viernes, 21 de abril de 2017

Desplome de visitantes mexicanos a USA

¿Quién en su sano juicio quiere ir a un país en donde no será bien recibido?

¿Qué mexicano puede sentirse bien en un país en donde el gobernante por el cual votó el pueblo y del cual emana la política oficial considera a todos los mexicanos con contadas excepciones como criminales, violadores y narcotraficantes?

En la frontera entre México y los Estados Unidos, ya se están reflejando en las estadísticas los primeros resultados de la respuesta mexicana a la retórica xenofóbica del Presidente Donald Trump. En el periódico local, en una nota publicada bajo el encabezado “Cruzan menos de Juárez a El Paso”, se asienta esto:
Los ingresos de peaje en el puente internacional Paso del Norte cayeron 10.5 por ciento en marzo y el descenso continuó los primeros 16 días de abril cuando el desplome fue de 12 por ciento.

Gustavo Elizondo Aguilar, director general y delegado fiduciario del Fideicomiso de Puentes Fronterizos de Chihuahua, dijo que existe una disminución en el flujo de tráfico de Ciudad Juárez a El Paso.

Esto produce una afectación en los ingresos para hacer obra pública en Ciudad Juárez y también a El Paso porque reciben menos afluencia de visitantes y compradores, agregó el funcionario.

Expresó que en marzo del 2016 se tuvo una captación de 13 millones 636 mil 366.58 pesos en el puente Paso del Norte, y en el mismo mes de este año se recibieron solamente 12 millones 337 mil 999.12 pesos.

Esto significa una reducción de 1 millón 298 mil 367.46 pesos y equivalen a una caída de 10.5 por ciento en los ingresos, dijo.

La tendencia continúa en abril: del 1 al 16 de este mes, los ingresos cayeron 12 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, agregó.

Es decir, en este periodo del 2016 se tuvo un ingreso de 6 millones 923 mil 032.11 pesos, y en el mismo lapso del 2017 fueron apenas 6 millones 037 mil 550.35 pesos, informó.
En una entrada previa publicada aquí en Mi Bitácora Diaria el mes pasado (8 de marzo de 2017) titulada “Algo está sucediendo en la frontera”  ya había anotado la observación de una disminución considerable en el número de personas que cruzan los puentes internacionales de México a Estados Unidos, y estamos hablando de personas que cruzan con sus documentos en regla, con sus papeles en orden, nada de indocumentados. Esta baja en visitas a los Estados Unidos se ha convertido en algo cuantificable a través de lo que se recaba en los puentes internacionales por concepto de peaje. En muchos sociólogos y académicos no existe ninguna duda de que la disminución se debe en forma directa a lo que puede ser calificado como el efecto Trump.

En el mismo periódico local, en otra nota publicada bajo el encabezado “A la baja comercio del Consulado por caída en demanda de visas”, se asienta lo siguiente:
Personas que ofrecen diversos servicios a los usuarios del Consulado Americano en la ciudad, se han visto afectados por el desplome de visas emitidas para no inmigrantes en esta frontera, habiendo reducido sus ventas de un 40 hasta un 70 por ciento durante el último año.

Ayer, El Diario dio a conocer que la cantidad de emisiones de este documento cayó en un 32.3 por ciento.

En 2016 se expidieron 117 mil 277 visas de diversos tipos que son 32.3 por ciento menos que las 173 mil 176 que se dieron en 2015, de acuerdo a datos publicados por la oficina de visas de Estados Unidos en su reporte anual.

“Antes, a esta hora se veía todo lleno (11 de la mañana), pero en el último año yo creo que ha decaído mínimo en un 40 por ciento. Fluctúa, hay meses buenos, y meses malos; pero por lo general se nota mucho la diferencia de un año hacia acá”, comentó Beatriz, encargada del restaurante Molcajetes, ubicado en Plaza Nicole.

A través de un recorrido realizado por El Diario a las inmediaciones del recinto en mención, y tras cuestionar a diferentes prestadores de servicios, estos incluso mencionaron que ha sido el triunfo de Donald Trump lo que ha mermado el interés de las personas por cruzar al vecino país.

