La foto de arriba nos muestra a uno de los grandes atletas del siglo pasado, ni más ni menos que el supercampeón de los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, ganador indiscutible del Decatlón, hombre entre los hombres, campeón entre los campeones, único e inigualable, el prototipo del Superman
que todos quisieran ser, el hombre capaz de sobresalir en deportes que requieren de la más excelente fortaleza física, el hombre capaz de aguantarse como los machos todos los dolores y sufrimientos físicos de los que pueda ser objeto el cuerpo humano, dolores que harían desfallecer y desmayarse a cualquiera que no sea un verdadero “macho”. El deportista super-hombre es padre de dos lindas mujercitas, una de las cuales es una chica de nombre Kendall:
La leyenda del macho es un tema mítico que ha sido reciclado una y otra vez sobre todo en países como México en donde el grito de hombría ha sido por generaciones “yo soy muy macho”. Este estereotipo no es privativo de México, en Inglaterra el macho es simbolizado por personajes como el agente del servicio secreto británico James Bond, un hombre de mundo capaz de enfrentarse y derrotar a los peores villanos del mundo y ante cuyos pies se le rinden las mujeres más hermosas fascinadas por su porte elegante y su gusto por los buenos vinos.
Teniendo en mente a ejemplos de excelencia olímpica como el atleta que se acaba de citar, grupos musicales como The Village People compusieron música disco muy en boga en las discotecas de los años setenta y ochenta, piezas dedicadas a plasmar las aspiraciones del hombre ordinario de poder convertirse en el super-hombre, en el hombre-macho que no se doblega ante nada y que se mantiene firme sin importar lo duro que se pongan las cosas. La canción emblemática de The Village People con letra que habla del hombre que quiere ser todo un macho-man) es precisamente Macho Man. La letra original en inglés de dicha canción es la siguiente:
Macho Man
The Village People, 1978
Body, wanna feel my body,
body, baby, such a thrill, my body
Body, wanna touch my body,
body, baby, it’s too much, my body
Body, check it out, my body, body,
baby, don’t you doubt, my body
Body, talking about my body, body,
baby, checking out my body
Listen here
Every man wants to be a macho man
To have the kind of body always in demand
Joggin’ in the mornings, go man go
Workouts in the health spa, muscles grow
You can best believe me
He’s a macho man
Glad he took you down with anyone you can
Hey, hey, hey, hey, hey
Macho, macho man
I gotta be a macho man
Macho macho man
I gotta be a macho
Macho, macho man
I gotta be a macho man
Macho macho man
I gotta be a macho
Body, its so hot, my body,
Body, love to pop my body,
Body, love to please my body,
Body, don’t you tease my body,
Body, you’ll adore my body,
Body, come explore my body,
Body, made by God, my body,
Body, it’s so good, my body
You can tell a macho, he has a funky walk
his western shirts and leather, always look so boss
Funky with his body, he’s a king
call him Mister Ego, dig his chains
You can best believe that, he’s a macho man
likes to be the leader, he never dresses grand
Hey! Hey! Hey, hey, hey!
Macho, macho man
I’ve got to be, a macho man
Macho, macho man
I’ve got to be a macho! (all right)
Macho, macho man (yeah, yeah)
I’ve got to be, a macho man
Macho, macho man
I’ve got to be a macho! All Right!
