lunes, 27 de abril de 2020

El PRIAN en Chihuahua



Antes del PRIAN, el prigobierno


Hubo un tiempo, no muy distante, en el que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no perdía ninguna elección, ya fuese porque postulara a alguien muy popular y carismático como Adolfo López Mateos, o porque recurría rutinariamente a la práctica del fraude electoral al estar las elecciones controladas en su totalidad por los mismos órganos del prigobierno que tenía las riendas del poder en sus manos (generalmente, a través de la Secretaría de Gobernación), siendo imposible ganarle limpiamente en elecciones libres y democráticas. En esos tiempos de la hegemonía, cada presidente en funciones escogía personalmente por la práctica del "dedazo" al próximo presidente que sería su sucesor, postulado en automático por el PRI una vez develada la identidad del "elegido" (designado como el tapado mientras nadie supiese su nombre) inclusive sin tener que tomar para nada en cuenta el parecer o el sentir de las "bases" porque así como la democracia en los cambios de mando en la presidencia de México era una ficción, también lo era al interior del mismo PRI en donde no había elecciones democráticas para escoger al mejor candidato. Era una bien aceitada dictadura desde arriba hasta abajo, disimulada como una democracia para darse legitimidad y autoridad "moral" sobre la cual sustentar su forma de operar.

El prigobierno, bautizado por Mario Vargas Llosa como La dictadura perfecta, era una cuasi dictadura sin tirano vitalicio, afianzada e irremovible merced a un control absoluto de los procesos dizque democráticos, que duró siete largas décadas sin intención alguna de "soltar" la presidencia de la República a ningún otro partido que no fuera el PRI, el "partido de estado" como lo era en la Unión Soviética el partido comunista. Era una democracia de opereta en la que nadie creía, en una época en la que nadie con aspiraciones de servicio público podía hacer una carrera en la política estando fuera del PRI.

La democracia simulada en México empezó a desbarrar cuando tras la masacre de Tlatelolco en 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, el sucesor del presidente genocida Gustavo Díaz Ordaz resultó ser (por dedazo presidencial directo) un populista llamado Luis Echeverría Álvarez, quien ya en el poder se convirtió en culpable y autor intelecutal de otra masacre atribuíble al estado mexicano, la del
Jueves de Corpus. Tras dicha masacre, que quedó impune, Echeverría Álvarez condujo a la economía nacional a un despeñadero económico que terminó devaluando al peso de 12.50 por dólar a 20 pesos por dólar. El descontento popular en contra del PRI al evidenciarse signos de locura en Luis Echeverría Álvarez al acercarse el final de su sexenio era evidente (más sobre esto en el libro Los Ultimos 91 Días de Carlos Loret de Mola, publicado por editorial Grijalbo), pero no se le podía "castigar" en las urnas al PRI porque el PRI, siendo una dictadura de partido, no tenía ninguna intención de soltar el poder a ningún partido de oposición.

Precisamente porque el PRI se aferraba tercamente al poder en todos los niveles de gobierno no permitiendo que en ninguna elección en ninguna parte de México se cediera en elecciones democráticas así fuese una humilde alcaldía a cualquier partido de oposición ya fuese de derecha o izquierda, fue entonces que el principal partido opositor, el PAN, anunció que no contendería en las elecciones presidenciales de 1976 en las cuales José López Portillo (nieto de un diputado porfirista llamado José López Portillo y Rojas) tenía asegurado su triunfo no porque el prigobierno tuviese un control total sobre todos los procesos electorales sino porque no hubo ningún otro contendiente excepto el candidato oficial. El único candidato fue el candidato oficialista, no hubo ningún otro, ya que toda la oposición en México se rebeló a seguir siendo comparsa del régimen presidencialista de aquél entonces. Desde luego, el llegar sin haber sido validado por el voto de una mayoría de los mexicanos le quitó su legitimidad a José López Portillo como "presidente electo" (¿electo por quién, por el presidente en funciones?), una humillación mundial que puso de rodillas al PRI por vez primera en la historia contemporánea de México, cuando se celebraron las elecciones federales de 1976. Con el mensaje dado al prigobierno por los partidos de oposición de que en elecciones presidenciales futuras los candidatos presidenciales del PRI tampoco tendrían contendiente alguno dispuestos a servir al sistema de cómplices paleros en caso de insistir el PRI en mantener un monopolio absoluto del poder sin concederle espacios importantes a la oposición.

De este modo, nuevamente por dedazo presidencial directo, Echeverría Álvarez escogió como su sucesor sexenal a un verdadero payaso, frívolo y despilfarrador, José López Portillo, corrupto hasta la médula, el cual terminó destruyendo la economía nacional, y el cual también al acercarse el final de su sexenio empezó a dar síntomas de locura al igual que su predecesor que lo puso en la presidencia. Consumió y despilfarró los ingresos derivados del descubrimiento de gigantescas nuevas reservas de petróleo en los estados de Veracruz y Tabasco (justo cuando el precio del petróleo había subido considerablemente a causa del embargo petrolero árabe) tirando el dinero en proyectos faraonicos e inútiles endeudando al país con la mayor deuda externa del planeta que llevó a México a una otrora impensable moratoria en agosto de 1982 poniendo al país al borde de la insolvencia teniendo que acudir a su rescate el Fondo Monetario Internacional antes de que México se declarase en bancarrota. El candidato López Portillo que fue "legitimizado" del modo más ridículo posible por el gigantesco aparato propagandístico del oficialismo terminó destruyendo la economía nacional asume la responsabilidad histórica por haber hundido a México, pero de cualquier modo el PRI tuvo que asimilar la responsabilidad del daño causado en dos sexenios presidenciales desastrosos habido el hecho que el pueblo de México no fue el que se equivocó puesto que fue el mismo aparato gubernamental priista el que escogió tan nefastos candidatos como seguros sucesores y continuadores de la obra del prigobiernoen, dos nefastos presidentes priistas que aún se les recuerda mal.

Los dos sexenios sucesivos de Luis Echeverría Alvarez y José López Portillo terminaron siendo conocidos como la docena trágica en referencia a la tragedia mexicana que le costó la vida al presidente Francisco I. Madero, representados por un estilo de gobernar ridiculizado en un libro de Luis Pazos titulado El rey populachero un cuento político escrito para criticar el populismo mexicano que relata cómo el soberano de un reino imaginario sin graves problemas económicos, provoca una crisis sin solucionar, debido a sus insensatas decisiones y su obsesiva búsqueda de popularidad.

La humillación mundial de José López Portillo de haber llegado a la silla presidencial como el único candidato en la boleta electoral en lo que -gracias a la ausencia de la oposición en las urnas quedó desnudado como una vil simulación de democracia- era una verdadera dictadura de partido, fue lo que movió a López Portillo a impulsar una reforma electoral realizada durante su mandato presidencial, la cual aumentó el número de miembros de la Cámara de Diputados a 400: 300 electos electorales de un solo escaño por voto plural (uninominales ) y 100 elegidos de acuerdo con la representación proporcional ( plurinominales ). En efecto, sin quitarle al PRI nada de lo que ya tenía pero creando más posiciones dentro del Congreso de la Unión disponibles para la oposición, López Portillo abrió un espacio para que la oposición tuviera un acceso al poder en el Congreso de la Unión.

