lunes, 10 de abril de 2017

Mexicanos pro-Trump reciben su premio



Como dice el dicho, “el que por su gusto es buey, hasta la coyunta lame”.

Desde el primer día en el que Donald Trump comenzó su campaña en pos de la presidencia de los Estados Unidos, fue bastante claro en relación a lo que piensa de los mexicanos, calificando despectivamente y en forma muy grosera a la gran mayoría de los inmigrantes mexicanos como criminales, narcotraficantes y violadores; y poco después le dió seguimiento a este modo de pensar afirmando que en caso de llegar a la presidencia su primer objetivo sería la construcción de un gigantesco muro entre México y los Estados Unidos para mantener fuera a esos mexicanos indeseables.

Resulta por lo tanto sorprendente que en Estados Unidos hubo algunos mexicanos (no todos, y esto hay que dejarlo muy en claro) que apoyaron en todo lo que pudieron a Donald Trump en su campaña en pos de la presidencia, ¡incluyendo a indocumentados que sabían perfectamente cuáles eran las intenciones de Trump para con todos ellos! En ningún momento pueden decir que fueron engañados, ya se sabía desde un principio del odio de Trump hacia México y hacia todos los mexicanos, si en algo fue bastante explícito Trump fue en esta xenofobia feroz antimexicana, y lo estuvo repitiendo muchas veces. Estos mexicanos que ayudaron de un modo u otro a Trump para que lograra su intención de convertirse en presidente de los Estados Unidos ya están empezando a recibir su premio, y esta es la historia de uno de ellos aparecida en los periódicos a fines de la primera semana de abril de 2017. Se trata de un mexicano llamado Roberto Beristain Cegueda.

Tenía casi 20 años de haber llegado a Estados Unidos en calidad de indocumentado para cumplir el sueño americano, cuya esposa votó por Donald Trump a petición suya. En estos momentos se encuentra en México, porque Donald Trump lo deportó de Estados Unidos. Fue deportado la noche del martes 4 de abril de 2017 (fecha que seguramente nunca se le olvidará por el resto de su vida) por la frontera entre El Paso, Texas y Ciudad Juárez, Chihuahua, luego de unos dos meses de haber sido detenido por su estatus migratorio. Ese fue su premio por haber apoyado a Donald Trump, esa fue su recompensa. Hoy lamenta amargamente haber apoyado a Donald Trump y manifiesta sentirse arrepentido de haber coincidido con su pareja en apoyar a Trump, diciendo mientras aguarda en la Casa del Migrante de Ciudad Juárez: “Que se ponga a pensar en la gente, en los que tienen familia, no nomás todos son criminales y violadores cómo él dice, no es así, hay mucha gente como yo que (...) está casado, tiene su esposa y sus hijos. No tiene ningún récord, no han hecho ningún crimen, pues que vea ese caso, no nos puede sacar así, nomás separar familias porque él quiere sacar a la gente, que cheque antes”.

Con su esposa Helena Beristain, ciudadana norteamericana y con derecho a voto, procreó tres hijos, de 15, 14 y 8 años de edad, a quienes mantenía con el sueldo que ganaba en restaurantes. Su problema se presentó en el 2000, cuando con su mujer llegó a la frontera con Canadá a festejar su embarazo. “Y por equivocación cruzamos la frontera de Canadá y Estados Unidos, nos regresamos inmediatamente y fue cuando nos agarró Migración y me pusieron una deportación". Ante este problema, una abogada en asuntos migratorios le indicó que firmara una deportación voluntaria, y eso fue lo que le trajo sus problemas actuales. "No sabía en ese entonces las leyes cómo eran, no pensé que me fuera a afectar hasta este momento", aseguró. Sin embargo, hace dos años, con el apoyo de otros juristas obtuvo un permiso para trabajar y arregló su seguro social y su licencia de conducir. Pero hace dos meses, al ir a renovar el documento, lo detuvieron porque tenía la deportación pendiente.

“Ella votó por él porque decía que el presidente iba a ser mejor para el país, la economía iba a estar mejor y dijimos ok, respecto a migración dijeron (...) que iban a sacar a gente que tenía récord criminal, que fuera que tenían problemas con la policía, no a gente inocente, y cuando fui yo me arrestaron a mí sin haber tenido ningún delito”, argumentó. “Entonces estamos consternados porque hizo eso”. Luego de este proceso de deportación, Roberto aseguró que su esposa se arrepiente de votar por Trump, porque no era lo que pensaban.

Los problemas que hoy tiene este mexicano deportado, separado de su esposa y de sus hijos y abandonado al garete en un país que hoy ya le es desconocido y en donde hoy está viviendo de la caridad pública como cualquier limosnero, nunca los habría tenido si Hillary Clinton hubiera ganado las elecciones presidenciales.

Hoy Roberto Beristain Cegueda exije a las autoridades migratorias norteamericanas, y especialmente al Presidente Donald Trump, permitirle su regreso para que las cosas sigan igual que antes. ¡A buen santo se encomienda! Se trata de un Presidente xenófobo que una vez que se atrinchera en un modo de pensar por irracional que sea no hay manera de hacerlo entrar en razón, y está dispuesto a matar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte pese a que ya le han advertido que los efectos de tal acción serán desastrosos por lo menos para cuatro estados de la Unión Americana con el potencial de detonar una nueva “Gran Recesión” que terminará asemejándose más bien a una “Gran Depresión”, consideraciones que no le importan al tipo irreflexible que cree poseer la verdad absoluta y para quien las opiniones de los demás no cuentan, y ciertamente cuentan menos para él los pedidos de clemencia de indocumentados deportados aunque no se trate de bad hombres.

Este mexicano que hoy se arrepiente hasta la médula de los huesos haber apoyado a Donald Trump no es el único caso de un mexicano pro-Trumpista que ya recibió su premio por haber apoyado a quien hoy ocupa la Casa Blanca en Washington. Se están empezando a acumular otros casos, y muchos de ellos son como el de Beristain Cegueda, con familia e hijos en los Estados Unidos, lo cual no conmueve en lo más mínimo al racista Donald Trump por tratarse de un mexicano indeseable, uno de los tantos 11 millones que ya había prometido deportar con mano dura ante el aplauso de los patrocinadores blancos anglosajones de las zonas rurales que ven con agrado que Trump sí está cumpliendo su promesa y está siendo implacable con esos mexicanos. Los mexicanos que apoyaron a Trump en su campaña electoral hoy se muestran completamente arrepentidos, y dicen que si tuvieran una segunda oportunidad harían las cosas de un modo diferente, aunque ese arrepentimiento tardío no les va a servir absolutamente de nada, por lo menos en los próximos cuatro años que debe durarle la presidencia a Donald Trump. Están recibiendo su premio del ingrato que así les retribuye la ayuda que le dieron para permitirle llegar a la Casa Blanca. ¿Pues qué otra cosa esperaban?

¡Tengan su premio!



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