Body, my body, body, wanna feel my body
Body, baby, body, body, come and thrill my body
Body, baby, body, body, love to funk, my body
Body, baby, body, body, it’s so hot, my body
So hot, yeah my body
Allright
Every man ought to be a macho, macho man
To live a life of freedom, machos make a stand
Have your own lifestyles and ideals
Possess the strength of confidence, that’s the skill
You can best believe that he’s a macho man
He’s the special god son in anybody’s land
hey, hey, hey, hey, hey
Macho, macho man
I gotta be a macho man
Macho macho man
I gotta be a macho
Macho, macho man
I gotta be a macho man
Macho macho man
I gotta be a macho
Macho, macho man
I gotta be a macho man
Macho macho man
I gotta be a macho
I gotta be a macho man
I gotta be a mucho mucho, macho macho man
I gotta be a macho
Otra pieza musical de la época disco que resume la glorificación de aquél afortunado que es todo un hombre (frase inmortalizada por el novelista Miguel de Unamuno en su novela “Nada menos que todo un hombre”) es la siguiente interpretada por Celi Bee:
Macho (A Real Real One)
Celi Bee
Alternating Currents, 1978
(Hello, baby)
Strong, cool,
deceiving
he gets into your life
somehow conceited
knowing just what
he wants
(Coro)
He’s got the macho in his heart (3x)
He’s a
macho!
A real, real one - Macho!
(Hey pretty mama)
Lost in his
ego
Shining like a superstar
Sensual vibrations
can hit you any
time
Coro de repetición...
Macho! - a real , real one (4x)
He’s
got the macho in his heart (4 x)
(I know I got it, baby)
Macho! -
a real, real one (8x)
En la interpretación original de esta canción, la voz que repite “a real, real one” es emitida en un tono acústico notablemente bajo con la voz grave de un “tenor entre los tenores”, simulando una voz muy ronca, la voz de todo un verdadero macho, un macho de a deveras, uno que es “verdadero, verdadero”.
El macho man no solo está moldeado en torno a personajes de aspecto varonil tales como el agente secreto británico James Bond, sino inclusive hasta en juguetes como el soldado G.I. Joe.
En México, el machismo ha sido un fenómeno muy extendido, y la frase predilecta usada por muchos “machos” de barrio es “yo soy muy macho”. Su estereotipo clásico es el del charro valiente, peleonero, pistolero, borracho y llorón (llorón por los efectos de la borrachera, no por ser un cobarde, se aclara), estelarizado por actores varoniles como Pedro Infante, Jorge Negrete, Luis Aguilar y Vicente Fernández. Hay canciones como la que dice “De Cocula es el mariachi, de Tecalitlán los sones; de San Pedro su cantar, de Tequila su mezcal, y los machos de Jalisco afamados por entrones por eso traen pantalones”. Puesto que el machismo afloró primero en México en el imaginario popular mucho antes de que fuera llevado a su glorificación en la música disco con el macho-man, se puede decir que el “macho” es en buena medida una creación mexicana que fijó estereotipos para los machos de otros países.
Regresando a la pieza musical “Macho Man”, a continuación tenemos un close-up de los integrantes del grupo musical The Village People que compuso y pregonó a los cuatro vientos la canción cuya letra se ha dado arriba:
Muy machos, ¿verdad?
Pues no precisamente.
Resulta que los integrantes del grupo Village People no eran hombres a los que les gustaran las mujeres; eran hombres a los que les gustaban los hombres. En pocas palabras, eran homosexuales, eran lo que hoy se conoce como gays. No era posible concluír esto por sus apariciones en el escenario, ya que estos hombres musculosos no se besaban entre sí ni besaban a otros hombres en público, como tampoco se maquillaban ni se vestían como mujeres, se vestían como lo que vemos arriba. Muchas mujeres norteamericanas que habrían deseado pasar por lo menos una noche con cualquiera de ellos acostumbraban decir “what a waste of good meat” (que desperdicio de buena carne). Esto parece ser una cosa contradictoria, porque supuestamente no debería ser posible combinar la imagen del “macho man”, el hombre al que le gustan las mujeres y ante el cual se rinden a sus pies todas las mujeres, y el homosexual a quien le causa asco la sola idea de tener una relación íntima con cualquier mujer. Aquí es importante distinguir entre dos tipos de homosexuales, el homosexual afeminado al que le gusta hablar con voz de mujer, depilarse de cuerpo completo como una mujer, maquillarse como una mujer, y adoptar manerismos de mujer, y el homosexual no-afeminado cuya voz no es disfrazada ni simulada para parecer chillona, no se maquilla como mujer, ni adopta manerismos propios de una mujer. Los integrantes del grupo The Village People popularizaron en buena medida al homosexual que sin hacer a un lado su condición de hombre homosexual sentía que podía asimilar en buena medida las otras características que en el imaginario popular definen al “macho man”. Después de todo, ¿cómo se habrían visto en el escenario dando saltos de ballet vestidos con tutús color de rosa, o sea el ropaje que usan las ballerinas?
