sábado, 30 de enero de 2016

Cárceles norteamericanas, ¿a prueba del Chapo?

A resultas de la espectacular fuga de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” el 11 de julio de 2015 del penal de máxima seguridad El Altiplano que dejó la credibilidad del gobierno de México en el más espantoso ridículo, el Presidente Enrique Peña Nieto ha convertido en una de sus principales prioridades la extradición de El Chapo hacia los Estados Unidos a la menor brevedad posible.

La creencia generalizada es que le será casi imposible al Chapo el poder burlar los sistemas de seguridad de las cárceles norteamericanas, y su escape de una prisión norteamericana será poco menos que imposible.

¿En verdad será tan difícil que El Chapo se les pueda escapar a los norteamericanos como ya lo hizo dos veces en México?

Hace unos cuantos días, a partir del viernes 22 de enero de 2016 para ser exactos, los titulares de las agencias noticiosas norteamericanas fueron acaparados por el reporte de la fuga de tres peligrosos reos en California, Jonathan Tieu (detenido con una fianza de un millón de dólares en octubre de 2013 por homicidio, intento de homicidio y agresión armada), Hossein Nayeri (detenido sin derecho a fianza desde septiembre de 2014 acusado de secuestro, tortura, agresión agravada y robo) y Bac Duong (detenido sin derecho a fianza por intento de homicidio, agresión con arma mortal, posesión de arma de fuego y otros cargos).

A diferencia de las fugas del Chapo en México, la fuga de los tres presos norteamericanos –que no cuentan ni en sueños con los enormes recursos económicos que el Chapo tiene a su disposición- se llevó a cabo con medios convencionales, a la “antigüita”. Se trató de una fuga muy económica, en cuestión de pesos y centavos (o en este caso, en dólares) para la cual ninguno de los reos tuvo que gastar un solo centavo. En la fuga, cortaron primero los barrotes de acero de centímetro y medio (media pulgada), se abrieron paso por los túneles de plomería, y llegaron a una área no vigilada del techo desde donde pudieron descender del techo del penal a la calle usando una especie de soga improvisada. Posteriormente se supo que los tres reos recibieron algo de ayuda de una maestra de Inglés de nombre Nooshafarin Ravaghi, a la cual presuntamente enamoraron y la cual les facilitó un croquis satelital del penal posiblemente a cambio de los favores sentimentales y sexuales que la maestra no podía obtener en casa. Esto es semejante a otra fuga en la cual

El caso de la fuga de los tres reos norteamericanos es semejante al de otra fuga previa ocurrida en Nueva York medio año atrás, el 6 de junio de 2015, en la cual dos asesinos de nombres Richard W. Matt y David Sweat recibieron ayuda de una mujer de nombre Joyce E. Mitchell a la cual enamoraron y presuntamente le dieron a cambio el amor y el placer sexual que no podía obtener con su esposo en casa.

El caso de la fuga de los tres reos en California reviste especial importancia porque se trató no de una fuga de una cárcel ordinaria de algún condado sino de una cárcel de máxima seguridad. O sea, de una cárcel como alguna de varias cárceles a las cuales podría ser enviado el Chapo en caso de ser extraditado hacia los Estados Unidos.

Si no fue tan difícil para tres reos ordinarios carentes de recursos económicos el poder escapar de una prisión norteamericana de máxima seguridad, una prisión entre las prisiones que supuestamente (y erróneamente) se cree que son las prisiones más seguras del mundo, ¿qué les hace suponer a las autoridades norteamericanas que tendrán mayor éxito en mantener recluído a El Chapo que los penales de Puente Grande y El Altiplano de los cuales se fugó El Chapo, considerando que a diferencia de los que se les han fugado El Chapo ha sido clasificado por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo?

Pese a que El Chapo ha manifestado su temor de ser extraditado hacia los Estados Unidos, en realidad una fuga de un penal de máxima seguridad en los Estados Unidos le podría ser mucho más fácil y mucho más económica que sus fugas de los penales de máxima seguridad en México. El Chapo es lo suficientemente inteligente para copiar los métodos usados por otros que ya se han fugado de los penales norteamericanos y ahorrarse una buena cantidad de billetes, aunque en última instancia el costo de la fuga no es asunto importante para uno de los hombres más ricos del planeta.

En estos momentos, para impedir una fuga del Chapo del penal del Altiplano, el Ejército mexicano tiene destacados en torno a dicho penal el equivalente de dos divisiones de infantería motorizada, reforzado todo con tanquetas militares. Ningún penal de máxima seguridad en los Estados Unidos tiene estos niveles de protección, ni siquiera el penal de Guantánamo en Cuba.

