miércoles, 27 de diciembre de 2017

La tumba de Santa Claus



La publicación de esta entrada fue retrasada deliberadamente algunos meses para no apesadumbrar el ánimo de muchos chiquillos de habla hispana alrededor del mundo antes de la celebración de las festividades navideñas. Pero habieno pasado ya la fecha de la Nochebuena (24 de diciembre) y la fecha de la Natividad (25 de diciembre), y habiendo encontrado los chiquillos sus regalos bajo el árbol navideño, se puede asentar ésto sin que deba haber temor a malas interpretaciones.

No, esta entrada no es una broma de mal gusto. Realmente estamos hablando de la tumba de Santa Claus. O mejor dicho, del verdadero Santa Claus, el santo que inspiró al personaje mítico que ha adquirido proporciones de leyenda en las mentes de los chiquillos en estas temporadas. Estamos hablando del obispo de Mirra, San Nicolás de Myra.

Resulta que en la primera semana de octubre de 2017 un grupo de arqueólogos turcos anunció al mundo haber encontrado lo que ellos creen que es la verdadera tumba de San Nicolás. Hasta meses recientes se tenía la creencia de que cuando los musulmanes conquistaron Anatolia, un grupo de cristianos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia, en donde los restos del santo hasta la fecha son venerados en una ciudad en donde se le han adjudicado tan milagros al rezarle a este gran santo, razón por la cual su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Pero si los arqueólgos en Turquía están en lo correcto, los restos del santo permanecen en Turquía.

La historia es ésta: los restos de San Nicolás descansan en una iglesia de Demre, provincia de Antalya. De acuerdo con el jefe de Autoridad de Monumentos de la zona, Cemil Karabayram, un aposento desconocido todavía hasta meses recientes fue descubierto durante estudios arqueológicos que revelaron algunos huecos por debajo. Y, aunque tradicionalmente se cree que el cuerpo de San Nicolás fue exhumado y conducido desde Turquía hasta la Basílica de San Nicola, en Italia, no obstante, con los arqueólogos consideran que con los nuevos hallazgos existe la posibilidad de que en 1087 se hayan tomado los restos equivocados. "Hemos obtenido muy buenos resultados, pero las obras reales empiezan ahora. Llegaremos hasta abajo y tal vez encontremos el cuerpo intacto de San Nicolás", comenta Karabayram.

Pero si los restos de San Nicolás realmente nunca salieron de Turquía, ¿entonces a quién han estado venerando todos estos siglos los devotos católicos de Italia? ¿A quien le han estado pidiendo milagros creyendo que era San Nicolás sin serlo? ¿Un desconocido que ahora resulta que sin ser San Nicolás es muy milagroso, inclusive mucho más milagroso que el verdadero San Nicolás que los arqueólogos creen que nunca salió de Turquía?

Cabe desde luego la posibilidad de que, independientemente del personaje cuyos restos hayan sido llevados de Turquía hasta Italia para salvar los restos del santo de la furia de los fanáticos musulmantes (los cuales eran tan salvajes y despiadados como sus émulos de hoy que militan en las filas de los comandos terroristas del Estado Islámico), los milagros haya sido producto no por la intercesión del individuo que está enterrado en Italia, sino por la inmensa fé que los creyentes que han acudido a pedirle milagros habían depositado en él. Después de todo, fue el mismo Jesús de Nazareth quien en un pasaje bíblico le dice a una mujer que acaba de ser beneficiaria de un milagro cuando Jesús fue tocado por ella cuando él estaba mirando hacia otro lado: "Tu fe te ha salvado".

Cabe también la posibilidad de que, para los creyentes, esto es, los chiquillos creyentes, San Nicolás, transformado ya en Santa Claus por la magia de la fé de los chiquillos, haya tomado un trineo para trasladarse hasta Italia tomando el lugar ocupado por los restos de alguien que no era él, y de éste modo Santa Claus, perdón, San Nicolás, seguiría en Italia y no estaría en Turquía. Habrá que esperar a que los arqueólogos continúen con sus excavacioens en Turquía hasta llegar a lo que creen es el verdadero repositorio de los huesitos del verdadero Santa Claus. Si en lugar de encontrar restos humanos se encuentran los restos de un reno, seguramente quedarán más que sorprendidos, y abandonarán la arqueología para dedicarse a otra profesión u oficio, algo así como monjes benedictinos o frailes franciscanos. Creyentes al cien por ciento en la leyenda de Santa Claus, desde luego, al igual que los chiquillos.



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