Un ejemplo conocido del homosexual no-afeminado que de alguna manera se las arregla para seguir ejerciendo una atracción en las mujeres es el ex-integrante del grupo Menudo, Ricky Martin, el cual decidió “salir del closet” admitiendo libremente su homosexualidad. Después de darse a conocer abiertamente como un homosexual y ligarse como parejas a otros hombres, su carrera artística entre cuyos admiradores se encuentran millares de jovencitas no se ha visto menguada en lo absoluto, ellas ya saben que Ricky Martin es homosexual, pero de cualquier manera siguen abarrotando sus conciertos, y si pudieran (y si Ricky Martin se prestara a ello), pues es muy posible que verían con agrado la posibilidad de ser pareja de Ricky Martin aunque fuese por unas cuantas horas, a sabiendas de que no es posible tener con él una relación a largo plazo no por los compromisos de su carrera artística sino por el hecho de que Ricky Martin no fue hecho para convivir con mujeres, fue hecho para convivir con hombres.
Bueno, si los que popularizaron las notas musicales que glorifican al “macho man” no son al cien por ciento lo que se espera de todo un “macho man” como Jorge Negrete o como el ficticio James Bond, al menos el atleta cuya fotografía abre este artículo sí se puede decir que es todo un hombre macho, ¿no es así?
Pues tampoco.
Resulta que el atleta se llama Bruce Jenner. Es el mismo que hace poco anunció su cambio de vestimenta y personalidad para presentarse ante el mundo entero como toda una gran dama, Caitlyn Jenner:
El cambio fue tan radical y tan trascendente, que en Wikipedia se eliminó su entrada biográfica en la cual se le encontraba bajo el nombre Bruce Jenner, y hoy únicamente se le puede encontrar en Wikipedia como Caitlyn Jenner. Ante el “cambiazo” que dió Bruce Jenner, la madre del atleta (perdón, la atleta) manifestó que estaba “muy orgullosa” por la decisión de su hijo (sin comentarios) y las Kardashian también lo apoyaron en forma casi unánime. A diferencia de casos como el de Ricky Martin que decidió continuar con su vida con su imagen masculina, Bruce Jenner decidió afeminarse en su totalidad, adoptando un porte femenino y un gusto por los maquillajes y la ropa sexy que realcen el lado femenino de su belleza, algo así como una “macho woman”. Al poco tiempo de convertirse en una mujer ya presumía unas pestañas enormes realzadas con peinados matizados con tintes L’Oreal de París, y con las arrugas de la piel suavizadas y difuminadas con cremas Olay e inyecciones de colágeno, todo esto con el objeto de verse espectacularmente bello, que diga, bella.
Sus dos hijas quedaron tristes porque quedaron huérfanas de padre pero sin duda alguna felices porque ahora tienen dos mamás y una doble razón para festejar el Día de las Madres. Habrá que hacer cambios en las ceremonias a futuro, y un caso que tal vez le importa a las hijas es que en las bodas se acostumbra que sea el padre de la novia el que entregue a la hija en el altar, aunque esto se puede arreglar pidiéndole a uno de los abuelos que sea el que haga la entrega de la novia.