En los casos de fuga en Estados Unidos que se han mencionado arriba, un común denominador es que los evadidos han logrado envolver sentimentalmente a alguna mujer a la cual la han enamorado haciéndole las cosas que sus esposos o sus novios no les pueden o no les quieren hacer o dar en casa (vaya el lector a saber qué les hacen a esas mujeres que terminan locamente enamoradas de ellos, solo lo podemos imaginar). En el caso del Chapo, si terminara recluído en un penal de máxima seguridad en Estados Unidos, para él no sería ningún problema el lograr que todas las mujeres que trabajen en el penal caigan rendidas a sus pies. Las capacidades seductoras del Chapo están fuera de toda duda. Ya lo demostró enamorando a la diputada del PAN Lucero Guadalupe Sánchez López que sin importarle los riesgos para su investidura como legisladora y recurriendo a una identidad falsa se fue personalmente hasta la celda del Chapo, presumiéndose que para el equivalente de una “visita conyugal”. Y ya después de su segunda fuga, una muy enamorada actriz Kate del Castillo sin importarle poner en riesgo su recién adquirida ciudadanía norteamericana se trasladó hasta México para poder expresarle en persona su afecto y su admiración al Chapo (se trata de la misma actriz que despreció al principal propietario y accionista de Televisa, Emilio Azcárraga Jean). Si El Chapo escribiera un libro sobre cómo enamorar a las mujeres, sin duda alguna sería un best-seller que rompería todos los récords de venta.

Si además de las dotes y habilidades seductoras del Chapo se le agrega el hecho de que cuenta con una enorme fortuna que le permite enviar regalos caros y finos a cualquier dama (joyería, diamantes, perlas auténticas, abrigos de pieles, etcétera), El Chapo en cuestión de unos cuantos meses tiene el talento y los medios para que todas las mujeres que laboran en el penal estén más que dispuestas a colaborar con él para su fuga de un penal de máxima seguridad en los Estados Unidos.

Y en lo que toca a los guardias y custodios, El Chapo tiene dinero más que suficiente para poder sobornar a cualquier funcionario carcelario hasta el mismo alcaide. En una prisión con 300 guardias repartidos en tres turnos, un maletín con un millón de dólares en efectivo para cada guardia (300 millones de dólares en total) puede ser más que suficiente para convertir a todos los guardias del penal norteamericano en los mejores amigos que El Chapo pueda tener en la historia de dicho penal. Y otro maletín con unos 20 millones de dólares puede ser más que suficiente para que el alcaide del penal le facilite su salida al Chapo por la puerta de entrada principal, hasta llamando una limousina y poniéndole una alfombra roja. Supuestamente, esto no podría ocurrir si los funcionarios de las prisiones norteamericanas fueran incorruptibles. Pero hasta la fecha nunca han tenido entre su población carcelaria a alguien tan rico como El Chapo. Si los norteamericanos creen que son unos santos, la extradición del Chapo a los Estados Unidos puede ser la mejor manera de ponerlos a prueba para que descubran que no son tan santos como creían serlo.

Si al Chapo no le resultaría tan difícil escapar de una prisión norteamericana, considerando todo lo que se ha expuesto arriba, ¿entonces por qué la prisa del Presidente Peña Nieto de extraditarlo a los Estados Unidos?

Hay una ventaja obvia para México. Si El Chapo es enviado a los Estados Unidos y se les escapa (lo cual es muy probable), quienes quedarían en el más absoluto ridículo en esta ocasión serían no las autoridades mexicanas sino las autoridades norteamericanas. México les podría espetar en su cara a los norteamericanos: “¿Pues no que a tí jamás se te escaparía? ¿No que muy muy?”. Y a ellos les correspondería la dura tarea de tener que estar rastreando al Chapo por todo el planeta, no al gobierno de México el cual alegaría haber cumplido ya con su parte al haberles extraditado a El Chapo.

Mantener el equivalente de dos divisiones de infantería motorizadas del Ejército mexicano en torno al penal del Altiplano y reforzar la seguridad del penal con medidas de seguridad que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo se antoja como un desperdicio casi increíble de recursos, todo para mantener custodiado a un solo hombre. Mucho mejor enviárselos a los norteamericanos, ya que están en tan buena disposición de recibir al Chapo. Que ellos paguen la factura. Ya veremos qué tanto puede aguantar el sistema gringo el costo de mantener en prisión al Chapo impidiendo que se pueda escapar como ya lo hizo en México.

Viendo el asunto desde el punto de vista de pesos y centavos, si los norteamericanos no estuvieran dispuestos a recibir al Chapo ya que esto les requeriría pre$upue$tar las enorme$ $uma$ de dinero que tendrían que ga$tar de manera inevitable para mantenerlo bajo su custodia, la alternativa a tener al Chapo recluído en México en el penal del Altiplano enfrentando los mismos co$to$ a$tronómico$ sería hospedar al Chapo en un hotel de cuatro estrellas como el Hotel María Isabel Sheraton, con todos los gastos de hospedaje (barato, unos 275 dólares diarios) y alimentación pagados por el gobierno de México, a cambio de que no intente fugarse de nuevo y con la condición de que se mantenga desligado de los negocios del Cártel de Sinaloa. Lo cual le resultaría a México, dicho sea de paso, en una solución muchísimo más económica que la solución actual que requiere por lo menos de medio millón de pesos diarios por encima de los costos normales de operación tan solo para mantener en pie las medidas de seguridad adicionales y las tropas y tanquetas del Ejército mexicano por la permanencia del Chapo en el penal del Altiplano, justo en tiempos en los que por la caída de los precios de petróleo los ingresos de la Nación andan muy mermados pidiendo a gritos un recorte de gastos en cualquier lado en donde pueda ser encontrado.

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