Anteriormente, el principal opositor al PRI, el Partido Acción Nacional (PAN) se tenía que conformar con las migajas que le quisiera dar el presidente de México en cualquiera de los rincones del país, por lo que era visto como un simple palero haciéndole comparsa al PRI para poder sostener la ficción de una (falsa) democracia. Pero en esta ocasión fue diferente. Aunque en el voto directo (con el nombre de los candidatos puestos en la boleta electoral) no ganara candidato alguno de la oposición al llevarse a cabo el conteo de los votos, se garantizaba que en base al porcentaje de la votación obtenida por el PAN habría unas cuantas sillas reservadas en el Congreso de la Unión como una especie de "premio de consolación". O sea, un incentivo para competir en las urnas. Al PRI no le convenía dejar "morir" a los partidos de oposición por falta de interés en caso de no tener nada que ganar. Se les garantizaba presencia con una cantidad limitada de bien pagados puestos públicos en el Congreso de la Unión. Sin embargo, la silla presidencial en sí quedó completamente fuera de estas concesiones (concertacesiones) porque para poder llegar a ella no se podía acceder por votación proporcional, se tenía que llegar necesariamente por voto mayoritario. Y como el gobierno federal tenía en sus manos el conteo de votos y el control de los procesos electorales, la presidencia de México seguía siendo algo que el PRI no tenía intención alguna de compartir con ningún candidato surgido de la oposición. En "las alturas" del oficialismo, existía la certeza de que si el PRI salía de la presidencia perdiendo el poder y con ello el control de los fraudulentos procesos electorales, ello significaría la muerte del PRI.

En realidad lo que muchos mexicanos querían en los setentas no era algo "plurinominal" basado en una proporcionalidad con la que pudieran convertirse en diputados y senadores políticos de oposición cuyos nombres ni siquiera aparecían en las boletas electorales, sino una verdadera democracia con un conteo de votos sin incurrir en fraude alguno. Se creía que como el PRI se había sostenido ya demasiado tiempo en base al fraude electoral, teminando con la práctica del fraude empezarían a compartir las riendas del poder hombres elegidos en las urnas directamente por el pueblo (en ese entonces no existía el Instituto Federal Electoral.) Sin embargo, al ver que se le garantizaba una cierta cantidad de "migajas", la oposición (el PAN) aceptó tácitamente esta entrega promovida por el presidente de México, López Portillo, como una especie de "acuerdo" no escrito pero aceptado por ambas partes como algo con lo que se podía seguir manteniendo un acuerdo de pseudo-democracia. En realidad, en este primer gran acuerdo tácito no-verbal fue cuando empezó a nacer esa simbiosis que hoy llamamos PRIAN, cada partido viendo siempre por sus propios intereses pero cuidando de no afectar ni tocar los intereses del otro, una especie de respeto pactado entre mafias a las que solo les interesan sus propios intereses y no los del pueblo por el que dicen "luchar".


Chihuahua se rebela en 1983


Lo que ocurrió a nivel federal eventualmente tenía que trascender y reflejarse en los estados. Empezó con la entrega en el Congreso de la Unión de diputaciones y senadurías que antes le eran inaccesibles a la oposición en elecciones limpias, mediante la figura plurinominal. con cuotas de poder al alcance de partidos minoritarios mayores como el PAN, dándole con ello poder a las mafias al interior de los partidos de oposición porque correspondía a cada partido escoger cuáles de sus candidatos iban a la segura por la vía plurinominal. En Chihuahua se empezó a consolidar una oposición más fuerte en contra del PRI (que era lo que el PRI en esos momentos realmente quería, una oposición creíble para hacerle el juego al sistema). Y la verdadera oposición, no simplemente una oposición cómplice que sirviera de comparsa, se empezó a dar en los estados del Norte como Baja California y Chihuahua. El simbolismo de que fue precisamente el estado de Chihuahua en donde se dió la Revolución de 1910 que terminó derrocando al dictador Porfirio Díaz con los Tratados de Juárez no pasó desapercibido para el PRI, y cundió el pánico ante el temor de que una revolución democrática al estilo de la encabezada por el reformista Boris Yeltsin en la URSS pudiera terminar en el encarcelamiento de prominentes priistas corruptos como los líderes sindicales charros y políticos corruptos que habían amasado amasado fortunas multimillonarias al amparo del poder en plena impunidad. Esta terrible posibilidad puso a pensar al priismo en la ventaja de concertar "acuerdos" con la oposición cesionándoles a los estados rebeldes incluso alcaldías importantes. Era la manera de unos pillos de poder protegerse a sí mismos y no ser llamados a cuentas ante la justicia en caso de haber alternancias en el poder. Esto explica el por qué todavía hasta nuestros tiempos ha sido extremadamente difícil acabar por completo con la muy abusada figura del fuero.

Queriendo aprovechar el creciente descontento popular en contra de las administraciones priistas que habían provocado las grandes devaluaciones del peso hundiendo al país en una ola nunca antes vista de corrupción e impunidad, el PAN en Chihuahua, con el apoyo de la clase empresarial, postuló como candidato independiente a un oportunista desconocido llamado Francisco Barrio Terrazas (en realidad Barrio Terrazas primero se postuló como candidato independiente por el Frente Cívico de Participación Ciudadana, y pocos días después el PAN anunció que lo arroparía con sus siglas.)

En las elecciones estatales llevadas a cabo en Chihuahua en 1983, la sacudida para el PRI fue mayúscula con su despertar a su nueva realidad. En una votación cuyo conteo fue cuidadosamente vigilado y escrutinizado por la oposición, en julio de 1983, contra todo lo esperado, el candidato priísta Santiago Nieto Sandoval fue derrotado por la oposición en una de las ciudades más grandes del norte de México, mientras que Luis H. Alvarez ganó la alcaldía de Chihuahua. Los resultados generales envalentonaron al PAN, ya que se avizoraba que atizando el descontento popular en contra del prigobierno, en las elecciones de 1986 se le podría arrebatar al PRI la primera gubernatura que pudiera perder el PRI en la historia de México, con lo cual se podía estimular una rebelión de electores en todo México en contra del PRI que le pudiera costar al PRI de modo inevitable la misma presidencia de la República en 1988.

Los resultados de las elecciones de julio de 1983 en Ciudad Juárez fueron una sorpresa completa para muchos y en particular para los medios de comunicación. Ninguno de los más importantes llamados periódicos nacionales predijeron el resultado de las elecciones en varios de los municipios del estado de Chihuahua. En los meses previos a la elección, el PAN fue sólo el retador, el partido con algunos triunfos aislados en el país y nada más que eso. Excelsior, uno de las más prestigiados y viejos periódicos de la capital del país ignoró las campañas electorales previas y solamente dedicó una nota destacada al asunto después del 3 de julio, en la cual se daba como ganador de las elecciones municipales de Ciudad Juárez a Francisco Barrio. Proceso, posiblemente la revista política más importante y con mayor credibilidad en ese momento, no dio cobertura a las campañas en ninguna de las ciudades chihuahuenses. En general, las actividades electorales previas estuvieron ignoradas y aisladas del resto del país; Chihuahua se convirtió en noticia solamente con la derrota del partido oficial. La prensa de El Paso, la texana ciudad vecina, no dio cobertura a las campañas de mayo a julio; ni El Paso Times ni el El Paso Herald Post incluyeron notas sobre el asunto, por lo menos en su primera plana. Durante julio, solamente se publicaron tres notas sobre la derrota del PRI en cada uno de estos dos periódicos. Pese a esta lejanía generalizada de los medios, después del fracaso del PRI, éstos trataron inmediatamente de explicarse lo que había ocurrido, y que en esos momentos sonaba inexplicable.