A Bruce Jenner, perdón, Caitlyn Jenner, le gusta que le envíen ramos de flores. Le fascinan los perfumes que resalten su porte femenino como los perfumes Carolina Herrera y Paco Rabane así como otros perfumes clásicos como White Diamonds de Elizabeth Taylor, y tiene inclinación por la música romántica. Una de sus ilusiones secretas ha sido ser llamado, perdón, llamada, para participar en una puesta en escena de La cage aux folles (La aula de las locas). Anhela ser invitada a las fiestas de la alta sociedad para aparecer luciendo un enorme corsage presumiendo aretes de color azul cielo con incrustaciones de zafiros. La vuelven loca las noches para damas en los antros en donde aparecen bailando los chicos “strippers” como El Zorro, Wellhung Boy, El Lechero, Johnny Begood, Sansón y otros igualmente apuestos y bien dotados. Agradece las muestras de caballerosidad y cortesía como el que la ayuden a entrar en un carro o salir del carro tomándola con mucha gentileza de la mano, o que le compongan un poema alabándola por su belleza (femenina). Caitlyn ya ha comenzado a enfundarse en minifaldas cada vez más cortas para ir mostrando cada vez un poco más de sus piernas (depiladas), y se muere de ganas por ir a la playa luciendo un breve bikini después de que los cirujanos plásticos y las inyecciones de hormonas femeninas y silicones y colágenos le proporcionen los atributos físicos femeninos que la Naturaleza le negó. No oculta sus ganas de que le gustaría ser siempre el centro de atención y admiración de las miradas, sobre todo las miradas masculinas de hombres guapos y atléticos que sean... pues... lo que era el mismo Bruce Jenner... antes de dar el “cambiazo” a su porte femenino. Irónicamente, Caitlyn no está dispuesta a verse con chicos guapos que le hagan lo mismo que lo que Bruce Jenner les hizo a los suyos. Él, o mejor dicho, ella, quiere la compañía de hombres seguros de sí mismos, hombres en toda la extensión de la palabra que tengan plena confianza en su masculinidad. Nada de “machitos” que después le salgan con que son “machorros”, ¡fuchi, qué asco!. Cosas de la vida.
Para Bruce Jenner, que diga, Caitlyn Jenner, no todo ha sido miel sobre hojuelas. Poco antes de la publicación de las fotos de su ex-esposo Bruce, que diga, de su ahora ex-esposa Caitlyn en la revista Vanity Fair, Kris Jenner resultó no ser tan amable con su esposo (que diga, esposa) como lo fué la comprensiva madre de Bruce (que diga, Caitlyn), Kris Jenner resultó no ser tan liberal y tan “open-minded” como lo presumía en otros tiempos, declarando ante los medios “Bruce vino conmigo un día antes de hacer el artículo (en Vanity Fair). Tuvimos una gran vida, un gran matrimonio. Puede irse a la mierd*. Honestamente, desearía nunca haber conocido a ese hombre. Vete a la mierd*** Bruce”. Palabras que seguramente hirieron la susceptibilidad -la femenina, desde luego- y la delicadeza de Bruce, que diga, Caitlyn. Seguramente ya encontrará por el camino caballeros -que sean verdaderos machos y no hombres que aparenten serlo- que lo tratarán, perdón, la tratarán, con la gentileza con la que se debe tratar a una dama sensible y sentimental.
El problema para Kris Jenner que demostró estar “chapada a la antigüa” y sus hijas y todos los miembros de la familia es que sus vidas no son privadas sino que son bastante públicas en virtud del reality show conocido como la serie televisiva Keeping up with the Kardashians. Las vidas de todos ellos son bastante transparentes, como si vivieran en una pecera, resultándoles casi imposible ocultar nada, especialmente un escándalo como el que se desató cuando el super-atleta super-deportista “macho Bruce” anunció una transformación tan radical como la de Bruce Jenner a Caitlyn Jenner. Como puede suponerse, los “ratings” de audiencia de la serie “Keeping up with the Kardashians” se dispararon hasta el cielo gracias al escándalo sexual del año, lo que llevó a algunos a suponer erróneamente que el episodio Bruce-Caitlyn no era más que una argucia astuta planificada de común acuerdo entre todos ellos para levantar los niveles de audiencia.
