viernes, 23 de febrero de 2018

Presidente Trump: “Inmigrantes son víboras venenosas”

Aún  si yo pudiera inmigrar legalmente a los Estados Unidos previo cambio en las políticas migratorias (hoy las puertas migratorias están prácticamente cerradas para los profesioniestas ya que en el sistema de cuotas con un número limitado de visas de residencia disponibles para cada año la mayoría de los lugares en la fila están yendo no para los profesionistas sino en primer lugar para los que son hijos reconocidos de ciudadanos norteamericanos, en segundo lugar para quienes están casados con ciudadanos norteamericanos, en tercer lugar para hijos de residentes legales y esposos de residentes legales bajo el rubro de lo que el gobierno norteamericano llama reunificación familiar, así sucesivamente hasta dejar casi nada de visas disponibles para los profesionistas del mundo entero que tienen que competir por un número ridículamente irrisorio de una cuantas visas de residencia remanentes), NO lo haría.

Una de las razones por la cual ni estando loco consideraría irme a vivir a los Estados Unidos es el hecho de que el mismo presidente de los Estados Unidos de Norteamerica, electo por el pueblo norteamericano en lo que presumen quienes viven allá como una democracia ejemplar sin tacha considera que los inmigrantes son serpientes venenosas a los cuales se les deberían de cerrar las puertas por completo, y sus actitudes hostiles contra los dreamers así como los intentos en el Congreso por reducir la inmigración legal a la mitad reflejan una nueva sociedad norteamericana hostil a los inmigrantes que pese a unos cuantos que no están de acuerdo con lo que dice y piensa el presidente que resultó electo no pueden minimizar el hecho de que para el presidente norteamericano todos los mexicanos somos unas víboras venenosas.

Efectivamente, para celebrar sus primeros 100 días en el poder en un mitin en Harrisburg, Pensilvania, cuando Donald Trump todavía no era presidente de EE.UU. sino un simple candidato, leyó un sábado por la noche la letra de una canción titulada "The Snake" (La serpiente), escrita por el extinto cantautor Oscar Brown Jr. que cuenta la historia de una mujer que acoge a una serpiente congelada en camino a su trabajo, tras lo cual después de curar a la serpiente hasta que está recuperada por completo la ingrata víbora muerde a la mujer clavándole su ponzoña y matándola, una canción cien por ciento anti-inmigrante cuya letra se vuelve necesario reproducir aquí:
En su camino al trabajo una mañana
Por el sendero junto al lago
Una mujer de corazón tierno vio a una pobre serpiente medio congelada
Su linda piel coloreada se había helado con el rocío
“Oh, bueno”, gritó, “Te llevaré y te cuidaré”
La agarró contra su pecho, “Eres tan hermosa”, gritó
“Pero si no te hubiera traído, podrías haber muerto”
Ahora acariciaba su piel bonita y luego la besaba y la abrazaba con fuerza
Pero en lugar de dar las gracias, esa serpiente la mordió despiadadamente
Esa ocasión no fue la primera vez que Trump el hombre que oficialmente hoy representa la voluntad mayoritaria del pueblo de Estados Unidos, leyó la letra de “The Snake”. Lo hizo repetidamente durante la campaña en 2016, utilizándola como alegoría poco sutil de la situación en la frontera con México y en referencia a la crisis de los refugiados sirios, para advertir de la posibilidad de que terroristas potenciales ingresen al país.

Trump hizo explícito el hecho de que la serpiente representa a los inmigrantes que entran al país, y la mujer es la actual política fronteriza de Estados Unidos. Es una imagen sorprendente: los inmigrantes pueden parecer débiles y dar lástima pero, al final, morderán inyectando su ponzoña a cualquiera que intenteal ayudarlos.

nuevamente lo hizo el presidente norteamericano soberbio este 23 de febrero de 2018 ante una conferencia de la acción política conservadora, vitoreado por otros igual de racistas y antimexicanos como él que detestan a los latinos y quieren echarlos fuera a todos ellos o por lo menos cerrarles las puertas definitivamente a toda esa clase “inmunda, asquerosa, venenosa”.

 ¿La solución, según Trump? Cerrar por completo las puertas migratorias, empezando por reducir la inmigración legal a la mitad y echar fuera de Estados Unidos a los “dreamers” pese a que en su gran mayoría son individuos que carecen de antecedentes penales, hablan inglés a la perfección, están familiarizados con la Constitución norteamericana y con la historia de los Estados Unidos y están dispuestos a jurarle lealtad eterna a la bandera norteamericana. Todo esto puede parecer bastante drástico, ¿pero qué le vamos a hacer? Es el hombre que los norteamericanos eligieron como su presidente, y eso no tiene vuelta de hoja. Pero si tanto se detesta al mexicano y las contribuciones que los mexicanos puedan hacer con su trabajo, lo único que se puede hacer es mantenerse alejado lo más posible de cualquier idea o intención de irse a vivir allá, incluso legalmente.

Seguramente el ignorante de Donald Trump cuya animadversión hacia los no-blancos le sale hasta por los poros ignora que el autor de la canción The Snake no es un rockanrolero rubio de ojos azules, todo lo contrario, Oscar Brown Jr. es un negro:




Pero como bien lo dice el refrán mexicano, para bruto no se estudia, y menos para ignorante. Aún más irónico es el hecho de que el apellido del cantautor que compuso la canción mostrando su repudio a los inmigrantes de piel morena tiene por apellido Brown que traducido al Castellano significa moreno, “prietito”. Seguramente Oscar Brown Jr. no se vió al espejo cuando estaba creando su diatriba anti-inmigrante. O a lo mejor estaba ciego y ello explica todo.

Por quienes verdaderamente lo siento es por aquellos mexicanos que empujados por la situación económica ya se fueron a vivir allá. Ellos, a fin de cuentas, son los que están atorados con Donald Trump y con lo que es esencialmente una nueva sociedad norteamericana. ¿Los mexicanos, unas serpientes venenosas? ¿Los mexicanos, unos viles cerdos?  Esa es la nueva realidad norteamericana. Es la misma mentalidad del supremacista blanco. Es la misma actitud del bully que invadió a México con la única intención de robarle a México más de la mitad de su territorio.






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