“A mí me comentó una persona que tiene camiones y que se los trae de Chihuahua para acá que parece que se le vino a pique el negocio, la gente no quiere invertir dinero por el presidente de Estados Unidos”, comentó Armando, quien trabaja en un establecimiento que asesora en Formas Consulares, y que imprime fotografías y presta el servicio de Internet para trámites.

Dijo que en lo que respecta a su negocio y a lo que él ha visto en los demás, la afluencia de clientes ha decaído mucho.

“Antes las citas duraban hasta las 5 de la tarde, ahora para las 3 de la tarde ya no se ven filas, yo creo que porque no hay citas”, dijo.

Por su parte, Mari, una trabajadora de Omnibus, indicó que en su establecimiento es común que los tramitadores se acerquen a pedir costos de transporte para regresar a sus lugares de origen.

“Si ha bajado, apenas esta semana empezó movimiento pero porque era Semana Santa; pero nos damos cuenta que ya no es igual desde hace unos 4 meses”, dijo.
El costo para los mexicanos de una visa de cruce local (visa láser) que sirve única y exclusivamente para visitas de corto plazo a los Estados Unidos (está estrictamente prohibido utilizar dicha tarjeta de cruce local para buscar algún trabajo en los Estados Unidos) es tan elevado que cada vez son menos los mexicanos que quieren invertir su dinero en el pago de un documento que puede ser confiscado en cualquier momento sin causa justificada por un agente migratorio norteamericano malhumorado sin ninguna posibilidad de poder interponer una queja o efectuar alguna apelación ante un superior. Si de ir a compras se trata, también en las tiendas mexicanas se pueden comprar muchas mercancías sin estar perdiendo horas de tiempo en las colas de carros y peatones de los puentes internacionales, y si se trata de ir a pasear en calidad de turista es mejor hacerlo en el mismo México en donde no hay agentes migratorios norteamericanos que le puedan hacer mala cara al turista.

Del mismo modo, el trámite de una visa de cruce local es tan engorroso y tan burocrático que ese tiempo se puede emplear mejor en estar con la familia en casa viendo tranquilamente la televisión. Tomando en cuenta que el efectuar el pago de la visa y el llevar toda la documentación que se pide en el Consulado norteamericano no es garantía alguna de que la visa será concedida, y se repite que no se trata de una visa que pueda ser usada para poder obtener algún trabajo así sea temporal en Estados Unidos sino única y exclusivamente con fines de visita por breves períodos de tiempo, la manera más segura de evitar la posibilidad de perder el dinero del trámite que no es reembolsable es simplemente hacerse a la idea de que al norte de la línea divisoria entre México y Estados Unidos no hay nada que valga la pena ni el coraje que hacen aquellos a los que se les niega la tramitación de su visa y se les niega el reembolso de su dinero tras la negación del trámite.

Si a lo anterior, que ya de por sí era bastante, le sumamos la nueva política racista que el mismo presidente Donald Trump ha implementado en todas las agencias del gobierno federal norteamericano en contra de los mexicanos, no solo los indocumentados sino también aquellos que tienen todos sus papeles en regla y de cualquier modo los echan fuera, resulta lógico que la cantidad de mexicanos que quieren ir por un motivo u otro a Estados Unidos en la franja fronteriza se está desplomando. Esta caída en la afluencia de mexicanos tiene un costo adicional, un costo que lo pagan no los compradores mexicanos sino los comerciantes norteamericanos minoristas que tienen sus tiendas a lo largo del lado norteamericano de la franja fronteriza, muchos de los cuales se encuentran ya al borde de la quiebra. Estas penurias económicas del lado norteamericano, que posiblemente sean el preludio de una era negra que se les viene encima a muchos comerciantes norteamericanos que anteriormente dependían de las ventas a su clientela mexicana, se las deben hoy en buena medida a un solo hombre llamado Donald Trump. A él es a quien le tienen que reclamar, aunque lo más probable es que les cierre las puertas de la Casa Blanca para no escuchar sus demandas, especialmente las demandas de aquellos que votaron por él y hoy se arrepienten de haberlo llevado a la presidencia. Estoy seguro que esa lista de arrepentidos irá creciendo con el paso del tiempo.