El esposo (que diga, la esposa, ya me estoy empezando a confundir) de Kris Jenner, al igual que cualquier otro (o como en este caso, otra) está desde luego en su pleno derecho de hacer con su vida lo que se le antoje. Si quiso convertirse en una atractiva dama de sociedad admirado (que diga, admirada) en toda su esplendorosa belleza, ese es asunto suyo. Sin embargo, actuó en forma muy deshonesta cuando se casó con Kris ocultándole en todo momento lo que le estuvo ocultando por más de dos décadas. Al momento de proponerle matrimonio a Kris, le debería de haber dicho: “Mira, yo quiero casarme contigo, pero en realidad yo siempre me he sentido mujer, me gusta ser tratado como una mujer, tengo los gustos de una gentil dama de sociedad y algún día quiero ser apreciada y tratada con todas las atenciones como desea ser tratada toda una mujer. Aún así, ¿quisieras casarte conmigo?”. De este modo, Kris no hubiera tenido motivos para quejarse ahora, al saber exactamente qué era aquello (que diga, aquella) con lo que se estaba casando. Pero Bruce (en ese entonces) se lo ocultó. Y se esperó más de dos décadas para “salir del closet”. Pobre mujer (nos estamos refiriendo a Kris, no a Bruce, que diga, Caitlyn). ¿Por qué la engañó de este modo su novio? ¿Y para qué tuvo dos hijas con ella (esto es, con Kris)? ¿Para que sus dos hijas en vez de tener un “daddy” (papá) y una mamá tuvieran en cambio dos “mommys” (mamás)?
Lo que le sucedió a Kris con Bruce (Caitlyn) ocurre con mucho mayor frecuencia de lo que muchos se imaginan. Un hombre que se siente mujer por dentro y con fuertes inclinaciones homosexuales se casa con una verdadera mujer (anatómicamente hablando), tiene hijos e hijas con ella, y pasado cierto tiempo la mujer descubre que su esposo la engaña no con la trabajadora doméstica María sino con Mario el lechero, descubre que a esposo le gusta mucho más el plomero José que la secretaria Josefina, y a escondidas le gusta ponerse lencería de mujer, ponerse lapiz labial, usar pelucas con trenzas, usar uñas largas con esmalte, y cosas por el estilo. Es de las pocas cosas por las cuales la Iglesia Católica, la religión que porta el estandarte de la indisolubilidad del matrimonio, otorga la anulación. Esta experiencia desagradable para cualquier mujer (mujer de a deveras, anatómicamente hablando) viene siendo como una especie de castigo por aspirar a estar casada con todo un “macho man” que a la postre le resultó ser todo lo contrario.
Ante lo que para muchas mujeres pueden parecer decepciones, algunos (y también algunas mujeres que sueñan con ser amadas por un hombre apuesto y varonil que no conozca la timidez pero al que tampoco le gusten los homres) posiblemente siguen (y seguirán) en la búsqueda en otros ámbitos de otros hombres apuestos de aspecto varonil que puedan servir como modelos a seguir, todo ello en pos del verdadero “macho”, del verdadero hombre que es todo un hombre. En el pasado no tan lejano se podían encontrar algunos candidatos como el actor-galán Rock Hudson:
¡Todo un hombre! Apuesto, varonil, no se le conocían amoríos con otros hombres, siempre muy cuidadoso de su imagen modelo como un metrosexual, Rock Hudson parecía encuadrar en todos los estereotipos del verdadero “macho” popularizado por Hollywood en los años setenta. Las mujeres de su tiempo se desvivían por él aspirando a compartir por lo menos una noche con el “galán de galanes”. Un verdadero macho, ¿verdad?
Pues no precisamente.