Después del 10 de julio, los intentos de explicación periodísticos e incluso las teorías de los que pudieran considerarse analistas (oficio prácticamente inexistente en esos tiempos), se centraban en dos factores.

De acuerdo a la prensa capitalina, el triunfo del PAN fue el resultado de una rebelión de las clases medias contra el gobierno. Otra hipótesis, no suficientemente probada, sostenía que detrás del PAN estaban la mano y los capitales de los mayores empresarios y banqueros del estado. Por otra parte, para la prensa local y algunos analistas políticos juarenses, el triunfo de Barrio fue solamente la respuesta de los votantes ante la corrupción y los errores gubernamentales. De acuerdo a esto, los ciudadanos no votaron por Francisco Barrio, sino contra el PRI, lo cual constituía una forma de venganza que luego habría de ser conocida como voto de castigo y que en ese momento se presentaba de manera espontánea, en una población largamente acostumbrada a la simulación sostenida por el PRI.

Antes de 1983, las campañas para la alcaldía juarense eran en general pacíficas, predecibles y sin incidentes. Con un PRI siempre vencedor y con una oposición sin recursos, las campañas eran siempre una repetición de una historia ya conocida. El año de 1983 fue la excepción: de mayo a julio, las primeras páginas de todos los periódicos juarenses estuvieron ocupadas por notas, reportajes y artículos sobre las elecciones. Diario de Juárez, el más importante de la ciudad en ese momento y el segundo en circulación en el estado, con un tiraje de 25,000 a 30,000 ejemplares en una población de 900,000 habitantes, dedicó un importante espacio de sus primeras planas a la cobertura del proceso. Durante el mes de mayo, Diario publicó 44 notas relacionadas con el tema; en junio el número creció a 78, lo cual significaba casi tres notas diarias en primera plana. Nunca en la historia política de Juárez una elección había sido cubierta con esa intensidad y profundidad. Otros periódicos como El Fronterizo y El Correo también dedicaron sus primeras planas a la cobertura de la campaña. Durante los meses de mayo y junio, los dos candidatos de PRI y PAN (Santiago Nieto y Francisco Barrio) estuvieron siempre en las páginas de los periódicos,


1988: prueba de fuego para el prigobierno


El sistema fue puesto a una prueba muy dura en las elecciones presidenciales de 1988. Los comicios de 1988 han sido considerados por casi todos los actores y observadores políticos de México como el episodio clave del momento político que atraviesa el país en el fin de siglo. La elección federal de 1988, en más de un sentido, constituye una elección crítica que puede analizarse desde muchas perspectivas.

Los resultados oficiales de las elecciones federales de 1988 constituyeron una paradoja política que es necesario entender con claridad si se quiere comprender el momento político de México: por una parte, arrojaron una victoria apabullante para el Partido Revolucionario Institucional (PRI); por la otra, son parte integral de una severa crisis del sistema de partido hegemónico que durante décadas ha imperado en México. Una anécdota política sirve para ilustrar las dimensiones de la paradoja. Cuando la polvareda de la jornada electoral aún no se disipaba, eI pri realizó su tradicional fiesta de la victoria. El ambiente en las instalaciones del partido oficial paso de festivo a tenso, pues los organizadores habían venido aplazando la hora del anuncio. Los retrasos eran consecuencia de la famosa “caída del sistema” de cómputo y difusión de los resultados.3 Finalmente, ya muy entrada la noche del 6 de julio de 1989, el líder nacional del pri, Jorge de la Vega Domínguez, anunció la “clara, contundente e indiscutible victoria” del candidato presidencial de su partido. El candidato, en cambio, tuvo que esperar un poco más para declararse ganador. Cuando finalmente lo hizo, dirigió un discurso a sus correligionarios. En una parte del discurso, el candidato Salinas de Gortari declaró gustoso que “había llegado a su fin la época del partido prácticamente único”. Esto es, el candidato del “partido prácticamente único” ¡festejaba el fin del sistema de partido que lo había encumbrado! A nadie debe sorprender que semejante mensaje disgustara a tirios y troyanos: disgustó a los priistas porque con ese acto su candidato no sólo mostraba ingratitud, sino que además mentaba la soga en casa del ahorcado; irritó a los opositores porque a ellos simplemente no les quedaba claro aquello de que los resultados sellaban el fin del partido prácticamente único.

Más allá de la anécdota, los resultados por sí solos mostraron en 1988 su naturaleza paradójica. La apabullante dimensión de la victoria priista que producían los resultados oficiales era evidente: en primer lugar, el PRI había ganado el premio mayor, pues su candidato había sido oficialmente acreditado con un poco menos de 49% de la votación total, lo que le daba un cómodo margen sobre sus más fuertes contendientes, Cuauhtémoc Cárdenas, candidato común de la coalición del Frente Democrático Nacional (FDN) y del Partido Mexicano Socialista (PMS),4 a quien le fueron acreditados casi 30% de los votos totales, y Manuel Clouthier del Partido Acción Nacional (PAN), a quien se le acreditó algo más del 16%

En segundo lugar, el pri conservó un abrumador control del Poder Legislativo. En el Senado, el partido oficial ganó 60 de los 64 escaños que integran dicha cámara. En la Cámara de Diputados, el pri también obtuvo una contundente victoria, ya que le fueron asignadas 260 de las 500 diputaciones, lo que le aseguraba no sólo la mayoría absoluta, sino una ventaja de dos y medio a uno con respecto a la mayor de las fracciones opositoras, la del Partido Acción Nacional (pan), que obtuvo 101 diputaciones.

La elección de 1988, sin embargo, no será recordada precisamente como una palma más en el extraordinario récord triunfador del pri. Por el contrario, será recordada como uno de los episodios más agitados y difíciles de su historia. Una mera crónica del proceso electoral bastaría para justificar esos adjetivos, pues a lo largo de todas sus fases, el proceso electoral 1987-1988 tuvo episodios extraordinarios.

En las fases de nominación de candidatos, por ejemplo, la Convención Nacional del pan estuvo dominada por la emergencia de un nuevo grupo político que se impuso sobre los cuadros más tradicionales. En el caso del PRI, hubo de todo: desde las inusitadas manifestaciones públicas de disgusto de la gerontocracia sindical por la nominación de Carlos Salinas como candidato presidencial, hasta la escisión de un muy visible grupo de priistas agrupados en la llamada Corriente Democrática del pri, pasando por un falso “destape”, que no sólo fue una curiosidad anecdótica de la elección de 1988, sino parte de las manifestaciones de indisciplina y faccionalismo del PRI que permearon todo el proceso.

