, lo cual de seguro habrá dejado con la boca abierta a muchos miembros y simpatizantes de Movimiento Ciudadano.
Los políticos, sobre todos los corruptos, conocen de sobra la receta para gozar de la impunidad que se logra con la dupla fuero-plurinominalidad: si hay cuentas pendientes con la justicia se busca primero ocupar un cargo un cargo por la vía plurinominal, “a la segura”, no dejando que los electores sean quienes decidan si se concede tal beneficio o no a un candidato. Una vez logrado el puesto por la vía plurinominal, se obtiene el fuero, y en los años que transcurren desde que se obtiene el fuero y se goza del prescribe la acción de la justicia, de modo tal que cuando se deja el cargo ya no hay delito que perseguir simple y sencillamente porque las acciones que se podrían haber tomado en ausencia del fuero ya prescribieron; y hay muchos delitos en los cuales la acción de la justicia prescribe a los pocos años.
Esto debe ser más claro que el agua: el fuero que se han dado a sí mismos los políticos no es ninguna “vaca sagrada” a la que no se le pueda tocar ni con el pétalo de una rosa. Hoy mismo, si realmente quisieran, los legisladores en el Congreso de la Unión podrían acordar la eliminación del fuero en todos sus órdenes, inclusive eliminándoselo al mismo presidente de la República (después de todo, si el presidente cumple con las leyes que emanan de la Constitución, no tiene necesidad de que se le otorgue ninguna clase de fuero). De este modo, todos los mexicanos, y se subraya todos serían iguales ante la ley, no habría distinciones de ningún tipo, no habría mexicanos de primera (los políticos que tienen fuero, o sea una ridícula minoría que no es ni siquiera el 0.01% de la población, y los que no tienen fuero, o sea el 99.99% restante de la población). Y la gran mayoría de los mexicanos ve con buenos ojos y está convencida de que la eliminación total y absoluta del fuero es algo indispensable para la consolidación de la democracia.
Sin embargo, pese al gran apoyo popular de que gozan las propuestas ciudadanas para que se elimine el fuero, hay una resistencia casi inconcebible tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores a que se toque el tema, con lo cual quienes dicen representar a México están adoptando una postura en la cual no representan casi a nadie más que a ellos mismos y a sus propios intereses.
Para eliminar de una vez por todas y para siempre esa aberración llamada fuero no se requiere el voto unánime de todos los legisladores, para ello basta con que haya una mayoría de votos a favor de la eliminación de esa carta de impunidad. Pero en el Congreso no solo no hay una mayoría de legisladores a favor de la eliminación de esa burla a la misma Constitución, ni siquiera hay una minoría de votos a favor de eliminar el fuero. Eso dice todo.
Si un legislador o un funcionario público es respetuoso y obediente de la ley, fiel al juramento que hizo al tomar posesión de su cargo de que cumpliría y haría valer las leyes del país y que “si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande” (¡ja ja ja!, ¡qué buen chiste!, ¡qué buen rollo!, ¿ante qué instancia se le va a demandar por incumplido?, ¿ante quién se va a poner la denuncia por no haber cumplido con su juramento de toma de posesión?, ¿y quién lo va a castigar “si así no lo hiciere”?, ¿alguna vez se ha aplicado ese precepto a los muchos violadores que ha habido del juramento que dieron?), entonces no debería mostrar ninguna resistencia ni oposición a las propuestas para la eliminación del fuero. Pero el hecho de que la vasta mayoría de los legisladores emanados de los partidos mayoritarios e incluso la vasta mayoría de los legisladores emanados de los partidos minoritarios conocidos como “la chiquillada” ni siquiera consideren someter el tema a discusión en el Congreso y mucho menos agendarlo para lograr al menos un punto de acuerdo sobre el tema revela que casi la totalidad de los políticos están abiertamente en contra de tal posibilidad. ¿Será porque en su gran mayoría los políticos de México se saben corruptos por dentro, se sienten incapaces de poder cumplir y respetar las leyes como los demás ciudadanos, saben que son propesos a incurrir en delitos e inclusive en crímenes serios, y se quieren dejar ese “colchoncito” del fuero para poder escapar de la acción de la justicia en caso de que la cosa se les ponga caliente por haber violado la ley? ¿Qué otra cosa se puede pensar? ¿De qué otra manera explicar su reticencia a tocar el asunto de la remoción del fuero?
