martes, 21 de marzo de 2017

Esto nunca destaca en noticias de deportados

Hay ocasiones en que dentro de las notas periodísticas no se le dá importancia o pasa desaparecibida alguna cosa que en realidad es el tema central al que se le debería de enfocar y conceder sumo interés porque se trata de lo que a fin de cuentas es el causante directo de lo que trata toda la nota periodística. Un reportaje publicado el 7 de marzo de 2017 en el periódico El Diario de Juárez bajo el título “En segundos, despertó de su sueño americano” es un buen ejemplo de ello. Primero reproduciré aquí la nota sin resaltar absolutamente nada para que el lector pueda tratar de encontrar por sí mismo el verdadero tema central que debería de cubrir el reportaje, y después lo reproduciré nuevamente pero resaltando lo que debería ser el tema central:

A los 19 años despertó del sueño americano de manera súbita y realizarlo en Ciudad Juárez no le interesa. Es la historia de una mexicana que fue deportada de Estados Unidos, luego de pasar cinco meses encerrada en un centro de detención.

Llegó a esta ciudad en medio de la confusión y sin saber qué hacer. “Me aconsejaron quedarme para buscar dónde vivir y agarrar un trabajo, yo opino que Oaxaca es menos peligroso y acá, lo que me han dicho es que hay mucha violencia, secuestran a personas y así, no me gustaría”, dijo López, como pidió ser identificada.

En Oaxaca –de donde es originaria– tenía un trabajo en un restaurante, “sí hay trabajo pero pagan muy poco”, expresó, por lo que consiguió un préstamo con el que vino a Ciudad Juárez y al lado de una amiga, emprendió la travesía hace seis meses.

Cada una pagó mil 300 dólares –25 mil 64 pesos– a una banda de “polleros”, con lo que recibieron una identificación americana para intentar cruzar por el Puente Internacional Paso del Norte (Santa Fe), pero no resultó.

“Me dijeron que iba a estar muy fácil, que en 15 minutos íbamos a estar del otro lado, nada más caminando por el puente; nos engañaron”, expresó con decepción.

Al momento de verse frente al inspector no pudo sostener la mentira, “se lo enseñé y el oficial me dijo que la persona que estaba en la ‘ID’ no se parecía mucho a mí y me empezaba a hacer preguntas y pues le dije que no era mía. Me pasaron a la oficina, de ahí me llevaron ‘al Paso’ y de ahí a Sierra Blanca, donde estuve un tiempo”, dijo.

En el dormitorio F1 del centro de detención en el que estuvo, pasó meses. “El juez nos dijo a mí y a mi amiga que lo que hicimos es una burla para Estados Unidos, presentando la ‘ID’ que no era de nosotras nos dijeron que no está bien, que era una felonía”, expresó.

Mencionó que el centro de detención estaba lleno. “En donde yo estaba, casi todos los días llegaban muchos ilegales, deportados o que intentaban cruzar, de Honduras, Guatemala y El Salvador, había un cuarto donde había 60 personas ó 70, en el dormitorio, le decían el kilo”, recordó.

A pesar de todas las personas en los centros de detención, a ella la deportaron sola, “vinieron por mí a Sierra Blanca como a las seis, de ahí me llevaron ‘al Paso’, me hicieron preguntas, me tuvieron toda la tarde, me explicaron que no podía entrar a Estados Unidos por 5 años. Ahí firmé mi deportación y ya, pero estaba sola”.

Mencionó que los días en el centro corrían lento, comía salchicha, “hot dogs”, salami, espagueti, todo sin sal; avena simple, comida que probablemente no alimentaba de manera nutritiva al bebé que espera; tiene cinco meses de embarazo, los mismos que estuvo en el centro, pero prefiere no hablar de eso.

“Ya lo que quería era que me deportaran, yo nunca había estado en una detención en una cárcel así en México”, externó.

Al momento, las deportaciones de mexicanos no han sobrepasado los límites del promedio regular, que de acuerdo con las estadísticas del Instituto Nacional de Migración (INM), en enero se repatriaron 529 personas; el año pasado en el mismo mes las cifras oficiales indican que fueron 511.

