La estrategia consiste en tomar una muestra de células provenientes del tipo de tejido infectado con cáncer (por ejemplo, células hepáticas provenientes de un hígado atacado por cáncer, o células pancreáticas provenientes de un páncreas atacado por cáncer), llevar dichas células a un laboratorio, y “reprogramar” dichas células a nivel ADN mediante técnicas de biología molecular para que dichas células puedan ser reconocidas como por el sistema inmunológico del paciente como células nocivas, inyectar dichas células reprogramadas en el enfermo en un lugar cercano al lugar en donde se localiza el tumor, y dejar que el propio sistema inmunológico del enfermo empiece a atacar las células cancerosas hasta deshacerse de todas ellas quedando el enfermo en una recuperación total.
Si bien la idea básica de la estrategia es fácil de entender, y era algo que ya se tenía conceptualizado desde hace años, llevarla a la práctica no era asunto sencillo porque no se sabía cómo efectuar el procedimiento de reprogramación de segmentos de ADN de una célula con tales fines de convertirla en algo capaz de ser identificado y atacado por el sistema inmunológico. Llevar la idea a la práctica requirió miles y miles de horas de ardua investigación y experimentación, con el desarrollo de técnicas novedosas en biología molecular que llevaron a más de un investigador a recibir el Premio Nóbel. Esencialmente, se trata de una terapia genética en la que se requiere la capacidad de poder manipular genes individuales dentro de la larga cadena ADN de la célula.
Hace apenas unos cuantos días se acaba de reportar en los noticieros el triunfo de la terapia CAR- T (Chimeric Antigen Receptor) que es capaz de revertir y aparentemente curar por completo en un paciente deshauciado cierto tipo de cáncer en la sangre conocido como linfoma no Hodgkiniano. Anteriormente, el diagnóstico de un tumor de este tipo era considerado una sentencia de muerte, con pocas opciones para tratarlo y mucho menos opciones para curarlo. Un ejemplo de este triunfo médico mediante la biología molecular lo es Dimas Padilla, el cual después de probar su suerte con quimioterapia y con un transplante de médula ósea no logró la cura esperada y ya se daba prácticamente por muerto. Ello hasta que decidió someterse a un tratamiento radicalmente nuevo, el tratamiento conocido como CAR-T. Hoy Dimas Padilla se considera curado por lo menos al punto en el que tiene esperanzas de superar su mal. Antes no las tenía. En el avance reportado más del 80 por ciento de los pacientes con este padecimiento y que recibieron el novedoso tratamiento permanecían vivos al medio año de haber comenzado el tratamiento, cuando únicamente la mitad de los pacientes que fueron parte del estudio podrían haber tenido esperanza alguna de poder estar vivos al medio año de tratamiento. Otro paciente que ahora podría estar muerto de no haber sido por el promisorio tratamiento es Tomas Sandoval,
Los avances y resultados en los 101 pacientes que fueron tratados como parte del estudio fueron reportados el lunes 27 de marzo de 2017 por el Moffitt Cancer Center y MD Anderson, y el Doctor Frederick Locke confirmó que el tratamiento para este tipo de cáncer acaba de ser puesto en la lista para aprobación rápida por la Food and Drug Administration, o sea disponible al público en general.
Desde hace casi un año, el jueves 12 de mayo de 2016, ya había documentado en esta bitácora en la entrada Una cura en puerta para el cáncer del cerebro otro tratamiento promisorio para erradicar por completo las células cancerosas en aquellos pacientes que llegan a desarrollar un agresivo tumor cerebral conocido como glioblastoma, el cual usa el virus de la poliomielitis que es reprogramado genéticamente para estimular el sistema inmunológico para buscar y destruír las células cancerosas del glioblastoma. Aunque las dos técnicas usan rutas diferentes, generalmente hablando el principio sigue siendo el mismo: recurrir a las nuevas técnicas de la biología molecular para reprogramar el ADN y usar dicho ADN modificado para que las células blancas (linfocitos) del sistema inmune puedan encontrar y distinguir las células cancerosas de las células sanas, matándolas como lo harían con cualquier virus o bacteria que haya invadido el cuerpo.
Definida la estrategia general, el trabajo ahora consiste en afinar un poco más las técnicas y procedimientos usando para ellos como “conejillos de indias” a pacientes deshauciados que no tienen nada que perder. Ahora en este 2017 parece que por fin, tras milenios de haber padecido este azote que destruyó millones de familias, tenemos la cura total para cualquier tipo de cáncer al alcance de nuestras manos.
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