Las campañas mostraron también el carácter distintivo de la elección de 1988, ya sea porque los actos políticos alrededor de Cárdenas y Clouthier tuvieron un arrastre masivo notable, o porque el proceso no estuvo exento de acontecimientos ominosos, como el asesinato de dos de los principales organizadores políticos de Cárdenas. La tensión política aumento aún más tras los sucesos de la jornada electoral, particularmente los que rodearon la “caída del sistema”. La presión no se redujo ni durante la sesión solemne de la Cámara de Diputados en que Miguel de la Madrid rindió su último informe presidencial,6 ni durante la ceremonia de toma de posesión de Carlos Salinas de Gortari.

El sexto informe de gobierno de Miguel de la Madrid se desarrolló en medio de múltiples actos de protesta de gran cantidad de legisladores de oposición. Carlos Salinas de Gortari fue investido presidente en una ceremonia durante la cual los legisladores de la oposición declararon que su investidura carecía de legitimidad porque era consecuencia de una sucesión de actos ilegales. En ambas ocasiones, la mayor parte de la bancada parlamentaria de los partidos que postularon a Cuauhtémoc Cárdenas se retiró del recinto.

Es necesario subrayar que esa declaración era hecha por diputados y senadores de oposición inscritos en el mismo marco institucional del PRI, no por líderes políticos excluidos de ese sistema. La decisión de continuar la acción política en el marco de las instituciones existentes, junto a la negativa a reconocer la legitimidad de la presidencia de Carlos Salinas, constituyó uno de los ejes decisorios en la línea estratégica de los partidos, máxime cuando los líderes opositores utilizaban el concepto de “legitimidad” en un sentido muy especifico: ilegalidad de los actos sustantivos y formales que culminaron en la autorización de Carlos Salinas como presidente. Con el estigma del presunto fraude electoral cibernético, a Carlos Salinas de Gortari lo que le urguía era legitimarse, y solo lo podía lograr "concertacesionando" con la oposición. Fue así como el PAN obtuvo con Carlos Medina Plascenccia en Guanajuato en 1991 una gubernatura que ni siquiera había ganado en las urnas, después de habérsele cedido la gubernatura en Baja California en 1989, y la gubernatura de Chihuahua en 1992 permitiéndole a Francisco Barrio ocupar la misma gubernatura que se le había robado en 1986. Otro de los beneficiados fue Don Luis H. Alvarez que obtuvo en 1994 una Senaduría por Chihuahua que de otro modo no habría podido obtener, aunque le quedó el estigma de haber olvidado la doctrina del partido al haberlo abierto y entregado a neopanistas oportunistas carentes de ideología partidista como Vicente Fox, Francisco Barrio Terrazas y Ernesto Ruffo Appel (nacido en EE.UU.) y sobre todo de haberse aliado y otorgado respaldo y legitimidad al gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Inclusive el PAN de Chihuahua logró que en 1992, tras ser electo Javier Corral Jurado como Diputado Local a la LVII Legislatura del Congreso del Estado de Chihuahua, en donde presidió la cámara local y posteriormente fue líder estatal del PAN, no se le investigara ni se le tocara por el hecho de ocupar un cargo reservado para mexicanos nacidos en México ya que habiendo nacido en los Estados Unidos la Ley General de Población en ese entonces requería presentar ante la Secretaría de Gobernación (posteriormente ante el Instituto Federal Electoral) para poder contender por una diputación estatal un acta de nacimiento mexicana que alguien como el texano Javier Corral Jurado nacido en el hospital Thomason de El Paso, Texas, simple y sencillamente no habría podido presentar al haber nacido en Estados Unidos (esta violación descarada y socarrona de la Ley General de Población de la cual muchos priistas de Chihuahua estuvieron al tanto fue la razón del por qué Javier Corral Jurado por mucho tiempo estuvo presumiendo haber nacido en México cuando tal aserción era falsa.) Todos lo sabían pero nadie dijo nada. El PRIAN estaba a todo lo que daba.

Las concertacesiones para ceder a la oposición diputaciones y senadurías eran algo que solo podía darse desde la presidencia de México por orden directa del presidente de México. José López Portillo dió el primer gran paso, Miguel de la Madrid lo consolidó, y Carlos Salinas de Gortari le dió visto bueno pese a que tales cosas "no existían" y según el argot oficial se trataba de simples rumores.

El PRIAN no era ya una simple suposición, era ya un hecho consumado, aún sin que hubiera habido un concordato de políticos mafiosos para ponerse de acuerdo en la repartición del territorio nacional como parte del botín, bajo el común acuerdo tácito de que se respetarían mutuamente al haber alternancias en el poder, y no se desatarían "cacerías" de represalia aunque hubiera pruebas fehacientes de robo de las arcas públicas y otros delitos en que suelen incurrir los políticos mexicanos.


El PRI pierde por segunda ocasión la gubernatura de Chihuahua


Tras haberla perdido en 1992, el PRI recuperó la gubernatura de Chihuahua en 1998, en buena medida causada por la desilusión de los electores chihuahuenses que no vieron cambio alguno con el ascenso al poder del panista Francisco Barrio Terrazas, contrario a las amplias expectativas que había levantado cuando era candidato ávido de la gubernatura. Tras tres sexenios de estar ocupando la gubernatura de Chihuahua, con tres gobernadores priistas: Patricio Martínez, José Reyes Baeza Terrazas y César Duarte Jácquez, el PRI se durmió en sus laureles y el PAN capitalizó en muchos errores cometidos por el priismo que culminaron con la corrupción de que hizo gala César Duarte Jácquez. Entre los errores cometidos fue el de haber postulado a un candidato soberbio y arrogante llamado Enrique Serrano Escobar.

La derrota del PRI es injustificable en buena medida porque el PRI de Chihuahua tenía en sus arcas una fortuna estimada en 25 millones de pesos, precisamente la misma cantidad por la cual es acusado el gobernador César Duarte por el delito de peculado electoral. Del dinero que se le acusa a César Duarte de haber desviado, todo ese dinero fue a dar al PRI, ni siquiera fue para el enriquecimiento personal del gobernador Duarte. Y ni así, con todo ese dinero, pudo ganar el PRI en 2016. Era ya otro PRI, en franca decadencia, sin la vitalidad e ingenio de personajes como Jesús Reyes Heroles (autor de la frase en política la forma es el fondo) y Carlos A. Madrazo. Era un PRInosaurio, un fósil más dentro de un herpetario repleto de dinosaurios anquilosados dispuestos a pactar y a ceder todo lo que fuese necesario para poder sobrevivir a su inevitable extinción.

La derrota del PRI en Chihuahua en 2016 fue el preludio del inicio de una cacería en contra de todo lo que oliera a "duartismo" y a "priismo", usando el gobernador panista Javier Corral todos los recursos de la Fiscalía General de Chihuahua en contra de los adversarios de los cuales se proclamaba "enemigo a muerte", en contra de los mismos que cuando tuvieron en sus manos para aniquilarle por completo su carrera política al texano Javier Corral lo "respetaron" dejándole continuar adelante hasta darse cuenta demasiado tarde que habían creado un monstruo implacable.