El número de mexicanos deportados en febrero está por definirse, sin embargo muy pocos repatriados llegaron a la Casa del Migrante o a las oficinas de Derechos Humanos, lo que preocupa a los representantes de ambos organismos.

“¿Será que los irán a mandar a todos en conjunto?”, se preguntó el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante.

Mientras tanto las declaraciones del presidente Donald Trump mantienen a las organizaciones en pro de los migrantes a la expectativa de lo que sucederá en los próximos meses, comentó el padre.

Bueno, ahora se reproducirá nuevamente la misma nota pero resaltando con letra de tipo negrita la verdadera noticia detrás de la noticia, con comentarios posteriores puestos más abajo:

A los 19 años despertó del sueño americano de manera súbita y realizarlo en Ciudad Juárez no le interesa. Es la historia de una mexicana que fue deportada de Estados Unidos, luego de pasar cinco meses encerrada en un centro de detención.

Llegó a esta ciudad en medio de la confusión y sin saber qué hacer. “Me aconsejaron quedarme para buscar dónde vivir y agarrar un trabajo, yo opino que Oaxaca es menos peligroso y acá, lo que me han dicho es que hay mucha violencia, secuestran a personas y así, no me gustaría”, dijo López, como pidió ser identificada.

En Oaxaca –de donde es originaria– tenía un trabajo en un restaurante, “sí hay trabajo pero pagan muy poco”, expresó, por lo que consiguió un préstamo con el que vino a Ciudad Juárez y al lado de una amiga, emprendió la travesía hace seis meses.

Cada una pagó mil 300 dólares –25 mil 64 pesos– a una banda de “polleros”, con lo que recibieron una identificación americana para intentar cruzar por el Puente Internacional Paso del Norte (Santa Fe), pero no resultó.

“Me dijeron que iba a estar muy fácil, que en 15 minutos íbamos a estar del otro lado, nada más caminando por el puente; nos engañaron”, expresó con decepción.

Al momento de verse frente al inspector no pudo sostener la mentira, “se lo enseñé y el oficial me dijo que la persona que estaba en la ‘ID’ no se parecía mucho a mí y me empezaba a hacer preguntas y pues le dije que no era mía. Me pasaron a la oficina, de ahí me llevaron ‘al Paso’ y de ahí a Sierra Blanca, donde estuve un tiempo”, dijo.

En el dormitorio F1 del centro de detención en el que estuvo, pasó meses. “El juez nos dijo a mí y a mi amiga que lo que hicimos es una burla para Estados Unidos, presentando la ‘ID’ que no era de nosotras nos dijeron que no está bien, que era una felonía”, expresó.

Mencionó que el centro de detención estaba lleno. “En donde yo estaba, casi todos los días llegaban muchos ilegales, deportados o que intentaban cruzar, de Honduras, Guatemala y El Salvador, había un cuarto donde había 60 personas ó 70, en el dormitorio, le decían el kilo”, recordó.

A pesar de todas las personas en los centros de detención, a ella la deportaron sola, “vinieron por mí a Sierra Blanca como a las seis, de ahí me llevaron ‘al Paso’, me hicieron preguntas, me tuvieron toda la tarde, me explicaron que no podía entrar a Estados Unidos por 5 años. Ahí firmé mi deportación y ya, pero estaba sola”.

Mencionó que los días en el centro corrían lento, comía salchicha, “hot dogs”, salami, espagueti, todo sin sal; avena simple, comida que probablemente no alimentaba de manera nutritiva al bebé que espera; tiene cinco meses de embarazo, los mismos que estuvo en el centro, pero prefiere no hablar de eso.

“Ya lo que quería era que me deportaran, yo nunca había estado en una detención en una cárcel así en México”, externó.

Al momento, las deportaciones de mexicanos no han sobrepasado los límites del promedio regular, que de acuerdo con las estadísticas del Instituto Nacional de Migración (INM), en enero se repatriaron 529 personas; el año pasado en el mismo mes las cifras oficiales indican que fueron 511.

El número de mexicanos deportados en febrero está por definirse, sin embargo muy pocos repatriados llegaron a la Casa del Migrante o a las oficinas de Derechos Humanos, lo que preocupa a los representantes de ambos organismos.