Mi tocayo el notable humorista Armando Fuentes Aguirre “Catón”, del cual de vez en cuando colecciono algunos de sus chistes para ponerlos aquí en esta bitácora como en la entrada Chistes de Catón para la Primavera 2017 había dejado en claro que se abstendría de visitar EE.UU. a partir del momento en el que Donald Trump se convirtiera en presidente en caso de ganar las elecciones, y juró no volver a visitar dicho país mientras Trump estuviera ocupando la presidencia. Y no se trata de alguien con aspiraciones a indocumentado que le vaya a quitar ningún trabajo a algún norteamericano haragán que desprecia los trabajos que a fin de cuentas terminan haciendo los mexicanos a falta de quién lo haga, se trata de un intelectual con solvencia económica que siempre había sido buen cliente de centros turísticos estadounidenses. Esto es lo que escribió Catón en relación a su decisión antes de que Trump obtuviera la postulación del Partido Republicano por la presidencia de los Estados Unidos  :

“Siempre cumplo mis promesas, excepción hecha de cuando no las cumplo. Prometí que si Trump era elegido candidato de los republicanos a la Presidencia de Estados Unidos yo dejaría de ir a ese país como protesta por la postulación de ese mal hombre —de ese hombre malo— que tanto ha agraviado a México y a los mexicanos. Mi actitud parecerá ingenua, y aún risible, pero he cumplido la promesa: desde que Trump obtuvo la candidatura me he abstenido de viajar allá. He declinado un par de invitaciones para ir a perorar “al otro lado”: una a Houston, a San Diego la otra. Me abstendré de pisar territorio americano mientras Trump no sea desechado por la parte sana de la nación del norte como se extirpa una maligna buba o un nocivo forúnculo piloso. Ese individuo está desquiciado; no hay conexión alguna entre su cerebro y su lengua. Pienso que cada vez que habla tiemblan sus asesores y jefes de campaña, y tiemblan también la verdad y el buen sentido. Su último desatino —al menos hasta la hora en que este artículo se escribe— consistió en decir con todas sus letras que Obama es el fundador de ISIS, el grupo islámico extremista, y Hillary Clinton la cofundadora. Días antes había insinuado que los partidarios de la Segunda Enmienda son los únicos que pueden frenar a la candidata demócrata. Los partidarios de la Segunda Enmienda son quienes portan armas. Esa declaración de Trump fue interpretada como una imprudente y peligrosa incitación a la violencia política. Abrigo la esperanza de que ese hombre ignorante y prepotente no sea electo. Por desgracia Trump tiene tras de sí a muchos que son como él: racistas, xenófobos, fanáticos de un nacionalismo pedestre y propugnadores de ideas con raíz fascista. No sería la primera vez que un enemigo de la democracia llegara al poder por vía democrática. Sin embargo seguiré abrigando la esperanza de que Trump sea derrotado en la elección presidencial. Y le ofrezco una sincera disculpa a la esperanza por abrigarla en esta temporada de calor canicular… ¿Qué sucede? ¿Han perdido los norteamericanos el sentido de la verdad? ¿No hay ya decencia? ¿Cómo pueden pensar en elegir a un demagogo que no duda en mentir una y otra vez con tal de lograr sus objetivos? ¿Dejó de tener vigencia el principio según el cual Honesty is the best policy?”