Sin embargo, pese a todas las acciones emprendidas en contra de prominentes priistas de Chihuahua, y pese a su principal promesa de campaña de que metería a su antecesor César Duarte a la cárcel, el gobernador Corral no lo metió a la cárcel por lo menos en sus primeros seis meses de gobierno, tiempo en el que César Duarte se estuvo paseando en plena libertad en todo el estado sin esconderse y sin que nadie lo molestara.

Eventualmente, César Duarte se trasladó hacia los Estados Unidos para esconderse al creer que la cosa iba en serio. Por muchos meses no fue ningún secreto que César Duarte se estuvo escondiendo en Florida, y esto lo podemos ver en el artículo El refugio de Duarte publicado a principios de 2018. Tiempo después, ya en 2019, se sabía a ciencia cierta que César Duarte estaba "refugiado" en Albuquerque, Nuevo México, hospedado en el hotel Marriot, disfrutando todas las tardes en compañía de las lindas meseras del antro Ojitos Locos Sports Cantina. Falsa es pues la afirmación del gobernador Corral de que no se había arrestado a César Duarte para meterlo a la cárcel por ignorarse el paradero del mismo. Siempre supo dónde podía localizarlo.


La utilidad del pacto PRI-PAN termina por erosionarse




Ya para las elecciones federales de 2018, el hartazgo del pueblo en contra del PRI y del PAN, o sea en contra del PRIAN, era tan evidente que hubo analistas que avizoraban ya lo que se venía encima, el Fin del PRIAN.

De acuerdo a los sondeos de opinión pública, en 2018 ya no era cuestión de ver quién recuperaba la presidencia de México, sino cuál de los dos entes, el PRI o el PAN, quedaría en segundo lugar en las elecciones presidenciales, entendiéndose que aquél que quedase en tercer lugar estaría con ese solo hecho en vías de franca extinción. La lucha por el segundo lugar condujo a algo que pocos anticipaban, una lucha entre el PRI y el PAN por el segundo lugar. Esta condujo a una fractura interna dentro de la mafia PRIAN en la que aprovechando el PRI su posición en la presidencia de la República sacó a la luz el pasado nebuloso de Ricardo Anaya que culminó el filtrado anónimo de un video comprometedor en donde los hermanos Barreiro comprometieron a Ricardo Anaya en un esquema de lavado de dinero, que fue lo que terminó dándole la puntilla al PAN en el proceso electoral de 2018. Le costó al PAN un probable triunfo (aunque el triunfo hubiera sido por muy escaso margen) pero de cualquier modo al desgastarse mutuamente tanto el PRI como el PAN quedaron demasiado debilitados como para poder enfrentarse individualmente en contra del izquierdista López Obrador que había hecho suya la causa basada en la acusación de que tanto el PRI como el PAN representaban la misma descomposición política. Los golpes bajos dados por el PRI al PAN, desde la misma Procuraduría General de la República con la filtración del video es, desde luego, algo que nunca se hace entre "amigos" que han convivido en un amasiato tenso, porque tal cosa solo puede terminar en una ruptura fulminante. El PRI y el PAN se desgastaron mutuamente, y el candidato López Obrador no tuvo que perder su tiempo en confrontaciones estériles que no le hubieran rendido más dividendos que el pleito con el que sus dos principales rivales se estaban erosionando entre sí.

Las elecciones federales de 2018 fueron catastróficas tanto para el PRI como para el PAN, hermanos siameses convertidos en dinosaurios dentro de su propia especie. En términos prácticos, la alianza PRIAN terminó por desmoronarse al ascender la izquierda al poder con una votación que no podía ser superada ni siquiera con las votaciones combinadas de los dos principales opositores de Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena. Y la sacudida fue resentida a nivel nacional en casi toda la República mexicana. En Chihuahua el PAN perdió la mayoría con la que contaba en el Congreso del Estado, perdiendo también la alcaldía de Ciudad Juárez.

A estas alturas, ni el PRI le servía al PAN, ni el PAN le servía al PRI. Todos aquellos "acuerdos" forjados en el pasado de repente quedaron sin utilidad práctica al haber un tercero en discordia tanto con el PRI como con el PAN con una ventaja en las urnas sobre ambos. El único propósito que pudiera mantenerlos unidos al PRI y al PAN sería en todo caso el interés común de ambos en sacar a la izquierda de la presidencia de México. Sacando del baúl de trucos sucios el viejo adagio que dice "el enemigo de mi enemigo es mi amigo". Y en esta ocasión PRI y PAN tenían un enemigo común a vencer, y solo "uniendo fuerzas" aún a costa de hacer a un lado todas las ideologías partidistas podían mantener esperanzas de no morir en el futuro cercano.


El PRIAN se reconstituye en Chihuahua para apoyar a Javier Corral


Ya desde antes de las elecciones estatales de 2016 en Chihuahua, por lo menos uno de los ex gobernadores del PRI había dado grandes muestras de acercamiento al candidato del PAN Javier Corral Jurado, de lo cual se asentaron mayores detalles en esta bitácora el 5 de Julio de 2018 en la entrada El cacique que contribuyó a la derrota del PRI. Al traicionar la confianza de "las bases", los militantes del PRI le dieron la espalda al ex gobernador priista José Reyes Baeza Terrazas, lo dejaron solo exhibiéndose muy del brazo con el más feroz detractor del PRI, el neopanista Javier Corral  Jurado, y ya no tuvo los votos que necesitaba para poder convertirse en Senador de la República. Dos años después, este raro "compadrazgo" entre el prominente ex gobernador priista José Reyes Baeza y el feroz antipriista Javier Corral levantó sospechas de que el antipriismo de Javier Corral era pura "pose", de que, más que antipriista, era "antiduartista" y ello por puras cuestiones de venganza personal. Y estas sospechas se reafirmaron con nuevos sucesos en el panorama político.

No existe, que se sepa, algún documento notarizado en donde se haya consolidado la formación de alguna sociedad de empresarios y políticos conocida como PRIAN para velar por los intereses mutuos de ambos, compartiendo el poder bajo ciertas reglas no escritas como lo hacen las mafias de Chicago. Se le conoce únicamente por sus efectos. Y una prueba de ello es que gobernadores priistas parecen haberse unido para darle apoyo mediático al gobernador panista Javier Corral Jurado en las pretensiones de este último de ir tras la presidencia de México. Este editorial da la nota al respecto:

‘Mejor con el wevón que acá con su gente’
Nadie concibe espíritu comunitario y buena fe con esa unión menos el grueso de los priistas que han sido y fueron agraviados por Corral
La Columna de EL DIARIO
24 de Abril 2020


Ya nada tienen qué perder los exgobernadores priistas José Reyes Baeza, Fernando Baeza Meléndez y Patricio Martínez García.

Han asumido por ello todos los riesgos que implican sus encuentros con el actual gobernador, Javier Corral Jurado, a quien públicamente se han unido como “asesores en materia económica”.