“¿Será que los irán a mandar a todos en conjunto?”, se preguntó el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante.

Mientras tanto las declaraciones del presidente Donald Trump mantienen a las organizaciones en pro de los migrantes a la expectativa de lo que sucederá en los próximos meses, comentó el padre.

Lo que hizo esta mujer es lo mismo que lo que han estado haciendo muchas otras mujeres tales como Elvira Arellano de la cual elaboré algo desde hace casi una década (agosto de 2007) o más recientemente como Guadalupe García de Rayos sobre la cual elaboré en febrero de 2017 una entrada titulada Nueva heroína de la inmigración ilegal. El objetivo prioritario de todas estas mujeres es que los hijos que van a tener nazcan en los Estados Unidos para poder arreglar ellas como madres de ciudadanos norteamericanos su ingreso legal a la Unión Americana obteniendo permiso legal de residencia para trabajar y poder incluso obtener la ciudadanía norteamericana. Cuando son detectadas por las autoridades migratorias norteamericanas y separadas de sus hijos con fines de deportación (a los hijos de estas mujeres que hayan nacido en los Estados Unidos no los pueden deportar porque no es fácil deportar a alguien que sea ciudadano norteamericano por nacimiento), saben muy bien que pueden llamar a la prensa para armar un escándalo presentando un gran drama ante los medios con muchas lágrimas exigiendo que se les permita quedarse en los Estados Unidos con sus hijos nacidos en los Estados Unidos porque la separación familiar es denunciada por esta gente como una crueldad que no debe ser permitida bajo ninguna circunstancia.

En rigor de verdad, todas estas mujeres que cruzan con o sin papeles a los Estados Unidos con la finalidad de que sus hijos nazcan en la Unión Americana como ciudadanos norteamericanos por nacimiento son las culpables directas de provocar la misma separación familiar de la cual tiempo después se quejan tan dolorosamente ante los medios y las organizaciones derechohumanistas pro-inmigrantes. Si sus hijos nacieran en México (en el caso de las mexicanas, aunque también hay guatemaltecas, hondureñas, salvadoreñas, y hasta argentinas en esta situación), entonces tanto las madres como los hijos serían deportados juntos por las autoridades migratorias norteamericanas y no habría ninguna separación familiar. Pero entonces la cosa ya no tendría ningún chiste, porque si sus hijos no nacen en los Estados Unidos entonces no pueden usar la ciudadanía norteamericana de sus hijos para que se les conceda a ellas la residencia permanente legal en los Estados Unidos, y tendrían que hacer su aplicación en los consulados norteamericanos de sus respectivos países viéndose obligadas a esperar muchos años por su “cita consular” cuando les toque su turno en la cola de espera. Si Elvira Arellano logró ser admitida legalmente el 18 de marzo de 2014 en los Estados Unidos, el hecho no puede ser atribuíble simplemente porque las autoridades norteamericanas le hayan dado asilo político como ella hoy asegura (ciertamente en México Elvira Arellano no es ninguna refugiada política porque nadie la está persiguiendo en México por sus ideas ni tiene ella ninguna intención de permanecer en México para fomentar o apoyar algún partido político) como tampoco puede ser atribuíble al hecho de que haya creado un movimiento llamado “La Familia Latina” conformado por padres indocumentados de hijos estadounidenses al que no le interesa promover causa política alguna dentro de México, sino precisamente porque su hijo mayor es ciudadano norteamericano; de lo contrario las probabilidades de Elvira Arellano de haber podido ser admitida nuevamente con mirar a obtener su residencia legal en Estados Unidos si sus dos hijos hubieran sido mexicanos de nacimiento habrían sido iguales a cero. A ella le funcionó su plan, y así es como todavía hay muchos como ella que están a la espera de que el mismo plan les pueda funcionar a ellos también. El hijo nacido en Estados Unidos es el “¡Abrete sésamo!” para que se abran las puertas de dicho país y así poder obtener residencia permanente legal en ausencia de cualquier otra opción.