Lo anterior lo dijo Catón antes de que se llevaran a cabo las elecciones en Estados Unidos. Ya después de que se hubieran llevado a cabo las elecciones el 8 de noviembre de 2017, tras conocerse el triunfo de Donald Trump, Catón escribió ésto bajo el título “¿Cómo es posible?”:

“Me acerco ya a los 80 años. A esa edad puede uno darse el lujo de tener ocurrencias que a algunos les parecerán de loco y a otros de hombre sabio. Por ejemplo, juré que si Trump era elegido Presidente no volvería a pisar territorio norteamericano, por la forma grosera en que ofendió a los mexicanos y por sus amenazas contra México. Cumpliré mi promesa ahora que la pesadilla se ha vuelto realidad. Digo adiós a los sencillos goces que me hacían ir "al otro lado": mi jubilosa adquisición de libros en Barnes & Noble; mi compra de chácharas en el Dollar Tree; mi búsqueda de lindas antiguallas en el mercadito de los domingos en Port Isabel; mis desayunos en familia en Wendy's; mis solitarios paseos de madrugada por la playa de la Isla del Padre... No extrañaré demasiado esos placeres. En vez de Barnes & Noble tengo aquí a Gandhi y a mis queridas librerías de viejo. En lugar del Dollar Tree poseo la riqueza infinita de nuestros mercados de artesanías. Para suplir a la pulga de Port Isabel están las pequeñas tiendas de antigüedades a las que de vez en cuando voy. Sabrosos son los hot cakes del Wendy's, pero más ricos son los tacos de Los Pioneros en mi ciudad, Saltillo, o el menudo del entrañable Café Viena, o los chilaquiles del Güero de La Herradura. Tan bellas como los paseos por la playa en la Isla son mis caminatas por los pinares del Potrero de Ábrego. Así las cosas no resentiré mucho eso de no volver a cruzar ya nunca la frontera para ir al país vecino. ¿Les parece que exagero? A lo mejor. No tomaré a mal que me tilden de loco: en mi vida he hecho muchas cosas cuerdas de las cuales ahora me arrepiento, y he cometido locuras colosales que hoy me enorgullecen. No creo que por mi ausencia se colapsará la economía norteamericana. Lo que debe preocupar son los efectos que esta elección provocará en el mundo, y concretamente en México. Pero tampoco eso me inquieta demasiado. Uno fue el Trump candidato y otro muy distinto tendrá que ser el Trump Presidente. Recuerden mis cuatro lectores aquel lapidario dístico mexicano: "Aquí vive el Presidente, y el que manda vive enfrente". Pues bien: en la casa de Trump podría ponerse otro cartel que dijera: "Aquí vive el elegido, y el que manda está escondido". ¿Quién es el que allá manda, invisible? Es el poder de las grandes corporaciones industriales y financieras. Ellas son las que en verdad determinan el rumbo de la economía y la política de Estados Unidos. Ese oculto poder no permitirá que Trump incurra en los desmanes que en su campaña prometió. A él nos debemos encomendar, no a las potencias celestiales. Me azora, eso sí, ver que millones de norteamericanos piensan como Trump y son como él: comparten su pedestre nacionalismo, su xenofobia, su misoginia, su racismo, su falta de compasión humana. ¿Así actúan los ciudadanos de una nación que se supone está fincada en los ideales del bien, de la verdad, de la justicia? ¿Qué fue de conceptos fundamentales como los de cooperación internacional, respeto a las minorías, reconocimiento de la dignidad de la mujer, libertad de creencias, y otros del mismo valor? ¿Cómo es posible que ese individuo tan ignorante, tan inepto, de tan pobre calidad humana haya sido elegido para ocupar el puesto político de mayor importancia en el planeta? Con esta elección, que no dudo en calificar de trágica, la historia de Estados Unidos retrocede un siglo. Ese país mostró muchas veces ser el mejor del mundo. Quienes votaron por Trump lo hacen ver ahora como el peor.”

 De éste modo, al ganar Donald Trump las elecciones ese fatídico 8 de noviembre de 2017, los comercios y los centros  turísticos norteamericanos perdieron un cliente mexicano que por lo menos por los próximos cuatro años ya no va a dejar un solo centavo ni en compras ni en viajes ni en nada a los comercios y hoteles en los Estados Unidos.Y así como Catón hay muchos otros mexicanos que ya se están haciendo a la idea de ver al vecino país del norte como un país que no existe, como si hubiera allí un gran hoyo negro que hay que evitar al viajar más al norte hacia Canadá en donde sí se recibe y se trata bien al mexicano.

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