Nadie concibe espíritu comunitario y buena fe con esa unión, menos el grueso de los priistas que han sido y fueron agraviados por Corral y su antecesor del mismo partido –PAN–, Francisco Barrio. Hayan sido las razones que sean pero las peleas tocan el grado de encarnizadas.

Bajo esos antecedentes, ahora ha reaccionado la infantería tricolor con enojo, ironía e inclusive burla: “No sé si estoy mal, pero a mí no me ha parecido bien que ellos mejor tuvieran cercanía con el wevón de Corral que acá con su gente. Mi humilde opinión”, les asestó en red social una de las lideresas importantes en el Revolucionario Institucional, Evangelina Márquez.

Como esa hubo por centenas en grupos abiertos y cerrados. No les quitará el sueño a los susodichos. En su tiempo requirieron a “las bases” para casillas y territorios electorales. Ya no. Los gramos de adrenalina y testosterona restantes han decidido quemarlos en esa última aventurilla sin temor a lo que diga su partido.

¿Qué mejor prueba de la existencia del PRIAN que ésta?

Antes ya había aparecido publicado en Internet lo siguiente:
De clavos ardiendo se agarra corral
La Opción de Chihuahua
8 de Abril 2020

CIERTO, faltó Duarte, pero también reyes y pancho barrio, al cónclave de ex gobernadores en palacio. Apenas llegaron los muppets, Patricio y Fernando Baeza, para hacerle el caldo gordo a un mandatario totalmente desbordado por las circunstancias y las mentiras oficiales. Dicen que más pronto cae un hablador que un cojo y eso acaba de sucederle a Corral. Aseguró hace meses, que jamás sería pripanista, que eso sería lo último que haría en la vida. Eran aquellos momentos en que se auto promovía como un político de izquierda. Empero, muy pronto, se tuvo que tragar sus propias palabras. Son los pripanistas, los que decía aborrecer –los Salinas, los Zedillo, los Calderón, los Baeza, los Patricios, los Kalisch- los que ahora sostienen su gobierno. Ya desprovisto de máscaras, hasta se dio el lujo de llevarlos a palacio a desayunar en el salón 25 de Marzo. ¿qué harán para ayudarle a salir de la pandemia y de la grave crisis política y económica que se ha mantenido durante todo ela quinquenio? Poco puede esperarse” Patricio traía suelto el tapabocas, fernando lo traía pegado al pecho, igual que Luis Corral y Samuel Kalisch traía un pedacito de tela azul pegado a la boca. Esos son los apoyadores de Corral, tres de ellos, por cierto, de setenta y más.

He aquí otro editorial sobre estas cosas:

EL ‘CABALLO DE TROYA’ EN PALACIO
Por Mario Hector Silva
LaTorreFuerte.com
9 Abril, 2020

La ausencia de empresarios de poder económico, que no incluye por supuesto a la secretaria de Innovación y Desarrollo Económico, Alejandra de la Vega Arizpe, y mucho menos a la ‘gavilla’ de gerentillos y administradores de los organismos ‘papita’ del sector privado, que son aplaudidores del régimen estatal, a la reunión de ‘petit comité’, en la que Corral sí quiso incluir al manzanero Luis Corral y al panista Samuel Kalisch, de la capital, habla del desprecio de un gobernador que definitivamente no quiere a Ciudad Juárez, y que sí, a cambio, batea a favor de los intereses de la gente de la capital del estado.

El Caballo de Troya entró por las anchas puertas de Palacio de la calle Aldama en la capital.

No fueron convocados ni Pedro Zaragoza, ni Valentín Fuentes, como tampoco Tomás Zaragoza, Miguel Fernández o de perdida algún prominente heredero de la familia del extinto Jaime Bermúdez, o de los herederos de los hermanos Alfonso y Héctor Murguía, a la reunión en la encerrona que tuvo el gobernador con los exgobernadores priistas de Chihuahua, Fernando Baeza Meléndez -el beneficiario del sistema político en el ‘fraude’ en la elección de 1986 y otrora gran adversario del panismo ‘bárbaro’ de los años ochenta-, y Patricio Martínez García, que se ha convertido, al decir de la vox populli, por sus frecuentes encuentros con Javier Corral, en uno de los gurús del quinquenio del panista.

El gran y notable ausente fue el ex gobernador de Chihuahua, Francisco Barrio Terrazas, que representa justo ahora, los intereses de varios proyectos relacionados con los proyectos de obra pública para Juárez, que por alguna causa quedó fuera de esa reunión en el salón 25 de marzo, donde hubo un acuerdo para crear un banco de alimentos que dejó fuera, de nueva cuenta a los juarenses.

También fue notoria la ausencia del gobernador priista de Chihuahua, Reyes Baeza Terrazas, el último de los gobernadores que contra viento y marea, invirtió e hizo obra pública en Juárez. Pero allí estuvo representado en la figura de Fernando Baeza.

Javier Corral siguió la histórica consigna de Divide y Vencerás, que se utiliza con regularidad para la definición de una estrategia orientada a mantener bajo control un territorio y/o una población, dividiendo y fragmentando el poder de las distintas facciones o grupos existentes, y la reunión con los jefes priistas tiene múltiples lecturas dirigidas a sus amigos y a sus adversarios políticos rumbo a la sucesión Chihuahua 2021.

Las conjeturas que se tejen en torno a ese encuentro para la creación de un Banco de Alimentos, que pudo hacerse en otros niveles y con otros actores de la política y el empresariado, van desde la urgencia del gobernador por demostrar fuerza y liderazgo en estos momentos de crisis, hasta la conformación de un plan político de muy corto plazo que pondría al ‘sucesor’ del gobernador Javier Corral por encima de sus acérrimos enemigos en política: María Eugenia Campos, alcaldesa panista de Chihuahua y el senador de Morena, Cruz Pérez Cuéllar, a quienes definitivamente busca dejar fuera de la contienda del próximo año.

Y de no ser posible, derrotarlos con una alianza en la que tenga que sacrificarse el capital político necesario al lado de sus adversarios del PRI para vencer al partido de Morena y de Andrés Manuel López Obrador en Chihuahua. Y tema que indiscutiblemente, tampoco está fuera de ‘foco’ en la agenda del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, como alguna vez lo confirmó a Torre Fuerte, la dirigente estatal, Rocío Reza Gallegos.

El tema de la pandemia por lo que se ve a distancia, es un visible factor de unidad en el estado de Chihuahua, que por ahora juega contra los intereses y las decisiones del presidente de México y a favor de los capitales, que por décadas y a lo largo de la historia han beneficiado únicamente a la Ciudad de Chihuahua y de su gente, transformada y modernizada por gente como Patricio Martínez García, que convirtió en Periférico de la Juventud y territorios aledaños, en el ‘cinturón de oro’ para Chihuahua.

La crisis por el coronavirus en Chihuahua abrió las puertas al Caballo de Troya en Palacio, y a partir de allí, todo es posible en la cosa política en el proceso de la sucesión de 2021, en la que el gobernador panista, Javier Corral quiere hacer alianzas y demanda la protección de los priístas.

Sabe el gobernador que la sucesión del próximo año, no es ni por asomo, un asunto menor, y de allí pues, la trascendencia de que el Caballo de Troya, haya cruzado las puertas del Palacio, aun con los consabidos riesgos de los sacrificios políticos.