En la nota periodística citada al principio la mujer que dice ser de Oaxaca no se quejó de que hubiera falta de trabajo en México, reconociendo que ella sí tenía un trabajo en un restaurante pero diciendo “sí hay trabajo pero pagan muy poco”. ¡Pues claro, porque en México no se paga en dólares, se paga en pesos! Hasta los trabajadores asalariados e inclusive los profesionistas en México ganan mucho menos en comparación de lo que ganan sus contrapartes en los Estados Unidos. Si se trata de ganar dólares, pues hay que irse a los Estados Unidos ya sea en forma legal con autorización o ilegalmente, y para poder afianzar la estadía muchos recurren al plan de que sus hijos nazcan en los Estados Unidos. Todo forma parte siempre de un mismo plan. La mujer de la nota se quejó ante los reporteros de que la comida que le daban probablemente no alimentaba de manera nutritiva al bebé que espera; reconociendo tener cinco meses de embarazo, los mismos que estuvo en el centro, pero prefiere no hablar de eso. ¿Pero por qué razón no quiere hablar de su embarazo? Porque ello dejaría al descubierto su plan original, de que el niño que está por nacer nazca dentro de la Unión Americana como ciudadano norteamericano, y de este modo pueda abusar del sistema migratorio (y de los medios de comunicación) alegando que si es deportada de regreso a México entonces ello sería una crueldad extrema de las malvadas autoridades migratorias que insisten en querer separar familias. Pero se repite que con este tipo de planes y actitudes a largo plazo son las mismas madres indocumentadas las que propician la separación familiar que después denuncian con tanta indignación.

Lo más seguro es que, desde antes de trasladarse a Ciudad Juárez, y viendo que la inmigración legal a los Estados Unidos representaba un largo camino de muchos años de espera, la mujer y su novio decidieron embarazarse para tomar la ruta corta y rápida, trasladándose después la mujer hasta la frontera al confirmarse su embarazo para comprarle  a un  “pollero” una identificación falsa con la que esperaba entrar a los Estados Unidos con la finalidad de que el hijo planificado por ella y su novio con el propósito de poder “arreglar papeles” con un hijo ciudadano norteamericano se pudiera hacer realidad. Su plan se vino abajo cuando como resultado de las inspecciones migratorias endurecidas bajo Donald Trump el funcionario en turno se dió cuenta de que la mujer estaba mintiendo. Después de tenerla encerrada cinco meses y al volverse notorio su embarazo, la mujer fue deportada a México para impedir que su hijo pudiera nacer en Estados Unidos, porque aún naciendo en una prisión o un centro de detención el niño sigue siendo un ciudadano norteamericano que a largo plazo le puede ayudar a la mujer y posteriormente a su novio a “arreglar residencia legal”.

Una modalidad de este tipo de mujeres con conocidas como mujeres transfronterizas. Y las autoridades migratorias norteamericanas así como la nueva hornada de políticos moldeados al estilo de Donald Trump ya se dieron cuenta de lo que está sucediendo, y hasta están tomando medidas para impedir que lo que ellos consideran un abuso con el uso de los llamados anchor babies (“bebés de anclaje”, en referencia al ancla de los barcos que los mantiene sujetados a un puerto impidiendo que las corrientes del mar se los lleven lejos) se siga cometiendo. Sobre esto apareció una nota periodística titulada Va Trump vs ‘mamás transfronterizas’ que dice lo siguiente:

El presidente Donald Trump giró instrucciones al Departamento de Seguridad Interna y al Departamento de Estado para que hagan un reporte sobre “las medidas que están tomando para combatir el turismo de nacimientos”, informó The Washington Post.

Esto se refiere a los casos en los que mujeres que no son ciudadanas estadounidenses llegan a Estados Unidos para dar a luz a sus hijos con el fin de que obtengan la ciudadanía, popular queja conservadora a la que expertos migratorios no dan importancia, por considerar el tema un problema menor.

La nueva orden contra mujeres no sólo afectará a las madres de familia, sino que al parecer también a migrantes que utilicen demasiados servicios públicos.

Expertos y defensores de inmigración reaccionaron indignados ante los documentos en borrador del nuevo Gobierno, advirtiendo que, de ser promulgadas, las órdenes ejecutivas podrían perjudicar a ciudadanos estadounidenses que sean hijos de inmigrantes indocumentados y a cuyos padres podría retirarse la asistencia pública.