Todavía hasta hace poco ningún partido mayoritario se había atrevido a poner el dedo en la llaga, incluyendo aquellos que se han estado presentando como salvadores de la Patria y que pese a sus spots y propaganda que ya parece matraca desgastada en los hechos contradicen sus palabras de “salvación”. Sin embargo, casi como una verdadera e inesperada sorpresa, ha aparecido un partido nuevo que sí ha puesto el dedo en la llaga, y lo ha puesto en forma directa y dolorosa, ciertamente bastante dolorosa para la gran mayoría de los legisladores que ocupan curules y escaños en el Congreso de la Unión, muchos de ellos por los cuales (los plurinominales) nadie votó directamente.
El partido se llama Encuentro Social. Y el mensaje de su spot abogando por la eliminación del fuero está retumbando duro en todos los rincones de México, porque nadie más, ni el PRD, ni MORENA, ni el Partido Verde, ni el PT, ni el PAN y demás partidos mayoritarios se ha atrevido a hablar en torno al asunto del fuero como hoy lo está haciendo Encuentro Social. Ellos son los únicos que están presentando la eliminación del fuero como una exigencia, y cualquier mexicano que tenga en mente la eliminación del fuero como una prioridad para que México pueda seguir avanzando no tiene otra opción más que votar por Encuentro Social, porque nadie más que ellos lo está poniendo sobre la mesa.
El video de Encuentro Social, lanzado el 9 de marzo, se titula “No al Fuero” y en él un famoso comediante de nombre Héctor Suárez se dice feliz de que por fin haya un partido que no haya sido fundado por políticos ni por desertores de otros partidos. Este es el mensaje dirigido a la Nación del vocero de Encuentro Social:
“¡Por fin amigos! Me alegra y me da mucha confianza y esperanza saber que este partido no está formado por políticos y que tampoco fue fundado por desertores de otros partidos. Aquí en Encuentro Social se luchará por desaparecer el fuero que ha sido un pasaporte a la impunidad para cínicos, sinvergüenzas y traidores a la patria. ¡Infórmate!”El hecho de que un hasta hace poco desconocido partido Encuentro Social esté poniendo este reclamo sobre la mesa de negociaciones, y que su mensaje se esté radiando en los principales canales de televisión nacional y en la radio, refleja sin lugar a dudas que México ha avanzado mucho en la construcción de su democracia; hace unas tres o cuatro décadas algo así habría sido imposible, inconcebible, con los medios de comunicación cerrados casi por completo a los partidos minoritarios y a propuestas consideradas tan delicados y polémicas como la eliminación del fuero.
Todavía es muy temprano para saber qué respuesta tendrá en las urnas el mensaje de Encuentro Social. No tiene ni dos meses de que la petición de Encuentro Social para la eliminación del fuero ha estado retumbando en los medios. Pero una cosa es cierta: si muchos mexicanos empiezan a ver con simpatía el hecho de que por fín ya hay un partido que está proponiendo en firme y en serio la desaparición del fuero porque “ha sido un pasaporte a la impunidad para cínicos, sinvergüenzas y traidores a la patria” (¡lo cual es cierto!), una votación copiosa e inesperada de la ciudadanía a favor de Encuentro Social le estaría enviando un mensaje muy claro y muy serio a los partidos mayoritarios, sería como un gancho al hígado reflejando el hartazgo de una sociedad que no se conforma con “spots” bonitos producto de la mercadotecnia que en 30 segundos “salvan” a México llevándolo “del despeñadero al paraíso”. Las ofertas de buen gobierno se demuestran no con palabras sino con hechos, no con “spots” elaborados por gurús del marketing y con promesas deslumbrantes ofreciendo cosas imposibles de cumplir bajo el entorno de una economía sujeta a los vaivenes del precio del petróleo.
Hay desde luego el riesgo de que Encuentro Social, en caso de recibir un gran apoyo de la ciudadanía, termine nutriéndose con desertores de otros partidos que harán que fracase el proyecto bajo el cual nació Encuentro Social, políticos sinvergüenzas y traidores a la Patria que han llevado ya a otros partidos al descrédito. Pero al menos ahora que está empezando, antes de que tenga oportunidad de descomponerse y corromperse como ocurrió con otros partidos de oposición que le han fallado al pueblo, merece una oportunidad para demostrar que es una opción diferente. Y el hecho de que estén llevando a la mesa central de los debates un tema que ningún otro partido político por lo visto quiere tocar demuestra sin duda alguna que Encuentro Social al menos en este asunto de importancia toral para la Nación sí es diferente.
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