Está claro que Javier Corral quiere al enemigo de cerca, lo quiere en casa y busca negociar.

La negociación siempre ha sido el pegamento común que ha mantenido con vida a esa unión disímbola PRIAN conformada por supuestos enemigos, cuando se pide algo y se ofrece algo a cambio. De eso tratan tales alianzas que desdicen la verborrea vertida en furiosos discursos cargados de ideología hueca sin sustento.

Del mismo medio se tiene otra nota relacionada:



Maridaje Corral-Baeza, confirma sospechas: Torre Fuerte
Detrasdelanota.com
24 de Abril 2020


El ‘maridaje’ que se cargan, desde antes de que asumiera la gubernatura de Chihuahua, Javier Corral y los exgobernadores priístas, Fernando Baeza Meléndez y Reyes Baeza, y publicitada desde hace días por el panista en medio de la emergencia sanitaria con motivo del Covid-19, acabó de confirmar lo que ha sido un ‘secreto a voces’, la intervención de la familia política tricolor de Delicias para empujar a Corral a la silla de Palacio en las elecciones de 2016.

El ‘pacto de sangre’ hecho por el gobernador Javier Corral con el ‘Patriarca’ Fernando Baeza, auspiciado también entonces por los exgobernadores, Francisco Barrio Terrazas y Reyes Baeza, con la intervención del ex secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, tiene de bruces a lo que queda del priísmo chihuahuense, y así lo confirman los hechos y varios personajes que están ligados a las familias políticas que han gobernado por cerca de 30 años la entidad.

Los estertores, sacuden la ‘moralidad’ que rueda por los suelos del gobernador panista, y también al diputado y líder del PRI en Chihuahua, Omar Bazán Flores, que trae desde hace buen rato serios problemas en la relación política e institucional con los gobernadores Reyes Baeza Terrazas y Patricio Martínez García, a quienes públicamente, ha acusado de no apoyar y ser solidarios con las bases del priísmo, y si comulgar a cambio, con la estrategia que desde Palacio confecciona el gobernador Javier Corral.

El escándalo de ese ‘maridaje’ político entre Corral y Baeza, también volvió a despertar el encono y los señalamientos del empresario y artífice de la asociación civil ‘Amigos de Fox’, Lino Korrodi Cruz, el consuegro de Fernando Baeza,  por el caso de una “injusticia bruta” en el incumplimiento de manutención de Fernando Baeza Gómez a su hija Stephanie Korrodi y a sus nietas Fernanda e Isabela, los ‘ojos’ del empresario de Mante, Tamaulipas.

Los ‘arrumacos’ entre Baeza y Corral, como los llamó un viejo y ‘colmilludo’ expriísta juarense, le dan la razón a Lino Korrodi que lleva gastada una fortuna en pleitos judiciales desde hace siete años en la batalla legal y política que libra frente a los gobernadores priistas, que dice, son protegidos por Javier Corral y por Francisco Barrio.

Incluso ya salió a colación que hasta las hijas de Bertha Luján Uranga, María Luisa o Bertha Alcalde, quienes tienen muy buena relación con el gobernador Javier Corral, habrían sido ‘clave’ para empujar en ese llamado ‘pacto de sangre’ a la exprocuradora de Justicia de Chihuahua en el gobierno de Reyes Baeza, Patricia González Rodríguez, que en 2018 fue artífice en la transición de la Procuraduría General de Justicia a la Fiscalía General de la Ciudad de México en el gobierno de la morenista Claudia Sheinbaum.

Patricia Lucila González, compañera de aula en la facultad de Derecho de la UACH del exgobernador Reyes Baeza y enlace de la Línea de Investigación Institucional “Sistema penal acusatorio en México”, experta en temas de delito, violencia, derechos humanos, género y proceso penal acusatorio, desde hace treinta años en Chihuahua, fue integrante de la comisión técnica que operó la transición, en el presunto cambio de favores políticos entre las familias políticas del PAN y del PRI y la relación con las distinguidas mujeres chihuahuenses del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

En esos niveles, la ‘institucionalidad’ de la política y la procuración de justicia en la entidad, donde casos y pleitos familiares como el de Baeza con Korrodi, sigue ‘atorados’ por la intervención y favores del gobernador Javier Corral y del Fiscal General del Estado, César Augusto Peniche, y ni se diga el titular del Poder Judicial del Estado.

Dicen que esa relación y red de intereses políticos que ha tejido el gobernador de Chihuahua, soportan toda clase de escándalos, frivolidades, corrupción y estela de crímenes asociados a la delincuencia organizada por todos los rincones de Chihuahua.

Estas reuniones sospechosas a puerta cerrada sin testigos ni grabadoras magnetofónicas son "reuniones de alto nivel" a las cuales no están invitadas "las bases", a las cuales no se les pide parecer a los militantes que seguramente estarían en desacuerdo de tales pactos con el Diablo, de "conciliaciones" con el enemigo, contradiciendo toda la verborrea incendiaria y toda la propaganda purificador que se suele desplegar en tiempos electorales acusando al opositor de corrupto, de tramposo, de demagogo, de todo lo habido y por haber.

Irónicamente, son imágenes y textos como estos, prueba documental de lo bien que se llevan PRI y PAN en los más altos niveles de la política con total desprecio hacia las bases, lo que convence a muchos de "la plebe" de que, a espaldas de las militancias, se forjan pactos secretos y acuerdos impuros que contrastan con la demagogia que suele escucharse en tiempos de campañas electorales.

Posterior a la reunión (cónclave) en donde el PRIAN de Chihuahua refrendó sus intereses mutuos, apareció el 27 de Abril una nota en el portal Web del periódico local que dice: "Usa Corral a exgobernadores para presionar a AMLO". Este encabezado refleja y confirma la cruda realidad de que Javier Corral Jurado, tratando de sacarle el mayor jugo posible a su actual posición como gobernador de Chihuahua (cargo en el que ya no le queda mucho tiempo ya que concluye el próximo 2021) con la intención de crearse una (falsa) imagen de político "conciliador" (más bien, concertacesionador) con las distintas fuerzas políticas de la entidad CON MIRAS A SU LANZAMIENTO COMO PRECANDIDATO A LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA, "uniendo" a todos los mexicanos para "expulsar del poder al partido político fundado por Andrés Manuel López Obrador"; o sea presentándose como un "salvador de México" que merece -pese al hecho de haber nacido en los Estados Unidos de Norteamérica y no haber renunciado en ningún momento a su ciudadanía estadounidense para hacer demagogia y política en México- ser tomado en cuenta como futuro presidente de México, una precampaña presidencial que de hecho comenzó el 20 de Enero de 2018 con su bien publicitada "caravana por la dignidad" (pagada con recursos del erario público estado de Chihuahua) y que duró dos semanas de recorrido por distintos estados de México dedicándose a la oratoria y a estrechar manos y a dar conferencias de prensa, tiempo durante el cual no trabajo ni desempeñó nada de utilidad para Chihuahua en su cargo como gobernador por dedicarse de lleno a la política en sus ambiciones presidenciales, usando su cargo para poder tomar la presidencia de la República en sus manos.