Aseguraron que cruzar y pagar para dar a luz en aquel país es legal.

“Trump ha cargado su Uzi antiinmigrantes y está disparando otra vez”, dijo Angela María Kelley, experta migratoria en el Centro por el Progreso Estadounidense, un centro de ideas liberal.

“En esta ocasión está dirigiéndose a niños que son ciudadanos estadounidenses que en la escuela han tenido comidas más reducidas. Resulta asombrosa la profundidad del trastorno y el caos que Trump parece empeñado en provocar en nuestras comunidades”.

Ciudadanos automáticos

Según expertos en El Paso, el turismo de partos ha sido practicado por años por millones de mujeres alrededor del mundo que llegan en las últimas semanas de gestación para dar a luz.

Un niño nacido en Estados Unidos se convierte automáticamente en ciudadano y, bajo la ley federal, cuando cumple 21 años puede patrocinar a sus familiares para que obtengan la residencia permanente y, en última instancia, la ciudadanía.

El Centro de Estudios sobre la Inmigración, organización que hace campaña contra esta práctica y que favorece más restricciones a la inmigración en general, estima que 40 mil mujeres visitan anualmente el país con este fin.

‘Es legal’

Ante una práctica común en la región fronteriza las autoridades aseguran que la modalidad no rompe con las leyes estadounidenses actuales.

La ley no prohíbe la entrada de mujeres embarazadas.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), sector El Paso, explicó ayer que no existen leyes o regulaciones específicas que prohíben que una mujer embarazada extranjera ingrese a EU.

“Al igual que cualquier solicitante, el viajero debe demostrar que es ciudadano estadounidense o, si es extranjero, ha superado todos los motivos de inadmisibilidad. No existe un motivo de inadmisibilidad dentro de la ley de inmigración estadounidense que prohíba el nacimiento de un niño en los Estados Unidos”.

Roger Maier, portavoz de CBP en El Paso, explicó que la obtención de cuidado médico es una actividad permitida dentro de la categoría de la visa de visitante temporal (B1 / B2), siempre y cuando el viajero tenga los medios para pagar los costos médicos asociados. Aseguró que “llegar a EU para dar a luz no es un hecho para que un individuo sea inadmisible”.

Si el individuo está entrando con la intención de permanecer más allá del período de tiempo asignado por su visa o para que sus costos de parto sean pagados con fondos públicos podría ser que el solicitante fuera considerado inadmisible.

Modalidad

En El Paso practican alrededor de 40 ginecobstetras que atienden a madres embarazadas locales y visitantes.

Uno de ellos es el doctor Mario Nutis, quien asegura atiende aproximadamente 60 partos de madres mexicanas mensualmente, modalidad que ha observado por años.

Afirma que la mayoría de ellas son profesionales con recursos económicos que saldan sus cuentas en efectivo y una vez tienen sus hijos regresan a residir a México.

“Es muy común para un ginecoobstetra de El Paso atender madres mexicanas o de otras partes del mundo. Se piensa que estas madres quieren aprovecharse del sistema y no es así.

La creencia es que tienen los niños en El Paso para que estos reciban beneficios del Gobierno sin embargo aunque los pequeños sean estadounidenses si no residen aquí no pueden aplicar a dichas ayudas”, aseguró Nutis.

Mientras tanto, la oaxaqueña que presumiblemente -al igual que miles de otras mujeres- se embarazó por cuestiones de mera conveniencia económica para poder arreglar su residencia permanente legal en los Estados Unidos por ser madre de un niño ciudadano estadounidense, tendrá que resignarse a un cambio de planes, quizá a la espera de recibir más dinero de su novio para poder contratar los servicios de otro pollero que la pueda cruzar a los Estados Unidos justo a tiempo antes de que nazca su hijo, porque ella sabe muy bien al igual que muchas otras que si su hijo nace en México entonces no podrá usarlo para obtener la residencia legal en Estados Unidos e instalarse para poder ganar dólares en lugar de pesos mexicanos, que es la verdadera motiviación detrás de todo el asunto y el verdadero meollo de lo cual debería haber hablado la nota.

