miércoles, 15 de marzo de 2017

Otro centenario histórico


Zar Nicolás II de Rusia


Así como 1916 debió de haber sido un año fuera de lo común, históricamente hablando, por la cantidad de centenarios que se conmemoraron el año pasado 2016 (con eventos tales como la Batalla de Columbus que se llevó a cabo el 9 de marzo de 2016 en donde por vez primera un grupo revolucionario armado de México llamado la División del Norte llevó a cabo una incursión militar mexicana dentro de Estados Unidos invadiendo territorio norteamericano, o la Batalla del Carrizal que tuvo lugar el 21 de junio de 1916 en donde el ejército norteamericano fue derrotado por el ejército mexicano, y también la fundación del periódico El Universal con su primera edición publicada el 1 de octubre de 1916, o la creación del Club América el 12 de octubre de 1916 -por esto se llama el Club América, porque fue constituído formalmente el mismo día en que se celebra el descubrimiento de América - y hasta la inauguración el 16 de octubre de 1916 de la Presa del Elefante conocida en inglés como Elephant Butte Lake), también este año se celebran varios centenarios de enorme envergadura que marcaron una huella profunda en lo que hoy somos, como el centenario de la Constitución Mexicana centenario de la Constitución Mexicana promulgada el 5 de febrero de 1917 y que acabamos de celebrar en México hace unas cuantas semanas.

Hoy 15 de marzo de 1917 se cumplen exactamente cien años de la abdicación del Zar Nicolás II, el último monarca de la dinastía de los Romanov, que había regido el Imperio Ruso desde la coronación de Miguel I en 1613. La caída del zar fue resultado de la llamada Revolución de Febrero, cuyo nombre deriva del uso del calendario juliano en el país. Dicho movimiento fue la primera etapa de la Revolución Rusa de 1917, que sería completada por la Revolución de Octubre y pondría en marcha cambios profundos en la sociedad rusa e instauraría el primer régimen comunista del mundo.

Los hechos que llevaron a la abolición de la monarquía y la formación de un gobierno provisional comenzaron el 8 de marzo de 1917 (calendario moderno), en el Día Internacional de la Mujer. En esa fecha ocurrieron protestas en Petrogrado, la capital del imperio, a causa de las penurias económicas y el descontento político que provocó la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial. Las protestas se ampliaron y se declaró una huelga general. El 10 de marzo, el zar dio la orden de acabar por la fuerza con las manifestaciones. El 11 de marzo, miles de personas fueron asesinadas por soldados pero, al día siguiente, la tropa se rebeló contra sus oficiales en hechos inmortalizados por la película El acorazado Potemkin. El 12 de marzo es considerado la fecha de inicio de la primera etapa de la Revolución Rusa.

El día 14 se forma el Soviet (consejo) de Trabajadores y Soldados de Petrogrado, mientras que la vieja clase política que había colaborado con el zar o se había opuesto tímidamente a él se organiza en un parlamento temporal que reemplazaría a la Duma disuelta por orden de Nicolás II. Con la abdicación del zar, ambos organismos logran un entendimiento. El Soviet promete lealtad a la nueva Duma y al gobierno provisional, encabezado por el príncipe Georgy Lvov, pero se otorga a sí mismo el derecho de no cooperar si sus miembros no se ponen de acuerdo. Las primeras decisiones del gobierno provisional fueron la amnistía para los presos políticos, la abolición de la pena de muerte y la confiscación de granos para enfrentar la hambruna que se había desatado. El 16 de abril, llegan a Petrogrado Vladimir Ilich Lenin y sus compañeros bolcheviques que habían estado en el exilio en Suiza. De inmediato, Lenin presenta sus Tesis de abril, en las que llama a continuar la Revolución y al cese del gobierno provisional, bajo el argumento de que “sólo los trabajadores deben mandar”.