La calidad moral de los prianistas de hoy


A diferencia de políticos de antaño como Manuel Gómez Morín (nacido en Chihuahua, uno de Los Siete Sabios de México) o Vicente Lombardo Toledano dispuestos a morir por sus ideales, en lo que queda del PRIAN no se cultivan ni se respetan lealtades ni ideologías por más que se diga lo contrario, lo único que se valora es lo que sirve al interés personal, ello pese a la retórica demagógica usada por prianistas en su desmesurada carrera loca por el poder. Un ejemplo claro de ello se tuvo cuando el candidato del PAN a la presidencia de la República en 2018, Ricardo Anaya, pudo obtener dicha nominación del PAN a la presidencia de México después de una muy dura confrontación contra su único opositor, Javier Corral Jurado (sediento de poder y también aspirante a obtener la misma nominación, queriendo aprovechar su posición de fuerza como gobernador de Chihuahua) en donde salieron a relucir toda clase de golpes bajos y artimañas de campañas negras indignas de caballeros. Javier Corral en especial se fue muy duro en 2015 contra Ricardo Anaya acusándolo de corrupto causando un profundo divisionismo dentro del PAN. El candidato presidencial del PRI José Antonio Meade retomó las mismas acusaciones y palabras duras de Javier Corral contra Ricardo Anaya inventadas por Javier Corral en contra de Ricardo Anaya de la época (2015) en la que ambos contendieron por la presidencia nacional (interna) del PAN, y los adjetivos usados en esa retórica implacable del protagónico Javier Corral debe haber contribuído en buena medida a la derrota de Ricardo Anaya en 2018. De cualquier modo, cuando Ricardo Anaya era ya el candidato presidencial del PAN en 2018, los discursos viscerales vertidos tres años atrás no fueron impedimento alguno para que Javier Corral diera un giro de 180 a sus feroces diatribas contra Ricardo Anaya, invirtiendo el gobernador Javier Corral mucho tiempo (y recursos del gobierno del estado de Chihuahua) para andar promoviendo públicamente a Ricardo Anaya como "el mejor ejemplo que pueda haber de un ciudadano honesto a carta cabal, incorruptible, nuestra mejor carta de triunfo", llegando al cinismo de afirmar que Ricardo Anaya había roto con el PRIAN (en realidad, eran "oportunidades" aprovechadas por Javier Corral para seguirse "luciendo" además de tratar de remendar relaciones con quien en caso de resultar electo presidente de México tendría el poder para nombrar a Javier Corral como Secretario de Gobernación, llevándoselo a la CDMX para desde allí continuar laborando en pos de la presidencia de México como "sucesor" de Ricardo Anaya):




Con el enemigo en contra dentro de su propio partido haciéndose pasar ahora como su gran amigo, Ricardo Anaya perdió las elecciones federales de 2018, y en cuanto se confirmó la magnitud de la derrota del PAN en todo México el gobernador Javier Corral no dudó en desligarse por completo de Ricardo Anaya clavándole el puñal por la espalda al no serle útil para sus intereses futuros. Pero... ¿y qué de la tan proclamada "unidad partidista" tan pregonada dentro del PAN a las "bases panistas" Pues, nada de eso, porque en el nuevo PAN, el neo-PAN, lo que importa es el pragmatismo, lo que pueda medirse en pesos y centavos, el obtener el poder a toda costa inclusive traicionando y apoyando alternadamente a los compañeros de partido según convenga, porque los oportunistas del neo-PAN han proscrito la máxima del fundador Gómez Morín de que la lucha del PAN era una brega de eternidad brega de eternidad al estilo de Don Quijote, y una brega no tanto por el poder en sí sino por la promoción y defensa de ideales, lo cual llevó al panismo tradicional de antes (conformado por los viejitos que aún quedaban dispuestos a luchar por sus ideales en vez de buscar puestos importantes en el poder para enriquecerse) a cuestionarse sobre la posibilidad de que el PAN pudiera terminar igual que el PRI en caso de llegar a la presidencia de México (lo cual efectivamente ocurrió), aflorando el dilema de Lord Acton de que no solo el poder corrompe "ya estando dentro" sino que hasta la lucha directa por el poder sin haber llegado "allí" recurriendo incluso a las mismas mañas antidemocráticas del PRI podría poner a los panistas en la casi imposible tarea de ganar el poder sin perder el partido (en el sentido de terminar con un partido sin ideales, rebosante de demagogos, oportunistas y "grilleros" buscando siempre obtener algo a cambio, o sea enriquecerse lo más que se pueda en el menor tiempo posible.) Hoy ya sabemos lo que ocurrió. Como el PRIAN era anteriormente la brújula con la cual el PAN logró obtener gubernaturas, diputaciones y senadurías, las maniobras maquiavélicas orquestadas en Chihuahua por el amoral gobernador Javier Corral Jurado estableciendo "lazos fraternos de entendimiento" con los mismos a quienes  estuvo denostando por décadas, se comprueba claramente la desesperación del neopanista Javier Corral de tratar de remendar los eslabones rotos de las cadenas del viejo PRIAN, esto con la clara intención PERSONAL de quitar a la izquierda del poder (el partido Morena) con la finalidad egoísta de poder llegar a la presidencia ya sin competencia fuerte en el horizonte. Pero para tan ambiciosas intenciones, no sirve para nada volver al PAN de antes hasta la década de los ochentas, que era un partido marginal, testimonial. El PAN requiere del PRI o de lo que quede del PRI, ello pese a que la mala fama de haber sido parte del PRIAN aún sigue pesando como un fardo de poca utilidad:

Cadáveres al Crematorio
LaPolaka.com
29 de Abril, 2020

El panteón político cobró dos nuevas victimas: El prianista Javier Lozano y el dirigente empresarial Gustavo de Hoyos, presunto aspirante a la presidencia de la república por el PAN.

El gremio empresarial se encargó de mandar los dos al crematorio este Martes (28 de Abril), cuando tuvo lugar un escandaloso nombramiento que cimbró las redes.

Lozano fue designado vocero de Coparmex y su mala fama como traidor y oportunista lo sacó de la jugada en 10 horas. Coparmex tuvo que deshacer el nombramiento de marras dejar en ridículo a De Hoyos.

Las designaciónes enfrentaban directamente a Coparmex contra el presidente Manuel Lopez y se echaba encima los negros antecedentes de un prianista nefasto.

Lozano fue priista, luego panista y luego defensor acérrimo del PRI.

De Hoyos queda exhibido como un “wannabe” de la política sin carisma alguno, que quemó la s naves antes de llegar a puerto seguro.

Si, estos son los rescoldos del PRIAN. En vías de resurrección en Chihuahua, atizados con las maniobras maquiavélicas de Javier Corral en pos de la presidencia de México y su obvia intención de usar y manipular al PRI en beneficio propio así como cuando se forjó (a instancias de Javier Corral) una kafkiana coalición derecha-izquierda entre PAN y PRD para poder recabar la mayor cantidad de posible de apoyos y votos entre los dos extremos del espectro político en la campaña en pos de la presidencia de México.



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