Lo que se ha descrito arriba con mucha mayor frecuencia de lo que muchos se imaginan. Ahora que el lector ya sabe cuál es la verdadera y más importante noticia detrás de los miles y miles de casos de muchos indocumentados que se cruzan a los Estados Unidos para empezar a ganar dólares y vivir la gran vida del sueño americano, a continuación se dará otro ejemplo de una noticia parecida que ocurrió apenas unos cuantos días de que apareció publicada la noticia anterior. Al igual que en la noticia anterior, trate el lector de destacar por cuenta propia lo verdaderamente relevante en la noticia que bajo el encabezado “Trunca familia hondureña sueño americano; se queda en Chihuahua” apareció publicada el domingo 12 de marzo de 2017 en el periódico El Diario de Juárez:

Una familia de hondureños que vio frustrado su intento de viajar a Estados Unidos decidió quedarse en Chihuahua y regularizar su situación migratoria en México.

Carlos Alberto, relató que hace meses salió de su natal Honduras, junto con su esposa embarazada (ahora de casi 9 meses) y su hija, una niña de 4 años. Aunque el plan era llegar a Estados Unidos, ante la seguridad en la frontera y el embarazo de su mujer, optaron por quedarse en Chihuahua, donde esperan recibir a su segundo hijo que será un varón.

“El plan cuando salimos de allá era cruzar, pero como están las cosas ahorita ya no creemos lograrlo. Queríamos llegar a Ojinaga, yo me iba tirar el tiro, me iba a enganchar a una maleta ¿me entiendes? Ahora el plan es quedarnos en Chihuahua, aquí nos va a agarrar el parto”, comentó Carlos.

Sobre los motivos que los orillaron a salir juntos y en la condición en la que viajan explicó que huyeron de la violencia de las pandillas conocidas como “Maras”, y por la extrema pobreza y falta de oportunidades en su país.

“Está un poco dura la situación por aquellos lados. Más que todo la delincuencia ¿me entiendes?; no puedes vivir en paz con tu familia, porque no es un lugar seguro, hay muchos peligros, pues”. Hay mucha mara, mucha pandilla”, comentó.

El siguiente paso para la familia es conseguir una casa y establecerse, ya que Carlos busca un trabajo como tapicero, oficio que aprendió en su país. Detalló que en México les ha tocado “gente buena y gente mala”, e incluso han recibido discriminación.

Si el lector puso atención, se habrá dado cuenta que la mujer hondureña tenía ya casi los nueve meses de embarazo cuando junto con su esposo y su hija de 4 años intentaron cruzar ilegalmente sin poder lograrlo la línea divisoria entre México y Estados Unidos. Ella no tenía uno o dos meses de embarazo, ya estaba a punto de dar a luz, pero el objetivo al igual que en muchísimos otros casos de muchas otras indocumentadas era que el producto naciera en los Estados Unidos para así poder tener todos un pie dentro de Estados Unidos como residentes legales. Se trataba de una apuesta, pero les falló la apuesta. Ellos solo hicieron lo que muchos otros centroamericanos y sudamericanos les han estado recomendando a otros que hagan porque lo han estado haciendo exitosamente y gracias a ello pueden vivir como residentes legales en Estados Unidos, gracias a ese anchor baby que nació en territorio norteamericano y sin el cual jamás habrían tenido ninguna esperanza de poder arreglar estancia permanente legal en dicho país.

Esta es la familia de hondureños, en donde el embarazo de casi nueve meses de la mujer que junto con su marido vieron truncado su sueño americano es más que obvio:




Dicho sea de paso, considerando la distancia que hay de Honduras a México, el hecho de que esta familia de hondureños haya podido transitar sin problema alguno por la República Mexicana con la finalidad de cruzar hacia Estados Unidos y al no poder hacerlo se pueda quedar en México sin problema alguno con las autoridades migratorias de México debe servir para desmoronar un antiguo mito que muchos medios han estado perpetuando, el mito de que en México se trata mal y se obstaculiza a los migrantes de Centroamérica y Sudamérica que cruzan sin documentación alguna para justificar su estancia legal en México cuando a leguas se puede ver que su objetivo es ingresar a territorio norteamericano violando las leyes migratorias de dicho país. No solo no se persigue en México a la gran mayoría de migrantes indocumentados de otros países que se mueven en territorio mexicano usándolo como trampolín para llegar hasta los Estados Unidos, sino que inclusive se les ayuda y se les proporciona alojamiento y alimento en lugares públicos de los cuales las autoridades migratorias de México conocen de su existencia pero en los cuales jamás han hecho ni hacen redadas de detención de indocumentados, lugares tales como la Casa del Migrante en Ciudad Juárez, o la Casa del Migrante Nazareth en la ciudad de Tijuana del Padre Luiz Kendzierski, o el albergue Hermanos en el Camino en Oaxaca manejado por el Padre Alejandro Solalinde. Si realmente el gobierno de México fuera tan cruel y despiadado con los migrantes indocumentados como muchos medios tanto dentro como fuera de México dicen que es, estos albergues de inmigrantes indocumentados ya habrían sido clausurados desde hace mucho tiempo por las autoridades y sus directores habrían sido arrojados a prisión por varios delitos relacionados con la protección y ayuda al tránsito migratorio indocumentado por el territorio nacional. El hecho de que hayan estado operando por años sin problema alguno demuestra y comprueba que en México no existen cacerías de indocumentados como las que sí se dan en los Estados Unidos sobre todo en la “era Trump”.

La segunda noticia dada arriba sobre la familia hondureña confirma el enorme riesgo en que se incurre cuando se ha tomado la decisión de embarazarse no por la dicha de tener un hijo sino para usar al vástago como medio de presión y chantaje en contra del gobierno norteamericano haciendo que el niño nazca en los Estados Unidos como todo un American citizen: si no se logra lo que se quiere, como en el caso de la familia hondureña anterior, los que pretenden llevar a cabo este plan van a terminar con una boca más que alimentar pero careciendo de recursos económicos para poder alimentar y educar dignamente al nuevo miembro de la familia, sin los dólares en la mano que el gobierno norteamericano se hubiera visto obligado a darles (dinero que a fin de cuentas sale de los bolsillos de los contribuyentes norteamericanos) para la alimentación y educación del niño en caso de haber nacido el hijo de la familia de indocumentados dentro de territorio norteamericano. ¡Una boca más que mantener, pero sin medios para hacerlo! ¿Y ahora cómo le van a hacer? Bueno, en realidad, se puede hablar de un “plan B”, porque estos hondureños no tienen ninguna intención de regresar hasta Honduras en donde por lo visto los que viven en situación económica precaria viven muy mal; se van a quedar en México, se van a quedar en Chihuahua, sin preocuparse por su condición migratoria ayudados por el hecho de que si bien el hijo ya no va a nacer como American citizen, va a ser un mexicano por el solo hecho de nacer en México, y con ello toda la familia podrá reclamar su derecho a quedarse legalmente en México, porque el hijo que tienen es un ciudadano mexicano y como tal no se le puede deportar ni se puede llevar a cabo la separación de familias. En rigor de verdad, México está recibiendo aunque en dosis menores algo de la medicina que muchas madres indocumentadas le están suministrando a los norteamericanos al cruzar hacia Estados Unidos con la única finalidad de que sus hijos nazcan allá recibiendo todos los beneficios y prerrogativas que no podrían recibir ni reclamar sin ningún ciudadano norteamericano como miembro de la familia.