Así comenzó la Revolución Rusa, uno de los acontecimientos fundamentales del siglo XX. En noviembre, los bolcheviques tomarían el poder y, con el tiempo, la nueva Unión Soviética se volvería uno de los polos ideológicos del mundo. El sistema económico-social que reemplazó a la monarquía rusa fue la principal bandera utilizada por el nacionalsocialismo alemán para poder convencer a los electores alemanes de llevar al Partido Nazi al poder con la finalidad de impedir que lo mismo pudiera suceder en una Alemania que se encontraba histérica y desesperada tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial; si no hubiera caído la monarquía en Rusia el nacionalsocialismo alemán no hubiera tenido razón de ser y la historia hubiera sido muy diferente de como la conocemos ahora, lo cual permite afirmar que una de las principales consecuencias del fin de la monarquía fue el ascenso de Adolfo Hitler al poder. Tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, durante casi medio siglo, la URSS batalló con Estados Unidos por la supremacía mundial mediante una prolongada Guerra Fría, en una confrontación que incluyó una carrera armamentista y el desarrollo de medios de destrucción masiva que estuvieron a punto de acabar con la humanidad. Esa etapa histórica fue cronicada por Excélsior, periódico mexicano que nació justamente a los pocos días de que abdicó el zar Nicolás II, y de hecho los acontecimientos en Rusia fueron el tema principal de la primera plana de la primera edición, que vio la luz el domingo 18 de marzo de 1917, lo cual marca la celebración de otro centenario histórico memorable para México, razón por la cual en estos días estaremos conmemorando un siglo de El Periódico de la Vida Nacional.

Vale la pena recordar hoy los cien años del alzamiento del pueblo ruso, empobrecido por los estragos de la Primera Guerra Mundial y la inoperancia de su monarquía, así como el surgimiento de un régimen en torno al cual se tejió la utopía de un mundo mejor: la idea de construir una sociedad más igualitaria que aboliera la explotación del hombre por el hombre. Es justo decir que dicha utopía inspiró los más elaborados pensamientos de mentes brillantes a lo largo del siglo XX, pero también dio pie a algunas de las peores atrocidades cometidas por el hombre bajo tipos como el autócrata despiadado con mano de hierro llamado Stalin ayudado por agencias sumamente represivas e inhumanas como la KGB. La Revolución Rusa, que impulsó el estudio del marxismo y la formación de partidos de orientación comunista en todo el mundo, dividió al planeta ideológicamente en dos bandos, que, en nombre de sus respectivos credos, estuvieron dispuestos a acabar con la vida en la Tierra para que no prevaleciera el enemigo. A fin de cuentas, la Unión Soviética se colapsó y se desintegró por la inoperancia del modelo económico marxista que demostró ser un fracaso, dejando al otro bando, a los Estados Unidos, como el bando ganador que hoy es encabezado por un racista xenófobo que odia a los mexicanos al igual que muchos de sus seguidores que lo eligieron como Presidente y cuyos millones de simpatizantes xenófobos y racistas esperan que deje una huella histórica digna de ser recordada en grande dentro de otro centenario a celebrarse en 2117. Solo el tiempo dirá si Donald Trump junto con sus millones de simpatizantes serán bien recordados o terminarán en el lado equivocado de la historia, aunque a los pocos días de haberse celebrado los primeros 50 días de gobierno de este señor hay quienes en México tienen motivos para recordarlo por el resto de sus vidas y convencerse de qué lado de la historia está terminando ya este hombre que hoy encabeza un imperio que siempre se ufanó de ser una mucho mejor opción para el planeta Tierra que el imperio soviético que empezó a formarse hace exactamente un centenario con la abdicación forzada del Zar Nicolás II.

Y exactamente el mismo día y el mismo año en el que en Rusia el Zar Nicolás II abdicó del trono abriendo el camino para vastos cambios históricos que marcaron prácticamente lo más importante sucedido durante el siglo pasado, en México se fundaba la Escuela Médico Militar de la cual empezarían a graduar algunos de los mejores médicos y cirujanos de México, razón por la cual en esta fecha tenemos dos centenarios dignos de ser recordados; aún otro centenario histórico en un año 1917 que sin duda alguna fue rico en sucesos de trascendencia.

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