Resulta que Rock Hudson enfermó y murió relativamente joven. Y la causa de su muerte fue una infección a causa del VIH. En pocas palabras, murió de SIDA, y murió de SIDA en una época en la que la pandemia de SIDA cuando apenas empezaba estaba limitada a los hombres homosexuales. Era una época en la que no existía ninguno de los tratamientos modernos para controlar la enfermedad, cuando un diagnóstico de VIH era lo mismo que una sentencia de muerte con una esperanza de vida limitada a no más de unos cinco años en el mejor de los casos. La única manera en la que Rock Hudson pudo haber contraído el SIDA era mediante una relación sexual con otro hombre infectado de SIDA, ya que en ese entonces no había mujer alguna con SIDA que lo pudiera infectar.
Nunca se supo quién fue el hombre que infectó a Rock Hudson con SIDA, ese secreto se lo llevó a su tumba. Tampoco se supo cuántas relaciones homosexuales pudo haber tenido Rock Hudson con otros hombres, ese secreto también se lo llevó a su tumba, pero en esa época los primeros hombres homosexuales que fueron cayendo resultaron ser los que llevaban una vida promiscua con varios hombres a la vez, lo cual explica la rápida velocidad de propagación del virus entre las comunidades de hombres homosexuales.
Lo que sí se derrumbó, indudablemente, fue la imagen de Rock Hudson como un “macho man”, algo que él siempre se cuidó de que ocurriera en el cenit de su carrera como actor galán. En su caso, nada de “macho man”. Su infortunio fue que le tocó vivir en una época en la que el homosexual y el “macho man” eran consideradas cosas completamente opuestas e inclusive antagónicas, él no tuvo la suerte de Ricky Martin y de la hermosa (¡puff!) Caitlyn Jenner.
Casos como los que se han descrito arriba no son casos aislados, hay muchos otros ejemplos más que se podrían citar. Pero esto no es lo importante. Lo trascendente de todo esto, la lección a ser aprendida, es que no hay que dejarse guiar y cegar por estereotipos que terminan derrumbándose al no corresponder con la realidad. El error que cometió Kris Jenner con Bruce (que diga, Caitlyn, aunque en ese entonces se llamaba Bruce) es que cuando se casó con él era la época disco en la cual el ideal de las mujeres era el “macho man”. El “macho man” no es más que un mito, un producto de la mercadotecnia, un ente que carece de existencia propia y que depende de la imaginación fértil de los demás para poder persistir. Es tan real como puedan serlo los musculosos Batman y el Capitán América; esos sí podrían ser unos verdaderos “machos” si fuesen reales. ¿O no?
Es mejor no seguirle. Aunque estén ansiosos por “salir del closet”, es mejor darle cierto respeto a héroes legendarios como Batman y el Capitán América dejándolos encajonados por siempre en las imágenes clásicas que tenemos de ellos como todos unos varones viriles y musculosos admirados por las mujeres de todas las edades, tomando en cuenta que cuando un secreto de un truco de magia es revelado la consecuencia indeseable es que muere con ello la ilusión y la fascinación del entretenimiento que nos proporcionaba. Hay ocasiones en las que es mejor dejar que perdure aunque sea una parte de la ilusión, pero sin perder de vista el hecho de que, ultimadamente, se trata de meras ilusiones con las que queremos ser entretenidos. Ojalá y no nos toque ver nunca una edición especial de una revista de cómics de Superman (o peor aún, una película) en donde estando a solas Supermán con la reportera Luisa Lane le diga en voz baja a Luisa: “tengo un secreto que revelarte” (el secreto no es desde luego su otra identidad como Clark Kent, sino algo más de fondo, algo mucho más íntimo), el comic con una cubierta de revista (cover) sub-titulada “Superman revela su otro secreto” y con Lex Luthor echándole “ojitos” desde lejos a Supermán mientras el superhéroe le susurra el secreto a una incrédula y llorosa Luisa Lane. ¡Eso sí que no!
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