Además de la intención de poder arreglar estancia permanente legal en Estados Unidos argumentando ser el padre o madre de un hijo nacido en los Estados Unidos, hay otras opciones tales como el meterse ilegalmente en territorio norteamericano con la finalidad de enamorar (como parte del plan, sin ningún sentimiento afectivo real de por medio) a una persona que posea la ciudadanía estadounidense y casarse con dicha persona para así poder exigir la entrada argumentando estar casado con alguien que tiene la ciudadanía norteamericana, dentro de una categoría que contemplan las reglas migratorias bajo el rubro de reunificación familiar (que en realidad es el mismo que lo que reclaman aquellos que son padres de hijos nacidos en Estados Unidos), aunque esto ya no es tan fácil porque el ingreso ilegal a territorio norteamericano se está volviendo cada día mucho más difícil de lo que ya era. Inclusive la opción de pedir asilo en calidad de refugiado se está cerrando también porque ya se están dando cuenta de que muchos que se dicen refugiados políticos en realidad son refugiados económicos que no están huyendo de nada y solo buscan mejorar su situación económica. Tras el endurecimiento migratorio norteamericano en contra de la inmigración de cualquier tipo, tanto ilegal como legal, viendo las dificultades para poder inmigrar a Estados Unidos ya sea con la ayuda de un hijo nacido nacido en los Estados Unidos o reclamando entrada alegando la condición de asilado político, en cantidades crecientes muchos de los que estaban llegando a México desde Haití huyendo no tanto de alguna dictadura como la de Jean-Claude Duvalier sino de la extrema pobreza se están asentando ya en la ciudad de Tijuana que los ha estado recibiendo con los brazos abiertos dándoles una calurosa bienvenida, en lo que se conoce ya como el Pequeño Haiti. Considerando lo malas que están las condiciones económicas en Haití, es posible que los haitianos que se están instalando en México aprovechando la bienvenida se encargarán de hacer correr la voz diciéndole a los paisanos que dejaron atrás: “Vénganse a México, aquí está mejor que allá". Así fue de hecho como empezó desde hace mucho tiempo la migración indocumentada de varios países a los Estados Unidos, se fueron corriendo la voz, hasta que los norteamericanos decidieron que había llegado la hora de empezar a cerrar la puerta de entrada votando por alguien como Donald Trump.

Aún con el desmedido endurecimiento que el presidente xenófobo Donald Trump pretende imponer en contra de la inmigración indocumentada, no hay posibilidad alguna de que lo que se ha descrito aquí llegue a su fin en un futuro próximo, porque para que tal cosa suceda sería necesario eliminar de tajo la medida que le concede automáticamente la ciudadanía norteamericana a todo aquél que nace en los Estados Unidos por el solo y simple hecho de haber nacido en los Estados Unidos. Eliminar tal privilegio de la ciudadanía automática no es cuestión de cambiar una sola ley, hay que modificar la Constitución de los Estados Unidos; específicamente, se tendría que eliminar la primera sección de la Décimocuarta Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, ratificada en 1868. Y esto es un asunto tan difícil de lograr, que en toda la historia de los Estados Unidos sólo se han ratificado 27 enmiendas, y de hecho las primeras diez enmiendas fueron ratificadas simultáneamente desde un principio por los mismos autores de la Constitución de “un sólo tirón” en lo que hoy es conocido como “la Carta de Derechos” (Bill of Rights), y aún cuando una enmienda sea aprobada por una mayoría de representantes y senadores en el Congreso norteamericano es necesario que tal enmienda sea ratificada posteriormente e individualmente por al menos tres cuartos de los estados (como Texas, California, Colorado, Utah, etcétera), lo cual es un problema de los mil demonios para quienes pretendan modificar la Décimocuarta Enmienda. Se trata de algo que muy posiblemente no veremos que suceda en el resto de nuestras vidas, y mientras tal cosa no suceda lo único que podrán tratar de hacer tipos como Donald Trump es volver el cruce indocumentado hacia los Estados Unidos en algo muchísimo más difícil de lo que ya es ahora. Por lo pronto, el flujo de indocumentadas con todas las intenciones de que sus hijos nazcan en Estados Unidos es algo que va a continuar por mucho tiempo.

Sin embargo, tomando en cuenta los ejemplos descritos arriba de mujeres que se quedaron con las ganas de que sus hijos nacieran en los Estados Unidos, y tomando en cuenta que el cierre de la frontera norteamericana con México para todo tipo de migración indocumentada es un hecho que no tiene reversa, vale la pena meditar en el riesgo de que el niño que se pretende que nazca en Estados Unidos termine naciendo no en Estados Unidos sino en México o inclusive en otro país más al sur, porque en tal caso lo único que se logrará en vez del “sueño americano” será tener una boca más que alimentar, pero sin contar con los recursos económicos para ello, y del gobierno norteamericano no podrán esperar ya nada, absolutamente nada.

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